AYUTUXTEPEQUE, 29 de septiembre de 2007 (SIEP) Una reunión para recordar a Rafael, Lito y Galia Aguiñada no podía dejar de contar con la presencia y la palabra del legendario comunista salvadoreño Blas Escamilla, de 95 años de edad.
Con su voz curtida por la lucha social de décadas, Blas explicó que “Rafael fue un gran luchador social, sindicalista, revolucionario, un hombre que siempre estaba activo, dedicado a los intereses de su clase, convencido de la justeza de su lucha, muy firme y muy decidido…Yo lo visitaba y hablábamos bastante, a veces discutíamos y Berta nos decía: ya dejen de estar peleando.”
“El se preocupaba mucho en lo que pensaba la gente, en lo que sentía la gente y a veces, muchas veces me pregunto si hoy hacemos lo mismo, si realmente nos preocupamos en saber que es lo que la gente piensa y partir de allí para conducirla a la lucha revolucionaria por la toma del poder…”
“No se si hay alguien de la dirección del Partido aquí y va pensar que los estoy criticando, pero es que me preocupa si realmente como lo hacíamos antes, estamos analizando como se encuentra el país y como piensa la gente para definir estrategias de toma del poder.”
“Yo le decía a Schafik que a mi no me gustaba andar mendigando votos, que a mi me gustaba más (hace con la mano un gesto) una victoria surgida de una victoria miliar, y no es que sea militarista, que no lo soy. Es que solo las revoluciones que han surgido así se han sostenido…Miren China, Cuba…No se si me van a criticar por esto, pero así pienso…Cuando le decía esto a Schafik, cariñosamente me jalaba el pelo y me decía: no vez que estamos en otra situación. Sí, le respondía. Pero el enemigo sigue siendo el mismo…””
“A mi el bla, bla, bla nunca me ha gustado mucho…soy una persona más de acción. La teoría debe servir para la acción. Este pueblo necesita que lo levantemos. No podemos olvidar esta responsabilidad, como revolucionarios que somos…Así pensábamos antes los comunistas… Discúlpenme, se me olvida que les estaba diciendo…Ah, si, hay que organizar al pueblo, Rafael era maestro en este arte de la organización…y por eso lo mató el enemigo. El enemigo no se equivoca. La derecha reconoce a sus enemigos…”