SO LEOPOLDO, Ago 11 (alc). Para ser viable, la Iglesia Evanglica de
Confesin Luterana en Brasil (IECLB) necesita crecer, y para ello precisa
cambiar, ya que bajo las condiciones actuales no tiene futuro dijo el doctor
Gottfried Brakemeier, ex presidente de la iglesia y expresidente de la
Federacin Luterana Mundial.
Segn Brakemeier “la temida divisin de la IECLB est en proceso” debido a
las diferentes corrientes que subsisten en su interior y advirti que si
ella cerrase sus puertas hara mucha falta en el movimiento ecumnico
brasileo. Por eso, afirm, vale la pena invertir en su continuidad, lo que
implica eliminar barreras internas que traban su crecimiento, controlar las
fuerzas centrfugas y unirse en torno a un proyecto comn.
Las fuerzas centrfugas a las cuales se refiere el ex-presidente de la IECLB
son las varias “iglesias” que existen en la misma estructura: Pastoral
Popular Luterana, Movimiento Encontro, Misin Evanglica Unin Cristiana,
Comunin Martn Lutero, Renovacin Carismtica. Destaca, sin embargo, que
las diferencias no son perjudiciales mientras los sectores permanezcan
integrados y “empujando” el carro en la misma direccin.
“Ese no es el caso de la IECLB”, seal Brakemeier en un retiro de
profesores de la Escuela Superior de Teologa (EST), a finales de julio.
Dijo que la iglesia tiene tres facultades de Teologa, centros de formacin
de obreros con referencias bibliogrficas y orientacin teolgica distintos
y los movimientos (iglesias dentro de la iglesia) tienen sus propios
devocionarios, cancioneros, editoras y hasta algn aparato administrativo,
as como sus propios encuentros de reflexin.
Brakemeier destaca que las grandes vctimas de las discrepancias en la
iglesia son las comunidades y parroquias, y cree que “si ellas hubiesen
optado a
favor de una de las ‘lneas’ en la IECLB, la ruptura ya estara consumada
hace tiempo”.
El lder luterano hizo referencia al estudio del ex-secretario general de
la iglesia, pastor Gerd Uwe Kliewer, que compil y evalu datos estadsticos
proporcionados por las parroquias de 1998 a 2002. El estudio da cuenta de
que la iglesia tiene 715 mil miembros, menos de 0,5 por ciento de la
poblacin de Brasil estimada en 180 millones de habitantes.
De acuerdo al estudio de Kliewer, de 1997 a 2002 la IECLB creci apenas el
0,34 por ciento. Las familias evanglicas luteranas tienen hoy en promedio
menos hijos que en el pasado. Su nmero absoluto, sin embargo, no decreci
porque aument el ndice de expectativa de vida y eso significa que sus
miembros son, en promedio, ms viejos. La iglesia no acompaa el ritmo de
crecimiento de la poblacin brasilea.
Tmida en el pasado, sin haber desarrollado un proyecto de misin porque se
limit a pastorear a los inmigrantes alemanes, la IECLB tendr que definir,
con
urgencia, su identidad “en trminos rigurosamente confesionales”. La mera
fuerza de la tradicin no va asegurar a los miembros en la iglesia.
El lder luterano dijo que la IECLB an est lejos de ser una iglesia
misionera. Una iglesia que pretenda hacer misin no puede quedar escondida,
y recomend el uso de los medios como instrumento imprescindible en la tarea
evangelizadora. Sin pretender imitarlos, el ex-presidente de la FLM sugiri
que los luteranos aprendan el uso de los medios que demuestran los catlicos
y pentecostales.
En los “Apuntes crticos sobre la viabilidad de la IECLB”, Brakemeier no
recomienda copiar estilos ajenos. “Si quisiramos imitar a los
pentecostales,
sepamos que ellos lo hacen mejor”, advierte. No niega, sin embargo, la
necesidad de un “aprendizaje ecumnico”, ya que la iglesia luterana “est
impedida de cultivar un estril confesionalismo distante de los anhelos de
las multitudes en el siglo XXI”.
La IECLB debera conscientizarse, de forma enrgica, con respecto a su
talento. El problema en la poca de Lutero y de los reformadores, como en
los das
actuales, no era falta de religiosidad. “Mas era una religiosidad
‘ignorante’, ingenua, hasta estpida, desorientada. Lo mismo vale hoy: Fe y
religin no son sinnimos. Existen, eso s, afinidades”, agrega. Si la
religiosidad est muy viva en la actualidad, la fe est en profunda crisis.
Brakemeier invita a redescubrir el encanto de la fe luterana. “Su encanto no
se limita a algunos dogmas y axiomas de fe. Habla de una manera de ser.
Reside en una hermenutica bblica que sabe distinguir entre letra y
espritu; en un realismo antropolgico que se recusa a divinizar como
tambin a demonizar al ser humano; en una libertad comprometida que se
distancia tanto del legalismo como de la permisividad”.
La confesin luterana invita a la fe sin prohibir el raciocinio crtico.
“Ella quiere ‘creyentes pensantes’, gente que sabe juzgar las cosas, dice. Y
concluye: “Subdividir
el mundo en bandidos y buenos; en ganadores y perdedores, en crdulos e
incrdulos, en justos y pecadores, es una construccin de hipcritas o de
ingenuos. Es una estupidez a la que la sabidura del evangelio se opone”.
(474/2005/lut/vc/eb).