La Unión Europea ante La Corte Celestial
Dagoberto Gutiérrez
El Estado, es decir el aparato de estado, es una fuerza política, ideológica, Militar, Cultural, Religiosa, Psicológica; que naciendo de abajo y de adentro de la sociedad se impone a ésta y a la Ley.
Adentro de este aparato está ubicado el Gobierno y formalmente, de acuerdo al art. 86 de la Constitución, los órganos fundamentales del Gobierno son el Legislativo, el Ejecutivo, y el Judicial, y esto sería el Gobierno en una relación, casi imbricación, de estos tres poderes, ahora bien, como el primer poder del estado resulta ser el Ejecutivo, es aquí donde tiene su domicilio el Gobierno, constituido por el Consejo de Ministros o Gabinete, con el cual gobierna el Presidente de la República, aquí se toman las decisiones reales y se ejercen “Las riendas de la Administración” aquí se decide como Constitución Política, leyes, reglamentos, actos administrativos, resoluciones, acuerdos o providencias, todo lo relacionado a la conveniencia de los intereses de La Clase Dominante del país.
Resulta notable, observar que a este gabinete de Gobierno, por ser el área de las decisiones reales, se le libera del requisito de ser electo, y por eso a los Ministros y Ministras no las eligen nadie, y son designados y designadas, formalmente, por el jefe del Ejecutivo.
La Corte Suprema de Justicia, en esta línea de reflexión, es un aparato destinado a servir al Ejecutivo y a cuidarle su legalidad y, hay que reconocerlo la sala de lo Constitucional ha hecho, hasta ahora, un buen trabajo.
La última resolución, la que declara inconstitucional la sindicalización de los trabajadores del Estado resulta ser; sin embargo, un verdadero diamante para explicar el azaroso momento por el que atraviesa el Régimen Político del país.
Hemos de relacionar a la clase dominante, a la que ya me referí, con la clase gobernante a la que no me he referido.
Desde la década de los 80`s del siglo antepasado, hasta la década de los 80`s del siglo pasado, la oligarquía cafetalera fue la clase dominante; pero a partir de finales del siglo 20, fue sustituida, imperceptiblemente, por el Capital Financiero.
También cambió la clase gobernante que, desde 1932, fue la fuerza armada; y desde la guerra de 20 años, fue sustituida por tecnócratas provenientes de la burguesía, de sus bancos, universidades y de Estados Unidos.
Esta clase dominante se ha transformado en Banca Transnacional y se ha producido, inevitablemente, un desencuentro entre sus intereses, globales y planetarios, y los del equipo gobernante que sin ser, necesariamente clase dominante, vive y pervive del control y usufructo del botín, económico, jurídico y político del Aparato de Estado.
Para la clase gobernante resultan necesarias las negociaciones con la Unión Europea, pero para Europa también resulta necesaria que estas oligarquías, primitivas, voraces y salvajes, no puedan competir sobre la base de salarios de hambre y negación de derechos sindicales a sus trabajadores; por eso es que exigen derechos sindicales.
El embrollo aparece por que la cúpula empresarial necesita, para sobrevivir, que nadie, excepto el mercado, sea sujeto de derechos y la sindicalización, es uno de esos derechos estrangulados, colgados y guillotinados por los Señores. Y esta sindicalización resulta necesaria para los comerciantes europeos.
Pero sin sindicalización de los trabajadores del Estado, no puede haber Sistema General de Preferencias Plus, que libera de aranceles a las exportaciones de los empresarios hacia Europa, ante esta estocada, decidieron jugarle la vuelta a la Unión Europea para aprobar en la Asamblea Legislativa la sindicalización exigida y obtener el SGP Plus, mientras en la sala de lo Constitucional, se preparaba el derrumbe jurídico de esa misma sindicalización; esta maniobra resulta ingeniosa, como la de los niños cuando se esconden cerrando los ojos para que no los encuentren.
Ahora, según el cálculo de los señores y de sus representantes en la Corte Suprema, la Unión Europea se encuentra ante hechos consumados y tendría que tragarse el aceite de ricino que les ha recetado la Corte Suprema de Justicia.
En esta resolución de la Sala de lo Constitucional sin el voto digno de Victoria de Avilés, también encontramos, casi a flor de piel, como el amor de los enamorados, los intereses preponderantes de la clase dominante que necesita que sus súbditos carezcan de todo derecho para aumentar su plusvalía, mientras el equipo gobernante necesita de la Unión Europea, para la imagen y apariencia ante el mercado global, por eso, está apretada la situación gubernamental, resulta ser celebrada con regocijo por las cúpulas empresariales, mientras el Gobierno es nuevamente arrinconado por la nueva exigencia de la aprobación del Protocolo de Roma, que el Ejecutivo no puede firmar, sin poner en peligro su muy cuidada impunidad.