Biografìa de Salvador Cayetano Carpio

Al intentar ofrecer una pequeña biografía del Comandante ‘Marcial’, fundador de las Fuerzas Populares de Liberación Nacional – FPL – ‘Farabundo Martí’, lo hacemos para responder a la demanda de muchos de nuestros obreros y campesinos y compañeros revolucionarios de otros sectores populares.

No vemos riesgo alguno de caer en el culto a la personalidad, ya que somos conscientes de que los dirigentes del pueblo son, antes que nada, hijos del pueblo, forjados por las necesidades y las luchas del mismo pueblo.

Esta biografía, porque quiere ser objetiva, pretende ser como una gota de rocio que no se refleja a sí misma, sino que refleja en sí el mundo que le rodea. Y SALVADOR CAYETANO CARPIO constituye en sí mismo la sintesis de los últimos 50 años de la lucha del pueblo salvadoreño; el mismo pueblo que sigue luchando sin su presencia física, pero recogiendo su práctica y su espíritu.

Fue el primero de abril de 1980 cuando las FPL dieron a conocer la identidad de su fundador y primer responsable, que había vivido bajo el seudónimo de MARCIAL durante los últimos 10 años, forjando el instrumento más decisivo para que el pueblo pudiera realizar su revolucion.

En aquella ocasión se dio también a conocer una biografía oficial de Salvador C. Carpio que ha servido de base para esta, así como la que en el año 1984 difundió el Centro de Cultura Popular Salvadoreña desde San José de Costa Rica, el libro de Nicolas Doljanin” Chalatenango la guerra descalza” y el trabajo de Antonio Morales Carbonell “La muerte de Marcial ¿un asunto concluido”:

NACIMIENTO – 1918.

Cuando nace el niño Salvador Cayetano, el día 6 de agosto de 1918, en la ciudad de Santa Tecla, a pocos kilómetros de San Salvador, su familia no sospechaba que ya había surgido en nuestro mundo y en su historia el primer estado socialista en la URSS, fruto de la lucha del pueblo trabajador, ni que el mundo acababa de sacrificar a millones de sus mejores hijos para sacudirse el yugo fascista que quería surgir desde Alemania contra todos los trabajadores del mundo. Y es que la familia de Chambita tenía bastante con vivir, trabajar y luchar por sobrevivir cada día.

Él nace en el seno de los pobres del pueblo pobre. Su papá, llegado a la ciudad en busca de trabajo desde Chalatenango, era zapatero y se llamaba José Carpio. Nunca lo conoció porque murió apenas nacido su hijo. Su mamá, Marcos Cerro, ha venido de Cojutepeque para encontrar trabajo sirviendo en las casas de los ricos, en cuyas mansiones no permiten que ande con su hijo. Es por eso que ella tiene que dejar al cipote al cuidado de la ‘niña’ Petronila, su suegra. Pero esta tampoco puede cargar con el niño y pronto es llevado a la Casa de San Vicente de Paúl de la hermanitas de la Caridad. Allí crece, entre el ruido del mercado y los rezos y cuidado de las monjitas. La viveza natural de Chambita y su vivaz inteligencia ha sorprendido a las hermanas, que sueñan pronto en hacer de él un ‘padrecito’ y para ello se ponen al habla con los padres somascos que atienden la iglesia vecina de El Calvario, y así, casi sin darse cuenta, entra en el seminario de aquella comunidad cuya mayoría habla italiano. El responsable de la comunidad es el Padre Mario, de origen español y amigo de los coroneles de las fuerzas armadas salvadoreñas. Luego será obispo y cardenal en Guatemala, resultando un personaje tristemente célebre por su servilismo para con todos los dictadores y opresores. Fue precisamente él, el padre Mario Casariego, quien un día lo castigara cruelmente, llegando a golpearlo y pelonearlo. El sentido de dignidad y de rebeldía del joven seminarista hizo que esa misma noche intentara escapar del seminario. Expulsado de allí “cuando vieron que me quería saltar por los cercos” no tuvo más remedio que buscarse trabajo. Tenía 13 años y “naturalmente el haber estado varios años en ambiente religioso y comodidades que nunca antes había conocido en mi infancia, me hacia difícil la readaptación a la vida del muchacho que tiene que ganarse un salario de cualquier modo”.

Tal vez pensando en su padre. Carpió ingresó a trabajar de aprendiz de zapatero:

“fue el primer oficio que aprendí, laborando de alistador, porque en la zapatería semi-artesanal de entonces había dos especialidades, ensuelador y alistador”.

“El trato inhumano que se le daba a los aprendices inmediatamente chocó con los conceptos que había ido asimilando en los colegios religiosos, es decir cierta actitud respetuosa hacia la persona humana; porque ahí en el taller de zapatería además de que no me pagaban, salvo los 25 centavos que me daban a la semana para compensar un sueldo y para que fuera al cine de vez en cuando, comenzaron a darme unos latigazos que ardían demasiado”.

Así, “un buen día que fue lunes —era regla que los lunes los aprendices teníamos que presentarnos para hacer todo el aseo del taller y dejar todas las hormas bien aseadas— me fui”.

“Estábamos haciendo el engrudo que se necesitaría para que los alistadores pudiesen hacer su tarea, cuando llegó el dueño del taller —pocas veces venían los lunes, todavía resentidos con el aguardiente del día anterior— y diciendo que no estábamos haciendo bien el trabajo, cuando solo pasaba que había llegado de pocas pulgas, nos agarró a cinchazos; entonces yo sentí una rebeldía interna y decidí no volver a ese taller”.

…“después que me pegaron injustamente en el taller agarré a pie rumbo a Santa Ana donde me ligué a un grupo de campesinos que iban a cortar café y me fui con ellos a ganar unos centavos a una finca que queda entre Chalchuapa y Santa Ana, llamada Monte Largo; ahí conocí toda la dureza de la vida campesina”.

Así conoció su práctica de clase y empezó su vida adulta.

Mas tarde llegara hasta Guatemala ciudad. Era el momento en que se estaba desarrollando en El Salvador la insurrección popular del 32, la primera en el continente Latinoamericano con proyecto alternativo de sociedad, que costó a nuestro pueblo 30.000 muertos y que sirvió después a los mismos dominadores de excusa para mantener el terror durante muchos años y para seguir oprimiéndolo con el mito del anticomunismo. Es en esta gesta popular que emerge la figura de Agustín Farabundo Martí, cuyo testimonio tanto significó más tarde para Carpio y a quien este logró rescatar del olvido cuando muchos ‘revolucionarios’ salvadoreños hicieron todo lo posible por enterrar su memoria porque resultaba incómodo para sus pragmatismos.

Él, Chamba, se entera de todo esto en la panadería del Hospital de Antigua Guatemala. Había llegado allí de la mano de un trabajador chapín que le ha querido ofrecer una mano al guanaquito huérfano y se lo ha llevado a su trabajo para que aprendiera un oficio. Es así como deviene ‘panificador’, pero también sabe hacer de zapatero para arrimar sus centavos y poder subsistir.

LA LUCHA OBRERA

Cuando Chamba vuelve a Santa Tecla, 1940, ya tiene 21 años, una experiencia de vida dura y un oficio, y se dedica a buscar trabajo como panificador. Su nueva vida es dura. Aquellas panaderías eran de tipo artesanal, donde trabajaba toda la familia y emplean algunos trabajadores de fuera en quienes descargan las perores tareas: amasar y hornear por la noche y, durante el día, patear las calles con el pan al hombro para venderlo en el mercado y de casa en casa. Y no hay organizaciones de trabajadores porque lo único que permiten los nuevos gobernantes son asociaciones, sociedades, etc. Y por eso en la asociación de panaderos entraban juntos los patronos y los trabajadores (panaderos y panificadores) como si ambos grupos tuvieran comunidad de intereses.

Y es en esta realidad donde Marcial va agudizando su sentido de clase. Comienza a suscitar conciencia entre sus compañeros para organizarse como panificadores y enfrente de sus patronos, hasta que en junio de 1943 logra articular una huelga que da comienzo en la panadería de Félix Olando, pero que pronto encuentra resonancia y solidaridad entre otros panificadores, hasta que el 17 del mismo junio de 1943 triunfan sus reivindicaciones de mejores salarios y menos horas de trabajo… Fue una huelga pionera. Este día será proclamado como el ‘día de los panificadores’. Desde este momento comienza a formarse la aguda conciencia de clase de Marcial para detectar las falsas alianzas que se ofrecen a la clase obrera. Aquí, igualmente, surge la primera organización: “Asociación de obreros panificadores federados de El Salvador”.

Son los últimos años de la dictadura de Maximiliano. Martínez, que venía tiranizando al pueblo desde 1931. La acción combativa popular mediante una ‘huelga general’ sostenida con heroísmo durante los meses de abril y mayo lograron derrocar al tirano. De poco sirvió esto, sin embargo, para los trabajadores, ya que, por falta de capacidad de conducción y por debilidades propias, nuevamente la burguesía y el ejercito aliados se hicieron con el poder y relanzaron la represión contra los dirigentes populares.

Pero fue una gran experiencia y de ella fue sacando Cayetano sus propias conclusiones. Si los obreros queremos liberarnos tendremos necesidad de forjar dirigentes de contextura acerada, como le gustaba decir a él, capaces de romper los mecanismos que propicia el sistema para domesticarnos. Los vicios de la burguesía son armas a favor de la explotación. Tampoco los cauces legales pueden ser el único cauce para lucha obrera; es necesario utilizar métodos alégales para que no nos impongan sus reglas de juego. Por eso, hablando de aquella huelga, no dice Carpio: “Para mí el concepto de combatividad de los obreros estaba ligado desde entonces a la lucha ilegal. La legalidad burguesa no conduce a la liberación popular”. Pero la gran lección de esta coyuntura será que, siempre el pueblo acaba recogiendo a sus muertos y retornando a una explotación semejante. Esas ideas quedaran clavadas en Marcial a fuego.

Es así cómo el 21 de octubre el coronel Osmín Aguirre toma el poder con el objetivo de quebrar la organización popular por medio de eliminación, cárceles o exilios. Algunos sueñan que podrán derrocar el régimen organizando desde Guatemala acciones armadas, pero Salvador Cayetano, constituido ya en dirigente sindical reconocido, se mantiene creando conciencia y organización popular hasta que, a principios de 1945, puede llevar a cabo la segunda huelga de los panificadores. Acababa de llegar al poder Castaneda, que no quiere comenzar su mandato con conflictos y trata de lograr la mediación entre panaderos y panificadores. La combatividad de los trabajadores, no obstante, obligará pronto a Castaneda a desenmascarar su verdadero carácter represivo cuando lo panificadores lanzan su tercera huelga, que debería ser el 6 de agosto, tiempo de las fiestas patronales de San Salvador, cuando la demanda de pan proporcionaba mayores ganancias a sus patrones.

Antes del comienzo de la huelga la policía logra capturar al secretario general del sindicato, Carpio, por el parque Barrios, acusándolo de amenazas de muerte, infamias y calumnias en contra del propio Presidente de la República. Al entrar por primera vez en las bartolinas tenía ya 27 años. Sin embargo el movimiento huelguístico no se detiene; únicamente asume ahora una nueva reivindicación de carácter político: la liberación de Cayetano Carpio.

EN EL PARTIDO

Toda esta lucha del compañero está penetrada y orientada por una intuición de clase, pero la brutalidad del régimen y la desarticulación sistemática del movimiento obrero y popular le van haciendo comprender la necesidad de implementar métodos de organización y de lucha clandestina, así como necesidad de la guía de una teoría revolucionaria para la orientación de la acción. Es así como busca el viejo Partido Comunista Salvadoreño, única organización clandestina existente. Es el abogado Tony V. Hidalgo quien lo introdujo en el Partido. Pero se encuentra con que la dirigencia del mismo no es proletaria:

“El partido comunista y sus cuadros eran fundamentalmente de la pequeña burguesía. Eran cuadros especialmente intelectuales, profesionales, como Dagoberto Marroquín, Tony V. Hidalgo y una serie de licenciados, doctores, estudiantes… muy pocos obreros, algún campesino que había quedado de 1932 y tres o cuatro dirigentes sindicales también de ese año; el predominio era pequeño burgués, de gente posiblemente honesta, tratando de proletarizarse, pero que sencillamente estaban con todas las lacras de su clase.”

Su calidad personal y su combatividad hacen que el poco tiempo sea nombrado Carpio como responsable de Organización del Comité Central de PCS, Era ya, de hecho, el máximo dirigente de la clase obrera de El Salvador. Y sus prioridades en ese momento son: a) recuperar a todos los dirigentes obreros dispersos por la represión, b) luchar desde el seno del partido, en los mismos sindicatos o asociaciones contra todos los dirigentes corruptos de la clase obrera. c) orientar la lucha proletaria con métodos combativos y clandestinos. Es así como logra levantar un auténtico movimiento obrero: el Comité de Reorganización Obrera Sindical Salvadoreño (CROSS) con carácter clandestino, que tendrá presencia en todas las estructuras abierta para conducirlas correctamente. Este Comité tendrá una incidencia muy grande en la clarificación de las luchas populares, Ya desde entonces insiste en que se requieren mecanismos de autodefensa y de luchas de solidaridad; pero esto difícilmente puede abrirse paso en un partido plagado de dirigentes de extracción no proletaria.

Así es como se vive cuando Oscar Osorio toma el poder. Algunos sectores del partido creyeron ver en aquel golpe una oportunidad favorable para la clase obrera, pero el movimiento obrero orientado por el CROSS no se dejó ya engañar y prosiguió impulsando sus jornadas de lucha. Es entonces cuando nuevamente es capturado Carpio y obligado al exilio en Nicaragua. Pero al poco tiempo vuelve clandestinamente a El Salvador, atravesando Honduras y Guatemala, en cuyos países se va poniendo en contacto con los movimientos revolucionarios centroamericanos. Así es que toma parte en el Congreso fundacional del Partido guatemalteco de los trabajadores. Al volver, el Partido lo envía a México donde tendrá también un encuentro significativo: Blas Roca, dirigente obrero cubano y miembro del Partido comunista cubano. Este lo invita a la isla y allí permanece hasta octubre de 1950 estudiando la experiencia del movimiento popular en la isla.

Enriquecido con toda esta experiencia Nicaragua, Honduras, Guatemala, México y Cuba al retornar a El Salvador, prosigue con la organización del CROSS y, para la formación de cuadros obreros escribe un folleto: EL SINDICALISMO REVOLUCIONARIO, donde analiza los distintos modelos de organización obrera y va desenmascarando los mecanismos de engaño y de frustración en muchos de ellos, hasta hacer ver la necesidad de combinar armónicamente la lucha sindical con el proyecto estratégico del pueblo. Consecuencia de sus reflexiones al respecto es que Marcial dirá:

“El obrero, cuando todavía no tiene conciencia de clase, entra en la lucha por las reivindicaciones económicas, pero que al chocar con la brutalidad de la policía, del régimen… el encarcelamiento, los maltratos, da un salto de calidad en su conciencia y aquel primer instinto: el deseo de ganar unos centavos más, la necesidad de llevar un poco de pan para sus hijos… le hace comprender que el régimen está al servicio de la clase dominante.”

TERCERA CAPTURA

Salvador Cayetano Carpio es capturado por tercera vez el 26 de setiembre de 1952, junto con su compañera y esposa, Tula Alvarenga. Ella también había sido fundadora del sindicato (asociación) de Bebidas Gaseosas y trabajadora de la Pepsi, en La Cascada. Esta vez la brutalidad de las torturas se hicieron inmensamente más refinada. Ya está dirigiendo la represión contra el movimiento popular un personaje desalmado y criminal: el Chele Medrano. Toda la experiencia de esta tercer captura con verdadero lirismo en su libro: ‘SECUESTRO Y CAPUCHA’. Es un libro que puede servir de escuela de formación para la contextura revolucionaria y la fe en el propio pueblo. En un momento de la tortura ve la posibilidad de dejarse matar cuando le están aplicando ‘el avión’, pero reflexiona:

“¿No significaría eso un intento de fuga vergonzosa? ¿Hay derecho para abandonar al pueblo, obreros y campesinos, en un momento en que más necesita de todos sus hombres? ¿La vida, mi vida, me pertenece en exclusiva o pertenece a mi pueblo? No; la vida de un obrero consciente no pertenece sola a él, sino a su pueblo, a sus hermanos en el sufrimiento y la explotación. Un obrero consciente no tiene derecho a abandonarse a la muerte o acelerarla para evitarse cualquier sufrimiento natural o extraordinario que se presente. Hasta el último soplo de su vida es de los trabajadores y de su pueblo. Lo contrario es fugarse del deber. Hay que luchar contra la invitación, contra el halago fatal. No hay que olvidar ni por un instante que inevitablemente llegará el día en que las caras sonrientes de la gente del pueblo celebrarán el arribo de una era de paz y libertad. Y ese día yo quiero estar acompañando al pueblo en ese gran regocijo. Pero, ¿por qué solo en la alegría? ¿No debemos acompañarle también en sus momentos de dolor y sufrimiento?”

Una descripción inimitable es su encuentro con su esposa en medio de la tortura, cuando nos escribe:

“Ahora estoy frente a ella, desnudo completamente. Una nube de dolor empaña su frente, pero su semblante no refleja indecisión y sus dulces ojos están acerados con una fría determinación. Un gran aliento inunda mi alma”

Tula Alvarenga no puede separarse de la vida de Marcial. Ella también se ha formado en medio de la lucha proletaria, en el exilio y en las cárceles. Quizás uno de sus rasgos característicos es su inmensa humanidad y sencillez. Y una de sus tareas más significativas ha sido la de incorporar a la mujer al proceso de liberación de su pueblo. Ella estuvo en la fundación de la Fraternidad de Mujeres de El Salvador, que desaparecerá cuando ella misma abandone el Partido; ella organiza las Mujeres de los Mercados o crea Comités de Mujeres para la atención a los presos políticos, hasta orientar el nacimiento y el seguimiento de la Asociación de Mujeres de El Salvador (AMES).

Mientras tanto el compañero Cayetano en diciembre de 1953 logra escaparse con todos sus compañeros de cárcel, pero pronto es vuelto capturar cerca del Mercado de San Miguelito. Pero, con ocasión de esto, los estudiantes universitarios se han dado cuenta de su situación y lanzan unas jornadas de lucha dirigida por la Asociación General de Estudiantes Universitarios (AGEUS) desarrollando manifestaciones. Cayetano, mientras tanto, se declara en huelga de hambre que mantiene durante 21 días hasta que es remitido a los tribunales bajo la acusación de tenencia del libro EL CAPITAL, de K. Marx. En el juicio lo tienen que declarar inocente.
EN LA URSS

A Carpio le quedan, después de tantas luchas, pocos espacios para el trabajo abierto en El Salvador y, por otra parte, su estado físico después de las torturas y la huelga de hambre es realmente alarmante. Es por ello que el Partido le da una beca para ir a estudiar con 34 años a la Unión Soviética. Entra así en la famosa Escuela Superior del PCUS, adscrita al propio Comando Central del Partido. Aprendió la lengua rusa a la perfección y realizó un curso de dos años y medio sobre marxismo. Su clásica intuición de clase y su inteligencia despierta han hecho posible que Marcial haya introyectado el método marxista, ideología del proletariado, en su propio espíritu, de modo que era sorprendente la sencillez con que lo explicaba y lo aplicaba en todas las circunstancia como algo connatural.

Le gustaba contar muchas anécdotas de su paso por la URSS, como cuando, con mucho misterio, le querían mostrar una flor muy especial y conservada en condiciones especiales en el museo de biología de la Universidad y, para su sorpresa, se trataba de la ‘dormilona’, que tantas veces entretiene a los cipotes de Chalatenango. Al finalizar el curso se vuelve a reunir con su compañera Tula para realizar un viaje de estudios por la China de Mao. Aquí, igualmente, en pocos días aprendió a comer el arroz con palillos.

Cuando los dos dirigentes obreros vuelven a San Salvador clandestinamente se encuentran con otro golpe de estado que ha puesto en el poder a otro militar: el comandante Lemus. Para entonces ya se había ido formando un sindicalismo de clase, como conquista de las luchas obreras: La Confederación General de Trabajadores Salvadoreños CGTS. Es aquí donde vuelve a injertarse el compañero, con su nueva formación, la cual sabe proyectar a sus compañeros de lucha: la sabiduría de un auténtico dirigente proletario popular. Es por eso que el informe oficial de la FPL de abril de 1980 nos dirá:

“El compañero Marcial ha sido un gran forjador de alternativas revolucionarias, guiándose toda su vida por los principios fundamentales: la sabiduría colectiva como único criterio de verdad y la aplicación creadora del marxismo-leninismo en la situación concreta de la lucha y de la vida, en el marco de que es el pueblo el único conductor de su historia y que es la lucha armada popular el único medio que le permitirá el triunfo total.”

DESPUÉES DE LA REVOLUCION CUBANA

El triunfo de los rebeldes con Fidel a la cabeza cambió la perspectiva revolucionaria de América Latina. Marcial repite esto constantemente. Por ejemplo, nos observa sobre este hecho:

“… vino a iluminar las mentes de todas las personas más sensibles a las necesidades revolucionarias en nuestro país, ya que nos hizo ver con claridad una serie de cosas que antes no se veían; por ej. que la lucha armada era absolutamente necesaria para la toma del poder, mostrando que sí se puede destruir a un ejercito profesional bien armado por el imperialismo. Luego, el hecho de destruir el fatalismo geográfico; es decir, que estos países no se pueden liberar por la cercanía con los EE.UU., así como también que no hay necesidad de que se den todas las condiciones objetivas y subjetivas.”

En su último libro nos cuenta también las discrepancias que tuviera al respecto con el propio comandante Che Guevara, a quien tanto admiraba siempre y a quien denominaba ‘el símbolo del combatiente internacionalista, ideal de las juventudes de todo el mundo’. Pero, no obstante, pudo discrepar de él al realizar su análisis desde las concretas realidades de El Salvador y en Centro América. Para esta realidad y desde un análisis concreto se planeaba la lucha popular prolongada y las solidaridades con todos los procesos centroamericanos…

“El compañero Guevara arribaba a la tesis de que El Salvador tenía que desarrollar un movimiento armado, pero en apoyo logístico a la guerrilla de Guatemala y a las guerrillas que se fueran creando en Honduras y Nicaragua”

Marcial ya en el año 44, con 25 años, había pretendido entrar en la lucha armada en tiempos de Osmín Aguirre. Se integro en un grupo que buscaba prepararse con las armas para combatir al tirano, pero se encontró con el engaño de los militares con quienes el grupo se quería vincular.

“Al final llegué a la conclusión de que todo aquello era una verdadera farsa, una manera de entretenernos; entonces comencé a buscar a los compañeros en los talleres”

Pero ahora, con la revolución cubana, habían cambiado las cosas:

“La gloriosa epopeya revolucionaria del pueblo cubano cambió la historia del continente latinoamericano… y en 1959 la lucha interior del Partido se agudizó, producto de ese triunfo.”

Desde aquí se fue abriendo camino la idea de que para derrotar a la oligarquía y la dependencia era necesario combinar la lucha política con la lucha armada. Pero ahí estaba el mito de que esto era imposible para El Salvador, por la ausencia de montañas y por la densidad de la población, unidos a la amarga experiencia que todavía se sentía y a la que constantemente se hacía mención: el enorme fracaso del 32. Dentro del movimiento revolucionario hasta el propio nombre de Farabundo Martí era tabú porque se consideraba peligroso su ejemplo y muchos querían pasar página para olvidarlo.

El Partido, sin embargo, logró aprobar el lanzamiento de la organización del FUAR (Frente Unido de Acción Popular), aunque aquí también la extracción pequeño burguesa de la dirección hizo que, en lugar de un movimiento táctico dentro de un proyecto estratégico, se tratara de un bandazo de línea. Así se tuvo un intento abortado antes de nacer de lo que debía ser la estrategia popular: 1) En algo más de dos años que duró no logró pasar de acciones de propaganda, llegando a frustrar todas las expectativas puestas en él, 2) Generó un gran desprecio para con la lucha obrera sindical y de masas. Fue así como el Partido quedó aislado del pueblo y el enemigo supo aprovecharlo para controlar la mayoría de los sindicatos. La CUTS quedó convertida en un cascarón y la Confederación General de Sindicatos (CGS) orientada por la ORIT de obediencia norteamericana acaparó a los trabajadores salvadoreños.

Todo esto contribuyó a crear un escenario que nuevamente generó la desmovilización de los militantes, de modo que algunos lo denominan “el gran bajón”. Cuando el imperio lanzó su estrategia contrarrevolucionaria bajo el lema de Alianza para el Progreso, creyeron que tenían delante un camino abierto, el de las elecciones y las vías pacíficas, para la acumulación de fuerzas, y se lanzaron con todos sus bagajes por el boquete tramposo que se les abría…

SECRETARIO GENERAL DEL PARTIDO C. S.

Martha Harneker, en una entrevista que le hace a Marcial, al llegar a este punto, le pregunta sorprendida sobre la razón para ser elegido como Secretario General del PCS cuando la lucha ideológica había sido tan dura. La respuesta es que no encontraron otra salida. El Partido estaba perdiendo a la clase obrera y una supuesta vanguardia sin clase obrera es impensable. Por otra parte si se quería tener peso específico a través de los cauces electorales tenía que ser a base de una hegemonía real en las bases populares. En aquellos momentos el Partido tenía incidencia real en la orientación de ocho sindicatos únicamente y, aún en muchos de ellos, solamente en sus cúpulas, porque la inactividad los estaba hundiendo en la apatía. Para relanzarlos vieron preciso que Salvador Cayetano Carpio tuviera en sus manos todos los mecanismos para lo que se pretendía: “relanzar a las masas”. Para comprenderlo es necesario entender que Cayetano antes que marxista o miembro del partido era conscientemente obrero. Si entró al partido fue en búsqueda de instrumentos adecuados para poder mantener la combatividad proletaria, y ahora también para él el cargo de Secretario General era una nueva oportunidad de trabajar el servicio de la clase obrera y su proyecto de liberación.

Por eso mismo la primera tarea que se impone es recuperar cuadros. Cuando en este camino eleva a 14 los sindicatos que puede orientar, se lanza a la formación de la histórica FUSS (Federación Unitaria Sindical Salvadoreña) con una formación combativa e integradora de todos los métodos de lucha. Es el mismo Cayetano quien redacta la propuesta de estatutos, la carta de principios y el documento de estudio sobre los diversos tipos de tareas sindicales. Con la misma orientación no tarda en lanzar igualmente la FESTIAVCES (Federación de sindicatos de trabajadores de la industria del alimento, vestido, textiles…) La FUSS pasa en solamente dos años de 14 a 40 sindicatos federados y se da un salto cualitativo en los métodos que utiliza para implementar la lucha obrera.

Y, nuevamente surgen los conflictos con la línea del Partido. En su mayoría la dirección del mismo apuesta en este periodo por las vías legales y pacificas para la acumulación de fuerzas, mientras los sectores más conscientes y avanzados de la clase obrera empujan hacia formas cada día más combativas. Es en medio de esa coyuntura que Carpio, con gran creatividad, pone en marcha el COAP (Comité Obrero de Acción Política) compuesto por grupos clandestinos para la conducción del movimiento obrero por cauces consecuentes que no puedan ser mediatizados por la interferencia de agentes externos a la clase. En estos grupos se irán forjando grandes lideres como Saúl Contreras, José Dimas Alas, etc.

Con estas condiciones es que se crea la coyuntura de abril de 1967 alrededor de la huelga que se esta llevando por el sindicato de Aceros S.A., en Zacatecoluca, a 59 kilómetros de la capital, que llegará a poner en pie de lucha solidaria y política a nada menos que 30.000 obreros. Toda la experiencia acumulada en esta coyuntura está descrita y reflexionada críticamente en un folleto escrito por Marcial en su dinámica práxica de acción-reflexión: “La Huelga general obrera de abril de 1967”. En este folleto pueden observarse los criterios permanentes de Marcial para formar la unidad del pueblo, ya que el sindicato promotor de la huelga este dentro de la federación conducida por un traidor a la clase obrera como fue Felipe Zaldibar. Por eso los dirigentes de COAP lanzan un trabajo a partir de las bases para lograr nuevos niveles de cooperación obrera y sindical. El triunfo de los obreros se convirtió en un nuevo acicate para nuevos niveles de combatividad. Sin embargo, los demás dirigentes del Partido no lo entendieron así…

Más crítica resultó esta situación conflictiva cuando el sindicato de panificadores lanza una nueva huelga y, después de agotar todos los medios legales y soportar todas las represiones, se deciden a impulsar una huelga de hambre en la que se compromete el propio secretario general juntamente con 20 trabajadores en el centro mismo de la ciudad y al aire libre: al costado del Palacio Nacional. Cada día este hecho se convierte en un mitin permanente de agitación popular. En estos momentos la mayoría de la dirección del Partido siente que con tales métodos se está echando por tierra su estrategia y lanzan una campaña en contra de la huelga de hambre a través de los cauces sindicales. No les importa que allí, con todo el pueblo, esté su propio Secretario General. Tampoco que el propio partido se esté quedando a la cola con los sectores más atrasados de la clase obrera, como bomberos, apagando los fuegos que va encendiendo en la calle el mismo pueblo a partir de sus necesidades y esperanzas.

Otro hecho significativo: La huelga impulsada por los maestros organizados en ANDES en los primeros meses de 1968 con llamamientos a la huelga general. ANDES se toma las calles adyacentes al Ministerio de Educación en el propio centro de San Salvador durante todo un mes. Siguiendo su línea de solidaridad el COAP, con Carpio, Saúl Contreras, Oscar Martínez o José Dimas se comprometen hasta sus últimas consecuencias con el proceso que estaban implementando los maestros, mientras el ejercito y la Guardia rodean el ministerio y las calles ocupadas. Aquí mueren asesinados Saúl y Oscar por la Guardia Nacional y a quienes Marcial considerará siempre como cofundadores de las FPL. Por supuesto que la lucha interna en el Partido se agudiza más todavía con esta acción. Sin embargo el triunfo popular de estas jornadas hegemonizadas por el magisterio marcará una nueva época.

Toda esta lucha al interior del partido llega a su punto culminante cuando la mayoría de la dirección convoca al pueblo trabajador salvadoreño a respaldar al gobierno del general Sánchez Hernández en la guerra contra el pueblo hermano de Honduras, tratando de situar nuevamente a los sectores populares a la cola de los intereses de la burguesía salvadoreña, con la excusa de que había que apoyar en aquella coyuntura al sector más progresista del capital… Fue este hecho el detonante para descubrir que en el Partido no había posibilidad de cambio alguno y que permanecer en él era traicionar al pueblo. El núcleo obrero del COAP toma entonces la decisión de renunciar al PCS he iniciar un largo y doloroso nuevo camino para crear la estructura que el pueblo necesita. Sin embargo, no todos reemprendieron la lucha por otros caminos. Junto a Marcial se quedaron el secretario general de la FUSS, José Dimas Alas (Ramiro) y el dirigente del sindicato de la construcción, Ernesto Morales (Omar) y otros.

EL NUEVO CAMINO:
LAS FUERZAS POPULARES DE LIBERACIÓON (FPL)

La reacción de la dirección del Partido fue violenta, como suele ser en situaciones semejantes. Lanzó una campaña des desprestigio y de aislamiento contra Salvador C. Carpio y sus compañeros en todos los sindicatos. Por otra parte propagandizó entre toda la militancia todos los textos de Lenín sobre el ultraizquierdismo, pretendiendo aplicarlos mecánicamente a la situación salvadoreña de 1970 y a un pueblo que estaba dando los pasos iniciales para retomar el camino de su liberación.

Los compañeros no respondieron, sino que retomaron el espíritu de los panificadores, del CROSS y los COAP e iniciaron un camino nuevo, pues como dirá Marcial: “Mi presente es el porvenir… no me miro los pies, ni miro para atrás”. La renuncia se consuma el 21 de marzo, después de una lucha ideológica intensa en la práctica revolucionaria y en documentos internos que no conocemos hasta el presente. De todos modos, en los últimos días de su vida Marcial nos dejo un testimonio en su último libro: “La lucha de clases, motor del desarrollo de la Guerra popular de liberación”. Su lectura y sus reflexiones son indispensables para conocer la trayectoria de toda la lucha salvadoreña desde los años 40.

El día primero de abril del mismo año es la fecha de la fundación de las “Fuerzas Populares de Liberación FPL ‘Farabundo Martí’”, aunque su existencia no se daría a conocer hasta mucho más tarde, pues, por un lado, tenían que trabajar en condiciones excepcionales, perseguidos por los servicios secretos del gobierno y por los mismos excompañeros de Partido, y por otro comprendían que no se deben dar a conocer hasta que los hechos los garanticen ante el pueblo. Son ocho hombres contra todos los poderes fácticos del gobierno, la burguesía y el imperialismo. Y asumen consecuentemente la estrategia de ‘guerra popular prolongada’. El enemigo era infinitamente más fuerte y la tarea era hacer que el propio pueblo consciente y organizado, asumiendo todos los métodos de lucha bien combinados alrededor de la lucha armada. Era, en el fondo, la lucha contra la inmensa violencia intrínseca del sistema y el pueblo debería ser el verdadero sujeto de su propia historia. Como el camino era largo, era necesario comenzar cuanto antes, yendo de lo simple a lo complejo, a partir de las propias fuerzas y de los niveles de conciencia y de organización que se iban adquiriendo desde la práctica diaria.

No todo estaba tan claro desde el principio, pero sí lo fundamental. La praxis irá haciendo lo demás. Al comienzo era preciso desbloquear dogmatismos y romper muchos mitos. Es urgente demostrarle al pueblo que la lucha armada era posible también en El Salvador sin montañas y superpoblado y llevando a cuestas los fracasos anteriores. Para ello se recurre a los más dispuestos sicológicamente en aquel momento como son los universitarios radicalizados y con experiencias en tareas de concientización popular, pero al mismo tiempo se requiere fundirse con el propio pueblo, depender hasta económicamente de él y creer en él, sin depender de la ayuda exterior.

La preparación para la lucha armada requiere cambios radicales en el estilo de vida. El propio Marcial ya ha pasado la barrera de los 50 años y jamás ha hecho ejercicio físico ni ha tomado una pistola en sus manos. Al poco tiempo ya podrá caminar 10, 30, 60 kilómetros. Luego aprender a utilizar la Beretta 22 que se han encontrado y la primera arma requisada al enemigo, una escuadra 9mm. Browning. Desde ahí tenían que construir la fuerza armada del pueblo organizado alrededor de sus intereses objetivos. Y, a falta de montañas, tenían que encender el volcán en la montaña viva del pueblo: la guerrilla urbana, primero y la suburbana después. Primero formar los comandos armados y posteriormente recabar en medio del pueblo grupos de apoyo, que serían el germen del futuro Frente revolucionario popular.

“Nosotros sosteníamos que los obreros y campesinos deberían tener el poder político en sus propias organizaciones y el poder militar. La alianza obrero-campesina, pero con fuerza. Después de esto venía la lucha de todo el pueblo donde cabría la burguesía. La cosa era invertir el esquema que ponía en el centro a la burguesía y a su alrededor a los demás.”

La experiencia revolucionaria y, dentro de las luchas del pueblo la larga experiencia de Marcial había ido dejando sus lecciones. Ni a la cola de la burguesía, ni de los sectores más atrasados del pueblo.

“Teníamos claro desde el principio que era el pueblo el que iba a hacer la guerra y que estos grupos armados no deberían convertirse en una élite, en unos líderes desligados del pueblo que le ahorrarían a este el trabajo de hacer su revolución.”

Pronto llegan las jornadas de entrenamiento, a veces disfrazados de pescadores del Lempa. Cuando vuelven, traen pescados y verduras para que Tulita pueda ayudarse para que vaya llegando para todos. Desde los comienzos van procurando contactos con los campesinos y con sus organizaciones. Hombres como Toñito (Andrés Torres) o Nacho (Felipe Peña) tiene una gran experiencia en alfabetización y educación popular. Y pronto dan inicio pequeñas acciones guerrilleras que no quieren dar a conocer hasta no estar seguros de que tienen fuerza para resistir el embate del enemigo. Solamente se identificarán ante el pueblo después de dos años de trabajo.

FUNDIDO CON LA HISTORIA DE LAS FPL.

Es difícil adivinar los perfiles de la vida de Marcial y de la FPL, pues desde este momento de clandestinidad echa un velo que solo se descorre para dar a conocer al

Marcial aparece en las comunidades de Chalatenango o en las cooperativas, junto con Toñito o Nacho dando sus charlas sobre ‘realidad nacional’ y la estrategia consecuente con los intereses fundamentales de las mayorías populares. Por ahí irán sembrando la semilla de donde saldrán los movimientos de masas más grandes de la historia de El Salvador como el Bloque Popular Revolucionario que brota en la coyuntura del 30 de julio de 1975 que formara más tarde el núcleo de la alianza obrero campesina, base de la unidad irreversible del pueblo.

Las FPL se dan a conocer a través de su órgano oficial, ‘EL REBELDE’. Se había tomado la decisión de no darse a conocer al pueblo y a los posibles aliados estratégicos sino a partir de una práctica que implicara un mínimo de consolidación. La mística que se imponen desde el principio es depender lo más posible de sus propias fuerzas y de la ayuda del pueblo, para así fundirse con él y para garantizar siempre la verdadera autonomía de las FPL, dentro de más estricto internacionalismo proletario.

Las cosas no son perfectas desde el principio y la lucha ideológica interna es el motor que impulsa el desarrollo de la organización. Hay que recurrir a lo que Marcial denomina la “sabiduría colectiva”. En 1976, cuando se convoca el primer consejo revolucionario para impulsar una autocrítica de los seis años de trayectoria salen a relucir todas las debilidades que se venían arrastrando con la voluntad férrea de superarlas dialécticamente, ya que de lo contrario se podía paralizar el proceso: “En el momento presente, renovarse o estancarse es la alternativa que se presenta”, ya que sienten “la necesidad impostergable de revisar toda la situación de la organización y de su trabajo”. Para ello se vuelve “vital y urgente identificar las debilidades, sus dimensiones y sus raíces” que ya se encuentran presentes “en capullo”:

“La necesaria labor de negación de los gérmenes negativos que, como unidad dialéctica, están integrados en el esquema inicial, gérmenes y rasgos negativos que de no superarse adquirirán dimensiones gigantescas en detrimento de los elementos positivos que históricamente determinaron su adopción y que deben marcar los hitos del crecimiento”

“Todo ser dialéctico lleva al mismo tiempo en sus entrañas los gérmenes vivos y con capacidad de desarrollase de superación y de destrucción. Saber superar dialécticamente los últimos y abrirles paso a los primeros constituye precisamente la ciencia marxista del desarrollo social.”

Ahí, en pocas palabras, está marcada la actitud revolucionaria. El no reconocer las debilidades es caer en caminos de autodestrucción, pero reconocerlas y, en lugar de superarlas, encubrirlas y justificarlas, es práctica e ideológicamente entrar en un proceso de corrupción.

La primera debilidad que se detecta:

“El concentrar inicialmente la labor ideológica y orgánica de nuestra organización en los sectores avanzados no-proletarios. Ello, de no desplazarse en un tiempo prudencial, relativamente corto, a poner el acento en la clase obrera… retardaría la proletarización… generaría el menosprecio práctico del papel rector que debe alcanzar la clase obrera… y generaría estilo y métodos de trabajo pequeño burgueses”.

“La unilaterización del pensamiento hacia las tareas exclusivamente de la lucha armada.”

“La sustitución del pueblo por una mentalidad de élite revolucionaria, la aplicación de un estilo autoritario en los métodos de dirección y de trabajo, la deshumanización en la atención a los problemas de los militantes”.

Y la solución de estos problemas que, como debilidades de un proceso positivo, son algo connatural, debe ser tarea de todos de una manera efectiva y participativa:

“En la medida en que las condiciones de seguridad lo aconsejen, la participación de toda la membrecía en la deliberación y en la consulta para la aplicación de las medidas que se tomen.”

La “sabiduría colectiva” es la verdadera democracia interna de un partido verdaderamente popular. Así es cómo en aquellos momentos críticos se supo enfrentar los problemas para poderle ofrecer al pueblo unas FPL capaz de conducirlo política y militarmente por los vericuetos de la liberación nacional.

Pero este emerger del pueblo como sujeto histórico de su propio destino, potenciado principalmente por la perspectiva proletaria de la FPL, se va abriendo paso dolorosamente en medio de una lucha ideológica que llegaba desde la calle hasta todos los rincones. El Movimiento popular estaba alcanzando cotas cada día más altas de incidencia en la vida del pueblo y la lucha de las distintas organizaciones populares iba adquiriendo cada día mayores niveles de convergencia. Y con ello, también, los grados de represión. Es dentro de esta conflictividad pueblo – sistema que Marcial vive un momento de dolor intenso con la muerte de su querida hija Enma Guadalupe, gran dirigente popular desde las filas del magisterio. Fue asesinada por la Guardia Nacional cuando iba al frente de una manifestación del BPR hacia la embajada de Venezuela que había sido tomada por el mismo Bloque en la coyuntura del ‘Mayo heroico de 1979’.

“No puedo evitar el pensar en mi querida hija Enma Guadalupe, dirigente magisterial, acribillada a balazos el 22 de mayo… al encabezar una manifestación de masas. Ahora nadie ni nada derrotará a este férreo pueblo, aunque tengamos que luchar solo con las uñas, como lo estamos haciendo ahora, y aunque la fiebre imperialista decidiera mayores zarpazos. Este pueblo tiene temple, voluntad y decisión de combate para conquistar, cueste lo que cueste, su autodeterminación, su soberanía, independencia y libertad”.

MARCIAL ES IDENTIFICADO POR LAS FPL

Marcial vive momentos de gran alegría al comprobar que se están dando todas las condiciones y todos los pasos dialécticos hacia la unidad del movimiento popular salvadoreño. Con mirada visionaria la había saludado siempre desde lejos y esta unidad había estado siempre en la perspectiva de todas sus acciones. La unidad del pueblo era su estrategia fundamental. Aunque su perspicacia y conciencia de clase y el profundo conocimiento de la historia de nuestro pueblo le hacían adivinar traiciones en nombre de la necesaria unidad como formula idealista de la misma. Por eso nadie vivió tan intensamente como él el amanecer del primer nivel camino de la unidad que era la coordinación de las organizaciones populares político-militares y de las organizaciones de masas hasta constituirse el FMLN y el FDR. Nadie como él luchó porque fuera integrado hasta el último de los movimientos en este nivel de unidad, a pesar de las contradicciones existentes.

Es dentro de este proceso unitario que el Comando Central de las FPL da a conocer la identidad de su primer responsable y comandante en jefe de las FAPL, Marcial: Salvador Cayetano Carpio. Cuando en esta ocasión se le pregunta por el significado de su nombre, responde:

“El primero (Salvador Cayetano Carpio) hizo posible el segundo (Marcial) y este creó condiciones para realizar los sueños de aquel”

Pero la necesario, difícil y dialéctica unidad entra en periodos de crisis con frecuencia y es entonces cuando la conciencia obrera de Marcial pregona que es necesario renunciar a los idealismos y ir construyendo la unidad sobre bases firmes y proletarias.

“Porque ellos dicen que la unidad es fundamental, aunque sea una unidad que se ponga al servicio de los intereses de la burguesía… Hasta este momento la burguesía se ha servido en bandeja todas las unidades del pueblo… sobre el sacrificio de los trabajadores. Construir mal la unidad significa que la hegemonía pase al poder de las fuerzas de derechas.”

LA OFENSIVA GENERAL

Marcial es nombrado por el FMLN en un primer momento como coordinador de su Comandancia general. Así se preparan las condiciones para preparar la Ofensiva General de enero de 1981, en vísperas de la toma de posesión de Reagan de la presidencia de los EE.UU. con su evidente proyecto de recuperar la hegemonía mundial y de contener el avance del proceso hacia el socialismo en el mundo. Y su política de contención pasa por el meridiano de El Salvador, crucificado entre la lucha de bloques, este-oeste y la emergencia del movimiento de liberación norte-sur.

A pesar de todas estas amenazas el pueblo salvadoreño dio un salto de calidad en su proceso de liberación y la guerra en una dinámica supuestamente irreversible hacia su meta. Por ello Marcial, en la celebración del aniversario de las FPL de abril hace énfasis en la determinación de las FPL de ir hasta el final en la profundización de la guerra de liberación. Es también en ese momento que Marcial, que ha debido salir al exterior para cumplir tareas estratégicas, retorna a dirigir la guerra a las montañas de Chalatenango.

A pesar de ello, y con la llegada al poder de Reagan, hubo vacilaciones y comenzaron pronto a perfilarse intentos de arreglos negociados para ofrecerle al imperialismo salidas digeribles, aunque con ello se postergara el triunfo popular. En este marco es que se da la vuelta de Marcial. A sus 63 años de vida y de lucha no le importa el sacrificio de las interminables caminatas y los riesgos. Vive en ‘Los Filos’, bajo bombardeos constantes, hasta que la comandancia se traslada al ‘Volcancillo’. Allí asiste con júbilo al nacimiento de los gérmenes de los PPL, que devuelven a la población civil su autonomía y su protagonismo en la misma guerra; ve formarse las Unidades de Vanguardia con hombres como el comandante Bernardo, núcleos fundamentales del nuevo ejercito popular, mientras va marcando a todos con su fe en el triunfo y en la propia fuerza del pueblo.

Su tarea fundamental es preparar las condiciones para organizar la reunión del Comando Central, que, recogiendo la ‘sabiduría popular’, valorando las experiencias y las expectativas populares, relance el proceso después de la crisis creada por la Ofensiva General, pues esto se hacía urgente para retomar los principios. Este COCEN-81 se realiza bajo su coordinación en los meses de agosto y setiembre en el ‘Volcancillo’. El discurso de Marcial en nombre del CP para iniciar los trabajos es un ejemplo de valentía autocrítica para afrontar nuevamente las debilidades y relanzar la guerra popular de ofensiva continua y de protagonismo popular.

Nuevamente aquí se señala como negatividad principal la ausencia de la clase obrera en la dirección del proceso, la necesidad de proletarizar el conjunto de la FPL, la militarización unilateral y la marginación de las organizaciones populares ligadas a la producción, etc. Impresiona el realismo histórico con que se apuntan las soluciones y la fe en las posibilidades del pueblo para el triunfo. Este documento, sin embargo, ha sido poco conocido aún entre los miembros de las FPL por intencionados bloqueos.

Apenar terminan las reuniones cuando el enemigo lanza un cerco para capturar al compa Marcial. Hasta llegará a anunciarse en los medios de comunicación del ejército que ya había sido capturado. Pero en las peores condiciones y dirigido el grupo por el comandante de las unidades de vanguardia, Bernardo Torres, después de diez días de escaramuzas, lograron burlar al enemigo. Toda esta aventura puede hoy leerse en muchas de las revistas de los grupos solidarios del mundo. Como consecuencia de tener que ir abriéndose paso entre charrales, sin comer para proteger la vida de los niños que, a pesar de todo van muriendo en el camino, quedan huellas en su salud pues se le han infectado sus heridas hasta correr el peligro de quedar envenenado. Pero Bernardo con su gente logrará salvarlo de la muerte. Marcial también, por su estado de debilidad, es afectado por el dengue y tiene que pasar unos días de recuperación en ‘El Alto’ y luego en ‘La Laguna’, donde mantendrá sus últimas reuniones con la Comandancia.

Marcial no quería salir del frente. Pero le llegan llamamientos urgentes y la Comisión Política de las FPL toma la decisión de que debe salir. Las únicas prioridades son las necesidades de la guerra, dentro o fuera de la frontera. Lo importante es ocupar el puesto que le asignan dentro del proceso. Por eso su salida fue un acto de obediencia partidaria.

A la salida del Frente para recorrer pueblos que son aliados para nuestra guerra es que Marcial exclamará:

“Sufre nuestro corazón intensamente… Justa, mil veces justa, es la lucha de liberación de mi pueblo; la mil veces sagrada guerra popular de liberación”

Al verlo con la ropa destrozada, enfermo y hambriento, una viejecita del pueblo que lo conoce le dice: “No importa, tío (así se le reconoce e identifica entre los militantes), nuestros hijos podrán un día ser felices”. Y Marcial comenta: “La sangre de miles de héroes es el preludio doloroso pero inevitable de la aurora de un futuro de libertad, democracia independencia, trasformación social revolucionaria y firme para el pueblo salvadoreño”. Y un periodista presente le pregunta de pronto: “Pero, ¿usted ama la violencia?”. Y Marcial rápido responde: “La odio”. Así entiende él nuestra guerra como impuesta al pueblo por sus injustos y violentos agresores.

NUEVOS CAMINOS EN EL FRENTE EXTERNO

El 11º aniversario de las FPL encuentra a Marcial en Moscú y manda desde allí su mensaje a combatientes y militantes de las FPL. Tiene necesidad de recordar los principios que dieron sentido al nacimientos de las Fuerzas populares de liberación y de remarcar la responsabilidad histórica que les corresponde en estos momentos, pero el objetivo prioritario en estos momentos lo plantea así:

“Tenemos una obligación que cumplir: fortalecer a las FPL, lograr una disciplina férrea, una organización férrea, una organización proletaria que sea fiel expresión de los intereses de la clase obrera y del campesinado”.

Él sabía por qué lo decía. Su proyecto de fortalecer a las FPL dentro del marco de la

por cada uno de los organismos; por eso en toda oportunidad baja a las bases para dialogar la problemática que se está viviendo aún cuando otros creyeran que ese tiempo debiera priorizarlo en otras tareas. Tiene la decisión de consagrar los últimos momentos de su vida a hacer de las FPL el auténtico partido que nuestro pueblo necesita, porque sin un partido realmente proletario en las circunstancias que se están viviendo el proceso podría desviarse de sus objetivos fundamentales y convertirse en uno de las decenas de triunfos populares que luego sus enemigos han logrado revertir en contra del propio pueblo que ha puesto su sangre.

Los triunfos populares de la ‘campaña de octubre’ de este año son interpretados por Marcial como un signo de que se está en el camino recto. Convoca a la prensa y les manifiesta que esos hechos son demostración de que el FMLN ha adquirido nuevos niveles de coordinación estratégica y de capacidad de concentración de fuerzas, capaces de destruir a una compañía entera atrincherada y con sofisticadas fortificaciones que implica la consolidación de la iniciativa de la guerra por parte de un FMLN más unido y con mayor capacidad de coordinación.

“Estamos seguros y muy serenos ante el futuro… nuestra guerra tiene que terminar con un arreglo político… el dialogo está basado en la dignidad, en la defensa de los intereses del pueblo. Ningún revolucionario de El Salvador, en ningún momento, va a traicionar los intereses del pueblo. Toda negociación tiene que estar basada en la satisfacción de los intereses básicos de nuestro pueblo y toda conversación esta también basada en la dignidad.”

No faltaban los que hablaban del famoso ‘empate’ de la guerra, del miedo a la intervención norteamericana que, comenzando por El Salvador, llegaría a Nicaragua y amenazaría a Cuba, hablaban también de evitar el costo social que implicaba nuestra guerra. Marcial afirmaba que esto era una visión no dinámica del proceso, que la manera de impedir la intervención era profundizar en la guerra popular y que la decisión de vencer estaba tomada…

Es entonces cuando la mayoría de la dirección se plantean públicamente un cambio de línea y empiezan hablar aviertamente lo que se había mantenido casi en secretro ante las bases: una política de Dialogo-Negociación con la que Marcial nunca estuvo de acuerdo, no en el proceso, sino en el método de ese proceso, consideraba que era prematuro y que las condiciones no estaban dadas, la unidad apenas nacía, ademas suponía la perdida de la autonomía de la organización con respecto al FMLN, esa supeditacion a la direccion del frente ponía en “minoría” su concepción revolucionaria de GPP y que fuese la clase obrera la “garante” del proceso.

Entró en abierta contradicción con el resto de la dirección del FMLN y con gente de su propio partido, incluida la segunda responsable como punta de lanza y gente de la calidad de Miguel Castellanos y otros; razon tenía, al cabo de 20 años de esa contradicción podemos constatar donde y como estan “parados” el resto de dirigentes como Joaquí Villalobos y Co. Los “ortodoxos”, los “renovadores”, los de la tercera vía , el Partido Comunista etc.etc, y los “frutos” de esas negociaciones que verdaderamente han beneficiado a la cúpula de dirigentes, si durante la guerra fué difícil hablar con ellos, hoy es imposible, poco a poco se han ido alejando de las masas.

Aquí comienza una pesadilla para marcial, Ana María ,empezo a promover en cargos de direccion a gente leal al cambio de línea y asi, fueron copando los organismos de dirección local, regional y nacional teóricos de la clase media, con manejo de elementos de la doctrina Marxista-leninista, muy buenos para la cuestion política y convencer a las “masas”,pero cómodos y oportunistas dejando a un lado aquellos

No faltaban los que hablaban del famoso ‘empate’ de la guerra, del miedo a la intervención norteamericana que, comenzando por El Salvador, llegaría a Nicaragua y amenazaría a Cuba, hablaban también de evitar el costo social que implicaba nuestra guerra. Marcial afirmaba que esto era una visión no dinámica del proceso, que la manera de impedir la intervención era profundizar en la guerra popular y que la decisión de vencer estaba tomada…

Es entonces cuando la mayoría de la dirección se plantean públicamente un cambio de línea y empiezan hablar aviertamente lo que se había mantenido casi en secretro ante las bases: una política de Dialogo-Negociación con la que Marcial nunca estuvo de acuerdo, no en el proceso, sino en el método de ese proceso, consideraba que era prematuro y que las condiciones no estaban dadas, la unidad apenas nacía, ademas suponía la perdida de la autonomía de la organización con respecto al FMLN, esa supeditacion a la direccion del frente ponía en “minoría” su concepción revolucionaria de GPP y que fuese la clase obrera la “garante” del proceso.

Entró en abierta contradicción con el resto de la dirección del FMLN y con gente de su propio partido, incluida la segunda responsable como punta de lanza y gente de la calidad de Miguel Castellanos y otros; razon tenía, al cabo de 20 años de esa contradicción podemos constatar donde y como estan “parados” el resto de dirigentes como Joaquí Villalobos y Co. Los “ortodoxos”, los “renovadores”, los de la tercera vía , el Partido Comunista etc.etc, y los “frutos” de esas negociaciones que verdaderamente han beneficiado a la cúpula de dirigentes, si durante la guerra fué difícil hablar con ellos, hoy es imposible, poco a poco se han ido alejando de las masas.

Aquí comienza una pesadilla para marcial, Ana María ,empezo a promover en cargos de direccion a gente leal al cambio de línea y asi, fueron copando los organismos de dirección local, regional y nacional teóricos de la clase media, con manejo de elementos de la doctrina Marxista-leninista, muy buenos para la cuestion política y convencer a las “masas”,pero cómodos y oportunistas dejando a un lado aquellos

compañeros de la clase obrera y el campesina probados en tareas dificíles y en el combate contra el “enemigo” con suficientes méritos y capacidad para su ascenso a cargos de dirección, pero potencialmente “peligrosos” por su extracción de clase y posibles obstáculos al nuevo reacomodo ideológico.

El reclutamiento masivo de principios de los años 80, resolvió la “correlacion de fuerzas” a favor de las corrientes negociadoras, tomando el control total de la direccion del movimiento hasta nuestros días; practicamente los núcleos de partido en las FPL, que en un tiempo fueron el motor central del funcionamiento y toma de decisiones fueron paulatinamente convirtiéndose en simples circulos de estudio y accesibles a información previamente “pensada” y “elaborada” por la élite de la comisión política, los organismos de direccion tenian en su mayoría gente de la “pequebù” que le fue imprimiendo un carácter de “clase” al movimiento completamente “diferente” al inicial, esta desviación previamente calculada les permitio hacer las reformas necesarias para el cambio de línea, desplazando a todos los “marcialistas” y radicales del resto de organizaciones; de ahí que Marcial fué obstaculizado por todos lados, se empezo a maquinar un complot para su aniquilamiento del escenario político a promover una especie de “culto” a la personalidad, exajerando la celebracion de su natalicio, se le comparó con figuras célebres y en secreto se lanzo la “bola” de que se creía el “Hochimín” de america latina.

Hay que mencionar que el proyecto de GPP, ha tenido sus detractores dentro y fuera del contexto nacional, se menciona las contradicciones que Marcial tenía con Fidel a este respecto, en discuciones“privadas”, marcial criticaba la actitud de fidel en centroamerica… “Asi el revolucionario Castro parece haber aceptado el parlamenterismo como método ,incluso despues de una lucha de liberación revolucionaria. A este respecto, Cuba ha llegado a estar mas cerca de las ideas socialdemócratas que la extrema izquierda tradicional en el continente..”

En este ambiente se prepara la convocatoria para la reunión del COCEN-83, que debía ser decisivo para la marcha del proceso de guerra, donde se determinaría la voluntad de la FPL de vencer y derrotar la ejercito, de luchar porque no se diera la intervención amenazante, pero también de prepararse para, en el caso de que se diera, derrotarla; de llevar adelante un proceso de dialogo y negociación como forma estratégica, pero auxiliar, y de profundizar en el proceso de unidad revolucionaria en el FMLN, como vanguardia, en esta coyuntura, del pueblo. Los pueblos socialistas aliados de Centroamérica, creyendo a pie juntillas en la intervención que acabaría con todas las conquistas populares en el área, pedían el sacrificio de los procesos revolucionarios de El Salvador y también de Guatemala. Marcial lo vería como una traición a su pueblo y su sangre. El día primero de abril de ese año Marcial vive momentos intensos. Las palabras pronunciadas por Marcial en esa reunión con la membrecía de las F., recogidas ya en un folleto, resultan determinantes para comprender su pensamiento y su postura en esa coyuntura. Más tarde tiene una reunión amplia con amigos de nuestro proceso, en la cual muchos de los presentes no se cansan de hablar y de admirar su sencillez, su claridad y su decisión. Y es en este tiempo también cuando Cayetano vive con dolor la muerte de dos grandes amigos: Marianela Garcia Villas, campeona de los derechos humanos y Bernardo Torres, comandante conductor de las Unidades de Vanguardia, forjado como militante en las luchas obreras y querido por las tropas.

Y así llegamos a los hechos de abril. El responsable de la seguridad interna de la mismas FPL, con el propio equipo de seguridad de la misma Cmte. Ana María, han decidido darle muerte. Marcial está en el extranjero tratando de buscar mayores ayudas para enfrentar con éxito la posible intervención. Muchos comienzan a señalar a Marcial como el responsable de la desaparición violenta de Ana María. De hecho el comandante estaba recluido en su propia casa con la amenaza de ser sacado a otro país… En un momento pide a los encargados de su seguridad que vayan a ver la tele y que dejen las armas para no inquietar a quienes vigilan la casa; a su esposa, le solicita que cuide a la nieta para que duerma, y él se recluye en su pequeño cuarto donde suele estudiar y escribir, deja escritas unas notas, y se suicida… Luego serían capturados todos los responsables de la muerte de Ana María y, a pesar de todas las presiones a que son sometidos, en ningún momento señalan la autoría de Marcial. En el juicio subsiguiente se declara oficialmente no poder disponer de pruebas en su contra…

Posterior a estos hechos surge un grupo de compañeros que se declaran en “Posición Rebelde”, desconocen a la dirección de las FPL y se descoordinan de la dirección, agrupadose en el FCER (Frente Metropolitano “Clara Elisabeth Ramírez”),presentan un pliego argumentando las razones de su posición política que no fue dado a conocer a toda la militancia de las “efes”, mucho menos a las bases del resto de organizaciones del FMLN, esto provocó una purga interna dentro de la organización, al grado de que cualquier mínima crítica era rapidamente relacionada con la “disidencia”, la “fracción” y muchos compañeros inocentes o de buena fé que pretendieron tocar el tema fueron señalados, interrogados, expulsados, desgradados y en el peor de los casos ajusticiados, por ese tiempo entre 83-88. Se preparó una versión oficial y se acuso en asambleas generales ante las masas y tropa de guerrilla al FCER de una infinidad de “cargos” desde infiltrados de la CIA hasta traidores de la revolución y enemigos del campo socialista y que se habían apoderado de una gran cantidad de dinero de la orga y por ese motivo se estaba aguantando hambre en la zona de chalatenango etc.etc.

Esta situacion de descontento con el cambio de línea, fué generalizado en todo el FMLN , las respectivos mandos y organismos de direccion, aprovecharon la oportunidad para deshacerce de todos aquellos elementos “radicales” y de línea “dura” con el “cuento” que no entendían el recambio de táctica y estrategia, con este argumento eliminaron y expulsaron a un buen grupo de compañeros de todos los niveles de militancia, que si estaban dispuestos a luchar hasta el final.

Lo que ignoraba la mayoría de bases y combatientes, eran los compromisos, presiones y acuerdos hacia la vía negociada, no convenía que se obtubiera una victoria militar, a traves de la GPP ; las declaraciones de algunos funcionarios y aliados de los gringos, cuando miran que la cosa era seria y las guerrillas iban tomando forma y eran parte de la vida diaria de los pueblos oprimidos, entonces empiezan a descalificar y degenerar el verdadero sentido de la lucha armada y a quitar banderas de lucha, claman hipócritamente por la Paz y la Democracia, el pluralismo político y el dialogo; no porque lo deseen de verdad, sino para contrarrestar la avalancha que se avecina, restarle fuerzas al movimiento popular y al cabo de los años seguir con su misma política de explotacion con otras modalidades; neoliberalismo, globalizacion…

Por eso en el día de hoy, cuando se cumplen 20 años de la muerte del compañero Salvador Cayetano Carpio, bueno es recordar las palabras con las que Antonio Morales Carbonell “Tono” concluye su trabajo “La muerte de Marcial ¿un asunto concluido”:

“Traer a la memoria el suicidio de Marcial es una oportunidad para recordar aquellos aspectos democráticos de su pensamiento y de su práctica política dentro de su partido: su deseo de que los sectores mayoritarios de la población (los obreros y los campesinos) pudiesen orientar una amplia alianza popular, sus esfuerzos para que
dichos sectores estuviesen orgánicamente representados en el partido, sus afirmaciones sobre la necesaria autonomía de los gremios y sindicatos, su insistencia en crear y desarrollar una amplia base celular que diera vida a la democracia interna “de abajo para arriba y de arriba para abajo”, que obligara a los dirigentes a dar cuenta de sus actos y que permitiera combatir los abusos de poder, la corrupción y otras arbitrariedades que se daban en su organización y de romper con el terror de aquellos que tenían la impaciencia de reaccionar mal y de rebotar la crítica y de usar sus poderes en mala forma para el castigo a los que critican”.

Si algo caracterizó a Marcial fue precisamente su rectitud, su firmeza y su honestidad. Prefirió morir antes que permitir que se pusiera en duda su integridad moral. Con el fallecimiento de Marcial, la clase obrera salvadoreña perdió, sin lugar a dudas, uno de sus más genuinos dirigentes.”

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