Schafik (No. 7) – Lunes, 26 de Febrero de 2007 hora 10:26
Siendo la educación un recurso clave para la construcción del consenso necesario para dominar y dirigir, el ejército político de maestros y maestras sustentaba desde las aulas la ideología dominante. Este edificio se empieza a romper lentamente, y el profesorado, así liberado, inicia un inédito proceso de organización gremial que rápidamente llegaría a ser organización política.
La Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños, “ANDES 21 de Junio” nace en 1968, es decir, un año después de la fulgurante campaña electoral del Partido Acción Renovadora y fue fruto de la efervescente coyuntura socio política de la decisiva década de los años 60. Hay que decir que aquí se quiebra la posibilidad de la clase dominante salvadoreña de ser al mismo tiempo clase dirigente porque perdió el control de este ejército de educadores que decidieron enfrentarse a la dictadura militar de derecha desde sus propias reivindicaciones gremiales.
Schafik y otros miembros de la Comisión Política del Partido Comunista participaron activamente en la elaboración y el diseño de los fundamentos políticos de la nueva organización. Este fue un trabajo lento, semi clandestino y con muchos acercamientos. Siendo una actividad política de clases medias intelectuales se trabajaba con una categoría social muy propensa a altibajos en sus posiciones políticas; pero todo el ambiente político del país y la hirviente oposición social hacían ineludible los acuerdos fundamentales en y con el gremio magisterial.
Los fines del sesenta y los principios de la década del setenta del siglo pasado estuvieron poderosamente influidos por las luchas magisteriales y la historia de El Salvador no podrá ser contada jamás sin referirse al peso decisivo de ANDES 21 de Junio. Los profesores eran la gente de confianza del Partido Revolucionario de Unificación Democrática (PRUD) y los militares presidentes siempre contaban con ellos para sus gestiones, los festejaban, los homenajeaban, y en los momentos de mayor precio internacional del café, les construyeron grupos escolares en varias partes del país. Pero, las poderosas ganancias de la exportación del café engordaron los bolsillos de unos cuantos oligarcas y el PRUD se olvidó de los salarios de los profesores, de su atención médica, y de reformar el sistema educativo para enseñar a pensar a los estudiantes, y así, cuando los oligarcas pensaban que todo estaba bien, sus profesores estaban pensando que todo estaba mal.
El mismo año que se funda ANDES 21 de Junio, en 1968, estalla la primera huelga nacional magisterial y se realiza el notable ejercicio político de la solidaridad de la clase obrera con los profesores levantados. Este era un gigantesco paso adelante en la lucha política del país porque los obreros hicieron suyas las reivindicaciones de los profesores y éstos descubrieron que ellos eran también asalariados, al igual que los obreros.
Nunca antes las campanas de las escuelas habían enmudecido porque ningún maestro abandonaba sus aulas, pero ahora entendiendo que la educación es un poderoso instrumento político de dominación o de liberación, los profesores cerraron sus escuelas, contando con el apoyo de la mayor parte de los padres y madres de familia, y aquí tenemos ya una huelga de profesores que se convierte en una huelga popular. Y al paralizar el sistema educativo se cerró el funcionamiento de la más poderosa maquinaria de control ideológico. Miles de maestros, alumnos, padres y madres de familia, obreros y profesionales, fueron movidos y conmovidos por el poderoso movimiento huelguístico. Se trataba de abrir el camino para una negociación, tal como ocurriría veinte años después, durante la ofensiva militar de 1989.
El partido de gobierno era el Partido de Conciliación Nacional, que gobernaba desde el golpe de estado de 1960, y el gobierno del Gral. Fidel Sánchez Hernández, que entraría en guerra con Honduras al año siguiente, en 1969, desató una represión criminal, que no tenía hasta ese momento precedentes en la historia del país. Y los profesores, hasta hacía poco mimados por los gobiernos del PCN, se convirtieron en los mayores enemigos del régimen y se negó toda posibilidad de entendimiento a menos que los maestros rindieran su lucha y se declararan derrotados.
En los primeros días de la huelga fueron asesinados dos dirigentes obreros comunistas: Saúl Santiago Contreras y Oscar Gilberto Martínez Carranza.