77 aniversario del Partido Comunista de Panamá

Discurso de Ivanor Ruiz,
miembro del Presidium
Acto de Aniversario del Partido de Pueblo

Señores miembros del cuerpo diplomático, invitados especiales, representantes de organizaciones políticas de izquierda, compañeros miembros del Presidium del Partido del Pueblo, compañeros y compañeras.

Hoy nos encontramos aquí, para conmemorar un hecho histórico de gran repercusión en la lucha de liberación nacional y social de nuestro pueblo: La fundación del Partido Comunista de Panamá, el 4 de abril de 1930.

Es en la década del 20, en el siglo XX, donde surgió el primer gran movimiento social con la huelga inquilinaria, en octubre de 1925 y reprimida por la intervención criminal, de la soldadesca yanky, llamada por la oligarquía panameña. Este movimiento popular y su represión, sirvió de fragua para que un puñado de revolucionarios, tomaran la firme decisión de fundar el Partido Comunista, identificado con el marxismo-leninismo como su guía ideológica y como método de pensamiento científico e histórico social.

El surgimiento del Partido Comunista, como organización de vanguardia ideopolítica de la revolución panameña en 1930, además de ser un acto valiente y considerando la intolerancia salvaje de las fuerzas dominantes de Panamá, constituyó una decisión temeraria que produjo un viraje en la historia social de nuestro país, hasta entonces dominada por el caudillismo y por la confrontación entre los liberales y conservadores, rompiéndose así el monopolio de la ideología de las clases dominantes. También introdujo una nueva cultura política, convocó a los trabajadores a independizarse de la férula ideo política liberal conservadora y de las posiciones conciliadoras y oportunistas de la pequeña burguesía. Se creó por la gestión de los propios comunistas, un nuevo paradigma sobre un Estado independiente, soberano y con justicia social. Nació en nuestra Patria una nueva motivación revolucionaria, una nueva esperanza libertaria y una mayor conciencia “para si” reemplazando a la existencia “en si”, enseñamos al pueblo a organizarse y pelear por sus intereses de clase.

Larga es la lista de militantes y mártires renombrados, forjados en la lucha revolucionaria de nuestro Partido, continua y sin cansancio, surgidos a lo largo de la experiencia revolucionaria marxista-leninista. Podemos citar algunos de los nombres de hombres y mujeres que pavimentaron con sangre y sudor este largo camino recorrido. Domingo Turner, primer secretario General del Partido Comunista de Panamá, Eliseo Echevers, Pablo Cordero, Jacinto Chacón enviado por el Buró del Caribe de la Internacional Comunista a fundar el Partido aquí en Panamá, José del R. Meléndez, Reqalado, Modesto Porto, Cristóbal Segundo, Celso Solano, Juan Nieto, Clara González, Felicia Santizo, Natividad Carreño, José del Carmen Tuñon, organizador del sindicato bananero de Barú, Marta Matamoros, Domingo Barría, Angel Gómez, Rodolfo Aguilar Delgado, muerto en la cámara de torturas por haber dirigido la primera huelga triunfante en la bananeras, Elías Clara, dirigente indígena de Veraguas, Simón Vargas, Marita Vargas, Salvador Carrera de Soná, Francisco González de Carrizal, Eduardo “Nito”Sánchez, Milciades Amores, Hugo Victor, Juan Navas, Felix Dixon, Eugenio Barrera, Roger Amor, Luis Olivardia, Demóstenes Rodríguez, Cleto Sousa, Carlos Guillermo De Bello, César de León, Vianor Rivera, Carlos Sorita. Todos estos nombres pertenecientes a distintos momentos de la vida partidaria y muchísimos más abrieron y ampliaron la senda de nuestro Partido hacia la meta final obligatoria de liberación nacional y social.

Es imposible referirnos al proceso histórico de construcción del Partido del Pueblo durante estos 77 años, sin resaltar el aporte indiscutible que nuestro querido y respetado camarada Rubén Dario Sousa Batista, quien a sus 83 años de vida y 56 años de militancia continua, desafiando a cada paso al enemigo de clase, sigue asumiendo su responsabilidad como dirigente máximo de nuestro Partido.

Larga es la lista de todas las jornadas que sucesivamente ha librado nuestro Partido en lo que va de su vida. Entre las más importantes podemos señalar la Huelga Inquilinaria de 1932, la lucha contra el nazifacismo, por la Constituyente Democrática de la década del 40, la lucha por la democratización de la enseñanza y contra la discriminación racial en la Constituyente de 1946, la jornada por la eliminación de las bases militares ocupadas por EEUU, durante la segunda Guerra Mundial 1946-47, la lucha por la soberanía aérea en 1952, la lucha por la paz mundial y contra la guerra, la lucha por la Reforma Universitaria, la lucha contra la represión de la Guardia Nacional contra los estudiantes y que forzó a establecer el llamado “Pacto de la Colina”, la insurrección popular contra la ocupación de la Zona del Canal, contra el Ejercito interventor de EEUU el 9, 10 y 11 de enero de 1964, la lucha contra el Tratado 3 en 1, por revisionista y modernización del repudiado Tratado de 1903.

Capítulo importante de nuestra experiencia viva fue nuestra oposición al golpe militar de 1968, pero no por defender el orden podrido que había llevado la República de papel en manos continua de la oligarquía, sino por los medios autoritarios que se empleó, por la entrega del golpe a la CIA y su obsecuencia proyanqui. Nuestra demanda a los militares fue que ante el hecho de una ruptura del viejo orden, se reemplazara por un nuevo orden basado en la soberanía popular. La respuesta de los militares fue la más salvaje represión anticomunista!!.

Nuestro Partido supo responder debidamente desde la clandestinidad. El ensayo del binomio “Gorilista-CIA” fracasó y el General Torrijos para seguir gobernando tuvo que convocar al pueblo, rescindir definitivamente el Tratado latente del 3 en 1, exigiendo un nuevo proceso de negociación en base a los legítimos intereses de la nación, posibles en esos tiempos. De la misma manera convocó al pueblo a formar el Poder Popular con lo cual garantizó un espacio político efectivo en el poder nacional a las masas populares, achicando el espacio político absoluto de los intereses oligárquicos. El General para seguir gobernando, después del fallido golpe de la derecha oligárquico-imperialista en 1969, tuvo que dar un viraje que en esencia respondía a la demanda política del Partido del Pueblo, más de un año atrás y sobre todo expresaba la bandera partidaria de abrogación del Tratado de 1903 en vez de “revisión” demandada por las fuerzas partidarias del tutelaje y de los cipayos que se habituaron al servilismo y sometimiento.

En realidad entre el Partido del Pueblo y los militares nunca hubo un pacto político formal. No podía ser porque nosotros estábamos identificados con la liberación nacional por la vía de la lucha democrática revolucionaria del pueblo, Torrijos significaba llevar adelante la lucha de liberación nacional por la vía autoritaria militarista. En toda esa etapa de lucha contra el ignominioso tratado de 1903, para los comunistas panameños, la contradicción fundamental era el antagonismo contra el coloniaje y neocoloniaje yanqui. La contradicción política en el campo democrático era subsidiaria. Por tanto, desde esta posición de principio, para nosotros era lógico, que siendo Torrijos, con el poder en la mano, el primer jefe de Estado que se atrevió a levantar la bandera de la unidad territorial, la liberación del canal, y la desocupación militar, nos identificáramos con ese planteamiento, porque era la oportunidad histórica de lograr escalones reales y decisivos para nuestra liberación nacional como reconocen hoy “tirios y troyanos”.

Simultáneamente a eso, en esta relación de hecho, nos opusimos siempre a los métodos autoritarios, represivos indiscriminados, por lo cual varios dirigentes nuestros fueron deportados más de una vez, otros encarcelados, expulsados de sus trabajos y perseguidos.

Hoy nuestro Partido del Pueblo, fiel y único heredero directo de la pléyade de hombres y mujeres, patriotas, revolucionarios y anti-imperialistas que fundaron osada y atrevidamente el Partido Comunista casi 8 décadas atrás, se ha planteado nuevos retos, que corresponden a los tiempos que vivimos y que exige nuestro pueblo, urgido por sus ansias de justicia social, de unidad, de prosperidad y libertad. Lo característico de este momento es la decisión creciente de las masas de ejercer poder deliberativo real en las decisiones de la nación y decidir su propio destino. Esta decisión aflora espontáneamente a nivel local aún pero que no deja duda que su tendencia, es convertirse en una fuerza nacional decisiva.

Dos factores coadyuvan determinantemente este destino: la restauración del poder oligárquico con la invasión felona y genocida del imperialismo en diciembre de 1989, y la renuncia al Torrijismo legítimo de la dirección centro-derechista del PRD. Hay que destacar que el gobierno del PRD, encabezado por Pérez Balladares durante el período 1994-99, institucionalizó la política neoliberal con sus llamadas “Políticas Públicas” y la privatización de empresas estatales. Con esto fue más allá de lo que se atrevió Endara como exponente de la restauración oligárquica. Y el actual gobierno de “Patria Nueva”, cuyo barco insignia es la cúpula mixta de la derecha Demócrata Cristiana y el centro derechismo del PRD, hoy integrada por advenedizos, definitivamente rompió con las esperanzas liberadoras de soberanía popular del Pueblo que el Torrijismo despertó.

Las motivaciones que sacuden al pueblo panameño, que conmovido por la frustración y decepción general, lo llevan al deseo de un cambio. Este deseo es el más común y popular de Panamá. Ante la gran concentración de capital, ante el escandaloso consumismo de la clase opulenta y su corrupción, crece la desesperación de las masas que por el contrario ve y siente ampliarse la pobreza, incluso a capas medias y profesionales, sufre el incremento de la desigualdad social y la restricción de sus derechos sociales y laborales. El pueblo ya siente que en el marco del arcaico modelo socio-económico y socio político no hay solución a los grandes problemas que nos abaten y que estamos girando en un “círculo vicioso”, en que las cosas van para peor.

Ante esa visión social y exigencia popular, el Partido del Pueblo fiel a su tradición revolucionaria y de combatiente en el borde delantero, ha propuesto su Estrategia de Democracia Nacional: Reemplazar el poder de más de un siglo por una democracia pluralista participativa, descentralizada en la cual se le garantice y se institucionalice un espacio a los trabajadores, proporcional a su potencial político.

Este poder tiene que garantizar la justicia social, el desarrollo económico equilibradamente proporcional, tiene que culminar la liberación nacional congelada en el tratado de neutralidad, eliminar la política de desigualdad y poner el Canal al servicio directo del Desarrollo Nacional viable y factible. Para tal fin este nuevo poder tiene que cobrar el agua que consume el Canal a los usuarios. Esto último forma parte de las tareas pendientes para culminar nuestra liberación nacional.

La composición social de este poder serían los trabajadores y todas las otras fuerzas patrióticas y democráticas anuentes con el Desarrollo Nacional Sostenible, en una correlación de fuerzas que favorezca el Progreso Nacional.

Esta estrategia no pasaría de un deseo sino se basa en una fuerza real política, armada con una nueva visión y paradigma que materialice ese poder. Esa fuerza tienen que ser el conjunto de la izquierda panameña, que actualmente es un gigante pero desarticulado y con pie de barro.

El Partido del Pueblo consecuente con su papel revolucionario tiene la disposición irreductible de hacer todo lo que esté a su alcance, junto con las demás fuerzas amigas, para integrar un gran movimiento de la izquierda panameña para que con su unidad se convierta en la fuerza que el pueblo clama, que el pueblo espera para su verdadera salvación.

Nuestro Partido está dando en efecto, todos los pasos de su reagrupamiento, reorganización y de profundización de conocimiento histórico social y táctico para elevar su significación en esta magna tarea de unidad de la izquierda. No está demás agregar que todos estos debates y balances van acompañados del análisis crítico y auto-crítico, como enseñanzas para las nuevas experiencias que vienen.

En este nuevo aniversario de fundación del Partido Comunista, nuestro Partido expresa su firme convicción de que la victoria revolucionaria de nuestro pueblo es inevitable y que lograremos enterrar para siempre este pasado que sigue siendo presente para la salvación de nuestra nación que agoniza en manos de codiciosos, glotones de riqueza, esclavizadores e inescrupulosos, Así como lo hemos hecho siempre, enfrentaremos todas las vicisitudes y dificultades, expondremos nuestros patrimonios y nuestra seguridad por la propuesta de Democracia Nacional que es la fórmula para salir del pantano en que se ahoga la Patria y motivar a la izquierda a que se una en su propia diversidad. Desde esta tribuna hacemos un llamado a nombre de la Dirección Nacional del nuestro Partido a todos nuestros dirigentes, militantes, afiliados, simpatizantes y amigos que en los distintos frentes políticos en que se agitan, para que redoblemos nuestra militancia y caminemos con pasos firmes y seguros en el proceso de reorganización de toda la red de nuestra estructura a nivel nacional y pongamos mano a la gran obra de construcción del sujeto revolucionario que debe convertirse en alma y guía de la revolución panameña.

A LA CARGA COMUNISTAS
POR LA UNIDAD DE TODAS LAS FUERZAS DE IZQUIERDA
PARA TRAS NI PARA TOMAR IMPULSO
PORQUE NO QUEDA ESPACIO
AVANCEMOS PORQUE LA LUCHA CONTINUA
Panamá, 29 de marzo de 2007.
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