Carta para el señor Presidente

Carta para el señor Presidente

Dagoberto Gutiérrez

Como en un torbellino su gobierno tiene casi seis meses y han sido semanas rápidas y días cortos, pero intensos, me parece que ha estado bien su rápida definición sobre sus vínculos con el partido FMLN, de todos modos, todos sabemos, incluidos los pericos del volcán, que usted no tiene ni ha tenido y no tendrá mayor vinculación con este partido que la de cumplir requisitos electorales; a lo mejor usted sí tendrá algún palpito común con el FMLN, pero no con el partido del mismo nombre.

Por ahora su gobierno goza de las expectativas de la gente y de cierta sicología que pide, darle tiempo para que se descubra el velo misterioso de su gobierno, aquel en donde se apoye a la gente más humilde y se apoye en ella y se gobierne para ella; mire cómo son las cosas señor Presidente, porque aunque usted hace todo lo necesario para que se sepa muy bien para quien gobierna y con quien gobierna, la gente de carne y hueso todavía espera que en algún momento u esquina o en alguna alambrada se muestre o demuestre que usted no está gobernando para los poderosos; sin duda que esto es lo que provoca en las últimas encuestas números favorables; Ahora bien, esta esperanza no siempre convive con la confianza porque más bien se trata de un afán natural de los seres humanos para hacer que la realidad sea como se desea y no como es la realidad en realidad.

Por supuesto, estimado señor Presidente, que usted sabe muy bien lo que está haciendo, pero a lo mejor no sabe tan bien cómo el pueblo entiende lo que usted está haciendo y lo que dice usted que está haciendo, porque no debe caberle duda que si algo sabe el pueblo es ese oficio penoso de atenerse a los hechos y estos, los hechos, son como usted lo sabe bien, primer Mandatario, tercos, tenaces e insuperables .

En realidad no es apreciable, suficientemente, la diferencia entre su política y la manera de hacer política de su gobierno y los gobiernos anteriores de postguerra y en cuanto a los discursos, que también son importantes, hay algunos mejores en el pasado.

Es comprensible que usted trate de acomodar su política al mismo modelo económico de ARENA, y también lo es el hecho que establezca su vinculación estratégica con Washington, al fin y al cabo allí está situado su pensamiento fundamental, porque generalmente uno no va más allá de lo que piensa; no tengo ninguna duda, sin embargo, que usted sabe muy bien, que el norte de América tiene menos posibilidades que el sur, y que en todo caso, nuestro país, necesita tener abiertos al mundo sus ojos, sus sentidos y su cerebro.

Mire cómo son las cosas de caprichosas y revueltas, porque sin que su gobierno fuera un factor desencadenante, el partido ARENA se descompone y desconecta, y rápidamente, se forma un bloque legislativo con los doce exdiputados de ARENA en beneficio de su gobierno, y así las cosas, usted parece gozar de la confianza de las derechas y de la confianza del pueblo, y también, de la confianza de sectores oligárquicos, y puestas así las cosas, parece que hay un momento inmejorable para emprender el cambio o los cambios que durante su campaña electoral conmovieron a sus votantes.

Aunque todo esto sea favorable para usted, también lo pone en situación comprometida, porque si se tiene mucho a su favor, no encontrará excusas para no hacer esos cambios, a menos que muy claramente se diga que los está haciendo, aunque estos no sean los que la gente espera y por los que la gente votó.

En todo caso, don Mauricio, es probable que a los seis meses convenga hacer un alto en el camino, para revisar lo hecho y sus consecuencias, y para encontrar las diferencias en el ejercicio de la política con los gobiernos anteriores, para descubrir los puntos débiles y definir el rumbo para atenerse después a las consecuencias, porque si bien es cierto que el partido que ganó la votación responderá por lo bueno y por lo malo que se haga, aunque no conduzca el gobierno, también es cierto que la política de su gobierno merece, como se ha visto, ser apoyada por votos de la derecha legislativa, y esto, en cierto modo, confirma que usted no necesita totalmente de los votos del partido que ganó las votaciones en marzo, porque tiene los de la derecha, por algo su gobierno no es de izquierdas, sino de Unidad Nacional.

El último acontecimiento ambiental, mostró, bastante bien, las vísceras de su gobierno, porque al no funcionar el sistema de alerta temprana, al no tener una política de prevención, al carecer de una estructura de protección civil de acuerdo a la ley y al ser sorprendidos por el funcionamiento de la naturaleza, un evento físico produjo un desastre social, de grandes proporciones. En este punto es necesario, informar al pueblo de lo ocurrido, de lo hecho hasta ahora puntualizando la ausencia de un mapa nacional de riesgo y de una política de protección civil, que atienda la vulnerabilidad, que, como usted sabe, es humana y social y que precise las amenazas, que son físicas y externas.

Resulta un buen momento para demostrar que se es diferente o para confirmar que no hay diferencia, porque las depresiones tropicales no saben todavía que en El Salvador hay un nuevo gobierno.

Sin duda que ni su gobierno ni usted produce sobresaltos a las cúpulas empresariales, pero sí está produciendo desconfianza, desencanto, y desengaño en sectores populares que le dieron su voto, y aunque se confíe mucho en las encuestas y sus datos, no creo que le haga daño aprender a escuchar a los sectores que no lo han sido nunca y a aprender a comunicarse desde arriba como si se estuviera hablando desde abajo. Seis meses es un tiempo corto, pero fugaz y suficiente, para saber para quién se trabaja o para quién se gobierna y con quién se gobierna, y si hubiere confusión, esta nunca será eterna.

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