Informe de la Comisión Política al IV Pleno del C. C. del PCS (Enero de 1971)

Informe de la Comisión Política al IV Pleno del C. C. del PCS (Enero de 1971)

EN TORNO A LA SITUACION ECONOMICA ACTUAL DEL PAIS

Las consecuencias que en el terreno económico dejó a nuestro país el conflicto armado con Honduras al entorpecerse el Mercado Común Centroamericano y romperse el comercio entre El Salvador y Honduras, pudieron ser evitadas con la considerable alza en los precios del café y los créditos externos e internos controlados por el gobierno. En virtud de ello pudo ser detenida la inminente crisis que se atisbaba en los días posteriores a la guerra y mantenerse en 1970 un leve ascenso econ6mico de 2% aunque muy por debajo del aumento de la población (56%).

Hoy, al comenzar 1971 se presenta ante las clases trabajadoras del país un panorama confuso e inseguro, al producirse hechos que inciden desde ya en la economía nacional tanto desde el punto de vista interno como externo, determinado esto último por los recientes acontecimientos en relación al Mercado Común Centroamericano.

I- EN LO INTERNO:

Al analizar los resultados de la aplicación de las Leyes promulgadas en el año recién pasado se advierte claramente su contenido, al beneficiar casi exclusivamente a los grandes capitalistas criollos y monopolios extranjeros, mientras el pueblo trabajador recibe únicamente insignificantes ingresos, recayendo sobre sus espaldas las cargas impositivas que la política reformista y demagógica del Gobierno de Sánchez Hernández lleva adelante.

A) En cuanto a la Ley de Riego y Avenamiento puede decirse que el Gobierno tuvo que ceder ante las presiones de un sector de la oligarquía terrateniente, al promulgar una Ley que perdió su sentido original. Inicialmente esta ley fijaba límites máximos y mínimos a la propiedad sobre. la tierra en las zonas en que el estado construiría las obras de riego. El proyecto aprobado solo fija ya esos límites cuando las, obras de riego se realicen con una inversión “ significativa” del Estado y éste emita un decreto legislativo estableciendo un “Distrito de Riego”, mientras la ley abrió a la empresa privada las puertas para hacer del riego un negocio suyo, al establecer que el Estado puede hacerle concesiones hasta por 50 años para el uso de las aguas nacionales, con el fin de que emprenda y administre para su provecho obras de esta clase, en cuyo caso no habrá Distrito de Riego, con licitación de la propiedad, sino “Asociación de Regantes” y no se limitará el tamaño de la propiedad de la tierra.

En la única zona que el gobierno está en capacidad de realizar obras de riego actualmente es en Zapotitan, por cierto la más pequeña, apenas con 4.230 hectáreas de la tierra de la cual una gran parte se encuentra en poder del Estado que ha realizado allí trabajos desde hace varios años, de tal manera que en Zapotitan no habrá expropiación para nadie ya que uno de dos o tres grandes terratenientes de la zona está parcelando propiedades y ese camino seguirán seguramente los otros y el incremento de la producción no será significativo pues se trata de tierras en general húmedas donde ya se vienen obteniendo dos y tres cosechas anuales.
Toda la campaña propagandística realizada por el Gobierno en torno a la Ley de Avenamiento y Riego, gira en torno a ese punto en Zapotitan que por lo ya apuntado, se trata más bien de una campaña demagógica.

Sin embargo, de llevarse a cabo las obras en las demás zonas de riego, se producirá un aumento en la producción agropecuaria, cierto ensanchamiento por ello, del mercado interno y en con secuencia, un gran negocio para la oligarquía salvadoreña.

Si las cosas son así, cabe preguntarse, ?Por qué la oposición de un sector de la oligarquía?

Indudablemente que la Ley tal como fue aprobada no representa gran inconveniente para la oligarquía, todo por el contrario conforme lo hemos visto. La expropiación y fijación de limites a la propiedad sobre la tierra puede ser perfectamente eludida y las razones para su oposición son otras y según se desprende de las declaraciones de sus voceros, la razón está en la concepción, el razonamiento que la Constitución Política se ha hecho para dar la base jurídica a tal ley. Tal concepción y razonamientos ser aplicados hacia otras esferas de la producción y ese precisamente es el objetado. Su mentalidad arcaica y retrógrada les impide concebir a la “propiedad en función social” como lo establece la Constitución Política. Por eso esta Ley ha sido y seguirá siendo fuente de contradicciones entre sectores de la oligarquía y el gobierno de Sánchez Hernández.

B) Ley de Fomento de Industrias de Exportación.
Al amparo de esta Ley se instalarán empresas extranjeras exentas de toda clase de impuestos para las maquinas y materias primas importadas y para las mercancías destinadas en su totalidad a mercados extranjeros, fuera de Centroamérica; así también estarán exentas de toda clase de controles sobre las divisas, pudiendo sacarlas del país en el momento que lo quieran. El Estado por su parte deberá construir carreteras y otros medios de comunicación y transporte para facilitar los operaciones de estas empresas.

Mientras el Gobierno abre las puertas a los monopolios extranjeros para que so establezcan absorbiendo una pequeña parte de mano de obra desocupada y pagando salarios de hambre, al pueblo trabajador se le aplican leyes como la de papel sellado y timbres que afectan su ya precaria situación económica, provocando con ello alza un los artículos de consumo.

c) Ley del Salario Mínimo para los trabajadores del campo.
Debemos señalar que su aplicación quedo a opción de los terratenientes. La experiencia nos señala que así ha sido siempre en el campo ya que no existe organización en el proletariado agrícola que haga valer las tibias medidas que decreta el Gobierno.

Esta Ley busca ampliar la base de apoyo al Gobierno y su partido político y a hacer más difícil nuestro trabajo de organización en ese sector.

Sin embargo no podemos oponer una resistencia a tal decreto. Consideramos que al amparo de él podemos agilizar nuestro trabajo
promoviendo a los trabajadores a organizarse aún cuando no esta permitido en el Código de Trabajo, y a exigir su cumplimiento y pedir que se de la alimentación, así como para luchar porque se
cumplan las demás prestaciones a que tienen derecho los trabajadores del campo.

Haciendo un trabajo en ese sentido, el efecto que los promulgadores de esa Ley buscan, puede revertirse para permitirnos impulsar la organización y canalización de la lucha de clases en el campo.
D) 1971 y el Presupuesto estatal.-
El aumento en poco más de 70 millones de colones en el presupuesto para el presente año indudablemente traerá repercusiones en el orden económico, político y social del país.

En primer lugar fijemos la atención en las fuentes para el financiamiento de este presupuesto. Por una parte, los mayores ingresos del Estado se han calculado en base a un supuesto aumento que experimentara la recaudación por el impuesto del café, pues todo indicaba que para este año habría un aumento en los precios,
en la cuota e exportación y en la cosecha, pero los cálculos oficiales no resultaron y nos encontramos con una reducción de los precios en el mercado internacional que se teme será inferior en cerca de medio millón de sacos a la cifra prevista; un descenso en la cuota asignada a El Salvador.

Esta complicación pondrá en dificultados al gobierno haciendo difícil el financiamiento del presupuesto.

La otra fuente de financiamiento para el presupuesto está en el aumento de la deuda pública. En empréstitos extranjeros y nacionales, los cálculos ascienden a 55 millones de colones; el resto a través de impuestos, en primer lugar recaudaciones fiscales. Rcsu1tara lógico que al dejar de percibir lo que ha calculado por impuesto del café, al gobierno no le quedará más que aumentar la deuda pública interna y externa e incrementar los impuestos indirectos; tendrá que recurrir a la emisión de bonos y a los préstamos a sus amos.

Notemos que la deuda publica viene aumentando año con año. El cuadro nos muestra esta situación.

DEUDA PUBLICA. en miles de colones (1)
Año Externa.- Interna.- TOTAL

1960 59.0004 50.897 109.901

1965 146.609 58.026 204.635

1969 224.997 94.115 319.112

(1) Tomado de REVISTA MENSUAL. julio 1970. Banco Central de Reserva do El Salvador.- (pág. 4)

Todo esto significa que nuestro país se verá más endeudado en 1971 debido a las necesidades presupuestarias, sumiéndonos más en la dependencia con respecto a las potencias imperialistas.

Para el Gobierno, el aumento del presupuesto es vitalmente necesario ante el periodo electoral que se avecine. Este presupuesto está orientado por un lado a la inversi6n en obras públicas, con una cantidad do 38 millones de colones, dentro de esto lo principal estará orientado hacia la construcción de carreteras como la proyectada en la faja norte del país, paralela a la frontera con Honduras.

Por otro lado estará orientado a las inversiones en la educación con un aumento de 22 millones para la construcción de edificios escolares, financiamiento del plan de educación absorbiendo hasta donde les es conveniente la población estudiantil y preparando los técnicos que el desarrollo de la industria demanda.

Estas medidas sin duda aumentarán las fuentes de trabajo,
tendiendo con ello el Gobierno a aumentar su base social y
tratando de neutralizar las contradicciones que hay lo envuelven
y restar a las fuerzas progresistas sus banderas reivindicativas.

II. La crisis en el Mercado Común Centroamericano.

La situación económica del país se complica aún más, debido a los últimos acontecimientos en torno del Mercomún, que lo han llevado a uno crisis muy difícil do superar.

1970 transcurrió en una serio de reuniones a nivel de cancilleres y ministros de economía de los cinco países miembros, para tratar de sa1var la deteriorada situación después del conflicto armado entre El Salvador y Honduras. Finalmente se llegó a la presentación del llamado “Modus Operandi” que entre otras medidas, las principales consisten en: a) en la formación de un fondo común con aporte proporcional de los cinco países, para la inversión en el desarrollo industrial y agropecuaria y b) la determinación de un mínimo del 40% en la cantidad de la mano de obra centroamericana incorporada a as mercancías para considerarlas productos centroamericanos y permitirles circular en la región sin pagar aranceles de aduana, conforme a los convenios integracionistas y demás privilegios que los tratados establecen para el efecto.
El Modus Operandi establecía que para hacer uso del fondo de inversiones, tendrían prioridad los países miembros considerados más atrasados, para el caso Honduras teniendo derecho a cuotas de crédito más elevadas que el resto de países.

Como es del conocimiento general, la representación de El Sa1vador se opuso a la firma del documento argumentando que es necesario antes negociar la apertura de la Carretera Panamericana en el tramo hondureño, aunque en realidad no se reducen a esta las razones del rechazo, sino que son en el fondo la contra posición de los intereses de la gran burguesía con todo el espíritu y las medidas del ”Modus operandi.”

Esa negativa echó por tierra todos los esfuerzos por rehacer la integración en los momentos en que se creía que las diferencias con Honduras tendrían a solucionarse.

Tal actitud provocó descontento en los otros gobiernos del Istmo al grado que el Presidente Figueres de Costa Rica pronunció un discurso en el que acusaba a El Salvador de ser causante de la crisis, al tiempo que amenazó con firmar convenios bilaterales con todos los países del mundo Esta medida conduciría nada menos que a la ruptura con el Mercomún y la Integración.

Posteriormente el Gobierno de Honduras anunció que firmará convenios comerciales con todos los países del mundo, inclusive los países socialistas, la puesta en vigencia del arancel de 1955 para las mercancías centroamericanas y la negociación de tratados bilaterales de comercio con Guatemala, Nicaragua y Costa Rica. Es decir que Honduras ha roto con la Integración y el Mercado Común.

La respuesta a las medidas unilaterales del gobierno hondureño ha
sido las contramedidas aduaneras de Guatemala y Costa Rica y el surgimiento de esfuerzos encaminados a reorganizar el Mercomún con solo 4 miembros, aunque encuentra reserva de parte de Nicaragua.

La base económica de la política de pacificación en Centroamérica
iniciada en noviembre de 1969 está rota y las consecuencias serán no solo de orden económico. Es muy probable por todo esto que asistamos de nuevo a situaciones ya casi superadas como la de los incidentes fronterizos. La ruptura del Mercomún puede poner a la orden del día de nuevo el peligro de una nueva guerra con Honduras. Las oligarquías han de inventar de nuevo formas propagandísticas de chovinismo y nacionalismo barato para confundir a los pueblos. Desde ya debemos alertar a la clase obrera y al pueblo en general de esas amenazas que hacen de 1971 un año de futuro incierto para los pueblos.

III. SITUACION DE LAS MASAS TRABAJADORAS.

La situación de las masas trabajadoras es difícil, cada día que pasa
vemos aumentar el costo de la vida. En 1970 se produjo, el alza de los cereales y de los periódicos al tiempo. que se amenazaba con aumentar el precio de los pasajes urbanos. Este año otros productos se encarecerán. Tal situación se refleja en el terreno social en un creciente descontento del pueblo manifestado en la lucha de clases en sus diferentes formas. Los últimos meses de 1970 fueron de ascenso del movimiento huelguístico, de avance del movimiento obrero y campesino. La organización sindical se ha extendido a algunos departamentos del interior; en el campo ha comenzado a a surgir la organización de los obreros agrícolas y campesinos; en las haciendas se han producido paros de manera espontánea y en casos bajo nuestra influencia. Hagamos notar que otras corrientes ideológicas también introducen la organización en el campo debiendo por nuestra parte, tener una posición clara ante ellas. En general las perspectivas de la organización del proletariado industrial y agrícola como la del campesinado, se presentan de manera más clara, aunque para ello tenemos que afinar nuestros métodos de trabajo pues la burguesía
aprende y pasa a otras formas como la destrucción de las huelgas por medio de la violencia y el soborno de grupos de trabajadores para lanzarlos contra sus hermanos de clase.

En las últimas experiencias huelguísticas se puso de manifiesto que
la improvisación en la preparación y conducción de estos movimientos ofrecen a los enemigos la oportunidad de asestar golpes e infligirnos derrotas.

Vista la situación del país podemos concluir en que tanto el conjunto de leyes recientes como el aumento del presupuesto significan un jalón en el ensanchamiento del capitalismo en El Salvador en momentos que se avecina un importante período electoral y por ello es para e1 gobierno vital el ampliar su base de apoyo y su influencia. Pero las implicaciones que esas medidas y las de la crisis del mercomún plantean significaran sin duda un empeoramiento en el nivel de vida del pueblo trabajador y por es será este un año cargado de tensiones y de ascenso de la lucha de clases. De ahí la urgencia de acelerar el trabajo por elevar el nivel ideológico y político de la clase obrera, su nivel de organización y de lograr la unidad de todo el movimiento sindical organizado, así como de las fuerzas democráticas del país.

IV. SE AGRIETAN LAS FILAS DE LAS CLASES DOMINANTES

La destitución del General Medrano del cargo de Director de la Guardia Nacional, no es la simple remoción de un alto jefe militar, sino la oficialización del estado de distanciamiento y división que se produce en el seno las clases dominantes y los gobernantes de turno. Es la confirmación de que la unidad lograda internamente en sus filas ha cedido en virtud de las contradicciones económicas, políticas y personales.

Medrano ha sido un importante bastión del gobierno de Sánchez Hernández y ha hecho gala de mucho poder. El gobierno lo ha estimulado y protegido. También ha sido un. peón de la misión militar yanqui y de la Agencia central de Inteligencia en el país y Centroamérica. De aquí que su destitución del cargo de Director de la G. N. y baja definitiva de la escala activa del Ejército son un índice de que ha dejado de ser persona de confianza del Presidente y de los altos jefes mi1itares, así como que esa medida cuenta con el visto bueno de los yanquis. De esta forma el régimen quita a Medrano la. posibilidad de ser candidato a la Presidencia de la República por el PCN, que ha sido su principal objetivo en los últimos tiempos y por lo que había venido trabajando en variadas formas y con gran intensidad.

Sin embargo el hecho de haber sido destituido de su cargo y disminuido su influencia en el gobierno, no significa en modo alguno, que Medrano haya desaparecido de la palestra política o este reducido a la impotencia. Al contrario, la propia forma con que el gobierno ha actuado en el caso revela que todavía mantiene posiciones fuertes: ¿qué otra explicación tiene el hecho de que se haya resistido a entregar el cargo, y no sólo eso sino que haya disparado contra su sustituto el coronel Gutiérrez, sin haberle aplicado por ello ninguna sanción? ¿qué explicación tiene el que haya manifestado categóricamente ser el jefe de ORDEN contradiciendo las declaraciones del Sub-secretario de defensa? ¿ qué otra explicación tienen los problemas internos que han surgido en las filas del PCN por la destitución de Medrano en Acajutla, La Paz, La Hachadura, Metalío? ¿ por qué se ha debido remover a los oficiales y jefes, que forman el Estado Mayor de la Guardia Nacional?

El general Medrano ha recibido el espaldarazo del sector más reaccionario de la oligarquía los terratenientes quienes ven en él la posible punta de lanza que abandere su descontento ante ciertas leyes y reformas de Sánchez Hernández como es el caso de la Ley de Riego y Avenamiento. Esta apoyo oligárquico a Medrano a empezado a tomar forma, y se prepara su nominación como candidato a la presidencia por el PPS, así como se ha comenzado a sentir en la Asamblea Legislativa, el asumir una actitud de distanciamiento y oposición a la bancada del PCN los diputados Novoa y Salaverría, quienes por ejemplo, con su voto negativo impidieron una emisión de bonos por C/ 25 Millones de colones que serviría para financiar parte del Presupuesto Nacional del año en curso, razón, por la cual dicho presupuesto no se fijó en 378 millones como se lo proponía el gobierno, sino en 35 millones.

Por otra parte, la destitución de Medrano significa el predominio de la corriente “anti-Medrano” que se venía gestando en el seno del ejército desde hace mucho tiempo incluso años y que había cobrado fuerza sobre todo en las semanas anteriores al conflicto con Honduras. La situación que creo ese conflicto fue ventajosa para Medrano por cuanto no sólo logro capear ese movimiento interno en el ejército, sino que apareció como figura prestigiosa, que lo llevó a albergar ilusiones presidenciales.

Finalmente, hay que apuntar que la destitución de Medrano y los otros hechos que a continuación se han venido produciendo, reflejan que la posición de Sánchez Hernández prevalece con fuerza, lo que indudablemente vendrá a plantear con mayor claridad las discrepancias entre el gobierno sirve hoy más que nunca a planes yanquis con el sector conservador de la oligarquía, discrepancias que cobraran realce en las próxima contienda electoral.

Asistimos pues, a un claro agrietamiento de la unidad en el seno de
las clases dominantes ,después de un amalgamiento logrado como nunca antes, en muchos años, en torno del conflicto con Honduras.

V. IMPULSAR LA UNIDAD DE LAS FUERZAS DEMOCRATICAS Y POPULARES Y PROFUNDIZAR LAS CONTRADICCIONES DEL ENEMIGO.
EN nuestro país se han venido desarrollando condiciones favorables para el acercamiento y la unidad entre diversas fuerzas democráticas y populares. Ante todo se han desarrollado favorables condiciones en cuanto a la coincidencia de distintas fuerzas sobre cuestiones fundamentales como la reforma agraria, y otras medidas anti-oligárquicas, ciertos aspectos de la lucha anti-imperialista, ampliación de y respeto de los derechos y libertades democráticas (organización de los trabajadores agrícolas, reformas progresistas al Código de Trabajo, etc.) Se ha perfilado con claridad que los cambios radicales en las estructuras son una común aspiración de movimientos y organizaciones populares de diferente filiación política e ideológica.
Por otra parte, después de la guerra contra Honduras y de las pasadas elecciones, se ha extendido entre las masas políticamente activas del pueblo la convicción de que la unificación de las fuerza democráticas y populares es una necesidad perentoria para enfrentar al oficialismo.

Después de las elecciones últimas, en las que el PDC sufrió un revés muy drástico y vio derrumbarse su proyectado escalamiento electoral del poder para 1972, se han manifestado con fuerza en su seno las tendencias avanzadas y partidarias de una línea de diálogo y unidad con la fuerzas revolucionarias. La línea de mantener al PDC aislado, rechazando el entendimiento y las alianzas, fue rota en la convención de mayo último y desde entonces la tendencia a concertar una amplia alianza con vistas a las elecciones de marzo de 1972 se ha robustecido y ha pasado a ser prácticamente la línea que hay preconiza en ese partido.

Todo esto hace del momento presente una oportunidad muy propicia para emprender un trabajo por una amplia unidad de fuerzas democráticas y populares que, seguramente, podrá enarbolar una plataforma avanzada de cambios económicos, sociales y políticos. Este momento es propicio no sólo porque han madurado las coincidencias entre distintas fuerzas populares y exista un sentimiento favorable a la unidad entre las masas activas en política, sino también porque en el campo enemigo se han abierto grietas y se desenvuelven contradicciones que lo debilitan. Una amplia política de. unidad de fuerza democráticas y populares y de ahondamiento de las contradicciones et el campo enemigo, es la lógica respuesta que exige la actual situación y para la cual son favorables las condiciones.

La unidad de las fuerzas democráticas y populares en torno de una
plataforma avanzada de cambios es una condición para avanzar, para robustecer el campo de la revolución y es también una condición para aprovechar las grietas en el bando contrario. La cercanía y la importancia de las triples elecciones de marzo de 1972 es un marco favorable para la concertación de tal unidad, pero se verían castrados sus alcances si ella se reduce exclusivamente a objetivos electorales.

No obstante las favorables condiciones actuales para una política de frente único, existen también obstáculos. Los más importantes de esos obstáculos son el sectarismo en nuestras filas y los sectores cercanos a nosotros y las tendencias al apoliticismo en el movimiento sindical; la labor de desprestigio de nuestro Partido y de condena de toda línea de alianza que mantienen los grupos ultra izquierdistas.

Al impulsar nuestro trabajo por la amplia unidad de fuerzas democráticas y populares, tendremos que realizar también un paciente, organizado y profundo trabajo contra el sectarismo, contra el apoliticismo entre los sindicalistas y por contrarrestar la influencia corrosiva de los mencionados grupos (lo cual no significa necesariamente en éste ultimo caso lanzar una campaña de ataques en contra de ellos, sino de esfuerzos por atraerlos hacia una actitud positiva o por lo menos neutral frente a nuestra política).

Los obstáculos anteriormente señalados serán mayores y darán origen a fuertes complicaciones si a ellos se suma un método burocrático o de
ordeno y mando en la elaboración y ejecución de esta línea. El Partido entero, los sectores cercanos a él, primero, y después los círculos de nuestros aliados tradicionales y amplios sectores del pueblo mismo, deben ser informados y debe hacérseles participar activamente en la elaboración o acabamiento de esta línea y en su puesta en práctica. Con éste fin la C. P. propone que en este mismo mes de enero se inicie la consulta de todos los organismos de nuestro Partido a todo nivel, y que se pase a la consulta hacia nuestros simpatizantes, aliados y pueblo en general. Toda esta consulta debería estar terminado en el mes de febrero, de modo que contemos con el tiempo suficiente para realizar una aplicación correcta de esta orientación con vistas a su primera prueba que será la de la campaña electoral próxima.

La consulta será tanto más fructífera, cuanto más clara sea la propuesta del C. C. especialmente en cuestiones claves como las siguientes:

– El contenido de clase de seta amplia unidad y el papel del Partido y de la clase obrera en esa unidad. – La combinación de la unidad y de la lucha dentro de éste trabajo de frente único; – Las similitudes y la diferencias de esta orientación con la experiencia de la Unidad Popular en Chile. (Debe tenerse cuidado de no incurrir en la copia romántica y de armar a todo el Partido para responder a la acusación que nos hacen los izquierdistas de ir a la cola de la “vía pacífica chilena”). – El programa o plataforma política de unidad y sus alcances ( recordar que en el Pleno anterior del C. C. se aprobó un programa mínimo para la elaboración de esa plataforma). – El objetivo táctico que perseguimos con esta línea de unidad.
La discusión que se realice en este Pleno debe prestar atención a estos asuntos fundamentales para que de él todos los miembros del C .C. salgamos bien pertrechados y podamos iniciar la importante tarea de impulsar la discusión y la consulta en todo el Partido con vistas a cohesionar sólidamente sus filas y ganarlo para la elaboración y aplicación de una táctica correcta.-

Notas iniciales sobre el 18 de enero

Notas iniciales sobre el 18 de enero

Dagoberto Gutiérrez

El pueblo no concurrió masivamente a votar, lo que puede significar falta de confianza en el sistema político.

En el caso de Santa Ana, la conducta del alcalde Mena ante los pobladores de Cutumay Camones, determinó su aplastante derrota electoral y política.

Ciertamente, el FMLN ha crecido en su votación nacional, tanto en Alcaldes como en Diputados, puede considerarse, cuantitativamente, como la primera fuerza electoral; pero la pérdida de San Salvador es un hecho político gravitante que tiene inicialmente las siguientes repercusiones:
Es un factor altamente moralizante para las filas de las derechas y areneras y puede ser desmoralizante para las filas del FMLN.

San Salvador era el eslabón débil de la campaña electoral del Frente, pero no fue tratado como tal y se ignoró que se trata de una alcaldía que se había ganado con menos de 50 votos, la campaña del FMLN ignoró este dato de la realidad.

ARENA capturó este eslabón débil que, siendo la capital del país, no fue pensada políticamente por el FMLN en sus gobiernos, como corresponde a una capital. Es de presumir que ARENA, ante una eventual pérdida del ejecutivo, haga de San Salvador una verdadera trinchera política, y en todo caso, utilizará su victoria en la capital para impulsar la campaña de Rodrigo, ganar San Salvador es la mayor victoria política de ARENA y la mayor derrota del FMLN.

Aun está pendiente dilucidar suficientemente la naturaleza, el impacto y consecuencia del nexo entre San Salvador y las elecciones presidenciales.

De todas maneras, parece previsible e inevitable realizar ajustes en la estrategia electoral para superar las debilidades más notorias del FMLN y de su campaña electoral, por ejemplo los siguientes: – La omnipresente idea de que la campaña a de privilegiar las buenas relaciones con el capital y no la confianza y la comprensión con los sectores populares.

– La debilidad consabida para salir de las paredes partidarias hacia el mundo rumoroso de la realidad social.

– Una reiterada prepotencia y triunfalismo, percibidos ambos por el pueblo y que ha instalado en la cabeza política la idea equivocada, que una victoria electoral del FMLN está escrita en los cielos y es dictada por los dioses.

– Débil vocación para escuchar opiniones y pareceres de otros sectores a fines o no ideológicamente, cercanos o lejanos políticamente.

El resultado electoral del 18 de enero fortalece la posición del aparato del partido en ARENA frente a la clase dominante, este es el resultado político mas determinante del 18 de enero, porque es de esperar nuevos acuerdos entre los que dominan y los que gobiernan modificando, dando fuerza, a la campaña presidencial de ARENA.

El domingo 18 colisionaron tres políticas: la de la gente que votó con mucha sabiduría política; la de los partidos con un sentido de mercado y la de las clases dominantes con alma conservadora, pero usando sobre el alma de los seres humanos el arma de la ideología dominante.

El resultado de San Salvador es un tambor sonando para el Frente porque, muestra y demuestra que los resultados electorales nunca están escritos en piedra y, por el contrario, tienen una arqueología suficientemente volátil para ser determinada en los últimos instantes de un tramo electoral, al fin y al cabo la conducta de los seres humanos, incluida su conducta política, se construye en la subjetividad más protegida e imperceptible.

Lineamientos básicos de la táctica del PCS (Pleno del CC del PCS del 18 de octubre de 1970)

Lineamientos básicos de la táctica del PCS
Pleno del CC del PCS 18 de octubre de 1970

(Documento aprobado por el Pleno del Comité Central del Partido Comunista de El Salvador, celebrado el l8 de octubre del presente año.

Al analizar los aspectos principales de la situación del país dicho Pleno también trazó los lineamientos básicos de su táctica para el presente periodo histórico.)

SOBRE LA SITUACION ACTUAL

I.- El marco latinoamericano:

América Latina se encuentra en un periodo histórico de revolución y no de evolución. Ponerle fin sólo es posible mediante revoluciones anti-imperialistas y agrarias de esencia anticapitalista.

Según la opinión burguesa reformista, ese mismo resultado puede obtenerse por medio de pequeños reformas agrarias de tipo capitalista, otras modificaciones del mismo género en las demás ramas de la economía y grandes programas de industrialización, favorecidos por aquellas reformas. Los reformistas burgueses han acompañado tradicionalmente sus programas económicos con programas de reformas políticas tendientes o liberalizar los tradicionales regímenes antidemocráticos latinoamericanos (práctica reiterada de las elecciones, representación proporcional en los parlamentos, funcionamiento legal de partidos políticos, libertad de organización sindical, etc.; en pocas palabras, el programa de la llamada “democracia representativa” ). Los reformistas burgueses propician asimismo la aplicación de programas de construcción de viviendas, ampliación de los planteles educativos, y otros de orden social, en el supuesto de que pueden restar impulso a las crecientes tensiones de la lucha de clases y al avance del proceso revolucionario.

Puede decirse que el programa de los reformistas burgueses latinoamericanos y de ciertos sectores imperialistas se resume así: liquidación de los remanentes feudales de la economía, la cultura y la política; y sucesivo desarrollo de nuestros países por el camino capitalista dependiente.

Prominentes grupos de economistas burgueses, cierto grupos de empresarios, ( en especial los más ligados a la industria) y sectores numerosos de la pequeña burguesía y las capas medias en general, pugnan por ésta “solución.”

La industrializncj6n para “sustituir importaciones” y el movimiento hacia la integración econ6mica, especialmente de los mercados nacionales vecinos, surgieron como instrumentos para impulsar la vía capitalista de desarrollo. El imperialismo actuó receloso en un comienzo frente al reformismo latinoamericano pero luego modifico su actitud y elaboró su propio programa reformista para el Continente, buscando asegurar el desarrollo capitalista bajo su dependencia económica y política. El reformismo se presenta , pues corro el único trecho de desarrollo para el capitalismo en América Latina y la alternativa burguesa para postergar las soluciones populares y socialistas.

En efecto, desde finales del gobierno de Eisenhower fue perfilada una nueva política del imperialismo yanqui hacia nuestros países (Acta de Bogotá), enmarcada en el reformismo. El gobierno de J .F. Kennedy lanzó después un plan mucho más audaz (Alianza para el Progreso), bajo el apremio de contrarrestar la influencia de la Revolución Cubana. La ALPRO empalmaba con los planteamientos de los reformistas burgueses del Continente, y por eso; encontró calida acogida y apoyo entre ellos.

Pero la política reformista adaptada por EEUU hacia América Latina tiene también hondas raíces en los cambios que se han operado en sus relaciones económicas con nuestros países.

Las inversiones norteamericanas a principios de este siglo se orientaron hacia la minoría, los ferrocarriles, puertos, empresas de producción eléctrica, grandes plantaciones; por otra parte, el comercio exterior más voluminoso de los EE.UU. se realizaba con América Latina y por esta vía se aseguraban los monopolios la masa principal de ganancia extraídas de la región. En los últimos diez o quince años se viene observando un cambio importante en esta orientación consistente en:

  • Gran incremento de las inversiones norteamericanas en la industria de transformación, (participando en los programas de industrialización para “sustituir importaciones”)
  • Reducción de su volumen de inversiones en la producción de materias primas, minera y agrícolas (las materias primas sufren en el mundo capitalista una crisis crónica, que ha contribuido a desalentar las inversiones en este campo).
  • Como consecuencia de los fenómenos anteriores: reducción sensible del comercio de los EE.UU. con la América Latina.
  • Gran incremento de la inversión indirecta del capital monopolista yanqui en nuestros países (préstamos).
  • Apoyo decidido e impulso al movimiento integracionista bajo la hegemonía de sus monopolios.

Estas nuevas relaciones económicas del imperialismo con Latinoamérica exigen de por si ciertas reformas que eliminen los remanentes semifeudales, que ensanchen el mercado latinoamericano, que modernicen la educación, que desarrollen la infraestructura, modernicen la administración estatal y el sistema bancario, etc.

Alianza para el Progreso fracasó en sus aspectos reformistas porque ellos suscitaron una dura resistencia de las oligarquías latinoamericanas, y por otra parte, Kennedy y su política nacional e internacional provocaron en los EE.UU. la furiosa respuesta de los círculos militaristas de la ultraderecha que terminaron asesinándolo. No obstante, la nueva orientación de la política norteamericana hacia América Latina surgida desde el último gobierno de Eisenhower, ha sido mantenida en lo esencial porque responde a necesidades económicas estructurales de su proceso de dominación económica sobre el continente, aunque se han moderado sus aspectos reformistas más audaces.

Esta moderación y el franco retraimiento experimentado en los últimos años en el terreno del ofrecido financiamiento estatal abundante de Washington para los programas de desarrollo económico y social de los gobiernos latinoamericanos, produjo un distanciamiento con algunos círculos de reformistas burgueses y pequeño burgueses de nuestro países y una reconciliación (aunque no es total) del imperialismo y las oligarquías. El discurso de Nixon después de la gira de Rockefeller en 1969, en el que delineó su política hacia América Latina, poniendo el énfasis en el mejoramiento del comercio con la región y en la defensa de la “iniciativa privada”, sosegó muchas inquietudes de las oligarquías burguesas-terratenientes.

Así pues, aunque moderadamente, el imperialismo continúa y continuará insuflando ánimo y presiones a favor del reformismo en la América Latina, como parte de su política general para la regi6n, encaminada a fomentar el desarrollo capitalista bajo su dependencia, y esto mantendrá activas las contradicciones con las oligarquías, pese a los esfuerzos reconciliadores.

Sin embargo, la experiencia ha demostrado según parece de modo concluyente que las teorías reformistas o “desarrollistas”, tanto las yanquis como las criollas, no son capaces en la práctica de sacar al Continente del periodo revolucionario, el cual continúa buscando su salida natural en la revolución.

Por lo que respecta a Centroamérica , el mercomún sufre una grave crisis y sus contradicciones empujaron a la guerra con Honduras. Por otra parte es claro ya que se esta agotando el valor real del mercomún como factor de crecimiento económico y que los programas de integración se han convertido en un montón de papeles bajo la embestida de las oligarquías, que sólo quieren oír hablar de buenos negocios y rechazan la menor insinuación reformista; aunque, por
la fuerza de los hechos, acepten algunas fórmulas que incluyen tímidas reformas.

La industrialización en Centroamérica tiende hoy a abandonar el patrón de sustitución de importaciones para encaminarse por el cauce más profundamente dependiente de la “exportación de mano de obra” es decir, la instalación de fábricas de elevada tecnología por parte de los monopolios imperialistas y de la gran burguesía centroamericana, que aprovecharan la abundante y barata mano de obra local para producir mercancías designadas a la venta en el propio mercado de los EE.UU., de Europa Occidental, Japón, etc.

El financiamiento de los programas “desarrollistas” para América Latina por parte del imperialismo yanqui está muy lejos de los mínimos necesarios, y muy por debajo de la creciente masa de superganancias que extraen anualmente sus monopolios de nuestros países.

Los planes reformistas encuentran la resistencia de la oligarquías burguesas-terratenientes, que se apoyan en los círculos militares ultraderechistas. Lo planes “desarrollistas” sufren también la perturbación que les imponen los virajes del gobierno yanqui en su política hacia América Latina , el contrapeso de la insaciable sed de ganancias del capital monopolistas extranjero— que opera en el Continente (en especial norteamericano), y el contrapeso irresistible del gigantesco saqueo que sufren nuestras economías a manos de los países capitalistas desarrollados en general, por la vía del comercio exterior desigual.

En estas condiciones, (que además no pueden ser otras, dada la naturaleza del sistema capitalista) el reformismo, que es un camino planeado para cerrar el paso a la revolución, se convierte de hecho, a contrapelo de los cálculos y deseos de los reformistas, en el centro de conflictos en el seno de los gobiernos, de las clases dominantes y de los ejércitos, es la fuente de grandes tensiones políticas. Entretanto, la lucha de masas se acrecienta en muchos de nuestros países y, dentro del marco ya descrito, sus demandas reivindicativas se convierten con gran facilidad en contiendas de alcance político. El reformismo, de esta manera, se está transformando en un elemento que objetivamente ayuda a la madurez del proceso revolucionario, en vez de impedirle el paso como se lo ha propuesto. Naturalmente, que el reformismo en si mismo tiene esencia reaccionaria y sólo se convierte e factor revolucionario a condición de que haya un fuerte movimiento revolucionario de masas , que lo impulse y sepa convertirlo no en un fin, sino en un medio en la lucha por la revolución.

Es esto lo que está en la base de la casi ininterrumpida crisis política en muchos de nuestros países. En Brasil y Argentina se ha ensayado sin éxito el gobierno militarista de ultraderecha, mientras que en Chile ha fracasado el ensayo reformista democristiano, en Uruguay la tradicional amplitud del juego democrático se ve progresivamente estrangulada e incluso ha irrumpido la violencia armada de parte de un sector de las fuerzas anti-imperialistas y antioligarquicas. La lucha de masas, bajo distintas formas y tras diversos objetivo inmediatos y mediatos, se alza a niveles muy elevados en todos esos países. En
esta tarea juega un papel determinante la actividad de los partidos comunistas que están recuperando cada día la confianza de las masas y por tanto, su papel de conductores de la revolución, después de los últimos años llenos de confusión, escisiones y debilitamiento.

En 1959 la Revolui6n Cubana rompió el camino dependiente de desarrollo y abrió la ruta del socialismo para América Latina. Esta revolución ha tenido una influencia tan radical sobre todo el cuerpo histórico del Continente que no es exagerado afirmar que ella marca la línea divisoria entre dos etapas fundamentales en la historia de América Latina. Después de la Revolución Cubana, el movimiento revolucionario en nuestros países ha avanzado extraordinariamente y el imperialismo se ha visto en la necesidad de introducir muchos cambios a su política hacia el continente, tanto en lo político, en lo económico y social como también en el terreno militar. La Revolución Cubana marcó la entrada del dominio imperialista y oligárquico en el periodo de su quiebra y desmoronamiento en América Latina.

En Perú la jefatura actual del ejército ha encaminado el país por una senda que rompe con la dependencia y sienta premisas para un futuro desarrollo no capitalista y hacia el socialismo. El triunfo de Allende en Chile continúa este proceso de ruptura con la dependencia y el reformismo y acrecienta la crisis del dominio imperialista y oligárquico en nuestro Continente. Los recientes acontecimientos en Bolivia, aún no definidos del todo en cuanto a su significación, constituyen otro quebrantamiento de la línea del imperialismo yanqui hacia América Latina, que puede llegar a profundizarse bajo la acción popular.

La tendencia nacionalista que crece en las filas de los ejércitos de estos países, es una muestra más de cómo, incluso, en su base de sustentación, el poder oligárquico e imperialista se resquebraja, ante la arrolladora dinámica del proceso revolucionario. Tal fenómeno, que se generaliza, ha venido a vigorizar a las fuerzas que luchan por la liberación de nuestros pueblos.

No hay duda, pues, de que nos encontramos en América Latina en un periodo de revolución y no en un periodo de evolución y que, por consiguiente, debemos entregarnos con seriedad y tesón a la tarea de impulsar el desarrollo de las fuerzas populares, preparándolas para las acciones decisivas por el poder, las cuales no deben considerarse en extremo distante.

El marco mundial

La crisis del poder imperialista y oligárquico en América Latina, forma parte la crisis general del sistema capitalista a escala mundial.

En el Sudeste Asiático, en Medio Oriente, en África, la lucha por la 1iberación nacional se alza a niveles sin precedentes. En Europa Occidental se ha llegado al final del breve y extraordinario periodo evolutivo que la reconstrucción de post-guerra permitió al capitalismo y los cimientos del poder de la gran burguesía monopolista comienza a ser estremecidos por reiterados y crecientes oleajes huelguísticos de la clase obrera y por masivas y violentas
protestas de la juventud. En los mismos Estados Unidos se ha desarrollado a niveles jamás igualados antes la lucha popular contra la criminal política guerrera del imperialismo, contra la discriminación racial y contra la pobreza.

Vivimos una época de revoluci6n a escala mundial; la época del paso del capitalismo al socialismo.

II- El Programa de “Reformas de Sánchez Hernández”

El programa que el gobierno de Sánchez Hernández se encuentra impulsando responde precisamente a la línea actual del imperialismo yanqui para América Latina, ha sido inspirado por él.

Sánchez Hernández ha oscilado varias veces entre las posiciones reformistas y las conservadoras. Las presiones de la oligarquía lo hicieron abandonar en 1968 el proyecto de reforma fiscal, bancaria y agraria, cuando aún se iniciaba (con la reforma al impuesto de vialidad serie “C”), y, más tarde, las mismas presiones lo obligaron a prescindir de sus Ministros reformistas. Las reformas que entonces pretendían impulsar el gobierno se encontraban bajo su signo anti-
oligárquico derivado del planteamiento de los reformistas burgueses “cepalistas” y del “Kennedysmo”. La orientación que Nixon imprimió a la línea yanqui hacia el continente ha permitido reconciliar con las oligarquías y ajustar el programa de reformas a lo que estas toleran. El actual programa de reforma que Sánchez Hernández anuncia, con tanto ruido, es de éste último tipo; ha sido
negociado ya en los fundamental con la oligarquía.

No obstante, no pueden considerarse del todo conciliados los intereses de la oligarquía y del imperialismo en el programa de Sánchez Hernández. El tono amenazante hacia la “iniciativa privada” del discurso presidencial del 15 de septiembre último, además de los propósitos demagógicos evidentes, parece también revelar que no todo ha sido aceptado por la oligarquía y que continúan vivas hasta cierto punto las contradicciones con ellas, las cuales pueden eventualmente agravarse. En pocas palabras, hay reconciliación pero no total, hay acuerdo entre el gobierno de S. H. y la oligarquía, para impulsar las “reformas” pero el acuerdo no es total.

Con el objeto de acelerar el programa de reformas neo1onialistas patrocinado por Sánchez Hernández, en la Asamblea se ha creado una Comisión Especial que tiene a su cargo tramitar con celeridad los proyectos, entre los que se destacan los siguientes:

-Ley de Fomento de Industrias de Exportación,
-Ley de Avenamiento y Riego
-Ley de Depósito, Distribución y Transporte de Petróleo.

Ya han sido aprobadas la Ley de Papel Sellado y Timbres, la Ley de Bancos, la Ley de Pesca de Altura y Gran Altura y la Ley de Creación del Fondo de Garantía para la Pequeña Industria. Se esta a la espera del proyecto de Ley de Reforma Agraria, tantas veces prometido.
Este programa esta calculado para causar impacto favorable al gobierno durante la próxima campaña electoral, con vistas a las triples elecciones de 1972.

III- Estado actual del conflicto con Honduras y su probable evolución.

El aspecto militar del conflicto con Honduras ha venido cediendo notablemente; los incidentes armados en la frontera se han reducido casi del todo y la zona desmilitarizada que fue pactada bajo el patrocinio de la OEA hace algunos meses, funciona al parecer satisfactoriamente para los fines que se propuso. Las presiones de la OEA (que son más que todo presiones del gobierno norteamericano), han venido forzando el entendimiento de los gobiernos de los dos países en otras esferas de su mutua relación: han sido restablecidas las comunicaciones telefónicas, telegráficas y postales; se rumora el pronto restablecimiento de relaciones diplomáticas y ha tenido lugar una sucesión de reuniones Ministeriales a nivel de Cancillerias y de titulares de Economía, tanto bilaterales como Centroamericanas, para abordar la solución de las consecuencias “de la guerra de las cien horas” en el terreno del mercado Común y la integración Centroamericana y en el funcionamiento de la ODECA. El gobierno hondureño, no obstante, se negó a participar en las recientes maniobras militan de “contra-insurgencia” del CONDECA, a lo largo de la costa centroamericana del Pacifico y se negó también a participar en la elección del nuevo Secretario General de la ODECA.

La reapertura del tramo hondureño de la Carretera Panamericana para el trafico de vehículos, personas y mercancías de El Salvador, lo mismo que la participación del gobierno de Honduras en el funcionamiento de los mecanismos de la ODECA, son pasos que no parece dispuesto a dar de inmediato el gobierno de López Arellano, ya que tienen que ver mucho con el estado de indignación anti salvadoreña y de exaltación del chovinismo que hay en Honduras, y que juegan un papel de influencia muy grande en el problema político interno, en especial para los planes de reelección del mismo López Arellano.

Por lo que respecta a la normalización del funcionamiento del Mercado Común Centroamericano, las negociaciones se prolongaran porque el gobierno Hondureño exige trato preferencial en materia de impuestos aduanales y en otros terrenos, que le permita acelerar el crecimiento industrial en su país y equipararlo con los más industrializados del área. El gobierno de Nicaragua, aunque menos tajante, demanda un tratamiento similar. Esta posición frente al mercomun y la negativa a participar en el funcionamiento de los organismos de la ODDECA están produciendo un reagrupamiento de los gobiernos Centroamericanos, tendiente a aislar al gobierno hondureño.

Antiguas contradicciones entre Honduras y Nicaragua, originadas en la disputa sobre territorios fronterizos, han experimentado cierta reanimación en las últimas semanas, aunque es improbable que lleguen a extremos de gravedad, dadas las buenas relaciones personales entre López Arellano y Anastasio Somoza h.

Hay un acercamiento entre Sánchez Hernández y Arana Osorio y ello repercute enfriando las relaciones de este ú1timo con López Arellano. Guatemala ha sido el segundo vendedor de productos industriales a Honduras (después de El Salvador) y una vez cortado el comercio con nuestro país, los empresarios establecidos en Guatemala tendieron a llenar el vacío en el mercado hondureño con sus productos; pero el gobierno de López Arellano, bajo la presión de los industriales de su país, ansiosos corno han estado siempre de eliminar la competencia proveniente del área centroamericana, para abrirle paso su propio crecimiento, estableció impuestos aduaneros y ha aplicado distintas medidas para retardar la entrada y circulación de las mercaderías de Guatemala. En esto radica precisamente el origen del distanciamiento entre López Arellano y Arana Osorio.

En cuanto a las repercusiones políticas internas de la guerra en ambos países hay notables diferencias.

En Honduras no hubo un fortalecimiento neto del gobierno y se han agudizado sus contradicciones con la oposición, las cuales se ven acrecentadas por los graves problemas que confronta la economía hondureña y que han conducido a una elevación en flecha del costo de la vida. Especial conflicto se ha creado el gobierno con los campesinos, ante quienes justificó la expulsión de los salvadoreños que vivían y ocupaban tierras en Honduras, ofreciéndoles a ellos esas
tierras. Los campesinos hondureños no han recibido absolutamente nada de esa promesa, sino que, al contrario, han sido reprimidos salvajemente al realizar acciones de toma de tierra. Son reveladores de tal situación, los asesinatos de varios dirigentes a nivel local de la asociación Nacional Campesina (ANACH ), perpetrados en el mes de mayo pasado. Por su parte, los campesinos han respondido con una decisión firme de lucha, ocupando violentamente la tierra en varios lugares del país.

El imperialismo y la oligarquía en Honduras buscan una salida conciliadora a las contradicciones políticas, propiciando un pacto entre el Partido Liberal y el Partido Nacional para que se repartan por un largo plazo la sucesión alternada de la Presidencia de la República, (como en Colombia), pero tales esfuerzos conciliadores no han encontrado éxito hasta hoy y el problema político continúa
agudizándose, a medida que se hace evidente la intención de López Arellano de continuar en el gobierno. El Partido oficial se ha dividido por la candidatura del Coronel Armando Velásquez Cerrato, quien hace frontal oposición 1as pretensiones continuistas de López Arellano. Su movimiento y otros sectores oposicionistas han sido objeto de la represión policial en los últimos días. Velásquez Cerrato tiene antecedentes como elemento derechista, que ha estado entregado a la conspiración golpista durante años, pero hoy levanta las banderas del reformismo nacionalista y se muestra favorable al entendimiento con las fuerzas populares. A causa de esta crisis política no hay ahora de parte del gobierno hondureño un programa definido que oriente su acción en los diversos campos.

En El Salvador la guerra contra Honduras elevó el prestigio de los militares, la influencia política del gobierno y de su partido, todo lo cual pudo medirse en las elecciones del 8 de marzo pasado.

Basándose en el crecimiento de su influencia política, el gobierno de Sánchez Hernández parece tener la iniciativa frente a una oposición menguada por las elecciones de marzo y dispersa en cuanto a la acción. El imperialismo yanqui ha reforzado grandemente su influencia en el gobierno de Sánchez Hernández y esta impulsando a éste a poner en ejecución el Programa de leyes al que ya nos hemos referido.

En cuanto al conflicto con Honduras, puede decirse que en El Salvador el gobierno tuvo la iniciativa para la guerra y tiene hoy la iniciativa en cuanto a la pacificación; en ambos casos la línea que se aplica no corresponde a los intereses de las grandes mayorías sino a los intereses del imperialismo y la oligarquía, mientras las fuerzas democráticas y populares no hemos podido influir en una ni otra situación.
El costo de la vida se ha elevado en El Salvador, la desocupación es extensa, aunque inferior a las previsiones hechas en los días subsiguientes al conflicto. Las consecuencias del cierre del Mercado hondureño y otros problemas económicos derivados de la guerra, fueron compensados en parte por la fuerte elevación de los precios del café y el mejoramiento de los precios del algodón y del azúcar en el mercado internacional, y también por el incremento de exportación fuera del área centroamericana. Todo esto ha contribuido a que el gobierno de Sánchez Hernndez mantenga la iniciativa y haya ensanchado su base política.

Pero por otra parte, el fuerte aumento en los precios de los artículos de primera necesidad que se esta experimentando desde la aplicación de la Ley de Papel Sellado y Timbres, tiende a fomentar el descontento popular y a dar base a los progresos de la oposición en sus esfuerzos por recuperar el terreno electoral perdido. El gobierno, según se sabe, esta preparando un decreto que aumenta un poco el salario mínimo en el campo y quizás también en. la ciudad, para contrarrestar los efectos políticos de las alzas en los precios de la subsistencia y permitirse mayor margen de maniobra política en esta situación.

El chovinismo y los odios anti-hondureños han calado en las masas, su presencia se deja sentir de distintas maneras, aunque este fenómeno ha amenguado bastante en sus manifestaciones visibles. El chovinismo salvadoreño subyace en las conciencias y tiene rasgos de “chovinismo de gran potencia” y es, sin duda, un fenómeno que seguirá jugando un papel en el proceso político durante mucho tiempo.

No obstante las condiciones favorables con que cuenta el gobierno de Sánchez Hernndez para mantener su estabilidad y enfrentar ventajosamente las triples elecciones de 1972 , han comenzado a perfilarse ya las contradictorias aspiraciones presidencialistas de varios jefes militares, entre las que se destacan los intensos preparativos que hace a su favor el General Medrano. La lucha por la sucesión presidencial es capaz de originar o avivar fuertes contradicciones en el seno de las fuerzas armadas y del Partido oficial. La candidatura de Medrano, por otra parte, surge como un factor que puede favorecer la amplia unificación de fuerzas opositoras.

La superación total de los problemas que tiene planteado el Mercomún y demás planes integracionistas, no podrá alcanzarse a breve plazo. Ello depende de los factores siguientes:

a) La sucesión presidencial en Honduras
b) La intransigencia o la flexibilidad del gobierno hondureño en sus demandas para recibir trato preferencial en la integración.
c) El agravamiento de las actuales contradicciones entre Honduras y Guatemala y entre Honduras y Nicaragua o su atenuamiento.

Según como evolucionen estos factores, podría reforzarse o debilitarse la actual tendencia a aislar a Honduras; y si ella se refuerza, tendrá repercusión poderosa sobre la situación interna de ese país, favoreciendo el desarrollo e influencia de las fuerzas democráticas y populares y forzando cambios en el gobierno, ya sea por golpe militar u otros medios. De todas maneras, el gobierno del vecino país se vería obligado a tomar decisiones de importancia para enfrentar los apremiantes problemas económicos.

Costa Rica primero y luego Nicaragua, se encuentran impulsando las relaciones comerciales con los países socialistas (Costa Rica con la URSS, y Nicaragua con Rumania) esta tendencia tomar cuerpo y se extenderá a toda la región en los próximos 5 años, habida cuenta de los crónicos problemas que confrontan el comercio de las materias primas agrícolas en el mundo capitalistas y de los planes en boga para el establecimiento de industrias de “exportación” , cuyos productos están destinados a venderse fuera del área centroamericana.

IV. LA SITUACION DE LAS DIVERSAS FUERZAS POLITICAS Y SOCIALES EN NUESTRO PAIS.

En comparación con el comienzo la década de los años sesenta, la organización e influencia de las organizaciones de masas (sociales y políticas) han experimentado cambios de consideración.

1. A principios de la década que acaba de concluir, la organización sindical se enmarcaba en la CGTS y la CGS. Ambas centrales (más la primera que la segunda) eran en extremo débiles. La CGTS se reducía a unos pocos sindicatos, en su mayoría de obreros artesanales, cuyo movimiento, pujante en otra época, se encontraba
ya a esas alturas en franco desmoronamiento. La CGTS declinaba por esta causa, a la cual se sumaban la ofensiva del gobierno en su contra, así como también los errores de sectarismo, que alejaron a los trabajadores más atrasados políticamente, 1levándose varios sindicatos al lado de la CGS. Al debilitamiento de la CGTS, también contribuyó la crisis insalvable de los talleres artesanales frente a la masiva importación de productos industriales y a la instalación de fábricas en el país.

La CGS, aunque habla extendido su influencia por medio de la organización de sindicatos de obreros industriales, no podía entonces desplegar una fuerza importante de presión, puesto que se encontraba y se encuentra aún, bajo el control del gobierno y del imperialismo yanqui por medio de la ORIT y, además porque la clase obrera industrial, de muy reciente formación (con excepción del sector textil) era todavía incapaz de generar tensiones. El último movimiento huelguístico registrado en nuestro país se remontaba al año 1946 y a principios de los años 1960 la posibilidad de que se realizaran huelgas era remota.

A fines de la década pasada el panorama había cambiado notablemente. En 1965 desapareció la CGTS, después de que ella llegó a un acuerdo con un grupo de Sindicatos grandes de obreros industriales, encabezados por la UTF, para constituir la Federación Unitaria Sindical de El Salvador (FUSS) y esta central pronto adquirió prestigio por su fidelidad a los intereses de la clase obrera, por sus métodos combativos y unitarios de acción, y se ensanchó orgánicamente con cierta celeridad. En 1968 la FUSS dio origen a la FESTIAVTSCES, como parte de un plan para llegar a constituir una Confederación (para lo cual se necesitan 3 Federaciones).

La CGS se ha debilitado a causa del desprendimiento de sindicatos, que ha ingresado a la FUSS o se quedaron independientes, y a causa de la división interna de sus filas por la disputa entre sus dirigentes.

Además de la FUSS—FESTIAVTSCES y la CGS está la FESINCONTRANS (desprendimiento de la CGS bajo el control del IADSL) y la FESTRAS, (también influida por DL—IESCA) que agrupo a la antigua UNOC (Unión de Obreros Cristianos), que en realidad nunca llegó a tener significación organizativa ni política, agrupando a uno de los sindicatos del transporte y a un pequeño sindicato de la Construcción.

El imperialismo venía canalizando su actividad divisionista sobre el movimiento sindical latinoamericano por medio de la ORIT. Por ese medio se vertía el estipendio en dólares para pagar y preparar dirigentes, para corromper y mediatizar el movimiento sindical. Pero a comienzos de la década anterior fue a organizado el IASDL (y su sección centroamericana IESCA), como una agencia del gobierno de los Estados Unidos en combinación con ejecutivos de los grandes monopolios. Esto agencia ha puesto a su servicio a algunos cuadros que antes trabajaban para la ORIT y se dedica a formar lideres ideológicamente fieles al imperialismo (al menos es la pretensión). El instituto subvenciono a aquellos círculos de dirigentes sindicales considerados más convenientes y confiables para el trabajo del imperialismo en el movimiento sindical. Los aportes económicos del gobierno yanqui a la ORIT y de ésta a las centrales divisionistas ha sido mermada. Todo esto ha provocado los disputas y la división en la CGS y también en otras nuevas centrales formadas en nuestro país.

En la segunda mitad de la década comentada se organizaron los trabajadores de la ANDA y del Instituto Salvadoreño del Seguro Social. Estas organizaciones junto con otras que cuentan con fuerte número de afiliados, cono el Sindicato de la IUSA y el Sindicato de la Industria Eléctrica (SIES), se mantienen al margen de las centrales; pero simpatizan con la FUSS-FESTIAVTSCES y realizan con estas federaciones acciones conjuntas.

Durante los últimos tres años de la década pasado comenzaron a constituirse organizaciones de trabajadores agrícolas. Algunas de ellas han sido organizadas por la FUSS-FESTIAVTSCES, pero la mayoría han surgido bajo el patrocinio del clero católico (FECCAS) o del IASDL-IESCA ( “UCU” Unión Comunal Usuluteca y otras en el país). Es de importancia señalar que en los últimos años se han organizado algunos sindicatos legales de trabajadores agrícolas, como el de los Avícolas y el de la Hacienda El Ángel, .Ya antes la CGS había organizado sindicatos en beneficios de café e Ingenios azucareros.

En enero de 1967, después de una serie de avances de las fuerzas revolucionarias en el movimiento sindical y después de madurar los imprescindibles factores objetivos, estalló el movimiento huelguístico de los obreros industriales. Las huelgas hablan desaparecido desde l946 a causa de los cambios operados en la composición del proletariado de la ciudad y el campo y de factores políticos (represiones, debilidad prolongada de nuestro Partido, etc.).

El movimiento sindical es todavía débil, si se le compara con el conjunto de la masa trabajadora de la ciudad y el campo que aún esta desorganizada; pero su capacidad para actuar como fuerza de presión es grande, como ha podido constatarse por la Huelga General Progresiva en abril de 1967, por la Huelga de ANDES a principios de 1968 y por otros movimientos huelguísticos.

El movimiento huelguístico abrió una nueva etapa de desarrollo del movimiento revolucionario en nuestro país, iniciando el desplazamiento de la hegemonía en el movimiento revolucionario desde los círculos estudiantiles y pequeño burgueses en general, hacia la clase obrera, la esencia clasista del movimiento revolucionario se ha reforzado.

Este desplazamiento de la hegemonía y ese reforzamiento de la esencia clasista proletaria, están en la base de las disensiones aparecidas en nuestro movimiento revolucionario; sin descartar desde luego la gran influencia del fenómeno internacional.

2. Durante la década pasada se experimentaron cambios notables también en cuanto a las organizaciones políticas.

No existían partidos políticos permanentes de masas hasta 1960. Durante la década pasada surgió y se desarrolló el PDC, mientras fue reconstruido el Partido oficialista, después de haber sucumbido el PRUD bajo los go1pe de la lucha de masas que derribó a Lemus. También en los últimos años han surgido otros partidos menores que participan del juego electoral, tales son, el MNR, UDN, PPS.

La reforma a la Ley Electoral, aceptando el sistema de la representación proporcional en la Asamblea Legislativa, aprobada en 1963, fue un factor de estimulo para la organización y desarrollo del PDC.

El acostumbramiento de las masas a concurrir a elecciones ha avanzado lentamente desde un 20-25% en las elecciones de 1961, a más de un 43% en las del año en curso. El abstencionismo aún es muy grande, especialmente en el campo; sus causas deben ser analizadas por nosotros a fin de adoptar una actitud hacia el fenómeno, pues creemos que no puede achacarse, totalmente al atraso y la apatía política.

El movimiento revolucionario que en los años finales de la década de los 50 había comprendido a tiempo la necesidad de contar con un partido de masas de ser posible legal, organizando el PRAM, desprecio después esta tarea en aras de la supuesta inmediatez de otras formas superiores de lucha. Aunque no puede disminuirse como factor adverso la obstinada negativa del gobierno a reconocer la legalidad del PRAM y el PR, así corro también los efectos de la ilegalización del PAR en 1967, debernos reconocer que nuestros esfuerzas para organizar, mantener y desarrollar un partido revolucionario de masas no han sido persistentes durante los últimos 10 años. En la base de nuestra actitud inestable hacia esta tarea han estado la sucesivas oscilaciones ideológicas que hemos sufrido entre 1960 y 1970 y en los últimos tiempos las discrepancias surgidas en el seno de nuestro movimiento.

El rezago de la organización del Partido revolucionario de masas se deja sentir en distintos aspectos de nuestro trabajo por llevar a la clase obrera el papel hegemónico que le corresponde desempeñar y es muy sensible su repercusión negativa sobre nuestros esfuerzos por organizar a las masas del campo donde el movimiento cristiano, apoyándose en gran medida en los avances del PDC, nos ha aventajado sin lugar a dudas.

3. Durante los últimos 5 años se ha venido perfilando en nuestro país un sector progresista entre el clero y sus actuaciones se han dejado sentir con creciente vigor. El centro principal de este sector se encuentra en la Diócesis de San Salvador, donde se apoya en un grupo de curas sa1vadoreos y alguno extranjeros, españoles y belgas especialmente.

En otras Diócesis hay también algunos curas progresistas, pero sus actividades no se dejan sentir suficientemente a causa de la limitaciones que le imponen sus obispos reaccionarios.

Las actividades organizativas y propagandísticas de los curas progresistas, se realizan principalmente entre los campesinos (en el sentido estricto de la palabra), entre los estudiantes universitarios y otros sectores de la juventud.

Durante todos éstos años los curas progresistas han impulsado el apoyo electoral al PDC, pero ha surgido entre ellos disconformidad y descontento por la inconsecuencia de los dirigentes de ese partido para sostener una línea de lucha activa por cambios, no sólo en periodos electorales. Entre las posiciones del PDC y de los curas progresistas en cuanto al problema agrario y la reforma agraria, por ejemplo, hay una notable diferencia; la posición del PDC es moderada y sobre todo ambigua, la de los curas es clara y radical, como quedó evidenciado por las ponencias ante el Congreso Nacional de Reforma Agraria en enero de este año.

La Federación de Campesinos Cristianos Salvadoreños (FECCAS), organizada hace unos tres o cuatro años, surgió con el patrocinio de este sector, cuenta con Federaciones de Ligas Campesinas en Suchitoto y Cojutepeque, así como también con Ligas dispersas en otros Departamentos (La Paz especialmente) y ha realizado su Tercer Congreso Nacional hace poco (21 al 26 de septiembre de 1970).

La FECCAS ha venido ligada a la FESTRAS, la cual incluyó al Sindicato del Transporte que dirige René Barrios Amaya. Este Sindicato firmó un convenio de cooperación con la FECCAS durante su último Congreso.

En cuanto al movimiento estudiantil y juvenil, los curas cuentan con un centro de formación e influencia en el edificio de la ACUS: el “CESPROP”. Todos o casi todos los actuales dirigentes de la Juventud del PDC han recibido esa educación y algunos de ellos forman parte de la Directiva Nacional de ese Partido, desde la Convención de mayo de este año.

El movimiento de los curas progresistas en nuestro país es por una part6 reflejo de las reformas que la Iglesia inició con las Encíclicas de Juan XXIII y Paulo VI, de las cuales el Concilio Vaticano II confirmó y dio fuerza obligatoria; pero más profundamente se encuentran sus causas en el mismo proceso revolucionario mundial y latinoamericano en particular. La lucha de c1ases en nuestro país, al desarrollarse, ha dado base a que se perfilen y broten con nitidez estas corrientes y movimientos. No es casual que precisamente a partir de 1967, cuando aquí el movimiento huelguístico y la campaña presidencial del PAR elevaron la significación y el volumen de la lucha de clases del proletariado, fue que se iniciaron los trabajos conforme a programas y la actuación pública del movimiento de curas progresistas.

El contenido clasista de este movimiento es predominantemente pequeño burgués, pero la influencia de las posiciones más avanzadas, proletarias, se dejan sentir entre algunos de los curas y tienden a radicalizar su movimiento y acercarlo a la unidad de acción con el movimiento revolucionario encabezado por nosotros. Esta tendencia es positiva y nosotros debemos ir a su encuentro.

No obstante, no debemos perder de vista que este movimiento, como todos los movimientos pequeños burgueses revolucionarios, lleva en si la disputa de la hegemonía en el movimiento popular por la revolución nacional liberadora y que es una tarea estratégica nuestra conquistar la hegemonía por el proletariado y su Partido.

Hemos concedido espacio amplio al movimiento de los curas progresistas por dos razones: primera, no es muy conocido por nosotros y debemos profundizar en la discusión sobre el mismo a fin de adoptar una posición y, segundo, ese movimiento tiene influencia decisiva en la juventud del PDC y, creciente inf1uencia
en el naciente movimiento campesino.

4. En los pasados 10 años se han operado cambios significativos en la Universidad. A comienzos de los años 60 el alumnado llegaba apenas a unas 2,700 personas, en la actualidad bordea los 10,000. La reforma iniciada en 1963 bajo la rectoría del Dr. Castillo promovió la reorganización académica y administrativa. Los contenidos de la enseñanza universitaria se han vuelto en cierta medida avanzados.

La Universidad ha instalado dos centro regionales, uno en Santa Ana y otro en San Miguel y su actividad cultural y el surgimiento en esos lugares del movimiento estudiantil, tienen importancia para la ampliación del movimiento popular y la difusión del pensamiento avanzado.

Como contrapartida al avance democrático y revolucionario en la U.,fue constituida la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (Católica), en 1965;pero entre sus estudiantes y catedráticos (en particular curas españoles) ha tomado cuerpo un movimiento progresista. En el Congreso Nacional de Reforma Agraria su Delegación sostuvo posiciones avanzadas y hace pocos días ha tomado la dirección del movimiento estudiantil, en las elecciones últimas, un frente que se considera a si mismo como revolucionario.

No obstante estos progresos en el frente universitario, se ha operado en fuerte medida una disminución de la importancia del movimiento estudiantil como centro de agitación y promoción revolucionaria a escala de masas fuera de la Universidad.

En comparación con los principios de la década pasada, el movimiento estudiantil pesa ahora menos en el curso de los acontecimientos políticos.

Esto tiene su origen en varias causas:

a) El desarrollo de partidos políticos que agitan banderas populares, como el PDC y brevemente el PAR.

b) El desarrollo del movimiento obrero.

c) El recargo de las tareas académicas, en particular para los estudiantes, que ha tomado lugar como parte de la reforma universitaria.

d) La fuerte composición pequeño-burguesa acomodada del estudiantado, que no se ha debilitado sino fortalecido, pese al sistema de becas.

e) La total desorganización del movimiento revolucionario estudiantil orientado por nosotros, bajo la doble influencia de los errores del Partido y del izquierdismo anti-partidista difundido durante los últimos años en la América Latina.

La liquidación orgánica del movimiento revolucionario estudiantil ha venido acompañada de una extrema dispersión ideológica entre los estudiantes. Hay pequeños avances y síntomas que permiten predecir la superación de esta situación a un plazo no muy largo, pero hacen falta de nuestra parte ideas clara de lo que allí se necesita hacer y planes concretos de trabajo.

Además, nuestros cuadros en la U. (en su mayoría catedráticos y muy poco estudiantes), se encuentran absorbidos y se dejan absorber sin plan ni conveniencia partidaria dentro de tareas docentes y administrativas.

Con motivo de las próximas elecciones de Rector y Decanos, a efectuarse a principios de 1971, se ha iniciado en la U. el reagrupamiento de las Fuerzas. Este es un momento propicio para que emprendamos una ofensiva por reconstruir nuestra influencia en el movimiento estudiantil, pero tal esfuerzo deberá realizarse cambiando allí nuestros tradicionales métodos, que en realidad han hecho crisis. El método de dirigir los organismos y publicaciones estudiantiles a control remoto, por miembros de la misma dirección del Partido, que no están directamente vinculados a la U., debe ser sustituido por un trabajo serio para formar cuadros estudiantiles con elevado espíritu de partido y capaces de conducir por si mismos los mencionados organismos.

El método de trabajar hasta el agotamiento en periodo electorales, o cuando la ocasión es excitante, pero hundirse en el letargo en los tiempos “grises” debe sustituirse por un estilo de trabajo permanente, sin ofuscaciones, pero capaz de avanzar, paso a paso, de modo seguro. A favor de esta posibilidad esta el hecho de que contamos con un núcleo de cuadros de partido que laboran como catedráticos e instructores, pero que hicieron ya su experiencia en el trabajo estudiantil, conocen sus debilidades y posibilidades y pueden asegurar el surgimiento de un estilo nuevo e inculcarlo a la joven membresía que reclutemos para el P. C. y la J.C. Desde luego que ello es posible a condición de que se asegure que éstos cuadros adopten una elevada actitud responsable frente a sus deberes partidarios y abandonen el criterio espontáneo y despolitizado de dejarse absorber ilimitadamente por la docencia y la administración, al punto de que puede más la insinuación del Rector, de un Decano o Jefe de Departamento, que los llamamientos de la Dirección del Partido, para determinar la utilización del tiempo de estos compañeros, incluso fuera de los horarios de jornada de trabajo.

El encierre del movimiento estudiantil en la Ciudad Universitaria perjudica gravemente su capacidad de contribuir al fortalecimiento del movimiento popular, perjudica la influencia del proletariado sobre los estudiantes y la intelectualidad en general, perjudica la formación comunista de nuestros cuadros, y mantiene condiciones favorables para el trabajo antipartidista que promueven no solo elementos equivocados, sino también agentes enemigos. Es una necesidad urgente vincular al movimiento estudiantil universitario en general a las luchas populares, especialmente al movimiento obrero y rural.

Debe nuestro trabajo universitario tornar en cuenta también a la Universidad Católica, para lograr que este conglomerado participe en las luchas generales del pueblo.

Otros sectores de la Juventud salvadoreña han desarrollado durante el periodo que examinamos su grado de organización política, social y recreativa, aún cuando eso no se traduce todavía en un movimiento juvenil realmente masivo y unido, siendo las organizaciones existentes poco conocidas por los jóvenes en general.

En lo que a nosotros se refiere , el Partido cuenta desde 1960 con un frente juvenil antes VJS, hoy UJP que si bien ha participado activamente en las luchas populares de los 10 años transcurridos desde entonces, todavía esta lejos de ser el bastión juvenil que el Partido necesita para influir, orientar y movilizar a grandes sectores juveniles. Al contrario, en estos momentos pasa por uno de los periodos más críticos, urgiendo la ayuda y asistencia del Partido en su conjunto (Dirección y base) para lograr que supere los escollos que hacen difícil su desarrollo.

La otra organización política más conocida, es la Juventud Demócrata Cristiana, que existe desde hace varios años, pero su actividad sólo se deja sentir en periodos de elecciones. El desarrollo del pensamiento avanzado progresista en su seno, principalmente entre sus dirigentes, h influido mucho en la adopción por el PDC de posiciones progresistas en lo que se refiero a cardinales problemas del país, así como en la adopción de una política de unidad de esa organización con otras fuerzas que hace prever la posibilidad de que llegue a convenir algunas luchas conjuntas con el movimiento de la izquierda.

Últimamente, han surgido otras organizaciones juveniles con inclinaciones políticas, al amparo de la obra que los curas progresistas vienen realizando, así tenemos a la Juventud Obrera Cristiana y a la Juventud Estudiantil Cristiana que, sin ser representativas en cuanto a fuerza, trabajan activamente por hacer crecer sus filas y capacitar a sus afiliados.

La existencia de clubes y asociaciones culturales o recreativas de jóvenes abunda por todos los rincones del país.

En el último año, el gobierno, por intermedio del Ministerio de Educación, hace grandes esfuerzos y derrocha toda clase de recursos por atraer a los estudiantes de secundaria a la organización oficialista denominada Círculo Estudiantil, el cual programa actividades deportivas, bailables, artísticas, que entusiasman a la juventud, habiendo conseguido ya importantes éxitos en la ciudad., a tal grado, que para el próximo año fundaran filiales en otras ciudades del país. Al elaborar una estrategia para el trabajo juvenil, nuestro partido deberá tomar muy en cuenta la competencia del gobierno por atraer a los jóvenes.

Un hecho importante ocurrido a mitad de la década pasada fue la formación de ANDES 21 de Junio, que agrupa a la mayoría de maestros de primaria y secundaria que laboran en los centros oficiales. A pocos años de su formación, ANDES ha sido protagonista de inolvidables jornadas de lucha que han rescatado al magisterio de la influencia del gobierno y lo han convertido en un sector valioso en las luchas del pueblo.

La línea democrática de ANDES aún con las vacilaciones que le imprimen sus principales dirigentes ha chocado con la orientación gobiernista que viene jugando la otra organización magisterial (AMAD), la cual fue creada con protección y el financiamiento oficial y juega un papel traidor que busca dividir a los maestros. Sin embargo AMAD no ha tenido mucho éxito en la despreciable tarea que realiza por encargo.

El Partido debe seguir prestando bastante atención a este sector y particularmente a su organización representativa, procurando superar las debilidades, deficiencias y errores que se han cometido y que han reducido la influencia que nuestros compañeros habían ganado con mucho esfuerzo y sacrificio.

El sector femenino es uno de los más desorganizados del país. La mujer no sólo está la margen de la vida política, sino que también es uno de los más despolitizados. La mujer lleva además sobre sus hombros la carga de prejuicios semifeudales que la discriminan y la ponen en un plano de inferioridad con relación al hombre.

El incremento de las relaciones capitalistas de producción ha exigido la mayor participación de la mujer en el proceso productivo, lo cual ha incorporad a algunos sectores femeninos a la lucha sindical. Sin embargo, ese fenómeno, todavía sigue siendo poco notable.

En los 10 años transcurridos desde 1950 se han formado 2 organizaciones populares de mujeres, que buscaron convertirse en abanderadas de las reivindicaciones de la mujer. Sin embargo, poco consiguieron en tal propósito.

La primera es Fraternidad de Mujeres Salvadoreñas, organización influenciada por nosotros que después de 12 años de existencia, se encuentra ahora reducida a su mínima expresión. En la base de su debilidad esta la ausencia de una adecuada línea del Partido para ese frente, las dificultades muy peculiares del sector femenino, así como la influencia desorganizadora que la escisión en el movimiento revolucionario tuvo dentro de dicha organización.

La otra, que es miembro de la Unión Americana de Mujeres, representa los intereses de las clases dominantes. Su actividad gira alrededor de obras de beneficencia y de programas de diversión para sus socias.

Los problemas, que este frente confronta deben servir de acicate a nuestro Partido para encontrar la fórmula política y organizativa adecuada para impulsar la organización y orintaci6n revolucionaria de las masas populares femeninas, y su activa incorporación a la lucha de la clase obrera y del pueblo en general. En esta tarea principal papel habrá de jugar el comprender las peculiaridades de este sector dentro de una sociedad hostil a la organización y la liberación política, económica y social de la mujer.

Durante los últimos 2 o 3 años se han organizado en nuestro país algunos grupos que han hecho suya la línea ultra-izquierdista del foco guerrillero urbano ó rural. Uno de esos grupos ha intentado incluso algunas operaciones de “recuperación” y han sufrido bajas fatales.

Un pequeño grupo de miembros de nuestro Partido, incluyendo algunos de su Comité Central, llevaron sus discrepancias con el resto de la Dirección al punto de la renuncia del Partido a comienzos del presente año, para dedicarse también a trabajar por esa línea.

En la Universidad tienen estos grupos su mayor fuente de estimulo ideológico y su fundamento social.

La experiencia de tales grupos ha planteado para nosotros lo necesidad de definir una posición y toda una política hacia ellos, y no basta con declararnos partidarios de la unidad de todas las fuerzas y organizaciones anti-imperialistas, anti-oligárquicas y revolucionarias, no basta con declamaciones acerca del enemigo común y de la lucha en su contra. Es necesario formular una política concreta hacia esos grupos en conjunto y hacia cada uno de ellos en particular, fijando a esa política objetivos definidos a alcanzar.

Los fundamentos generales de esa política, vá1ido para todos esos grupos pueden ser éstos:

a) Llamarlos públicamente a la Unidad de acción en puntos concretos, y discutir con ellos la cooperación, sin prejuicios ni actitudes sectarias de nuestra parte; incluso con cierta tolerancia respecto de sus desplantes característicos, “No agarrar la vara” de sus punzadas, ir siempre al fondo de los asuntos, hacer siempre propuestas constructivas y prácticas para la cooperación y la unidad de acción contra los enemigos comunes.

b) Llevar adelante una lucha ideológica sistematizada contra las posiciones ultra-izquierdistas, sin permitir que esa lucha degenere en personalismo y en el uso innecesario de calificativos.
Debemos incrementarse la difusión de materiales teóricos y debe polemizarse por escrito sobre las posiciones de los ultra-izquierdistas en nuestro país, cada vez que ello sea necesario. La polémica oral no debe permitirse cuando surge espontáneamente pero debe organizarse cuando las circunstancias lo demanden (mesas redondas, seminarios, etc.)

c) Debemos estar altamente vigilantes para no permitir que surja entre nosotros el espíritu infantil de “demostrar a los ultra-izquierdistas que nosotros también sabemos y podemos realizar acciones cono las que ellos propugnan y que tenemos suficiente valentía para hacerlo”, aunque tales acciones no sean necesarias ni convenientes en un momento dado.

ch) Si estos grupos iniciaran las actividades que han anunciado, nuestra posición aprobándolas, criticándolas (en privado o en público), deberá decidirse en cada caso, teniendo en cuenta invariablemente para ello, la conveniencia para el desarrollo del movimiento revolucionario de masas.

Algunos de esos grupos se encuentran infiltrados a todo nivel por agentes policiales y frente a ellos nuestra posición deber ser especifico; incluso tendremos que tomar medidos para desenmascarar o esos agentes enemigos.

Las relaciones con los grupos infiltrados no deben hacerse prácticas mientras este problema no sea superado.

En toda polémica con esos grupos debemos señalar al enemigo y argumentar desde posiciones claras, ante todo en el sentido de que debemos reconocer donde pasa la línea que divide antagónicamente al imperialismo y la oligarquía por una parte y al pueblo por la otra. Nuestros ataques deben concentrarse contra el enemigo, combatiendo las concepciones equivocadas de los ultra-izquierdistas y llamándolos a la unidad de acción con todas las fuerzas populares.

En todo caso, sin embargo, no debemos dejarnos arrastrar en ningún momento a una polémica absorbente o distraccionista con esos grupos.

V. LOS METODOS DEL ENEMIGO Y DE OTRAS FUERZAS Y NUESTROS METODOS.

En comparación con la década de los años cincuenta, durante los sesenta experimentaron cambios notables, los métodos de acción política entre las masas del imperialismo y el gobierno.

Durante los años cincuenta, el trabajo directo de masas del enemigo se centraba en el movimiento sindical, confiaba sobre todo en la paga de salarios a los lideres divisionistas y en la corrupción de otros. Las campañas electorales carecían de profundidad política, se apoyaban en la propaganda personalista y en los almuerzos y el transporte en camiones para el electorado rural.

El trabajo sindical del enemigo durante los últimos 10 años ha rebasado los círculos de los líderes y abarca a miles de trabajadores mediante los cursos y seminarios del IADSL-IESCA. Además ha rebasado el limite urbano y trabaja en el campo, fomentando distintos tipos de organización: Cooperativas de consumo o de producción, comités pro-mejoramiento cantonal, etc. Para estos fines cuenta con organismos tales como ABC, F0CCO, CARITAS, ACCION CIVICA MILITAR, clubes, IESCA, etc. Todas estas instituciones y organizaciones cuentan con equipos de cuadros especialmente adiestrados( trabajadores sociales, cursillistas, funcionarios, etc.)
• En las ciudades (en especial San Salvador)se promueve la organización de asociaciones de vecinos de las Colonias marginales, se organizan cooperativas de ahorro ó consumo.

Los cuadros del “Cuerpo de Paz” de los EE.UU. participan ampliamente en todo este trabajo en las ciudades y campos.

El Ministerio de Educación ha organizado un trabajo que está cobrando gran extensión con los jóvenes de educación media con variadas actividades deportivas, culturales, artísticas, recreativas, etc.

El partido oficial ya no confía sus campañas políticas exclusivamente a. presiones. de la Guardia Nacional y de las patrullas, a los camiones, los almuerzos, las pelotas; sobre todo desde la campaña presidencial de 1966-67, hace uso de una propaganda demagógica que habla de “cambios’, “reforma agraria”, etc. Como dijimos atrás, el gobierno cuenta hoy con un programa enmarcado dentro la línea neocolonialista actual del imperialismo para el continente.

El PCN ha incorporado a varios miles de elementos de la burguesía mediana y pequeña de la ciudad y el campo, profesionales y otros elementos de las capas medias, y también a líderes sindicales bajo la influencia de ORIT, IADSL, IESCA a los escalones de dirección nacional y local. Militares de baja han sido incorporados también a los organismos directivos del partido oficial. Si se le compara con el PRUD, el PCN lo aventaja en cuanto a la dimensión de su base social y en cuanto a sus métodos de trabajo entre las masas.

El imperialismo realiza un extenso, trabajo ideológico y organizativo entre las masas mediante los activistas profesionales de diversas sectas, religiosas, entre los que hay muchos cuadros de origen nacional adiestrados ya para la tarea.
Otras fuerzas actuantes en la política nacional (el PDC y el sector progresista del clero católico) han mejorado también notablemente sus métodos de trabajo entre las masas, adiestrando centenares de activistas.

Durante los años cincuenta y todavía en los primeros de la década pasada, nuestros métodos se relacionaban principalmente con la agitación (mítines y manifestaciones) y encontraban una buena respuesta. El movimiento que propició el derrocamiento de Lemus se realizó casi exclusivamente a base de mítines y manifestaciones y el FUAR encontró en esas actividades la fuente para su reclutamiento y el medio para desarrollar presión. Ahora los mítines y manifestaciones por si solos han perdido vigor y no puede considerárseles, ni mucho menos, formas principales de trabajo con las masas; siguen siendo muy importantes como medios de comunicación y agitación, en ciertas circunstancias (huelgas de ANDES por ejemplo), constituyen medios importantes de presión. Pero hoy necesitamos desarrollar y mejorar nuestros métodos, basando nuestro trabajo en centenares de activistas y cuadros adiestrados adecuadamente, que desenvuelven su labor en íntima relación diaria con las masas y no sólo desde la tribuna o la mesa de redacción de la propaganda escrita.

Es una exigencia perentoria para el desarrollo de la lucha de clases en nuestro país, la renovación de nuestra metodología de trabajo con las masas. Debemos organizar seriamente la respuesta, al enemigo en este terreno y aceptar el reto que ello implica a nuestra capacidad creadora y a nuestra eficiencia.

Extraer de las masas a los mejores elementos (principalmente proletarios y campesinos pobres), adiestrarlos y lanzarlos de nuevo por centenares a las masas, para promoverlas a luchar y organizarse. Organizar con los mejores activistas las Células del P. y de la JC. en todas partes, elevando la disciplina, agilidad y la moral combativa del P. y de la JC.

Tal es el esquema simplificado de la tarea apremiante que tenemos planteada y que debemos cumplir. Los métodos de trabajo entre las masas del movimiento que encabeza nuestro P.; aunque han evolucionado un poco, son arcaicos en comparación con los del enemigo y en comparación de los que emplean otras fuerzas populares. Reconozcámoslo así sin rodeos y aceptemos el reto de transformarlos.

NUESTRACTICA

El análisis de la situación nacional y las implicaciones en esta de los factores internacionales (del continente y del mundo) permiten sacar las orientaciones fundamentales que regirán el trabajo del Partido para este periodo y que por tanto, deben de convertirse en el norte y guía de los militantes y organismos:

1. Lucha por la Unidad de la Clase Obrera organizada, que habrá de expresarse en el esfuerzo por formar la Central Única de Trabajadores.

2. Luchar por la sindicalización de los trabajadores del campo y por la libre asociación de los campesinos; proceder de hecho a su organización.

3. Lucha por la Unidad de todas las fuerzas populares (políticas, gremiales, estudiantiles, religiosas, etc.,) para presentar un frente común de Oposición a la política entreguista y antipopular del actual gobierno.
4. Desarrollar la construcción del Partido, así como el fortalecimiento del movimiento revolucionario de izquierda, en general
5.— Luchar por conseguir la inscripción legal del Partido Revolucionario

A- La conquista de la unidad del movimiento obrero es una necesidad vital de la revolución y constituye para el Partido un objetivo estratégico por cuanto siendo ésta la clase fundamental, llamada a jugar el papel de vanguardia en la revolución, su división o fraccionamiento retrasa el desarrollo de aquella y favorece únicamente los intereses de los explotadores.

En el camino de la unificación del movimiento obrero es necesario elaborar una adecuada política unitaria, ,flexible y libre de sectarismos, a fin de evitar reincidir en errores pasados y de aumentar los problemas que en éste terreno ya existen. Para ello es preciso partir de que los intereses de la clase obrera son comunes, que no existen antagonismos, sino distanciamientos o separaciones artificiales creados principalmente por los enemigos de clase, a quienes les conviene que esa separación persista. Esta política de unidad debe ante todo descansar en el trabajo por la base, que nos permite entrar en relación directamente con la masa de trabajadores, generar influencia y desarrollar la presión hacia arriba, encaminada a promover a la dirigencia corrompida y a los vacilantes a posiciones unitarias. La unidad basada en los esfuerzos sólo por arriba ( a nivel de dirigentes), en ningún momento debe ser la fundamental; naturalmente que tiene mucha importancia y ella no debe subestimarse pero progresara si por abajo (en las bases) hay suficiente presión capaz de obligar a los dirigentes a avanzar. Si no logramos influir en la masa esta seguirá a merced de los líderes traidores y deshonestos, que no son partidarios convencidos de la unidad , aunque lo digan de palabra., sino oponentes a ella por principio y por servicio vendido al enemigo.

También la lucha por la unidad del movimiento obrero exige la elaboración de un programa concreto, que contenga las reivindicaciones esenciales, capaz de interesar y luego movilizar a los trabajadores en el afán de alcanzar eso objetivos . Sin esto ninguna política de unidad obtiene los resultados por la que fue trazada, pues se pierde en el terreno de la teorizaci6n, eliminando o ignorando las bases materiales de la acción unitaria. Ese programa ha sido encargado a la Comisión Sindical para su elaboración.
B— La lucha por la unidad amplia de todas las fuerzas interesadas en el progreso del país, en terminar con la política entreguista y antipopular del gobierno, en frenar la penetración cada vez mayor del imperialismo, en conseguir mejoría material y cultural para las grandes mayorías, esta a la orden del día. Las condiciones que se presentan para ello no tiene precedentes en los últimos 10 años y debemos salir a su encuentro con iniciativa y audacia.

También, en servicio de esta orientación, debemos trazar una política de unidad flexible , amplia y de principios, que nos prevenga de errores de derecha y de izquierda.

Por la diversidad da fuerzas e intereses que debemos atraer es necesario elaborar un programa de reivindicaciones u objetivos de lucha económica, política, sociales, etc., que recoja las aspiraciones de esas organizaciones o sectores. Los siguientes elementos no deben faltar en un documentos encaminado a constituirse en catalizador de las más diversas inquietudes e intereses:

1. Lucha por eliminar todas las condiciones de privilegio al capital monopolista extranjero (particularmente yanqui). Esta reivindicación se actualiza más, con las leyes que últimamente han sido aprobadas por la Asamblea de manera apresurada, puesto que están hechas con el propósito inocultable de abrir las puertas del país a la penetración directa de los monopolios yanquis.

2. Por la realización de una Reforma Agraria Democrática, que se ha convertido en una reivindicación sentida por mayor número de sectores populares tal como lo evidenció el pasado Congreso de Reforma Agraria patrocinado por la Asamblea Legislativa en enero de este año.

3. Por el establecimiento de relaciones comerciales directas con los países socialistas (sin intermediarios), a fin de ensanchar el mercado exterior y de sentar las bases de una política exterior independiente del país. Hay que tomar en cuenta en este sentido: a) las opiniones favorables cada vez frecuentes que se producen en algunas esferas gubernamentales y burguesas; b) el interés mostrado por algunos países socialistas, especialmente por la URSS, para desarrollar las relaciones de todo tipo con los países de Centro América.

4. Por un aumento general de salarios en un considerable porcentaje en vista de los impactos sufridos por las masas trabajadoras ante las cargas impositivas, (aumento del precio de la leche en polvo; 30% del Protocolo de San José y la Ley del Impuesto de Papel Sellado y Timbres aprobado recientemente), que han venido a elevar el costo de la vida.

5. Junto al aumento general d salarios, exigir el Control de los precios, para evitar caer en una espiral inflacionario, puesto que por la naturaleza propia del capitalismo monopolista, todo aumento de salarios se revierte en aumento de precios.

6. Exigir cambios en la política de impuestos tendiente a cargar principalmente los ingresos directos y no los indirectos, como ahora. También crear los mecanismos de control indispensables para hacer efectivas estas recaudaciones, eliminando la evasión fiscal que hoy ocurre.

7. Exigir cambio en la política del gasto púb1íco, a fin de fortalecer los renglones de beneficio social.

8. Disminuir las prerrogativas de que gozan la industria en materia de excensión de impuestos.

9. Rebaja general de alquileres de vivienda, comenzando por las rentas que cobra el IVU en las colonias que ha construido últimamente.

10. Extensión de los servicios del seguro social a todo el país, destinado a incorporar a sus beneficios a los trabajadores del campo, y de manera inmediata los empleados públicos.

11. La aprobación del Código de Trabajo con las reformas propuestas por todas las Centrales Sindicales del país.

12. Lucha por derogatoria de la legislación anticomunista.

Este esfuerzo por crear una amplia unidad popular debe ser obra de todo , desde la dirección a la base y su alcance es nacional. En los lugares del interior del país, además de lograr la unidad de acción por estos objetivos generales debe combinarse la lucha por las reivindicaciones especificas que sean del interés de los vecinos de la respectiva localidad o población. Creemos que en el interior del país, por la falta de politización de las masas, el trabajo de unidad tendrá que empezar en torno a las necesidades del lugar.

Especial atención debe ponerse en la conducta que habrá de adoptarse con los miembros o simpatizantes de la Democracia Cristiana. Es ésta una masa popular considerable y poco politizada, que continuamente ha escuchado a ciertos dirigentes cuyos argumentos anticomunistas y alegatos a favor de la tendencia aislacionista que ha caracterizado a ese partido.

Por eso, la necesidad de una línea de conducta cuidadosa, serena, ecuánime, sin sectarismo, es una necesidad imperiosa. En este sentido es preciso observar la regla de evitar hacer discusión en torno a los asunto que más puedan distanciarnos, y, al contrario, llamar la atención de ellos hacia los problemas en los que pueda coincidirse y actuar unidos. No olvidemos que la línea por la unidad exige de nuestra parte un alto sentido de paciencia, flexibilidad y capacidad de mirar lejos.

Este trabajo por la. unidad de las fuerzas populares y democráticas no debe circunscribirse o planearse en torno a las futuras elecciones presidenciales exclusivamente, sino que tiene que ser concebido en torno de un programa, que al ser de interés general, puede crear condiciones para un trabajo a largo plazo, encaminado a reunir la suficiente fuerza popular capaz de emprender la lucha por las verdaderas transformaciones que el país necesita. Ver el trabajo
unitario solo en torno a las próximas elecciones podría ser perjudicial
para la misma línea que estamos formulando. De ahí que este problema (el de las elecciones) debe quedar sujeto a un análisis posterior.
C. Al trazar los lineamientos políticos principales en la lucha política general de masas, es preciso, elaborar un lineamiento concreto del desarrollo y construcción de nuestro Partido. El Partido es el instrumento capaz o no de lograr que una línea se aplique o fracase y por tanto necesitamos fijar la tención de manera primaria en este asunto.

Actualmente, no tenemos una línea clara sobre la construcción del Partido. Existen ideas entre algunos compañeros y organismos, desordenadamente y sin sistematizar; denunciamos continuamente los métodos artesanales y pequeño burgueses de trabajo y todavía no los superamos; nos dolemos de la falta de crecimiento constante del Partido y no nos trazamos objetivos concretos en este terreno, ni agilizamos los métodos de reclutamiento; alegamos la existencia de dualidad de recursos, esfuerzos y trabajo en algunas actividades y no procedemos a superar esta debilidad; tenemos la inquietud porque el Partido tome presencia en la vida política nacional y no trazamos planes en este sentido, etc.

Ahora bien, esas y otras deficiencias apuntadas no pueden resolverse en abstracto, ni tomarse medidas valederas para toda situación. No, al contrario, la superación de debilidades debe partir de un plan de conjunto, basado en determinada situación socio-política concreta, ante la cual el Partido se traza determinados objetivos estratégicos y tácticos.

Creemos que tenemos planteada ahora una situación sumamente interesante distinta a todos los momentos históricos anteriores que el Partido ha atravesado:
a) el socialismo ha llegado a América , se ha consolidado y se fortalece en Cuba; el movimiento revolucionario del continente ha alcanzado niveles altos en su camino hacia la emancipación de los pueblos latinoamericanos. Todo ello favorece al esclarecimiento y movilización de las masas;

b) La polarización de las posiciones políticas en el mundo en torno a la pugna socialismo-capitalismo, también ha acelerado el proceso hacia la polarización de fuerzas en nuestro país y conducirá a ella indefectiblemente;
e) Los partidarios del socialismo han aumentado considerablemente, así como los que aceptan el marxismo-leninismo como la única teoría revolucionaria capaz de guiar a los pueblos por la senda de la liberación;

d) El continuo bregar de nuestro Partido desde su fundación hace 40 años ha influido enormemente en la politización de cada vez mayores sectores de las masas populares, lo que ha aumentado la base social de las ideas revolucionarias, así como las relaciones e influencias del propio Partido.

e) La lucha persistente de las masas ha logrado una serie de conquistas en el terreno social, económico y político y ante todo ha elevado su nivel de organización y ha logrado cambios favorables en la correlación de fuerzas entre las masas y sus enemigos.

f) La lucha popular, su radicalización mayor, los cambios en la correlación de fuerzas, han obligado a las clases dominantes a introducir formas refinadas para gobernar, de ahí que el gobierno típicamente dictatorial ha cedido el paso al gobierno que emplea la demagogia política y social, sin perder desde luego su carácter antidemocrático.

Todos esos elementos deben ser tomados en cuenta en el trazamiento de una línea de construcción de nuestro Partido.

TAREAS INMEDIATAS

Están maduras las condiciones para comenzar a introducir mejoras en la situación del Partido y superar muchas deficiencias y debilidades, las siguientes son las tareas inmediatas que se hacen indispensables:

1. Elevar el doble la membresía del Partido en el periodo de un año. Creemos que esa tarea debe estar acompañada de la revisión de nuestros métodos de reclutamiento, así como de las medidas necesarias para garantizar a corto plazo, la consolidación de los nuevos miembros en el Partido.

2. Triplicar los miembros de la Juventud en el plazo de un año. Así como aprobar los lineamientos generales de la fundación y construcción de la Juventud Comunista, como organización autónoma en su funcionamiento, pero supeditada políticamente al Partido.

3. Terminar en el funcionamiento de los Comités Intermedios con la característica de ser organismos típicamente administrativos y no políticos. Especial interés debe ponerse en que el Comité Departamental de San Salvador tenga visión amplia de sus atribuciones a nivel departamental y no solo municipal, cono hasta el momento ocurre.

4. Cambiar en plazo breve la estructura actual de las Bases Celulares de barrio, colonias, localidades y de empresa o centro de producción. Para la tarea de coordinar la actividad de los comunistas en determinada organización (ejemplo un Sindicato) habrá necesidad de hacer funcionar los Grupos de Partido que estatutariamente esta previsto para estas situaciones.

Resolver definitivamente sobre el papel del PR, delimitar con mayor claridad las funciones y el acoplamiento de frentes y organismos. Antes de resolver tal asunto, es necesario tomar medidas para evitar la duplicidad de algunos frentes tal como: el femenino, juvenil sindical, rural,, etc.,etc.

Octubre 18 de 1970

( Las partes en negrita son obra del CEM y no del Documento original.).

CEM publica Informe del Pleno del CC del PCS ( 18 de octubre de 1970)

CEM PUBLICA INFORME DEL PLENO DEL CC DEL PCS DE 18 DE OCTUBRE DE 1970

SAN SALVADOR, 15 de enero de 2009 (SIEP) “No podemos dejar de estudiar a los clásicos, a Marx, Engels y Lenin, así como la compleja realidad internacional, y también nuestra riquísima experiencia nacional como izquierda” aseguró hoy el Lic. Roberto Pineda, Coordinador del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

“Y en este punto, la publicación digital en el SIEP del Documento aprobado por el Pleno del CC del PCS el 18 de octubre de 1970 es muy importante. Este es un documento muy valioso, como análisis de la realidad internacional y nacional de ese momento. Este es el primer pleno luego del VI Congreso realizado en agosto de ese año, y define las principales líneas tácticas.”

“Y nos permite penetrar en la situación del movimiento revolucionario de esa época, en sus dificultades y desafíos, sus avances y problemas. Conocer la situación en la que se encontraban los comunistas salvadoreños, luego de la renuncia el 30 de marzo de Salvador Cayetano Carpio a la secretaría general del PCS y la formación el 1 de abril de lo que luego serían las FPL.”

“El documento titulado Lineamientos básicos de la táctica del PCS se divide en siete partes. La primera parte caracteriza el momento político en América Latina como “un periodo histórico de revolución y no de evolución” y hace un recorrido por las diversas modalidades de pensamiento y medidas reformistas promovidas desde EE.UU.”

“La segunda parte trata sobre “la versión salvadoreña” del programa de reformas impulsadas desde Washington y las dificultades del presidente General Fidel Sánchez Hernández para implementarlas, debido a las presiones de la oligarquía, que incluso “lo obligaron a prescindir de sus ministros reformistas.”

“La tercera parte trata sobre el estado del conflicto con Honduras y su probable evolución. Considera el documento que “en El Salvador el gobierno tuvo la iniciativa para la guerra y tiene hoy la iniciativa en cuanto a la pacificación.”Así como la apreciación que “el chovinismo y los odios anti-hondureños han calado en las masas.”

“La cuarta parte aborda la situación de las diversas fuerzas políticas y sociales. Evalúa que “a principios de la década que acaba de concluir, la organización sindical se enmarcaba en la CGTS y la CGS” mientras que a finales de esta “el panorama había cambiado. En 1965 desapareció la CGTS, después de que ella llegó a un acuerdo con un grupo de sindicatos grandes de obreros industriales, encabezados por la UTF, para constituir la Federación Unitaria Sindical de El Salvador (FUSS).”

La quinta parte analiza los cambios en los métodos de acción política entre las masas utilizados por la oligarquía y el imperialismo. Explica que “durante los años cincuenta, el trabajo directo de masas del enemigo se centraba en el movimiento sindical” y se basaba en la división y la corrupción. Mientras que a principios de los setenta se ve obligado a modernizar su aparato ideológico de dominación.

“La sexta parte define las “orientaciones fundamental que regirán el trabajo del Partido para este periodo.” Entre estas sobresalen las de “lucha por la unidad de la clase obrera organizada, por la sindicalización de los trabajadores del campo, por la unidad de todas las fuerzas populares, por la construcción del Partido y por conseguir la inscripción legal del Partido Revolucionario.”

“Y concluye el documento del PCS, enumerando cuatro “tareas inmediatas” que son las de en un año “elevar el doble de la membresía del Partido y triplicar los miembros de la Juventud Comunista.” Así como de “terminar en el funcionamiento de los Comités intermedios con la característica de ser organismos típicamente administrativos y no políticos.” Y finalmente la de “cambiar en plazo breve la estructura actual de las Bases Celulares.-

Declaración de los socialistas centroamericanos sobre las elecciones en El Salvador

DECLARACION DE LOS SOCIALISTAS CENTROAMERICANOS
SOBRE LAS ELECCIONES EN EL SALVADOR.

¡¡La principal tarea: expulsar a ARENA del gobierno!!

¡¡Llamamos al voto crítico por el FMLN!!

Por un gobierno del FMLN que incluya a las organizaciones obreras, campesinas y populares, sin la participación de burgueses!!

El partido ARENA, fundado por el fascista Roberto Dabuisson, salió como el partido victorioso de la guerra civil. Tiene más de 19 años de estar ininterrumpidamente en el gobierno de el Salvador. Después de casi dos décadas de ofensiva neoliberal, la sociedad salvadoreña clama por un cambio de gobierno que termine con el desempleo, el hambre y la miseria que obliga a decenas de miles de salvadoreños a emigrar en busca del sustento diario de sus familiares.

Después de los acuerdos de paz de 1992, la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) se convirtió en un partido político legal. Con una estrategia reformista y etapista, apelando a su trayectoria revolucionaria y peleando espacios políticos, el FMLN logró convertirse en un partido con influencia de masas. En 1994 el FMLN participó por primera vez en las elecciones municipales ganando 15 alcaldías. En 1997 ganó 52 alcaldías, la mayoría ubicadas en el Área Metropolitana. En el año 2000 obtuvo 80 alcaldías, se reeligió en la alcaldía de San Salvador y ganó 8 de las 14 cabeceras departamentales. En el 2003 tuvo un bajón electoral, perdió 10 alcaldías, entre éstas la mayoría de cabeceras departamentales. En el 2006, retrocedió hasta 58 alcaldías. A pesar de este bajón en los gobiernos locales, el FMLN ha mantenido una representación de más de un tercio de los diputados.

El FMLN es una real alternativa de gobierno

Muchos trabajadores y jóvenes salvadoreños consideran que el FMLN es una real alternativa de gobierno, y así lo demuestran las recientes y más diversas encuestas que colocan a Mauricio Funes, candidato presidencial del FMLN, con hasta 14 puntos por encima de los candidatos de ARENA.

Por primera vez en mucho tiempo, existen condiciones nacionales e internacionales favorables para un triunfo del FMLN: desgaste de ARENA, profundas aspiraciones de cambio de la clase trabajadora y la clase media, una brutal crisis del sistema capitalista e imperialista, crisis del modelo neoliberal en El Salvador, y la existencia en el área centroamericana de gobiernos burgueses que se autodenominan de “izquierda”, como Daniel Ortega en Nicaragua, Mel Zelaya en Honduras y en menor medida Álvaro Colom en Guatemala.

Con estas condiciones favorables, el FMLN pretende capitalizar el descontento social para conquistar el gobierno, ya no por el sonar de los fusiles, sino el por silencioso sonido de los votos. Sin embargo, dentro de la implementación de una estrategia de formar amplias alianzas políticas para ascender al gobierno por la vía electoral, el FMLN contribuyó a la desmovilización de la clase obrera salvadoreña y a la disminución de luchas sociales contra el gobierno de ARENA. Actualmente no hay grandes luchas obreras y populares, sino que el enfrentamiento político se libra en los marcos de la democracia burguesa.

Un programa democrático burgués

A pesar que el FMLN es parte integrante del nuevo régimen político bipartidista que se instauró con los Acuerdos de Paz de 1992, —con algunas cuotas de poder en los órganos del Estado burgués que se remodeló al finalizar la guerra civil— su máxima dirigencia continúa representando los intereses políticos propios como burocracia política, así como los de ciertos sectores de la clase media y, en menor medida, a los sectores obreros y populares.

Hasta el momento no conocemos que haya sectores burgueses dentro del FMLN ni que su alta dirigencia represente los intereses políticos de alguna fracción burguesa, aunque la plataforma electoral enarbolada por Mauricio Funes reivindica abiertamente la necesidad de implantar un modelo de capitalismo más humanitario. En pocas palabras: “un cambio con estabilidad”, “Cambiar algo para que todo continúe igual”.

A pesar de estas características sociales y políticas particulares de la dirigencia del FMLN, un amplio sector de los trabajadores, jóvenes y de las masas populares salvadoreñas se identifican políticamente con esta organización, y no logran visualizar el peligro que representa este programa de respeto a la economía capitalista, que ha llevado a Funes a declarar que respetaran el CAFTA, la institucionalidad de las Fuerzas Armadas, se compromete a respetar la propiedad privada de los grandes medios de producción y la Constitución de 1983, que no refleja la decisión democrática del pueblo salvadoreño ya que fue impuesta en medio de la guerra civil.

El discurso antiimperialista del FMLN se ha debilitado. En relación al gobierno de los Estados Unidos, el candidato Mauricio Funes ha declarado que “Mantendremos y reforzaremos las relaciones comerciales, económicas y políticas con Estados Unidos, con su pueblo y gobierno, sobre la base del respeto a la autonomía y a la autodeterminación de los pueblos. Reconocemos la importancia estratégica de estas relaciones en la medida que su fortalecimiento pueden traer mayor bienestar a la población salvadoreña”.

Peligrosa política de alianzas

Este programa democrático burgués es el imán con el cual la dirigencia del FMLN quiere atraer a algunos sectores de la burguesía. A decir verdad, esa “burguesía progresista” es casi inexistente social, política y económicamente. Una de las características de la actual campaña electoral es que la derecha ha cerrado filas en torno a ARENA y marcha unificada en las elecciones, consciente del peligro que representa una posible victoria electoral del FMLN.

Durante el año 2007 el FMLN impulsó una tímida estrategia de unificación de los partidos de clase media: Cambio Democrático (CD) dirigida por Héctor Dada Hirezi, el Frente Democrático Revolucionario (FDR) que lidera Julio Hernández –conformado por una escisión del FMLN conocida como Movimiento Renovador— y con la disidencia burguesa encabezada por José Arturo Zablah Kuri, ex ministro de Economía durante la administración de Armando Calderón Sol (1994-1999), principal dirigente del movimiento denominado “Alianza por el Cambio”, quien regresó a las filas de ARENA para ocupar la candidatura a la vice presidencia en la actual contienda electoral.

La gran alianza nacional que pretendía formar el FMLN con los partidos de clase media, como CD y FDR, no logró cuajar de cara a estas elecciones municipales, pero si se produjeron alianzas parciales. En 30 municipios el FMLN va en alianza con CD y en 4 municipios el FMLN va en alianza con el Partido Demócrata Cristiano (PDC), un partido claramente burgués, aunque sumido en una profunda crisis.

Esta política de alianzas del FMLN con sectores burgueses no es nueva. Desde la época de la guerra civil, la guerrilla del FMLN siempre buscó la alianza con los “burgueses progresistas”. Bajo las nuevas condiciones, ahora el FMLN aspira a construir una gran alianza nacional incluso con fuerzas burguesas para ascender al gobierno, la que no se ha podido realizar porque estos han cerrado filas con ARENA.

No obstante, las elecciones se realizarán en dos fases. Conscientes del desgaste político de ARENA, los partidos de la derecha salvadoreña aprobaron la realización de comicios separados: el 18 enero de 2009 se elegirán 262 concejos municipales, 84 diputados para la Asamblea Legislativa y 20 Diputados al PARLACEN, y el 15 de marzo de este mismo año se elegirán el Presidente y vicepresidente de la República para el período 2009-2014.

Dependiendo del resultado de las elecciones municipales y legislativas, se pueden formar nuevas alianzas para las elecciones presidenciales, por lo que la base del FMLN debe estar muy alerta.

Llamamos al voto crítico a favor del FMLN.

La Ley Electoral en El Salvador es antidemocrática ya que consagra el bipartidismo e impide el surgimiento de nuevas fuerzas políticas, y porque además dificulta la actividad legal de los grupos de izquierda por fuera del FMLN. En estas condiciones se ha producido una inevitable polarización política, entre el gobernante ARENA y el opositor FMLN, como ha ocurrido en los pasados procesos electorales.

En medio de una pavorosa crisis económica del sistema capitalista e imperialista, existen grandes aspiraciones e ilusiones de las masas obreras, campesinas y populares de que un gobierno del FMLN puede arreglar la situación en El Salvador. Irónicamente, mientras ARENA ha suavizado el discurso, llevando al “progresista” Zablah como candidato a la vicepresidencia, el FMLN ha derechizado su discurso en aras de obtener una mayoría electoral.

La principal tarea de los revolucionarios en las actuales condiciones de El Salvador, es terminar con la continuidad del gobierno de ARENA. Las elecciones brindan la oportunidad de expulsar a ARENA del gobierno, y de instaurar un gobierno del FMLN, siendo luego necesaria la lucha de las organizaciones obreras, campesinas y populares para instaurar un verdadero Gobierno obrero campesino y popular.

El programa democrático burgués del FMLN va en sentido contrario al nacimiento y desarrollo de un proceso revolucionario. Por eso llamamos al voto crítico, es decir, que a pesar de que no estamos de acuerdo con el programa electoral del FMLN, llamamos a no desperdiciar el voto, a rechazar la continuidad del gobierno de ARENA. El cambio revolucionario que anhela el pueblo salvadoreño, además de votar en contra de ARENA, solo se logrará y garantizará con la movilización de la clase trabajadora, el campesinado y demás sectores populares.

Por un gobierno del FMLN que incluya a las organizaciones obreras, campesinas y populares, sin la participación de burgueses!!

Por esta razón, llamamos a luchar por la instauración de un gobierno del FMLN que incluya a las organizaciones obreras, campesinas y populares, sin la participación de burgueses. Llamamos a las bases del FMLN a luchar por un programa que incluya la convocatoria a una Asamblea Constituyente que termine con el orden burgués impuesto con la Constitución de 1983 y los Acuerdos de Paz de 1992, que reorganice El Salvador en beneficio de toda la clase trabajadora , el campesinado y de las amplias mayorías empobrecidas.

Esta Asamblea Constituyente debe tomar medidas urgentes para resolver los efectos de la crisis del sistema capitalista, resolver el problema del inminente desempleo masivo que nos amenaza, aumentar los salarios conforme el costo de la vida, resolver el problema agrario entregando la tierra y el crédito barato al sector indígena y al campesinado pobre, resolver los problemas de salud, educación, vivienda, alimentación, seguridad y que además se investigue la corrupción e impunidad realizada en las esferas del gobierno de ARENA y en otras sectores.

Esto solo se puede lograr acabando de una vez por todas con el reaccionario gobierno de ARENA, votando críticamente por el FMLN, y garantizando cualquier conquista económica y social con la movilización, la independencia política de los trabajadores, atacando implacablemente a nuestros enemigos: la oligarquía, la burguesía, el imperialismo y sus agentes

Centroamérica, 9 de Enero del 2009.

CIRCULO SOCIALISTA REVOLUCIONARIO (CSR) DE GUATEMALA.
PARTIDO REVOLUCIONARIO DE LOS TRABAJADORES (PRT) DE EL SALVADOR.
MOVIMIENTO AL SOCIALISMO (MAS) DE HONDURAS.
PARTIDO REVOLUCIONARIO DE LOS TRABAJADORES (PRT) DE NICARAGUA.

Informe del CC al VIII Congreso del PCS (1993)

INFORME DEL CC AL VIII CONGRESO

4 de marzo de 1993

INDICE

ANTECEDENTES
I EL VII CONGRESO Y EL VIRAJE HACIA LA LUCHA ARMADA
II EL PARTIDO Y LA GUERRA REVOLUCIONARIA
III ACIERTOS Y DIFICULTADES EN LA CONCENTRACION Y DESCONCENTRACION DE FUERZAS
IV LA DERROTA DE LA OPERACION FENIX EN GUAZAPA
V PREPARACION DE LA CONTRAOFENSIVA ESTRATEGICA
VI EL PCS EN EL DESENLACE NEGOCIADO DE LA GUERRA
VII EL PCS EN LA POST-GUERRA

ANTECEDENTES

El presente informe del CC abarca los acontecimientos ocurridos en la vida del PCS luego del VII Congreso, su participación en 12 años de Guerra Popular Revolucionaria y en el actual proceso de ejecución de los históricos Acuerdos de Paz que marcaron el desenlace de la primera.

La intensidad de los hechos transcurridos en todo este período hace difícil una relación exhaustiva de todos y cada uno de los aspectos en los cuales el PCS tuvo participación, más sin embargo esta es la oportunidad en que todo el Partido, a través de los Delegados asistentes a este VIII Congreso, haga un examen de la conducta asumida en los diversos terrenos del enfrentamiento con los enemigos de la Revolución en este período tan trascendental para la historia de El Salvador.

En 1979 llegamos al VII Congreso con toda la convicción de que debíamos prepararnos para ponernos a la altura de las demandas que el proceso de la Revolución en nuestro país estaba planteando. Veníamos de una larga trayectoria en la cual el PCS había experimentado con diversas formas de lucha para acceder al poder. En este contexto el Partido tomó participación decidida en la construcción y conducción del movimiento gremial, sindical, universitario y campesino. Nuestro Partido participó activamente en las luchas anti-dictatoriales que llevaron a la caída de los regímenes de Hernández Martínez y Lemus, coincidiendo en estas ocasiones en el torrente de las fuerzas democráticas. En los años sesentas desplegamos los primeros esfuerzos, luego de la derrota de 1932, para iniciar las acciones armadas al servicio de una clara política de lucha por el poder. En esa misma década y en el transcurso de la siguiente el PCS se involucra activamente en las luchas electorales que llevaron a su agotamiento al modelo político de la dictadura militar hasta entonces vigente.

Nuestra participación electoral al lado de importantes sectores democráticos se produjo en el marco del inicio y despliegue de la lucha armada por otras organizaciones revolucionarias y en medio de una fuerte polémica con éstas alrededor de las formas de lucha para la toma revolucionaria del poder.

No obstante esa polémica el hecho objetivo es que la lucha armada, las acciones populares que se multiplicaban a lo largo del país hasta confluir en la creación de un poderoso movimiento de masas a mediados de los años setenta y las grandes movilizaciones populares propiciadas por la lucha electoral, y mas concretamente las victorias electorales de 1972 y 1977, convergieron volviendo históricamente insostenible ese modelo político de la dictadura militar y aceleraron la maduración de la crisis política, que estallaría hacia finales de los setenta.

I EL VII CONGRESO Y EL VIRAJE HACIA LA LUCHA ARMADA
Después de las protestas violentas de febrero de 1977 impulsadas por el PC en defensa de la victoria electoral y del pleno del CC en abril de ese año en que se decidiera realizar el viraje hacia la lucha armada, transcurrieron dos “largos” años de intenso debate interno antes de que el VII Congreso, celebrado en abril de 1979, reafirmara la decisión del viraje.

A esas alturas, la lucha armada venía desarrollándose de forma creciente, impulsada por otras organizaciones revolucionarias, ante el cierre cada vez mayor por parte de la dictadura de espacios para otras formas de lucha y la profundización de la represión.

La incorporación del Partido a la lucha armada formaba parte de una respuesta más integral a los problemas fundamentales de la revolución. El Congreso dotó al PC de la necesaria fundamentación y proyección histórica; dejando claramente establecido el carácter democrático y antimperialista de esta primera etapa de la revolucion con rumbo al socialismo, y en correspondencia con ello precisó las tareas principales de la misma. Resolvió el viejo y falso dilema teórico de la izquierda revolucionaria y en particular de los PC de contraponer la revolución democrática a la revolución socialista como si se tratara de dos revoluciones
completamente separadas.

El séptimo congreso de nuestro partido aunque no logró percibir que nos encontrábamos en vísperas de la entrada a la guerra propiamente, abordó el problema de la vía de la revolución reafirmando la tesis general de que había que combinar todas las formas de lucha. Aunque de manera insuficiente, identificó a las fuerzas sociales interesadas en llevar adelante la revolucion democrática; trazó los rasgos principales de la política de alianzas y los del enemigo principal de la revolucion y se pronunció anticipadamente por la unidad revolucionaria del país.

El viraje acordado era integral y ponía el acento en la solución del problema del poder. Sólo faltaba que el Partido adoptara una conducta política práctica, en concordancia con esas decisiones, trazándose así, la consigna de construir un partido en guerra lo cual demostraba la determinación de consumar la incorporación plena a la lucha armada.

El triunfo de la Revolución Popular Sandinista en Nicaragua, el 19 de julio, confirmó en lo fundamental las líneas trazadas en el Congreso. En particular le dio un impulso grande a la línea de la unidad de la izquierda, adoptada por el PC en el VII Congreso, guiado por la verdad refrendada por las experiencias revolucionarias mundiales pasadas y recientes de que para resolver bien el problema de la vanguardia es absolutamente necesario resolver bien el problema de la unidad de la izquierda.

El Golpe de Estado de Octubre de 1979

En el marco de una profunda crisis de la dictadura militar caracterizada, entre otras cuestiones, por un aislamiento interno y externo cada vez más pronunciado y por el fracaso de sus esfuerzos por contener la lucha popular, el gobierno del General Romero intentó construirse una base de apoyo social convocando a diversos sectores del país a formar el llamado Foro Nacional.

El PCS, junto a otras organizaciones revolucionarias y partidos políticos de oposición, organizaciones gremiales e instituciones constituyeron el Foro Popular, saliéndole al paso a la maniobra gubernamental. El 15 de octubre de 1979 se produjo el Golpe de Estado contra el Gobierno del General Romero y el Foro Popular pasó a integrarse al primer gobierno surgido del golpe. De esta forma, el PC participó en el mismo a pesar de que en el informe del Comité Central al VII Congreso se advertía del riesgo y costos políticos que acarrearía a la revolución y al partido la participación en una maniobra de apariencias democráticas, urdida por los enemigos de la revolución para impedir el triunfo revolucionario, en nuestro país como el recientemente ocurrido en Nicaragua.

Era claro que participar en una maniobra de tal naturaleza, ponía en riesgo la unidad de la izquierda, la línea recién acordada por el Congreso y en general las perspectivas de la revolucion misma.

Sin embargo, la participación en el golpe de militares democráticos que propiciaron la incorporación en el gobierno de las organizaciones del Foro Popular y de otros sectores y personalidades progresistas motivó la decisión de la Comisión Política del PC de participar en ese gobierno para contribuir, en lo posible, en el esfuerzo democratizador.

Pero los objetivos del golpe fueron rápidamente frustrados por los sectores más oscurantistas de la oligarquía y la Fuerza Armada, neutralizando toda posibilidad de acción a la primera Junta de Gobierno que de hecho se proponía el impulso de una serie de reformas económicas y sociales.

Ante esa situación la Comisión Política valoró que no se podía continuar apoyando un gobierno – que en realidad no gobernaba— y se adoptó la línea de organizar la crisis en el gobierno para acelerar el retiro del mismo de las otras fuerzas y personalidades progresistas que participaban en él.

La decisión del retiro fue necesaria y oportuna, contribuyó a aislar a la dictadura, a evidenciar el carácter
contrainsurgente de la otra junta de gobierno que se
estableció mediante un pacto entre los sectores derechistas de la Fuerza Armada y la Democracia Cristiana y allanar el camino para la Unidad de las organizaciones revolucionarias y democráticas.

Mientras tanto, en las calles ascendía vertiginosamente la ola de masas. La respuesta de la dictadura militar fue multiplicar e intensificar sus acciones represivas y matanzas, como táctica para contener la amenaza de la revolución, encabezada, por separado, por las distintas organizaciones de izquierda revolucionaria, incluyendo por supuesto al PCS.

El proceso de unidad de la izquierda revolucionaria.

La decisión del PC de retirarse del gabinete, de proceder en consecuencia con la decisión de adoptar la lucha armada y en general con la lucha por la revolucion, contribuyó a que se produjera, el l7de diciembre de 1979, el primer acuerdo de unidad entre tres organizaciones de izquierda revolucionaria (FPL, RN y PCS), que dio origen a la Coordinadora Político-Militar, CPM y sobre esa base se pasó a la creación de la Coordinara Revolucionaria de Masas, CRM, integrada por todas las organizaciones de masas de la izquierda, que se dio a conocer públicamente el 11 de enero de 1980, la que convocó a la grandiosa manifestación del 22 de enero de ese mismo año.

Así, en la cresta de la ola revolucionaria se inició a pasos
acelerados el proceso de unidad de la izquierda, con una importante contribución del PC. Esos primeros pasos unitarios le dieron un poderoso impulso a la energía revolucionaria que se había venido acumulando a lo largo de la década anterior y por tanto al proceso de lucha por la revolución. A aquellos primeros pasos le siguieron otros a lo largo de 1980, jalonados por la vertiginosidad de los acontecimientos, que culminaron el 10 de octubre de ese año con la fundación del FMLN.

Aunque en abril de ese año la izquierda dio a conocer a la nación a nombre del Frente Democrático Revolucionario, FDR, la plataforma del Gobierno Democrático Revolucionario, que en esencia era un planteamiento de poder adecuado al momento histórico que se estaba viviendo de maduración de la situación revolucionaria, es necesario subrayar que los pasos dados en el proceso de avance de la unidad no siempre respondieron a una orientación de poder, a pesar de que la posibilidad real de su solución estuvo presente desde finales de 1979 hasta mediados de 1980. En la no solución, favorable a la
revolución, al problema del poder jugó un papel preponderante la debilidad de la unidad de las organizaciones revolucionarias y las diferencias de concepción existentes su interior.

La creación de las Fuerzas Armadas de Liberación FAL.

A partir del pleno del Comité Central de abril de 1977 y más concretamente, en 1978 el PCS se encaminó a desarrollar los preparativos para concretizar su incorporación a la lucha armada, emprendiendo la capacitación militar, tanto en el interior como en el exterior del país de muchos miembros del partido e impulsando diversas actividades de autodefensa armada y de otros tipos.

Con la reafirmación de la incorporación a la lucha armada emanada del VII Congreso los preparativos se aceleraron. En este sentido se acordó el envío de un contingente de compañeros a hacer su experiencia combativa en Nicaragua, en momentos en los cuales el Frente Sandinista de Liberación Nacional preparaba las acciones definitivas en contra de la dictadura de Somoza.

En este mismo proceso se fueron construyendo las primeras unidades armadas urbanas y rurales organizándose su armamentización y cualificación en el enfrentamiento con el enemigo.

El viraje del PC a la lucha armada quedó consumado plenamente, cuando el 24 de marzo de 1980, el mismo día del asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, se anunció la fundación de las Fuerzas Armadas de Liberación FAL.

En esas condiciones el Partido procedió a readecuar su pensamiento, sus estructuras y organismos para responder a las exigencias de la situación de guerra en la que habíamos
entrado. Junto con la decisión de crear las FAL, también integró su correspondiente Estado Mayor, sustituyendo a la Comisión Militar que formalmente existía desde los años sesenta pero que de hecho no llegó a funcionar; se procedió resolver el financiamiento necesario para asegurar la readecuación y se fusionó en un solo cuerpo al partido y a la Juventud Comunista, dejando a ésta en suspenso y colocando ambas bajo una sola dirección.

II EL PARTIDO Y LA GUERRA REVOLUCIONARIA

La Ofensiva de enero de 1981.

La contraofensiva lanzada por la dictadura, con la cobertura política del Partido Demócrata Cristiano, contra el movimiento popular y las fuerzas revolucionarias, basada en el terror más sanguinario y reformas estructurales, con el propósito de bloquear la revolución, precipitó la transición hacia el despliegue de la guerra revolucionaria propiamente tal, que estalló en enero de 1981 con la llamada ofensiva final lanzada por el FMLN.
Aunque el poderoso movimiento popular de las ciudades deprimió, no solo por la brutal represión desatada en su contra por la dictadura, sino también por cansancio, por desinserción en que quedaron miles de personas al lanzarse una y otra vez a la pelea sin que llegara la victoria revolucionaria a definir el problema del poder.

La decisión del FMLN de lanzar la ofensiva final fue un
acierto puesto que con ella se le dio continuidad al esfuerzo
revolucionario, no hubo derrota de la revolución, transformó gran parte de la avalancha social de los años anteriores en ejército revolucionario. El escenario de la revolución se trasladó al campo, sin que la guerra adquiriera carácter agrario ni campesino, a pesar de la gran cantidad de campesinos que se incorporaron a la guerra, se le cerró a la dictadura la posibilidad de darle salida a la larga crisis estructural y bloquear la situación revolucionaria.

Concepción de la lucha armada del PCS.

El VII Congreso adoptó la lucha armada como vía de la revolución en base a un enfoque insurreccional. La tesis suscrita en el VII Congreso decía: “la vía más probable de la revolución en nuestro país será la conquista del poder por medio de la lucha armada. . .“ y agregaba “ nuestro partido
considera que la insurrección armada popular ha de ser la forma principal de la vía armada de la revolución en nuestro país”.

Se planteó que todas las demás formas de la lucha armada, lo mismo que la multiforme acción no armada de las masas
trabajadoras, debían combinarse y coordinarse con la insurrección.

Aunque fue un acierto del Congreso prever la maduración de la situación revolucionaria, cuyo estallido se dio hacia finales de 1979 y principios de 1980, el Partido no logró captar correctamente las señales de la vida que indicaban que nos encontrábamos en tránsito hacia la guerra propiamente tal, es decir al inicio de la etapa de equilibrio estratégico de la fuerzas.

Es cierto que la insurrección es expresión de violencia revolucionaria, pero el hecho es que el Congreso no alcanzó a percibir el fenómeno de la guerra revolucionaria, como distinto al de la guerra civil. El Congreso minimizó la guerra y la concibió sólo después de haber tomado el poder para defenderlo.

Esto es lo que explica el hecho de que las FAL nacieron con la guerra, como respuesta a las exigencias de la guerra y no solamente a las de la insurrección. La vida estaba indicando que la lucha armada se había impuesto como la forma de lucha principal.

Pese a ello, el enfoque insurreccional siguió presente, no solo en el pensamiento del Partido sino en todo el FMLN por unos años más. El lanzamiento de la ofensiva del 10 de enero de 1981 estuvo dominada por la idea estratégica de desatar la insurrección, para obtener una victoria fulminante y rápida, mediante las acciones armadas debido a que se creía que una guerra revolucionaria larga en el país no era viable.

En marzo de 1982 cuando emprendimos otro gran esfuerzo estratégico, alrededor de las elecciones, lo hicimos con el mismo diseño estratégico de desatar la insurrección a partir de la ofensiva militar. Cuando no vino la insurrección, ni hubo victoria ni derrota de la revolución, se dio un largo debate en el Partido y en la Comandancia General del FMLN que concluyó en que habíamos entrado a la etapa del equilibrio estratégico de la guerra propiamente tal, y que por tanto había que elaborar la estrategia y los planes correspondientes, todo lo cual cristalizó con la adopción de la orientación de “resistir, desarrollarnos y avanzar”.

Durante el período de vigencia de esa orientación estratégica, de enero de 1981 a junio de 1982, el Partido tuvo que resolver en lo fundamental y sobre la marcha limitaciones que en cierto modo lo colocaban en desventaja en relación a las otras organizaciones revolucionarias, como la falta de experiencia combativa, la psicología de la vida urbana de la mayoría de cuadros y combatientes, el bajo nivel de dotación de armas, la inestabilidad de los asentamientos de nuestros agrupamientos guerrilleros, la organización de la red de abastecimientos logísticos.

Conducción y funcionamiento del partido.

La necesaria estructuración del partido en tres agrupamientos obligó al CC a dispersarse y organizarse en núcleos de conducción conforme a las necesidades para asegurar la conducción del partido globalmente.

Hubo que tomar medidas para integrar y cohesionar el funcionamiento de esos tres agrupamientos bajo una sola cabeza y en función de la guerra. Para ello hubo que superar los problemas surgidos en los primeros momentos de la guerra.

En el curso de ese mismo período, el Partido tuvo que afrontar problemas surgidos en la guerra: el aparecimiento de rasgos militaristas, la subestimación del trabajo político, la confusa relación entre Partido y ejército guerrillero, el localismo, la sustitución de los jefes naturales por cuadros preparados en el exterior en tácticas de la guerra regular, el conservadurismo en el comportamiento combativo, la ausencia de planes para darle continuidad al combate, la cuestión de la unidad en las condiciones de la guerra, la cual atravesaba su momento mas critico, que se mantuvo solo sobre la base de la voluntad de no romperla y sin que funcionara la conducción estratégica, es decir la Comandancia General.

La decisión de que cuadros militares viajaran al exterior y que cuadros del trabajo internacional viajaran a los frentes contribuyó a la comprensión de la importancia mutua del trabajo que cada área de lucha tenía.

La necesaria superación de aquellas limitaciones sin las cuales no hubiera sido posible adecuar al Partido a las
condiciones de la guerra, significó la pérdida de varios cuadros de dirección, jefes militares.

Por supuesto que la mayoría de esos problemas eran comunes a todas las organizaciones del FMLN y no solo al PCS. Fue hasta después de la campaña militar de marzo de 1982, que se abordaron a profundidad esa gama de problemas. El balance objetivo de esa campaña le permitió al FMLN percibir que las elecciones le habían traído más inestabilidad política a la dictadura y que no estaba en condiciones de darle continuidad a sus planes militares, que la experiencia le había traído al FMLN grandes avances militares, que lo colocaban en condiciones de pasar a una fase superior de la guerra, cuyo alargamiento objetivo, a causa del decidido involucramiento de los norteamericanos a favor del ejército, empezó a ser asimilado en el pensamiento del FMLN.

La orientación de “resistir, desarrollarnos y avanzar”, que desde enero de 1981 venia aplicando cada organización del FMLN por separado, sin coordinación estratégica, cada quien librando su “propia” guerra, había dado sus frutos. De la defensa de nuestros territorios y nuestra fuerzas, que eran a la vez bases de asentamiento de las fuerzas guerrilleras, zonas de control, bases de apoyo y teatros de operaciones, habíamos pasado a diferenciar claramente los Frentes de guerra, los teatros de operaciones y las bases guerrilleras.

Es decir, de la “resistencia” a los grandes operativos del ejército, a fin de preservar las fuerzas y los territorios recién conquistados, habíamos pasado a su desarrollo y estábamos en condiciones de plantearnos avanzar hacia una fase superior de la guerra, en busca del rompimiento del equilibrio de fuerzas.

Había que realizar,, un, reacomodo, la guerra era un fenómeno integral político, militar, económico, social y diplomático internacional, el Partido dirigía de manera total, absoluta y directamente a las FAL. Por la guerra el Partido se encontraba estructurado en tres agrupamientos, el de los Frentes, el de las Ciudades y el del Exterior, cada cual cumpliendo misiones complementarias y con sus propias especificidades, se establecieron los principios fundamentales de conducción de la guerra; se trazaron criterios para la construcción del Partido en las FAL; se trazaron las orientaciones para la realización del viraje táctico basado en la concentración de fuerzas.

La militancia del partido y la guerra revolucionaria.

A lo largo de la guerra popular revolucionaria, el papel de la militancia del partido fue muy destacado y en general supo ponerse a la altura de las necesidades que la lucha le demandó en los diferentes momentos de la misma.

Teniendo como eje central la lucha armada, todos los agrupamientos partidarios hicieron esfuerzos por cumplir las tareas asignadas en sus respectivas áreas de lucha, desafiando la represión y el terror implantado por la dictadura.

Sin embargo hubo, en momentos de transición, de una forma de lucha a otra o de la implementación de cambios de modalidades tácticas, compañeros de diferentes niveles de la estructura del partido que no lograron asimilarlos, quedándose afuera de la organización, temporal o definitivamente.

En un esfuerzo por responder a los desafíos de la lucha, el Comité Central realizó cambios en su composición orgánica incorporando a éste a aquellos compañeros más destacados en el trabajo revolucionario y separando a los que, producto del desgaste político y moral impuesto por la guerra ya no estaban a la altura de sus responsabilidades o habían ahuecado por otras circunstancias.

Así, en 1982 se cooptó a varios cuadros principalmente del área militar, medida ésta que vino a darle mayor eficiencia a la conducción del Partido.

Otros cambios en el Comité Central se realizaron en el cuarto pleno efectuado en Morazán en 1984. En 1986, se realizó un proceso de autoevaluación de toda la dirección del partido, introduciéndose modificaciones sustanciales en el Comité Central y en la Comisión Política.

Finalmente se efectuó una ampliación del CC en 1990, que culminó con la incorporación plena de varios compañeros en 1992.

La etapa del equilibrio militar estratégico.

Aunque en el FMLN no se disponía de una concepción unificada y plenamente desarrollada de la guerra, a partir de junio de 1982, con el aniquilamiento de una unidad del Batallón Ramón Belloso, recién llegado de Estados Unidos, en El Moscardón, Morazán, por fuerzas del ERP, el FMLN emprendió aquel gran esfuerzo estratégico que lo llevó a tomar la iniciativa y mantenerla hasta principios de 1984.

Desde entonces hasta finales de 1983, la característica principal es que el FMLN tomó la iniciativa en el terreno militar, comenzando con el desalojo de pequeñas posiciones fijas del enemigo en la parte norte del país, hasta culminar con el asalto y ataque a posiciones estratégicas, como el asalto al cuartel de la Cuarta Brigada en el Paraíso, Chalatenango y el ataque al puente Cuscatlan sobre el Río Lempa.

Los norteamericanos aceleraban sus esfuerzos para que el ejército asimilara y asumiera la estrategia y tácticas de la guerra contrainsurgente de baja intensidad. Con ese propósito el ejército lanzó la campaña en contra de las fuerzas del FMLN acampadas en la zona para-central, llamada “Bienestar para San Vicente”, buscando desalojarlas de esa zona, aislarlas en la parte norte del país y buscar así una victoria militar sobre ellas.

En este marco se realizó la primera reunión de la Comandancia General en Morazán a fines de 1983 como un esfuerzo de asumir el mando de toda la guerra desde el frente.

Esa idea estratégica de los norteamericanos fue derrotada y el ejército fue llevado a una situación de colapso, que no llegó a producirse debido en lo fundamental al respaldo norteamericano. Este respaldo aparecía muy claramente como el factor determinante del alargamiento de la guerra y se reafirmó con la victoria electoral del Presidente Reagan para un segundo mandato.

Hay que señalar que en ese momento estuvimos cerca de definir el problema del poder por vía predominantemente militar. El otro momento correspondió a la Ofensiva de noviembre de 1989. A este momento correspondió el segundo planteamiento programático de poder, formulado por el FMLN y el FDR al país en febrero de 1984, bajo la forma de propuesta de Gobierno de Amplia Participación, GAP, más flexible en cuanto a la manera de enfocar el problema del poder.

El FMLN había logrado quebrar del todo el viejo esquema defensivo de la Fuerza Armada, diseñado en función de la protección de territorios y de los intereses económicos de la oligarquía. En cierto modo esa situación aflictiva a la que fue arrastrado el ejército, le permitió a los norteamericanos, que se encontraban peleando en ese momento por meterles en la cabeza a los militares el esquema de contrainsurgencia, imponer su estrategia de “baja intensidad” y tomar totalmente en sus manos la conducción de la guerra.

En diciembre de 1983 se produjo el cambio de jefatura en el ejército, acorde con la estrategia de la GBI. Mientras los norteamericanos consumaban el viraje de la Fuerza Armada hacia la GBI, el FMLN seguía sin modificar su táctica de la concentración, creyendo que las grandes unidades militares nos iban a dar la victoria.

Los norteamericanos completaron su viraje con el triunfo electoral de José Napoleón Duarte, en 1984, que estaba supuesto a darle la cobertura política y el financiamiento a la GBI y asegurar la victoria sobre el FMLN. La verdad era que sus nuevos esquemas surgían de fracasos. Estratégicamente su ataque era defensa.

La nueva situación llevó al Comité Central a realizar su Cuarto Pleno, en marzo-abril de 1984, para abordar la problemática relacionada con el nuevo viraje. Se paso revista a la concepción integral de la GPR, se realizó el necesario balance de aciertos y deficiencias del período anterior, se resolvió organizar a las FAL en estructuras jerarquizadas y se otorgaron grados militares, se reafirmo continuar con la táctica de la concentración, a pesar de que la vida exigía una readecuación hacia la irregularización de las tácticas.

El Comité Central fue reforzado con cuadros nuevos forjados en la guerra y se repusieron aquellos miembros suyos caídos en combate o por la represión, se trazaron orientaciones para el trabajo de los tres agrupamientos del Partido de conformidad con sus características propias y se definieron los respectivos núcleos del CC para la conducción correspondiente, se afianzó el principio de que el Partido conduce a su fuerza armada, se desplazaron cuadros del Frente de guerra al Frente de masas a trabajar en acelerar el nuevo flujo iniciado hacia finales de 1983.

En suma, el Partido volvía a sufrir un nuevo reajuste de sus estructuras, en su pensamiento, su línea y en su estrategia y táctica para enfrentar los nuevos desafíos.

Habíamos agotado otra fase de la guerra revolucionaria y sin embargo ésta no se oficializaba o formalizaba del todo en el FMLN, sino hasta en el segundo semestre de 1984 y consolidada como vía hasta mayo de 1985, cuando la CG, en su segunda y tercera reuniones en el frente, elaboró la apreciación estratégica del período, definió la estrategia y las distintas líneas a seguir, rescatando así el carácter integral de la guerra, superando el enfoque puramente militar al que de hecho se había reducido durante largo período.

Las reuniones de la CG de mayo-junio de 1985 unificaron el pensamiento, respecto a la concepción de la guerra y resto de aspectos fundamentales de la revolución, como la estrategia, la política de dialogo y negociación y de líneas políticas en general, incluyendo la línea de desarrollo de la unidad con vistas a la formación del partido unificado de la revolución, y trajo la necesaria estabilidad de la conducción estratégica y sus equipos de apoyo.

Es importante consignar que fue hasta 1985 en que se asumió la concepción de guerra revolucionaria en su sentido integral. Problemas surgidos antes de 1985, como, por ejemplo, el brote de militarismo que surgió en todo el FMLN, tenía que ver con que no se había asimilado correctamente el carácter integral y sobre todo popular de la guerra, pues se reducía sólo a su aspecto militar.

Pese a todo lo positivo y los logros estratégicos que nos proporcionó la táctica de la concentración, la regularización de la guerra a la que ello nos condujo, precisamente cuando el enemigo estaba irregularizando la suya, nos hizo cometer atropellos con el pueblo, cortamos el cordón umbilical con el pueblo y nos llevo durante algunos meses a los reclutamientos forzosos, para reponer a lo sumo las bajas, pues no podíamos aspirar al crecimiento constante que esa tendencia nos imponía, pues habíamos roto con la fuente del crecimiento, es decir la relación profunda con el pueblo.

Los acuerdos de mayo-junio de 1985, rectificaron las desviaciones, corrigieron errores y reencarrilaron la lucha, dándole el carácter integral. Había que dar un nuevo viraje, volver a la lucha guerrillera propiamente, transformar a cada combatiente en un cuadro político-militar.
Esa reunión de la Comandancia General exigió del Partido un ajuste interno a fin de colocarlo en condiciones de responder con aportes concretos en todos los terrenos de la nueva estrategia, de la unidad misma, que el alargamiento de la guerra nos planteaba. Con este propósito el Comité Central se avocó a realizar autocríticamente una evaluación a fondo de la conducta de sus distintos núcleos, con vistas a cerrarle paso a los signos de descomposición vinculados a la ‘psicología de la guerra”, que empezaban a debilitar las filas del Partido. Solo después de esa autoevaluación, uno de cuyos resultados fue el cambio de composición de la Comisión Política y del propio Comité Central, los tres agrupamientos del Partido entraron a un período de “rectificación”, de cara a poner al Partido a tono con las exigencias del período.

III ACIERTOS Y DIFICULTADES EN LA CONCENTRACION Y DESCONCENTRACION DE NUESTRAS FUERZAS MILITARES

La idea de concentración.

La táctica de la concentración estaba fundamentada en la idea de que habíamos logrado un nivel de dispersión en el enemigo, lo que nos daba la oportunidad de concentrar nuestras mejores fuerzas y armas y conseguir una correlación favorable para descargar golpes contundentes que nos permitieran ampliar y profundizar las zonas de retaguardia.

Nuestra concentración la iniciamos en la zona de Guazapa en Octubre de 1982 con fuerzas de Jucuarán, San Vicente y Guazapa. Formamos así el Batallón Rafael Aguiñada Carranza (BRAC) y unidades de tropas especiales, con las cuales comenzamos a operar, en conjunto con otras organizaciones del FMLN, en teatros de operación al Norte y Sur de Guazapa y en el propio Cerro.

Podemos decir que 1983 fue el año de consolidación y desarrollo de las FAL, proporcionando una importante contribución a la GPR junto al resto de organizaciones del FMLN, de cuya experiencia aprendimos. Tomamos la iniciativa durante todo ese período de la guerra a pesar de los golpes recibidos, como el desbaratamiento de nuestras redes de logística y de personal que sufrimos en ese año.

Las concentraciones de fuerzas nos habían producido resultados estratégicos positivos, pero también nos producían un desgaste acumulativo que no podíamos compensar y, por tanto, estratégicamente negativo a mediano plazo. Nuestras concentraciones le ofrecían al enemigo blancos relativamente fáciles de golpear, en particular para sus fuerzas y medios aéreos recién adquiridos por las FAES, con el propósito de revertir la correlación estratégica lograda por el FMLN hasta ese momento.

El FMLN en su conjunto, y cada organización en particular, se vio en la necesidad de abordar esta nueva problemática. En el Cuarto Pleno del Comité Central de nuestro Partido, realizado en abril de 1984, se aprobó la línea de “reclutamiento patriótico” como vía para reponer aquel desgaste. Sin embargo, la vida demostró la profunda debilidad política y error de esta línea, que no sólo no resolvía de manera permanente el problema planteado sino lo agravaba. Su rectificación era, por tanto, necesaria, la cual vino en junio de ese mismo año, cuando la CG del FMLN decidió el viraje de la concentración de fuerzas a la desconcentración.

La desconcentración.

Pasar a la desconcentración de fuerzas tenía como propósito: romper el nuevo esquema estratégico militar del enemigo basado ya en la guerra de baja intensidad, extender nuestra presencia militar en nuevos teatros de operaciones, reabrir el crecimiento político y natural de nuestras fuerzas basado en la voluntaria y consecuente incorporación de las bases populares, presionar la dispersión estratégica de las fuerzas enemigas en particular de sus tropas operacionales y así, facilitar su desgaste a profundidad.
Esta orientación provocó no pocos problemas en nuestros cuadros militares y combatientes en general. Los combatientes, acostumbrados a combatir junto a grandes unidades guerrilleras y sin tener conocimiento de la táctica de combate en pequeñas unidades, ni la preparación técnica, fueron sometidos a una enorme presión de parte del enemigo, provocándoles desgaste físico y moral. En este momento el enemigo empezó a aplicar la guerra de inteligencia y nuestras unidades, fuera de sus teatros, de su retaguardia, debilitadas física y moralmente, fueron presa de las unidades y redes de inteligencia enemigas, creadas en la periferia de la retaguardia y en las mismas zonas de expansión de nuestras fuerzas, en particular de las que fueron trasladadas hacia las zonas de San Vicente, donde el enemigo pudo desarrollar con más eficacia esa línea.

En otro Frente, Jucuarán, nuestras fuerzas estaban acostumbradas a combatir en pequeñas unidades y el viraje se realizó sin muchas dificultades. En Chalatenango, la propia naturaleza de las fuerzas en instrucción facilitó el manejo de la nueva táctica. En cuanto a Guazapa, donde se encontraba la mayor parte de nuestras fuerzas, el viraje fue más lento pues se necesitó la implementación de varios pasos preparatorios para la aplicación de la nueva táctica. Tuvimos que hacer escuela para el uso del explosivo en la preparación de las fuerzas nuevas, todo esto en base a un plan estratégico para el frente, en el que se establecían los objetivos y las direcciones principales de acción, expansión y avance del mismo.

Determinamos como nuestra dirección principal la Zona Especial y definimos esta zona como el área metropolitana, más los municipios de Nejapa, Aguilares, Tonacatepeque, Santa Tecla, Colón.

Los resultados de ese viraje.

a) Mejoramiento de nuestra capacidad combativa: Eficacia de la misma y cualificación de nuestras fuerzas.
b) Consolidación de nuestra retaguardia.
c) Ampliación de los teatros de operación.
d) Contacto permanente con la población.
e) Desgaste a profundidad de la columna vertebral del dispositivo enemigo.
f) Creatividad en la elaboración y uso múltiple del armamento popular.
g) Pequeñas unidades móviles y altamente operativas golpeando certeramente a las unidades especiales del enemigo.

El gran esfuerzo realizado rindió sus frutos, cada combatiente ganó confianza. El sur de Guazapa se convirtió a finales de 1985 en un lugar temido por todas las fuerzas enemigas, continuó siendo una flecha clavada en el corazón del enemigo.
El esfuerzo por realizar este viraje permitió en septiembre de 1985, y como respuesta a golpes recibidos con captura de compañeros de la dirección (Hugo, Octavio y otros), realizar la complicada operación de rescate de más de 30 cuadros del FMLN, prisioneros en las cárceles de la dictadura, la de lisiados de guerra a curarse en países amigos a cambio de la hija del Presidente, Inés Duarte.

En esta operación realizamos una armoniosa cooperación de fuerzas de la ciudad de la periferia de San Salvador, comandos urbanos, de la milicia, de las tropas especiales y de las columnas guerrilleras de Guazapa y experimentamos las más complejas negociaciones que contaron con la
cooperación de diplomáticos y de la Iglesia.

Así se inició el complicado viraje hacia la táctica de las pequeñas unidades, a la táctica de combinar con acierto la desconcentración y la concentración, como línea principal para quebrar la columna vertebral de la estrategia militar de la GBI, de las llamadas “tropas sin cuartel”, integradas por Batallones de Infantería de Reacción Inmediata, BIRI, y las tropas regionales.

El enemigo requería un nuevo plan, nosotros derrotarlo.
Como suele ocurrir, entre el agotamiento del anterior período y la entrada a este período de la guerra, se abre una fase de transición, de reajustes y reacomodos, es decir de viraje a la nueva situación.
Este período se agotó, en lo fundamental, hacia finales de 1985, cuando el enemigo ya no podía aspirar a tomar la iniciativa con el plan de contrainsurgencia, cuyos objetivos estratégicos en lo político, en lo social y lo militar habían fracasado, y surgió entre el gobierno de Duarte, los militares y los norteamericanos, la discusión acerca de la necesidad de una nueva estrategia y un nuevo plan. Todo esto en medio de una profunda división en las Fuerzas Armadas, entre los sectores que estaban a favor de la guerra total y los que estaban con la estrategia de Guerra de Baja Intensidad diseñada por los norteamericanos.

El estancamiento del diálogo entre el gobierno y el FMLN-FDR, el aparecimiento de eventos políticos de promoción de un diálogo nacional de cara a la solución negociada a la guerra, en los que invariablemente se tomaba en cuenta al FMLN, algunos de ellos propiciados por partidos políticos de oposición; la sucesión de acciones huelguísticas, en particular de los trabajadores estatales; las controversias entre la Administración Reagan y José Napoleón Duarte en torno al caso de la hija de aquel, Inés Duarte, y el distanciamiento que este mismo caso produjo entre Duarte y el Alto Mando e importantes agrupamientos de la oficialidad (como el grupo encabezado por el Coronel Ochoa Pérez en Chalatenango), que exigía la desobediencia al gobierno de Duarte por priorizar asuntos personales en contraposición con los estatales, según sus propias declaraciones; constituyen sólo algunos hechos políticos y sociales ocurridos durante 1985 que indicaban claramente el agotamiento del Plan contrainsurgente.

En su apreciación estratégica de junio de 1984 la Comandancia General había sacado la conclusión que desde finales de 1983 el movimiento de masas había entrado en nuevo flujo y que, por tanto, el país marchaba hacia un nuevo momento de crisis nacional. Conforme con esta apreciación, se tomó la decisión de desplazar cuadros de los frentes de guerra hacia la ciudad a trabajar en el movimiento de masas, a fin de acelerar ese ascenso del movimiento social, esfuerzo que culminó con la creación, en febrero de 1986, de la Unidad Nacional de los Trabajadores Salvadoreños, UNTS.

El lanzamiento de la Operación Fénix, componente militar del UPR, el 9 de enero de 1986, sobre posiciones del FMLN en Guazapa, como esfuerzo principal, y acompañado de esfuerzos secundarios sobre posiciones guerrilleras en Chalatenango y Morazán, buscaba interferir el ascenso del movimiento social, aislando la conducción del FMLN en Guazapa, de la conducción establecida en la capital. El papel desempeñado principalmente por las FAL en la frustración de este cálculo del enemigo, fue de especial importancia para dar continuidad a la conducción de la lucha del movimiento social.

Durante ese mismo período mantuvimos esfuerzos en Jucuarán por desarrollar las fuerzas y defender la retaguardia, también asediada desde adentro por el enemigo. Paso a paso logramos reducir la agresividad de la fuerza enemiga hasta inmovilizarla y luego pasamos al ataque de sus abastecimientos y relevos, hasta que logramos derrotar totalmente su plan. Pese a ello y al desarrollo del trabajo de expansión no se desarrollaba suficientemente la fuerza militar.

En Occidente, desde finales del 84, en el marco de la desconcentración de fuerzas y por compromisos con la Unidad, por tercera vez intentamos desarrollar un esfuerzo político-militar, aferrándonos al terreno y estableciendo relación con el Partido en la ciudad. En su momento nuestro esfuerzo, junto con a otras fuerzas del FMLN, contribuyó a que la guerra se extendiera a los 14 departamentos del país, acosando la principal retaguardia política, económica y humana de las FAES, fijando a importantes fuerzas enemigas al terreno, a través de acciones guerrilleras de desgaste, sabotaje y propaganda armada. Nuestros esfuerzos que dieron importantes frutos militares iniciales pronto enfrentaron la represión en las ciudad y el campo al punto de debilitarnos. A ello se sumaron las dificultades para mantener un flujo logístico sostenido que se correspondiera con las posibilidades de crecimiento en esta zona. Esto coincidió con un replanteamiento de estrategias que priorizaba los esfuerzos en la zona especial.

A principios del 88 se tomó la decisión de trasladar la unidad hacia Guazapa.

IV- LA DERROTA DE LA OPERACION FENIX EN GUAZAPA

La experiencia combativa adquirida en 1985 ayudó a enfrentar con éxito la operación Fénix que duró 18 meses sobre nuestras posiciones y que nos exigió gran concentración de esfuerzos para luchar contra el enemigo dentro de nuestra retaguardia.

Aún con el Fénix en marcha, Guazapa siguió siendo la retaguardia de la lucha urbana. En Guazapa y su periferia se asentó la conducción para la reactivación del movimiento de masas, mientras en el frente se libraba una dura batalla por defender y preservar la fuerza y los territorios al costo de un enorme desgaste humano.

El retorno a Guazapa de las fuerzas especiales que se habían trasladado a Chalatenango contribuyó a la derrota de la Operación Fénix, la cual se produjo en tres fases. Primera fase de un gran desgaste ocasionado por los continuos enfrentamientos, la segunda de neutralización y de la inmovilidad de las tropas enemigas, debido al uso masivo de los campos minados, y la tercera de ataque, de aniquilamiento de efectivos en las posiciones que habían logrado asentarse en nuestra retaguardia.

Durante la operación Fénix nuestro asentamiento en Chalatenango cumplió un papel clave como retaguardia, como fuente de incorporación de nuevos combatientes y como escuela de preparación militar. En los momentos más difíciles del operativo, nuestras estructuras más pesadas pudieron trasladarse hacia ese frente.

Cambios operados por el mando en nuestras estructuras logísticas, tanto en personal como en métodos operativos, se traducen en una mayor correspondencia entre la necesidad de material logístico y el esfuerzo de la estructura, la cual dio una importante cuota a la derrota del Fénix.

Los militares le encaraban a los empresarios su no involucramiento en la guerra, que la guerra no se ganaba porque no contaba con una retaguardia económica sólida que le diera estabilidad al país, tal como ocurría en Guatemala donde la empresa privada le proporcionaba a la guerra esa retaguardia económica sólida y profunda, sin necesidad de acudir al apoyo extranjero.

A los políticos les encaraban haber fallado en la tarea de formar un frente empresarial y laboral en apoyo de la guerra contrainsurgente. Hasta a los diplomáticos los presionaron formar un frente internacional con el mismo propósito. Y ellos el Alto Mando, conduciendo todo ese gran esfuerzo.

Esa decisión de los militares fue desde su concepción un grave error, que terminaría en fracaso, debido a que los militares se arrogaban funciones que les correspondían a los políticos y al Estado como tal. Dicho de otra manera, el vacío de conducción estratégica, producido por el agotamiento del anterior plan contrainsurgente, en lugar de llenarlo, como eran sus intenciones, los militares lo profundizaron.

Era esa una decisión que revelaba que el plan encabezado por José Napoleón hacia finales de 1986 se había agotado.

La previsión hecha por la Comandancia General en mayo-junio de 1985, de que marchábamos hacia una nueva crisis nacional y hacia la etapa final de la guerra se estaba confirmando. Tarea de la estrategia era acelerar la maduración de ambos procesos, hacerlos coincidir en el tiempo e integrarlos en función de resolver el problema del poder.

En estas condiciones, el FMLN y el FDR hicieron pública una nueva plataforma programática que se conoció como Iniciativa Política de los Seis Puntos, cuya esencia era actualizar y flexibilizar la forma de enfocar el Programa de la revolución.

Los éxitos estratégicos resultantes del viraje acordado en
1985 afianzaron el proceso unitario y crearon condiciones para pasar a preparar en todos los terrenos lo que llamamos la Contraofensiva Estratégica, COE.

V- PREPARACION DE LA CONTRAOFENSIVA ESTRATEGICA

En 1987, se organizó la conducción de la zona especial abarcando los territorios comprendidos por la zona metropolitana, su periferia y Guazapa, en un intento por cohesionar, centralizar y aprovechar al máximo nuestros recursos.

Derrotada la operación Fénix, Guazapa recobra en 1988 su papel de eje y motor de nuestro desarrollo. Se pasó a un esfuerzo de instrucción de una nueva generación de milicia urbana aprovechando al máximo nuestro potencial acumulado.

De la Metro, la periferia y Chalatenango se trasladaron nuevos contingentes de combatientes. Así, la concentración de Guazapa creció y se desarrolló. Los frutos del esfuerzo logístico permitieron hacer uso de nuevas armas combinando la tecnología y el armamento popular, a la vez que multiplicarnos el uso de los campos minados, con el cual le ocasionamos al enemigo un tremendo desgaste.

Otra modalidad operativa fue puesta en marcha y consistía en realizar incursiones hacia la profundidad de nuestra zonas y en hacer uso más intensivo de la aviación y la artillería. Sin embargo, esta táctica nos permitió aumentar el desgaste de la fuerza enemiga, pues cada incursión que hacían ellos era aprovechada por nuestras fuerzas para ensayar nuevas armas, nuevas tácticas y foguear a la fuerza nueva.

La estabilidad alcanzada en Guazapa hizo posible nuestro apoyo activo a la realización de una sucesión de operaciones importantes y estratégicas; en la capital contra posiciones enemigas: Guardia Nacional, Estado Mayor, Fuerza Aérea, Cuartel de Artillería en Opico, Cuartel de la Policía de Hacienda, Cuartel del Batallón Belloso y la ejecución de centenares de operaciones de propaganda armada y emboscadas en todas las vías de acceso a la capital y su periferia. Cada una requería de altos niveles de incorporación de base social, de organización en el momento de su ejecución.

Ese período abarcó 1987 y parte de 1988, hasta después de las elecciones para diputados y alcaldes en marzo de 1988, que fueron ganadas por ARENA.
El triunfo electoral de ARENA significaba el fracaso del esquema de guerra de baja intensidad y puso más en claro la necesidad de acelerar los preparativos para el desenlace de la guerra. Pese al abismo ideológico entre FMLN y ARENA, se puso de manifiesto que el desenlace, en el caso de que éste fuese negociado, se haría con el gobierno de ARENA. Había que comprenderlo y prepararlo.

Con el ataque a la central hidroeléctrica Cinco de Noviembre en septiembre de 1988 por parte de las FPL, seguido de ataques de las FAL al cuartel central de la Guardia Nacional, al del Estado Mayor y la Fuerza Aérea y el aparecimiento de la guerra urbana como proceso continuo, entramos de lleno a ese período en todo el Frente Central Modesto Ramírez.

El esfuerzo político opositor y las elecciones.

Mientras tanto, se aproximaban las elecciones presidenciales de marzo de 1989 y de nuevo se le presentaba al FMLN el reto político de definir posición frente a ellas. Al analizar la conducta política del FMLN a lo largo de la guerra era evidente que la lucha política, propiamente tal, estuvo ausente a pesar de las distintas iniciativas de paz presentadas, y resultaba igualmente evidente que gran parte de los errores más graves se habían cometido a la hora de fijar posición sobre las elecciones.
Esos fueron los momentos en que más confrontados y aislados estuvimos del resto de fuerzas políticas. Esos momentos fueron mejor aprovechados políticamente por el enemigo en contra nuestra.

Los partidos del FDR, el MPSC y el MNR, tomaron la decisión de reactivar con su presencia el esfuerzo político opositor a fines de 1987. Las organizaciones del movimiento social salieron a su encuentro comprendiendo que se iniciaba una nueva etapa política.

El Partido Social Demócrata y los dos anteriores construyeron una alianza político-electoral que priorizaba el apoyo a la solución negociada del conflicto, así surgió la Convergencia Democrática.

El PCS, en ese marco, propició las interiorización del MIPTES (Movimiento de Profesionales y Técnicos) y del UDN en 1988, destacando a un grupo de sus miembros y logrando adhesión de otros compañeros en el interior. Ganar presencia en el debate político en beneficio de la negociación era la misión fundamental.

A esas alturas estaba claro que las elecciones habían dejado de ser fuente de estabilidad del proyecto contrainsurgente, se habían transformado en factor de su desestabilización y habían dejado de ser el instrumento principal del mismo.
En enero de 1989, el FMLN propuso transformar a las elecciones en un instrumento para la paz, postergarlas por seis meses, de marzo a septiembre de 1989, a cambio de lo cual el FMLN aceptaría sus resultados y reconocería a la FAES como única y legítima institución militar del país a condición de que se autodepurara su cuerpo de oficiales.

El rechazo de tal propuesta confirmó que el gobierno y las fuerzas de poder persistían en la guerra.

A esa fecha se remonta la conformación de la Interpartidaria y el distanciamiento entre políticos y militares. Estos últimos se vieron en la necesidad de enfrentar e incluso amenazar con golpe de estado al Gobierno si aceptaba la propuesta.

Dentro de ARENA se empezó a producir la diferenciación entre los llamados “moderados” y los que se pronunciaban por una “guerra total de rápida definición”, que cuestionaba a la GBI.

El triunfo electoral de ARENA acentuó esta diferenciación, que se veía estimulada por la sucesión de operaciones militares urbanas, subregionales, regionales y nacionales, cada vez de mayor envergadura, desplegadas por el FMLN.

A principios de 1989, el enemigo inició un nuevo esfuerzo sobre Guazapa, primero con el BIRI Belloso y luego lo continuó con el BIRI Atlacatl, manteniéndolo durante 90 días, acompañado de batallones de la 1ª. Brigada de Infantería y del DM5. Esta operación fue muy parecida a la operación Fénix. La experiencia acumulada, el desarrollo de la fuerza, su elevado estado moral, y el buen apertrechamiento logístico permitió derrotar rápidamente ese nuevo esfuerzo enemigo.

Durante este año, Chalatenango se destacó por su contribución continua de nuevos combatientes, pues había un buen nivel de reclutamiento; aparte del funcionamiento satisfactorio de la escuela se había onso1idado el destacamento Capitán Ileana y los combatientes recibían instrucción a la vez que se fogueaban en el terreno.

Jucuarán pese a contar con extendida base social se mantenía en las mismas condiciones militares de no crecimiento, con el agravante que en este período se produjo la caída en combate de varios jefes, lo cual abría la posibilidad de debilitamiento de nuestro trabajo en la zona.

En 1989, en el terreno logístico, Guazapa, Chalatenango, Jucuarán y la Metro lograron establecer mecanismos para recibir directamente material logístico.

Buscando asegurar los preparativos de la ofensiva, más cuadros de dirección provenientes de los frentes y del exterior fueron destacados a la ciudad. Aquí fue con la juventud que logramos desarrollar nuevas fuerzas urbanas, las cuales comenzaron haciendo propaganda con brigadas especiales; luego, propaganda armada; y después instrucción militar, emboscadas, ataques A radio patrullas y participación en las operaciones realiza por la fuerza de Guazapa, hasta llegar a combatir junto a todas las unidades de las FAL en la ofensiva de noviembre de 1989.

Se hacían esfuerzos por orientar un sentido ofensivo a los compañeros del Partido en el movimiento popular, de articular la cooperación de distintos destacamentos y reconstruir la organización propiamente partidaria, que había sido sustituid por un concepto de fuerza. Guazapa se transformó en la retaguardia plena de la fuerza periférica y urbana, en plataforma operativa, en sitio de reuniones, en escuela de formación militar, en talleres, pues ahí fabricamos las partes más delicadas del armamento popular, se instruían a quienes los usaban, se planificaban las operaciones y se dirigía su ejecución.

Bajo este espíritu ofensivo, el partido en el exterior realizaba esfuerzos de preparación política y técnica, estimulaba el ingreso de militantes al esfuerzo militar y el retorno de combatientes que estaban en el exterior por razones de salud.

Con esta acumulación entramos a la ofensiva de noviembre de 1989.
La Ofensiva de 1989.

Durante la ofensiva asumimos cuatro compromisos en la dirección principal: Soyapango, en conjunto con RN y PRTC; en Apopa y Ciudad Delgado, solos como FAL; en San Marcos, en conjunto con FPL y RN. Además de los esfuerzos secundarios en Chalatenango, en Occidente y el acompañamiento de nuestras milicias de Jucuarán al ERP en Usulutan.

Cuando fue necesario modificar nuestro dispositivo en la dirección principal, partiendo hacia el Volcán de San Salvador para participar en las operaciones sobre la Colonia Escalón y el Estado Mayor, ya contábamos con nueva fuerza; Ciudad Delgado primero y Apopa en segundo lugar, dieron la mayor incorporación de combatientes a las nuevas unidades. El destacamento de trabajo político que aquí desplazamos jugó un excelente papel tras la línea de fuego. Fue tal la incorporación de nuevos combatientes que nos vimos precisados a conseguir más armamento para cubrir aquella integración popular.

En San Marcos pronto recibimos un revés debido entre otras causas a que las organizaciones hermanas desistieron desde el inicio de su participación en esta dirección. Fue un error de nuestra parte persistir en esas condiciones.

Nuestros militantes y combatientes cumplieron con audacia
y valentía las misiones encomendadas por nuestro partido e
Noviembre y Diciembre de 1989.

La presencia directa de la dirección política y militar de nuestro partido y las FAL en las propias líneas de fuego fue decisivo para dar respuesta y corregir en el terreno las distintas dificultades que se presentaban, así como para reorientar los esfuerzos propios y de la unidad.

El esfuerzo del PCS y sus Fuerzas Armadas de Liberación FAL fue enorme, 63 muertos y 90 heridos a quienes hoy rendimos un sentido y especial homenaje. A ellos, a todos los caídos, durante la Ofensiva y a las víctimas de las operaciones d castigo del enemigo.

Después del esfuerzo de la ofensiva y de retornar a nuestra bases, comenzó la ardua tarea de analizar, evaluar y explicar los resultados de la ofensiva, asimilar la fuerza nueva defender nuestra retaguardia y prepararnos para la continuidad.

Aunque esos días de Noviembre fueron los momentos en que más cerca estuvimos de resolver favorablemente el problema de poder, combinando ofensiva militar con insurrección y ofensiva política, sobre todo internacional y diplomática, la ofensiva como como tal no trajo el desenlace ni la definición de la guerra, pero al quedar derrotado del todo la estrategia de la GBI y derrotada también la idea estratégica de una guerra total de rápida definición, se abrió paso a la negociación. Tal era el objetivo alternativo de la Ofensiva y éste sí se cumplió a plenitud.

VI- EL PCS EN EL DESENLACE NEGOCIADO DE LA GUERRA

Demostrar la inviabilidad de la derrota militar; abrir la mesa y en ella la participación de las Naciones Unidas; mantener y ensanchar los espacios políticos de la oposición interna, cosechar orgánicamente la simpatía ganada en la Ofensiva, eran los requerimientos estratégicos que posteriormente a la Ofensiva orientaron las decisiones, las nuevas direcciones y esfuerzos del Partido y sus FAL en los frentes, las ciudades y el exterior.

Sobre esta base se rearticularon los mandos para las fuerzas urbanas, Guazapa, Occidente y Chalate, se estableció un grupo de miembros del Central en San Salvador, se amplió la participación de nuevos compañeros en los agrupamientos del Comité Central y se destacó al Secretario General y al compañero Logan en los esfuerzos de elaboración y de todo el proceso negociador.

En mayo, y posteriormente en noviembre de 1990, participamos en nuevas campañas militares y le dimos continuidad a nuestros esfuerzos, diezmando las fuerzas enemigas en desplazamientos y al interior de San Salvador, incursionando en dos oportunidades a la Colonia Escalón y de nuevo atacamos la Fuerza Aérea, la RASA en Acajutla, el Aeropuerto Comalapa, el Estado Mayor y continuamos en la línea de propaganda armada en las ciudades.

Un fenómeno que se destaca en este período es el desarrollo de una línea de crecimiento diferente, y fue el de incorporación temporal de combatientes provenientes de ciudad, se abre un flujo permanente de gente que sube, instruye, combate, y regresa a la ciudad.

En este período perdimos a dos valiosos compañeros de jefatura de las FAL, se trata del comandante Alex y del Capitán Isidoro, quienes le dieron una excelente contribución a la formación y desarrollo del espíritu combativo de nuestras fuerzas.

Durante el año 1991, el enemigo siguió intentando desalojarnos de Guazapa, concentró un nuevo esfuerzo estratégico, después de nuestra campaña ofensiva de febrero y marzo con el propósito de ocupar nuestra retaguardia.

La experiencia y la modalidad adquirida en los años anteriores nos permitieron evitar que el enemigo paralizara nuestra operatividad. Nuestras unidades lograron infiltrar sus dispositivos y atacar sus unidades en el Cerro, en sus desplazamientos y además logramos realizar un exitoso ataque al penal de Mariona liberando a una gran cantidad de presos políticos, operación que ha sido considerada una de las más grandes operaciones exitosas del FMLN después de 1a ofensiva de 1989.

Pasada esta operación el enemigo recrudeció sus esfuerzos sobre Guazapa y continuamos causándole gran desgaste. Así llegarnos al final de 1991, y en los albores de la firma de los Acuerdos de Paz realizamos nuestras últimas operaciones en la Colonia Las Flores, en la cual cayó en combate el compañero capitán Samuel, otro de los jefes valiosos de las FAL en Guazapa.

En lo político, los esfuerzos estaban encaminados a concertar y aumentar la presión al gobierno en cada punto requerido en la mesa, a estructurar el Partido territorialmente en varios departamentos del país y contribuir a la movilización político-social por la paz negociada. En este escenario se produce nuestra decisión de aprovechar el evento electoral de Marzo del 91 para extender nuestro trabajo político-organizativo a la mayor parte del país. Esta coyuntura nos permitió además foguear a numerosos militantes en las particularidades de la lucha electoral.

Se entró luego de lleno en el desenlace negociado de la guerra, proceso que se inició desde abril de 1990 hasta diciembre de 1991.

Uno de los méritos de mayor importancia política del FMLN fue mantener en sus manos la iniciativa de la negociación, desde el momentos mismo del despliegue de la guerra propiamente tal hasta su desenlace; fue demostrar el carácter revolucionario de esa política, en las condiciones de nuestro país. No es casual que los Acuerdos de Paz se corresponden con el programa de la revolución democrática, y se les ha reconocido internacionalmente como contenido de una revolución negociada.

VII EL PCS EN LA POST-GUERRA

El desenlace negociado de la guerra y la aplicación de los acuerdos de paz significaron una victoria política de alcances estratégicos para el FMLN y un gran paso de avance en el proceso de lucha por la Revolución Democrática.

La lucha revolucionaria, incluyendo la lucha por la aplicación consecuente de los acuerdos de paz, ha hecho posible que el país experimente profundas transformaciones democráticas como nunca antes en toda su historia republicana: acabó con el viejo modelo político de dominación de la también vieja dictadura militar; conquistó espacios y creó condiciones favorables para que las persona puedan ejercer en condiciones de libertad sus derechos ciudadanos; ha surgido una nueva institucionalidad democrática, comenzando por las reformas democráticas a la Constitución de la República, y se ha iniciado un proceso de democratización y saneamiento del sistema electoral y en general del sistema político, abriendo posibilidades reales para la expresión del pluralismo político e ideológico, en todos los órganos del poder estatal nacional y local.

En suma se han creado condiciones para la instauración, por primera vez en la historia, de un nuevo modelo político democrático y para que el pueblo empiece a ejercer sus libertades y derechos democráticos, libre de la intimidación de la dictadura.

La entrada en vigor de los Acuerdos ha significado para el Partido el reto de un nuevo viraje histórico, de gran complejidad por lo que se refiere a las formas de lucha, ahora en condiciones, de legalidad por primera vez en sus más de 60 años de existencia.(*)
(* exceptuando las pocas semanas en que tuvo vida legal después del golpe militar en diciembre de 1931 hasta los primeros días de enero de 1932 en que el Partido participó en las elecciones municipales que se transformaron en la chispa de la insurrección.)

Como en todo viraje, con la lucha por la aplicación de los acuerdos de paz, el Partido entró en período de readecuación de sus estructuras y de preparación de su membresía con vistas a las batallas principalmente políticas próximas en las que se librará la lucha por el desenlace del problema del poder.

En este marco del paso a la legalidad el Comité Central realizó un marcado esfuerzo por regularizar su funcionamiento, dándole continuidad a un proceso que ya se había iniciado aún en las precarias condiciones de la ilegalidad. Esta nueva dinámica nos llevó a abordar en un breve lapso de tiempo asuntos de tanta importancia como la organización nacional del Partido, la política financiera, la estrategia y la táctica para la transición, la preparación de este VIII Congreso, y otros más.

En este orden de cosas el CC se ocupó de discutir y darle una salida a la problemática planteada alrededor del UDN, teniendo como referencia los propósitos iniciales que nos habíamos trazado con la participación del UDN en la lucha política legal y las radicales modificaciones que se estaban observando a esas alturas en el escenario político nacional como producto de los Acuerdos de Paz.

A finales del año 88 la Dirección del Partido decidió reestablecer el trabajo político del UDN en el interior del país. La idea inicial era que el UDN desempeñara un trabajo de contactos, de relaciones políticas y de intercambios con diversos sectores de la sociedad, sin atribuirle a su trabajo mayores proyecciones organizativas. Se le encargó la tarea a un grupo de compañeros, incluidos dos miembros del Comité Central. Posteriormente otros compañeros fueron asignados para reforzar el apoyar el esfuerzo.

Sin embargo, paso a paso se hizo evidente que se estaban creando en el país las condiciones políticas para realizar un trabajo organizativo desplegado y se decidió pasar a esta nueva etapa. Es en este momento cuando se decide la incorporación de militantes del PC a las filas del UDN, tal como habíamos hecho en años anteriores. Es también en este momento cuando empieza a perfilarse en un grupo de compañeros un pensamiento distinto al del PC y una conducción del trabajo del UDN también diferente a la del PC.

Este era sin duda un pensamiento bastante definido, a tal grado que llegó a obstruir e1 funcionamiento del PC en el UDN, en tanto que la diferenciación se acentuaba cada vez más.

En reiteradas ocasiones la dirección del PC discutió con este grupo de compañeros la situación, poniendo énfasis en los problemas de la apreciación de la coyuntura, la conducción del trabajo del UDN, la relación UDN-PC y la visión estratégica del proceso. En todos estos puntos aparecían coincidencias y contradicciones, pero las segundas tenían más peso que las primeras y establecían una tendencia a su desarrollo.

En un esfuerzo por resolver la relación UDN-PC la Comisión Política acordó a mediados de 1990 la incorporación a la Dirección del UDN de un nuevo grupo de compañeros, incluyendo a una miembro de la CP y a otros cuadros. La evolución de los acontecimientos relativos a la jornada electoral de inicio del 91 requirió que otros miembros del CC, vinculados directamente a la organización partidaria del PC, se incorporaran a la dirección del UDN, lo que de parte del grupo inicial del UDN generó rechazo y mayores tensiones, actitudes que en el fondo expresaban la pretensión de supremacía de lo legal e institucional del UDN por sobre lo ilegal del PC.

Así las cosas en un Pleno del CC realizado en Marzo del 92 se resolvió dejar en libertad a este grupo para su total separación del PC, reconociéndoles el derecho de continuar la actividad política a través de un UDN orgánicamente desvinculado de nuestro Partido. Los términos de esta separación que fueron convenidos estipulaban entre otros, la libertad para los militantes del UDN de continuar en ese partido o en el PC, sin posibilidad de doble militancia. El PC continuó además dando cierto apoyo financiero durante 3 meses al UDN.
Esta experiencia es expresión de acontecimientos propios de todo proceso revolucionario, estimulados en este caso por turbulentos cambios en el contexto mundial y por una acentuada diferenciación en el pensamiento sobre las posibilidades de la Revolución y el Socialismo en nuestro país.

Durante los 3 meses transcurridos desde el inicio del Cese del Enfrentamiento Armado nuestro Partido se involucró de lleno en el aprovechamiento de los espacios abiertos por los Acuerdos de Paz. Los resultados de este esfuerzo en el terreno organizativo son hoy elocuentes. Tenemos ahora organización partidaria en 120 municipios del país, se han conformado ya las Directivas Departamentales en 11 de los 14 departamentos. Nuestra membresía se ha más que triplicado desde Enero del 92 hasta la fecha.

En el terreno de la consumación de los Acuerdos, el PC ha brindado un aporte innegable, que se traduce en la dedicación casi total, muchas veces en detrimento de intereses partidarios específicos, de varios de sus cuadros de dirección a las tareas vinculadas al seguimiento pormenorizado y ejecución de los Acuerdos en las instancias creadas por los mismos y en otras instancias propias del FMLN.

Por otra parte, el PC ha asumido con vigor y entusiasmo las tareas planteadas para la legalización del FMLN, así como su despliegue organizativo y su presencia política en todo el territorio nacional. Para nosotros la participación en el FMLN es una apuesta seria y a fondo, y vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para fortalecer y enriquecer nuestra aporte.

El país ha entrado a una ruta de cambios que podrán culminar en transformaciones irreversibles a mediano plazo. Sin embargo, tenemos ante nosotros la enorme tarea de esclarecer al pueblo los alcances de lo conquistado y las dimensiones de las luchas que se avecinan. Para ello es clave que eduquemos a la gente a superar el estado de miedo que aún subsiste en muchos sectores. Los grupos dentro de la derecha y las FAES que adversan las transformaciones entienden bien lo vital que es para sus planes que el terror y el atemorizamiento permanezcan vigentes, y están desplegando acciones para lograr este objetivo.

Los avances logrados en el curso de los últimos meses en materia de modernización y democratización del sistema político salvadoreño son considerables. Se ha producido algunos logros en relación a la temática económico-social, en particular en lo referido al funcionamiento del Foro de Concertación establecido en los Acuerdos de Paz para abordar esa temática y el inicio de la transferencia de tierras.
Sin embargo la resistencia al cumplimiento de acuerdos claves sigue manifestándose. La depuración de las Fuerzas Armadas de elementos violadores de los derechos humanos está inconclusa y debemos luchar porque se finalice cuanto antes. La presencia en la conducción de las FAES de un grupo de oficiales de alto rango señalados por la Comisión Ad Hoc es una demostración clara de que la impunidad sigue reinando y que la autoridad civil es incapaz de imponer su control sobre el estamento militar.

En los próximos días deberá ser presentado y publicado el Informe de la Comisión de la Verdad. El conocimiento público de la verdad es una dura prueba para el proceso de paz. Pero aún de mayor importancia es el cumplimiento de las recomendaciones que el Informe contendrá. Se pondrá a la orden del día la demanda porque los funcionarios, civiles y militares, mencionados en el Informe sea separados de inmediato de sus cargos en el Estado. Similar significado tendrá la exigencia de que las personas que desde fuera del Estado financiaron, dirigieron y ejecutaron horrendos crímenes contra el pueblo sean desarmados. Estas medidas iniciales evitarían en un primer momento que los responsables tengan otra oportunidad para repetir sus actos.

La sola verdad no basta, sino va acompañada de la justicia. Los señalamientos que efectúe la Comisión de la Verdad pondrán a prueba a todo el sistema judicial de este país. La Fiscalía General y los jueces deberán tomar la iniciativa para investigar los hechos contenidos en el Informe de la Comisión, independientemente de que se presenten o no denuncias.

No es exagerado decir que esta es la prueba crucial de todo el proceso que puede conducir o no a la real democratización de la sociedad en El Salvador, superando décadas de hegemonía de los militares en el Estado y por sobre la sociedad civil. Las Reformas constitucionales y legales no son ni pueden ser suficientes para lograr este propósito. Por ello el Alto Mando de las FAES está realizando intentos desesperados por evitar que el Informe de la Comisión de la Verdad sea conocido y que sus recomendaciones se vean materializadas. En este esfuerzo es acompañado estrechamente por la dirigencia del partido ARENA, la cual es casi imposible que no resulte afectada por el Informe.

Existen otros acuerdos muy importantes que están siendo bloqueados por sectores del GOES y las FAES. En este orden se ubica la creación y despliegue de la PNC. Los militares han hecho y siguen haciendo los más variados intentos de dominar desde adentro y desde afuera a este cuerpo policial nacido de los Acuerdos de Paz. El Gobierno, por su parte, se niega a entregar a la PNC el presupuesto, el equipo, la instalaciones, los medios de transportes y demás recursos para que ésta pueda demostrar su capacidad en el combate a la delincuencia y en la protección de los derechos de los ciudadanos.

Similares bloqueos se observan en el proceso de transferencia de tierras a ex-combatientes y campesinos sin tierra. La lentitud con que está caminando este acuerdo hace preveer que el mismo se mezclará pronto con la temática electoral, generando tensiones adicionales. En términos reales no se ha concluido aún con la primera etapa del plan de transferencia, y se alega falta de fondos por parte del GOES para asumir sus compromisos vinculados a la segunda y tercera etapas del plan. Otro elemento preocupante se ha agregado a la ya de por sí compleja situación: el inventario final efectuado por la Comisión Especial Agraria de COPAZ arrojó una cifra de tenedores muy por encima de los 25 mil previstos en el plan original de transferencia de tierras. Cualquier pretensión de desalojo forzoso de ese excedente de tenedores sin duda originará graves enfrentamientos en el campo, con consecuencias aún no previsibles.

El problema de la reinserción a mediano y largo plazo de ex-combatientes y lisiados se está complejizando. Obstáculos deliberados se interponen cada día por parte del GOES, como parte de una política más que busca descohesionar y desmoralizar a nuestros compañeros ex-combatientes. Esta política combina las negativas al acceso de determinados programas económicos, mientras se abren alternativas que a breve plazo podrían llevar a anteriores mandos y combatientes a la mediatización e inactividad en el quehacer político.

Nuestra línea en ese sentido es que la reinserción, además de los aspectos productivos y de sobrevivencia, debe garantizar a toda costa que el impresionante caudal político, ideológico, moral y organizativo de los ex-miembros de las FAL, atesorado en largos años de enfrentamiento constante con el enemigo, sea puesto hoy al servicio de las transformaciones aún pendientes y que tenga su continuidad en la lucha política en la cual ya hemos entrado.-

CEM publica Informe del CC al VIII Congreso del PCS (1993)

SAN SALVADOR, 9 DE ENERO DE 2009 (SIEP) “Todavía con muchos delegados con sus uniformes de guerrilleros y sus fusiles, se celebró el VIII Congreso del PCS en la recién creada Ciudadela Guillermo Ungo, en la zona sur de Guazapa” expresó el Lic. Roberto Pineda, Coordinador del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

“Publicamos en esta ocasión el Informe del Comité Central al VIII Congreso del PCS, que fue leído por su secretario general Schafik Jorge Handal y posteriormente discutido por los alrededor de 300 delegados.”

“Este VIII Congreso, que se celebró frente al cerro de Guazapa y duró cuatro días, del 4 al 7 de marzo de 1993, un año después de finalizado el conflicto armado y todavía en el proceso de la desmovilización, , discutió y aprobó además de este documento, los Estatutos, el Programa de la Revolución Democrática, y una posición Sobre la Transición, Formas de Lucha, las Alianzas y la Unidad.”

“El VIII Congreso contó con la presencia de delegados internacionales, incluyendo a los secretario generales de los partidos comunistas de Argentina y Republica Dominicana, Patricio Etchegaray y Narciso Isa Conde, así como Jacinto Suárez por el FSLN.”

“EL VIII Congreso eligió un nuevo Comité Central, el cual se reunió y ratificó a Schafik Handal en su posición como Secretario General del Partido Comunista de El Salvador.”

Fundamentos y Tesis de la Línea General del Partido Comunista de El Salvador (1979)

PRESENTACION

El presente número de FUNDAMENTOS Y PERSPECTIVAS da cabida al documento: “Tesis y Fundamentos de la Línea General del PCS” aprobado por el VII Congreso del Partido Comunista de El Salvador, que se realizó en abril de 1979.

En la elaboración de este documento, participó activa y creadoramente toda la militancia del PCS y la Juventud Comunista (JCS). Fueron largos meses, previos al VII Congreso, que se ocuparon en su discusión y elaboración, el cual fue, finalmente, aprobado unánimemente por el pleno del VII Congreso.

Con la publicación de las “Tesis y Fundamentos de la Línea General del PCS”. nos proponemos contribuir al necesario esclarecimiento ideológico. que permita comprender los alcances de la agudización de la lucha de clases que experimenta nuestro país y al mismo tiempo, el papel histórico a desempeñar por el PCS y otras organizaciones revolucionarias del país en la conducción del pueblo
salvadoreño hacia la conquista de su liberación definitiva.

Comisión Nacional de Propaganda (CNP)

San Salvador, Junio de 1980

PRIMERA PARTE

FUNDAMENTOS Y TESIS DE LA LINEA GENERAL
DEL PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR

I.- ESQUEMA DEL DESARROLLO SEGUIDO POR EL CAPITALISMO Y LA FORMACION ECONOMICO-SOCIAL SALVADOREÑA EN CONJUNTO

A.- Tres etapas del desarrollo del capitalismo

El desarrollo del capitalismo, hasta su triunfo absoluto corno formación económico-social en El Salvador, recorrió tres etapas:

Primera etapa del desarrollo del capitalismo.

1. Los orígenes del capitalismo se remontan en nuestro país al último tercio del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, vinculados a la producción y explotación de añil. La agro-exportación del añil nació bajo el estímulo y condicionamiento de la creciente demanda de tintas para la industria textil de los países europeos más desarrollados en el sentido capitalista (Países Bajos, Inglaterra, etc.), que se encontraban entonces en pleno despliegue de la “revolución industrial”.
Esta primera etapa se agotó cuando los tintes naturales empezaron ser sustituidos en Europa por los colorantes de fabricación química, desde mediados del siglo pasado. La producción y exportación de añil ue desplazada por el cultivo y exportación de café.

2. La evolución del capitalismo en esta primera etapa, trajo consigo la descomposición parcial de las clases sociales tradicionales bajo la colonia; por un lado, destacó de entre los terratenientes criollos feudal-esclavistas a un grupo de hacendados dedicados al cultivo del añil, vitalmente interesados en liberar este negocio del abrumador peso de los impuestos coloniales y eclesiásticos y del asfixiante monopolio que ejercía España sobre el comercio de sus dominios americanos con Europa; por otro lado, en las plantaciones y “obrajes” añileros (1) se formó un concentrado sector de trabajadores semi-libres, que se diferenció rápidamente del conjunto de indígenas comuneros y esclavos y de los campesinos mestizos (siervos y ejidatarios). Este fue un proceso especialmente doloroso para las masas indígenas, puesto que inició el despojo de sus tierras comunales y, con ello, la destrucción de su organización tribal, de su cultura y costumbres ancestrales; en una palabra, la destrucción de su entidad como nacionalidad (2).
3. Las nuevas relaciones de producción y la nueva organización del trabajo de tipo capitalista incipiente, surgidas en las plantaciones añileras, también entraron en conflicto con la esclavitud y otros muchos aspectos de la estructura económico-social y la super-estructura político- ideológica imperante bajo la colonia.

Es por eso que la evolución de esta primera etapa del desarrollo del capitalismo, desempeñó un papel determinante en la promoción de la lucha por la independencia del yugo español, en la fundación del Estado nacional, en la liquidación de la esclavitud, puso en marcha el proceso de integración de la nación salvadoreña, y, en tanto capitalismo agrario, sentó las bases del autoritarismo que se hizo tradicional en las formas de dominación de las clases explotadoras en nuestro país.

El desarrollo del capitalismo durante su primera etapa fue el factor determinante que facilitó la introducción del liberalismo que, con las deformaciones e inconsecuencias impuestas por el gran atraso y las peculiaridades de la plural estructura de la sociedad colonial (en comparación con su cuna europea), tuvo en El Salvador uno de los centros más fuertes y activos en Centro América y se convirtió en ideología política dominante -aunque con fuertes altibajos— hasta la mitad de la última década del siglo pasado.

Segunda etapa del desarrollo del capitalismo
4. Esta es la más larga; se desenvolvió durante un siglo vinculada a la agro-exportación del café, desde mediados del siglo XIX hasta los años cincuenta del siglo XX.

Aunque durante la primera etapa se crearon algunas premisas socio- económicas internas para el sucesivo desarrollo del capitalismo, ellas eran muy débiles. Esta segunda etapa fue en esencia, como la primera, un proceso inducido desde el exterior por la expansión del capitalismo europeo y, desde principios de este siglo, crecientemente también por la expansión del capitalismo norteamericano, y no una transformación dinamizada principalmente por el desarrollo interior de la sociedad en nuestro país. El desarrollo del capitalismo continuó vinculado asimismo, a la agro-exportación.

5. Esta segunda etapa trajo importantes cambios socio-económicos y políticos:

a) Para abrir paso al cultivo del café fue necesario liquidar las formas no privadas de la propiedad de la tierra legadas por las épocas precolombina y colonial: la propiedad comunal indígena y el ejido (3), ambas todavía muy extendidas en los años 1850-80. El Estado jugó el papel decisivo en tal liquidación, apoyando con la fuerza pública el despojo de hecho de los comuneros y ejidatarios y promulgando, en 1881-82, las leyes que ordenaron la liquidación total de estas formas de propiedad y, luego, toda una legislación consagratoria de las relaciones capitalistas de explotación y de la propiedad privada como el fundamento esencial de la estructura económico-social: Constitución Política de 1886, Ley de Registro de la Propiedad Raíz e Hipotecas de 1897, Ley Agraria de 1907, etc.

b) Sobre esta base tuvo lugar la proletarización forzosa de nuevos y nutridos sectores de la población campesina, se aceleró la formación del mercado nacional que, aunque muy pobre a causa de la grosera explotación de los trabajadores del café, trajo consigo la activación del comercio y la paulatina transformación de la producción artesanal simple en producción mercantil desplegada y la consiguiente formación de la clase obrera urbana.

c) En el transcurso de esta segunda etapa surgieron los bancos y el papel moneda, fueron construidos los ferrocarriles de Occidente y Oriente, los puertos principales y la primera red telegráfica y telefónica (4), surgieron las primeras fábricas (aunque muy lentamente y muy pocas), cobró cierto impulso el ensanche de San Salvador y otras ciudades y avanzó la diferenciación y oposición urbano-rural, se extendió relativamente el uso de la imprenta, surgieron los diarios y se ensanchó un poco la enseñanza pública y privada, incluso la secundaria y universitaria (5).

d) Todo ello engrosó y ramificó relativamente las filas de la clase obrera y de la burguesía emergente, propició el surgimiento de la pequeña burguesía, el ensanchamiento de la intelectualidad y el aparecimiento de otros sectores de las capas medias.

e) Durante esta segunda etapa del desarrollo capitalista, se consolidó el Estado nacional: se produjo su separación de la Iglesia, se institucionalizó y profesionalizó el Ejército y surgieron los cuerpos policiales, se codificó y desarrolló el andamiaje jurídico (6), se centralizó la acuñación de moneda y la emisión de billetes bajo control estatal y se acentuó y consolidó definitivamente el autoritarismo de las formas de dominación, con la instauración —en diciembre de 1931— de la dictadura militar que aún hoy gobierna al país.

6. Estos cambios transcurrieron en medio de frecuentes convulsiones po1íticas, en cuya base estaba, en un comienzo, la lucha de los terratenientes feudales y conservadores y del clero vinculado a ellos, por impedir las reformas liberales y, después, hasta los últimos años del siglo pasado, también la lucha de la emergente burguesía agro-exportadora del café por capturar para sí el timón del Estado. La burguesía cafetalera, en tanto burguesía agraria, dio origen a una ideología política mis parecida a la de la burguesía prusiana que a la de los enciclopedistas franceses (7) o de los autores de la Constitución Política de los EE.UU. La burguesía agraria y los terratenientes terminaron uniéndose para desplazar del poder a los restos en descomposición de los grupos de políticos aferrados al liberalismo deforme que surgió durante la lucha por la independencia de España y que propicio la gesta morazánica. Este liberalismo como corriente política, tuvo su momento de mayor florecimiento bajo el liderazgo del Capitán General Gerardo Barrios, y culminó con la frustrada Constitución de 1885.

7. El último gobierno dominado por los liberales fue el de los hermanos Ezeta (iniciado en 1890);su autoritarismo se enfiló, precisamente, contra los señores de la tierra y el capital agro-exportador de café; el llamado “despotismo” de los Ezeta era en realidad defensivo: la lucha final por la supervivencia del liberalismo. Por eso, el golpe de Estado de “los 44”, que los derrocó (en 1894) fue, por un lado, el triunfo de los terratenientes retrógrados pero, también, la “partida de nacimiento” del que llegaría a ser férreo poder de la oligarquía cafetalera. Esta tendencia político-estatal iniciada en 1896, fue fugazmente interrumpida en 1911-13 por el gobierno liberalizador del Dr. Manuel Enrique Araujo (a quien el intento le costó la vida) y brevemente por el gobierno “aperturista” del Dr. Pío Romero Bosque y su sucesor, el Ingeniero Arturo Araujo (8),depuesto por el golpe de cuartel martinista que originó la dictadura militar y reafirmó el dominio despótico de la oligarquía cafetalera.
8. Los cambios económico-sociales y políticos promovidos por el desarrollo del capitalismo durante su segunda etapa, aunque transcurrieron lentamente, ensancharon considerablemente las premisas objetivas internas para el sucesivo desarrollo capitalista; sin embargo; llegaron tarde en relación a la evolución capitalista mundial y no alcanzaron nunca a configurar una base sólida para un desarrollo autosostenido, es decir, para un proceso de desarrollo capitalista independiente, a pesar de que ello era históricamente posible todavía. La insuficiencia de las premisas internas por un lado y, por el otro, el paso del capitalismo en Europa Occidental y los EE.UU. a las fase monopolista e imperialista, sellaron definitivamente el carácter dependiente del capitalismo salvadoreño.

9. La dictadura militar prorrogó por la fuerza el modelo capitalista estructurado alrededor de la agro-exportación de café, que en realidad se había vuelto obsoleto desde los años siguientes a la Primera Guerra Mundial y se había precipitado en profunda quiebra a finales de los años 20, bajo los embates de las luchas vigorosas del emergente movimiento obrero, que organizó y acaudilló al movimiento-campesino (9), de las agudas contradicciones inter-burguesas entrelazadas con la lucha de la pequeña burguesía por la democratización durante toda esa década(10), y de la gran crisis económica del mundo capitalista (1929-33).
10. Además, la instauración de la dictadura militar como instrumento de la oligarquía cafetalera, impidió el advenimiento en nuestro país de la fase de la “industrialización sustitutiva de importaciones” (modelo de desarrollo “hacia adentro”), desplegada en la mayoría de los países suramericanos durante los años treinta hasta comienzos de los cincuenta, como respuesta a la gran crisis económica mundial de 1929-33.

Este retardamiento es el principal responsable de que la “sustitución de importaciones” se intentara en El Salvador cuando, después de la Segunda Guerra Mundial, el imperialismo yanqui se hizo absolutamente hegemónico y nuevas formas de exportación de capital volvieron imposible todo rasgo independiente de dicho proceso. Así, se agudizó el subdesarrollo y el carácter dependiente del capitalismo salvadoreño.

Tercera etapa del desarrollo del capitalismo

11. Esta etapa se inició en los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial y, más exactamente, desde el “golpe de los Mayores”, en diciembre de 1948, que originó una nueva faceta de la dictadura militar y del papel del Estado en el desarrollo económico nacional.

12. En esta tercera etapa, el desarrollo del capitalismo se dinamizó vinculado en parte a la diversificación de la agro-exportación (con el algodón y el azúcar), pero principalmente a la industrialización seudosustitutiva de importaciones, cobijada en el mercado común centroamericano.

13. Ha tenido lugar el surgimiento de monopolios de la burguesía local, el surgimiento y ensanchamiento del sector capitalista de Estado (CEL, CEPA, INSAFI, FIGAPE, BFA, ANDA, ANTEL, FSV, COFINTA, etc.), profundamente penetrado y condicionado por el capital norteamericano de préstamo, que es su fuente casi única de financiamiento. El capital monopolista de los EE.UU. y de otras potencias imperialistas penetró también fuertemente la industria y condicionó las características del proceso industrializador; avanzó asimismo su penetración en la banca, no tanto por medio de la apertura de sucursales de bancos extranjeros en nuestro país (en verdad excepcionales y no muy fuertes), sino principalmente, por medio de préstamos a los banco de la burguesía local. Surgió así una fusión creciente del capital extranjero (norteamericano, ante todo) y del capital local, dando origen a las empresas
“mixtas” y a otras formas de asociación. Así, el capitalismo mundial dejó de ser un factor puramente externo para el impulso y configuración del capitalismo “salvadoreño” y se “interiorizó”, se convirtió en factor a la vez externo e interno.

14. Terminó la inserción de nuestro país dentro del sistema de dominación del imperialismo yanqui y se redefinió su papel dentro del sistema capitalista mundial: de simple apéndice agrícola y mercado de consumo de productos industriales acabados, europeos y norteamericanos, pasó a ser, además, plaza para la inversión directa e indirecta del capital monopolista estatal y privado internacional, mercado de consumo de máquinas, tecnología y materiales industriales semi-elaborados, fuente de mano de obra barata y asiento de plantas de monopolios transnacionales, con vistas a la exportación al mercado mundial.

15. Durante esta tercera etapa de desarrollo del capitalismo “salvadoreño”, se acentuó e hizo irreversible su carácter dependiente. No existe ya ninguna posibilidad de desarrollo independiente para nuestro país dentro del sistema capitalista.

16. La industrialización de los años 50-70, realizada en este marco de creciente dominio económico y tecnológico de los monopolios imperialistas y sus esquemas neocoloniales, trajo consigo grandes deformidades y desequilibrios en la evolución social; una de ellas ha sido el brusco surgimiento y crecimiento acelerado de las capas marginales y de capas medias urbanas modernas, a un ritmo muy superior al del crecimiento del proletariado industrial.

17. Por el nivel de desarrollo y la estructura de sus fuerzas productivas, El Salvador dejó de ser un país absolutamente agrario, como puede verse en los datos siguientes: en 1946 la agricultura constituía el 45.9 % del Producto Territorial Bruto (PTB) (11), mientras que la industria sólo un 10.5 %; en 1966, estas proporciones se habían modificado sustancialmente: agricultura 25.5 % e industria 18.4 % del PTB; y en 1977, casi se habían equiparado: 21.7 % y 19.2 % (12) respectivamente. Ahora sería más exacto decir que El Salvador es un país agrario- industrial, con las deformaciones y desequilibrios propios de la dependencia.

18. Así, durante esta tercera etapa, el capitalismo alcanzó su victoria como modo de producción en El Salvador. Las relaciones capitalistas de producción alcanzaron el predominio absoluto en todas las ramas de la economía y alcanzó niveles decisivos, cuantitativa y cualitativamente, la reorganización de la estructura social: la burguesía y el proletariado son ya las clases fundamentales de la sociedad salvadoreña; la burguesía se ramificó y dentro de ella surgió una poderosa oligarquía financiera, de la fusión de grandes capitalistas bancarios, agro-exportadores, industriales, comerciantes y, bajo diversas modalidades, con el capital imperialista extranjero. El proletariado (industrial y agropecuario en conjunto) es la clase más numerosa; surgieron y se engrosaron las nuevas capas medias urbanas.

19. Subsisten fuertes residuos de relaciones de producción pre-capitalistas (sobre todo en el campo), pero fueron involucrados y supeditados dentro de las relaciones y la estructura social capitalista, con la cual forman en conjunto un sistema único el capitalismo dependiente y al mismo tiempo, lo preñan de singulares contradicciones y conflictos.

20.Teniendo en cuenta todos los anteriores elementos de juicio, es legítimo afirmar que El Salvador entró en la categoría de “país capitalista de desarrollo medio”, formulada por Lenin para los países periféricos de Europa, Argentina y otros en la segunda década del siglo actual (15) en los cuales existían ya las premisas materiales para construir la sociedad socialista.

Claro que en las actuales condiciones, cuando la dependencia se ha vuelto irreversible dentro del capitalismo, y cuando la revolución científico-técnica ha ampliado y continúa ensanchando la brecha que separa el nivel de los países atrasados respecto al de los países capitalistas desarrollados, la denominación de “país capitalista de desarrollo medio” no debe entenderse en el sentido de que nuestro país está próximo al desarrollo pleno, sino sólo en el sentido de la existencia de las premisas económico-sociales para el socialismo, y como un indicador para compararlo con los países más rezagados. El “Subdesarrollo” se ha vuelto insuperable dentro del capitalismo para los países dependientes.

21. La tercera etapa de desarrollo del capitalismo dependiente en El Salvador —la más corta y dinámica— agotó en 1969 su impulso al precipitarse la crisis del Mercado Común Centroamericano; se abrió así la fase madura de la crisis estructural de este modo de producción que, en las condiciones peculiares del sistema político imperante en nuestro país, acarreó la crisis de éste. Esta fase madura de la crisis estructural y política, a diez años de iniciarse, no encuentra todavía una salida.

B. Rasgos históricos de la formación económico-social salvadoreña

22. Conviene tener presente los siguientes rasgos, históricamente adquiridos por la formación económico-social capitalista dependiente de nuestro país, para todo análisis de sus problemas actuales y sus perspectivas.

a) En los países de Europa Occidental y Norteamérica, donde se desarrolló primero el capitalismo, surgió éste como un proceso interiormente dinamizado, el capitalismo se formó en el seno de la sociedad feudal; se originó en el comercio y la industria y, desde allí, invadió después la agricultura. El capitalismo europeo fue un “producto urbano” y su desarrollo indujo una acelerada civilización.
En El Salvador, en cambio, el capitalismo se originó como un proceso de ruptura y desintegración lenta e incompleta de las estructuras económico-sociales y la super-estructura político-ideológica de la formación colonial (mezcla feudal-esclavista y comunitario primitiva, con predominio feudal), por la acción de una fuerza externa a ellas: la fuerza expansiva del capitalismo europeo occidental. Por otra parte, en nuestro país el capitalismo se “asentó” primero en ciertas ramas de la agricultura y, desde allí, se extendió al comercio, a los transportes y, mucho más tarde, a la industria; es decir, sin poner en marcha un proceso de rápida urbanización y desintegración de la sociedad agraria, sino solidificándola con nuevas bases económicas y fortaleciendo la dominación sobre ella de los terratenientes de viejo y nuevo tipo. De allí, la raíz agraria de la burguesía y el antiguo carácter predominantemente agropecuario y artesanal, atrasado, del proletariado salvadoreño, el retraso en la formación y organización de la clase obrera industrial.

b) La burguesía salvadoreña tiene una antigua experiencia en la conducción del Estado y en la actividad política en general; prácticamente desde las primeras luchas por la independencia (1810) hasta nuestros días. Mientras que el proletariado, por su atraso y su prolongado carácter predominantemente agrario reflejado en el tardío surgimiento de la clase obrera industrial, apenas inició en los años veinte del siglo actual su proceso de organización socio-política. cortado por el aplastamiento contrarrevolucionario de 1932 y reiteradamente obstaculizado por la persistente represión ejercida en su contra por la dictadura militar.

Esta disparidad entre el desarrollo organizativo socio-político de la burguesía y el proletariado, lo mismo que la acción represiva constante sobre éste, se halla en la base de importantes rasgos de la psicología de las masas trabajadoras, de la inmadurez de su movimiento clasista.

c) La ideología y la doctrina política del liberalismo europeo no podía sobre esta base, por tanto, y realmente no pudo, procrear aquí una república democrática real. He aquí la raíz profunda del contraste tradicional entre las normas constitucionales republicano-democráticas, emanadas de la influencia del liberalismo francés, inglés y norteamericano, durante la lucha independencista y a lo largo del siglo pasado, y la realidad concreta de la dictadura burguesa “con alma feudal” que se configuró históricamente en El Salvador; una dictadura que como ya se dijo, está más cerca del modelo prusiano, bismarkiano, que del modelo de la República Francesa o de la democracia norteamericana de entonces.

23. Para comprender el proceso de desarrollo del capitalismo en nuestro país y analizar sus tendencias y perspectivas, no basta con estudiar su desenvolvimiento interno, “nacional”; es indispensable que lo estudiemos en el contexto del desarrollo y crisis del capitalismo como sistema mundial, el cual determinó su nacimiento, ha ejercido y ejerce sobre él una influencia decisiva.

24. La primera etapa del desarrollo del capitalismo en nuestro país se desenvolvió cuando el capitalismo internacional más avanzado se encontraba en las condiciones pre-monopolistas y no se había impuesto todavía como sistema dominante mundial.

25. La segunda etapa del desarrollo del capitalismo “salvadoreño”, transcurrió cuando el capitalismo internacional realizaba su tránsito al capitalismo monopolista, hacia el imperialismo; cuando se formaban a sangre y fuego los imperios coloniales de las potencias imperialistas y el capitalismo se convertía en sistema mundial único: cuando terminaba el reparto del mundo, entre dichas potencias y estalló dos veces la guerra entre ellas, por un nuevo reparto. En el marco de la Primera Guerra Mundial surgió la primera revolución socialista victoriosa, se fundó la Unión Soviética, el primer Estado socialista y, luego, desde los días finales de la Segunda Guerra Mundial, surgió toda una comunidad de Estados socialistas; dio así comienzo el paso a una segunda fase, más honda, de la crisis general del capitalismo.
26. La tercera etapa del desarrollo capitalista en El Salvador, transcurrió cuando EE.UU. se convirtió en la potencia imperialista hegemónica a nivel mundial y absolutizó su dominio sobre América Latina; cuando tuvo lugar en ese país, Europa Occidental y Japón el paso definitivo al capitalismo monopolista de Estado, irrumpió la revolución científico-técnica y se tejió la red de los poderosos monopolios transnacionales; cuando se desplomó el sistema colonial del imperialismo y se profundizó abismalmente la crisis general del capitalismo (en su tercera fase); cuando se incrementó extraordinariamente el poderío de la Unión Soviética y la comunidad socialista y surgieron, sin vinculación con otra guerra mundial, nuevos Estados socialistas en Asia y América Latina, más tarde también en África, y se configuro con toda claridad la tendencia universal a pasar del capitalismo al socialismo.

27. En 1968-69, estalló una nueva fase -fase madura-de la crisis estructural del capitalismo dependiente en nuestro país, la cual no ha encontrado solución hasta hoy. La actual crisis estructural transcurre en un marco mundial cuyas principales tendencias son las siguientes:

a) Una acelerada expansión de los monopolios trans-nacionales, nueva y más poderosa forma del capitalismo monopolista internacional que aprisiona cada vez más dentro de sus redes a la economía de los países aún no liberados del llamado “tercer mundo”.
b) Una acelerada expansión de la exportación imperialista de capital público y privado, bajo la forma de capital de préstamo.
e) Un rápido ensanchamiento de la brecha que separa el nivel alcanzado por los países más desarrollados y el de los países subdesarrollados aún no liberados del dominio imperialista.
d) El estallido y comportamiento crónico de una compleja crisis económica que envuelve a todo el mundo capitalista (inflación y en general crisis monetaria, crisis energética, etc.).
e) Un brusco ahondamiento de la crisis general del sistema capitalista mundial y en particular del imperialismo yanqui, a partir de su derrota en Viet Nam, reforzada por la tendencia a un peso económico- político mayor de Japón y Europa Occidental en el mundo capitalista, en detrimento de la hegemonía de los EE.UU., incluso de su predominio absoluto sobre América Latina.
f) Grandes y sólidos avances, sin crisis, en el desarrollo y fortalecimiento económico-social y militar de la comunidad socialista, encabezada por la Unión Soviética, y de su sistema integracionista promovido por el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) y los consiguientes cambios radicales en la correlación mundial de fuerzas.
g) Grandes progresos de la política de distensión, preconizada por la URSS y demás países socialistas, pese a la política traidora y provocación de la dirigencia de China.
h) Triunfo definitivo y consolidación de la formación socialista en Cuba.
i) Extraordinarios aunque contradictorios avances de los Partidos Comunistas de Italia y Francia, Portugal y España.
j) Extraordinarios triunfos de la lucha anti-colonialista y antiimperialista en general y de la revolución socialista en Asia y África, con el creciente apoyo material y político de la URSS, Cuba y otros países socialistas y el consiguiente cambio de la correlación de fuerzas en la ONU y la diplomacia mundial, en detrimento del imperialismo en general y del yanqui en particular.
k) Ensanchamiento de las fuerza anti-imperialistas y por el socialismo, diversificando sus formas de desarrollo, e irrupción de la contrarrevolución fascista en América Latina; afianzamiento en algunos países y surgimiento en otros de la tendencia de evolución hacia el capitalismo monopolista de Estado dependiente.
l) Viraje encabezado por el gobierno Carter hacia formas refinadas del enfrentamiento con la Unión Soviética y la comunidad socialista y de la dominación norteamericana sobre América Latina y otras regiones del “Tercer Mundo”, que envuelve la pretensión de revertir el proceso de la distensión, graves peligros para la paz mundial y para la claridad político-ideológica, la unidad y avance de las fuerzas democráticas y revolucionarias en nuestro continente y otras áreas.

Todo ello complica la crisis estructural y política en nuestro país, dificulta a las clases dominantes y al imperialismo imprimirles una solución en su beneficio. Al mismo tiempo que en ciertos aspectos resulta favorecido el avance hacia la revolución, por otro lado también se alzan ante él nuevos y complejos obstáculos que lo dificultan.

28. El capitalismo dependiente busca en El Salvador abrir la salida de su crisis hacia una cuarta fase de su evolución, pero al mismo tiempo, encara el peligro de su liquidación revolucionaria, que abriría el curso socialista de desarrollo a nuestra sociedad.

II- CARACTERISTICA ACTUAL DE LA FORMACION ECONOMICO—SOCIAL SALVADOREÑA Y SU CRISIS

A. -Aspectos Generales

29. El Salvador es hoy un país capitalista dependiente, con un desarrollo mediano de agudos contrastes: mientras por un lado han surgido incluso monopolios nacionales privados y estatales y se ha formado una oligarquía financiera, por otro lado arrastra no pocos remanentes precapitalistas, en especial un grave problema agrario. El país soporta una antigua dictadura militar derechista, ahora en trance de fascistización.

30. A pesar del crecimiento del sector industrial en los últimos 25 años, el nivel de desarrollo de las fuerzas productivas es aún bajo, avanza con lentitud, desequilibrios y deformidades; la agro-exportación de café, algodón y azúcar tienen todavía un peso decisivo en la economía nacional, la sujetan al mercado internacional dominado por los monopolios imperialistas y, consiguientemente, a sus manipulaciones sobre precios, fletes, seguros, etc.

La agro-exportación en las condiciones del sistema capitalista, constituye un freno al desarrollo de las fuerzas productivas y es una de las más sólidas ataduras de la dependencia.

31. Los más bajos niveles de desarrollo se encuentran en la agricultura, a la que se halla dedicada la mayor parte relativa de nuestra población económicamente activa (el 42.7 %) (16). Los instrumentos rudimentarios de trabajo (arado de madera, machete, animales de tiro, etc.) continúan ampliamente difundidos. Las masas trabajadoras de la agricultura son en gran mayoría analfabetas (17), los trabajadores calificados apenas una minoría ínfima y en la vida del campo prevalecen condiciones de la peor miseria y atraso.
32. La industria de nuestro país es predominantemente de tipo liviano, dependiente tecnológicamente, sus materias primas y demás insumos provienen del exterior en más del 80 %. Las fábricas se limitan en su mayor parte a envasar, ensamblar y terminar productos que llegan casi elaborados del extranjero; sin el suministro de esos productos con idénticas especificaciones técnicas, sería imposible hacer funcionar estas fábricas.

Además la industria se encuentra crecientemente dominada por las corporaciones transnacionales, en primer lugar norteamericanas, pero también japonesas y alemanas, cuyo peso crece.

33. La industrialización alcanzó ritmos relativamente acelerados entre 1962-1968, apoyándose en el Mercado Común Centroamericano; roto éste en 1969, la industrialización cayó en un ritmo de avance crónicamente lento, cercano al estancamiento (18). La quiebra del MERCOMUN, su dependencia en aumento de la inversión de capital extranjero, de la importación de maquinaria, tecnología e insumos; el impacto de la crisis económica que sacude al mundo capitalista desde 1974; la pobreza del mercado interno, determinada por el monopolio latifundista sobre la agricultura y la super-explotación de las masas del campo, son los factores que han frenado la industrialización y, con ello, impusieron la marcha lenta al país en general. Estos son factores estructurales.
34. No obstante, la economía nacional experimenta en conjunto un paulatino proceso de modernización en el sentido capitalista que abarca, con grandes desequilibrios y distorsiones, a las fuerzas productivas, supeditándolas cada vez más a la supremacía tecnológica del imperialismo. Este proceso se refleja en cambios dentro de la estructura social, en una relativa modernización de la administración estatal, su creciente dependencia de los préstamos atados a los EE.UU. y las agencias financieras transnacionales y en la fuerte tendencia a la fascistización del sistema político.

Particular importancia tiene la modernización o “aburguesamiento” de los latifundios semi-feudales, no sólo en el área tradicional de la agro-exportación (café, algodón, caña, etc.), sino también en la ganadería y el área de los granos básicos (maíz, maicillo, fríjol, arroz).

Los latifundios modernizados, donde predomina el trabajo asalariado y se emplea de manera creciente máquinas, fertilizantes, pesticidas, semillas selectas, etc., se han constituido en parte esencial del núcleo del capitalismo dependiente en nuestro país. Pero lejos de haber traído una solución o alivio al viejo problema agrario, este proceso de “aburguesamiento dependiente de la agricultura lo ha agravado y complicado, aumentando los problemas sociales y los sufrimientos para las grandes masas. Tampoco trajo un ensanche vertical apreciable del mercado interno” (19) ni se constituyó, por tanto, en una fuente de impulso a la estancada industrialización.

35. El capitalismo dependiente ha demostrado hasta la saciedad su impotencia para resolver los fundamentales problemas del desarrollo social en beneficio de nuestro pueblo, todo lo contrario de lo que alega la propaganda burguesa, es la fuente de los crecientes sufrimientos económicos y políticos de las grandes masas, sobre cuya explotación descansa el injusto edificio de la sociedad salvadoreña actual.

B. El Problema agrario

36. Los rasgos principales del problema agrario de nuestro país son los siguientes:

a) La mayor parte de la tierra disponible para la agricultura es propiedad de un puñado de grandes terratenientes: 1,961 latifundios, que son menos del uno por ciento del total de explotaciones agropecuarias (20), poseen en conjunto 813,643 manzanas, es decir, el 39°/o de la tierra agrícola total. Estos latifundios tienen una extensión promedio de 415 manzanas, aunque algunos de ellos sobrepasan las cinco mil e incluso las 10 mil.

En el extremo opuesto hay 252, 481 minifundios, que son el 93 % del total de explotaciones y poseen en conjunto
572,5 79 manzanas, es decir, sólo el 27% de la tierra agrícola. Cada uno de estos minifundios posee una extensión promedio apenas superior a las dos manzanas y cuarta (2.27) y, en general, realizan una agricultura sumamente improductiva, incapaz de sostener niveles de vida civilizados para sus dueños.

Entre los dos extremos, hay 17,990 explotaciones de tamaño mediano, que son el 6 °/o de todas, y poseen en conjunto 707 mil 096 manzanas, es decir, el 34 % de la tierra disponible para la agricultura, con un promedio de extensión para cada una de 39 manzanas. (21).

b) A causa del monopolio sobre la tierra anteriormente descrito, las tres cuartas partes de la población del campo, es decir, alrededor de un millón ochocientas mil personas, carecen en absoluto de propiedad sobre la tierra y, en las condiciones del capitalismo dependiente, ello las condena a sufrir la peor explotación a manos de los terratenientes y los empresarios capitalistas de la agricultura, las hunde en la miseria, en el atraso cultural y social en general.

c) Existe todavía un fuerte remante de relaciones económicas propias de modos de producción pre-capitalistas. He aquí algunos datos: Según la Encuesta Nacional de Mano de Obra del año 1975, había entonces en el campo 302,701 personas desempeñandose como “trabajadores por cuenta propia” y “trabajadores familiares no remunerados”, que formaban nada menos que el 49% de la población Económicamente Activa dedicada a la agricultura (*). La mayoría de estas personas son campesinos vinculados a formas semi-feudales de la renta de la tierra: renta en especie o “censo”, renta en dinero, también llamada “terraje”, ambas con o sin obligaciones en trabajo personal (22).
(* Encuesta Nacional de Mano de Obra y Aspectos Demográficos (abril-junio de 1975) del Ministerio de Planificación y Coordinación de! desarrollo económico social de El Salvador, Volumen II, cuadros C 23 y C25)

La mayoría de estos campesinos se desplazan a trabajar como asalariados durante las cosechas de café, algodón y caña de azúcar; son pues semi-proletarios”.

Como puede verse, las supervivencias pre-capitalistas tienen un gran peso todavía dentro del conjunto de las relaciones económicas en el campo salvadoreño.

d) En lo que se refiere al estado de desarrollo de las fuerzas productivas, se observa, junto a cierto grado de mecanización y uso de insumos y técnicas más o menos modernas, la supervivencia bastante generalizada de niveles propios de modos precapitalistas de producción:
tracción animal, uso del machete y la “cuma”, del arado de madera con punta de hierro, etc., el alto grado de analfabetismo entre la población económicamente activa (PEA) de la agricultura. Sólo el 46% de la PEA rural es alfabeta, pero un 64% de los que saben leer y escribir, estudió no más allá del tercer grado de la escuela primaria (**). (** Encuesta Nacional de Mano de Obra de 1975, ya citada Vol. II cuadro C15)

El atraso general de las fuerzas productivas agropecuarias se refleja en los bajos niveles de aprovechamiento de la tierra disponible. a pesar de la pequeñez territorial y alta densidad poblacional de nuestro país. He aquí algunos datos ilustrativos. El primer Congreso Nacional de Reforma Agraria, reunido en enero de 1970, por convocatoria de la Asamblea Legislativa, basándose en las cifras oficiales sobre la utilización de la tierra en nuestro país, concluyo que “. – . están sin utilizarse 487,000 hectáreas (696, 410 manzanas); están siendo mal utilizadas 804, mil hectáreas (1,149,720 manzanas); y están con una intensidad de uso deficiente 100 mil hectáreas (143 mil manzanas). En total 1,391,400 hectáreas (I,989,702 manzanas), que representan el 69.5 % del territorio nacional está siendo ineficientemente utilizado” (*).
(* Memoria del Primer Congreso Nacional de Reforma Agraria, publicado por la Asamblea Legislativa, pág.364. La conversión a manzanas la incluimos nosotros.)

Según el censo agropecuario de 1971, había en el país 641 mil 410 manzanas de tierras cubiertas por “pastos naturales”, es decir, por gramíneas de bajo valor alimenticio, malezas y “charraleras” surgidas espontáneamente, sin ninguna clase de cultivo. En comparación con el censo de 1961, la superficie cubierta por “pastos naturales” se redujo sólo en un l0%, pero más en beneficio del crecimiento de las ciudades y de instalaciones de diverso tipo, que en favor de la extensión de los cultivos, puesto que, en comparación con 1961, las tierras de labranza (destinadas a granos básicos y otros) se redujeron en un 1.1% y los montes y bosques se redujeron en 26.6%, mientras que los cultivos permanentes (café principalmente), aumentaron su superficie sólo un 2.4% y los pastos sembrados un 2.8%.

La situación no había registrado cambios apreciables en 1976, puesto que la Comisión que preparó los estudios en que se basó el frustrado programa del Primer Distrito de Transformación Agraria, apuntó que en el área seleccionada para dicho proyecto (planicies costeras de los Departamentos de Usulután y San Miguel), caracterizadas por ser entre las más activas zonas de laboreo y a pesar del gran peso que allí tiene un cultivo relativamente moderno como el del algodón, la utilización del potencial productivo de la tierra era sólo de un 35.5% como promedio (23).

Así, pues, los bajos niveles de productividad abarcan incluso a los cultivos exportables, como el algodón, que son los que cuentan en nuestro país con las mejores condiciones.
e) Los niveles más altos del desarrollo de la agricultura están en los cultivos de exportación (café, algodón, caña de azúcar). Estos cultivos son la mayor fuente de empleo en el campo, pero sólo durante temporadas que, en conjunto, no son mayores de 4-5 meses en el año. En el tiempo restante reina la desocupación y ello permite mantener, en provecho de los señores de la tierra y de los empresarios de la agro-exportación en general, un nivel miserable de salarios para las masas trabajadoras del campo.

Los cultivos para la agro-exportación están en manos principalmente de los grandes capitalistas, acaparan las mejores tierras, la mayor parte de crédito, las mejores vías de transporte y la técnica más desarrollada disponible en el país. El cultivo de granos básicos y otros productos dirigidos al consumo interior, continúa en importante medida en manos de los campesinos y agricultores capitalistas pequeños, pero allí se registran los niveles del mayor atraso en nuestra agricultura. El desarrollo de este segundo sector elevaría el nivel general de empleo permanente en el campo y se traduciría en la elevación de los salarios, por eso los amos de la agro-exportación han estado siempre interesados en mantener allí el atraso y, desde sus posiciones tradicionalmente hegemónicas en la banca y en la conducción de la política agropecuaria del Estado, han mantenido casi totalmente cerrados los canales del progreso a la agricultura para el consumo interno.
En los últimos años, la agro-exportación ha comenzado a invadir también a los granos básicos y la ganadería, abriéndoles relativamente el acceso a sus privilegios financieros y técnicos. Sin embargo, este es un fenómeno proporcionalmente minoritario y la situación sigue siendo en general la misma que se ha descrito atrás.

37. La extrema concentración latifundista de la propiedad sobre la tierra, los privilegios de la agro-exportación, la dependencia del mercado internacional dominado por los monopolios imperialistas que imponen términos desiguales de intercambio, los fuertes remanentes precapitalistas en las relaciones económico-sociales y el atraso general de las fuerzas productivas de la agricultura, están íntima e indisolublemente vinculados entre si, se condicionan unos a otros, son en conjunto la causa del miserable nivel de vida y del atraso social que sufren las masas del campo (más del 60% de la población total del país) y, en consecuencia, son la causa más determinante de la pobreza del mercado interno (24) y de su lento crecimiento, todo lo cual frena el desarrollo nacional.

38. Este conjunto de relaciones económicas, internas e internacionales, constituye la estructura del capitalismo dependiente en la agricultura. En esta estructura el eslabón decisivo y más determinante es el monopolio latifundista sobre la tierra, sin romper el cual es imposible
modificar la situación social en el campo, ni hacer de la agricultura un factor dinámico del desarrollo económico-social independiente del país.

39. El monopolio latifundista sobre la tierra y la agro-exportación están en la raíz del sistema político autoritario imperante, es una de las principales fuentes tradicionales de la negación sistemática de los más elementales derechos y libertades democráticas al pueblo rural y de sus drásticas limitaciones para las masas trabajadoras urbanas.

40.El problema agrario es, pues, estructural y político, consiste en la existencia de unas relaciones de propiedad y en general de producción, intercambio y distribución, que obstaculizan el desarrollo de las fuerzas productivas de la agricultura y de un sistema político autoritario, antidemocrático, que defiende con gran violencia represiva esas relaciones económico-sociales, frenando todo ello al desarrollo del resto de las fuerzas productivas del país, su economía, su cultura, su desarrollo social general.

¿DOS CAMINOS DE SOLUCION ALTERNATIVOS PARA EL PROBLEMA AGRARIO?

41. Visto el problema agrario en abstracto, fuera del contexto concreto de la dependencia y del sistema político autoritario de El Salvador, puede pensarse que son posibles dos caminos de solución alternativos dentro del capitalismo:

a) El camino “prusiano” (*), o vía terrateniente, que consiste en la transformación gradual de los latifundios semi-feudales en empresas capitalistas más o menos modernas.
b) El camino “americano” (*), o vía campesina, que consiste en la expropiación de los latifundios, la distribución de la tierra en parcelas a los campesinos y la transformación de éstos en granjeros modernos, es decir, en pequeños capitalistas de la agricultura.
(* Camino prusiano y camino “americano” son categorías formuladas por Lenin al analizar el desarrollo clásico del capitalismo en la agricultura, utilizando en ello dos modelos históricos: el de Prusia y el de los EE.UU.)

42. En esencia, la vía terrateniente de desarrollo del capitalismo en la agricultura es la que se ha venido practicando en nuestro país desde principios del siglo pasado. Para empujar el carro de la historia por este
incluso se despojó a las masas trabajadoras de la tierra ejidal y comunal. Durante el siglo XX ese camino se vio fortalecido por la quiebra de miles de pequeños propietarios durante la crisis económica de 1929-33, cuyas tierras pasaron a manos de los amos latifundistas. La Ley Moratoria dictada en 1932 fue sólo un paliativo, que aminoró pero no elimino el fuerte proceso de concentración de la tierra, el cual continuó desenvolviéndose permanentemente incluso en “tiempos normales”
se ve hoy acelerado por la nueva crisis económica que azota al mundo capitalista e impacta a nuestro país.

43.El camino terrateniente de desarrollo capitalista dependiente ha consistido en El Salvador en una parcial y paulatina eliminación de supervivencias pre-capitalistas por medio de la conversión de los latifundios semifeudales, donde predominaban la renta de la tierra como relación económica fundamental entre los terratenientes explotadores y campesinos explotados, en latifundios capitalistas, donde predomina el salario como relación económica entre los empresarios de la agricultura y los trabajadores. La tierra continúa siendo propiedad de los terratenientes.

Esta conversión ha traído consigo una relativa adopción de la maquinaria, los fertilizantes, las semillas selectas y, en general, de métodos de producción modernos, es decir, un cierto desarrollo de las fuerzas productivas, pero éste ha sido y es sumamente lento.

La vía terrateniente de solución al problema agrario ha traído consigo la proletarización de grandes masas campesinas y un ensanche muy limitado del mercado nacional.
44. La “limpieza” de las haciendas de colonos y campesinos arrendatarios o medieros (que pagan como renta la mitad o más de su cosecha), mediante los desalojos ejecutados con ayuda de la fuerza, pública ya sea para dedicar las tierras a plantaciones de tipo capitalista o a proyectos- turísticos, han sido y son una expresión típica del camino terrateniente durante las últimas tres décadas.

Los desalojos han sido y son uno de los factores que más han contribuido a exacerbar y agudizar la lucha de clases en el campo, lo mismo que a incrementar el éxodo hacia San Salvador y otras ciudades, agravando los problemas sociales.

45. La vía terrateniente puso la iniciativa histórica en manos de los latifundistas y, después, de la gran burguesía en general, enriqueció y reforzó su control sobre el poder del Estado, implantando métodos de gobierno sumamente autoritarios y represivos, a fin de mantener a raya a las masas del campo que, convulsionadas por los agudos dolores de la proletarización, se ven lanzadas a resistirla. La vía terrateniente trajo, pues, el estrangulamiento de las posibilidades democráticas.

46.Los terratenientes, la gran burguesía de nuestro país, en particular la cada vez más poderosa oligarquía financiera, se aferran intransigente y recalcitrantemente a este camino terrateniente y rechazan de un modo total cualquier forma de solución campesina, aún los tímidos proyectos reformistas que se han intentado por la dictadura militar en algunos momentos, como las leyes de Riego y Avenamiento y Primer Distrito de Transformación Agraria, en la forma inicial de ambas.

Ningún sector de la burguesía ha tomado como su bandera la solución campesina del problema agrario, como sí ha ocurrido en ciertos momentos en otros países latinoamericanos.

47. En su empeño por continuar empujando el proceso por el camino terrateniente del desarrollo capitalista en la agricultura, las clases dominantes y el gobierno dictaron las leyes que establecieron el séptimo día de descanso remunerado y el salario mínimo y abolieron la obligación patronal de dar la comida a los trabajadores agropecuarios en las haciendas y fincas; crearon el Banco de Fomento Agropecuario, emitieron la Ley de Arrendamiento de Tierras, la Ley del ISTA (reformada en septiembre de 1976 para quitarle todo matiz pro-campesino), la Ley del Impuesto Territorial y la “Corporación Financiera de Tierras Agrícolas” (COFINTA), para dar impulso a la parcelación privada de tierras.

48. Las parcelaciones privadas y estatales son parte consustancial del camino terrateniente de desarrollo capitalista, y no una modalidad de la vía campesina. Dichas parcelaciones son un gran negocio para los terratenientes y para la oligarquía financiera, refuerzan su papel en la conducción del país y no traspasan la tierra a las grandes masas trabajadoras, puesto que las parcelas se venden a quienes pueden pagar sus elevados precios, es decir, a campesinos ricos y elementos burgueses o pequeño-burgueses acomodados de las ciudades. La tierra que se parcela es, además, la de calidades inferiores. Por otra parte, este proceso es tan lento y abarca en conjunto tan poca tierra, que de ningún modo puede significar la entrega masiva de ésta a quienes la trabajan, como se necesita. Así, la concentración latifundista de la tierra y el dominio de sus amos sobre la agricultura sigue en pie.

Las parcelaciones privadas y estatales se ha visto en la práctica engendran minifundios, es decir, uno de los dos pilares de la estructura de la tenencia territorial existente. Los minifundistas, de este modo originados, terminan perdiendo la tierra, la cual vuelve a concentrarse en manos de los terratenientes. Así, la estructura agraria tradicional no se rompe sino que se regenera, el problema agrario no se resuelve, sino que perdura y se agrava.

49. Después de más de siglo y medio de transitar el camino terrateniente de desarrollo, está de sobra claro que: no ha conducido a la eliminación de los remanentes pre-capitalistas, sino que ha perennizado todo lo que de ellos hace más baratos los costos y más elevadas las ganancias de los capitalistas; no ha elevado el desarrollo de las fuerzas productivas al nivel moderno contemporáneo, sino que ha sido un factor de atraso de las mismas; no ha propiciado el desarrollo independiente del país, sino que ha sido una amarra cada vez más fuerte de su dependencia; no ha abierto el acceso de los campesinos a la propiedad de la tierra, sino que ha traído su concentración monopolista en manos de un insignificante puñado de ricos y poderosos señores; no ha elevado a las grandes mayo rías el goce de la civilización y la libertad, sino que las ha empobrecido, descarga sobre ellas una opresión cada día más sangrienta y ¡a siglo y medio de fundación de la República! – el pueblo rural continua siendo en más de la mitad analfabeta y permanece marginado de la cultura.

Así, pues, la vía terrateniente de desarrollo, en las condiciones de nuestro país dependiente, no ha sido ni puede ser una solución para el problema agrario. Todo lo contrario, es precisamente este tipo de evolución el que ha engendrado a este problema en su actual expresión.

50. Por lo que se refiere al “camino americano” o vía campesina de solución al problema agrario, no es posible bajo su forma clásica en nuestro país, ante todo porque el capitalismo como modo de producción es una realidad absolutamente dominante en la agricultura salvadoreña y no una posibilidad del desarrollo. No es casual por ello que todos los intentos reformistas (incluida la defenestrada “transformación agraria”), que se propusieron con uno u otro matiz, en uno u otro grado, emprender en El Salvador, fracasaron rotundamente. Y es que una solución “campesina” no puede dirigirse ya exclusivamente contra los remanentes pre-capitalistas en la agricultura, porque se han fundido tanto y se condicionan mutuamente de tal modo con las relaciones capitalistas, que no se pueden atentar contra aquellas sin golpear a éstas.

51. En las condiciones del capitalismo dependiente imperante en nuestro país, la “vía campesina” de solución al problema agrario necesaria e ineludiblemente incluye no sólo la liquidación de los latifundios semifeudales, sino también la liquidación de los latifundios capitalistas y la entrega de la tierra no sólo a los campesinos propiamente tales, sino también a las masas del proletariado agro-pecuario. Por consiguiente, la “vía campesina” tampoco puede conducir a la parcelación general de la tierra y el forjamiento de una agricultura basada principalmente en granjeros capitalistas modernos, pequeños y medianos, sino que necesaria e inevitablemente debe conducir, junto a una parcelación limitada, a la formación de grandes unidades agropecuarias de propiedad cooperativa o estatal.

52. Esta peculiar “vía campesina” está dirigida contra el corazón del capitalismo dependiente en nuestro país y, por tanto, no puede ser conquistada por vía reformista, sino sólo por vía revolucionaria. Las masas del campo no conquistarán la tierra del brazo de la burguesía, sino sólo del brazo de la clase obrera revolucionaria, y los campesinos, muy a pesar de su idiosincrasia y anhelos de pequeños propietarios, no pueden ser aliados de la burguesía para desarrollar el capitalismo, sino que deben aliarse con el proletariado para derrumbar el poder de los capitalistas y marchar en fin de cuentas al socialismo.

53. Sin embargo, la ideología y los anhelos de pequeño propietario no pueden borrarse de las masas campesinas por el decreto o la proclama de ninguna organización revolucionaria. Los campesinos tienen en esos anhelos vitales de poseer la tierra, la motivación más poderosa para incorporarse a la lucha por la revolución.

De ahí que la reivindicación de la tierra continúa objetivamente teniendo también un carácter democrático, un carácter pequeño-propietario, es decir, un carácter en esencia burgués, a pesar de la ineludible perspectiva socialista. Esta contradicción no es fatalmente antagónica, pero le imprime su sello al carácter de la revolución que hoy madura en El Salvador y encontrará solución en la dialéctica concreta de esa revolución.

C. Las clases sociales en El Salvador (*)

(* La definición científica de las clases la encontramos en “Una gran iniciativa”, de V. I. Lenin: “Las clases son. grandes grupos de hombres que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan en un sistema de producción social históricamente determinado, por las relaciones en que se encuentran con respecto a los medios de producción (relaciones que las leyes refrendan y formulan en gran parte), por el papel que desempeñan en la organización social del trabajo y, consiguientemente, por el modo y la proporción en que perciben la parte de riqueza social de que disponen. Las clases son grupos humanos, uno de los cuales puede apropiarse el trabajo del otro por ocupar puestos diferentes en un régimen determinado de economía social” (V. I. Lenin, “La ideología y la cultura socialista”, Moscú, pág. 15, ed. en español.)

54. La sociedad capitalista dependiente “salvadoreña” posee una estructura clasista sumamente heterogénea y complicada, como consecuencia de su estructura económica plural, en la que se combinan relaciones de producción capitalistas viejas y nuevas, mientras se conserva una fuerte dosis de remanentes pre-capitalistas; y también a consecuencia de las deformidades y desequilibrios en el desarrollo económico y de las fuerzas productivas, las cuales combinan niveles modernos y atrasados.

Por un lado, las clases fundamentales de esta sociedad
-como en todo país capitalista— son la burguesía y el proletariado; por otro lado, existen junto a ellas clases y capas secundarias: los terratenientes, los campesinos, la pequeña burguesía, las capas intermedias (capas medias urbanas y las llamadas “capas marginales”) y el lumpen proletariado.

Algunas de estas clases y capas secundarias son remanentes de la formación pre-capitalista colonial y post-colonial
(predominantemente feudal); otras son propias del capitalismo temprano y otras son fruto del desarrollo capitalista dependiente contemporáneo.

Las clases fundamentales:

55. Son clases fundamentales aquellas sin las cuales es imposible la existencia del modo de producción predominante (en nuestro caso, el capitalismo) y que, a su vez, deben su origen a dicho modo de producción. En las sociedades basadas en la explotación del hombre por el hombre, una de estas clases posee los medios fundamentales de producción y la otra agrupa a la gran masa de explotados; los intereses vitales de estas clases son, por tanto, opuestos y antagónicos.

La Burguesía:

56. Es la clase dueña de los fundamentales medios de producción, dueña del capital en sus diversas formas (monetario, mercantil o productivo), que se enriquece explotando el trabajo asalariado.
a) Teniendo en cuenta la cuantía de su capital, en la burguesía se distinguen tres capas: gran burguesía, burguesía media y pequeños capitalistas.

b) Si se tiene en cuenta su vinculación con los monopolios imperialistas extranjeros “interiorizados” en nuestro país y con el creciente sector del capitalismo de Estado, en la burguesía se distinguen varios agrupamientos, formados por ejecutivos y asociados de las sucursales de dichos monopolios en nuestro país o de las empresas de capital mixto; o por altos ejecutivos de las empresas capitalistas estatales (CEPA, CEL, INSAFI, FSV, FIGAPE, FNV, COFINTA, etc.), algunos de los cuales son a la vez ricos empresarios privados. Estos agrupamientos pertenecen a la gran burguesía, pero también abarcan a capitalistas medianos.

c) Si se tienen en cuenta su ubicación en las distintas ramas de la actividad económica, la burguesía comprende varios sectores: burguesía agraria, (en fuerte medida agro-exportadora), burguesía industrial, burguesía bancaria, burguesía comercial (en la cual se comprende la de los servicios). En el curso de las últimas dos décadas ha tenido lugar la fusión de ciertos grupos de banqueros, industriales, empresarios agro-exportadores, comerciantes, capitalistas de las sucursales de los monopolios extranjeros o vinculados a ellos y/o a las empresas estatales, dando origen a una oligarquía financiera muy rica que se encuentra hoy en plena expansión de su poderío.

d) En la oligarquía financiera se distinguen varios agrupamientos formados alrededor de los diferentes bancos, compañías de seguros y otras instituciones financieras, cada uno de los cuales ejerce control sobre decenas de empresas en la industria, el comercio, la agricultura, la construcción, las comunicaciones, los transportes y otros servicios, etc.

La oligarquía financiera es el principal sector monopolista de la gran burguesía, su cúpula dominante (25).

El proletariado:

57.El proletariado es la clase revolucionaria principal en nuestro país; la constituyen los trabajadores de la ciudad y el campo que producen o contribuyen de un modo directo a producir los bienes materiales y no poseen medios de producción propios, sino únicamente su fuerza de trabajo, la cual venden a los burgueses a cambio de un salario, inferior al valor que el desgaste de ella origina.
a) El proletariado salvadoreño se integra fundamentalmente por dos sectores:

I El proletariado industrial y, en general, urbano; y,
II El proletariado agropecuario.
b) En el proletariado industrial y urbano: debe distinguirse a los obreros de la industria moderna, la construcción, la electricidad y el transporte, que son un típico fruto del desarrollo capitalista, y a los operarios de tipo artesanal, que están ligados a las formas atrasadas, precapitalistas o capitalistas tempranas, de la producción y la economía.
Los primeros son ya mayoría en comparación con los segundos. (26).

c) El proletariado agropecuario lo forman en gran mayoría trabajadores asalariados no calificados, comúnmente llamados jornaleros; pero también los trabajadores calificados de beneficios de café, ingenios azucareros, establos y haciendas ganaderas modernas, salineras y empresas pesqueras, plantas almacenadoras, conductores y mantenedores de maquinaria agrícola y transporte automotriz, operarios artesanos radicados en cantones y poblaciones rurales (27).

d) Reservamos la denominación de “clase obrera” en especial para el proletariado industrial y, en general, para el proletariado urbano y otros asalariados vinculados a los centros industriales y agro-industriales del campo. Aunque estrictamente hablando, no se trata de una clase, sino de un sector del proletariado (28). La mayor parte de la clase obrera salvadoreña es de reciente origen campesino, la formación de su conciencia de clase ha avanzado mucho, pero aún no ha culminado.

LAS CLASES SECUNDARIAS

La pequeña burguesía.

58.En un sentido estricto, la pequeña burguesía es la clase formada por dueños de pequeños medios de producción, que no explotan mano de obra ajena sólo la propia y/o la de sus familiares y no tienen por tanto capital. La pequeña burguesía es una clase secundaria e intermedia, está situada entre la burguesía y el proletariado.

La pequeña burguesía no es parte de la burguesía, sino una clase distinta. La burguesía es dueña del capital, es decir, de medios de producción y recursos monetarios que crecen mediante la explotación del trabajo asalariado ajeno.

Ni siquiera los pequeños capitalistas, por consiguiente, deben ser confundidos con los pequeño-burgueses, porque éstos no poseen capital.

a) La pequeña burguesía comprende en nuestro país a los artesanos con talleres operados por ellos mismos o con sus familiares: telares manuales, zapaterías, sastrerías, costurerías, elaboración de sombreros de palma, lazos y demás jarcias, joyerías, peluquerías, salas de belleza, talleres de reparaciones diversas, etc. Son asimismo parte de la pequeña- burguesía: las locatarias de los mercados y plazas y otros pequeños comerciantes propietarios de pulperías o establecimientos vinculados a la esfera de los servicios, operados por ellos mismos o con ayuda de familiares, como molinos de nixtamal, comedores, tortillerías o pupuserías; otros pequeños propietarios, como taxistas y demás transportistas dueños de los vehículos que manejan, fumigadores dueños de los equipos operados por ellos, etc., y la categoría con menores ingresos de los pequeños rentistas (dueños de alguna casa o pieza de alquiler, por ejemplo) (29).

b) La pequeña burguesía, en tanto propietaria de medios de producción, se siente atraída hacia las posiciones político-ideológicas de la burguesía y el imperialismo, pero como personas que viven de su trabajo y son explotadas de diversas formas por los capitalistas, los pequeño- burgueses se inclinan hacia el proletariado. De este doble carácter suyo emana su conducta política generalmente vacilante.

c) En un sentido amplio, se acostumbra incluir bajo la denominación de pequeña burguesía también a los profesionistas, a la intelectualidad en general y demás sectores de las capas medias urbanas, así como también a los campesinos medios y a los pequeños capitalistas más pequeños, que explotan de 1 a 5 trabajadores asalariados o que lo hacen sólo por determinados períodos en que crece la demanda del mercado. Al revés, también se acostumbra incluir entre las capas medias a la pequeña burguesía propiamente tal.

Sin duda que entre la pequeña burguesía y todos estos sectores y capas existen en distintos grados, vínculos e intereses económicos e ideológicos comunes, y resulta conveniente abarcarlos con una sola denominación (pequeña burguesía o capas medias), cuando se trata de realizar ciertos análisis de un tipo global, general, pero también hay entre ellos diferencias importantes e intereses específicos, que hacen que algunos estén más cerca del proletariado que de la pequeña burguesía, incluso los hay aquellos que están más cerca de la burguesía y otros cuyas especificidades son de tal índole que presentan exigencias adicionales para sus análisis y tratamiento políticos.

e) Nuestro Partido, por tanto, adopta los dos conceptos de pequeña burguesía el estricto o restringido y el amplio pero no los utiliza indiscriminadamente para sus análisis. Por lo que se refiere a la elaboración de su táctica concreta hacia estos estratos sociales en cada momento, nuestro Partido se guía sobre todo por el criterio que hace diferenciaciones entre la pequeña burguesía, los campesinos medios y las capas medias urbanas, así como también entre los distintos sectores que componen a estas últimas.

Los Terratenientes:
59. En un sentido estricto de la palabra, son la clase de grandes propietarios de tierra vinculados a relaciones semi-feudales de producción o que la arriendan a empresarios capitalistas de la agricultura (grandes, medianos o pequeños).

La clase de los terratenientes no desaparece con el desarrollo capitalista en nuestro país. Ellos por lo general se transforman en ricos arrendatarios de su tierra y hacen una vida cada vez más parasitaria: muchos, se limitan a depositar sus rentas en los bancos del país o del extranjero,
que les pagan intereses y llevan una existencia dedicada a la holganza. Algunos se insertan dentro de la burguesía (grande o media), invirtiendo sus rentas en actividades económicas modernas, no agropecuarias y continúan también siendo terratenientes.

Las rentas que perciben los terratenientes son una carga pesada sobre las espaldas del pueblo trabajador, que es en realidad quien las paga.

Los terratenientes, así concebidos, son una clase secundaria en la sociedad salvadoreña, son una supervivencia feudal y una clase muy reaccionaria.

a) En un sentido amplio de la palabra, terratenientes son todos los grandes propietarios de tierra, incluso aquellos que explotan trabajo asalariado y utilizan máquinas, insumos y técnicas modernas que en realidad son capitalistas agrarios y forman parte de la gran burguesía. Algunos burgueses agrarios (medianos o grandes) son al mismo tiempo dueños de latifundios semi-feudales o que son entregados en arrendamiento a otros empresarios (30).

b) El empleo de este sentido amplio es útil cuando se hace referencia a los términos generales de la concentración de la propiedad de la tierra, pero su uso indiscriminado enmascara el problema de los remanentes semi-feudales en la economía nacional y resta claridad a la idea de que la gran burguesía es el verdadero amo de la agricultura, contra cuyo dominio debe dirigirse la lucha de las masas trabajadoras.

El Campesinado:

60. Los campesinos son trabajadores que realizan cultivos propios, ya sea en tierra de su propiedad, o en tierra ajena por cuyo uso pagan una renta en dinero (“terraje” o alquiler), en producto (“censo”), en trabajo(” obligación”) o combinadas estas tres modalidades.

Entre los campesinos se distinguen tres capas: pobres, medios y ricos.

a) campesinos pobres o semi-proletarios: no poseen tierra propia por lo general, o si la tienen es en extremo poca; en todo caso sus cultivos, laborados por ellos mismos, sólo les permiten obtener una escasa producción para subsistir una parte del año. Durante la otra parte se desplazan hacia las plantaciones capitalistas y también, en cierta medida., a las obras de construcción y carreteras y trabajan allí por salario.(31).
b) Campesinos medios: laboran por sí mismos y con ayuda de sus familias tierra propia, o ajena mediante el pago de renta, disponen de aperos de labranza, semillas, insumos en general, en cantidad tal como para no necesitar vender su fuerza de trabajo por salario en ningún tiempo. Ocasionalmente, casi siempre durante las siembras o las cosechas una parte de los campesinos medios emplean un pequeño número de trabajadores asalariados, pero no es ésta la base principal de su producción (32).

c) Campesinos ricos poseen tierra propia o arrendada, plantaciones permanentes o periódicas, instrumentos de trabajo y transporte, semillas, insumos, ganado, capital de operación, etc., en unas proporciones tales que les permiten hacer una vida acomodada. Los campesinos ricos aportan una pequeña cuota de trabajo personal y familiar al laboreo de sus cultivos o pequeños hatos ganaderos, pero éste se realiza por medio de trabajo asalariado, o de colonos, o explotan campesinos pobres y medios que les pagan renta en cualquiera de sus formas (33)
Una parte de los campesinos ricos en realidad forman los estratos bajo de la burguesía agraria; otra parte, son una capa de pequeños terratenientes semi-feudales, algunos de los cuales se encuentran en proceso de “aburguesamiento”, de modernización, y escalan posiciones más altas dentro de la burguesía agraria; otros, se arruinan y caen a la capa media o pobre. Por lo general, los campesinos ricos se colocan en política tras las posiciones de la burguesía y/o los terratenientes, como pudo verse en 1976, frente al “Primer Distrito de Transformación Agraria”; pero también sufren discriminación económica y social, corren el riesgo de ser arruinados por los grandes capitalistas y terratenientes y el proletariado puede por ello neutralizarlos e incluso atraerlos temporal y parcialmente.

d) El campesinado en su conjunto, sufre ese proceso de diferenciación bajo la influencia de la expansión del capitalismo en la agricultura y ganadería: una parte extremadamente minoritaria de los campesino se enriquecen y “aburguesa”, mientras el resto, grandes masas de campesinos pobres y medios se arruinan, pierden sus insignificantes medio de producción y se ven obligados a convertirse en trabajadores asalariados, son proletarizados. Este proceso se ve acelerado en muchos caso por el uso de la fuerza para desalojar a los campesinos colonos de lo latifundios que luego son dedicados a las plantaciones de tipo capitalista o a proyectos turísticos (en la costa).

e) La proletarización de las masas campesinas se inició con el florecimiento del negocio añilero, se ensanchó considerablemente con el cultivo del café, y luego, con el algodón y la caña, y se encuentran hoy en pleno despliegue en las áreas ganaderas y de los granos básicos, ocasionándoles grandes sufrimientos y lanzándolas a formas agudas de la lucha de clases. La parcelación que se proyecta promover en mayor escala, con la creación de CO FINTA, acelerará y extenderá aún más la proletarización, de los campesinos (34).

En este proceso de diferenciación y proletarización se encuentra asimismo el origen principal del continuo éxodo de miles y miles de trabajadores del campo hacia las ciudades, donde, en su mayoría, engrosan las capas marginales de la población.

f) Los campesinos pobres y medios sufren una dura explotación por parte de los terratenientes y los capitalistas; los campesinos pobres incluso se ven obligados a vender su fuerza de trabajo durante una parte del año y sufren así el mismo tipo de explotación que el proletariado. Por todo ello se sienten fuertemente atraídos hacia las posiciones revolucionarias del proletariado; pero al mismo tiempo
sobre todo los campesinos medios son pequeños propietarios de medios de producción y la burguesía procura estimular sus sentimientos como tales para apartarlos de la influencia proletaria. Los campesinos medios tienen por ello tendencias a la vacilación política. Los campesinos pobres se comportan mucho más firmemente en la lucha contra los terratenientes y capitalistas.

La experiencia concreta de la lucha de clases en nuestro país lo ha confirmado así.

Las Capas Sociales Intermedias:

61. Son capas intermedias agrupamientos numerosos de la población que, “por sus relaciones respecto de los medios de producción, por su lugar y papel en la organización social del trabajo y por el modo y la proporción en que perciben la parte de la riqueza social de que disponen”, se encuentran situadas entre el proletariado y la burguesía, o debajo del proletariado, entre éste y el lumpen-proletariado.

Las capas intermedias son estratos sociales secundarios, es decir, no fundamentales, en la sociedad capitalista dependiente de El Salvador.

a) Son capas intermedias en nuestro país: las capas medias urbanas y las “capas marginales”.

b) Las capas medias urbanas en El Salvador son grupos de la población de las ciudades que realizan un trabajo predominante de tipo intelectual, en alguna de sus formas, o se capacitan para el, y cuyos ingresos no provienen de la explotación del trabajo ajeno realizado directamente por ellos.

Algunos sectores de las capas medias urbanas se encuentran situados entre la burguesía y la pequeña burguesía, otros entre ésta y el proletariado. A los primeros los llamaremos “capas medias altas” y a los segundos “capas medias bajas”.

c) Como consecuencia de la combinación de estructuras viejas y nuevas y de las demás deformidades del capitalismo dependiente “salvadoreño”, una parte de las capas medias urbanas se originaron como consecuencia del desarrollo capitalista temprano y conservan sus rasgos característicos, como por ejemplo los profesionistas libres (médicos, abogados, dentistas, que ejercen su profesión por cuenta propia, especialmente aquellos que residen en ciudades de segunda y tercera importancia), cierto tipo de empleados ligados a formas atrasadas de la producción, el comercio, los servicios y la administración pública (empleados de la gran mayoría de alcaldías, juzgados, beneficios de café, tiendas en las ciudades del interior del país, ciertas categorías de parteras y enfermeras “prácticas”, de maestros de escuela, etc., de sacerdotes y sub-oficiales de filas, comisionistas —“coyotes”—, etc.). A las de este tipo las llamaremos “capas medias tradicionales” y claramente se encuentran perdiendo peso dentro del conjunto de las capas medias urbanas.
Otra parte de las capas medias urbanas, que llamaremos “modernas”, se han originado y continúan ensanchándose corno resultado del desarrollo contemporáneo del capitalismo dependiente en nuestro país, están ligadas a la industria, al comercio, los servicios y la administración pública modernos: técnicos, contables, empleados de oficina (de bancos, empresas industriales, administración pública, empresas comerciales o de servicio, etc.), profesionistas, estudiantado universitario, artistas, periodistas, investigadores científicos, la mayor parte de los maestros de la educación primaria, media y superior, vendedores comisionistas y promotores de ventas, etc.

d) Entre las capas medias se distinguen básicamente tres grandes sectores: el sector asalariado, la intelectualidad y el sector pequeño propietario.

Sector Asalariado:

e) formado por empleados de oficina, particulares y del Estado, personal del sistema de salud pública y Seguro Social, trabajadores de la educación y de la esfera de los servicios en general. Todos los trabajadores asalariados de las ciudades que no puedan conceptuarse como proletarios deben considerarse parte de este sector de las capas medias urbanas.

El sector asalariado es el más numeroso de las capas medias urbanas (35) y en su mayoría, cuentan con modestos ingresos, que acercan e incluso equiparan sus condiciones de vida con las del grueso de la clase obrera. Estos asalariados de pobres ingresos deben incluso conceptuarse como semi-proletarios y la clase obrera puede desarrollar con ellos una lucha reivindicativa común y atraerlos a sus posiciones políticas revolucionarias, neutralizando su idiosincrasia pequeño-burguesa y sus tendencias vacilantes.

Desde luego, entre los asalariados de las capas medias urbanas hay una minoría de elevados ingresos que a menudo ocupan puestos ejecutivos y de confianza de la burguesía y el gobierno. Por lo general ellos se inclinan políticamente hacia posiciones conservadoras y de compromiso con las clases dominantes; pero el estrangulamiento de la democracia afecta incluso a estos elementos de diversas maneras y pueden por ello ser neutralizados e incluso atraídos parcial y/o temporalmente a la lucha del proletariado y demás clases progresistas.

El sector asalariado de las capas medias urbanas se forma con elementos provenientes de la pequeña burguesía en una proporción dominante, así como también de los campesinos medios o ricos, o provienen de la propia reproducción de sus filas. Los elementos provenientes del proletariado son todavía una muy pequeña porción.

La Intelectualidad: (36)

f) Está formada en nuestro país por el estudiantado universitario, una parte de los estudiantes de educación media, catedráticos. maestros de escuela, sacerdotes, profesionistas, técnicos, periodistas, escritores, artistas en general, oficiales de la Fuerza Armada, etc. Una parte de la intelectualidad es también asalariada. Una parte de la misma ocupa altos escalones ejecutivos y/o son accionistas de las empresas capitalistas nacionales o extranjeras, o son altos funcionarios estatales, civiles o militares; estos elementos deben considerarse, por tanto, asimilados por la burguesía.

Los estudiantes y los maestros (37) salvadoreños cuentan con grandes tradiciones democráticas y revolucionarias, y durante los últimos 10-15 años se engrosan con mayor ritmo que antes las filas de los artistas, emergiendo núcleos jóvenes vinculados estrechamente a la lucha popular democrática y por el socialismo. Estos segmentos de la intelectualidad son una fuerza activa con la que el proletariado revolucionario puede contar, si sabe atraerla y conservarla a su lado. Al mismo tiempo, son una fuerza que tiende constantemente a disputar al proletariado su lugar histórico a la cabeza de la revolución y, suelen ser fuente de vacilaciones, bandazos ideológico-políticos y/o sectarismo y radicalismo maximalista.
Durante las últimas tres décadas se ha observado claramente en la intelectualidad salvadoreña la formación de un fragmento estable, fuertemente vinculado al gran capital local e imperialista, a quien sirve y en el cual éste confía cada vez más las tareas de la lucha ideológica contra- revolucionaria y el perfeccionamiento de sus aparatos de dominación.

La intelectualidad se nutre de todas las clases y capas sociales; aunque los intelectuales provenientes del proletariado y los campesinos pobres son una minoría insignificante.

Sector Pequeño Propietario:

g) Dentro del concepto amplio de las capas medias urbanas, como ya se apuntó atrás, cabe también la pequeña burguesía de las ciudades, la cual sería considerada dentro de los análisis globales, como un tercer sector, el sector pequeño propietario de las capas medias.

Las Capas Marginales (38)

62. Son grupos muy numerosos de personas que no cuentan con medios de producción y no tienen un lugar estable dentro del sistema de la producción y la organización social del trabajo, ni de la distribución, pero que, sin embargo, se dedican a muy diversas y variables actividades laborales para obtener los ingresos indispensables que les permiten llevar una vida miserable.

Las llamadas “capas marginales” están formadas por masas que viven en un desempleo crónico, enmascarado por las actividades a veces mercantiles, a veces en la esfera de los servicios personales y, ocasionalmente, en la pequeña producción artesanal (ventas callejeras, servicio doméstico, reparaciones ambulantes de calzado, fontanería, etc.); o por breves períodos de ocupación como peones de la construcción etc.

a) Los “marginales” por lo general no saben un oficio o cuentan con ninguna o muy poca calificación laboral, son analfabetas o tienen un nivel educacional muy precario y se ven colocados en situación de desempleo crónico, no tanto por los fenómenos cíclicos de la economía capitalistas que lanza al paro forzoso a miles y miles de trabajadores, sino por el hecho de que el desarrollo del capitalismo exige un cierto grado de calificación a los trabajadores y estos elementos no lo poseen, precisamente porque la misma sociedad capitalista que exige de ellos esa calidad, por un lado los desarraiga de su medio tradicional de vida y, por el otro, no es capaz de darles la capacitación indispensable, ni las oportunidades de empleo que los inserten dentro de la economía nacional.

b) Los “marginales” no deben ser confundidos, como ocurre con frecuencia, con el lumpen-proletariado. La diferencia fundamental entre ellos consiste en que los marginales realizan algún tipo de trabajo o se esfuerzan por conseguirlo, mientras que los integrantes del lumpen rehuyen trabajar y procuran sus ingresos recurriendo a toda clase de actividades delictivas o corruptas. Una parte de los “marginales” tiende a degenerar y caer en las filas del lumpen.

c) Tampoco debe considerarse como parte de las capas marginales a todas aquellas personas que habitan en las barriadas formadas por tugurios. Allí suelen vivir también no pocos obreros de bajos ingresos y también pequeños comerciantes y rentistas, delincuentes y otros elementos lumpen junto con los que propiamente pueden considerarse “marginales.”

d) Las capas marginales son muy numerosas y crecen con fuerte ritmo, forman grandes masas en la capital y en muchas otras ciudades; su formación y rápido crecimiento ha agravado y multiplicado los problemas sociales.

Las capas marginales son principalmente el fruto de la expansión del capitalismo en la agricultura, de la desposesión de decenas de miles de campesinos, de la extensión de la miseria en el campo, una parte de cuyos habitantes emigra hacia las ciudades en busca de medios de vida y nuevos horizontes.

e) La existencia y rápido ensanche de las capas marginales es un testimonio irrefutable de las contradicciones incurables del desarrollo capitalista dependiente; constituye la expresión de una honda crisis social y un aspecto sobresaliente de los efectos de la crisis estructural que sufre nuestro país, ya que es muy notorio que los “marginales” se han multiplicado a gran velocidad, precisamente desde que la fase madura de esta crisis estalló en 1969.

f) Las capas marginales se inclinan en general, a seguir las posiciones del proletariado, los campesinos y la intelectualidad progresista, especialmente en aquellos períodos de flujo de la actividad revolucionaria de masas; pero también muestran marcada tendencia a vacilar, abandonando el campo de la revolución e incluso a atender las prédicas de la reacción, cediendo a sus migajas y otros sobornos, especialmente cuando llegan los períodos del reflujo de la lucha revolucionaria de masas. Igualmente inestable se muestra su organización.

Esta inestabilidad política y organizativa de las capas marginales, tiene su origen en su inestable y precaria condición económica-social, en la falta de vínculos permanentes con el sistema de la producción y dentro de la organización social del trabajo.
El proletariado revolucionario puede, sin embargo, reducir considerablemente dicha inestabilidad y contar con las capas marginales como fuerza de apoyo más o menos constante, si realiza entre ellas un trabajo intenso de agitación y las organiza bajo la dirección de cuadros obreros sólidos.

El Lumpen-proletariado (39)

63. Es una capa formada por elementos desclasados: ladrones, prostitutas, narcotraficantes, bandidos en general.
Esta capa se nutre constantemente de elementos provenientes de las distintas clases, arrojados a los “bajos fondos” por las condiciones imperantes en la sociedad capitalista.

En nuestro país, el lumpen-proletariado ha crecido considerablemente durante las ultimas tres décadas, cuando se aceleró la expansión del capitalismo como modo de producción. Producto de la explotación y la ideología consumista difundida por el capitalismo, se ha ampliado como resultado de la crisis económica que sufre hoy el capitalismo.

La conducta política del lumpen-proletariado es sumamente inestable, pero en general como ya lo habían apuntado Marx y Engels, desde el siglo pasado es una capa dispuesta a venderse a la reacción. En nuestro país, el lumpen-proletariado es fuente de reclutamiento de las bandas de asesinos, torturadores y demás esbirros, cuyas filas han experimentado un gran crecimiento durante los años setenta, en el proceso de escalada represiva fascista.

Algunas peculiaridades de las clases y capas sociales salvadoreñas.

64. Al utilizar el cuadro de las clases y capas sociales salvadoreñas y cada una de sus categorías, que hemos presentado en este documento, debe tenerse presente que ellas no se encuentran en la realidad en un estado siempre puro, sino que los límites de cada una con sus vecinas no son siempre absolutos y tajantes y a menudo se interpenetran.

65. Respecto del proletariado, ya hemos dicho que en su mayoría está formado por los asalariados agropecuarios y la mayoría de éstos son trabajadores de temporada, entre los que se mezcla gran número de campesinos pobres. Este sólo hecho lo diferencia del proletariado de los países capitalistas desarrollados donde los obreros de la industria tienen el peso principal y posee esta clase en su conjunto un nivel bastante mayor de concentración y organización, lo mismo que un nivel educacional y técnico superior. La revolución científico-técnica en los países desarrollados está incluso fundiendo dentro del proletariado a una gran parte de los técnicos y otros trabajadores (como los de la cultura y los medios de comunicación), que tradicionalmente se consideraban formando parte de las capas medias. En El Salvador no podría considerarse que tal fusión ha tenido o tiene lugar aún.

66. Por lo que se refiere a nuestra clase obrera en particular, ya hemos señalado que se mezclan en ella los obreros industriales (comprendiendo entre ellos a los fabriles, los de la construcción, los transportes y la electricidad), con obreros de tipo artesanal, que en verdad son supervivencias del capitalismo temprano e incluso representan a veces remanentes pre-capitalistas aún fuertes (aunque ya no mayoritarios). Una parte de la masa de peones de la construcción, además, está formada por emigrantes temporales del campo, muchos de los cuales son semiproletarios.

Por otra parte, la mayoría de los obreros industriales son de reciente extracción campesina o de otros estratos no proletarios de la sociedad.

En el seno de la clase obrera se observan también otros fenómenos, como la existencia de una pequeña fracción muy bien remunerada que tiende a acomodarse y el caso, relativamente frecuente, de obreros que se dedican fuera de jornadas a diversos tipos de actividades comerciales y aún a la usura.
67. Todos estos factores tienen su reflejo en la incompleta formación de la conciencia clasista de nuestro proletariado en general, y de nuestra clase obrera en particular, así como también en su débil organización. Al mismo tiempo, algunas de dichas características ofrecen la posibilidad de adelantar con cierta facilidad el trabajo por la alianza obrero-campesina y favorecen las posibilidades de que el proletariado establezca vínculos políticos estables y sólidos con amplias masas trabajadoras no proletarias (como las capas medias asalariadas y la pequeña burguesía). Otras de estas características dificultan el avance de la clase obrera y el proletariado en conjunto hacia la cabecera del movimiento revolucionario y favorecen que sectores de la intelectualidad desempeñen papeles vanguardistas, o permiten a la burguesía ejercer su influencia ideológica sobre las masas.

68. Por consiguiente el PCS, como Partido que es del proletariado, tiene que reconocer y tomar enérgicamente en sus manos las grandes y complejas tareas organizativas, políticas e ideológicas que tiene planteadas para organizar el ascenso de la clase obrera y el proletariado en general a su misión revolucionaria socialista y a su papel dirigente de todo el movimiento democrático popular.

El PCS debe cuidarse de la tendencia dogmática a considerar nuestro proletariado con los mismos atributos del de Europa u otras áreas desarrolladas. En apariencia, la repetición de postulados que emanan de ese error tiene un carácter clasista, “obrero”, pero de hecho oculta las tareas que debemos realizar los comunistas para promover nuestro proletariado concretó a su misión de vanguardia; atribuye a éste características revolucionarias ya logradas, las cuales en verdad aún están por forjarse en nuestro país.

Con todo, el proletariado salvadoreño y en particular la clase obrera, es sin ninguna duda la clase potencialmente más revolucionaria de nuestro país; no sólo por corresponder esta afirmación a una tesis teórica de validez universal, sino porque la propia experiencia de la lucha de clases se ha encargado de mostrar aquí las cualidades concretas de mayor firmeza, disciplina y combatividad que el proletariado imprime al movimiento popular cada vez que participa en él masivamente.

EL SISTEMA POLITÍCO DE DOMINACION, EVOLUCION Y CRISIS

Desde los comienzos del siglo actual, una parte de las tendencias objetivas del desarrollo capitalista en nuestro país, propias de las condiciones imperantes entonces en el mundo y en nuestro continente, necesitaban para abrirse paso de un sistema político flexible y liberalizado. Grupos de la ascendente burguesía y algunos políticos ligados a la surgente intelectualidad, expresaban esta corriente. El primer intento en la dirección apuntada fue emprendido por el breve gobierno del Dr. Manuel Enrique Araujo (1911 a 1913), pero el golpe de hacha que descargó sobre su cabeza el asesino “Mulatillo”, pagado por los terratenientes, no sólo quitó la vida al Presidente de la República, sino también cortó el proyecto democratizador y restauró el régimen dictatorial de la oligarquía terrateniente y agro-exportadora de café, que había asaltado el poder en 1894 con el llamado “Movimiento de los 44”, encabezado por el General Tomás Regalado.

El asesinato del Dr. Manuel Enrique Araujo, dio comienzo a la larga tiranía de las familias terratenientes Meléndez-Quiñ6nz (1923-1927). La tendencia a la liberalización siguió buscando abrirse paso; se expresaba en el movimiento de los “constitucionalistas” y otros demócratas de la época, contra los Meléndez-Quiñónez. El surgimiento del movimiento obrero en los años inmediatos a la terminación de la Primera Guerra Mundial, bajo la presión de la breve crisis económica de esos años, e influido fuerte y crecientemente por las ideas de la Gran Revolución Socialista de Octubre en Rusia, vino a dar una mayor consistencia y base social a la lucha contra la tiranía.
El gobierno de Don Pío Romero Bosque (1927-1931), fue el punto de viraje hacia un tímido proceso de liberalización del sistema político, lo cual se había convertido en una necesidad inaplazable era la segunda mitad de los años veinte, bajo la demanda no ya únicamente de los sectores democráticos de la intelectualidad pequeño-burguesa y de la burguesía urbana ascendente, sino también de la lucha creciente de las masas trabajadoras que se extendió con rapidez en las ciudades y en el campo, en las zonas centro-occidental del país, la más adelantada entonces en el sentido capitalista.

Las “elecciones libres” en las que fue electo Presidente de la República el Ing. Arturo Araujo en 1930, fue el obligado intento de dar continuidad, bajo control de la burguesía, al proceso de liberalización iniciado por Pío Romero Bosque, pero la gran crisis económica del mundo capitalista (1929-33), agudizó a tales extremos la lucha de clases y precipitó una crisis política tan profunda, que ahogó el proyecto en sus encrespadas olas.

En medio del desbarajuste administrativo del gobierno de Araujo, de la frustración de las grandes masas que lo habían llevado a la presidencia y de las convulsiones cada vez más fuertes y frecuentes de la lucha de clases, surgió ante las clases dominantes el peligro de la revolución social y, con ello, la apremiante necesidad de un “régimen fuerte”, de un “gobierno de orden que impusiera paz a los de abajo”. Para llenar esa necesidad surgió la dictadura militar derechista encabezada por el Gral. Maximiliano Hernández Martínez, mediante el golpe de Estado del 2 de diciembre de 1930.

La dictadura, se consolidó por medio del brutal aplastamiento de la insurrección obrero-campesina (más campesina que obrera), encabezada por nuestro Partido en enero de 1932.

70.4 En el fondo de aquella aguda crisis económica y política estaba la fase inicial de la crisis estructural del capitalismo dependiente en nuestro país, más concretamente la crisis de la estructura agro-exportadora- cafetalera.

70.5 A lo largo de sus 47 años de existencia, la dictadura militar derechista ha sufrido modificaciones en el contenido de los intereses clasistas por ella representados y defendidos, en sus pautas para el desarrollo nacional y en sus formas o métodos de gobernar. En general, puede considerarse tres fases de esta evolución de la dictadura militar de derecha.

PRIMERA FASE DE LA DICTADURA MILITAR DERECHISTA:
Diciembre de 1931 a Diciembre de 1948

71. Durante esta primera fase, la dictadura militar representaba y defendía, por sobre todo, los intereses de la oligarquía cafetalera, agro-exportadora y terrateniente. Su política económica fue el principal obstáculo que impidió en El Salvador la diversificación de la economía nacional y en particular como ya se dijo atrás, el movimiento de industrialización sustitutiva de importaciones, que caracterizó la evolución de los países del cono sur del continente, después de la gran crisis económica, durante la Segunda Guerra Mundial y la inmediata post-guerra. Por lo contrario, en nuestro país se afianzó profundamente la agro-exportación del café; incluso la diversificación de la agricultura de exportación se vio frenada. La débil y atrasada industria se quedó prácticamente estancada. La “modernización” atribuida al gobierno despótico y sanguinario que durante 13 años ejerció el Gral. Maximiliano Hernández Martínez, en realidad no fue otra cosa que construcción de algunas carreteras, entre ellas la mayor parte de la carretera Panamericana y otras obras de infra-estructura, junto al sistemático concurso del Estado para ordenar el sistema bancario y monetario bajo el férreo control de la oligarquía agro-exportadora del café, dirigir casi totalmente el crédito en su beneficio y bloquear la industrialización.

72.Hasta 1934-35, la exportación de café se dirigía, en más de la mitad, hacia Europa (principalmente a Alemania) y de allí procedía también gran parte de las importaciones de mercancías industriales. La influencia económica y política del imperialismo yanqui era todavía un tanto débil.

73. Surgida para cumplir una apremiante misión contra-revolucionaria y congruente con su línea básica de gobierno, orientada a reforzar y perfeccionar el control de toda la economía nacional por la oligarquía agro- exportadora del café y revitalizar la hegemonía latifundista, la dictadura militar en esta primera fase realizó un método de gobierno sumamente autoritario y represivo, estrangulador de todas las libertades democráticas y los derechos humanos; incluso suprimió la electibilidad del
Presidente de la República y la autonomía del poder municipal, abolió toda libertad para organizar y hacer funcionar partidos políticos y sindicatos; los diputados a la Asamblea Legislativa surgían de unas “elecciones” en las que únicamente podía “votarse” a favor de los candidatos nominados personalmente por el tirano.

74.Un aspecto sobresaliente del régimen fue el hecho de que todo el mando estatal estaba estructurado bajo la autoridad personal del Presidente de la República, a lo cual era inherente la tendencia a la permanencia indefinida del tirano en ese cargo, rodeado por su equipo de jefes militares de confianza, que envejecían junto con él en la cumbre del poder. Así, tampoco había ninguna forma de democracia, ni movilidad hacia los escalones del poder político, para la casi totalidad del cuerpo de oficiales de la Fuerza Armada, que, sin embargo, era el principal y decisivo pilar de sostén de la dictadura.

75. El estallido en Europa de la Segunda Guerra Mundial, en 1939 determinó el desvío total del flujo de las exportaciones de café hacia los EE. UU. y, consiguientemente, también se hizo predominante, casi total, la importación de productos industriales de ese país; aunque desde su entrada en la guerra, en 1940, las exportaciones de mercancías civiles de ese país se redujeron en extremo, a causa de la militarización de su industria.

76. El profundo y extenso descontento de las masas trabajadoras populares en general, acumulado durante 13 años de sufrir el látigo de la dictadura; la tendencia a la diversificación de la economía nacional surgida en algunos sectores de la burguesía, que se veía bloqueada por la absoluta devoción del régimen a la agro-exportación del café; el descontento en la oficialidad del Ejército, en que se mezclaban los sentimientos democráticos y el enojo por la nulificación de sus expectativas de movilidad hacia el ejercicio del poder, bloqueadas por la tiranía personal; la influencia de las ideas anti-fascistas propagadas por el esfuerzo bélico mundial contra el agresor germano-italo-nipón y el debilitamiento del anti-comunismo a consecuencia de la heroica y decisiva participación de la URSS en la guerra anti-fascista; la desconfianza del gobierno de los EE.UU. hacia el Gral. Martínez, a causa de su germanofilia, que si bien no condujo a que Washington “derrocara a Martínez (como alegan algunos empeñados en minimizar el papel del movimiento popular), se expresó en la abstención norteamericana de darle apoyo en su momento final; todos esos factores se conjugaron en Abril y M yo de 1944 para derrocarlo, e iniciar una apertura democrática que fue prontamente cerrada por el contra-golpe militar que encabezó el Coronel Osmín Aguirre y Salinas (octubre de 1944), detrás del cual se alineó la oligarquía agro-exportadora del café.

Es decir, el gobierno de Castaneda Castro, fue el intento de prolongar el esquema personalista o caudillista ya obsoleto, de la dictadura militar derechista; pero este intento fracasó, era en verdad históricamente insostenible.

77. El gobierno del Gral. Salvador Castaneda Castro, que le siguió, fue de nuevo la dictadura dentro del puño de esa oligarquía, el Estado de Sitio permanente, el poder absolutista unipersonal y la tendencia a su perennización.

El “Golpe de los Mayores”, el 14 de diciembre de 1948, le puso fin sin que fuera necesario ni un sólo combate, como no fueran unos pocos disparos de salva.

SEGUNDA FASE DE LA DICTADURA MILITAR DERECHISTA:
Del 14 de diciembre de 1948 a la guerra contra Honduras (14de julio de 1969)

78. El Golpe de Estado de los Mayores abrió una nueva fase de la dictadura militar en cuya dirección se conjugaron inicialmente varias tendencias y sectores:
a) La intelectualidad reformista civil y la joven oficialidad, frustradas en 1944, que aspiraban a la democratización del sistema político, a reformas sociales limitadas y a fomentar la industrialización.

b) Grupos de la burguesía interesados en la diversificación de la economía nacional, entre los que se incluían algunos elementos agro-exportadores que habían iniciado la diversificación de sus propias inversiones y resentían los obstáculos emanados del autoritarismo conservador del tirano y de la legislación existente.

c) La aspiración, profundamente enraizada en el cuerpo de oficiales del Ejército, de asegurarse un mecanismo de relevo periódico en el mando político y la administración estatal, de modo que dejaran de ser éstas un privilegio por tiempo indefinido para un tirano y su camarilla y fuera posible ampliar su disfrute a las sucesivas promociones de militares.

Esta demanda, prácticamente unánime en las filas castrenses, si bien se enfilaba contra la tiranía caudillista y coincidía por eso, en lo inmediato, con las aspiraciones democráticas del pueblo, llevaba implícita también la decisión de que la Fuerza Armada retuviera indefinidamente el gobierno, incluso frente al eventual rechazo de la voluntad popular. Era, pues, la aspiración a modernizar la vieja dictadura militar, su cobertura con un ropaje de democracia representativa que no tardó en rasgarse y no la aspiración a la democratización consecuente del sistema político. Esta vocación autoritaria tampoco venía unida, como ha ocurrido en varios casos recientes de Asia, África y América Latina, a una determinación de los militares de utilizar su hegemonía para realizar cambios estructurales profundos y rescatar la soberanía nacional de las garras del imperialismo.

79. El mecanismo de relevo demandado por los militares quedó consagrado en el principio constitucional de la no prolongación del período presidencial y la no reelección del Presidente de la República, cuya violación está sancionado por el “Derecho del pueblo a la insurrección’ que de hecho es el reconocimiento del “derecho” al Golpe de Estado militar (artículos 5 y 7 de la Constitución Política).

La constitución de 1950 recogió también, en general, todas estas tendencias burguesas y pequeño-burguesas anteriormente mencionadas y también registró ciertas conquistas democráticas de las masas trabajadoras y de sectores progresistas de la intelectualidad, como el derecho de huelga y la autonomía universitaria.

80. Se inició lo que podríamos llamar una apertura democrática limitada e inestable, varias veces cerrada y varias veces abierta durante esta segunda fase de la dictadura militar derechista.
Los límites de esta “apertura” fueron siempre claros:

a) no se permitiría que sirviera para el desarrollo del movimiento revolucionario popular anti-oligárquico, anti-imperialista y, menos aún por el socialismo;

b) no se permitiría el desplazamiento del ejército de las posiciones hegemónicas en el gobierno.

El Estado asumió el papel de activo promotor de la industrialización, de la agro-exportación y de la reorientación del crédito bancario, se emitió una legislación incentivadora de la industria; se dinamizó la electrificación; se procedió a la construcción de una red moderna de
carreteras, comunicaciones telefónicas y telegráficas; el Estado emprendió por su cuenta, o en asociación con la gran burguesía, el desarrollo de algunas ramas de la economía (electricidad, puertos, construcción de viviendas). El esfuerzo del Estado estuvo dirigido primero a atraer a la oligarquía agro-exportadora del café, dueña principal del capital en el país hacia la inversión en la industria y, luego, a la atracción del capital monopolista extranjero, especialmente norteamericano. Como consecuencia de su empeño en el fomento industrial y de la orientación seguida
para ello, el Estado entró en un proceso de modernización y de endeudamiento externo.

81. La concertación de un sistema de tratados bilaterales de comercio con los demás países centroamericanos, durante la década de los años cincuenta y, finalmente, del Tratado de Integración Económica Centroamericana en 1960, imprimieron mucho dinamismo a esta política. El Mercado Común Centroamericano (MERCOMUNCA), creado por este movimiento integracionista, vino a ser no sólo un fuerte incentivo económico, sino que también surgió como garantía real de que la industrialización no forzaría una reforma agraria, a la cual se opone obstinadamente la oligarquía agro-exportadora. Así, esta oligarquía, que se mostró al principio recelosa y esquiva, se incorporó de un modo creciente a la inversión industrial.

82. La incorporación activa de la oligarquía agro-exportadora a la industria, la expansión del sistema bancario bajo su control, el creciente peso de los monopolios imperialistas en la industria de nuestro país, el endeudamiento estatal con los EE.UU. y la imposición de su recalcitrante política de “guerra fría”, arrinconaron o corrompieron las tendencias reformistas pequeño-burguesas incorporadas a la dirección del Estado por el “Golpe de los Mayores”, convirtieron en papel mojado sus logros en la Constitución de 1950 y ahogaron el espíritu democratizante de ésta. El derrocamiento en Guatemala del gobierno independiente, democrático y anti-imperialista de Jacobo Arbenz, hecho promovido y dirigido por la CIA, afianzó este curso de evolución en El Salvador durante la década de los cincuenta.

83. La cristalización del nuevo modelo de la dictadura militar y su orientación industrializadora, así como también la frustración de los aspectos democratizantes del mismo, tuvieron por marco el gobierno del Coronel Oscar Osorio (1950-56). El gobierno del Coronel José María Lemus, que le siguió, fue el punto culminante del nuevo maridaje de la dictadura militar con la oligarquía agro-exportadora y el imperialismo yanqui, en torno al fomento a la industrialización y a la guerra fría. Su derrumbe en octubre de 1960, en el marco de un gran auge de la lucha popular influido por la Revolución Cubana el mayor desde 1944 y el contragolpe del 25 de enero de 1961, que se comprometió inicialmente con el viraje reformista norteamericano de “Alianza para el Progreso” (ALPRO); el dinámico crecimiento industrial que permitió en sus primeros años el MERCOMUNCA y la consiguiente salida de la crisis política, condujeron en 1963-64, a una nueva actualización de la apertura democrática limitada bajo el gobierno del Coronel Julio Adalberto Rivera*: cesó temporalmente la represión, se introdujo el sistema de la representación proporcional ante la Asamblea Legislativa, que fue decisivo para el afianzamiento de los partidos políticos permanentes y pareció ofrecer posibilidades para obtener por medio de las elecciones logros progresivos hacia la democratización del sistema político.
(*El Coronel Julio Adalberto Rivera desenvolvió su período presidencial entre 1962 y 1967)

84. El reformismo volvía a levantar cabeza en los escalones de la dictadura militar derechista, adoptando ribetes de un temido populismo, bajo el patrocinio de Washington; aunque también se vitalizaron y resurgieron las tendencias reformistas de diverso matiz dentro de las filas militares y el aparato civil del Estado, donde acrecentaba su peso la emergente tecnocracia.

Este rebrote reformista fue prontamente ahogado, no tanto o no sólo porque el asesinato de John F. Kennedy (1963) puso en agonía a la ALPRO, sino principalmente porque el funcionamiento del MERCOMUNCA ofreció, entre 1962 y 1968, un punto de apoyo consistente para el proceso industrializador y éste adquirió ritmos acelerados, sin necesidad de una reforma agraria que enriqueciera el mercado nacional.

85. La apertura democrática limitada iniciada el 14 de diciembre de 1948 y su actualización en 1963-64, originaron condiciones que favorecieron el resurgimiento del movimiento obrero sindical (1949 en adelante), que había sido proscrito desde enero de 1932, el desarrollo del movimiento estudiantil y magisterial, la creación y fortalecimiento de partidos políticos permanentes (desaparecidos desde 1932), la reforma universitaria con su consiguiente multiplicación del estudiantado y la intelectualidad en general, la notable izquierdización en el contenido ideológico de la educación superior y el desarrollo multifacético de la lucha político.-ideológica en nuestro país.

El PCS fue el principal y más activo promotor de este amplio movimiento de reorganización y orientación de masas. Al empeñarse en ello, el PCS superó los estrechos marcos de su propia debilidad y clandestinidad, heredados de la gran derrota de enero de 1932.

86. En 1968 comenzó a hacerse evidente que los grandes desequilibrios en el desarrollo de la industrialización, impuestos a los países centroamericanos por los monopolios imperialistas en el marco de la “integración económica” y el pesado lastre del problema agrario, habían engendrado contradicciones graves que se volvieron prontamente agudas y condujeron a la guerra de El Salvador contra Honduras, el 14 de julio de 1969.

El sistema de convenios e instituciones directrices del Mercado Común Centroamericano se rompió, la industrialización y la economía salvadoreña en conjunto sufrieron un brusco frenaje y los ritmos anteriores a 1968 no han vuelto a recuperarse. En una palabra, estallaba la fase actual de la crisis estructural, fase de plena madurez de la misma. Paralelamente, agravada por la crisis estructural, se iniciaba una nueva crisis política de la dictadura militar derechista, de la cual todavía no ha logrado salir; se abría así un período histórico de revolución.

TERCERA FASE DE LA DICTADURA MILITAR DERECHISTA:
DEL 14 DE JULIO DE 1969 A LOS DIAS ACTUALES

87. El fructífero y multifacético proceso organizativo de las masas trabajadoras urbanas (obreros y maestros principalmente), los avances cualitativos en la lucha político-ideológica conseguidos por el PCS y grupos no organizados de la izquierda, aliados suyos, mediante su influencia., en el movimiento obrero, en la Universidad, en los nuevos sectores de la intelectualidad y con su participación en la contienda política legal, desde las elecciones presidenciales de 1967 (“PAR Nueva Línea”), prepararon en las ciudades las fuerzas revolucionarias de masas que, una vez estallada la crisis estructural, irrumpieron vigorosamente y pusieron en marcha un gran movimiento revolucionario (dolorosamente divido desde 1970).

88. Por otra parte, la guerra contra Honduras y la ruptura del MERCOMUNCA, estimularon el resurgimiento del movimiento campesino y pusieron de relieve una vez más la necesidad de dar una solución al problema agrario, incluso para proseguir el desarrollo dentro del capitalismo, especialmente para seguir adelante con el proceso industrializador, principal polo dinámico de dicho desarrollo.

Pero han teni4o poco éxito y, además, aportaron nuevas contradicciones y tensiones estructurales y políticas, las tentativas oficiales de sustituir la industrialización basada en el MERCOMUNCA, por un modelo en que el Estado asuma un papel de gran peso en la producción, en
el sistema financiero y los servicios, es decir, desarrollando la tendencia al capitalismo monopolista de Estado, que al mismo tiempo promueva la liquidación de latifundios y fomente la industrialización para exportar al mercado mundial, mediante una política entreguista, de puertas abiertas a las transnacionales (Ley de Industrias de Exportación, “Zonas Francas”, etc.).

89. Al abrirse esta fase de la crisis estructural, surgió un nuevo brote de reformismo impregnado con las concepciones desarrollistas pro-imperialistas, en el aparato militar y civil del Estado. En efecto, desde los finales del gobierno de Sánchez Hernández hasta los finales del gobierno del Coronel Molina, esta corriente reformista caracterizada por su timidez y vacilación, se vino disputando la supremacía con la vieja tendencia conservadora y ultraderechista que ha sido la razón de ser de la dictadura militar, a lo largo de sus 48 años de vida. La tendencia conservadora consiguió una victoria decisiva al imponer al Coronel Arturo Armando Molina la claudicación de su proyecto de “Transformación Agraria”, en octubre de 1976.

90. El ascendente proceso organizativo, de toma de conciencia y de lucha multiforme de las masas populares, puso a prueba el modelo político de la dictadura militar derechista con democracia representativa limitada, organizado por el “Golpe de los Mayores” en 1948 y mejorado en 1964 con la representación proporcional en la Asamblea Legislativa.

El movimiento popular se enriqueció con un nuevo instrumento de. aglutinación y acción política, al constituirse la Unión Nacional Opositora (UNO), en 1971, cuyo programa recogió las aspiraciones democráticas y de cambios estructurales de las grandes mayorías del pueblo, agrupó a éstas en su derredor y condujo a una polarización total del enfrentamiento político electoral, durante el gobierno del Coronel Molina.

El modelo aperturista se derrumbaba así bajo la presión del movimiento popular, cuyas demandas apuntaban hacia una democracia real y consecuente, hacia la libertad y el poder de decisión para la mayoría. El agotamiento del modelo se inició en 1967, con la ilegalización del PAR y la represión del movimiento huelguístico (segunda mitad de 1967 y comienzos de 1968), y luego se inutilizó bajo la acción de las reiteradas grandes batallas electorales encabezadas par la UNO: dos elecciones presidenciales, dos de diputados y munícipes y el retiro de una más de ellas. Quedó demostrado para las grandes masas, por medio de su propia experiencia, que las “elecciones” son un simple mascarón
de proa de la dictadura militar derechista, la cual se vio forzada por el empuje popular a corromperlas frente a la vista de todos, mediante el fraude y la imposición.

En este marco de polarización y de crisis del modelo aperturista de la dictadura militar, surgieron y crecieron varias organizaciones populares armadas, cuya acción ha contribuido a profundizar la crisis política y a dificultar con ello, la salida a la crisis estructural.

91. La Iglesia Católica, que había venido prestando su concurso ideológico al servicio de la oligarquía burguesa-terrateniente y de la dictadura militar, para ejercer sobre las masas en particular sobre las del campo un influjo apaciguador y conformista, y era por ello una parte integrante del sistema de dominación, se movió con bastante rapidez desde comienzos de los años setenta, hacia las posiciones de compromiso con los trabajadores, especialmente con los campesinos.

El viraje de la Iglesia Católica debilitó en lo ideológico al sistema político, ayudó a desatar las amarras ideológicas y sicológicas que impedían el despliegue del movimiento revolucionario de las masas del campo; significó por tanto, un golpe desde dentro y a la vez desde fuera para la dictadura militar derechista.

92. La dictadura militar derechista había perdido así su vestimenta democrática-representativa, el instrumento ideológico que tanto le ayudó (la Iglesia), y la pasividad de las masas. Las clases dominantes, la jerarquía militar y el imperialismo quedaron ante la necesidad de instituir un nuevo modelo de dominación que fuera capaz de asegurarles la permanencia en el poder y, consiguientemente. la sobrevivencia del capitalismo dependiente.

Esta tarea no ha podido ser cumplida a satisfacción, a causa de dificultades de diversa índole: económicas y políticas, nacionales e internacionales, pero principalmente, por la obstinada lucha y la heroica resistencia del movimiento popular.

93. El temor ante el peligro ro1ucionario, que significa el auge del movimiento popular durante esta década y la consiguiente inutilización de la “democracia representativa limitada’’, los requerimientos del cauce monopolista dependiente por el que forzan a seguir a la economía nacional la oligarquía financiera y las transnacionales norteamericanas, japonesas y alemanas, muchas de ellas vinculadas al complejo militar industrial de los EE.UU. y la OTAN; la desesperada defensa de su monopolio sobre la tierra y del modelo agro-exportador por los sectores más tradicionales de la burguesía y los terratenientes; las presiones que ejercen en pro de la exacerbación de la contra-revolución los círculo del Pentágono y el viraje más o menos general de las jefaturas militares de América Latina hacia la derecha y el fascismo, han impuesto en nuestro país una criminal escalada de represión y la tentativa de organizar un Estado verticalista y corporativo.

94. En las condiciones de América Latina, este es un “fascismo dependiente” con peculiaridades que lo asemejan o distinguen de otras variantes del fascismo, como las de Europa de los años 20-40 o el de la última década (Grecia, España-Portugal), pero su esencia contrarrevolucionaria es la misma.

El “fascismo dependiente” es en gran medida “fascismo militar” y es la forma de la contra-revolución actual en América Latina y por supuesto, en nuestro país.

95. De esta manera, la dictadura militar derechista, abocada a su propia caducidad histórica y empujada por los círculos más reaccionarios de la oligarquía financiera, de los terratenientes, de las transnacionales del Estado imperialista yanqui, ha buscado sobrevivir mediante la fascistización; pero no ha logrado institucionalizar este modelo.
Al mismo tiempo, la alternativa de una nueva apertura democrática se le presenta hoy sumamente riesgosa: las contradicciones estructurales del sistema son ya muy agudas, el movimiento popular revolucionario ha experimentado un extraordinario desarrollo, la burguesía y el gobierno han perdido en proporción muy grande su base de apoyo político.

En estas condiciones, la vía burguesa democrática para solucionar la crisis política, tiene que ser hoy parte inseparable de sustanciales reformas-económico-sociales que deriven beneficios al pueblo trabajador y tales cambios encuentran oposición recalcitrante en las mismas filas
burguesas. Por lo demás, no bastaría una apertura democrática limitada para conjurar esta crisis y conceder un nuevo plazo indefinido de vida a la dictadura; más que en ningún otro momento, pues, la conquista de democracia está ahora vinculada íntimamente a su derrocamiento.

DIALECTICA DE LA CRISIS ESTRUCTURAL, LA CRISIS DEL SISTEMA POLITICO Y LA DEPENDENCIA

95.1. Las espectaculares posibilidades de desarrollo de las fuerzas productivas que abre el mundo de hoy, en plena revolución científico-técnica, se encuentran bloqueadas para nuestro país por su propia estructura, es decir, por su sistema de relaciones de propiedad, producción, intercambio, distribución y la supeditación de su economía al imperialismo.

La dependencia y el problema agrario, que inherentes al capitalismo dependiente que impera en nuestro país, constituyen los principales frenos al desarrollo nacional.

96. El Salvador, sufre esta profunda crisis estructural, característica de los países capitalistas dependientes de un desarrollo medio y al mismo tiempo una profunda crisis de su sistema político; está así en crisis el capitalismo dependiente “salvadoreño” como sistema entero, su base y super-estructura: su sistema de relaciones económicas, su sistema político y jurídico, las formas ideológicas dominantes tradicionales.

96.1.— Es esta crisis de la formación social entera lo que constituye la base material y política de la actual situación histórica que vive nuestro país, cuyo atributo principal consiste en que la revolución es ahora una posibilidad objetiva real y no sólo un buen deseo de los revolucionarios.

97. Dicho de otro modo, está abierta en El Salvador una etapa histórica de revolución. La revolución se convertirá de posibilidad en realidad victoriosa, si existe una vanguardia que trace y aplique una línea correcta, que una y conduzca firmemente hasta su triunfo la lucha de las fuerzas sociales del progreso, las grandes masas trabajadoras en primer lugar.

Pero esta etapa histórica también puede desembocar en una salida que imponga al país la continuidad del curso capitalista dependiente de evolución. Esta es también una posibilidad real, que solo la revolución podría impedir.

98. La salida de la crisis estructural hacia la continuación del curso capitalista de evolución, sería sólo un paliativo a la profunda crisis del capitalismo dependiente “salvadoreño”, no su definitiva solución.

A este respecto debe tenerse presente que a pesar de sus similitudes, no se trata de una crisis del capitalismo de desarrollo medio idéntica a la que sufrió Europa Occidental en el tercer cuarto del siglo pasado, sino de un tipo de esta crisis en un país (El Salvador) que está inmerso dentro del sistema del capitalismo monopolista mundial, dentro del cual los países como el nuestro ocupan un lugar y función específicos. En el tercer cuarto del siglo pasado no había monopolios en ninguna parte, hoy los monopolios tienen posición dominante sobre los países del “Tercer Mundo” como el nuestro y, al descargar sobre ellos la crisis del capitalismo mundial, agravan su crisis estructural “interna”, la complican, bloquean la posibilidad de una solución real y estable.
Así, pues, en el siglo pasado, la crisis del capitalismo de desarrollo medio no tenía encima estas agravantes presiones “externas”.

Además, ahora existe el sistema socialista mundial y su influencia en el curso de la historia de la humanidad es poderosa y aumenta; es éste un factor también “externo” que condiciona la evolución de países como el nuestro.

La crisis del capitalismo dependiente de desarrollo medio de nuestro país, se parece más a aquella que sufrieron los países periféricos de Europa Oriental en los años 20-40 del siglo actual y los condujo al socialismo. Ciertamente El Salvador es quizás menos desarrollado, en el sentido
capitalista, de lo que eran entonces algunos de esos países, pero hoy el socialismo en el mundo es muchísimo más fuerte y la crisis general de capitalismo es más honda.

99. Entre la crisis del sistema político y la crisis del sistema de las estructuras económico-sociales existe una interacción dialéctica: la un agrava a la otra, el alivio de una alivia a la otra, pero al mismo tiempo que hay interdependencia armónica entre ambas, existen contradicciones y también una autonomía relativa entre ellas.

100.—Ilustra muy bien la existencia de estas contradicciones y autonomía relativa la experiencia centroamericana:
Los tres países de nuestra región donde ha imperado tradicionalmente un sistema político autoritario (El Salvador, Nicaragua y Guatemala), son también aquellos donde la crisis del sistema político se ha vuelto más aguda y ha conducido a una mayor polarización de las fuerzas; mientras que en Costa Rica, donde la democracia burguesa es tradicional, ha demostrado ser ésta un marco suficientemente flexible para albergar el juego de las tendencias emanadas de la crisis estructural (en esencia, la misma que sufre toda Centro América), ora inclinando el timón del Estado hacia el “centro” y, en ciertos momentos incluso, hacia el “centro izquierda”, ora hacia la derecha, pero sin que todavía el enfrentamiento político haya adquirido desde la guerra civil de 1948 un grado crítico de agudeza y polarización. Así pues, Costa Rica sufre de crisis estructural, pero no vive una crisis del sistema político.

Puede también traerse a cuentas el caso de Honduras, donde en diciembre de 1972 fue roto el modelo tradicional del sistema político bipartidista, por el golpe militar reformista. Se originó así una situación en la que, a pesar de la falta de juego electoral, imperó un clima de tolerancia que admitió durante cinco años la pugna de las tendencias de solución a la crisis estructural, sin provocar una extrema agudización del conflicto político. Cuando la flexibilidad del sistema político, abierta en diciembre de 1972, agotó sus posibilidades reales, con la frustración (en todo lo principal) del proyecto reformista condensado en el “Plan Nacional de Desarrollo”, se inició desde 1975-77 un período de inestabilidad del gobierno, empezó a clausurarse la tolerancia, apareció la garra de la represión sobre el movimiento obrero y popular, se intenta restaurar el sistema político tradicional bajo la supremacía del Partido Nacional el más conservador y antidemocrático y, así, la crisis política toca de nuevo a la puerta de ese país.

101. La lógica de estas realidades y experiencias centroamericanas apunta a esta conclusión: la democratización del sistema político podría sacar a éste de su crisis, aliviar la crisis de la formación social en conjunto, alejar el peligro de revolución y facilitar la continuación por la ruta capitalista dependiente de evolución. Sin embargo, excepto en Costa Rica, donde la democracia tiene hondas raíces históricas, en los demás países del Istmo la democratización es una tarea sumamente difícil y riesgosa para las clases dominantes: puede desatar y agudizar mucho sus propias contradicciones internas, ya que es imposible su unanimidad en torno a un proyecto de esta clase; puede encontrar tozuda resistencia de parte de las jefaturas militares, usufructuarias por décadas del privilegio de gobernar; y puede facilitar la organización y la acción de las grandes masas trabajadoras, ahora marginadas del ejercicio de la libertad por la continua represión, ampliándose y agudizándose aún más la lucha de clases, en pos de las radicales transformaciones estructurales.
102. Veamos más de cerca los problemas e interacciones de la crisis estructural y del sistema político en El Salvador:

a) En el marco de la crisis estructural y política ha tenido lugar un fuerte incremento de la actividad financiera especulativa, principalmente en derredor de la industria de la construcción y las inversiones turísticas, ha adelantado el aburguesamiento de los latifundios y la proletarización de los campesinos, ha adelantado grandemente el proceso de fusión entre el capital bancario, industrial, comercial y agro-exportador configurándose una oligarquía financiera, monopolista, “modernizante” cada vez más entrelazada con las transnacionales imperialistas sumamente poderosa.

La oligarquía financiera, las sucursales de las transnacionales y la alta jerarquía militar, constituyen hoy el núcleo principal del bloque de poder. La burguesía agro-exportadora y terrateniente, una parte de la cual se ha fundido dentro de la oligarquía financiera, sigue ejerciendo fuerte influencia, como pudo verse durante el enfrentamiento que suscitó la “Transformación Agraria”.

b) La pugna por imprimir una salida burguesa a la crisis estructural del capitalismo dependiente de mediano desarrollo, incluye tendencia económicas que en nuestro país son contradictorias, al menos en su inicios: por un lado, la tendencia al capitalismo monopolista de Estado dependiente, que amengua el papel del capitalismo privado y, por otro, la tendencia al fortalecimiento del sector capitalista privado alrededor de la oligarquía financiera y de las sucursales de las transnacionales, el cual se opone al incremento del control estatal sobre la economía.

Esta segunda tendencia (la privada) ha resultado hasta hoy más poderosa en nuestro país y ello trae implícito cierto recorte al autoritarismo estatal en la esfera económica que, en el fondo, es un obstáculo para un avance fácil y rápido hacia la institucionalización del Estado fascista, como una parte del bloque de poder lo desea.

c) El Estado ha experimentado un rápido endeudamiento externo sin que éste le haya servido para adelantar su participación en la esfera productiva, porque tal participación es rechazada por las mismas clases dominantes a las que sirve la dictadura militar derechista.

Las pequeñas reformas agrarias no ha sido posible realizarlas, porque fueron bloqueadas por el sector más reaccionario de la oligarquía financiera, por la burguesía agraria y los terratenientes.

Las transnacionales imperialistas han acrecentado sustancialmente su dominio sobre la industria y la economía nacional en conjunto, pero el volumen de sus inversiones ha estado muy lejos de lo esperado y de lo requerido para romper el estancamiento de la industrialización.

El ritmo y el volumen de la inversión privada interna ha sufrido una grave disminución desde 1977.

Todo esto ha agravado la crisis estructural y reforzado la dependencia del financiamiento imperialista, de lo cual se derivan más dificultades económicas y políticas, puesto que la concesión de dicho financiamiento se vincula hoy a las pautas, bandazos y maniobras aperturistas del gobierno norteamericano en Centroamérica.

d) Así pues, se encuentran atascados los propósitos principales tendientes a poner en marcha un nuevo modelo de desarrollo capitalista dependiente postulados desde 1970 por la política económica oficial.

Al fracaso sufrido hasta hoy en la construcción de los pilares del nuevo modelo económico, han contribuido también la crisis económica del mundo capitalista (inflación y devaluación del dólar, saltos en los precios del petróleo, especialmente) y la crisis política nacional, que ha alejado la inversión foránea y ha provocado la huída masiva del capital local. El retraso en romper el impase económico repercute a su vez agravando la crisis del sistema político.

102.1. Resolver la crisis del sistema político ha pasado a ser la cuestión clave, ya sea para dar una salida paliativa o una solución real a la crisis estructural, a la situación histórica en conjunto, para las masas trabajadoras y populares, la solución no puede comenzar sino con el derrocamiento de la dictadura militar derechista y la instauración de un poder revolucionario democrático anti-imperialista; para las clases dominantes conseguir un paliativo comienza necesariamente con la introducción de modificaciones en el sistema político de la dictadura militar, la cual a su vez busca angustiosamente su salvación.

Los sectores más reaccionarios de la oligarquía financiera, de las transnacionales que operan en el país, de los terratenientes y lo militares, han estado empujando a la dictadura militar a convertirse en un régimen fascista moderno, que patrocine y garantice el paso a la fase monopolista desplegada del capitalismo dependiente.

Otros sectores de las clases dominantes, coincidiendo con la orientación trazada por Washington, se inclinan a favor de ensayar con una maniobra aperturista, con la cual esperan disminuir la agudeza de la lucha de clases, normalizar el funcionamiento de la economía, incentivar inversiones y marchar gradualmente hacia la fase monopolista desplegada del capitalismo dependiente.
Aunque la alternativa fascista no ha podido realizarse plenamente es la que se aviene más con el carácter y tradiciones de la dictadura militar.

102.2. La dictadura militar derechista salvadoreña nació portando el germen de su propia crisis: se instauró como un régimen de excepción en un momento también excepcional (el de la situación revolucionan de 1931-32), y debía abandonar la escena una vez alejado el peligro de
revolución.

Los intereses del desarrollo modernizante del capitalismo dependiente requerían de un régimen político distinto, propio para los tiempo “normales”, “evolutivos”; pero el régimen de excepción se perpetuó a contrapelo de esta necesidad, como sistema político permanente. Este contrasentido tenía que chocar y chocó con las tendencias y necesidades del desarrollo capitalista y del desarrollo social en general; por eso hubo de realizarse en el pasado reparaciones y reajustes en el modelo de dictadura militar, para salvarla. Pero esos reajustes sólo aplazaron su colapso, no han superado su crisis congénita.

102.3. Es por eso que, la estabilidad de la dictadura militar derechista se ha visto afectada tantas veces, acercando sus inherentes posibilidades de crisis a la realidad:

a) en abril, mayo y diciembre de 1944;
b) en diciembre de 1948; y
c) en agosto-octubre de 1960.

102.4. Desde 1968 se ha vuelto crónica la crisis de la dictadura militar y se suceden con mayor frecuencia las coyunturas que la convulsionan:

a) movimiento huelguístico de hecho, de la clase obrera, culminando con la huelga general progresiva (diciembre de 1966-abril de 1967)

b) primera y segunda huelga de ANDES (febrero-marzo de 1968, junio-agosto de 1971);

c) victoria electoral presidencial de la UNO el 20 de febrero y alzamiento militar el 25 de marzo de 1972;

d) amplio repudio nacional a la matanza de estudiantes del 30 de julio de 1975;

e) agudo enfrentamiento entre el gobierno y la burguesía por el ‘Primer Distrito de Transformación Agraria” (julio-octubre de 1976);

f) victoria de la UNO en las elecciones presidenciales del 20 de febrero de 1977; extraordinaria movilización de masas, huelga política insurreccional en la semana siguiente;
g) agudización del enfrentamiento del gobierno de Molina con la Iglesia (asesinatos de los sacerdotes Rutilio Grande y Alfonso Navarro, ocupación militar y represión sangrienta en Aguilares y el Paisnal (marzo-junio de 1977);

h) agudización del enfrentamiento del gobierno con el movimiento campesino y las organizaciones armadas de izquierda (abril de 1977 en delante); y

i) sacudidas por el movimiento huelguístico de la clase obrera (febrero-marzo de 1979).

No cabe duda de que las convulsiones serán en. el futuro más recuentes y violentas.

102.5. De nuevo el país se aboca a las cercanías de otra situación revolucionaria y ello pareciera justificar para las clases dominantes la existencia de un régimen de excepción y avalar su fascistización; pero la dictadura militar derechista llega a este momento sumamente desgastada por más de 48 años de existencia postiza y, encomendado a ella, el fascismo no ha podido establecerse aquí de un modo eficientemente avasallador, como en Chile o Uruguay.

Es por eso que se han formado en las clases dominantes grupos que refieren ensayar con una maniobra “aperturista”, en vez de arriesgarse que el desgastado y profundo desprestigio nacional e internacional de
la vieja dictadura militar, favorezcan la victoria de la revolución. En esto hay desde luego, un contrasentido, que ilustra la contradictoria y hasta incongruente conducta que la crisis de la formación social impone a las clases dominantes.

103. Para comprender mejor, más profunda y multifacéticamente el actual proceso histórico nacional y sus perspectivas, conviene realizar un examen comparativo con el de otras regiones de la América Latina por lo menos desde la gran crisis económica del capitalismo mundial
(1929-33):

a) En los países del Cono Sur y otros de la América Latina tuvo lugar, como hemos apuntado antes, desde los años 30 a los finales de los 50, el proceso de industrialización “sustitutiva de importaciones”, que buscaba configurar un modelo de desarrollo económico “hacia adentro.” Esta era una respuesta a la experiencia sufrida durante aquella gran crisis económica, cuyo impacto en nuestro sub-continente fue tan devastador a causa del modelo imperante de economía “hacia afuera”.

Ese movimiento industrializador trajo el surgimiento de sectores nacionalistas de las burguesías, la democratización en algunos de aquellos países Chile, Uruguay y el populismo en otros Argentina, Brasil corno un sustituto o parodia de la revolución burguesa, que no pudo cumplir sus tareas.

b) En El Salvador, el impacto de la gran crisis capitalista precipitó también en la crisis un modelo de economía dependiente “ hacia afuera”, encarnado en el monocultivo y la agro-exportación del café (primera fase de la crisis estructural), pero el incipiente sistema político democratizante, inaugurado sólo en 1927 por el gobierno de Don Pío Romero y apenas continuado por el del Ing. Arturo Araujo en 1931 sucumbió en la vorágine del intento de revolución social y de la contrarrevolución victoriosa en 1932. La vieja dictadura de la oligarquía teniente agro-exportadora resultó así restaurada bajo la forma de dictadura militar derechista y, con ello, se frustró toda posibilidad para la puesta en marcha entonces de la industrialización sustitutiva, del tipo suramericano.

103.1. Ese proyecto se retrasó dos décadas y, cuando reasomó cabeza en los años cincuenta, habían ocurrido o se estaban produciendo cambios sustanciales en el contexto de las relaciones capitalistas mundiales: los EE.UU. se alzaban como la potencia hegemónica absoluta en el mundo capitalista e imponía a los dependientes y débiles países
latinoamericanos los términos de su propia política mundial y las pautas de desarrollo que le eran unilateralmente convenientes. Por tanto, redujo de modo radical el espacio para la iniciativa histórica de la burguesía nacional o nacionalista; el despliegue del capitalismo monopolista
de Estado en EE.UU., Europa Occidental, Japón y la revolución científico-técnica en los años 60 y 70, se encargarían de hacer más asfixiante la atmósfera para las posibilidades de tal iniciativa.

En estas condiciones, el proceso de la industrialización sustitutiva no pudo configurarse en El Salvador tampoco en los años 50 en delante y, con ese falso nombre, surgió en su lugar una industrialización dominada económica y tecnológicamente por los monopolios imperialistas, que engendró otra variante del modelo de economía “hacia afuera”; no surgió en nuestro país ningún sector de burguesía nacional o nacionalista, el reformismo y el populismo apenas adquirieron las dimensiones de una caricatura que, quizás, podríamos bautizar corno “minidesarrollismo” y “mini-populismo”. Lo de “mini” no tiene que ver con el tamaño de nuestro país, sino con los efectos reductivos de las posibilidades de desarrollo para estos fenómenos, impuestos por el retraso de 30 años del proceso nacional, en relación con otras regiones latinoamericanas y de muchas décadas más en relación con el reloj mundial.

103.2.— La madurez de la crisis estructural del capitalismo dependiente de mediano desarrollo, su fase central, estalló en otras partes del continente desde fines de los años 50; en El Salvador esta fase estalló al final de los años 60. He aquí la causa más profunda de que la crisis del sistema político y las formas de la lucha de clases propias de los años 50 para tantos otros países latinoamericanos, hayan surgido en nuestro país solo en los años 60.

103.3.— Pero en fin de cuentas, igual que en tantos países latinoamericanos, también en El Salvador sonó la hora de la verdad, el combate abierto en la encrucijada de dos vías alternativas fundamentales de salida a la crisis de las estructuras y del sistema político: la solución revolucionaria democrática anti-imperialista, rumbo al socialismo; y la salida burguesa contra-revolucionaria fascista, con o sin lapsos aperturistas o de “democracia restringida”, rumbo al capitalismo monopolista y monopolista de Estado dependiente.-

«El pueblo judío fue una invención»

“El pueblo judío fue una invención”

Entrevista con el historiador y catedrático judío Shlomo Sand sobre su libro ¿Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío?

Jonathan Cook

The Nation

Nadie está más sorprendido que el propio Shlomo Sand de que su último libro de investigación académica lleve ya 19 semanas en la lista de bestsellers de Israel. El éxito ha tocado a la puerta de este profesor de historia a pesar de que su libro pone el dedo en la llaga del tabú más importante en Israel.

Sand afirma que la idea de una nación judía cuya necesidad de un lugar seguro en donde vivir se utilizó originalmente con el fin de justificar la fundación del Estado de Israel es un mito inventado hace poco más de un siglo.

Este historiador, catedrático de Historia Europea en la Universidad de Tel Aviv, llevó a cabo una amplia investigación histórica y arqueológica en apoyo no sólo de esta alegación, sino de otras tesis igual de controvertidas.

Además, asegura que los judíos no fueron nunca expulsados de la Tierra Santa, que la mayoría de los judíos actuales carecen de cualquier conexión histórica con el territorio denominado Israel y que la única solución política para el conflicto que enfrenta al país con los palestinos es la abolición del Estado judío.

Es bastante probable que el éxito de When and How Was the Jewish People Invented? [¿Cuándo y cómo se inventó el pueblo judío?] se repita en todo el mundo.

La edición francesa, publicada el mes pasado, se está vendiendo con tal rapidez que ya han aparecido tres reimpresiones.

El libro está siendo traducido a una docena de lenguas, incluidas el árabe y el inglés. Pero su autor predice una fuerte oposición del lobby proisraelí cuando el libro salga a la luz el año próximo en USA, publicado por Verso.

Por el contrario, dice Sand, aunque los israelíes no lo han defendido, sí que han mostrado curiosidad por su argumentación. Tom Segev, que es uno de los periodistas más importantes del país, ha calificado el libro de “fascinante” y de “auténtico desafío”.

Lo sorprendente, añade Sand, es que la mayoría de sus colegas universitarios israelíes han evitado hacer el menor comentario. La única excepción ha sido la de Israel Bartal, profesor de Historia Judía en la Universidad Hebrea de Jerusalén. Bartal, en un artículo publicado en el periódico Haartez, no hizo esfuerzo alguno por rebatir las afirmaciones de Sand, sino que dedicó buena parte de su exposición a defender a sus colegas, sugiriendo que los historiadores israelíes no son tan ignorantes sobre la naturaleza inventada de la historia judía como pretende Sand.

La idea de escribir este libro se le ocurrió hace muchos años, continúa Sand, pero tuvo que esperar hasta hace poco para empezar a escribirlo. “No puedo vanagloriarme de haber sido valiente al publicar el libro”, dice. “Porque he esperado hasta que tuve la plaza de catedrático en propiedad. En la universidad israelí hay un precio a pagar cuando se expresan opiniones como éstas.”

El principal argumento de Sand es que hasta hace poco más de un siglo, los judíos se consideraban judíos sólo porque compartían una religión común. A principios del siglo XX, dice, los judíos sionistas pusieron esta idea en entredicho y empezaron a crear una historia nacional en la que se inventaron que los judíos existían como pueblo separado de su religión.

De manera similar, la moderna idea sionista de que los judíos estaban obligados a regresar desde el exilio a la Tierra Prometida era algo totalmente ajeno al judaísmo, añade.

“El sionismo cambió la idea de Jerusalén. Antes, los lugares sagrados estaban considerados como lugares para añorar, de ninguna manera para vivir en ellos. Durante 2000 años, los judíos permanecieron lejos de Jerusalén no porque no pudiesen regresar, sino porque su religión les prohibía hacerlo hasta la llegada del mesías.”

La mayor sorpresa que tuvo durante su investigación fue cuando empezó a buscar pruebas arqueológicas de los tiempos bíblicos.

“No me educaron en el sionismo, pero al igual que los demás israelíes yo daba por descontado que los judíos eran un pueblo que había vivido en Judea y que fue expulsado al exilio por los romanos el año 70 d.C.

“Pero una vez que empecé a buscar pruebas, descubrí que los reinos de David y Salomón eran puras leyendas.

“Lo mismo pasó con el exilio. De hecho, la judeidad no puede explicarse sin el exilio. Pero cuando empecé a buscar libros de historia que me describiesen los pormenores de dicho exilio, no pude encontrar ninguno. Ni uno solo.

“La razón es que los romanos no exiliaron a nadie. De hecho, los judíos en Palestina eran mayoritariamente campesinos y todos los indicios sugieren que se quedaron en sus tierras.”

Por el contrario, Sand cree que una teoría alternativa es mucho más plausible: el exilio fue un mito promovido por los primeros cristianos para atraer judíos a la nueva fe. “Los cristianos querían que las generaciones posteriores de judíos creyesen que sus antepasados habían sido exiliados como un castigo de Dios.”

Entonces, si no hubo exilio, ¿cómo es que tantos judíos terminaron dispersos por el mundo antes de que el moderno Estado de Israel empezase a animarlos a “regresar”?

Sand dice que en los siglos que precedieron y siguieron a la era cristiana, el judaísmo fue una religión proselitista, que buscaba desesperadamente conversos. “La literatura romana de la época menciona este hecho”.

Los judíos viajaban a otras regiones a la búsqueda de conversos, particularmente en el Yemen y entre las tribus bereberes del norte de África. Siglos después, el pueblo del reino de Kazar, situado en lo que hoy es el sur de Rusia, se convirtió de forma masiva al judaísmo y esa fue la génesis de los judíos asquenazíes de la Europa central y oriental.

Sand pone de manifiesto el extraño estado de rechazo en que viven inmersos la mayoría de los israelíes, a pesar de que los periódicos han dedicado muchas páginas en fechas recientes al descubrimiento de la capital del reino de Kazar en las cercanías del Mar Caspio.

Ynet, el sitio web del periódico israelí más popular, Yedioth Ahronoth, publicó la historia con grandes titulares: “Arqueólogos rusos descubren la capital judía desaparecida desde tiempos inmemoriales”. Sin embargo, a ninguno de los periódicos, añade, se le ocurrió que este hallazgo pudiese contradecir el discurso oficial de la historia judía.

La argumentación de Sand pide a gritos una pregunta adicional, como él mismo señala: Si la mayoría de los judíos nunca se movió de la Tierra Santa, ¿qué fue de ellos?

“En las escuelas israelíes no se enseña, desde luego, pero la mayoría de los líderes sionistas iniciales, incluido David Ben Gurion [el primer primer ministro israelí] creían que los palestinos eran los descendientes de los judíos originales de la región. Creían que los judíos se habían convertido más tarde al Islam.”

Sand atribuye la reticencia de sus colegas a unirse a él a que muchos de ellos reconocen implícitamente que todo el edificio de la “Historia Judía” que se enseña en las universidades israelíes es tan inestable como un castillo de naipes.

El problema de enseñar historia en Israel, añade, se inició con una decisión de 1930, mediante la cual se separaba la historia en dos disciplinas: Historia General e Historia Judía. Se asumió que la historia judía necesitaba su propio campo de estudio porque la experiencia judía estaba considerada como algo único.

“No existen departamentos judíos de política o de sociología en las universidades. Sólo la historia se enseña de esta manera, lo cual ha permitido que los especialistas en Historia Judía vivan en un mundo muy insular y conservador, ajeno a los modernos desarrollos de investigación histórica.

“En Israel se me ha criticado que escriba sobre la Historia Judía cuando mi especialidad es la Historia Europea. Pero un libro como éste necesitaba a un historiador que sea familiar con los métodos habituales de investigación histórica que se utilizan en las universidades del resto del mundo.”

Fuente: http://www.thenational.ae/article/20081006/FOREIGN/279853798

El escritor y periodista inglés Jonathan Cook vive en Nazaret (Israel). Es el autor del libro Sangre y Religión: desenmascarando el estado judío y democrático, publicado por Pluto Press y disponible en USA en University Michigan Press. Su página web es www.jkcook.net.

Gaza crisis: challenge and opportunity for Obama to turn the page toward peace

Gaza crisis: challenge and opportunity for Obama to turn the page toward peace

Author: Susan Webb
People’s Weekly World Newspaper, 12/31/08 17:45

The tiny Gaza Strip, with its 1.5 million people crowded into 139 square miles, has been a tinderbox since Israel’s unilateral pullout in 2005.

Israel has maintained a punitive military and economic grip on Gaza, keeping the population in what is internationally condemned as a deepening humanitarian crisis. Hamas (Islamic Resistance Movement) seized power there in 2007, and began its “resistance” policy of firing rockets into southern Israel. A tenuous six-month ceasefire ended in early December despite reported behind-the-scenes initiatives to extend it, and now we have the horrible spectacle of a massive aerial bombardment of this densely populated strip by Israel, with the civilian toll mounting daily (currently nearly 500 Gazans dead and approaching 2,000 wounded, including children). Hamas has continued rocket attacks on Israel, killing 4 Israelis as of this week, and is threatening suicide bombings and other attacks in Israel.

Israel says its assault is a defensive operation, yet also says it intends to physically wipe out the Hamas leadership. Other objectives appear to be to intimidate the Palestinian people, further weaken Palestinian civil society and promote disunity, and reassert Israeli power.

There is growing international condemnation of Israel’s disproportionate use of force and collective punishment of Gaza’s civilian population, both violations of the Geneva Conventions.

It’s possible a temporary truce may emerge in the next few days, but, more than ever, the underlying issues will at long last have to be resolved. And the incoming Obama administration will have the challenge, and the opportunity, to lead the way to peace.

Who benefits from the crisis that has erupted in Gaza?

The election of Barack Obama brought with it the real possibility for a just solution to the Israel-Palestine conflict based on two states, as long ago envisioned by the United Nations.

During his campaign Obama told Jewish leaders on a number of occasions that his support for Israel did not mean he would support the policies of Israel’s Likud Party. This was a courageous stand by Obama, but it also reflected the growing awareness in influential U.S. circles that a peaceful two-state solution is in U.S. interests, including the long-term global interests of U.S. capitalism, not to mention the interests of the Israeli and Palestinian people.

When he announced his naming of Hillary Clinton as secretary of state and other top national security appointments, Obama singled out a lasting solution for Israel and the Palestinians as one of his four top foreign policy priorities.

Many believe the current military explosion in Gaza seeks to take advantage of the post-election/pre-inauguration leadership vacuum in Washington and the Bush administration’s knee-jerk green-lighting of Israeli military confrontation. Some see it as a challenge to Obama, and an effort to stymie his peace efforts. The Gaza crisis, rather than advancing peace, has the potential to strengthen military extremism in Israel, among the Palestinians, and in the region.

Not everyone wants a political solution

Reactionary forces in Israel, like the fanatical settlers who attacked Palestinians in the West Bank city of Hebron recently, don’t want a political settlement of the conflict. The Israeli far right rejects Palestinian statehood and even the state of Israel within the UN-recognized pre-1967 borders, claiming the entire West Bank as part of “the land of Israel.” Other right and center forces in Israel, while in some cases giving lip service to a two-state solution, want to hold onto as much of the occupied West Bank as possible.

Noted Israeli historian Avi Shlaim wrote last May, “Sixty years on, Israel is not fighting for its security or survival but to retain some of the territories it conquered in the course of the war of June 1967.”

The real purpose of Ariel Sharon’s withdrawal from Gaza in 2005 (snubbing negotiations with the Palestinian leadership), Shlaim wrote, was not peace, but to concentrate on unilaterally redrawing the borders of “greater Israel” by incorporating Jerusalem and key settlement blocs in the West Bank. “Anchored in a fundamental rejection of the Palestinian national identity, the withdrawal from Gaza was part of a long-term Likud effort to deny the Palestinian people an independent political existence on their land.” Since then, Israel, with the help of provocations by Hamas, has continued to use Gaza as a lever to disrupt the overall peace process.

Regional power struggle/failed Cold War strategy

Reactionary Islamic and Arab elements don’t want a political settlement either. For them, and thus for the rest of us, this crisis is part of a regional power struggle with global ramifications.

Continuing a centuries-old struggle for dominance in the region, Iran’s reactionary Islamist regime is contesting for power against the reactionary regimes of Saudi Arabia and Egypt. All of them have used the Israel-Palestinian conflict and the suppression of Palestinian national aspirations as an opportunity to claim the mantle of leadership by wielding militant anti-imperialist and/or Arab nationalist rhetoric, while suppressing their own democratic and working class movements.

The rise of extremist Islamic movements is due in large part to the bloody repression and even extermination of communist, left, working class and other democratic currents in all these countries (as in others such as Iraq, Afghanistan, Sudan and Indonesia), promoted and abetted by the U.S. as part of its global Cold War strategy.

The U.S. Cold War strategy also included using Israel armed to the teeth as a beachhead in the region, encouraging and supporting Israeli militarists. Israeli government policy, dominated by this approach, has long been to undermine the PLO, in which secular left and democratic forces have played an important role. It is widely known that Israel aided and abetted the formation of Hamas in the early 1980s as a counterweight to the PLO and the secular left/progressive trend within it. Ironically, it is the Palestinian communists and their Israeli counterparts who stood alone in supporting the two-state solution when it was adopted by the United Nations in 1947. Thus Israeli government policy, carrying out the U.S. Cold War policy, has helped created today’s crisis.

Seeing the real or potential threats to their power from extremist Islamic groups their policies helped to create, the Saudis and other reactionary Arab rulers are caught in something of a dilemma. Their alliance with the U.S. became problematic for them following the disastrous U.S. invasion of Iraq. The Israeli-Palestinian conflict has turned from an opportunity to a major problem for them. At the same time Iran’s Ahmadinejad regime is widely seen as backing Hamas as well as Lebanon’s Hezbollah as part of its project to assume regional dominance by claiming the mantle of “resistance” to imperialism.

Meanwhile, the Israeli right and center forces are in their own crisis. Many commentators tie the current assault on Gaza to the power struggle leading up to Israel’s February elections. As in the U.S., Israeli politicians feel they have to show they are “tough” on national security, and that has translated into aggressive military action. But many Israelis and others warn that, as in the Israeli “defensive” attack on Lebanon in 2006, there will be no good outcome. Many fear the Gaza offensive will only lead to a February election victory by the right-wing Likud Party led by Benjamin Netanyahu, which would further impede the prospects for peace.

Militarism a dead end

Palestinian journalist Daoud Kuttab made relevant points in a Dec. 30 Washington Post op ed:

“For different reasons, Hamas and Israel both gave up on the cease-fire, preferring instead to climb over corpses to reach their political goals. One side wants to resuscitate its public support by appearing to be a heroic resister, while the other, on the eve of elections, wants to show toughness to a public unhappy with the nuisance of the Qassam rockets.

“The disproportionate and heavy-handed Israeli attacks on Gaza have been a bonanza for Hamas,” Kuttab wrote. “The movement has renewed its standing in the Arab world, secured international favor further afield and succeeded in scuttling indirect Israeli-Syrian talks and direct Palestinian-Israeli negotiations.”

He concluded, “By choosing the waning days of the Bush administration to attack Gaza, the Israelis knew they would face no opposition from the leader of the so-called war on terrorism. Just as George W. Bush’s misadventure in Iraq played into the hands of radicals and terrorists, this Israeli action will produce nothing less than that in Palestine. Let us hope that the Obama administration will see the consequences of what is not only a crime of war but also a move whose results are exactly the opposite of its publicly proclaimed purposes.”

Gershon Shafir, an Israeli sociologist who directs the Institute for International, Comparative, and Area Studies at the University of California in San Diego, writes: “At a strategic level, Hamas is not interested in political alternatives to armed confrontation. But whether one wants to call the Hamas strategy resistance or terrorism, the lack of a serious political plan to accompany military strategies is always counterproductive, as it is has been for Hamas and for the people of Gaza.

“It will be equally counterproductive for Israel. It appears that Israeli political leaders and military planners labor under the illusion that there is a military ‘solution’ to Hamas. The extended military operation in Gaza is expected to serve as a pedagogical tool for moderating or eliminating Hamas. But this will not work, and the idea that a ground invasion of Gaza could actually eliminate Hamas as a force in Palestinian politics is delusional. The Israeli approach is every bit as driven by militarism as Hamas’ strategy is. Beyond a certain point, it can serve no realistic political goals.”

Challenge and opportunity

For the Obama administration to finally achieve the much-needed peaceful solution not only for Gaza but for the Israeli-Palestinian conflict, it will have to break with the disastrous Cold War policies of the past. This means serious diplomacy that promotes the realist, peace-inclined forces in Israel who realize that peace is in their interests, and, on the Palestinian side, furthers rather than hinders re-establishment of unity and advancement of a more realist, peace-oriented approach. It means promoting the realist, peace-oriented forces in U.S. politics as well. It means diplomacy with Iran that recognizes its legitimate role as an important country in the region. It means political, economic and social foreign policies that promote mutual de-nuclearization and demilitarization, labor rights, grassroots economic and social development and culture, and real democracy — not the phony kind trumpeted by Bush and his ilk.

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Susan Webb (suewebb @ pww.org) is associate editor of the People’s Weekly World.

Sources:
Daoud Kuttab, “Has Israel revived Hamas?”

Gershon Shafir, “War without end?”

Avi Shlaim, “Israel at 60: the ‘iron wall’ revisited”