Junto a las luchas del pueblo salvadoreño…Entrevista con Héctor Bernabé Recinos
SAN SALVADOR, 26 de noviembre de 2015 (SIEP) “Siempre he estado junto a las luchas del pueblo salvadoreño…”nos expresa Héctor Bernabé Recinos, destacado revolucionario y dirigente sindical de STECEL, FENASTRAS y el FAPU, a finales de los años setenta y principios de los ochenta del siglo pasado.
Una infancia entre fronteras
Agrega que su compromiso revolucionario “tiene que ver con la formación que recibí en mi familia, nací en 1946 en el barrio San Juan de Ahuachapán, de papá guatemalteco y mamá salvadoreña, por lo que viví mi infancia entre fronteras. Mi papá venía de una familia de hacendados. A finales de 1880 mis bisabuelos compran una hacienda en el municipio de Comapa departamento de Jutiapa, que tiene un obraje de añil y tenía un casco colonial, a esta edificación le reconstruyeron el techo con madera sacada de arboles que habían crecido dentro de la casa, según contaba mi abuelo y que a sus papas o sea a mis bisabuelos paternos, los habían asesinado unos salvadoreños porque sabían que ellos cada día sacaban el dinero a asolear en camas de dormir en el patio de la casa.
Estos fueron capturados en Turín Ahuachapán y después fueron fusilados. Mis bisabuelos con dos hijos varones y mi abuela eran originarios de San Ignacio, Chalatenango, quienes cruzaron la frontera a Guatemala al departamento de Jutiapa y llegaron a Jalpatagua, mi abuela que se llamaba Placida Rivera, quien se caso con mi abuelo Lorenzo Recinos, de este matrimonio nacieron doce hijos siete hombres y cinco mujeres y mi papa Juan Isidro Recinos fue el segundo quien se caso con mi mama Felina Aguirre quienes procrearon cinco hijos, tres hombres y dos mujeres, siendo yo el segundo después de mi hermana Agripina.
Fíjate que fue precisamente mi bisabuela Florencia quien tenía cerca de noventa años, la que me regalo mi primer libro, era un libro de poemas del cubano José Martí, pues yo aprendí a leer como a los cinco años y ella mantenía correspondencia con una amiga hondureña y me acuerdo que yo le llevaba las cartas al correo.
Empecé a estudiar en la escuela el pueblo de Comapa cuando tenía siete años de edad ya que no te recibían con menor edad, y me acuerdo que fue ahí que viví a esa corta edad la experiencia del derrocamiento de Arbenz en junio de 1954. Las reuniones de los terratenientes opuestos al gobierno progresista del Coronel Jacobo Arbenz, se realizaba en la casa de mi abuelo que era el cuartel de los terratenientes, que abarcaba casi media manzana en el pueblo. En esta casa circulaban revistas que narraban las supuestas atrocidades que cometían los “comunistas” así como propaganda a favor del Coronel Castillo Armas. Al final se llegó la hora del combate…
Era muy interesante las divisiones al interior de los sectores acomodados del pueblo, ya que mientras los comerciantes eran arbencistas los terratenientes eran castillistas. Y es que lo que se decía era que Arbenz iba a repartir las tierras, el gran lío era la reforma agraria. Me acuerdo que esa noche que inició la invasión nos metieron debajo de las camas para protegernos…
Mi familia era muy conocida en el pueblo, y como mi papá vio que no había luz decidió instalar una planta y puso la luz, a mi me tocaba andar cobrando en las casas, -bien pequeñito estaba-el quetzal por foco. Después se le ocurrió a mi papá instalar el agua potable, así como se postulo para alcalde pero no ganó. Esa vez que lo derrotaron fue la única vez que lo vi borracho, pero no llegó a la casa. Por cierto mi abuelo había sido alcaldesa del pueblo de Comapa y por eso creyó mi papa que lo elegirían como alcalde.
La hacienda se llamaba San Antonio El Tempisque. Con mis hermanos nos criamos entre caballos, vacas, cerdos y gallinas; sembrando, cultivando la tierra. Tanto mi abuelo como mi papá comían con los peones, con los mozos y claro la misma comida. Muchas veces por las noches me escapaba a la cuadra de los mozos para estar con ellos y escuchar sus historias y sus canciones, eran fascinantes las historias para mí ya que soñaba con ellas.
Todavía tengo muy presente el fuerte olor a sudor que despedían sus cuerpos al yacer tendidos en promontorios de ramas y basura de frijol. Esas vivencias únicas con estos trabajadores pienso que me ayudaron a forjar mi carácter y a definir el rumbo de mi vida. Y fue la educación en mi hogar la que me llevó a cultivar estas relaciones, a valorar lo que cuesta el trabajo y mi identidad con los trabajadores, y sin perder mi vida como niño. Por otra parte, mi mamá le enseñó a leer a mi papá y en la casa se leían Las Mil y una noche y se contaban cuentos mágicos…
Luego me fui a estudiar la primaria a Guatemala mientras que la secundaria la hice en Ahuachapán. Me acuerdo que perdí el cuarto grado porque me dio fiebre reumática. El quinto y sexto grado lo hice en Jalpatagua, en la escuela Dolores Bedoya. Para esa época aprendí a destazar chanchos y vacas, trabajo de carnicería de mi tío Mariano quien era alcohólico y su esposa me mandaba a cuidarlo en ancas de la mula, pero él me compró mis mejores zapatos de mi niñez, y me gustaba tanto que descuide mis estudios y saque malas notas y mi papá se enojo mucho.
En 1961 inicie en el Instituto Humboldt de Ahuachapán el primer curso de Plan Básico, mi papá me pagaba un pupilaje que valía quince colones al mes. Pero también comencé a trabajar en una ladrillera, de cargar el horno y descargarlo. Para las vacaciones regresaba a casa en la hacienda y a trabajar para tener dinero para el próximo año.
En 1964, cuando cumplí 18 años, saque mi cédula y ya para ese entonces yo me costeaba mis gastos. Y fui entonces parte de las primeras cuadrillas de trabajadores contratadas para un nuevo proyecto de Geotermia en Ahuachapán, en Los Ausoles. Entre a trabajar como peón ganado 41 centavos de colón la hora. Y por la noche estudiaba y así logre sacar el bachillerato y fui promovido a ordenanza. En 1967 el director del proyecto de Naciones Unidas, un inglés, Físico, de nombre Guy Darrell Bayle me propone que me vaya a ayudarle a San Salvador y acepto, porque era mi oportunidad de seguir estudiando..
En San Salvador las oficinas de este proyecto llamado estudios Geotérmicos, estaban en la Col. Flor Blanca. En los días libres Darrell me llevaba su taller ayudarle haciendo sondas para medir temperatura, en las cuadriculas de orificios de 1 metro para establecer la periferia del campo geotérmico en Ahuachapán. Por esta época quise empezar a estudiar en la Universidad Nacional pero la situación se iba poniendo complicada, además nace mi primer hijo, Alexander.
En 1968 se inaugura el Laboratorio Geotérmico y vienen especialistas y científicos de todo el mundo. Me quedo trabajando en este laboratorio como ayudante de laboratorio y llego a Analista Geoquímico. Incluso en esa época en la UES se tenía una unidad de Vitrioplástico y aprendí a soldar vidrio, y hacíamos estructuras de tubo de vidrio y balones para gases y así poder analizarlos en el espectrógrafo de gases.
Ya a esta altura estamos hablando de 1972, los proyectos y el Laboratorio formaban parte de CEL. En 1970 el programa de la ONU se retira y asume CEL la conducción del Proyecto Geotérmico. Algunos jefes maltrataban a los trabajadores y esto me causaba mucha molestia, lo rechazaba por mi formación democrática. A los que más maltrataban era a los trabajadores de construcción de líneas en Soyapango, que eran los más sacrificados en el trabajo. Eran obligados a trabajar sin horario definido, a veces las 24 horas continuas sin permitirles irse a sus casas, recibían castigos consistentes en suspensiones de 15 días a un mes sin goce de sueldo, insultos humillantes, etc.
Primeros esfuerzos por construir STECEL.
Y es en la Subestación de Soyapango que surgen los primeros esfuerzos por construir un sindicato. Entre los iniciadores se encontraban José Arnulfo Grande, Alfredo Represa, Raúl Santillana (que fue nuestro abogado asesor y por esto lo despiden) . Fíjate que los trabajadores de las dos primeras juntas directivas del sindicato, te hablo de los años 69-70 y 70-71, fueron despedidos en su totalidad porque la patronal se enteró del esfuerzo y reaccionó con todo, y por lo tanto no se pudo formar el sindicato. En este primer momento recibimos asesoría de SIES para formarnos pero descubrimos que había una clara voluntad de la empresa CEL para impedir que naciéramos, y no solo de la CEL sino también del Gobierno e incluso de la Oligarquía.
Y la única manera como pudo formarse fue de una manera nada tradicional, aprovechando hábilmente las contradicciones entre partidos de derecha, derivadas de la coyuntura electoral de 1972. Iniciamos una relación nada más y nada menos que con el Chele Medrano, Director de la temida Guardia Nacional, por medio del asesor jurídico, que tenía un hijo que trabajaba en la CEL y que era parte de este esfuerzo sindical.
Iniciamos pláticas y le ofrecimos nuestros votos para su partido a cambio de nuestra inscripción, ya que era candidato presidencial por el minúsculo partido FUDI, el del Gallo. En estas pláticas lo acompañaba un personaje nefasto, el abogado Salcedo Gallegos. Lo convencimos, no sin antes amenazarnos que si no sacaba su candidatura nuestros votos nos iba a “colgar en esos palos.” Y para cerciorarse de nuestro compromiso incluso envió fotógrafos de la GN para que nos retrataran de frente y de lado.
Y él mismo Medrano se encargó de llamar al Ministro de Trabajo para que nos inscribiera. Y a mí me toco andar buscando a trabajadores para sacarles la firma y completar el 50 más uno de trabajadores, requerido para obtener nuestra personería jurídica. Literalmente me tocó andar “jalando bolos” que encontraba en los bares que entonces había a lo largo del Bulevar Los Héroes, entre estos El Yate, etc. Los tenía que convencer y llevarlos a firmar a las oficinas de la CGS que estaban en el centro de San Salvador.
Para esa época estaba ya avanzada la decisión de 11 sindicatos para desafiliarse de la CGS y constituir la Federación Nacional de Trabajadores Salvadoreños, FENASTRAS. Y nosotros llegamos a sumarnos a este esfuerzo. Y los que más participaron fueron los jóvenes, los que tenían menor de cinco años de laborar en la empresa. Nuestro sindicato venía de pelear incluso sin personería jurídica porque estaba integrado per el sector más maltratado, más sufrido pero a la vez el más radical, el más combativo…los que construían las torres, los que se subían para revisarlas, los que iban a chapear las brechas, el que no llevaba agua ni comida se quedaba ayunando todo el día…
En lo personal no experimente maltratos en la CEL, pero los observaba. Y estaba comprometido con la causa sindical. No participe en la primera junta directiva de STECEL sino que entró en la segunda, que va del año 1973 a 1974. Nuestro sindicato se caracterizo desde su inicio por ser un sindicato con mucha autonomía y con mucha fuerza, teníamos la capacidad financiera para sostener huelgas, de pagar asesor jurídico, que por cierto era Raúl Santillana, que fue despedido ya para la segunda junta del sindicato, el papá de él era el motorista del director y también fue despedido.
Se fue para México a estudiar pero luego regreso y se convierte en nuestro asesor jurídico. Para esa época teníamos un 80 por ciento del personal afiliado al sindicato, incluyendo a ingenieros. Y la moral sindical era tan alta que nos permitía que además de la cuota sindical, los afiliados aportaban dos días de salario al año para mantener y fortalecer el sindicato.
En el año 75 y como parte de STECEL y de FENASTRAS participo en el Frente de Acción Popular Unificada, FAPU, que aglutina a amplios sectores populares. En el 75 con la constitución de la Resistencia Nacional, RN, una parte del FAPU se convierte en el Bloque Popular Revolucionario, BPR, bajo la dirección de las FPL, y otra parte, después de lo de Roque, junto con el nombre, queda bajo la conducción de la RN.
Ingreso a la Resistencia Nacional, RN
En el año 74 acostumbraba ir a visitar a compañeros del FAPU que tenían un local en la Col. Santa Lucía. Ahí conozco al profesor Mario López, que era un reconocido dirigente magisterial de ANDES 21 de Junio y además dirigente de la Organización Revolucionaria de los Trabajadores, ORT, que en esos momentos formaba parte de la RN. Es de aquí que vienen Carlos Arias, Saúl Villalta, el mismo Carlos Ascensio. Mario López, posteriormente el Comandante Venancio, que asesinan en diciembre de 1993, ya después de los Acuerdos de Paz, fue el primer contacto político que tuve, y ellos nos dieron escuela política.
Considero que la Resistencia Nacional es la única organización guerrillera que nace del movimiento de masas, como una necesidad para conducir el movimiento de masas, y de ahí todos tienen el partido y el movimiento de masas.
En los años 75-76 como FAPU iniciamos un proceso de planificación estratégica junto con los demás sectores, campesinos, estudiantes universitarios y de secundaria, etc., orientado al combate contra la dictadura militar. Y en este marco de lucha se desarrolla un intenso debate de ideas, porque debatíamos y luchábamos, luchábamos y debatíamos, las FPL-BPR nos pasamos varias reuniones debatiendo con el compañero secretario si era Dictadura Militar Fascista o Tiranía Militar Fascistoide, con todo el sectarismo que existía, avanzábamos en la lucha popular, coordinábamos, sacábamos acuerdos, incluso muchos se integraban a tareas comunes y actividades, la gente confiaba y se incorporaba a la lucha popular.
A esta altura poseía una mayor comprensión del proceso político, una mayor formación ideológica que me permitió asumir mayores responsabilidades en STECEL; primeramente en Finanzas, luego en relaciones, y por cierto conseguí pisto para el periodo, y finalmente en la secretaría general para el período 1977-1978. Ya para este periodo FENASTRAS tiene un fuerte peso sindical, aglutinábamos a los trabajadores de las ramas estratégicas de la economía del país: agua, transporte, puertos, energía, trenes etc. Y nos habíamos educado en la escuela de la solidaridad sindical.
En 1979 al enterarnos que los cuerpos de seguridad tenían sitiado a dirigentes sindicales en la fábrica de Bebidas y Gaseosas, decidimos como STECEL impulsar un “apagón” o sea suspender la electricidad, en solidaridad para así evitar que fueran reprimidos nuestros compañeros y compañeras. Por cierto cuando negociamos la reanudación de labores con el Ministerio de Trabajo, aprovechamos para impulsar que les fuera concedida la personería jurídica a la Federación Sindical Revolucionaria, FSR, el brazo sindical del BPR. Estas actividades estaban vinculadas al accionar de Vanguardia Proletaria, VP, el esfuerzo sindical del FAPU. En estos momentos me encontraba ya en la semi-clandestinidad debido a mis responsabilidades en la conducción de STECEL y FENASTRAS. Tuvimos varios locales de FENASTRAS, estuvimos en la Quinta Calle Oriente, cerca del Parque Centenario.
En 1979 paso a integrar la dirección de la Resistencia Nacional. Ese año nos asesinan a Oscar Interiano, dirigente sindical de Sacos Cuscatlán apareció en la Metapan enterrado y quemado del cuerpo con acido sulfúrico; en el marco de una huelga de los trabajadores de la fábrica DIANA, nos asesinaron otro compañero los policías que contrataba del Palacio Nacional y lo velamos precisamente ahí, en el portón principal de esta empresa.
Asimismo forme parte de otro agrupamiento amplio, el Foro Popular, y luego del golpe de estado del 15 de octubre de 1979, participen las negociaciones que condujeron a que el Dr. Guillermo Manuel Ungo fuera integrado a la primera Junta de Gobierno. Lo negociamos con el Coronel Abdul Gutiérrez, asimismo participaba en reuniones con integrantes de la llamada Juventud Militar, que habían dado el golpe pero fueron luego desplazados, y eran en su mayoría tenientes, capitanes y mayores. Supimos que cuando se integró en la segunda reunión el coronel Guillermo García en el cuartel San Carlos, como Ministro de defensa era la CIA la que se integraba al nuevo gobierno.
Debo señalar que la conformación de esta Primera Junta de Gobierno, nos permitió como movimiento popular retomar los contactos y lo más importante retomar la calle, la cual habíamos perdido por la represión. Y abrió el espacio para la unidad de la izquierda, y la creación de la Coordinadora Revolucionaria de Masas, de cuya dirección forme parte, en representación del FAPU, junto con Beto Ramos y el Dr. José Napoleón Rodríguez Ruiz. Y también estaba Saúl Villalta. La marcha del 22 de enero de 1980 convocada por la CRM fue una prueba de nuestra capacidad de organización y de movilización, para todos nosotros en el movimiento popular. Y como sabés fuimos golpeados, nos dispararon y disolvieron esta gigantesca marcha.
Nosotros como FAPU después de esta marcha seguimos en la calle, pero esta vez con la suficiente autodefensa para evitar y lamentar sorpresas, me acuerdo que hicimos una marcha muy combativa y numerosa que salió de Soyapango, era en contra de la represión y en contra de la creación del INPEP. Ya para esta época presenciábamos el asesinato de decenas de compañeros sindicalistas, que amanecían en las calles degollados, a mediados de ese año 1980 el movimiento de calle ya estaba cediendo, iba mermando.
El 22 de agosto nosotros como STECEL paralizamos el país quitando la electricidad, en protesta por la represión del régimen y somos luego encarcelados y el sindicato ilegalizado. Esta acción marca un antes y un después en la coyuntura., marca el fin de la lucha política de masas y el paso al proceso de lucha armada. Ya no podíamos seguir sacrificando a nuestras bases y cuadros sindicales y populares, los costos en vida eran altísimos. El 22 de agosto marca la ruptura con una etapa y el paso a otra.
Después de la acción a nosotros como directiva de STECEL nos captura la Guardia Nacional. Pasamos 71 días en el cuartel de la Guardia Nacional. Cuando estábamos capturados se produce un ataque militar guerrillero a estas instalaciones y pudimos presenciar el pánico de los guardias así como su odio hacia nosotros, nos querían matar. Luego nos trasladan al penal de Mariona, pasamos presos más de cuatro años y luego nos permiten exilarnos en Holanda. Continuara…