A fines de enero de 1932 ocurri en El Salvador una insurreccin indgena-campesina, la cual se desarroll fundamentalmente en el occidente del pas, de la que sobrevino una matanza inaudita realizada por integrantes del ejrcito y dems cuerpos represivos, as como algunos representantes del poder econmico de la poca.
Esos hechos dejaron una huella indeleble en muchos salvadoreos que presenciaron o se enteraron de alguna manera de lo ocurrido, lo cual repercute hasta nuestros das. El gobierno de ese entonces, encabezado por el general Maximiliano Hernndez Martnez, trat de ocultar y tergiversar lo acontecido. Se asesin segn distintas versiones, entre 20 mil y 30 mil salvadoreos. Desde entonces han aparecido diversas publicaciones pocas por cierto que narran e interpretan los sucesos, como es de esperarse, desde la ptica, intereses e ideologa de sus autores.
En ltimas fechas han aparecido nuevas opiniones a travs de disertaciones y/o publicaciones que se nos presentan como “descubrimientos reveladores” que tratan de dar un giro interpretativo a lo hasta entonces escrito o narrado. Se nos dice, por ejemplo, que ha habido invencin y manipulacin cuando se alude al libro escrito por Roque Dalton y publicado en 1971, que recoge los testimonios de Miguel Mrmol, de oficio zapatero, dirigente del Partido Comunista de El Salvador (PCS) por esos aos y protagonista de primera lnea de los sucesos que comentamos.
Una de las publicaciones referidas es la realizada por Rafael Lara Martnez intitulada “Indigenismo y encubrimiento testimonial. El 32 segn Miguel Mrmol. Manuscrito. 37 pginas de Roque Dalton”. Dicho escrito concluye a partir del examen de los originales proporcionados por los hijos de Dalton, con no poca sorna, de all el ttulo, que de unas cuantas pginas manuscritas existentes en un cuaderno, como resultado de la entrevista a Mrmol realizada en Praga en 1966, Roque, a travs de su “creatividad potica e inventiva” lo que termina publicando no es un testimonio, sino una novela cercana a las 400 pginas (14 veces repite a lo largo del texto Lara Martnez, que se trata de ese gnero literario para intentar convencer a sus lectores). Nada ms lejos de la realidad creemos. Las novelas si los diccionarios no nos mienten, tratan ficcin pura aunque estn basadas en hechos histricos.
Es claro que Roque no slo transcribe lo que Mrmol narra, sino que utiliza otras fuentes de informacin complementarias para construir el texto aunque no las cite. Apuntemos adems, que Dalton no era un investigador social ni un historiador, era un escritor, reconocido como uno de los ms grandes que hayan nacido en este pas. Roque tambin hace su propia interpretacin de hechos que obviamente no vivi, bajo la influencia de su formacin poltica-ideolgica y de su militancia comunista de ese entonces. Ello no deslegitima, desautoriza, demerita o roba autenticidad a su obra, como pretende Lara Martnez realizar con su texto.
Afirmar que el libro de Mrmol y Roque es fruto de la invencin es peligroso y adems ofende la memoria de dos hombres que lucharon incansablemente por sus ideales y de los miles de asesinados durante esos aciagos meses de 1932. El primero de ellos, en oportunidades, cuando comentaba los hechos horrendos que vivi en esos momentos, mostraba sin camisa y con orgullo, las huellas de su fusilamiento, al que milagrosamente sobrevivi y que le destroz parte de su pecho. Ello no fue ficcin, ni fruto de su imaginacin.
Por otro lado, cuando Eric Ching y Lara Martnez afirman que la voz indgena se ha dejado ausente en los escritos y referencias a los hechos comentados, es una verdad a medias. S creemos que no se han estudiado a fondo las razones, motivos, rol y envergadura de su participacin en la insurreccin y los aspectos culturales relacionados con su determinacin y arrojo en la lucha. Uno esperara aportes en esa direccin en los escritos y disertaciones de ambos autores, pero no aparecen por ninguna parte.
Es David Browning en su excelente estudio, quien nos da algunos atisbos reveladores para poder comprender el profundo y ancestral significado que para el indgena tena su ms preciado bien: la tierra, de la cual haba sido paulatina y despiadadamente despojado desde el arribo de los espaoles a las tierras de Cuscatln. En 1882, dcadas despus de concluido el periodo colonial se inicia el remate al proceso confiscatorio y de usurpacin de sus propiedades, con la aprobacin y aplicacin de las leyes de extincin de comunidades y ejidos. Ello a la vez que persegua ampliar la propiedad privada en pocas manos para incrementar la produccin de caf, lanzaba masivamente a quienes haban sido propietarios de ese medio de produccin, a la condicin de desocupados, subocupados u ocupados temporales. Con ello se busc acrecentar el ejrcito de reserva de mano de obra y a la vez, pagar ms bajos salarios.
El indio aprendi a respetar su medio ambiente y a considerar todos los rboles, plantas, cosechas y animales en la creencia de que stos, junto con l, formaban parte del mundo natural y sobre natural. No intent cambiar el mundo, simplemente quiso representar el papel que crey le haba sido destinado, y pagar su contribucin al incesante ciclo de la existencia con un modelo de vida que respetaba la comunidad del hombre, plantas, tierra y clima como un todo nico y armonioso
Rafal Menjivar , este s, un autntico cientfico social y ex rector de la Universidad de El Salvador, seala en su anlisis,marxista por cierto como causa central del levantamiento del 32 el despojo de tierras y como elementos catalizadores el desarrollo del movimiento popular y la crisis de los aos treinta
Otro aspecto que pretende ser cuestionado por los mencionados autores, es el rol y protagonismos jugado por los comunistas de ese entonces. Para el momento de la insurreccin, el PCS no haba cumplido an los 2 aos de creado, es decir era un partido bisoo con una capacidad organizativa sumamente dbil como era de esperarse y reconoce Mrmol, y cuyos dirigentes no escapaban a comportamientos sectarios y dogmticos influidos en parte, por las lneas que trazaba la Tercera Internacional Comunista en ese momento (organizacin que aglutinaba a la mayora de partidos comunistas del mundo). Eso no quiere decir que las ideas marxistas y el anlisis desde la perspectiva de la lucha de clases se inici con la fundacin del PCS, pues ya en 1924 se haba fundado la Federacin Regional de Trabajadores de El Salvador (FRTS), con algunos de sus dirigentes que ya abrazaban la causa comunista. Dicha Federacin lleg a tener una fuerte influencia entre los trabajadores tanto de la ciudad como del campo. Segn Mrmol cont en un momento con cerca de 75 mil afiliados.
Los comunistas de ese entonces decidieron involucrarse decididamente en la insurreccin, a pesar de que las condiciones eran inmensamente adversas. Los distintos escritos revelan que el levantamiento no haba sido planificando ni preparado con antelacin. Hubo incluso, como se ha narrado por Mrmol, una fuerte discusin en el seno de la Direccin del PCS y dentro de ella no fueron pocos los que se opusieron a dicha accin, pues advertan que no existan condiciones favorables para esperar un xito en tan compleja y arriesgada empresa. Entre ellos se encontraba el ms connotado lder de los trabajadores de ese entonces, Agustn Farabundo Mart, quien como sabemos fue capturado antes del estallido insurreccional y fusilado a las pocas semanas.
Finalmente se impuso en el seno de la Direccin del PCS, el argumento de que si no se asuma la conduccin, ocurriran levantamientos espontneos y las masas sin orientacin, quedaran a merced de las fuerzas represivas.
Los estudios y datos recopilados de la poca, tambin revelan que el nimo insurreccional en los trabajadores del campo era ya indetenible. Para ellos, las condiciones de vida en los ltimos aos se haban tornado insoportables y desesperantes. Ello nos lo resume con gran precisin Menjivar en otra publicacin : Mayores prdidas de tierras por los campesinos a manos de los productores-exportadores o de las instituciones bancarias, cuyo proceso de despojo se haba acentuado como ya la hemos sealado en el siglo anterior y principalmente desde 1880; el proletariado y semi-proletariado agrcola experiment en mayor grado los efectos ante el aumento de la desocupacin, que llegara casi al 100% en 1930-33 ante la decisin de la oligarqua de no cortar caf, y la drstica disminucin de salarios reales y nominales.
Recordemos que el pas no era ajeno a los efectos de la profunda crisis econmica del mundo capitalista iniciada en 1929. El proletariado urbano enfrent los mismos problemas de desocupacin y disminucin de los salarios reales, ante la disminucin de la demanda efectiva y la reduccin de la capacidad de importacin; Las capas medias urbanas, especialmente aqullas relacionadas con el aparato administrativo del Estado, experimentaron no slo desocupacin, sino una disminucin nominal del 30% de sus ingresos (mayor en trminos reales); Artesanos, pequeos industriales y las incipientes manufacturas enfrentaron el problema de financiamiento e importaciones
A lo anterior habra que sumar como causas de esa enorme irritacin y desesperacin, la serie de provocaciones contra el movimiento popular realizadas por Martnez: Fraude en las recientes elecciones municipales que haban sido ganadas por candidatos comunistas en muchas partes (Soyapango, Guazapa, Izalco, Nahuizalco, Coln, y San Salvador); represin violenta (con asesinatos de por medio) a distintos movimientos huelgusticos de cortadores de caf; encarcelamiento de lderes populares; creacin entre el Ejrcito y terratenientes de las llamadas Guardias Blancas para defender sus propiedades, las cuales tuvieron decisiva participacin en la masacre de campesinos e indgenas despus del fracaso de la revuelta. A la vez, Martnez necesitaba como han sealado diversos autores, contar con el respaldo total de la oligarqua que an desconfiaba de l, y tambin legitimarse ante los gobiernos extranjeros, particularmente los EEUU, quienes no reconocan al gobierno producto del reciente golpe de Estado.
Que el alzamiento fue fundamentalmente indgena y campesino y que el PCS tuvo una participacin importante, pero no decisiva, tanto en la preparacin como en el desencadenamiento de los hechos, es algo conocido. El propio Roque lo reconoce en su monografa cuando dice :
Los comunistas y otros sectores democrticos comprendan la inmensa tragedia: saban que los acontecimientos se haban desencadenado merced a una provocacin reaccionaria minuciosamente elaborada y saban, asimismo, que no tenan la organizacin capaz de controlar a las masas, ni capaz de detener la provocacin o de aplastarla por la fuerza. De tal manera que, entre la espada y la pared, los comunistas escogieron el camino heroico de la espada, el camino de morir junto a su pueblo, a la cabeza de su pueblo.
Se deduce de ese prrafo que Roque Dalton le atribuye al PCS el papel decisivo y dirigente en la insurreccin? Por supuesto que no. Entonces, cul es el descubrimiento de Erik Ching y Lara Martnez? No estarn repitiendo lo que hace tiempo se dijo? Es vlido pensar que lo que pretenden ambos autores es levantar una polmica sobre lo escrito por Roque, para buscar notoriedad y estimular voces anticomunistas.
Volviendo a los hechos del 32, lo que seguramente no fue previsto por quienes decidieron encabezar la rebelin ni por sus participantes, fue la magnitud y brutalidad de la respuesta gubernamental y de elementos de la oligarqua, que se convirti en un autntico genocidio ante el fracaso de la insurreccin.
Si algo hay que criticar a los comunistas de esa poca, es talvez su falta de previsin, su ingenuidad y su romanticismo al creer que se poda jugar a la insurreccin sin una slida preparacin. Pero tambin debemos saludar su tesn, firmeza, disciplina, entrega y acompaamiento a la causa y lucha de los oprimidos. Mrmol reconoce en su testimonio que el componente militar no haba sido considerado con la importancia debida. Se haba confiado a las sublevaciones que supuestamente ocurriran en varios cuarteles y unidades militares, a travs de las cuales se obtendran las armas para los insurrectos. Los conspiradores fueron detectados con antelacin y no es remoto pensar que algunos hayan respondido a un trabajo organizado del rgimen, pues algunas acciones que se preparaban ya haban sido advertidas por las fuerzas gubernamentales.
Finalmente, consideramos importante profundizar en la investigacin objetiva y novedosa de los sucesos de 1932, pues tales hechos marcaron una profunda huella en la poblacin y dieron inicio a una dictadura militar que dur, baj distintas modalidades, alrededor de 60 aos. La comprensin del 32 permite conocer mejor los hechos posteriores.