SAN SALVADOR, 1 de septiembre de 2010 (SIEP) “Los documentos históricos del Partido Comunista, como este artículo, de un singular espíritu autocrítico, forman parte de la herencia teórica del movimiento revolucionario salvadoreño y es nuestra responsabilidad divulgarlos para conocimiento de las nuevas generaciones…” explicó Roberto Pineda, del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”
Agregó Pineda que “es un documento escrito luego del V Congreso del PCS, realizado en marzo de 1964, que hace un balance de los desafíos que enfrentaban los comunistas en esa época para cumplir con su papel de vanguardia de la clase obrera y del movimiento popular. Su lectura nos permite profundizar sobre ese momento, que fue otro eslabón de la cadena de la lucha popular, que nos ha permitido llegar hasta las luchas de nuestros días.”
Considera el documento que “los 35 años de existencia del Partido Comunista de El Salvador han sido años de lucha heroica tenaz contra el imperialismo extranjero y la reacción interna; de grandes éxitos y de serias derrotas; de difícil pero inquebrantable formación de un autentico partido proletario, de un partido revolucionario capaz de ser el dirigente reconocido y prestigioso de las masas populares de nuestro país.”
Explica que “el Partido Comunista de El Salvador nació en los agitados años de la crisis de 1929-1933 que provocó un auge del movimiento revolucionario en muchos países de América latina. A poco de su fundación (marzo de 1930) el PCS dirigido por Farabundo Martí, compañero de lucha de Sandino, se convierte en uno de los partidos políticos más influyentes de la nación.”
Analiza que “ejerció también gran influencia en el desarrollo del Partido el intenso movimiento huelguístico de 1946, que sentó las premisas para el trabajo de reorganización del movimiento sindical emprendido en los años siguientes. Este trabajo tuvo que realizarse clandestinamente hasta diciembre de 1948.”
Sostiene que “el PCS desempeñó un papel central durante todo el periodo de batallas populares contra el Gobierno Lemus. Fue nuestro partido el que más contribuyó a la unidad de las fuerzas opositoras, y fue su orientación táctica y la aplicación de ella, en condiciones que imponían riesgos enormes a cada militante, lo que más ayudó a que se realizaran las incontables manifestaciones y concentraciones que, una y otra vez, chocaban con los cuerpos represivos.”
Evalúa que “nuestro Partido ajustó su línea táctica a la nueva situación creada con el golpe del 25 de enero (de 1961, nota de SIEP) La tarea principal de la nueva línea fue la consigna de prepararse para la insurrección popular, y con tal fin se crearon nuevas organizaciones en el terreno clandestino. La adopción de esta consigna fue plenamente justa. Puso al Partido a tono con el espíritu de las masas y le permitió dar enormes pasos en su crecimiento y en su desarrollo cualitativo. Por primera vez, desde 1932, se planteaba el problema del Poder y elaboraba en esa dirección su estrategia y su táctica.”
Concluye este importante documento que “la experiencia del PCS demuestra una vez más que el surgimiento y desarrollo de los partidos del proletariado no tiene nada de idílico ni son un ascenso vertical, sin vicisitudes, sin contratiempos, sin retrocesos. Largo han sido ese complejo camino para nosotros, mucho más largo que para otros partidos hermanos. Y aún hoy no estamos al final de la jornada de maduración del partido, Simplemente se ha iniciado el asalto final de ese grandioso objetivo. La vanguardia del proletariado es indestructible como el proletariado mismo. Sus 35 años de edad encuentran al PCS lleno de vigor y en crecimiento.”