Alejandro Dagoberto Marroquín (1911-1977)
(en el marco del VI Congreso Centroamericano de Antropología)
Carlos Benjamín Lara Martínez
Alejandro Dagoberto Marroquín es el antropólogo más destacado de El Salvador y uno de los científicos sociales de mayor influencia en toda Centroamérica. Nacido en 1911 en la ciudad de San Salvador, desde muy temprana edad se destaca como un agudo estudioso de los fenómenos socioculturales. En la Universidad de El Salvador, recibe la Medalla de Oro como el mejor alumno de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales.
Fue catedrático de diversas universidades: en las Facultades de Ciencias Económicas, Jurisprudencia y Humanidades de la Universidad de El Salvador; y en las Facultades de Jurisprudencia y Economía de la Universidad de Honduras. También realizó actividad docente en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México, siendo maestro de destacados antropólogos, como del Doctor Andrés Medina Hernández. En la Escuela Superior de Medicina Sanitaria de México, impartió la materia de Antropología Social, precisamente por su interés de abordar los problemas de salud como procesos socioculturales. Y en los Estados Unidos de América, impartió cátedra en la Universidad de Illinois.
Su labor profesional fue también destacada en la creación y consolidación de instituciones que impulsan el desarrollo de la antropología y de las ciencias sociales en Centroamérica y México. Fue Decano de la Facultad de Ciencias y Humanidades de la Universidad de El Salvador y fundador del Departamento de Ciencias Sociales de esta misma universidad. Fue miembro fundador del Instituto Nacional Indigenista de México y director del Instituto Indigenista Interamericano.
Se destaca como uno de los investigadores sobre poblaciones indígenas más importantes del continente americano. En México, su estudio LA CIUDAD MERCADO (TLAXIACO) es de gran valor para comprender la dinámica sociocultural de las Mixtecas, las cuales, de acuerdo con Aguirre Beltrán, “constituyen una unidad física y cultural” (1957, 7). El libro del Doctor Marroquín representa en la actualidad un material etnográfico de gran valor para aquellos que quieran profundizar en la vida social y cultural de las poblaciones indígenas de las Mixtecas.
En El Salvador, realiza las investigaciones sobre PANCHIMALCO y SAN PEDRO NONUALCO, ambos municipios en donde la presencia de poblaciones indígenas es de gran trascendencia. En 1975, publica en América Indígena, la revista del Instituto Indigenista Interamericano, un artículo ya clásico para la antropología centroamericana, “El Problema Indígena en El Salvador”, el cual constituye un punto de partida para discutir la situación de las poblaciones indígenas y de las políticas indigenistas en El Salvador y Centro América.
Dagoberto Marroquín hizo ver la trascendencia de las poblaciones indígenas en la sociedad salvadoreña del siglo XX, en un momento en el que todos los académicos, funcionarios de gobierno y actores políticos, independientemente de la ideología que profesasen, negaban la existencia de estas poblaciones. Dagoberto Marroquín no sólo señaló la existencia de las poblaciones indígenas en El Salvador, sino que también las estudió a profundidad y esclareció su papel en la configuración sociocultural de los municipios en donde habitan así como en la construcción de la sociedad y la cultura de la nación.
En sus estudios sobre PANCHIMALCO Y SAN PEDRO NONUALCO, el antropólogo salvadoreño muestra la vida social cotidiana de estos municipios, dando cuenta de la dinámica de la economía, la organización de la familia, la organización política y la vida religiosa. En otras palabras, desarrolla una visión holística o totalizadora en sus investigaciones sobre municipios con presencia de población indígena.
En el caso de Panchimalco, Marroquín sostiene que “la dicotomía ladino-indígena al subsistir a los cambios operados ahonda los problemas sociales, particularmente los de índole económica, pues rompe la homogeneidad y dificulta el esfuerzo común; tiende a perpetuar costumbres y modos de vida que no se acomodan a las nuevas estructuras económicas” (1974, 268). En otras palabras, Marroquín demanda un tratamiento especial para impulsar el desarrollo social en aquellos municipios en donde la presencia indígena sigue siendo de trascendencia.
En su investigación sobre San Pedro Nonualco, el antropólogo salvadoreño detecta que el municipio ha experimentado un importante proceso de mestizaje étnico-cultural, desplazando la dicotomía étnica por una dicotomía de clase, basada en el poder socioeconómico de los “señores” del centro frente a la gente común de los barrios. Los indígenas se encuentran en los cantones (o comunidades rurales) pero incluso en estas áreas rurales los indígenas son minoritarios.
Es en este estudio que presenta por primera vez su concepto de lo indígena, definiéndolo como “una categoría económica-cultural históricamente condicionada. Nuestros indios son, ante todo, un estrato económico, el más bajo de todos en nuestra sociedad salvadoreña; su ocupación principal es la agricultura y su tecnología es atrasada, casi primitiva; sus ingresos bajos los mantienen muy próximos al nivel de la subsistencia biológica; por otra parte, a esa situación económica corresponde un mundo cultural singular conformado por una tradición histórica varias veces secular” (1964, 104). Esta definición es depurada en su artículo: “El Problema Indígena en El Salvador”, en el cual establece que en el caso de El Salvador el indio puede concebirse como “una categoría socio-económica históricamente condicionada, constituida por los descendientes de los primeros pobladores de América, que por efecto de la conquista ibérica fueron reducidos a condiciones de aguda explotación, miseria, opresión e injusticia social, condiciones que, en lo esencial, se mantienen en dichos descendientes” (1975, 752).
Aunque esta definición de lo indígena puede discutirse con base en las investigaciones que posteriormente se han desarrollado sobre las poblaciones indígenas de El Salvador, es indiscutible que representó una primera caracterización de la problemática indígena en nuestro país y condicionó los estudios posteriores sobre el problema indígena en El Salvador y Centroamérica.
Pero Dagoberto Marroquín también caracterizó las etapas por las que ha atravesado la política indigenista en El Salvador. Así, determinó tres grandes etapas con sus correspondientes sub-etapas: 1.- el indigenismo colonial, con sus tres sub-etapas: (i) el indigenismo de exterminio; (ii) el indigenismo de salvación; (iii) y el indigenismo de explotación; 2.- la posindependencia, con cuatro sub-etapas: (i) el indigenismo liberal; (ii) el indigenismos romántico; (iii) el indigenismo de explotación; (iv) y el indigenismo de exterminio; finalmente, Marroquín establece la tercera y última etapa, el indigenismo de negación, la cual predominaba cuando él desarrollaba sus trabajos de investigación y que se caracterizaba por la tendencia a invisibilizar a los pueblos indígenas. Marroquín denunció esta última etapa y su trabajo fue útil para derrotar esta política indigenista. Actualmente, existe ya un reconocimiento de las poblaciones indígenas de El Salvador y se discute los derechos culturales y sociales de estos pueblos.
Por último, hay que señalar que uno de los temas privilegiados por Dagoberto Marroquín fue el de la antropología económica, a la cual dio grandes aportes. Su libro LA CIUDAD MERCADO (TLAXIACO) es fundamental para comprender el papel del comercio en la dinámica sociocultural de los municipios y las comunidades del área mesoamericana. También en PANCHIMALCO y en SAN PEDRO NONUALCO dio gran importancia a la vida económica de las poblaciones indígenas y ladinas de estos municipios. Sin embargo, Marroquín siempre estudió la economía como parte de la dinámica sociocultural global, es decir, tomando como base una visión holística o totalizadora. En este sentido, Marroquín es también uno de los autores centrales de la antropología económica en Centroamérica y México.
En síntesis, Alejandro Dagoberto Marroquín es uno de los antropólogos y cientistas sociales más importantes de Centroamérica y del área mesoamericana.