Los bulom (sherbro), temne y limba han venido habitando el litoral de la actual Sierra Leona por miles de años. A comienzos del siglo XVI d.C., pueblos de lengua mande migraron desde el territorio de la actual Liberia y a su tiempo fundaron los estados de Bullom, Loko, Boure y Sherbro.
En 1460 navegantes portugueses desembarcaron en la península, bautizándola Sierra Leona por las montañas allí ubicadas. Comenzando el siglo XVI, comerciantes europeos tomaron la península como escala regular, intercambiando ropas y metales por marfil, madera y pequeños contingentes de esclavos. A comienzos del siglo XVII, a lo largo de la costa, se intensificó la actividad de los comerciantes británicos. Un siglo más tarde, comerciantes de lengua fulani y mande, provenientes de la región de Fouta Djallon de la actual Guinea, convirtieron al islamismo a numerosos temne. El Islam se estableció con firmeza en el norte y se fue diseminando por el resto del territorio.
Al comienzo del siglo XIX Inglaterra enfrentaba un peculiar “problema demográfico”, planteado por la llegada a Londres de cientos de esclavos fugados de las Antillas, a quienes amparaba una decisión judicial que no reconocía la esclavitud en la metrópoli. Se optó entonces por “retornarlos” a África. El líder abolicionista Granville Sharp compró a los jefes de distintas etnias un territorio de 250 km2 (por 60 libras esterlinas) e instaló en él una sociedad de agricultores, organizada sobre bases democráticas y pronto transformada, por la lógica capitalista, en una empresa colonizadora que impulsó la conquista británica de todo el país.
Arrojados a un lugar donde no tenían ningún arraigo, los “criollos” se esforzaron en asimilar la cultura europea, despreciando a los “salvajes” del interior y sirviendo de intermediarios al colonialismo inglés.
La resistencia de los nativos leoneses, no obstante, fue dura y prolongada, alcanzando la cima en 1898 cuando su líder Bai Buré, aprovechando la cobranza de un impuesto sobre cada choza hecha por los ingleses, consiguió levantar en armas a casi todo el interior. Sin embargo, la aplastante superioridad militar inglesa consiguió derrotar a los “salvajes”, luego de casi un año de campaña.
Cuando llegó la hora de la descolonización, en 1960, los británicos negociaron con los líderes tradicionales un acuerdo que salvaguardara sus intereses. Sir Milton Margai, secretario general del Partido del Pueblo (SLPP) se convirtió así, en 1961, en primer ministro de la Sierra Leona independiente.
Los criollos, que junto a los británicos y los comerciantes de origen sirio-libanés retenían el poder económico, fueron desplazados del poder político. Conservaron, sin embargo, gran influencia sobre el gobierno de Margai.
A la muerte de éste, en 1964, lo sucedió su hermano Albert. Todo continuó igual, o peor, y la corrupción y el vicio se desarrollaron a niveles que algunos comparan con los de la Cuba de Batista. La producción de diamantes dio origen a cadenas de tráfico ilícito y la delincuencia se convirtió en la fuente más usual de enriquecimiento.
La situación cambió en 1967, cuando el All People’s Congress (APC, Congreso de Todo el Pueblo) de Syaka Stevens ganó las elecciones. Los criollos conservadores, los líderes tradicionales y los neocolonialistas británicos se unieron para bloquear el ascenso de quien consideraban “peligrosamente progresista”. Stevens fue depuesto por un golpe militar y debió exiliarse en Conakry.
En abril de 1968 un grupo de oficiales subalternos tomó el poder es el llamado “golpe de los sargentos” y restituyeron a Stevens, quien en 1971 rompió los últimos lazos entre Sierra Leona y Gran Bretaña, proclamó la República y se convirtió en presidente.
Stevens nacionalizó la explotación forestal, dio participación mayoritaria al Estado en la empresa que controlaba la producción de diamantes e integró a Sierra Leona a las asociaciones de productores de hierro y de bauxita, con el fin de obtener mejores precios para estos productos.
En 1978 Stevens sometió a plebiscito un proyecto que establecía el sistema de partido único, en un intento por terminar los enfrentamientos con la oposición. La propuesta de Stevens fue aprobada: el APC incorporó a sus filas y a los cargos de gobierno a las principales figuras del SLPP.
A partir de 1979 los signos de la crisis económica y política se hicieron evidentes. La caída de las exportaciones, la inflación y el deterioro de las condiciones de vida, sumados al creciente autoritarismo y a las denuncias de corrupción, hicieron perder popularidad al gobierno de Stevens.
En setiembre de 1981 el Congreso Sindical de Sierra Leona declaró una huelga general en reclamo de un cambio en la política económica. La medida abarcó todo el país y significó un duro cuestionamiento al régimen de Stevens, que debió hacer algunas concesiones.
En las zonas urbanas, la escasez de alimentos, principalmente de arroz, se hizo crónica. También hubo carencias periódicas de agua, combustibles y electricidad. El contrabando se expandió, mientras la inflación y el alza del costo de vida provocaban una reducción de 60% en el salario real de los trabajadores. El atraso en el pago de salarios se convirtió en norma, al punto que los diputados recibían sus sueldos en bolsas de arroz, que luego eran revendidas en un ilícito mercado paralelo que producía grandes ganancias.
Más de 70% del comercio exterior pasó a ser manejado por el mercado paralelo, controlado por la comunidad de comerciantes libaneses. El contrabando de oro y diamantes estaba evaluado en casi 150 millones de dólares anuales, mientras que las exportaciones oficiales eran en 1984 de sólo 14 millones de dólares.
En noviembre de 1985 Syaka Stevens entregó el poder a Joseph Momoh, uno de sus ministros, pero eso no significó una modificación en la situación de crisis.
En 1987 fue decretado el estado de emergencia económica que incluyó la concentración de los derechos de comercialización del oro y los diamantes en manos del Estado, la imposición de un recargo de 15% a las importaciones y la reducción de los salarios públicos.
En marzo de 1991, fuerzas rebeldes que operaban desde Liberia ocuparon dos pueblos fronterizos. Las incursiones, en las que intervinieron guerrilleros de Burkina Faso, Liberia y Sierra Leona, afectaban un tercio del país.
En agosto de ese año se aprobó, mediante un referéndum, una nueva Constitución que instituyó la pluralidad de partidos. Mientras tanto la crisis económica siguió profundizándose, en medio de permanentes denuncias de corrupción.
En 1992 el gobierno inició un programa de ajuste impuesto por el Fondo Monetario Internacional. James Funa, ex ejecutivo del Banco Mundial, fue nombrado ministro de Finanzas, e impuso el control monetario, estímulos para la exploración extranjera de los recursos naturales y una amplia privatización, así como una depuración del aparato del Estado, carcomido por la corrupción.
El 29 de abril de 1992, el capitán Valentine Strasser tomó el poder mediante un golpe de Estado y, luego de suspender la Constitución, creó el Consejo de Gobierno Provisorio Nacional, prohibió la actividad de los partidos políticos y confirmó en su cargo al ministro de Finanzas. En junio, fueron expulsados los miembros civiles del Consejo de Gobierno, que pasó a llamarse Supremo Consejo de Estado. Se impuso, además, la censura de prensa.
El este del país se encontraba ocupado por el Movimiento Unido de Liberación de Liberia para la Democracia, que utilizaba el territorio de Sierra Leona como base de los ataques contra las fuerzas de Charles Taylor (véase Liberia). Por otra parte, en el sudeste operaba el Frente Revolucionario Unido (FRU) de Sierra Leona.
La actividad guerrillera, que afectaba los yacimientos de oro y diamantes, así como la producción agropecuaria, provocó una abrupta caída en la explotación minera. La participación de los diamantes en las exportaciones cayó de 54,7% en 1987 a apenas 7% en 1990. El PBI per cápita se redujo de 320 dólares en 1980 a 210 en 1991.
Las promesas gubernamentales de organizar elecciones no convencieron al FRU (RUF en inglés), que prosiguió la lucha armada. A principios de 1995 la guerra se extendió a casi todo el país. Las fuerzas gubernamentales reconquistaron la mina de titanio de Sierra Rutile, cuya producción equivalía a 50% del comercio exterior de Freetown. Sin embargo, pese a dedicar 75% del presupuesto nacional a la guerra y haber aumentado el número de efectivos militares a 13.000, el gobierno no parecía en condiciones de derrotar a la guerrilla. Desde 1991 a 1996, la guerra había causado unos 10.000 muertos, llevando a dos millones de personas a huir de las zonas de combate y refugiarse en países vecinos u otras zonas de Sierra Leona.
En enero de 1996, tras un golpe de Estado incruento, Strasser fue sustituido por un estrecho ex aliado, el brigadier general Julius Maada Bio. Las elecciones presidenciales realizadas en febrero, tal como estaban previstas, fueron ganadas en la segunda vuelta, con casi 60% de los votos, por Ahmad Tejan Kabbah, del Partido Popular de Sierra Leona (PPSL).
Militares rebeldes encabezados por el mayor Johnny Paul Koroma derrocaron a Kabbah en de mayo de 1997. Koroma se colocó al frente de un Consejo Nacional de Gobierno, dominado por su Frente Unido Revolucionario, e integrado también por el secretario del ex presidente derrocado, así como los ex jefes de Defensa y del Estado Mayor del ejército. La Organización de la Unidad Africana, reunida en Namibia, repudió el golpe e inició negociaciones para lograr que los golpistas abandonaran su posición.
En setiembre, el ex presidente Kabbah solicitó ayuda a las Naciones Unidas para restablecer su gobierno. En marzo de 1998, las fuerzas Ecomog de la ONU, paradójicamente integradas en su mayoría por fuerzas de Nigeria gobernada entonces por el dictador Sani Abacha, tomaron las principales ciudades y regiones de Sierra Leona, precipitando la caída de Koroma y de la junta militar.
El gobierno de Kabbah consiguió estabilizarse en el correr del año y en marzo de 1998 ordenó detener las excavaciones de oro y diamantes en manos de extranjeros desde hace 60 años, quedando exceptuados los ciudadanos de Sierra Leona con licencias válidas para la extracción de esos minerales. En los últimos meses del año se produjo un nuevo avance de tropas rebeldes, que conquistaron más de la mitad de la capital. El ingreso de tropas nigerianas equilibró las fuerzas, lo que llevó a que ambos bandos firmaran un cese al fuego en enero de 1999.
El nuevo líder rebelde, Foday Sankoh, firmó en julio un acuerdo de paz con el gobierno, que debería poner fin a los nueve años de guerra civil. Por el mismo, Sankoh fue nominado director de la Comisión de Minerales Estratégicos y también vicepresidente, si bien una resolución de Naciones Unidas, de 1998, le prohibía viajar sin autorización de la organización supranacional.
Los rebeldes reiniciaron los combates en mayo de 2000, lo que llevó a que Sankoh fuera encarcelado. Antes de ser apresado, además de viajar a menudo según estimaban los monitores, para vender diamantes acusó a las fuerzas de paz de haberse constituido en “una amenaza para la seguridad de los leoneses”. Naciones Unidas estimaba que sólo la mitad de los 45.000 soldados rebeldes habían rendido sus armas. En agosto, los líderes regionales lo reemplazaron, designando como jefe rebelde al comandante de campo Issa Sesay. Sankoh fue informado del hecho por Kabbah, quien junto al presidente nigeriano Olusegún Obasanjo y el de Mali, Alpha Oumar Konare, sostenía reuniones con el jefe encarcelado.
Un grupo armado marginal, anteriormente leal a Koroma, los West Side Boys (Muchachos del Lado Oeste), capturó a siete soldados británicos en agosto. En setiembre, las fuerzas inglesas montaron un operativo, liberaron a los rehenes y capturaron al líder de los West Side Boys, Foday Kallay.
Alegando que el continuo estado de inseguridad hacía imposible el desarrollo de elecciones libres y justas en territorio sierraleonino, el gobierno pospuso en enero de 2001 las elecciones parlamentarias y presidenciales previstas para febrero y marzo. En marzo, por primera vez, las tropas de Naciones Unidas comenzaron a desplegarse de forma pacífica en territorio rebelde y, en mayo, comenzó el desarme de los 45.000 soldados rebeldes que, para enero de 2002, según testimoniara una misión de la ONU, había sido completado.
En mayo de 2002 tuvieron lugar las elecciones generales, luego de que el presidente levantara el estado de emergencia pública, vigente durante los últimos cuatro años. El 20 de mayo la comisión nacional electoral dio ganador a Kabbah con el 70% de los votos. Su facción, el Partido Popular (PPSL), también triunfó en las elecciones parlamentarias, obteniendo 83 de las 112 bancas. El partido de Koroma obtuvo 27 bancas. El FRU de Sankoh (quien continuaba preso) no obtuvo ninguna banca y sólo el 1,7% de los votos a presidente.
En julio las tropas inglesas de la ONU comenzaron a abandonar Sierra Leona pero dos meses después el Consejo de Seguridad de la ONU decidió extender la permanencia de la misión militar a pedido del presidente Kabbah, preocupado por la inestabilidad producida por el conflicto civil en la vecina Liberia.
Mientras esperaba el juicio por crímenes de guerra, murió en julio de 2003, Foday Sankoh.
En febrero de 2004 se dio oficialmente como terminada la operación de desarme y rehabilitación de más de 70.000 combatientes civiles de la guerra.
En marzo, comenzaron las actuaciones del tribunal de Naciones Unidas para juzgar los crímenes de los líderes de ambas partes del conflicto. Abogados del ex presidente liberiano Charles Taylor, involucrado en las investigaciones por crímenes de guerra de la corte especial, señalaron que las actuaciones de la misma no debían traspasar las fronteras de Sierra Leona.
En setiembre, Fanny Ann Eddy, la más destacada activista en la lucha por los derechos de las minorías sexuales, fue brutalmente asesinada en las oficinas de la organización Asociación de Gays y Lesbianas de Sierra Leona (fundada en 2002). La Asociación proporcionaba ayuda social y psicológica a la comunidad que padecía el temor y la discriminación. Grupos internacionales de defensa de los derechos humanos exigieron a las autoridades de Freetown acciones para “llevar a los responsables ante la justicia”. FannyAnn Eddy fue violada, apuñalada y desnucada.
En noviembre, con motivo del Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer, el Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan, destacó el hito de Sierra Leona en la lucha contra violencia de género y el abuso sexual: la aprobación de una ley que permitía, por primera vez, que se procesaran los matrimonios forzados como crímenes contra la humanidad.