SAN SALVADOR, 24 de noviembre de 2007 (SIEP) “Siempre con el propósito de contribuir a la divulgación del pensamiento marxista del movimiento revolucionario salvadoreño este próximo año 2008 iniciaremos una Biblioteca Digital de Autores Marxistas Salvadoreños” informó el Coordinador del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete” Lic. Roberto Pineda.
“Hemos seleccionado 35 autores que a lo largo del siglo pasado y de este, dejaron su huella en el pensamiento marxista de nuestro país con sus elaboraciones teóricas. Algunos de ellos fueron seguidores de Marx, Engels y Lenin y otros aplicaron las categorías del marxismo a la realidad salvadoreña.”
“Iniciaremos con el vicentino Sarbelio Navarrete, el primer marxista de nuestra historia, que ya en 1913 escribió su tesis de doctorado haciendo uso de categorías del materialismo dialéctico e histórico. Publicaremos parte de su obra clásica En los jardines de Academo, publicada en noviembre de 1942 en plena dictadura martinista.
“Los otros autores y autoras que publicaremos son los siguientes: José Celestino Castro, Jacinto Castellanos Rivas, Moisés Castro y Morales, Miguel Ángel Vásquez, Pedro Geoffroy Rivas, Ana Rosa Ochoa, David Luna, Alejandro Dagoberto Marroquín, Matilde Elena López, Abel Cuenca, Raúl Castellanos Figueroa, Jorge Arias Gómez. Roque Dalton, Salvador Cayetano Carpio, Amparo Casamalhuapa, Italo López Vallecillos, Julio Fausto Fernández, Liliam Jiménez, Fabio Castillo Figueroa, Schafik Jorge Handal, Rafael Menjivar, Rafael Guidos Vejar, Norma Guirola, Dagoberto Gutiérrez, Melida Anaya Montes, Mario López, Felipe Peña, Mario Lungo, Roberto Castellanos Calvo, Arístides Larin, Roberto Castellanos Braña, Dinora Aguiñada, Miguel Ángel Flores, y Miguel Ángel Parada.”
Sarbelio Navarrete, un ejemplo de firmeza frente a la dictadura militar
“Luego del golpe de estado del coronel Osmin Aguirre y Salinas, el 21 de octubre de 1944, un grupo de oficiales llegó a buscar al Dr. Sarbelio Navarrete para que abdicara como segundo designado a la presidencia y él, amablemente pero con mucha firmeza, rechazó tal vil pretensión y prefirió marcharse al exilio a Guatemala para desde allá continuar la lucha contra la dictadura militar. Esa es nuestra herencia revolucionaria…”
“El Dr. Navarrete nació el 29 de enero de 1879 en San Vicente. Se gradúa de doctor en Jurisprudencia y Ciencias Sociales el 29 de marzo de 1913 con un estudio marxista sobre El estado centroamericano, en el que analiza el proceso histórico del transito de la colonia a la república.”
“Tres años antes, en representación del estudiantado universitario, viajó a Buenos Aires, Argentina para participar en el Congreso Universitario latinoamericano. Allí conoce a José Ingenieros y fortalece su visión integracionista.”
“En 1928 participa en las campañas de solidaridad con el General Augusto Cesar Sandino que combatía con las armas en la mano en las Segovias nicaraguenses. En 1930, y como subsecretario de instrucción publica, habla sobre Simón Bolívar lo siguiente: “su espíritu inmortal aun se cierne vigilante sobre los destinos de esta América que él magnificó por la virtualidad de sus proezas inauditas. Sigamos la huella de sus pasos.”
“En 1936 es electo rector de la UES y desde el Alma Mater se encargó de librar una intensa lucha ideológica contra las ideas oscurantistas que profesaba el llamado “tirano de las aguas azules” General Martínez, y en defensa de la ciencia. Esto lo obligó a renunciar en 1939 en un acto de dignidad frente a la supresión de la autonomía universitaria por parte de la dictadura militar.”
“Luego del triunfo popular de la Huelga General de Brazos Caídos, el 8 de mayo de 1944, el Dr. Navarrete es nombrado magistrado del Poder Judicial así como segundo designado a la Presidencia de la República. En octubre de ese año marcha al exilio a Guatemala. En 1948 es nombrado presidente de la Corte Suprema de Justicia. Muere el 2 de junio de 1952, precisamente cuando el régimen de Osorio desataba una cruel represión contra los sectores populares. El Dr. Sarbelio Navarrete nos deja un ejemplo de firmeza y dignidad, de un intelectual identificado con su pueblo…”concluyó el Lic. Pineda.