ROBERTO GARCÍA. Ha dicho, Dagoberto Gutiérrez, Secretario General del Movimiento por la Democracia Participativa, en la Primera Asamblea Nacional de Delegados, quien haciendo equipo con Félix Ulloa, el pastor Carlos Rivas, el padre Rutilio Sánchez, Tirso Canales, Ramón Diaz Bach, el pastor William Chamagua, Luis Mario López, William Huezo, José María Amaya, Fidel Nieto y otros personajes reconocidos en la sociedad salvadoreña pero vinculados al movimiento popular, que se sumarán en seguida, conducirán el nuevo sujeto político que está dando sus primeros pasos, pues son ellos la Comisión política, máximo organismo de dirección.
Este movimiento nace como consecuencia de la sentencia de la Sala de lo constitucional de la Corte Suprema de Justicia que le quita el monopolio a los partidos políticos “…del ser el único instrumento para el ejercicio de la representación del pueblo dentro del gobierno..” (Art. 85 de la C. de la República). En este contexto, el MDP busca darle forma, sentido y razón a las candidaturas independientes, “Estamos trabajando para convertirnos en una fuerza político social con presencia a nivel nacional…”, “para llenar el vacío de liderazgo que hay en el país…”, el cual se ha ido perdiendo a lo largo de estos veinte años anteriores, somos un organismo aglutinador que surge para superar la dispersión del movimiento social, no hay en el país un referente unitario que se haga eco de las demandas populares. Se propone, al mismo tiempo, ser alternativa a la crisis intelectual, teórica y moral de los partidos políticos, que pierden credibilidad frente a la ciudadanía de manera creciente. Esto le da un giro a la política, no se trata de ser instrumento para ganar elecciones, se trata de poner la política al servicio de la lucha por la vida, de la agricultura, por el trabajo, de la lucha contra el cambio climático…”.
Esto nos lleva a que propongamos la creación de un nuevo Estado, en el que la vida de los pobres y de la mayoría de la población esté asegurada, en armonía con la naturaleza, con el mundo, con el mercado, en una convivencia de respeto y solidaridad entre los seres humanos, se trata de que la política deje de ser el arte de engañar o el artificio para hacer dinero y convertirse de la noche a la mañana en el personaje que su vida está llena de comodidades y de lujos muy propio de esto que se le llama sociedad de consumo, en la que la justicia, la democracia y la libertad tiene razón de ser y plenitud sólo para una minoría.
No se trata de que la democracia representativa desaparezca sino de democratizar la democracia, de ampliarla y profundizarla, es decir, que la saquemos de su extravío dejando que la gente haga lo que tiene que hacer, que la política y el quehacer político no sea el privilegio de los representantes que elegimos el día de las elecciones. Que la democracia sea en la realidad lo que la teoría dice, que es el poder del pueblo, ejercido por el pueblo y para el pueblo. Se trata de que los ciudadanos hagamos lo que hemos dejado de hacer porque hemos confiado que el representante va a hacer lo que nosotros deberíamos estar haciendo: hacer uso de nuestros derechos y exigir que se cumplan los que no se cumplan. Aquí es donde la democracia participativa entra a jugar su papel y la gente entra a hacer política porque hay que hacer de la política el arte del construir el vivir bien para todos.
La Asamblea Nacional de Delegados acordó estructurarse en comisiones y secretarías, crear cuantas sean necesarias para responder a los desafíos del crecimiento a nivel nacional y la diversidad de temas y problemas que hay que trabajar para tener propuestas de solución. Asimismo acordaron lanzar públicamente el movimiento a través de un acto de masas en enero del próximo año, el que se anunciará con los detalles requeridos en su debido momento. Además, el tener un local propio que permita articular la lucha de manera permanente, cada cierto tiempo se van a reunir, los secretarios adjuntos, …