Entrevista con la Sigüanaba

Había una vez….. cuando estudiaba periodismo en la Universidad de Montreal UdeM, tuve la oportunidad de hacer mi tesis sobre Mitos en Latinoamérica… No pensándolo dos veces se me vino a la cabeza el mito de la Sigüanaba y, pues como yo siempre añoraba ir a mi paisito El Salvador, opté ir a investigar mas a fondo el mito de la Sigüanaba de la que tanto me habían contado mi abuelo y demás gente cuando yo era un bichito.

Emprendí mi viaje a mi tierra llegando a Comalapa, hoy base militar de los gringos, que al nomás llegar le cae a uno la humedad mas rápido que los cipotes que piden al nomás salir del aeropuerto. Bueno mi familia me esperaba junto con mis amigos a los cuales les parecía raro al explicarles la razón de mi visita a El Salvador, pero como ellos ya me pueden lo pelazón que soy no les costo mucho tiempo acostumbrarse a la idea de que no les estaba dando paja cuando les dije a lo que iba en realidad.

Después de un día de descanso comencé mi viaje a pie cerca de Panchimalco, y hacia el litoral, empezando mi caminata desde La Cuesta de la Cruz, que empieza en la calle principal. Iba a ser una caminata de por los menos 25 kms. Asi que contraté a Don Felipe ya que él conocía ese tramo; Don Felipe es un fiel creyente de los mitos que nuestro país ha creado en todos estos años, así que él sería la compañía perfecta que necesitaría en mi jornada. Don Felipe se trajo a su hijo Chayo, ya que el cipote siempre le gusta andar donde su tata ande.
Iniciamos nuestra travesía a las 4 a.m. para aprovechar el día. Don Felipe me iba contando de su juventud y lo que había oído de la Sigüanaba. En nuestro camino encontramos tantos caseríos muy bonitos y la gente fue muy amable de contarme lo que habían oído o, en algunos casos, de sus experiencias con la Sigüanaba.

Ya al atardecer llegamos a los principios de Panchimalco pero pensamos que seria mejor dormir y dejar el nuevo día para terminar de llegar. El sonido de un río que pasaba ahí cerquita no podía ser más perfecto para dormir, con esa gran calma que el ruido de un río trae. Ensamblamos la tiendecita de campaña, luego hicimos la cena y comimos. Sentados frente a la fogata que hicimos, Don Felipe saco un medio litro muñeco que había comprado en uno de los caseríos que pasamos. Me dijo que tomara por “si las-diule” y para que le dé ánimos; me invita a una copita y pués como tenía algo de frío le acepté un buen trago. Recuerdo que me reía mucho de las historias que Don Felipe me contaba y de ver a Chayo, ahí, imitando al cipitio, yo solo era risas… Luego me dormí…

El grito aterrador de una mujer me despertó… oí sus pasos a la orilla del río que estaba a solo unos 10 metros de donde estabamos dormidos. Agarré mi cámara de video y mi machete y salí en busca de lo que me había despertado… A lo lejos vi la figura de una mujer muy guapa y no se asustó cuando le puse la luz de la lámpara que llevaba conmigo. No me dio miedo pero si llamé a Don Felipe, pero sin ninguna respuesta. Seguí con mi equipo de video y todos los chunches que ahí llevaba y salí corriendo tras esa mujer que había, con su grito, despertado el reportero en mi. Ya me imaginaba que me ganaba el Pulitzer por tomar una foto de algo sobrenatural…. Seguí corriendo tras eso que no me asustaba… De repente no la vi más y no se oía absolutamente nada… y me dio una gran cólera de pensar que me había perdido de algo que hubiese hecho historia. No había terminado de pensar eso cuando a mi lado izquierdo se apareció esa imagen de mujer guapa pero que me asusto los frijoles con su nuevo grito, quizás era el trago de Muñecon que me había echado, pero yo miraba la mujer así morenota y guapa. No le puse la luz en la cara, ella no me daba miedo, así que le dije que quería saber quien era ella y si podíamos platicar. No podía creer cuando me dijo que sí, pero la notaba muy penosa y le dije que no tuviera pena, que ahora todo el mundo iba a saber quien era ella.

Coloqué mi camara de video, mi mini-grabadora y prendí la lámpara para tener un buen set ahí mismo pegado al rió… yo ya me sentía un periodista completo haciendo la exclusiva. Al nomás encender la cámara, la mujer que tenía en frente de mí cambio por completo, pasó de penosa a hablantina:

¿Cual es su nombre completo?
-Me llamo Sihuehuet Jodías Terrón. Soy Jodías por padre y Terrón…por la madre. Pero me dicen Siguanaba, Siguamonta, Siguampera, o simplemente La llorona.
-¿Y por qué anda llorando doña Sigua?
-Que no te podés el dicho “El que no llora, no mama”?.
-Déjeme hacerle la pregunta de otra manera ¿por qué anda penando?
-Ando penando por el deporte nacional en general. Dan pena los equipos y las delegaciones que mandamos a competir. Ya sea en las olimpiadas, juegos panamericanos, torneos de fútbol, etc. Sólo a hacer el ridículo vamos.
-¿Y es cierto que le quemó la canilla a su esposo Tonatiuh, el Dios Sol.
-Sí, pero fue en defensa propia.
-¿En defensa propia. Como está esa onda?
-Pues si como era el Dios Sol. Cada vez que me hacía el amor me quemaba toda. Las chiches, las nalgas, la pupusa. Así que decidí vengarme y le quemé la canilla, para que viera lo que se siente que le quemen el culifláis a uno.
-¿fue por eso que él la condenó a vagar eternamente por los ríos y quebradas?
-Sí. Pero me salió mejor la movida, porque ahora ando con el que me da la gana.
-¿Y es cierto que vuelve locos a los hombres?
-Si y no.
-Explíquese mejor doña Siguampera..
-Sí, los vuelvo locos porque les hago un buen trabajo. Mejor que el de sus mujeres. Y no, porque los dejo taráilos como Chico andá bañate, Te Pica, o Carrito.
-¿Y por qué se les aparece a los bolos?
-Porque los bolos son más fáciles de bajarles el billete. Además porque también me invitan a echarme mis Triquinais. A mi también me gusta echarme mis tragos finos, mis semillazos de Smirnoff con boquita de jocote o jícama, de vez en cuando.
-¿O sea que usted también le hace al meretriciado?
-Pues sí, es que aquí en El Salvador está jodida la vida, y de algún modo hay que sacar para las tortillas.
-¿Y es cierto que les sale a las mujeres que van a lavar la ropa a los ríos?
-¿Y vos qué les andás creyendo? Si ya nadie lava ropa en los ríos. Hoy las mujeres tienen lavadoras automáticas guestinjaus que les mandan de los yunais
-¿Y tuvo hijos?
-Tuve uno. Se llama Xzipitl, Cipitín o Cipitío.
-¿Y es cierto que el Cipitío tiene las patas al revés. Que cuando parece que va, es que viene. Y cuando viene, es que parece que se está alejando?
-Sí, no ves que por eso ya me lo pidieron para la selección de fútbol y lo van a extraditar desde los yunais. Como es sapirulo, cabezón, tripudo y patas al revés; me han dicho que tiene madera de seleccionado. Dicen que lo van a poner de back central, para que salte a cabecear contra los negritos Haitianos y Jamaiquinos. Que si no cabecea la pelota, por lo menos les va dar un cabezazo en los huevos. Y como tiene las patas todas chuecas, lo van a poner también para que ejecute los tiros libres. Si tira un centro, le va a salir tiro al marco; y si tira directo al marco, le va a salir un tronco de centro chanfleado al manchón de penal. Es cosa de estrategia futbolística, para engañar al portero contrario. Ya me pronosticaron que va a ser el próximo Mauricio Sinhuevos, digo, Cienfuegos.
-¿Y el Cipitío vive con usted?
-No, no te digo que se fue para los Yunais por que aquí no conseguía chamba. Allá está trabajando de lavaplatos, y desde allá me manda mis Dólares. Pero ya le dije que no me los mande por el correo nacional porque se hueveyan el pisto. Que me los mande mejor de banco a banco.
-¿Y piensa seguir vagando por una eternidad?
-No, creo que me voy a meter a trabajar en una maquiladora y a estudiar en la nocturna el otro año.
-¿Y es cierto que se puede transformar en el animal que quiera?
-Sí. Me puedo transformar en zanate, en culebra,en tepezcuintle, en perico. En todo, menos en pescado.
-¿Y eso por qué?
-Son muy lambiscones, oportunistas y mañosos.
-¿Es por eso que ha sido tan difícil dar con usted. Porque toma la forma de cualquier animalito silvestre?
-Así es. En el día me transformo en cualquier animal, digo, animal del reino animal, no animal del género de los policías y militares salvadoreños. Y en las noches vago por las pozas y charcas de los ríos.
-¿Y no cree que si deja de asustar a la gente su alma va a descansar en paz?
-¿Asustar a las gentes? Yo no asusto ni a un cipote de primaria. El contrario, hoy los cipotes son los que asustan a la gente, pues andan armados hasta los dientes con metralletas y pistolas de grueso calibre, y andan metidos en las maras estudiantiles desde que están en el kinder.
-¿Y no cree que si se mete a alguna religión su alma logrará estar en paz?
-Mirá, yo de plano no creo en los curas. Así que la religión católica está descartada, mas ahora con esos curas de derechas como el Saenz. Vinieron unos gringos, que querían que me hiciera mormona, pero me salieron con la onda que tomar café es pecado; y yo no dejo mi cafecito de palo con semita pacha por nada del mundo. También llegaron los testigos de Jehová a tocar a mi casa un sábado bien tempranito. Yo sólo les compré la revista Atalaya y la Despertad para que dejaran de joder y poder seguir durmiendo. Empecé a oír al hermano Toby, del Tabernáculo Bíblico, en la radio. Pero ese maistro lo único que quiere es pisto. Así que mejor me voy a hacer de la religión de Villalobos y Jonás.
-¿Y cual religión es esa?
-¡Al que está jodido, hay que joderlo más!
-¿Y no cree que con un exorcismo los demonios que tiene adentro, se irán?
-Ya me hizo uno el cura Melcacho. Pero me pareció medio raro el exorcismo que me hizo.
-¿Y éso por qué?
-Porque me hizo que me desnudara, y él también se chulonió. Me dijo que me pusiera de culumbrón, porque iba a meterme el diablo en el infierno. Yo le dije que no era peperecha, y me dijo que tampoco él era cura. Se me montó, cómo cuando a uno lo llevan a cucucho, y empezó a hacerse para allá y para acá, para allá y para acá. Así estuvimos cómo por una hora. El terminó muy agotado, pero contento. Y yo seguí igual de amolada. Le dije que, cómo no me sirvió el exorcismo, por lo menos me dejara unos trescientos pesos por la sudada. Y me dijo que era yo la que tenía que darle su limosna. Y yo lo mandé, muy decentemente, a chapalear mierda.
-¿Y por qué asusta a las personas?
-Todas las mujeres asustamos cuando andamos sin rimel, papacito.
-¿Y por qué tiene los ojos tan rojos?
-Es por el humo que echan los camiones y los buses. No ves que le echan la bocanada de humo en toda la cara a la gente, y a los motoristas les vale gorro. Y ni hablar de las polvaredas del verano provocadas por la quema de la flora durante la guerra, ahi en esos montes tiraron bastante napalm los fascistas….Por eso es que siempre ando mi Colirio Eyemo en la bolsa.
-¿Y las uñas largas?
-Las ocupo en defensa propia contra ladrones y mareros que viven en mi colonia.
-¿Y el pelo parado?
-Es la moda Hip-Hop.
-¿Y las chiches caídas?
-Es que se todavía están mojados mis brassieres Yolanda Desireé y los tengo tendidos en el alambre. Con estos cachimbazos de agua que han caído últimamente la ropa no se seca, por que no a salido el sol. Si no deja de llover, hay deslaves por todos lados, pronto voy a tener que cambiar mi guarolita por un cayuco para irme al trabajo.

De repente se empiezan a divisar sobre las aguas de nuestro bello litoral los primeros rayos del Astro Rey. Las nubes se vistieron de un color rojo-naranja que contrastaba con el azul-turqueza del mar. Una bandada de pelícanos se veía en el lejano horizonte marino volando y pescando en fila india. La Siguanaba me dice, ya con la voz ronca:

-Mirá, me tengo que ir. No puedo ver los rayos del sol porque me empiezo a transformar en mujer vieja y fea. En fin, en lo que soy. En la horrible y temida Sigüanaba. Ese es mi destino y mi castigo. Por vanidosa, Tlaloc, el Dios del viento y la lluvia, me convirtió en un monstruo, pues pasaba todo el tiempo viéndome mi linda cara en las aguas de los ríos y quebradas. Asi fue como descuidé a mi único hijo, Xzipitl. El pobre se la pasaba comiendo cenizas, pues yo no le hacía su atol de maíz, ni sus rigüas. Ahora se la pasa comiendo mierda en los yunais. Así que mejor te vas corriendo y no mirés para atrás porque te podés volver loco de remate.

No me lo dijo ni dos veces. Salí echo un pedo corriendo por los manglares del estero, pero me deslicé en una piedra lisa y me di tamaño mamellazo en la jupa que me dejó inconsciente por un buen rato. Me llegó a despertar el cipote y el maistro que andaban conmigo. “Don Zope. Don Zope.” “Despierte. Despierte”. Y les pregunto ¿On toy? ¿Que me pasó? “Sólo vimos que venía corriendo, como que lo venía siguiendo la guardia nacional, y paró las patas como que estaba metiendo un gol de chilena”, me dijeron. Ah! sí, ya me acuerdo. Es que me salió la Siguanaba y la entrevisté. Aquí en la máquina de video traigo sus declaraciones. Y los dos se vuelven a ver incrédulos, como diciendo, “a éste maje ya le dio delirium tremens del zangolote de anoche”. No, no, les digo. Miren, voy a retroceder la video-cámara para que la vean y oigan lo que ella dijo. Y la puta cámara no funcionó….

¡Por las mil quinientas…! ¡Eso me pasa por andar comprando esas putas pilas Ray-o-Vac, que no sirven!-me dije de nuevo. Pero yo les juro que la ví, y platiqué con ella, y la entrevisté. Hasta ya tenía planeado venderle el cassette a los de “Ocurrió Así”, y salir en exclusiva en la televisión en el “Show de la gusana Cristina”. No les estoy dando paja ni hablando guiri-guiri. Les juro, por las cenizas de mi suegra, que la vi en persona. ¿Ya se murió su suegra?, me preguntó el cipote. No, le contesté. Lo de las cenizas es porque fuma mucho. Pero es la mera verdad. Lástima que no tenga ninguna prueba de ello. ¿No habrá sido un sueño Don Zope? ¡No lo sé!, le contesté. ¡Pero todo me pereció tan real! ¡Pero eso ya no tiene importancia. La realidad es que la misión fue un rotundo fracaso. Levanten la tienda de campaña. Y monós pal carajo! Y todo empurrado y agüitado me senté en la piedra donde había entrevistado a ese personaje mitológico. De repente oigo el canto de un Senzontle que revoloteaba sobre mi y que volaba hacia el Occidente, como huyendo de los rayos del Sol. En su pico llevaba algo que dejó caer a mis pies. Era una corona de oro y plumas de Senzontle. ¡La misma corona que adornaba la cabeza de aquella mujer morena y hermosa que la noche anterior decía llamarse Sihuehet! ¡Lo sabía, lo sabía! ¡La Siguanaba sí existe, aunque nadie me lo va a creer!-me dije. ¡Este regalo es la forma como ella me está diciendo que lo que pasó anoche no fue un sueño, o una pesadilla debido al licor!. Guardé la corona en mi bolsillo, y le lancé un beso de despedida al Sensontle-mujer-mito que se alejaba volando alegremente sobre los pocos árboles de fuego de la campiña salvadoreña, dándole la espalda al Sol.

Reyzope

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