El Salvador: las lecciones del 11 de marzo de 2012

El Salvador: las lecciones del 11 de marzo de 2012

Por Roberto Pineda 15 de marzo de 2012

La batalla del 11 de marzo ha concluido. Es hora de hacer un recuento de lo sucedido, de sus causas, y de las posibles recomposiciones. ARENA logró indiscutiblemente un avance político importante en la conquista de territorio (Soyapango, Apopa, Mejicanos, Ilopango, Usulután, etc.) para recuperar en el 2014 la presidencia del país. Y aunque encontraron una fuerte resistencia, al final lograron imponerse.

Ya en el 2009 se había apoderado de San Salvador. Hoy las tropas de asalto de ARENA lograron penetrar simultáneamente en los principales bastiones del FMLN, causaron daño, y lograron tomárselos por los siguientes tres años. El camino hacia Casa Presidencial para la derecha se ha acortado. Este es el primer dato.

Por otra parte, la izquierda pierde la iniciativa estratégica y su recuperación será un proceso difícil aunque no imposible. La conducción del FMLN tendrá que hacer uso de la creatividad, experiencia, y fortaleza política de su militancia para superar este duro revés y colocarse de nuevo en una situación ventajosa para las próximas batallas: las presidenciales del 2014 y las municipales y legislativas del 2015. Este es el segundo dato.

El movimiento popular se encuentra ausente de estos grandes enfrentamientos electorales. La ausencia de un movimiento popular y social vigoroso, diversificado, propositivo y a la vez beligerante, permite que el agudo enfrentamiento social se diluya y fluya exclusivamente por la vertiente electoral, reduciendo así su impacto político transformador. Este es el tercer dato.

Es claro que esta derrota obedece más a errores propios del FMLN que a fortalezas estratégicas de ARENA. Y este es otro dato fundamental. ARENA es un enemigo que se aprovecha de las debilidades de su adversario y que tiene claridad y voluntad de recuperar el ejecutivo y coronar así la restauración oligárquica. Paro esto no es sencillo. Requiere de mucha habilidad política. Y los próximos meses nos permitirán observar si ARENA cuenta con estas virtudes.

Para hacer una primera aproximación al significado de esta importante batalla electoral de cara al 2014 y al 2015, evaluaremos diversos aspectos tales como los preparativos, la estrategia y alineamiento de fuerzas, desarrollo de la batalla y su resolución; para terminar con algunos elementos de perspectivas.

Los preparativos

Estas elecciones transcurren en el marco de un país golpeado fuertemente por la delincuencia, el desempleo y el alto costo de la vida. En un país en el que gobierna por primera vez una coalición de fuerzas de izquierda y democráticas, que ha iniciado un tímido proceso de transformaciones, para revertir de alguna manera las consecuencias de veinte años de un régimen de la orbita neoliberal.

A partir de la derrota en las elecciones presidenciales de marzo de 2009, el principal partido de derecha, ARENA, inicio un singular proceso de recomposición de sus filas, que la llevó incluso a la expulsión del expresidente Saca y la posterior creación del partido GANA, pasando por el regreso a la conducción operativa de Alfredo Cristiani y la reorganización departamental y municipal. ARENA logró recomponer sus fuerzas y lanzarse a esta nueva batalla con un nuevo enfoque. Y le ha dado resultado.

ARENA volcó su maquinaria publicitaria a presentar la imagen triangular un país en crisis, endeudado, sin inversiones ni crecimiento, de un gobierno incompetente y conflictuado, y de una cúpula del FMLN alejada de sus bases e interesada únicamente en acumular cargos, privilegios y ganancias.

Por otra parte, ARENA tuvo la habilidad de insertar a su campaña e identificarse con las reformas electorales decretadas por la Sala de lo Constitucional de la CSJ, que incluían el voto por persona por encima del voto por bandera de partido, y de esta forma presentarse como los abanderados de la “reforma electoral.”

El FMLN por su lado, resaltó los logros sociales alcanzados por el gobierno Funes, en especial la reactivación de la agricultura, los uniformes escolares, el vaso de leche y los uniformes. Así como divulgó las obras realizadas por los gobiernos municipales que encabezaba.

Pero el FMLN tuvo que arrastrar sobre sus espaldas el peso de dos años y medio de gestión presidencial y su respectivo desgaste, así como la factura por decisiones políticas que fueron pagadas con perdida de votos, entre otras la posición ante el decreto 743, el pleito intermitente con el presidente Funes, los cambios en el subsidio al gas, las imposiciones de candidatos, incluso el tema de los matrimonios entre homosexuales, lo que claramente incidió en los resultados electorales, y logró ocultar logros claves como la aprobación de la Ley de Medicamentos.

El choque de estrategias y los resultados del combate

Aspectos objetivos como la difícil situación económica y de seguridad del país unido a aspectos subjetivos como el choque entre el presidente Funes y la dirección del FMLN, y diversas decisiones políticas, determinaron la existencia de un alto nivel de ausentismo del llamado “voto duro”, e incluso la pasividad de un sector de la misma militancia del FMLN.

El FMLN llegó con una actitud de respeto y ARENA llego con una actitud agresiva, que incluso se mantiene hasta luego de las elecciones. El botín de guerra para ARENA es cuantioso, supera lo esperado. Ni en sus mejores sueños contaban con penetrar en Soyapango. ARENA se ha posicionado en el corazón urbano del país y ha logrado arrinconar al FMLN en los sectores rurales. ARENA ha logrado afianzarse como la primera fuerza política del país.

Pero no todo es color de rosa. Al interior de ARENA hay sordas pugnas por la candidatura presidencial, especialmente entre Cristiani y Quijano. Cristiani justifica que el haber recuperado al partido le da el derecho para ser el ungido, situación que hoy se le complica con la victoria de Quijano en San Salvador. Y lo mismo se repite dentro de la fracción legislativa, en la que los “antiguos” resienten los recursos y el desplazamiento de los “recién llegados” que representan a poderosos dueños del partido.

El FMLN, por su lado, mantiene básicamente su misma fuerza legislativa, logro crecer en áreas rurales, y debe de realizar un obligado viraje en su estrategia, lo cual es una oportunidad valiosa, que de ser aprovechada, le permitirá seguramente un segundo gobierno de izquierda.

Tiene la fuerza organizativa y mayor experiencia, pero necesita el candidato y la estrategia adecuada. Ojala que la selección del candidato presidencial no se convierta en una fuente de conflictos que venga a debilitar más las filas partidarias. Y ojala que se logre dar el viraje, esto tiene que ver con la necesidad de evitar que la derecha agilice su ansiada marcha triunfal sobre la presidencia.

Perspectivas

ARENA tratara de posicionarse desde ya como el único y seguro ganador de las presidenciales de 2014 mientras que el FMLN necesita realizar un viraje que le permita dejar atrás este revés y prepararse para darle continuidad a su proyecto.

ARENA necesita para seguir avanzando provocar un clima de desconfianza entre los diversos componentes históricos del FMLN; separar a GANA y al CD del FMLN; fortalecer la alianza entre ANEP y sectores de ONGs; proyectar a los gobiernos ganados del Gran San Salvador como ejemplos exitosos de gestión municipal; una bancada legislativa beligerante; continuar la campaña mediática contra el gobierno Funes; y resolver adecuadamente el concepto de campaña y la selección del candidato presidencial, entre otras tareas.

El FMLN necesita para seguir avanzando y enfrentar los desafíos del 2014 y del 2015 en primer lugar fortalecer su unidad interna en lo político y lo ideológico; dedicar esfuerzos, cuadros y recursos para la reconstrucción del movimiento popular; reorientar las líneas estratégicas de los gobiernos municipales que controla; vincular a los diputados y ministros a las luchas populares; defender los logros alcanzados por este primer gobierno de izquierda; construir una amplia alianza política entre las fuerzas revolucionarias y democráticas; seleccionar un candidato presidencial que genere confianza y entusiasmo en la victoria; recuperar presencia entre jóvenes, mujeres y trabajadores del arte y la cultura.

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