La visita de Barack Obama a El Salvador el próximo marzo es un acontecimiento político que exige para el movimiento social y popular salvadoreño una clara y definida posición. Y este posición debe evitar caer tanto en un irreflexivo y servil entusiasmo oportunista como en repetir formulas dogmaticas de situaciones del pasado conflicto. Asimismo hay que evitar ser presa de la derecha mediática que hábilmente pretende lanzarnos al pleito y a las calles.
Debemos de ubicarnos en la nueva realidad creada a partir del 15 de marzo de 2009. Y definir una nueva estrategia para un nuevo momento. La derecha ha sido derrotada mientras que la izquierda todavía no dispone de todo el gobierno. Es un gobierno de transición en el que el mando se comparte con sectores de centro-izquierda encabezados por el presidente Mauricio Funes. Esta dualidad de mando fortalece el proyecto por su amplitud, a la vez que lo debilita porque dificulta e incluso puede bloquear la posibilidad de profundizarlo.
Pero esta es la dura realidad. Y sobre esta base hay que pensar y actuar para garantizar que este gobierno, que derrotó a la derecha, avance y no se estanque. Las elecciones municipales y legislativas del 2012 definirán hacia donde se inclinara la balanza. Si la derecha política recupera fuerzas este proceso de cambios se estancara e incluso puede revertirse.
Pero la perspectiva actual es la de avanzar. Y la derecha lo sabe. Y los Estados Unidos lo saben. Y este avance tiene dos motores: el de la izquierda política y el de la izquierda social. El motor electoral esta ya encendido y seguramente va a acelerar la marcha en los próximos meses, pero el motor social continua apagado, no despega. Y esto beneficia a la derecha, que tiene a su motor social, representado por la ANEP bien aceitado y lanzado al ruedo político, mientras termina de reparar a su instrumento político, el partido ARENA.
La derecha salvadoreña, tradicionalmente anticomunista y proimperialista, va a presenciar la visita de un presidente estadounidense a un gobierno de izquierda, en el que participa significativamente el FMLN. Es un hecho inédito. La realidad supera siempre la fantasía. Cristiani vera con lagrimas en los ojos como Obama viene a darle un espaldarazo político al presidente Funes. Y no puede hacer nada al respecto más que tragar hondo y esperar que la visita termine. Es una visita que los perjudica.
La política de Obama hacia El Salvador
La política del gobierno estadounidense hacia el Gobierno Funes inteligentemente evade el tema ideológico de la presencia del FMLN y se fundamenta en abrirle las puertas de los organismos financieros internacionales para endeudar el país; vincularlo a sus organismos de inteligencia y seguridad regional, favorecer a sus empresas transnacionales y determinar el rumbo de su política exterior. No son casuales los viajes a Colombia e Israel. En particular, pretende alejarlo del ALBA, de Venezuela y de Cuba. Obama viene a fortalecer esta visión y relación política. Obama viene a legitimar al Gobierno Funes. Es una visita que beneficia al Gobierno Funes.
Nuestra posición
Históricamente ha existido un profundo conflicto entre el movimiento social y popular salvadoreño y las diversas administraciones estadounidenses. Durante sesenta años los Estados Unidos apoyaron a las dictaduras militares. Durante 12 años, de 1980 a 1992, en el marco de la Guerra Popular Revolucionaria, los sectores populares encabezados por el FMLN enfrentaron las políticas de contrainsurgencia emanadas de Washington. Durante 20 años, de 1989 a 2009, los Estados Unidos apoyaron a los gobiernos derechistas de ARENA que impusieron el modelo neoliberal.
Durante la campaña de Schafik Handal como candidato del FMLN para la presidencia en el 2004 los Estados Unidos intervinieron abiertamente a favor del candidato de ARENA, Antonio Saca. Durante la campaña de Mauricio Funes como candidato del FMLN para la presidencia en el 2009, la situación se modificó. Y en esto influyó la llegada a la Casa Blanca de Barack Obama, con una visión diferente en la defensa de los intereses imperiales.
Y la derecha salvadoreña derrotada tuvo que aceptar que los Estados Unidos reconocieran la victoria de Funes. Perdieron la elección, perdieron al aliado. Los Estados Unidos tienen intereses, no amistades. Y esta visita por lo tanto beneficia al Gobierno Funes. Lo coloca e identifica como un gobierno confiable para sus intereses globales y regionales.
Como movimiento social y popular debemos exigir al presidente Obama que se desmantele la Base Militar de Comalapa, el cierre de la ILEA, la modificación del TLC, la ampliación del TPS, el cese de las redadas contra nuestra Comunidad Salvadoreña en USA, así como solidarizarnos con las justas demandas de los trabajadores de Wisconsin y demandar que el gobierno estadounidense cese su apoyo a las dictaduras del Medio Oriente.
Roberto Pineda
San Salvador, 27 de febrero de 2011