60 AÑOS DE CHINA POPULAR/ESPECIAL DE TRIBUNA POPULAR
Escrito por Tribuna Popular Wednesday, 30 de September de 2009
Mao Zedong, proclamó la Constitución de la República Popular China (RPCh)
Construyendo un camino propio, con las banderas del marxismo-leninismo
60 AÑOS DE CHINA POPULAR
Especial para Tribuna Popular/Por: Mikel Koba. El 1º de octubre de 1949, el principal dirigente del Partido Comunista de China, camarada Mao Zedong, proclamó la constitución de la Republica Popular China (RPCh) desde la ³Ciudad Prohibida² de Beijing.
Así culminaba la larga lucha del pueblo chino contra el feudalismo y el imperialismo y comenzaba la historia de la Nueva China que hoy. Bajo la dirección firme del PC de China va camino de convertirse en la primera potencia mundial.
China fue primera potencia y lo está volviendo a ser
China es el Estado unificado más antiguo del Planeta, también el país más poblado y, además, la cuna de una de las civilizaciones más desarrolladas que, a partir de los siglos XVIII y XIX entró en profunda decadencia, lo que fue aprovechado por los principales imperialistas de la época, los británicos y franceses, para someterla a dominio colonial.
El fin del imperio y la proclamación de la república burguesa en 1911 fue una gran esperanza para el pueblo chino. Pero, desgraciadamente, China cayó bajo el poder de los ³señores de la guerra² y del imperialismo japonés, británico y norteamericano que agravaron los problemas del pueblo.
La salvación vino del Partido Comunista
Gracias a la influencia de la Gran Revolución Socialista de Octubre, en 1921 el PC de China realizó su primer congreso en Shanghai, con la presencia de cerca de 20 comunistas.
Este Partido, aplicando creadoramente las enseñanzas del marxismo-leninismo a la realidad china, sería capaz de una de las mayores proezas de la Historia humana: liberar del yugo colonial, de la opresión feudal y del dominio imperialista al mayor número de seres humanos.
Después de 20 años de Guerra Popular contra el invasor japonés y contra el Partido fascista chino apoyado por EEUU, y desarrollando una inteligente política de amplias alianzas entre los obreros y los campesinos, los rurales y las capas medias e incluso con la burguesía nacional, el Partido destruye la República burguesa china y proclama la República Popular China.
Los fascistas derrotados buscan refugio en la isla de Taiwán donde sólo se han mantenido hasta hoy como espúrea ³Republica china² o Taiwán gracias a la protección de los barcos y aviones de guerra y las bombas nucleares norteamericanas.
El triunfo revolucionario impulsó la revolución en Asia (Vietnam, Corea, Indonesia, Malasia, India, Filipinas). El imperialismo respondió con las guerras de Corea, Vietnam, Filipinas, Malasia, Laos y Camboya e instaurando dictaduras en Corea del Sur, Taiwán, Filipinas, Tailandia, Indonesia, Camboya.
Al comienzo ni socialismo ni capitalismo sino ³Nueva Democracia²
El Partido teoriza que en las condiciones de un país sumamente atrasado, semicolonial y semifeudal, como era China en 1949, no se podía pasar inmediatamente a la construcción socialista sino que se debía transitar una etapa de transición llamada ³Nueva Democracia², basada en la alianza de la inmensa mayoría de la población bajo dirección proletaria y conducción del Partido.
El Partido construyó un órgano de poder consultivo que corresponde a esta etapa y que se llama la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino (CCPPCh) donde está representada la burguesía nacional, los militares, los partidos democráticos, los empresarios, las minorías nacionales, las mujeres, los obreros y los campesinos.
Mao y sus camaradas elaboran una teoría de paulatina transición firmemente sustentada en el marxismo-leninismo. La Unión Soviética prestó destacada ayuda internacionalista para sentar las bases de la industrialización que el país necesitaba para escapar de su tremendo atraso.
Complicaciones y división del campo socialista
Desde finales de los años 50 y especialmente a principios de los 60 se generaron fricciones internacionales que trajeron como consecuencia trágica la división entre los dos gigantes del campo socialista, la URSS y China Popular.
China siguió su propio camino, cometiendo al comienzo graves errores que entorpecieron la construcción socialista.
El llamado ³Gran Salto adelante² y sobre todo la mal llamada ³Revolución cultural² (1966-1976) fueron decisiones incorrectas, imputables a la fase final y senil de un Mao alejado del marxismo y que contribuyó a crear una corriente llamada maoísta, con seguimiento de preceptos y experiencias emanadas de Pekín y que en varios países del mundo ha dificultado la Revolución Nacional Antiimperialista (casos de ³Sendero Luminoso² en Perú y de Pol Pot en Camboya).
Periodo de reformas bajo el camarada Deng Xiao Ping
A partir de 1979, China inició un proceso de reformas en la agricultura, la industria, los servicios y la cultura que han permitido el enriquecimiento del país, el desarrollo de las fuerzas productivas y el descenso drástico de la pobreza.
Como indica Fidel Castro, China sufrió un movimiento pendular que le llevó de los excesos de la ultraizquierda en los 60-70 a los de la apertura al capitalismo en los 80-90.
En 1989 la contrarrevolución impulsada por el ala derecha del Partido y de la nueva burguesía estuvo a punto de liquidar la RPCh en lo que se ha llamado ³sucesos de la plaza de Tien An Men².
Pero mientras la URSS y el campo socialista caían bajo los golpes de la perestroika contrarrevolucionaria, China Popular guiada por los veteranos comunistas al frente del Partido y con las masas de campesinos, obreros, soldados e intelectuales, pudieron salvar la independencia del país y un camino propio que han llamado ³Socialismo con características chinas².
Al camarada Jiang Zemin le correspondió asumir la dirección del país para depurar de traidores gorbachovianos el Partido, golpear a los nuevos burgueses y educar políticamente a la juventud china.
La tarea se realizó con éxito. Desde el 2002 Hu Jintao encabeza un nuevo equipo dirigente.
China es el único país que resiste con éxito a la crisis capitalista global
Aunque tanto burgueses como ultraizquierdistas sostienen que en China se ha restaurado el capitalismo, las evidencias señalan lo contrario.
El mando de la economía no está en manos de empresas privadas ni de la burguesía nacional y menos de multinacionales imperialistas como es el caso en tantos países oprimidos del llamado Tercer Mundo.
El Partido controla directamente los núcleos centrales de la economía, la banca, el comercio exterior, los sectores industriales clave, la tecnología, los principales recursos.
La tierra no es de propiedad privada sino pública.
La infraestructura, las obras públicas, las principales universidades, los servicios fundamentales están en manos del Estado.
China cada vez necesita menos de las inversiones extranjeras que han aportado recursos y conocimiento necesarios para el desarrollo de las fuerzas productivas.
El socialismo de mercado ha permitido un aumento de empresas privadas en los sectores manufacturero y de servicios, pero ha fortalecido al sector público.
En la lista de las 500 empresas más grandes del mundo, elaborada por Fortune, hace 10 años sólo había 6 empresas chinas, en 2009 hay 37 de las que 34 son empresas públicas.
China Popular es un gran socio económico e inversor en América Latina y África, ofreciendo a nuestros pueblos una alternativa para escapar al sometimiento al imperialismo y sus organismos financieros como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM).
Aun cuando caen las exportaciones chinas a los países imperialistas en profunda crisis, la economía china crece al ritmo espectacular del 8% gracias al plan aprobado en noviembre pasado por el gobierno para aumentar el poder de compra del pueblo chino.
Hay que confiar en que la combatividad del gigantesco proletariado y campesinado chinos guiado por el Partido Comunista pueda resolver los problemas que tiene el país entre los que está el servicio médico de pago, los focos separatistas alentados por el imperialismo en Tíbet y Xinjiang, la lucha por la unidad nacional con respecto a la provincia de Taiwán, los abusos que cometen algunos empresarios ligados a las multinacionales imperialistas y la corrupción de algunos funcionarios.
Por cierto, en relación a este último, el coordinador para China de la ONG Transparency Internacional, Ran Liao, acaba de declarar que China popular hace progresos reales (Le Monde, 4 setiembre 2009).