Salvador Cayetano Carpio a 25 años de su muerte: Sigue presente

Salvador Cayetano Carpio a 25 años de su muerte: Sigue presente

ovidioretana@yahoo.com

Centenares de personas se hicieron presentes en el cementerio general de Santa Tecla, el día 12 de abril del corriente, provenían de varios lugares de El Salvador, ataviados con pañoletas rojas, banderas y mantas de las Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí (FPL) y del Bloque Popular Revolucionario (BPR).
El entusiasmo de los presentes irradiaba pasión, coraje y arrojo, en un contexto de alegría y fraternidad, daba la impresión que el tiempo había retrocedido a los años setentas del siglo pasado. En donde el ideal supremo era la lucha por un sistema político y un modelo económico democráticos, sin importar en lo más mínimo entregar la vida por el ideal supremo colectivo.
El cementerio estaba de fiesta, el color rojo de chile chiltepe maduro predominaba, las banderas se agitaban como la espuma de las olas del mar, los puños izquierdos de los presentes se elevaban al infinito para indicar, que aquí estaban presentes para no olvidar al más grande revolucionario salvadoreño, al panadero que amasó los ideales de justicia y que crecieron como la levadura.
Salvador Cayetano Carpio (Marcial), se mantuvo firme y fuerte como el roble, no lo doblegaron las torturas, la persecución ni sus subalternos que lo consideraron el mayor obstáculo para devenir diputados y alcaldes.
El principal valladar no fue el imperialismo yanqui, el gobierno burgués, la Fuerza Armada fascista, ni la oligarquía vende patria, no, fue Marcial, y fue tan roble que decidió morir a ver manchado su honor.
Pero como hoy estamos en año preelectoral, mejor hablamos después de las elecciones (2009). Igual que el caso de Roque Dalton, se abordó hasta después de la firma del Acuerdo de Paz (1992), pero se esclareció que el asesino fue Joaquín Villalobos.
Los testimonios de familiares
Tulita Alvarenga de Carpio, dijo: “Tienen una campaña de desprestigio, he sufrido mucho, porque mienten, mienten y mienten; yo sabía que Marcial no iba a morir acostado en una cama, lo llevaron a suicidarse. El gran sueño de él era el triunfo de la revolución, para que existiera paz y democracia, se truncó el ideal porque le cambiaron el rumbo a la lucha revolucionaria”.
Por su parte, Corina Carpio Alvarenga, hija de Marcial, dijo: “La victoria del pueblo se tiene que dar aunque pase mucho tiempo, y sea otra generación lo que la lleve a cabo. Me acuerdo cuando él le puso a la FPL Farabundo Martí, el Partido Comunista Salvadoreño se opuso a que se reivindicara la memoria de Farabundo Martí”.
Las canciones se hicieron presente
Participaron los músicos Franklin Quezada y Dimas Castellón, con sus guitarras y flautas, con melodías revolucionarias, en donde no podía faltar la canción Milonga del Fusilado, fue entonada en coro por la muchedumbre, se hizo remembranza del combo del Bloque Popular Revolucionario que acompañó a las luchas del movimiento popular.
La mayoría de los presentes habían sido combatientes, la Milonga, los hizo enrojecer los ojos, suspirar de duelo, y gotas del cielo caían sobre sus mejías, al recordarse de sus hermanos, hijos, compañeras y compañeros de vida, en fin hermanos que cayeron combatiendo y que quedaron enterrados en la madre tierra, se convirtieron en semillas que algún día germinarán, para continuar con el intento de floración que comenzó Anastasio Aquino (1833), que continuó Feliciano Ama (1932) y que prosiguió Salvador Cayetano Carpio (1983), está inconcluso el final, en donde florecerán veraneras rojas, amarillas, moradas y blancas, será un jardín el país.
La poesía también levantó su mano
La nota poética la puso Julio Iraheta Santos y Salvador Juárez, fue tonificante escucharlos, saber que hay líricos que vuelan tan libres como el viento, atravesando nubes, tiempo y cielo.
Salvador Juárez es el mejor poeta de El Salvador, por tal razón no aparece entrevistado en los medios de comunicación oficialistas, es una alegría saber que no pertenece a los poetas del sistema político salvadoreño, a los concultureros, es decir, funcionarios o simpatizantes de CONCULTURA.
Los poemas de Salvador Juárez fueron un roció de pétalos, donde el verso al pronunciarlo se convirtió en nota musical, el poema Puro Guanaco fue una sinfonía, un bouqué de letras hechas solfas.
El homenaje comenzó a las diez de la mañana y terminó a la una media de la tarde, hubiéramos seguido al amanecer.

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