CEM publica Informe Económico de V Congreso del PCS de abril de 1964

SAN SALVADOR; 2 de julio de 2007 (SIEP) “Con esta publicación continuamos cumpliendo nuestro compromiso de divulgar documentos fundamentales del movimiento revolucionario salvadoreño, en especial del Partido Comunista de El Salvador” indicó el Maestro Roberto Pineda, Coordinador del Centro de Estudios Marxistas “Sarbelio Navarrete.”

Subrayó que “este informe económico, presentado en el V Congreso de abril del 64, hace un análisis marxista del proceso de desarrollo económico del país, en especial de los cambios producidos en la agricultura y la expansión del proceso de industrialización y como este modificó la estructura de clases en el país y por lo tanto, como surge un proletariado industrial.”

Asimismo precisó que “como marxistas salvadoreños tenemos la obligación de profundizar en el conocimiento de nuestra realidad y en rescatar los aportes que a lo largo del siglo pasado dieron diversos teóricos entre los que sobresalen Raúl Castellanos Figueroa, Jorge Arias Gómez y Schafik Handal.”

“Con la publicación –informó-de esta parte económica del Informe del Comité Central al V Congreso del PCS, además de cumplir con el compromiso adquirido, entregamos a los estudiosos de la historia económica y política, una valiosa herramienta para conocer el estado de nuestro país en aquel momento histórico.”

Finalmente el Maestro Pineda, docente de la UES, señaló que “esta publicación es también un homenaje a nuestra camarada Liliam Jiménez, fallecida recientemente en México a los 85 años, a Fidelina Raimundo, a Rosa Braña, a las miles de mujeres revolucionarias de nuestro pueblo salvadoreño.”

INFORME DEL

COMITÉ CENTRAL AL QUINTO CONGRESO

DEL PCS

PARTE ECONÓMICA

Esta parte del informe del CC al V Congreso se concentra, como las otras partes, en el estudio del período comprendido entre éste y el IV Congreso. Sin embargo, tomando en cuenta que los problemas económicos de nuestro país han sido poco analizados por el Partido, también extiende sus enfoques a períodos anteriores a 1950 en muchas de las ramas de la economía o de los aspectos que entran en su estudio. En algunos casos se contienen incluso tesis acerca del desarrollo histórico y las características actuales de algunas ramas económicas, que no deben considerarse con pretensiones de ser definitivas y acabadas. Estamos seguros que sí, que estimularán el debate y los esfuerzos colectivos de investigación y análisis, los cuales conducirán, sin duda, a formular tesis de mayor profundidad y mejor acabadas.

INFORME DEL C.C. DEL PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR SOBRE LA SITUACIÓN ECONÓMICA NACIONAL Y SUS CAMBIOS DESDE EL IV CONGRESO EN EL AÑO 1950

Desde el IV Congreso del Partido se han producido cambios en la economía y la composición de clase en nuestro país, que conviene analizar y tomar en cuenta para comprender mejor el proceso político transcurrido y la perspectiva que tenemos enfrente.

Esos cambios pueden resumirse así:

1 – Cambios en el volumen y la composición de la producción agropecuaria.

2 – Crecimiento industrial.

3 – Desarrollo del sistema bancario.

4 – Convenios de integración económica y Mercado Común Centroamericano.

5 – Crecimiento de la penetración económica del imperialismo yanqui.

6 – Amplia y veloz proletarización de las masas.

7 – La crisis de 1958 – 1962.

Examinemos estos cambios en detalle:

1 – Cambios en el volumen y la composición de la producción agropecuaria

Tomando en conjunto la producción agrícola de 1962-63 en sus principales renglones (café, algodón, azúcar, maíz, fríjol, arroz y maicillo), se constata, un apreciable aumento de su volumen en quintales comparada con la cosecha de 1952-53: (1. Fuente. Revista Mensual del Banco Central de Reserva)

.

1952-53………………………………………………………………… 9.719.000 quintales

1962-63…………………………………………………………………15.490.000 quintales

El incremento fue sumamente desigual. Los productos destinados a la exportación (café, algodón, azúcar) aumentaron de 2.908.000 a 7.670.000 quintales (4.762.000 más); mientras los cereales solamente pasaron de 6.811.000 a 7.820.000 quintales (1.009.000 más). Casi todo el aumento corrió, pues, cargo de la producción para exportar.

La producción de cereales y la exportable han resultado así equiparándose. En 1952-53 todavía era la primera superior en casi tres veces respecto a la segunda. Desde 1962-63 puede decirse, tomando en cuenta el crecimiento de la cosecha algodonera, cafetera y azucarera, que los productos para la venta al extranjero han pasado a producirse en un volumen superior al de los cereales y que esa diferencia tiende a crecer anualmente.

Hagamos un examen del proceso en cada una de estas ramas de la producción agrícola, y de la ganadería durante el periodo que estamos abarcando en este informe. Es conveniente incluir también en el análisis la pesca del camarón cuyo desarrollo en los últimos años la ha colocado en el tercer lugar de las exportaciones.

E L ALGODÓN

El cultivo que mayor crecimiento experimentó durante este período fue el algodón. Tanto, por el peso que ha llegado a tener dentro del conjunto de la producción agrícola, como por la importancia que su crecimiento veloz ha tenido para transformar la composición social del campo, es bueno que nos detengamos especialmente en su examen.

Este cultivo comenzó a crecer en la década del cuarenta. Ya antes existía en nuestro país pero en proporciones pequeñas. Para las cosechas de 1940-42 fueron sembradas 13.996 manzanas y se obtuvo una producción de 44.644 quintales, de los que 26.590 fueron destinados al consumo interno. En 1950-51 se sembraron 27.504 manzanas y se obtuvo una cosecha de 135.446 quintales, consumiéndose en el país 62,440. En 1960-61 se sembraron ya 80.985 manzanas con una producción de 911.873 quintales, de los cuales 152.685 fueron consumidos por la industria textilera nacional. Aunque las cifras de estas tres cosechas, separadas entre sí por diez años, son reveladoras de un crecimiento verdaderamente rápido de la producción algodonera, no son las exponentes de su mayor velocidad. Para la cosecha de 1962-63 fueron, en efecto, sembradas 133.766 manzanas, alcanzándose una producción de 1.573.151 quintales (207.608 fue el consumo nacional); y un año después solamente para la cosecha 1963-64 que acaba de ser levantada y cuyos resultados aún no han sido publicados, el área sembrada creció a 170.125 manzanas.

Entre 1950-51 y 1963-64 se ha producido, pues, un aumento de poco más de seis veces en cuanto al área cultivada y el volumen de la cosecha se multiplicó casi por doce hasta 1962-63. Por otra parte, el rendimiento por manzana se elevó entre 1940-42 y 1952-53 de 3 a 6 quintales, y entre 1952-53 y 1962-63 de 6 a 12 quintales. (2. Todas las cifras sobre producción se refieren al algodón “en oro” es decir sin la semilla)

Diversos elementos de juicio indican que la expansión algodonera no ha alcanzado todavía su límite. .

El cultivo del algodón se ha desarrollado sobre una base capitalista, trayendo consigo la extensión de las relaciones de salario y la elevación de las fuerzas productivas. Examinemos en primer lugar, el progreso da las fuerzas productivas:

1) La mecanización y la técnica en el cultivo algodonero son las más desarrolladas de nuestra agricultura y han alcanzado un nivel de los más altos entre los países productores de esta fibra. La producción de 12 quintales sin la semilla por cada manzana, es de las mayores del mundo y ha sido alcanzada mediante el uso masivo de insecticidas, abonos, semillas selectas y arada mecánica.

Los abonos e insecticidas formaron casi la tercera parte del valor bruto de la producción en 1961; de c. 61.879.874 que fue ese valor, ¢18.211.437 lo formaron los gastos en insecticidas y abonos. (3. Fuente: Banco Central de Reserva- “Cuentas nacionales.”)

Según los datos establecidos por la Encuesta del Algodón, realizada por el Ministerio de Agricultura y Ganadería, en la cosecha 1960-61 fueron empleados 1393 tractores, a un promedio de uno por cada 59 manzanas sembradas. Un promedio ciertamente elevado de mecanización de las aradas.

Asimismo puede verse la alta mecanización de las labores algodoneras en el hecho de que la mayor parte de la aplicación de insecticidas su realizará desde el aire, mediante el uso de aviones. Solamente la Cooperativa Algodonera dispuso de 61 aviones y 55 pilotos especializados durante lo cosecha 1962-63 (4. Fuente: memoria de la Cooperativa Algodonera Salvadoreña Ltda. Ejercicio 62-63) y existen además en el país unas cuantas empresas privadas que prestan servicio de fumigación aérea, que cuentan con otro número de aparatos y pilotos.

2) La faja costera, que había permanecido durante mucho tiempo carente de vías de comunicación adecuadas para el transporte automotriz y con una economía predominantemente natural, ha sido cruzada por una moderna carretera y por numerosos caminos de alimentación de la misma, que han venido terminando con el aislamiento y la dispersión en esa zona, permitiendo una mayor circulación mercantil y la consiguiente multiplicación de los vínculos económicos entre la población del país.

3) Una vez que ha sido recogido de los campos y para que esté en condiciones de ser utilizado por la industria textil nacional o extranjera, es necesario que el algodón, sea “desmotado”, es decir, separado de la semilla. El desmote se realiza en Beneficios que están ubicados en la zona de las plantaciones, todos ellos de propiedad de la Cooperativa Algodonera. Esos beneficios son grandes planteles, que han venido creciendo en la misma proporción que el cultivo, y que funcionan mediante el trabajo de un numeroso personal que atiende las bodegas y las plantas mecánicas.

La semilla se destinaba en un principio sólo a la siembra, perdiéndose excedente. Pero de modo gradual, se fue pasando a utilizarla para fines industriales, principalmente para la producción de grasas comestibles y tortas forrajeras para el ganado lechero. Ahora se producen con la semilla 16 productos distintos. Al elevarse el volumen de las cosechas se aumentó el volumen de la semilla, resultando un excedente considerable sobre las compras nacionales. Por tal motivo paso a ser un producto de exportación desde el año 1963. De los 2.600.332 quintales de semilla que arrojó la cosecha 1962-63, 414.490 fueron vendidos al exterior, en su totalidad al Japón. (5. Memoria de la Cooperativa Algodonera –Ejercicio 1962-1963)

El desmote y la utilización industrial de la semilla se han traducido en el establecimiento de un grupo de beneficios modernos y de fábricas, algunos en el campo mismo. Esto ha contribuido a ampliar la producción mercantil, como también a ensanchar las relaciones de salario y la proletarización masas rurales.

4) Las necesidades de transporte de la cosecha algodonera en crecimiento ha impulsado el desarrollo de esta rama de la actividad económica. En la década del cuarenta la mayor parte del transporte del algodón se efectuaba en carretas tiradas por bueyes. Ahora los términos han sido invertidos: el transporte automotriz ha pasado a ser mayoritario. Los efectos inmediatos de este fenómeno han sido el aumento del número de camiones en rodaje; el aumento del personal de manejo, carga y descarga; el desplazamiento de cientos de carreteros y su transformación en jornaleros simples, las más de las veces el aumento del número de talleres para las reparaciones mecánicas y del personal especializado en ellos; el aumento del volumen del negocio de importación y exportación de piezas de repuesto, lubricantes y combustibles.

Lo mismo que se ha dicho de los efectos de la expansión algodonera en el transporte automotriz, puede afirmarse de sus efectos en la ampliación de las labores portuarias, cuyas instalaciones y personal han sido ampliadas y modernizadas, aunque no sólo naturalmente a causa del algodón.

Todo ello ha ensanchado la producción y la circulación mercantil, así mismo también la proletarización de las masas.

5) La creciente utilización de tractores y otras máquinas agrícolas, empleo de aviones, el establecimiento de beneficios y fábricas, y el desarrollo de los transportes, han producido la formación de una numerosa capa de trabajadores calificados, en su mayoría salidos del campo mismo.

6) Aunque bastante más lentamente que el crecimiento de la producción algodonera, se ha operado un incremento del consumo nacional con la ampliación de las fábricas textiles y, sobre todo, con el aparecimiento de una industria de grandes proporciones que ha llegado a contar en los últimos meses con más de dos mil obreros. Como ya vimos, el consumo nacional se elevó de 62.440 quintales en 1950 a 207,608 en 1962.

La industria textil nacional está lejos, sin embargo, de producir lo suficiente para las raquíticas compras del mercado interno. Aún hoy la mayoría de las telas que se consumen en el país provienen del exterior.

Para completar este examen de la producción algodonera, veamos algunos o­tros aspectos de importancia en el terreno de las relaciones de producción.

1) Una característica sobresaliente en este cultivo ha sido la extensión que en él ha alcanzado el arrendamiento capitalista de la tierra. Para el desarrollo del café fue indispensable que los empresarios contaran con la propiedad privada del suelo, por el carácter permanente de las plantaciones y la necesidad de realizar importantes inversiones en la formación de las fincas. En el algodón, en cambio, pueden encontrarse en manos distintas la propiedad de la tierra y la propiedad de las plantaciones, porque su proceso vegetativo es de un año solamente.

Para incrementar el cultivo del café fue preciso liquidar primero las formas colectivas de la propiedad territorial que existían (comunidades indígenas y ejidos), y dar origen al monopolio privado de la tierra. La unifica­ción de la propiedad sobre las plantaciones con la propiedad privada sobre la tierra se realiza, en cambio, en el algodón, no de manera previa sino en el curso de los años de cultivo, mediante el endeudamiento y la ruina de los propietarios del suelo, en primer lugar de los pequeños y medianos. Tal unificación solamente ha comenzado y está lejos de culminar.

Según datos del Ministerio de Agricultura y Ganadería, la relación entre ­los cultivos algodoneros en tierras arrendadas y propias para la cosecha de-1962-63 se presentó en los siguientes términos:

NUMERO MANZANAS SEMBRADAS

Propietarios 1.069 ………. 56.969

Arrendatarios 1,542 ……. 54.135

Mixtos (parte en tierra propia y- 207 ……… 5,818

parte arrendada.)

Así pues, por la vía del arrendamiento de la tierra es que se produce, con mucha mayor velocidad que en el café, el crecimiento del área sembrada en el algodón.

Capitales monetarios formados en la producción y el negocio cafetero en general, en la usura, en el comercio, en el ejercicio de algunas profesiones liberales altamente lucrativas (medicina, abogacía, odontología, etc.) y en la malversación de los fondos públicos, se han desplazado de la ciudad al campo para invertirse en el algodón, tomando tierra en arrendamiento a los latifundistas y campesinos medios. Una parte de los terratenientes asociándose con los capitalistas de la ciudad o solos se han dedicado asimismo al cultivo del algodón, invirtiendo capitales monetarios suyos formados inicialmente mediante la usura, la especulación con los cereales, el crédito hipoteca­do o la venta de una parte de sus tierras.

2) – Como consecuencia de la alta concentración de los capitales invertidos en el cultivo algodonero, alcanzado en las otras ramas de la producción y el comercio de donde proceden, la concentración es también elevada en él. Pronto aparecieron los grandes capitalistas monopolistas con plantaciones de mil, dos mil, tres mil y más manzanas. Algunos de ellos habilitan crédito a los medianos y pequeños sobre la cosecha, fijándoles de antemano un precio bastante inferior al del mercado, o financian completamente su producción desde el precio del arrendamiento de la tierra hasta las planillas de pago de los trabajadores, a cambio del compromiso de venderles la cosecha total a un precio convenido y de repartir utilidades. Aparentemente se trata de un contrato de sociedad, en el que uno, el monopolista, es el socio capitalista, y el otro, el agricultor, es el socio llamado “industrial”, Muchos de estos pequeños y medianos agricultores son propietarios de tierra y terminan perdiéndola al caer bajo la férula de las deudas con sus “socios” capitalistas, y convirtiéndose en simples empleados suyos para la administración y dirección técnica de sus grandes plantaciones. .,

Los grandes capitalistas controlan por el medio descrito en el párrafo anterior y otros similares, no sólo la producción de sus propias plantaciones, sino también gran parte de la que levantan los medianos y pequeños. El principal de estos monopolistas algodoneros es en la actualidad la firma Alfredo Cristiani y Cía., que controla el 22 % de la cosecha. Apenas quince grandes capitalistas algodoneros controlan el 40 % de toda la producción. (6. Informe de la cosecha 1962-1963-Cooperativa Algodonera Salvadoreña)

3) – En los primeros años de la década del cuarenta fue fundada la Cooperativa Algodonera Limitada, con el fin de que se encargara de realizar las ventas en el exterior y en el interior del país, del desmote y otros aspectos relacionados con el fomento y proceso del cultivo y sus derivados. No es una sociedad anónima. En ella pueden ingresar todos los agricultores grandes pequeños del algodón mediante el pago de una acción de diez colones. Su condición de socios les da derecho para entregar todo su algodón en los beneficios de la Cooperativa para su desmote y su venta en el mercado nacional o internacional. El agricultor queda así desligado de los problemas del almacenaje, desmote y venta. La Cooperativa asegura a sus socios, además, la semilla necesaria para sus siembras y la venta de los excedentes para la fabricación de grasas y demás subproductos; cuenta con una flota de aviones para la aplicación de insecticidas que está a la disposición de los socios para su utilización mediante el pago de un .precio que queda en suspenso para ser cobrado al liquidarse la cosecha; cuenta con su propia fábrica de aceite para asegurar la estabilidad del preció de la semilla; presta orientación y consejo técnico a los agricultores socios, etc. Para formar el capital de la Cooperativa los socios están obligados a comprar dos colones en bonos por cada quintal cosechado. Al 31 de octubre de 1963 sus instalaciones tenían un valor de ¢14.995.412.36 (7. Fuente: Memoria de la Cooperativa Algodonera salvadoreña Ltda. 1962-1963) La existencia de la Cooperativa ha sido un factor de primera importancia para el desarrollo del cultivo algodonero en nuestro país.

Sin embargo, desde un comienzo estuvo la Cooperativa en manos de los más grandes empresarios y ahora lo está en las de los monopolistas. Esto agrava las crecientes dificultades para los medianos y pequeños a la vez que refuerza la tendencia hacia la concentración del capital.

La Cooperativa establece un precio de compra para el algodón “en rama” (con la semilla), cada año al iniciarse la cosecha. Pero solamente compra a ese precio una parte pequeña de la misma. La mayor parte queda en espera de liquidación, cuatro o seis meses después, cuando ha sido vendida en el exterior a precio recibido. Mientras tanto, los algodoneros reciben una parte del precio en carácter de préstamo. Para financiar la cosecha y los cultivos del año siguiente, disponen de ese préstamo y de los créditos bancarios de de distinta índole.

Los pequeños y medianos, que trabajan con escaso capital y no cuentan con las suficientes facilidades para obtener crédito bancario, se ven obligados a “rematar” su algodón sin esperar la liquidación, casi siempre superior a lo previsto, es decir, a vender de una vez al precio fijado por la Cooperativa para el algodón en rama. No todos los que necesitan rematar sus cosechas pueden, sin embargo, vender a la Cooperativa misma, porque ésta solamente compra una parte pequeña de la cosecha, como ya dijimos. Así, este numeroso sector queda colocado bajo la presión de las grandes necesidades de dinero para pagar a los cortadores, enfrentar gastos personales y familiares, y prepararse para la cosecha siguiente.

En estas condiciones apareció y se multiplicó toda una red de intermediarios que, aprovechándose de la necesidad de dinero que experimentan los pequeños y medianos en la época de la cosecha, consiguen comprársela a precios bajos. Entre estos intermediarios han comenzado a destacarse algunos que mueven capitales muy crecidos que, por lo general, están formados por préstamos bancarios. Estos préstamos de los bancos en vez de llegar directamente a los pequeños y medianos algodoneros, van a dar a manos de los intermediarios en virtud de su poder económico y de las influencias que ello trae consigo.

La Cooperativa es, desde otro punto de vista, un verdadero sindicato patronal para ofrecer un frente común a los trabajadores. Cada vez que se ha planteado con nuestro país la necesidad de elevar los salarios de los trabajadores del campo, en los marcos de la Cooperativa se producen agitadas reuniones de patronos en las que prevalece la opinión de los grandes, enfiladas en contra de los intereses del proletariado agrícola. Al arreciarse la lucha reivindicativa en el campo es seguro que esta organización patronal, .que aparentemente sólo persigue finalidades de comercio y fomento de la producción algodonera se revelará como centro de coordinación de los capitalistas de esta .rama, para su lucha contra las demandas de las masas. Entre tanto el derecho de organización sindical les está vedado a los asalariados agrícolas, los a tronos cuentan ya pues, con sus propias organizaciones clasistas. He aquí un “botón” de muestra” de las excelsitudes de la democracia burguesa y semicolonial.

4) – El cultivo algodonero ha transformado antiguos latifundios en los que predominaban las relaciones feudales de producción (colonato, pequeño arrendamiento, pago de la renta en trabajo o especie, trabajos gratuitos, etc.) y existía un nivel feudal de las fuerzas productivas (tracción animal, arado, madera, ausencia de insecticidas, abonos y semillas selectas, etc.) en empresas capitalistas en las que predominan ampliamente las relaciones de salario y se realiza la producción en base de un elevado nivel técnico y mecánico.

Sin embargo, ese proceso de desarrollo capitalista no ha liquidado completamente las relaciones feudales, ni las fuerzas productivas propias de ese modo de producción. Ha conservado celosamente, por el contrario, todo, lo que el feudalismo hace más baratos los costos y es compatible con el sistema del salario y la nueva organización del trabajo. (8. En lo relativo a los remanentes feudales en nuestra agricultura capitalista consultar el Proyecto de Programa Agrario de nuestro Partido)

Asimismo, las rudimentarias herramientas y métodos de labores se combinan con los modernos, según resulto más barato el empresario.

Manteniendo resabios feudales en las relaciones de producción y en las fuerzas productivas y apoyándose en la existencia de un extremo monopolio privado de la tierra que arroja un enorme ejército de gente desposeída, los capitalistas del algodón junto a los demás capitalistas de la agricultura, logran mantener un bajísimo nivel de salarios, inferior a los mínimos que son precisos para subsistir.

5)- El algodón salvadoreño y el norteamericano concurren al mercado internacional como competidores. En los Estados Unidos, por causa de la prolongada crisis agraria que allí se produce desde hace más de 10 años, se han acumulado enormes reservas de algodón. Los costos en salarios e impuestos son superiores un los EE.UU. que en los demás países productores y eso impide que algodón compita en precio con los demás. Para saltar ese obstáculo y conseguir una mejor venta en el mercado mundial, el gobierno yanqui ha establecido subsidios a las exportaciones, los cuales han venido creciendo bajo la influencia de las necesidades de la competencia y bajo las presiones cabilderas de los monopolios. Ahora pasan de ocho dólares por cada quintal exportado.

De ese modo fueron aumentadas las ventas yanquis de algodón en el mercado mundial, ocasionando una baja de los precios. Esta caída de los precios produjo en nuestro país en 1959-60, una reducción del área de siembra en comparación con el año anterior, de 76.544 a 61.438 manzanas. El fenómeno comenzó, adquirir caracteres de pánico y se hubiera transformado en un verdadero cataclismo económico si no es porque el precio se estabilizó aunque a un nivel más bajo. Desde entonces el precio no se ha recuperado y se mantiene bajo la constante amenaza de nuevas caídas.

Lo ocurrido el año 1959-60 permite prever los efectos desastrosos que tendría una crisis algodonera sobre nuestro país. La caída del precio del café no se traduce de inmediato en la reducción del área de cultivo. Las fincas son permanentes y, aunque reduciendo las labores, siempre se mantiene un mínimo de trabajo en ellas. Pero en el algodón, la situación es distinta: con la misma facilidad que se aumenta el área do cultivo de un año para otro, puede caer verticalmente también de un año paro otro. Y eso significa la completa desaparición de todo trabajo en la superficie antes sembrada, pues una vez levantada la cosecha no queda en ellas nada que amerite cuidados posteriores.

La amenaza para la producción algodonera proviene de dos lados: de una parte se asiste ahora a una creciente producción de fibras artificiales que lo reemplazan con ventajas en su precio y calidad; y de otra, los excedentes norteamericanos y la política de subsidios oficiales a las exportaciones amenazan con una saturación del mercado capitalista. La creciente producción distintos países agrega una presión más que empuja las cosas hacia la crisis.

Como a la producción algodonera se encuentran ligadas extensas masas de decenas de miles de asalariados y de miles de pequeños y medianos agricultores, las repercusiones políticas de una crisis en ella serían verdaderamente excesivas, con la particularidad de que tal situación puede producirse, en razón de los factores ya explicados, en el lapso de una cosecha a otra.

La caída del precio en 1959-60 trajo otras consecuencias económicas (reducción del precio del arrendamiento de la tierra, y otros) que es de importancia estudiar en previsión de futuras situaciones análogas. Pero no debemos hacerlo dentro de los límites del presente informe.

6)- Además, los imperialistas norteamericanos mantienen un bloqueo comercial contra los países del campo socialista que restringe el mercado algodonero y que de hecho es un bloqueo contra los países coloniales y semi-coloniales. En los últimos años, por ejemplo, la República Popular China ha estado efectuando fuertes compras de algodón a precios y condiciones ventajosas, que no han podido ser aprovechadas por los algodoneros salvadoreños, pese a la existencia de propuestas concretas de parte del gobierno chino. Las restricciones al comercio mundial que impone el imperialismo norteamericano, este también fuente de contradicciones con los algodoneros nacionales, aunque ellas no se agudicen ni afloren todavía.

Así pues, existen numerosas contradicciones objetivas entre los algodoneros salvadoreños y los imperialistas yanquis, tanto por su condición de competidores, por sus manejos para deshacerse de sus excedentes botando los precios, como por el bloqueo al comercio con el campo socialista. Ellas no se manifiestan claramente, pero al enfrentar dificultades el negocio algodonero, aparecerán y se agudizarán. Si no se adelantan a prevenir esos peligros, los algodoneros sufrirán una dura lección de manos de sus supuestos “aliados” y “protectores” yanquis y comprenderán hasta entonces cuan importante y vital es restablecer el libre comercio mundial y luchar contra el arbitrario trato comercial de los imperialistas y contra su desleal competencia.

Al mismo tiempo que existen esas contradicciones en el plano del comercio mundial, los monopolios norteamericanos han realizado progresos importantes en la penetración de su capital dentro de la producción algodonera nacional y se preparan para hacerla más profunda. Hasta ahora sus inversiones en el algodón salvadoreño no son directas. Han abarcado solamente el terreno de los créditos bancarios. Según datos que ofrece la Memoria de la Cooperativa Algodonera, sobre el ejercicio 1962-63 intervino un financiamiento bancario por un total de c. 44.600.000, de los cuales solamente ¢ 7, 600,000 procedieron de los bancos locales. El resto, 37 millones de colones fue de origen exterior, de los más importantes bancos de los EE.UU. en su mayor parte. De este modo, los monopolios yanquis han comenzado a compartir la explotación del proletariado algodonero salvadoreño. Con la instalación de la agencia del First National City Bank of New York en San Salvador, seguramente esa tajada será mayor.

En la negativa de los directivos de la Cooperativa Algodonera a comerciar con los países socialistas pesa mucho indudablemente esa penetración del capital yanqui. La Cooperativa, por otra parte, está en manos de los grandes capitalistas algodoneros, en manos de los empresarios de las plantaciones superiores a las mil manzanas, como ya vimos. Estos grandes capitalistas Están ligados en diferentes negocios al capital norteamericano y por eso, la política imperialista encuentra en ellos un punto de apoyo en perjuicio del país y de la gran mayoría do los propios algodoneros. Por todo esto, la lucha contra estos monopolistas criollos es de interés nacional, incluyendo el interés de la mayoría de empresarios algodoneros.

Creemos que es ya suficiente lo dicho para formarse una imagen general de los cambios operados con motivo del incremento de la producción algodonera en nuestro país. En suma, pueden resumirse esos cambios diciendo que la expansión algodonera ha sido un factor de primer orden desde el IV Congreso do nuestro Partido, para el desarrollo del capitalismo en nuestro país y para el reforzamiento de la condición semicolonial de su economía.

E L CAFÉ

Sin registrar las mismas proporciones en que creció la producción algodonera el café se incrementó también considerablemente desde el IV Congreso. De 1, 697,000 quintales en 1952-53, se pasó a 2.100.000 en 1962-63. (9 Fuente: Revista del Banco Central de Reserva, octubre de 1963)

También el área cultivada experimentó aumento: el Primer Censo Agropecuario realizado en 1950 arrojó 165.063 manzanas sembradas de café, el segundo Censo del Café realizado en 1957 constató un aumento a 178.070 manzanas y para el Segundo Censo Agropecuario de 1961 la cifra se había elevado a 202.501 manzanas. Pese a la baja de los precios internacionales desde 1954, puede verse que el café mantiene cierto ritmo de crecimiento en su área de cultivo. En cuanto al volumen de sus exportaciones y al valor de éstas, las cosas han transcurrido como sigue desde el IV Congreso:

EXPORTACIONES DE CAFÉ (10. Revista del BCR, oct.1963)

Año
Sacos de 69 Kgs
Millones de colones

1952

1953

1954

1955

1956

1957

1958

1959

1960

1661

1962
972,200

943,500

891,100

1,008,000

927,000

1,191,800

1,151,900

1,188,500

1,280,300

1,329,900

1,496,600
¢ 194.0

191.5

230.0

228.8

218.4

274.6

210.2

178.2

191.7

175.4

189.2

Puede notarse que el volumen de las exportaciones ha experimentado un importante crecimiento y que al mismo tiempo, su valor en colones ha caído no sólo relativamente sino también en términos absolutos. Mientras en 1952 se obtuvieron 194 millones de colones con 972.200 sacos, en 1962 solamente se obtuvieron 189 millones de colones con 1.496.600 sacos, es decir, con 524.600 más que diez años atrás. Si la comparación del año 1962 se hace con 1957, las diferencias son aún más profundas. 1957 fue el año cimero del negocio del café aunque no el de los precios mayores. El valor de las exportaciones ese año alcanzó la cifra record de 274 millones de colones, con 304.800 sacos menos en 1962. En el decenio hubo años peores, como puede verse en el cuadro inserto.

La causa de este fenómeno negativo en las exportaciones de café está en la caída de los precios internacionales en los años siguientes a 1954. Eso produjo repercusiones en el conjunto de la economía nacional que serán analizadas más adelante. Por ahora dejemos únicamente señaladas las cifras, ya que eso es suficiente para el examen que nos ocupa en esta parte del informe.

En base de las cifras anteriores puede llegarse a una conclusión general. La producción salvadoreña de café no puede considerarse en estancamiento y muchos menos en retroceso. Todo lo contrario, bajo el estimulo de nuevas alzas pasajeras o prolongadas, en el precio internacional, o bajo la influencie una eventual ampliación del mercado mundial de este producto más allá de las hasta ahora bloqueadas fronteras del campo socialista, tendrá que mantener la tendencia observada a la ampliación del cultivo. Esta última posibilidad (las ventas a los países socialistas) no es una mera especulación, ni se presenta como algo lejano o sujeto solamente a los cambios revolucionarios nuestro país. En los últimos años se han efectuado ventas directas a la República Democrática Alemana y tales ventas pueden ampliarse a otros países socialistas o a ese mismo en cantidad.

Es de importancia hacer notar que la baja del precio y las utilidades el negocio del café no se tradujo en una reducción del área de cultivo ni de la producción. Eso se debe en primer lugar a que entraron a producir en los últimos años muchas fincas que habían sido plantadas con anterioridad a cuando el precio era descomunalmente elevado y en los años siguientes, que aún no había caído de manera profunda. En segundo lugar es consecuencia de que el cultivo del café se realice exclusivamente a mano y habiendo como hay en nuestro país una abundante masa trabajadora sin organización sindical, ello abre el camino para descargar sobre sus espaldas el peso de la reducción del precio, reduciendo sus salarios aún más, al mismo tiempo que para compen­sar las utilidades reducidas por la crisis con el aumento de la producción .Estos y otros factores explican el fenómeno contradictorio de que el área de cultivo y el volumen de la producción cafetera hayan crecido en vez de reducirse durante los años de la caída del precio internacional, como lo demuestran los datos que hemos incluido.

Para comprender mejor lo que representa la mano de obra en el café, veamos algunos aspectos con más detalle y además algunas cifras.

A diferencia del algodón, en el café el nivel de mecanización de las labo­res se reduce casi exclusivamente al beneficiado. Todo el proceso de la formación de las fincas, el de su cuidado (limpieza, abono, combate de insectos, poda, sombreado y cuidado de la sombra, etc.) y el de la recolección del gra­no, se realiza a mano con ayuda de instrumentos rudimentarios. Como la mano de obra es abundante, barata y desorganizada, los finqueros consiguen costos bajos para su producción. Apoyándose en la baratura de la mano de obra, los cafeteros salvadoreños han podido realizar holgadamente notables esfuerzos para elevar la productividad por manzana, mediante un tratamiento individual y esmerado a cada arbusto. La producción de manzana de cafetal es de las más altas del mundo. Con las variantes que determinan los cambios atmosféricos, el rendimiento se ha mantenido en un promedio do 9.65 quintales por manzana, du­rante los últimos diez años.

Según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura (FAO), y de la Comisión Económica para la América Latina (CEPAL), conteni­dos en su Informe conjunto sobre “El Café en El Salvador” (1957), en la cose­cha 1954-55 se emplearon un promedio de 1956 horas-hombre en cada hectárea de cafetal y 117.33 en cada quintal oro. Es decir, 244 y 14 y media jornadas de ocho horas respectivamente. El promedio de trabajo empleado en cada hectá­rea, desde la formación del cafetal hasta que se encuentra en plena producción es, según esos mismos cálculos, de 5.500 horas hombre. Todas estas cifras sobre las horas de trabajo, se entiende, se refieren al trabajo de los asalariados rurales salvadoreños, ejecutado en las propias fincas y beneficios ya que para considerar el trabajo total empleado, habría que tomar en Cuenta el invertido en la producción de los abonos, insecticidas, aperos, etc.

Dentro de los gastos efectuados en la producción cafetera, un 58% está representado por los salarios a mano de obra, un 9% por los abonos y un 1 % por los insecticidas y fungicidas. La administración, el transporte y otros gastos forman el resto.

Esta característica (la baja mecanización), unida a la abundante mano de sobra formada a raíz de la liquidación de las comunidades y tejidos en la segunda mitad del siglo pasado, han permitido la supervivencia de resabios feudales en el café en una medida mayor que en el algodón y otros cultivos mercan­tiles. Durante un siglo han mantenido los cafetaleros a decenas de miles de Asalariados carentes de todo derecho laboral y de organización y bajo el rigor la llamada “Ley Agraria”, que los faculta para darles un tratamiento casi al que recibían los siervos de la gleba en la Europa Medieval. Ese trabajo brutal ha incluido hasta la adopción por parte de los grandes finqueros de verdaderos códigos penales privados, para regir sus relaciones disciplinarias con los trabajadores, al margen de toda la legislación aparentemente en vigencia.

La gran proporción que la mano de obra representa en la producción del café explica la tozuda resistencia de los finqueros al más leve aumento de los salarios, a la más superficial mejoría de las condiciones en que se realiza trabajo y a todo esfuerzo de organización. Al mismo tiempo, ello ayuda a comprender por que toda baja, aún pequeña, en los precios, se traduce automáticamente en una reducción de los salarios.

EL CAMARÓN

Esta rama de la. producción es muy reciente en nuestro país. En 1950 prácticamente no existía. La pesca en general se reducía entonces a una actividad do muy pocos campesinos pobres, habitantes de la costa, con fines principalmente de consumo propio, y a la. actividad más o menos regular, con fines mercantiles de pequeños grupos de pescadores en los puertos, pero con embarcaciones y métodos rudimentarios. Fue en 1950 que dieron comienzo los estudios técnicos encargados por el gobierno para el posible desarrollo de la industria pesquera. Ya- en 1955 fueron .exportados 40.000 kilogramos de camarón fresco y en 1962 la cifra se había elevado a 4.022.000 kgs, con un valor de 14 millones de colones. El mayor incremento de la pesca del camarón se ha producido a partir de 1960.

Con motivo del desarrollo de la pesca camaronera, se ha formado una flota do barcos equipados para ese fin que ya pasa de los 70 y cuya principal base de operaciones se encuentra en la Bahía de Jiquilisco, en el Puerto El Triunfo Allí han sido construidas amplias instalaciones para la limpieza, envaso y refrigeración del camarón. Entre el personal de a bordo y el que se encuentra en tierra en las labores mencionadas, se reúne en el Puerto El Triunfo un número que pasa de quinientos. Una parte de ellos son extranjeros, traídos como conocedores de los modernos sistemas de pesca. Poco a po­co, sin embargo va surgiendo el personal, calificado nacional.

La pesca efectuada por esa flota arroja también una regular cantidad de pescado, la cual está destinada en su totalidad al mercado interno, a diferencia del camarón que en un 90% se exporta hacia los E.E. UU. (A. Miami).

Es interesante señalar que El Salvador ocupa el tercer lugar en el mundos capitalista, después de Japón y México en orden de prioridad, en la producción camaronera, considerada proporcionalmente al territorio de cada país.

La industria pesquera ha surgido en nuestro país sobre una base técnica bastante elevada y completamente en el marco de las relaciones capitalistas de producción. Las empresas pesqueras (hay trece en total), de las cuales “Pesca, S.A.” es la mayor, seguido por “Atarraya, S.A.”, son casi todas sociedades anónimas constituidas por la gran burguesía oligárquica, con participación de inversionistas extranjeros (portugueses).

En el rápido crecimiento de sus exportaciones, el camarón ha llegado a situarse como el tercer producto de exportación nacional, encima del azúcar y después del algodón, (11. A excepción de los datos relativos a la exportación, que proceden de las publicaciones de la Dirección General de Estadísticas, las demás fueron obtenidas mediante indagaciones directas, pues no se cuenta con informaciones oficiales amplias)

EL AZÚCAR

La producción azucarera ha experimentado también un considerable incrementó desde 1950. En 1952-53 la producción fue de 27.503 toneladas (20 quintales de 46 kgs por cada tonelada), y en 1961-62 ya se había elevado a 56.620 toneladas. El crecimiento de la producción de azúcar a corrido a cargo, casi completamente, del aumento en el rendimiento por manzana. El área de cultivo se ha mantenido casi invariable. En 1950-51 el área sembrada fue de 10,252 manzanas, con un rendimiento de 36 toneladas de caña por cada una, de las cuales se obtuvieron 56 quintales de azúcar. En 1960-61 la superficie solamente había aumentado a 11.114 manzanas, pero el rendimiento había subido a 53 toneladas de caña y 97 quintales de azúcar por cada una.

Con motivo del zarpazo de los EE.UU. a Cuba en 1960, al negarse a continuar comprándole azúcar, fueron establecidas cuotas para la importación de otros países del mundo, entre ellos el nuestro. Así las exportaciones azucare­ras salvadoreñas crecieron de 2.501.000 colones en 1959 a 6.189.000 colones en 1962. Las exportaciones durante 1963 han sido aún mayores.

Es bien sabido que el bloqueo yanqui-al azúcar cubana fracasó en sus obje­tivos de estrangulamiento de la Revolución y que, al contrario de lo esperado por sus autores, ha redundado en una enorme alza de los precios internaciona­les, que perjudica en primer lugar a los propios imperialistas. En tales con­diciones, en varios países los empresarios azucareros se preparan para ampliar su producción y sus ventas en el exterior. En El Salvador eso es lo que está ocurriendo. Para 1964 se ha anunciado la instalación de un gran central azucarero, del cual se espera que doble la producción en la próxima zafra, cosa factible si se considera que la producción actual es pequeña, aunque haya crecido en la forma que se ha dicho. Además, ya ahora el área cultivada con caña es superior a la que está destinada a la producción de azúcar. Aparte de ella existe otra con destino a la producción de panela que en 1960-61 era de 6.300 manzanas. La panela está atravesando por una grave crisis de precios y, sin duda, los paneleros están dispuestos a vender su caña a los ingenios y centrales para la zafra azucarera. Los primeros informes a este respecto indican, precisamente, que los empresarios azucareros se han dedicado por un lado a ampliar sus propias plantaciones, y por otro a comprar o comprometer por anticipado la cosecha de los agricultores que venían cultivando con destino a la panela. El negocio de sembrar caña para venderla después a los ingenios y centrales ha estimulando también a cierto número de otros agricultores, dedicados anteriormente a los cereales, a la ganadería u otra rama, a cultivar sus tierras con ese fin.

Ese incremento de la producción de azúcar tendrá, pues, su primer efecto en la concentración de casi toda la cosecha de caña por los ingenios actuales y el nuevo central, lo mismo que en el desplazamiento de los cereales y la ganadería de nuevas extensiones. Así resultará reducida el área para la produc­ción de panela, con la consiguiente alza de sus precios, y será más raquítica la producción cerealera y ganadera de lo que ya lo es. La alimentación popular recibirá, sin duda, el impacto del incremento azucarero para exportar.

Igual que en el algodón y el camarón, la producción de azúcar ha crecido sobre la base de una elevación de la técnica y la mecanización, trayendo la ampliación de las relaciones de salarios, y en general mercantiles, en nues­tro campo, con sus repercusiones en igual sentido en las ciudades. El próximo incremento que está siendo preparado por los grandes capitalistas, arruinará a muchos campesinos pobres y medios y los transformará en proletarios. El proceso general de proletarización que ha tenido lugar durante el período que estamos examinando, ha sido impulsado también por el desarrollo, azucarero sobre una base capitalista y su contribución a ese fenómeno será mayor en el futuro inmediato. (12. Todos los datos relativos al azúcar han sido tomados de publicaciones oficiales del Ministerio de Agricultura y Ganadería)

LOS CEREALES

El incremento de los renglones anteriores de la producción agrícola, contrasta ostensiblemente con el estancamiento y el retroceso que se observan en cereales durante este período:

El maíz

El área sembrada de maíz se redujo de 225.345 manzanas en 1951-52 a 221. 795 en 1961-62, después de haber registrado algunos aumentos en los años anteriores. La producción en 1951-52 fue de 3.881.448 quintales, y aunque área sembrada subid hasta 272.036 manzanas en 1954-55 y se mantuvo en general a un nivel superior al de aquel año, en ninguna de las cosechas que siguieron hasta 1961-62 alcanzó el volumen de entonces. Se ha publicado últimamente que la reciente cosecha ha pasado de los cuatro millones de quintales. De todos modos se trata de un aumento mezquino.

Por lo que se refiere al rendimiento por manzana, las cosas estuvieron de igual manera: en 1951-52 la producción por manzana fue de 17 quintales y en 1961-62 había bajado a 14.

El Fríjol

La superficie sembrada se redujo en el fríjol de. 50.462 a 30.700 manzana entre 1951-52 y 1961-6.2. La producción cayó de 655.265 a.227.815 quintales El rendimiento cayó más profundamente aún: de 13 a 7 quintales por manzana.

Arroz

La situación en el arroz ha sido casi igualmente calamitosa. De 23.340 manzanas que se cultivaron en 1951-52, se cayó a 12.710 en 1961-62. La producción descendió de 367.220 a 252.665 quintales, aunque el rendimiento se elevó de 16 a 20 quintales por manzana. Este aumento en la producción por zona se efectuó por el aparecimiento de algunos arrozales grandes, tratado con abonos, semillas selectas, tractor y técnica moderna. Poro este proceso que en un comienzo se creyó era el inicio de una producción arrocera capitalista en gran escala, resultó paralizándose, obstruido por los problemas que confronta la producción cerealera en general y a los que aludiremos más adelante. Ahora se conservan algunos arrozales avanzados, pero en menor cuantía y con tendencia a disminuir.

Maicillo.

En el maicillo se ha registrado un pequeño aumento de la producción e incremento de mayor envergadura en su área de siembra, pero al mismo tiempo un descenso pronunciado del rendimiento por manzana. En 1951-52 se cultivaron 97.996 manzanas obteniéndose 1.744.785 quintales. En 1961-62 el cultivo se había elevado a 140.470 manzanas, pero lo producción global solamente aumentó a 1.835.510 quintales, ya qua en esos diez años el rendimiento cayó de 18 a 13 quintales por manzana.

El aumento del área de siembra del maicillo se explica por el enorme faltante en los demás cereales, que cada vez más tienden a ser sustituidos por este, que es más barato y para el cual se pueden conseguir tierras de mala calidad por un canon de arriendo inferior al común.

Cuáles son las causas de la situación calamitosa en que se encuentra la producción cerealera?

Dos son esas causas, sin dudas de ninguna clase: el monocultivo y miseria de las masas.

El desarrollo unilateral de nuestra agricultura (también llamado monocultivista, en el sentido de los productos destinados a la exportación, repercute condenado a los cereales al estancamiento y a la liquidación. A medida que avanzan los cultivos .para exportar, los cereales van siendo arrinconado en las peores tierras y en las más distantes de las vías principales de comunicación. Además, la extensión del arrendamiento capitalista de la tierra que se ha producido en el algodón y que ahora se produce un el azúcar, ha provocado la elevación de la renta a tono con las altas utilidades de los empresarios de esos cultivos. Los altos arrendamientos de lo tierra son otra barrera que se alza para impedir el desarrollo de los cereales. En fin, el curso unilateral de nuestra agricultura ha condicionado toda la estructura de los créditos en el país, concentrando el volumen principal de los mismos en el café, en el algodón, y últimamente en el azúcar. Para los cereales el crédito es insignificante y difícil.

La miserable situación en que se encuentran las masas, su pobre capacidad de compra, es la otra causa que mantiene el estancamiento en la producción cerealera. Mucho se ha especulado y se especula con argumentos supuestamente lógicos para demostrar que las cosas no son así. Se dice, para responder al señalamiento de que los cultivos de exportación ahogan la producción alimen­ticia, que “eso no importa, porque con las divisas que se obtienen en lo ex­portación, se pueden traer del exterior todos los alimentos necesarios y hasta más”. Y para ocultar el hecho de que la miserable situación de las masas repercute en la producción alimenticia se argumenta, tratando de esquivar groseramente esa realidad, de la manera siguiente: “la producción cerealera y de alimentos en general crecería si se establecieran precios justos (así llaman los burgueses a los precios altos)”. Ambas argumentaciones son falsas y no resisten la prueba de lo vida. Veamos como ocurren las cosas en la realidad

En base de estimaciones oficiales (13. Informe del delegado del gobierno salvadoreño a la Conferencia sobre Educación y Desarrollo Económico y Social-Santiago de Chile, marzo de 1962.)), en el año 1957 las necesidades alimenticias en materia de cereales fueron de 19.903.283 quintales, pero la cosecha de ese año solamente arrojó 6.766.883, es decir, la tercera parte de las necesidades. El déficit fue, según esa fuente, de 7.680.179 quintales de maíz, 1.890.090 quintales de fríjol, 1.077.231 quintales de arroz y 2.488.179, quintales de maicillo. Todo eso hacía un faltante global de 13.135.673 quintales. La población en 1957 se calculaba en 2.391.174 personas y en 1962 en 2.627.067. Si se toma por base el estimado oficial de las necesidades alimenticias en cereales para 1957, se puede calcular que ellas fueron de 20.701.287 para 1962. La producción cerealera global solamente alcanzó este último año a 7.670.000 quintales, lo quo significa que el faltante se mantiene alrededor de los 13 millones de quintales.

Ahora bien, si la población dispusiera de los suficientes recursos para comprar los cereales que necesita en su dieta, se crearían las condiciones para que en nuestro país se produjera toda o buena parte de la cantidad necesaria o para que ella fuera adquirida en el extranjero. Así, si por alguna razón insuperable no fuera posible o conveniente producir todos esos cereales aquí, o si por cálculo comercial prefiriera el país producir café, algo­dón, azúcar y no cereales, para utilizar después una parte de las divisas obtenidas con su exportación para comprar en el exterior los cereales que nos faltan, los cifras de la producción nacional más los cifras de las importaciones en este renglón, arrojarían un total igual o cercano al volumen calculado como necesario paro lo alimentación popular, es decir a los 20 millones de quintales en 1962. Pero las cosas ocurren así solamente en la cabeza de los propagandistas del sistema capitalista y de alguno “economistas” a suel­do del gran capital criollo o extranjero. En la realidad el fenómeno es completamente distinto. En efecto, en 1962 solamente se importaron 889.329 quintales de cereales, (14. Los datos sobre importación y exportación de cereales en 1962 fueron tomados del Anuario Estadístico de ese año DGE) que sumados a los 7.670.000 de la cosecha de ese año no hacen subir la cifra ni a 9 millones. Pero, además, habría que restar todavía 53.495 quintales que fueron exportados ese mismo año. El faltante pues, se conservó en 1962 alrededor de los 12 o más millones de quintales respecto de las necesidades alimenticias.

Cómo podría explicarse ese fenómeno si no es por la miserable capacidad adquisitiva de las masas? Cómo se compagina esa realidad con el argumento de que no importa que se sacrifique la producción de alimentos en aras de los cultivos de exportación porque ellos producen las divisas suficientes para adquirirlos en el extranjero? Quienes así argumentan pretenden presentar una imagen idílica del capitalismo. Quieren ocultar su rapacidad y su esencia explotadora, encubrir el hecho de que es la obtención de la ganancia lo que mueve al sistema capitalista, lo que rige los actos públicos y privados de los capitalistas. Las cosas son precisamente al revés de esos cuentos de hadas sobre el capitalismo: si en el extranjero hay mejor precio para los alimentos, si se pueden obtener allí mayores utilidades que en el mercado nacional, los cereales y otros alimentos corren hacia el mercado exterior, aunque en el país se oiga aullar el hambre. No es acaso revelador en ese sentido que se exporten cereales salvadoreños existiendo tamaño déficit en la producción nacional? Seguramente se podrá argumentar que eso ocurre en virtud de leyes económicas y que no es la consecuencia de la maldad de los capitalistas. Y nosotros respondemos, efectivamente es la consecuencia de leyes objetivas del capitalismo, por eso es que los comunistas luchamos contra el sistema capitalista y por la reorganización socialista de la sociedad. Esa es nuestra meta final, la reorganización socialista y comunista de la sociedad, aunque cada país tenga que recorrer, según las condiciones de su propio desarrollo actual, periodos de transición más o menos largos o cortos.

Los que alegan que elevando el precio de los cereales es como se logrará un incremento de su producción no tienen la menor razón. En realidad por ese medio solamente se conseguiría reducir aún más la actual dieta de hambre de la población.

El camino para elevar la producción cerealera lo muestran algunas siembras de maíz que han logrado hasta sesenta y setenta quintales por manzanal mediante el uso de semillas selectas, arada mecánica profunda, abonos adecuados e insecticidas. Pero dentro de las actuales condiciones semifeudales y semicoloniales, con el pobre poder comprador actual del pueblo, un aumento de la producción cerealera se traduciría en un aumento de sus exportaciones y no en el mejoramiento de la dieta general. Además, en las presentes condiciones, tal camino solamente es posible para los capitalistas medianos y grandes. Los campesinos que se dedican en su mayoría actualmente a la siembra del maíz, del maicillo, del fríjol y del arroz, no podrían financiar siembras de ese nivel técnico, ni cuentan con parcelas suficientemente grandes como para que la aplicación de los procedimientos modernos resulte rentable. Sólo una Reforma Agraria verdaderamente popular y revolucionaria, como la que nuestro Partido propugna, puede resolver estas contradicciones de la producción cerealera, que reflejan las contradicciones y lacras del curso deforme de desarrollo de la economía nacional dentro del capitalismo y bajo la expoliación imperialista.

LA GANADERÍA

La ganadería es la rama de la producción que peores consecuencias ha derivado del curso unilateral de la agricultura. Desde 1950 su proceso ha sido de franca liquidación. Una simple comparación entre las cifras de 1950 y 1962 (15. datos del Primer censo Agropecuario de 1950 y del MAG en lo referente a 1962) muestra claramente esa realidad:

1950 1962 Diferencia

Ganada vacuno 809.838 cabezas 671.190 cabezas 138,648 menos

Ganado porcino 388.790 “ 156.203 “ 252,587 menos

La ganadería en nuestro país es quizás el renglón más atrasado. Con la excepción de contados casos, las haciendas ganaderas son grandes latifundios cubiertos por pasto espontáneo, en los cuales vagan unas cuantas centenas de cabezas de ganado, en una proporción de una por cada una, una y media y has­ta dos manzanas. El ensilaje de pasto, el tratamiento en establo del ganado lechero, la siembra de especies forrajeras selectas, la aplicación de abonos, la vacunación, la inseminación artificial, el cruce de especies de alto ren­dimiento, etc., son prácticas desconocidas para la casi totalidad de la ganadería nacional.

La mayor actividad ganadera consiste en el reparto de hatos traídos de Honduras para su posterior exportación a Guatemala. Los negociantes ganaderos van a Honduras, compran allí ganado, lo traen a pie y luego lo ponen en ­grandes potreros cubiertos de “pastos naturales” (en el lenguaje estadístico), que no son otra cosa que diversas especies de gramíneas de muy bajo va­lor alimenticio, que crecen espontáneamente con ayuda de las lluvias y se reseca durante la temporada de verano. Una vez que esto ganado ha adquirido un mayor peso, comprobación que es hace “a ojo”, se pone nuevamente en camino rumbo a Guatemala. Este negocio mueve anualmente unas treinta mil cabezas.

La producción de leche y sus derivados, lo mismo que de carne, es sumamente raquítica. El bajo consumo de leche que hay en el país se cubre con ayuda de una elevada importación de condensadas y pulverizadas. El consumo de car­ne es ínfimo. Según datos oficiales, en el país se consumen unas 13 libras anuales de carne por habitante, contra 80 libras que son necesarias. Hay que tomar en cuenta que el dato es ficticio, pues se consigue dividiendo el total de carne consumida en un año entre el número de habitantes y es bien sabido ­que la inmensa mayoría de salvadoreños sólo consume carne ocasionalmente. En realidad el consumo de carne so encuentra concentrado en una pequeña de la población de las ciudades.

En las haciendas ganaderas prevalecen las relaciones feudales de producción. Trabajan en ellas un personal muy reducido, que se limita a unos cuan­tos “campistos” (las más grandes haciendas cuentan con 8 o 10 campistos), que son los que mueven el ganado de un potrero a otro o lo guían por los caminos y los lugares de mercadeo, enlazan los animales para las “capas”, o para hacerles curas primitivas, etc. Además, hay un reducido número de “corraleros” que se encargan de ordeñar el ganado y de fabricar con métodos primitivos los quesos, la cuajada, el requesón, etc. Por lo general, los campistos, forman parte también del personal del corral. Este pequeño número de trabajadores está en la hacienda en condición de colonos o mozo-colonos y reciben un salario miserable en dinero. En invierno aumenta la producción de leche por la abundancia de los pastos y crecen las necesidades de mano de obra para el ordeño y otras labores de la ganadería. Entonces los familiares de los campistos y corraleros son obligados a trabajar gratuitamente o mediante un salario ínfimo. Los hacendados consideran que ese trabajo es parte de pago que hacen los trabajadores por el rancho que tienen dentro de la hacienda o por la pequeña parcela que en algunos casos les ha sido cedida para sembrar maíz, maicillo y otro cereal. De las cosechas que obtienen en estas parcelas, deben además entregar una parta al hacendado en calidad de renta. En los latifundios ganaderos existe también una pequeña cría de cerdos y de aves de corral, sujeta igualmente a métodos primitivos, y pequeñas áreas cultivadas con distintas variedades de guineos, majonchos y plátanos, o con milpas propias de la hacienda. Estos cultivos se realizan en gran parte con la ayuda del trabajo gratuito de los colonos y mozo-colonos. Los trabajadores de las haciendas ganaderas soportan así una agobiadora explotación y viven en las peores condiciones materiales.

Tanto eN la ganadería como en los cereales, se concentra la mayor carga de resabios feudales que existen en nuestro país.

En la producción cerealera predomina el arado de madera y su aradura superficial, la tracción con bueyes, la ausencia de insecticidas y abonos, una pobre utilización de semillas selectas y otros recursos modernos.

Una gran parte de la producción cerealera se realiza en las parcelas campesinas, propias, en colonía o en arrendamiento. En muchos casos, la cosecha de los campesinos pobres y medios está destinada casi por completo al propio consumo y no al mercado.

Una parte considerable de las plantaciones cerealeras de las haciendas se realiza mediante el trabajo gratuito o minúsculamente remunerado de los colonos y mozo-colonos. Las relaciones de salario no son las predominantes.

CONCLUSIONES GENERALES SOBRE EL DESARROLLO AGROPECUARIO DESDE EL CUARTO CONGRESO DEL PCS

Desde el IV Congreso de nuestro Partido la producción agropecuaria ha experimentado un crecimiento sustancial en cuanto al volumen en quintales, ha tenido lugar en ella un considerable desarrollo del capitalismo como modo de producción, con la consiguiente generalización de las relaciones de salario y mercantiles de todo tipo y con la elevación de la base material y técnica que tal proceso trae aparejada. Ahora ya no se puede caracterizar la agricultura salvadoreña como más feudal que capitalista. El capitalismo es hoy lo predominante en el campo.

Pese al desarrollo del capitalismo desde 1959, el feudalismo no ha sido liquidado en nuestra agricultura. Los remanentes feudales en las relaciones de trabajo: la colonía en sus dos formas, el trabajo gratuito, el pago en especie, etc., se conservan o hasta se han ampliado en aquellos casos en que redundan en bajos costos para los empresarios capitalistas, La propiedad monopolista de la tierra ha sido reforzada y miles de campesinos arruinados y desposeídos. El desarrollo del capitalismo no ha traído mejores condiciones de vida para las masas trabajadoras, sino su mayor empobrecimiento. Los asalariados agrícolas permanecen al margen del derecho de organización, pese a que ahora son las dos terceras partes de la población económicamente activa del campo.

El crecimiento de la producción agropecuaria; la elevación de las fuerzas productivas y el desarrollo de las relaciones capitalistas de producción ha sido desigual y unilateralmente concentrado en los cultivos que producen para exportar. Por primera vez en la historia del país, en 1962 se niveló el volumen producido con destino al extranjero con el de la cosecha de cereales. Desde entonces la diferencia se ha venido pronunciando en el mismo sentido y todo hace preveer que en los próximos años los cereales se verán superados una y más veces por la cosecha exportable. De este modo la condición de apéndice abastecedor de materias primas agrícolas de los países capitalistas desarrollados, que ya tenía El Salvador en 1950, ha sido consolidada plenamente y reforzada de manera más profunda. Por otra parte, ha dado comienzo la penetración del capital imperialista yanqui en nuestra agricultura. Hasta ahora se ha limitado al terreno del crédito bancario, pero este hecho unido a la creciente penetración del capital norteamericano en el resto de la economía nacional y al predominio en el control del aparato estatal que ha conseguido el gobierno de los EE.UU. a raíz del cuartelazo del 25 de enero de 1961, permite predecir que en los años próximos el capital yanqui tratara de invadir más directamente los terrenos de nuestra producción agropecuaria. Por todo lo anterior, podemos decir que nuestra agricultura es hoy más colonial que ayer. Su caracterización como semicolonial tiene ahora más razón de ser que en 1950.

Al mismo tiempo existen ahora más desarrolladas las fuerzas sociales antiimperialistas, como un resultado de los cambios que el crecimiento del capitalismo, aunque deforme, ha producido. En primer lugar ha sido formado un proletariado mayor en el campo y en segundo lugar, se ha formado también una capa burguesa media, cuyos intereses en varios puntos están objetivamente en conflicto con el imperialismo y que, en la medida que el proletariado dirigido por su vanguardia, el PCS, se vaya destacando como la fuerza rectora del desarrollo histórico en nuestro país y en la medida en que sea liquidado el sectarismo de nuestros planteamientos y táctica, tendrá que irse configurando el frente común de todas las fuerzas antiimperialistas, antifeudales y anti-oligárquicas.

Conviene tener en cuenta que dentro del sector de exportación también se han operado cambios desde 1950. El café no ocupa ya la posición casi única que entonces tenía dentro de los productos de exportación. Esos cambios pueden apreciarse en el cuadro siguiente:

Participación del café, algodón, camarón y azúcar en el valor total de las exportaciones (en millones de colones) (16. El cuadro fue elaborado con datos publicados por la DGE y el BCR)

Año Valor total & Café % Algodón % Camarón % Azúcar &

1955 267.3 100 228.8 85 22.8 8 —————— 0.7 0.02

1957 346.2 100 274.6 79 39.6 11 0.1 0.02 1.6 0.5

1958 290.1 100 210.2 72 45.2 15 0.6 0.2 2.7 0.9

1959 283.4 100 178.2 63 58.0 20 1.9 0 .6 2.5 0.8

1960 292.0 100 191.7 65 39.4 13 12.0 4 3.4 1.1

1961 277.0 100 175.4 63 53.3 19 14.5 5 3.9 1.4

1962 340.8 100 189.2 55 80.7 23 14.0 4 6.1 1.7

Los primeros datos sobre las exportaciones durante 1963 revelan que, por primera ves durante el presente siglo, la exportación de café ha significado menos del 50% del total. Todo hace preveer que esa tendencia continuará acentuándose en los próximos años, por el aumento de las exportaciones de azúcar y algodón principalmente.

2- Crecimiento industrial

A- Líneas generales del proceso histórico de la industria en El Salvador.

Al extenderse el cultivo del café durante la segunda mitad del siglo pasado, tomaron amplio campo las relaciones de salario en el occidente del país. A partir de ese fenómeno, a circulación mercantil cobró impulso, el mercado nacional se vio ensanchado y pasó a abarcar a una gran parte de la población. Solamente el Oriente, en particular el ultralempino, permaneció todavía rezagado casi un siglo más, en las condiciones de una economía predominantemente natural. Los pequeños talleres en las ciudades y poblados, que trabajaban por encargo, se fueron ampliando para producir con destino al mercado bajo la influencia de una demanda creciente. Ya a fines del siglo XIX y, sobre todo, durante los dos primeros decenios del siglo actual, llego a ser frecuente la existencia de talleres con más de cincuenta operarios y hasta había casos en los que contaban con cien y más. Estos “talleres grandes” aparecieron principalmente en la producción de calzado, telas (telares manuales) ropa y pan. En los talleres grandes se formó originalmente nuestra clase obrera, el movimiento sindical que floreció con la creación de la Federación Regional en la década del veinte y nuestro Partido.

Pero los talleres grandes no llegaron a la fase manufacturera. Simplemente se trataba de artesanías ampliadas en el número de operarios, que continuaban trabajando con las herramientas anteriores y con los mismos métodos y nivel de división del trabajo, ligeramente modificados. Esa fase de la transformación de los talleres artesanales fue en Europa anterior a la manufactura y se conoce con el nombre de “fase de la cooperación simple de la producción capitalista.” En ella aumenta el número de operarios de taller, aumenta el volumen de la producción, la cual se destina por entero a la venta en el mercado, y se consolidan las relaciones de salario; pero se mantiene la casi inexistente división del trabajo en el seno del taller, propia de la artesanía feudal. Los estrechos métodos y reglamentaciones que mantenían las corporaciones de maestros artesanos sobre el proceso productivo durante el florecimiento del feudalismo, son ya quebrantados en esta fase de la cooperación simple, y con ello la producción se libera de trabas y aumenta la productividad del trabajo. Pero este continúa siendo manual y utilizando herramientas rudimentarias. Libre de las reglamentaciones corporativas, el trabajo en estos talleres comienza a dividirse gradualmente, simplificando así el aprendizaje y abriendo la puerta a la incorporación masiva de los campesinos a la producción urbana.

La división del trabajo en el seno del taller demostró ser una formidable palanca para multiplicar rápidamente la producción, dirigida al abastecimiento de un mercado en crecimiento, ampliado enormemente por los descubrimientos geográficos (especialmente por el descubrimiento y conquista de América). La división y subdivisión del trabajo en el seno del taller puso fin a la cooperación simple. Este nuevo tipo de producción es el que se conoce con el nombre de “manufactura”. La producción manufacturera representó una multiplicación de la productividad del trabajo, varias veces por encima de los niveles de la artesanía y la cooperación simple. La simplificación de las tareas que trajo la división del trabajo propia de la manufactura, hizo posible el aparecimiento de las primeras máquinas. En un principio las maquinas eran movidas mediante energía humana o animal. De las maquinas simples se fue pasando gradualmente a las complejas y de la fuerza humana y animal se pasó a la fuerza hidráulica y al vapor. El desarrollo ulterior condujo a los motores de combustión interna, a la electricidad y a los motores eléctricos. Inglaterra fue el país donde primero tuvieron lugar estas transformaciones que en conjunto se conocen con el nombre de “revolución industrial.” La revolución industrial abarcó en ese país desde el último tercio el siglo XVIII hasta el primer cuarto del siglo XIX, extendiéndose a toda Europa Occidental.

Por lo que a El Salvador se refiere, no llego a haber aquí manufactura. El capitalismo en nuestro país es de los que “llegó tarde”, cuando ya estaba desarrollado en Europa y los EE.UU., de modo que no ha recorrido las fases clásicas en la industria.

¿Por qué no se pasó aquí de la cooperación simple a la manufactura y menos a la revolución industrial? Ante todo porque le negocio de la exportación del café engendró el de la importación de mercancías industriales de los países capitalistas desarrollados. Al principio las importaciones eran poco voluminosas y cubrían solamente el consumo suntuario. Por esta causa no ocasionaban grandes estragos a la producción manual interna. Había, puede decirse, una coexistencia más o menos tranquila entre ambas: las importaciones atendían al consumo de las clases pudientes y la producción manual se concentraba en abastecer a la parte del pueblo incorporado a la circulación mercantil. Honduras constituyó, además, un importante mercado de nuestra producción manual, desde que esta comenzó a desarrollarse en sentido capitalista.

Cuando se inició la primera guerra mundial en 1914, afectando al comercio normal con Europa y los EE.UU., los talleres se vieron rodeados de una demanda mayor y se expandieron todavía más. Pero cuando termino la guerra y se inicio la llegada redoblada de las mercancías europeas y norteamericanas, la producción manual sufrió gravemente. Las mercancías importadas empezaron a invadir el consumo popular. Especialmente fue dañina la reducción de las ventas de calzado salvadoreño en Honduras, a causa de la llegada de zapatos norteamericanos, más baratos. Los despidos y reducción de salarios que esto trajo, condujeron a las primeras huelgas obreras (la primera fue la huelga de sastres en 1918), y a un intenso período de organización sindical que dio origen a la Federación Regional de Trabajadores, como ya se dijo, de cuyas filas delanteras nació el Partido Comunista en 1930.

La caída d los precios internacionales del café a raíz de la crisis mundial de superreducción de los años 1927 en adelante, que se agudizó con la quiebra e la Bolsa de New York en 1929, redujo notablemente el valor de las exportaciones salvadoreñas y, con ello, también el volumen de sus importaciones. Los males precios se prolongaron hasta 1939, en que parecía estar vecina una recuperación. Pero fue entonces que se inició la Segunda Guerra Mundial y de nuevo se vio afectado el comercio exterior, se redujeron aún más las importaciones y se mantuvo más o menos estático el precio del café. En tales condiciones, la producción manual tuvo momentos de florecimiento. Los talleres grandes continuaron existiendo, la clase obrera manual continúa robusteciéndose y, contra todas las adversidades impuestas por el feroz y antiobrero régimen de Maximiliano H. Martínez, pudo reconstruir hasta cierto punto su organización, que había sido aplastada bárbaramente en 1932.

Las importaciones crecieron velozmente en la postguerra, no solo porque se habían restablecido los vínculos comerciales normales, sino también porque el precio del café inició la curva alcista mayor de su historia., que culminó en 1954. Para formarse una idea general del crecimiento de las importaciones, basta señalar las cifras de 1944, año anterior a la terminación de la guerra, de 1946, primero de la postguerra, de 1950 y 1960. Ellas son en el mismo orden y en millones de colones , las siguientes: 30, 52, 121 y 306.

En 1946, bajo los efectos de los problemas creados a la producción nacional por la terminación de la guerra; y a causa del despertar general que se había producido en las grandes lucha populares que terminaron con la tiranía martinista y por la influencia d e la lucha mundial contra el fascismo, se inició otro periodo huelguístico y organizativo de la clase obrera.

Los elevados precios cafeteros después de la guerra, determinaron la rápida formación de cuantiosos capitales monetarios. Las enormes ganancias se acumulaban en dinero con velocidad creciente en manos de la gran burguesía, tanto por la vía de la exportación como también por la de una importación en proceso de multiplicación. Las grandes fortunas de la oligarquía consistían de manera principal hasta entonces en propiedad latifundista, de casa para el alquiler, dinero para el préstamo usurario y la compra anticipada de la cosecha de café. El brillante negocio cafetero de la postguerra hasta 1957puso en sus manos enormes sumas de dinero, lo mismo que hizo muy ricos a los grandes comerciantes en general. La abundancia de capital monetario se tradujo en un enorme crecimiento de las importaciones, como queda señalado. En un vasto incremento d la actividad comercial interna, en la formación del sistema bancario actual, y en una creciente inversión en la instalación de fábricas. Aunque la primera fábrica apareció en1924 en el ramo textil, durante los 5 años siguientes, la instalación de otras nuevas fue extremadamente poco numerosa. Es solamente a finales de los años cuarenta y durante los cincuenta que se observa un mayor impulso a la industrialización como uno de los efectos del fenómeno apuntado.

La industria fabril no apareció pues, en nuestro país a consecuencia del desarrollo y transformación de la producción manual. Las fábricas no salieron de los talleres, sino que se originaron en el mismo proceso que determinó el estancamiento de la producción manual; en el proceso de la exportación de café e importación de mercancías industriales. Así, a los golpes destructivos de la competencia de productos extranjeros, se vinieron a sumar contra la producción manual los golpes de la producción fabril interna. El volumen de la producción en las fábricas es ahora superior a la que sale de los talleres y es también mayor su valor. Bajo esta doble presión, los talleres entraron en liquidación.

Desaparecieron los grandes y en su lugar apareció una multitud de pequeños talleres que laboran con menos de cinco trabajadores. El sector manual de la clase obrera aunque ha continuado creciendo en número, se vio así atomizado en miles de pequeñas empresas. El vigor de su lucha de clases, tan sobresaliente en los años veinte y cuarenta, se ha visto por eso debilitado. Sus sindicatos languidecieron. Pro al mismo tiempo surgió un creciente proletariado industrial que, unido al agrícola, forma una fuerza muchas veces superior. Esta enorme fuerza proletaria que esta llamada a transformar revolucionariamente nuestro país, no se manifiesta aún porque se encuentra desorganizada y con un escaso nivel de conciencia de clase a consecuencia de su reciente formación.

¿Es que desaparecerá próximamente la producción manual en El Salvador? ¿Es que las masas trabajadoras de los talleres no tienen papel ya que jugar y sus sindicatos están condenados a desaparecer? Desde luego la respuesta a las dos preguntas es NO. La pequeña producción manual no desaparece ni aún en los países capitalistas más desarrollados industrialmente, y menos puede pensarse en su próximo desaparecimiento en nuestro país. Solamente el socialismo y el comunismo ponen fin a la producción manual. Del hecho de que haya pasado a ser secundaria no puede deducirse pues, que esta a punto de desaparecer. Lo que se observa es, por el contrario, que dentro del proceso general de pérdida de peso dentro del conjunto de la producción, sin embargo crece el sector manual y crece también el número de trabajadores que ocupa, aunque desaparezcan los talleres grandes y sea ya muy difícil encontrarlos con cincuenta y más. El movimiento sindical del sector manual para reanimarse tendrá, eso sí, que introducir cambios sustanciales a sus métodos organizativos y de lucha, a tono con los cambios operados en ese sector de la economía.

La producción manual ha sobrevivido a la competencia de las mercancías extranjeras y de las fábricas nacionales principalmente por dos factores:

1) La transformación de los operarios de taller en obreros a domicilio. En los que antes eran grandes talleres de calzado o ropa, por ejemplo, ahora solamente se corta las pieles o las telas y se hacen las tareas indispensables ara poner los materiales en condiciones de ser terminados como productos. Semanalmente se distribuyen los cortes a los operarios, quienes los llevan a casa, donde trabajan y una semana después devuelven los productos acabados. Como el patrono contrata con cada trabajador por separado, les impone bajos salarios, los recarga de tareas y elude el cumplimiento de las prestaciones de la legislación laboral. Los trabajadores a domicilio aparecen después en las estadísticas registrados como dueños de pequeños talleres familiares, pero en la realidad son verdaderos asalariados, encubiertos por la maniobra patronal. El trabajo a domicilio ha permitido reducir los costos de la producción manual y ponerla en condiciones de competir con los artículos fabriles importados o nacionales, hasta cierto punto.

2) Dentro de los pequeños talleres manuales, principalmente en los talleres caseros de los obreros a domicilio, bajo la presión de los miserables salarios por pieza, se ha operado un aumento de la productividad mediante la invención de procedimientos simplificados y de diversas formas de la división de trabajo en la que participa la familia, o del tratamiento en serie de las piezas en elaboración. Este fenómeno es particularmente dominante en el calzado y la ropa.

De estas particularidades actuales de la producción manual surge la exigencia de nuevos métodos sindicales para este sector.

Las cosas no ocurren, pues, mecánicamente. Por una parte la producción manual se encuentra en proceso de liquidación, pero por otra se desarrollan factores que le permiten acomodarse dentro de ciertos límites a la nueva situación y sobrevivir. De eso se deduce que, al mismo tiempo que debemos ver en el proletariado industrial a la fuerza en desarrollo y por ello aplicarnos a organizarlo y educarlo, a llevarlo al combate por sus intereses inmediatos y mediatos, a ocupar el puesto de vanguardia que le corresponde en el proceso histórico del país; al mismo tiempo decimos, no debemos desatendernos del proletariado del sector manual. Esto es de suyo importante, pero lo es más si se considera que en las filas del sector manual del proletariado es donde existe mayor conciencia de clase y tradición de lucha. A este sector pertenecen también los cuadros mas desarrollados de nuestra clase obrera. Son ellos los llamados a educar al nuevo proletariado industrial en la conciencia de clase, y orientarlo hacia la organización y la lucha.

Para formarse una idea de la relación entre la producción fabril y la manual sirve el siguiente cuadro elaborado con cifras de los Censos Industriales de 1951,1956 y 1961:

Comparación entre el sector de 5 y más personas y el de 4 y menos personas en los Censos Industriales de 1951, 1956 y 1961.

Numero de establecimientos personal ocupado Valor agregado

en la producción

(en millones C)

1951(*) 1956 1961 1951 1956 1961 1951 1956 1961

Establecimientos 502 2,472 2,616 23,142 45,448 52,528 100.7 147.7 214.6

con 5 o más

Establecimientos 7,764 8,951 17,014 28,596 18,160 33,127 29.1 24.7 41.4

con 4 o menos

(*) En el “Censo Industrial y Comercial de 1951” se ha seguido un criterio distinto: se considero como Industria manufacturera la que utiliza maquinaria movida por fuerza motriz y ocupa 6 o más personas; e Industria casera la que se realiza a mano o con equipo movido por fuerza animal y que ocupa menos de 6 personas.

Los conceptos estadísticos utilizados en el Censo de 1951 por un lado, y los empleados en los otros dos (1956 y 1961) son hasta cierto punto diferentes. En realidad, para los fines de esta parte del Informe es más adecuado el criterio con que se orientó el de 1951, pero a falta de datos precisos indicativos de la mecanización en los años siguientes, nos ha parecido que dentro de las limitaciones y deficiencias apuntadas, podemos hacer uso del cuadro anterior para formarnos una imagen general del fenómeno que hemos analizado.

B- Desarrollo y situación de la industria

Resulta una labor muy difícil, casi imposible, el fijar con exactitud la situación y el proceso de desarrollo de la “industria manufacturera” (denominación impropia con a que se alude oficialmente a la industria fabril). Se oponen a ello varios obstáculos. En primer lugar existen una disparidad de criterios ara agrupar los datos entre las distintas fuentes estadísticas. Por ejemplo, mientras los censos Industriales y Comerciales distinguen entre “industria manufacturera” e “industria casera”, el Banco Central de Reserva (BCR) no hace esa diferencia al presentar sus cálculos del Producto Nacional. Simplemente dice “industria manufacturera” y no se sabe si debe entenderse la expresión en el mismo sentido que en los censos, o si se comprende las cifras de la producción en los talleres manuales. Como no se encuentra oro renglón que pueda contener los datos de la producción manual, el lector de las publicaciones del BCR tiene que suponer que la denominación “industria manufacturera” abarca a toda la producción industrial. Esta suposición queda, sin embargo, situada sobre un pie muy dudoso, ya que las cifras en comparación con los censos, resultan estrechas.

En segundo lugar, se cuenta con índices del valor de la producción en la “industria manufacturera” calculados por la CEPAL (Comisión Económica para la América latina de las NU) para los años 1945 a 1957. Desde 1958 a 1962 se cuenta con los cálculos del B.C.R. pero resulta improcedente establecer una comparación entre los datos de ambas fuentes para los efectos de ijar cual ha sido el crecimiento de esta rama económica, porque han sido utilizados conceptos distintos por los dos organismos mencionados para sus operaciones de cálculo.

En tercer lugar, la Dirección General de Estadísticas solo informa de la situación de un grupo de industrias seleccionadas y no de toda la producción industrial. Además, de un año para otro dejan de estar en este grupo algunas de ellas y aparecen otras sin explicación alguna. La comparación entre varios años resulta por eso difícil aún para el caso de las industrias seleccionadas.

En cuarto lugar y por último, los cálculos de que se dispone están realizados sobre una base poco firme. Muy a menudo las cifras reales y ciertas han tenido que ser sustituidas por deducciones basadas en la comparación con otros años u otras ramas de la industria, por falta de la información adecuada.

Dentro de los límites que imponen tales obstáculos y otros más, trataremos a continuación, sin embargo, de presentar un cuadro general e lo que ha sido el crecimiento industrial en nuestro país.

De acuerdo a los cálculos de la CEPAL para su estudio “El desarrollo económico e El Salvador” publicado en 1959, la producción industrial manufacturera aumentó 3.1 veces entre 1945 y 1957, con la particularidad de que se observó un incremento mayor en la producción de medios de producción que en la de artículos de consumo, aunque esa ultima continuo siendo mayor.

El cuadro siguiente muestras los índices elaborados por la CEPAL, en los que basa las conclusiones anteriores:

INDICES DE LA INDUSTRIA MANUFACTURERA A PRECIOS DE 1950

(Considerando el año 1950 como 100)

Años Bienes de consumo Bienes de producción Valor e índice general de la IM Industria Manufacturera

Valor Índice Valor Índice Valor Índice

(Miles de C) (Miles de C) (Miles de C)

1945 43.401 51.7 12.679 96.9 56.080 57.8

1950 84.029 100.0 13.081 100.0 97.110 100.0

1955 116. 977 139.2 24.094 184.2 141.071 177.7

1957 146.034 173.8 26.480 202.4 172.514 177.7

Según los datos de la Dirección General de Estadísticas, publicados por el BCR en su revista de octubre de 1963, el valor de la producción de las “industrias seleccionadas” creció en los años 1952 a 1962 de C 67.970.000 a C 157.864.000 y el índice del volumen de la producción manufacturera en general, entre los años 1954 y 1962, (considerando 1956 como 100) creció de 94.2 a 141.1. Los mayores crecimientos de ese periodo se registraron en las industrias siguientes: “textil y artículos para vestuario”, “cemento y productos de cemento”, y “alimentos y bebidas alcohólicas”, multiplicándose su valor producido entre 1952 y 1962 por tres, seis y dos veces respectivamente. Aunque esos datos son incompletos, muestran que el mayor ritmo del incremento se continúa observando en la producción de medios de producción (cemento y productos de cemento en este caso).

En base de los cálculos de la CEPAL para 1945-1957 y el BCR para los años 1958 a 1962, la participación de la industria manufacturera en el Producto Territorial Bruto ( o valor agregado en toda la producción) fue como sigue:

Años Producto territorial bruto Participación en la IM Porcentaje de su participación

(millones de C) (millones de C)

1945 555.7 22.4 4.0 %

1950 845.9 38.8 4.5 %

1957 1.218.2 68.0 5.6%

1962 1.389.1 161.0 11.6%

Desde el Cuarto Congreso, pues, se ha multiplicado por dos veces y media el porcentaje de participación de la industria manufacturera en el Producto Territorial Bruto y por cuatro el valor agregado en ella anualmente.

Aunque en términos muy generales, podemos, con ayuda de los datos expuestos, formarnos una idea de conjunto de lo que ha sido el desarrollo de la industria manufacturera desde 1945, en cuanto al valor y al volumen de su producción.

Ese incremento en el volumen y valor de la producción es el resultado de la instalación de un regular número de fábricas, especialmente después de 1950. Las más importantes de ellas son: una de cemento, varias fábricas de café soluble instantáneo (tres en total), una refinería de azúcar, dos molinos modernos, una gran fábrica textil que ya cuenta con cerca de dos mil obreros (IUSA) y que ha venido a sumase a las ocho anteriormente existentes; una panadería moderna (LIDO), varias envasadoras de leche y productoras de sus derivados, una fábrica de margarina, dos fábricas de aceites vegetales, dos o tres fábricas de artículos de aluminio (molduras de puertas y ventanas, trastos de cocina, etc.,); una fábrica de artículos plásticos, dos o tres fábricas de muebles metálicos y colchones, dos fábricas de pinturas (más bien mezcladoras y envasadoras); dos fabricas de calzado en general, una de calzado de goma y ampliación de otra que ya existía; varias fábricas de materiales de construcción en base de cemento y arcilla; una fábrica de artículos de asbesto-cemento (laminas para techo principalmente) una o dos fábricas de dulces, una fábrica de alcohol, varias fabricas de camisas y otras prendas de vestir, una o dos fabricas de abonos, una o dos mezcladoras e insecticidas, una o dos fundiciones de hierro que producen principalmente varillas para la construcción, algunas reencauchadoras de llantas, una ensambladora de motocicletas, una refinería de petróleo, etc., y la ampliación de la mayoría de plantas industriales ya existentes para la producción de jabón, velas, bebidas gaseosas y cerveza, bebidas alcohólicas, cigarrillos, cueros, etc., así como también la ampliación y establecimiento de nuevos beneficios de algodón y café, e ingenios azucareros.

ELECTRICIDAD

La ampliación anteriormente descrita de la industria abril ha sido posible por el desarrollo de la producción de energía eléctrica. Aunque todavía es muy pequeña si se compara con otros países más desarrollados, ha alcanzado un nivel muchas veces superior al de 1950. Vamos ese crecimiento en cifras: (+) (Fuente: Años 1949 y 1950, de publicaciones de la DGE. Años 1955 en delante de la Revista Mensual del BCR (octubre, 1963)

Años Número de Capacidad instalada Producción en Consumo para Otros

Plantas en KW miles de KW fuerza motriz consumos

Hora (en miles Kw./h) (en miles Kw./h)

1949 42 18.213 54.700 ———— —————

1950 47 18.700 65.670 ———- —————

1955 53 50.720 130.100 47.203 77.303

1957 77 65.600 178.100 66.294 111.706

1960 69 65.450 248.600 94.539 154.061

1962 90 80.694 297.837 113.435 184.402

La capacidad instalada ha aumentado en 4.3 veces ente 1950 y 1962 y la producción en 4.5 veces. En cuanto al consumo de electricidad para fuerza motriz no dispusimos de datos anteriores a 1955, para poder establecer una comparación con 1950. Entre 1955 y 1962 el consumo para fuerza motriz aumentó en 2.4 veces.

El incremento de la producción de energía eléctrica ha sido logrado mediante la construcción de la planta hidroeléctrica “5 de Noviembre” principalmente. Se esta instalando en ella un quinto generador de 15,000 KW de capacidad. En 1962 la CEL producía ya el 86% del total de energía eléctrica y su participación se ha visto ampliada últimamente con la reciente inauguración de una planta hidroeléctrica en Río Guajoyo, que tiene una capacidad de 15,000 KW.

Es de importancia mencionar el proyecto de una planta térmica en Acajutla con una capacidad de 25,000 KW, cuya producción estará destinada de manera inicial al abastecimiento de fuerza motriz para el grupo de industrias que están siendo instaladas en esa zona.

La participación del renglón denominado “Electricidad y Gas” dentro del Producto Territorial Bruto ha crecido, entre 1958 y 1962, de 10 a 14 millones de colones y el porcentaje respecto al total de 0.8% a 1.0 % respectivamente (+ Fuente: BCR. Departamento de Investigaciones Económicas.)

En este renglón la electricidad forma la enorme mayoría.

CONSTRUCCION

La información de que se dispone sobre la construcción es incompleta y pobre. Por tal razón nos limitaremos a presentar los datos que permiten formarse una idea general.

Los índices de la construcción calculados por la CEPAL para los años 1945-1957, son como sigue:

Índice de la construcción

(Año 1950 como 100)

Año Índice de materiales Índice de superficie Índice de crecimiento índice de

Nacionales e de permisos para de población construcciones

Importados construcción en

San Salvador

1945 39.3 ———- 88.3 49.1

1950 100.0 100.0 100.0 100.0

1955 283.6 107.7 113.3 179.2

1956 272.4 325.7 116.2 262.5

1957 ——- ———- ——— 244.8

La participación de la construcción e el Producto Territorial Bruto (PTB) durante los años 1958 a 1962, según los cálculos el BCR, fue así:

Año Valor en millones de C Porcentaje del PTB

1958 38 3.0%

1959 39 3.3%

1960 38 3.1%

1961 44 3.5%

1962 41 2.9%

El aumento de la construcción esta muy relacionado con la actividad del estado en la construcción de vivienda desde 1950 y con la creación y ampliación del crédito bancario destinado a ese fin.

El número de personas empleadas en la construcción en 1960, según el censo Industrial y Comercial e 1961, fue de 13.067.

La construcción en nuestro país esta lejos de favorecer las necesidades del crecimiento de la población y en la reconstrucción el calamitoso fondo urbano de viviendas existente.

Según el último Censo de Vivienda (1962) el número de viviendas urbanas era de 188.80, superior en 54.406 respecto al Censo anterior (1950). Pero la población de las ciudades aumentó en esos once años en 289.730 personas. Para haber estado a tono con este crecimiento de la población urbana, tendría que haberse construido 3,5000 unidades más, unas 8,000 más para llenar el déficit acumulado con anterioridad y varias decenas de miles más ara sustituir a las que se encuentran en estado calamitoso o insalubre. Aparte de que el problema de la vivienda rural continúa prácticamente intacto. En el campo puede decirse que faltan por construirse todas las casas que son necesarias para albergar a su población, que sobreasa el millón seiscientas mil personas, pues las que existen son insalubres y del todo inadecuadas. En términos gruesos se necesitan construir unas 300 mil viviendas rurales.

Sin embargo, no puede dejar de verse que desde 1950 la construcción se ha incrementado en nuestro país y que ello ha repercutido en un crecimiento de la clase obrera, en un ensanchamiento de las relaciones capitalistas en general y en el desarrollo de la economía nacional en su conjunto. En la construcción se ha producido, asimismo, un crecimiento de su mecanización y nivel técnico.

TRANSPORTES

El crecimientote las distintas ramas de la producción agropecuaria e industrial y el crecimiento de las importaciones que se ha operado, tiene su reflejo en un aumento de la masa e mercancías en movimiento en dentro del país. De acuerdo a los cálculos de la CEPAL (1) entre 1945 y 1957 el índice del movimiento de mercancías en El Salvador, creció así: (1.”El desarrollo económico de El Salvador, CEPAL, 1959)

Índice del movimiento de mercancías

(1945-1950-1957 (1950 como 100)

Año Producción Producción Importaciones Índice general

Agropecuaria manufacturera

1945 73.1 57.7 32.8 71.8

1950 100.0 100.0 100.0 100.0

1957 120.2 177.6 202.7 146.9

El incremento del movimiento de mercancías ha producido lógicamente un desarrollo del los transportes. No nos proponemos hacer un análisis de proceso en esta rama económica. Solamente pretendemos presentar su situación de conjunto, con el objeto de contribuir a una visión panorámica de la economía nacional. Por tales razones, nos limitaremos a incluir las cifras más representativas del desarrollo en los transportes, sin mayores comentarios de nuestra parte:

Los índices generales de transporte calculados por la CEPAL ara los años 1945-1950-1957, considerando 1950 como 100, son como sigue: (2. CEPAL, obra citada)

Índices globales (1950 como 100)

Año trafico de carga trafico de pasajeros trafico urbano Trafico general

1945 70.3 55.0 36.9 64.4

1950 100.0 100.0 100.0 100.0

1957 185.3 144.2 222.0 179.5

Transportes

Tonelaje-Kilómetro y Pasajero-Kilómetros

Año Transporte por carretera Transporte por ferrocarril Total de Total de

Tonelada/Km Pasajero/Km Tonelada/Km Pasajero/Km Ton/Km Ton/Pas/Km

1945 23.081 87.186 74.777 101.901 97.859 189.0

1950 69,749 236.097 69.395 107.387 139.144 348.0

1957 162.327 371.345 95.485 123.903 257.812 495.0

C- Consideraciones y conclusiones generales sobre el crecimiento industrial desde el IV Congreso

Tomada en conjunto la actividad industrial (industria manufacturera, construcción y electricidad) ha aumentado en términos relativos y absolutos su participación en el Producto Territorial Bruto desde 1950. Es particularmente importante señalar que esas modificaciones afectaron principalmente a su correlación con la agricultura dentro del P.T.B. El cuadro siguiente nos presenta un panorama general de esos cambios entre 1950 y 1962. Se presentan separadas las cifras de 1950 a 1957 y las de 1958 a 1962, por corresponder a dos fuentes distintas, que usaron conceptos distintos para sus cálculos y por eso no son absolutamente comparables entre sí. Sin embargo, con ayuda de sus datos, aunque distintos por su cálculo, podemos apreciar los ritmos del crecimiento y apreciar las tendencias de éste.

COMPARACION ENTRE LA AGRICULTURA Y LA INDUSTRIA

(Industria manufacturera, construcción y electricidad)

POR SU PARTICIPACION EN EL PRODUCTO TERRITORIAL BRUTO (PTB)

Cálculos de la CEPAL

1950-55-57

Años Agricultura Industria PTB total

Millones de C Porcentaje Millones de C Porcentaje

Del total del total

1950 366.7 43.3% 145.4 17.1 845.9 100%

1955 397.5 37.7 228.4 21.6 1.054.3 100%

1957 440.8 36.2 291.7 24.0 1.218.2 100%

Diferencia:

1950 -55+31 -5.6% +83 +4.5 +209 +24%

1955 -57+43 -1.5% +63 +3.4 +164 +15%

Cálculos del Banco Central de Reserva

1958-1962

1958 497 39.8% 172 13.7% 1.248 100%

1962 519 37.4% 216 15.5% 1.389 100%

Diferencia:

1958 -62+22 -2.4% +44 +1.8% +141 +11%

Como puede verse, la tendencia de la industria es al crecimiento de su participación en el PTB, en tanto que la esencia de la agricultura es a la disminución de la suya. Eso es expresión estadística, entre otras, del desarrollo capitalista del país y de su creciente industrialización. Veremos adelante que la velocidad del desarrollo industrial esta lejos aún de satisfacer las necesidades del crecimiento de la oblación, pero no puede dejar de apreciarse por eso su desarrollo y los cambio sociales que éste ha originado.

El cuadro nos permite también apreciar que la velocidad del crecimiento industrial fue mayor entre 1950 y 1957 que entre 1958 y 1962. La causa del fenómeno esta en que el segundo periodo corresponde a la crisis y depresión del ciclo actual, en cuya fase de auge está ahora entrando la economía nacional. El análisis de la crisis 1958-62, precipitada por la caída de los recios internacionales del café, será objeto de otro apartado de este informe y aquí nos limitaremos a señalar sus efectos en el ritmo de crecimiento industrial, lo mismo que a destacar la marcada influencia que hay sobre la industria de parte de la agricultura y el comercio exterior. Otos aspectos de esa influencia serán señalados adelante.

Debe destacarse también que, pese a los progresos de la industria y a la reducción del peso de la agricultura dentro del PTB, El Salvador continúa siendo un país de economía agraria, y, por tanto, retrasada.

2- El crecimiento industrial ha formado un proletariado nuevo cuyo número ya es superior al ocupado en la producción manual. Para hacer el cálculo del proletariado industrial es necesario tomar en cuenta también a los transportes y a una parte de los servicios.

El transporte no es una actividad industrial por cuanto no produce bienes materiales, pero es un complemento indispensable de la industria, que a veces coadyuva con ella incluso en el proceso mismo de la producción. Una parte de los servicios, que implican un trabajo mecanizado debe también incluirse en el cálculo del proletariado industrial. Tal es el caso de las lavanderías y aplanchadurías mecanizadas, húmedas o en seco.

Aunque no sea en general apropiado incluir dentro de la industria a los transportes y a esa clase de servicios, creemos que si lo es cuando el análisis de la economía nacional se vincula al examen de las clases sociales y a su formación.

Así considerado, el número de personas ocupada en la industria (empresas con más de cinco) a la época del Censo Industrial y Comercial de 1961 era de 67.609. A esta cifra habría que agregar la de los ocupados en el transporte automotriz y ferroviario. (no disponemos de datos precisos)

El cálculo del proletariado industrial salvadoreño queda así establecido de manera parcial, no solo por la falta de datos seguros respecto de los transportes, sino también porque solamente expresan los números anteriores al personal ocupado y el año 1961 fue de crisis. El nivel de desempleo fue en ese año el más elevado desde el IV Congreso. Pero las estadísticas de la desocupación son prácticamente inexistentes en nuestro país y solamente se dispone de datos fragmentarios que apenas permiten formarse una idea general. Así, por ejemplo, el censo de población de 1961 registró a más de treinta mil asalariados de la Construcción mientras el Censo Industrial de ese mismo año solamente registró a 13.067 de ellos con ocupación.

Bien puede afirmarse, pues, a manera de resumen que, si se agregan los obreros del transporte y los desocupados, el proletariado industrial salvadoreño era ya en 1961superior a las 100 mil personas.

El sector manual de la clase obrera, con ayuda del Censo Industrial de 1961 (empresas con menos de 4 personas, y algunos servicios), mas un cálculo aproximado de los desocupados, puede calcularse para ese año en unas 55 mil personas.

El desarrollo industrial en nuestro país adolece de limitaciones y atrofias de las cuales pasaremos a señalar las más importantes:

Como país agrícola que es el nuestro, su desarrollo industrial se encuentra condicionado en grado decisivo por las características de su agricultura. En ella, como ya vimos, se desarrolla el capitalismo conservando conocidos residuos feudales. La supervivencia de esos remanentes impide la ampliación del poder comprador de las masas, pues ayudan a mantener en un miserable nivel sus salarios y, por otra parte, estorban el desarrollo de las relaciones mercantiles para un sector de la producción agropecuaria (sobre todo la ganadería). Todo eso obstaculiza el desarrollo industrial. Asimismo, el curso unilateral de nuestra agricultura como apéndice productor de materias primas para los países capitalistas desarrollados, entraba y hasta pone en liquidación la parte dedicada a abastecer las necesidades internas. Eso obliga a invertir crecientes recursos en la importación de alimentos, que se restan a la posible compra de maquinas y a la posible inversión industrial en general. Entre 1952 y 1962, en efecto, la importación de alimentos creció de 29 a 61 millones de colones. (Fuente: Tercer Censo Industrial y Comercial 1961)

El desarrollo unilateral de la agricultura es un factor decisivo también para el mantenimiento de los salarios rurales a un nivel bajo.

Todo esto repercute en un desarrollo industrial limitado.

En una país dependiente como el nuestro, además de las naturales trabas de sistema capitalista para un desarrollo industrial rápido, están las trabas que el imperialismo impone. Mencionemos algunas:
Como abastecedor de mercancías industriales, el imperialismo impone a estos países unos términos de intercambio desfavorables. les vende sus mercancías a precios recientes y reduce los precios de las materias primas que en ellos compra. Solamente por concepto de la diferencia d precios del café entre 1957 y 1963, nuestro país ha dejado de percibir 510 millones de colones (3). La tajada que nos arrancan así los imperialistas, limita la capacidad de crecimiento económico del país e impone un ritmo lento a su desarrollo industrial en particular.

(3) En el apartado No. 5 de este informe dedicado al examen de la penetración económica del imperialismo se contiene una información más completa sobre los términos del intercambio.

Los imperialistas asimismo, entorpecen por diversas maneras la producción de determinadas mercancías en los países dependientes y coloniales, cuyo abastecimiento realizan ellos, a menos que se trate de empresas creadas por sus monopolios o en sociedad con los oligarcas locales. Dentro de los recursos que los imperialistas mueven con ese propósito, está incluso la negativa lisa y llana a vender cierta maquinaria y equipo en general, par montar las fabricas. La industrial del calzado, por ejemplo, debe conformarse con alquilar la maquinaria norteamericana, sin poder comprarla. Tal ocurre con las fábricas salvadoreñas de zapatos.

Los monopolios yanquis quedan así en la posibilidad de compartir la explotación de la clase obrera de nuestros países, llevándose su parte en la forma de renta de sus maquinas.

En los países dependientes el capital imperialista penetra la industria por todos los flancos y bajo distintas formas: ya en sociedad con la gran burguesía local en las llamadas “empresas mixtas” o ya en empresas donde concurre solo. El crecimiento industrial por esas vías comporta la salida anual de utilidades que dejan de ser reinvertidas en el país, limitando las posibilidades de su crecimiento. Entre 1953 y 1962, las inversiones extranjeras directas, de las que el capital norteamericano forma la casi totalidad, pasaron e 16.1 a 66.7 millones de colones. De ellos corresponden a la industria 6.2 y 39.8 millones respectivamente. (4. Fuente: DGE. La procedencia inicial del dato es la Inspección de Sociedades Mercantiles y Sindicatos y esta institución aclara al proporcionarlo, que solamente incluye la inversión en sociedades anónimas supervisadas por ella, el 30 de junio de 1962.

3. En el caso nuestro se trata de una industrialización que se monta sobre la importación de materias primas y no sobre la base de la producción nacional de materias primas. No es que sea condenable e inconveniente toda industria que utilice materias primas extranjeras. A veces ello es necesario, por diversas razones de índole económica y conveniencia nacional. Pero en nuestro caso se trata de que la mayor parte del incremento industrial esta orientado en ese sentido y no por razones de conveniencia nacional.

Gran parte de las fábricas que se han establecido, son simples ensambladoras de piezas de fuera, mezcladoras de materiales importados (de acuerdo a formulas de propiedad norteamericana, alemana o japonesa), envasadoras de productos también semi-fabricados en los EE.UU. u otro país capitalista, etc. En lo que se refiere a la industria del calzado, de la medicina, de las pinturas, de los abonos, de los insecticidas, de los molinos harineros, por ejemplo, la casi totalidad de los materiales primeros que procesan son de origen exterior. Lo mismo ocurre en la confección de ropa, en las bebidas gaseosas, en las reencauchadoras, en la refinación de petróleo (de reciente inicio), etc.

La alta dependencia de la industria respecto de la importación la coloca en una situación muy vulnerable, pues la capacidad para importar depende fundamentalmente de las ventas en el exterior de los productos nacionales, es decir, de la exportación de café, algodón, camarón, y azúcar. Por esta causa, las oscilaciones de los precios internacionales de estos productos afectan no solamente a la producción agrícola, sino también a la industrial.

Esta característica del desarrollo industrial salvadoreño esta determinada por los intereses que en él han predominado. Se trata de un crecimiento industrial bajo el dominio de la oligarquía y del imperialismo. Los oligarcas, grandes exportadores e importadores como son, han estado interesados –con raras excepciones- en impulsar aquellas ramas de la industria conectadas con sus negocios en el comercio exterior. Si se estaba importando un gran volumen de pinturas, por ejemplo, resulta conveniente montar aquí una mezcladora y envasadora, pues eso reduce los gastos en fletes, ahorra grandes sumas por la diferencia que hay entre los salarios que devengan los obreros norteamericanos y la barata mano de obra nacional, y también reduce enormemente los gastos en impuestos y aforos, ya que la nueva industria se aqueja a la legislación protectora especial. Si el capitalista criollo se asocia con un capitalista norteamericano, las cosas marchan todavía mejor para ellos, porque las inversiones yanquis gozan de un trato privilegiado en virtud del convenio bilateral con los EE.UU. sobre esa materia, que firmara el gobierno de Lemus. Ese convenio otorga a las inversiones norteamericanas ventajas adicionales por encima de las que ya existían para todos los inversionistas extranjeros desde el gobierno de Osorio. Así se han establecido empresas de “capital mixto” (salvadoreño y norteamericano u otra procedencia, en sociedad) y así es como también las firmas exportadoras e industriales norteamericanas, japonesas y de algunos países europeos, han encontrado ventajoso establecer aquí sus plantas refinadoras, ensambladoras, mezcladoras, envasadoras, etc.

Al volver más grandes las ventajas de ese tipo de inversiones han contribuido los convenios de mercado común e integración económica centroamericana, que además de privilegios adicionales en cuanto a la exclusividad, a la reducción de impuestos y otros, han puesto a la disposición de los oligarcas locales y monopolistas extranjeros un mercado de más de once millones de personas.

En tales condiciones la industrialización deja de ser una palanca para orientar la economía nacional por la vía independiente; sino que por el contrario, se convierte en un eslabón más de la cadena de la dependencia económica que no ayuda a dar solución completa a los graves problemas del país.

Bajo la influencia de todos los factores señalados y otros que tienen que ver con la naturaleza misma del capitalismo como sistema, que no nos es posible entrar a examinar en el presente informe, el ritmo del desarrollo industrial resulta mermado en comparación con las posibilidades que existen y las necesidades planteadas.

Refiriéndose al crecimiento de la industria manufacturera en los años 51 al 56, la CEPAL dice lo siguiente, en su estudio titulado “El Desarrollo Económico de El Salvador” (1959):

“Pero a pesar d su rápido crecimiento y de las modificaciones que ha introducido en la estructura de la economía salvadoreña, la industria manufacturera no ha conseguido atenuar el problema del excedente de población subocupada. En efecto, si se comparan los datos de los censos industriales de 1951 y 1956 –excluyendo en ambos casos el beneficio del café-se observa que la población ocupada en la industria ha aumentado a un ritmo anual de 2.7 por ciento. Como, por otra arte, la población total y la fuerza de trabajo están creciendo anualmente a razón demás de 3 por ciento, puede concluirse que el desarrollo industrial no ha podido atenuar la desocupación originada en otros sectores, ni tampoco ha logrado absorber el crecimiento vegetativo de su propia fuerza de trabajo.

El fenómeno reseñado revela que el desarrollo industrial no ha sido suficientemente rápido, a pesar de que la cantidad de artículos manufacturados por habitante haya aumentado casi 2.5 veces en los últimos 12 años.”

La “Technifrance” (5. Compañía francesa de economistas que preparó un plan quinquenal para el INSAFOP), en un estudio que elaboró para el INSAFOP en 1960, calculó en 28,000 los nuevos empleos industriales que deberían crearse en 1961 para absorber el crecimiento de la población. En su opinión sería necesario invertir unos 700 millones de colones para crear ese número de empleos permanentes. En 1965 el número de empleos permanentes que deberá crearse en la industria ascenderá, según la mencionada firma francesa, a 35,500 y la inversión para ello tendría que elevarse de manera correspondiente. Los economistas franceses basaron sus cálculos en los datos oficiales de nuestro crecimiento de población y en la cifra de lo que es necesario invertir, por termino medio, en la industria moderna para crear un empleo permanente (C.25, 000). Sin embargo, calculando esa inversión para un nivel técnico más bajo, lo cual, dicen en su estudio, podría ser la solución por lo menos parcial (C. 7,500 por cada empleo permanente) las necesidades del crecimiento industrial para 1961, en comparación con le crecimiento de la población durante ese año y sin tomar en cuenta el rezago, eran de unos 210 millones de colones. Pero en 1961 la inversión total de capital en nuestro país, tanto público como privado, y no solamente en la industria, llegó apenas a los 156 millones de colones (6. Cuentas Nacionales de El Salvador-Cuenta de Gasto- 1961. BCR)

Los propagandistas del imperialismo suelen presentar el crecimiento industrial en los países dependientes y coloniales, únicamente en comparación con las cifras de los años anteriores. De allí sacan la conclusión de que la inversión imperialista es “progresista,” que ayuda al desarrollo económico de una manera vigorosa. Pero resulta que los años anteriores han sido también años de dominación oligárquica e imperialista, años de atraso y de miseria para las masas. No hablan de la velocidad que el proceso podría alcanzar sin las limitaciones que el imperialismo y los remanentes feudales imponen.

Si nuestro país fuera realmente independiente en lo económico y político, si en el se realizara una reforma agraria que liquidara consecuentemente los remanentes feudales, una reforma agraria como la que propugna nuestro Partido; si comerciara libremente con todos los países del mundo sin someterse a la política de bloqueo al campo socialista ordenada por los imperialistas norteamericanos, se mejorarían los términos de nuestro intercambio exterior, crecería la capacidad nacional para invertir en la industria y esta se incrementaría a una velocidad muchísimo mayor. Aun antes de pasar a construir el socialismo, pues, el desarrollo industrial puede adquirir un ritmo de mayor celeridad si se realiza sobre una base anti-feudal, independiente y anti-imperialista.

Por lo expuesto puede verse que el nuestro no es un proceso de industrialización que afianza la independencia económica y política nacional, sino al contrario, nos hace más dependientes y se produce mientras los remanentes feudales son conservados celosamente. Pero al mismo tiempo que refuerza los grilletes de la dependencia semi-colonial de nuestro país, al mismo tiempo que somete más la nación al imperialismo norteamericano, no ha podido menos que dar origen a las fuerzas sociales que, por su situación de clase, están destinadas a liberar al país de esa dependencia.

Ante todo la industrialización ha dado origen al proletariado industrial que es la fuerza históricamente más avanzada, llamada a unir y encabezar a todo el pueblo trabajador, y a atraer a las clases patrióticas no trabajadoras hacia la lucha contra la dominación imperialista y oligárquica.

También ha permitido el proceso de industrialización la formación de una capa, aunque débil, de medianos y pequeños capitalistas. Esta burguesía industrial media y pequeña tendrá mucho que ganar con las transformaciones revolucionarias anti-feudales y anti-imperialistas y estará en condiciones de contribuir a una industrialización verdaderamente nacional. Ahora la ahogan y entorpecen los tiburones del gran capital oligárquico y extranjero. Si se decide a comportarse patrióticamente, tiene un puesto que ocupar en las filas revolucionarias y populares. Los comunistas no le regatearemos ese puesto. Todo lo contrario, nosotros estamos por la unidad de todas las fuerzas anti-imperialistas y anti-oligárquicas en un frente común de lucha.

A manera de conclusión general, puede decirse que: desde el Cuarto Congreso de nuestro partido ha tenido lugar un desarrollo importante de la industria. Como consecuencia de ello, el capitalismo como modo de producción en el conjunto del país, ha tenido en la industria un factor de ampliación, ha surgido un creciente proletariado industrial que hace más avanzada la perspectiva del futuro proceso revolucionario, al mismo tiempo que ha comenzado a formarse una burguesía media industrial, oprimida por el imperialismo y la oligarquía, que es un aliado potencial del proletariado para la lucha por la liberación nacional, contra el imperialismo y la oligarquía. El crecimiento industrial es lento en comparación con las necesidades y posibilidades que hoy existen en nuestro país. El incremento operado en este periodo permite descubrir sus limitaciones y deformaciones, al mismo tiempo que hace posible prever cuan mayor y más veloz seria nuestro desarrollo industrial marchando por una senda democrática e independiente.

3.- Desarrollo del Sistema Bancario.

Como parte del desarrollo capitalista que ha tenido lugar en El Salvador con particular impulso a partir de los altos precios del café después de la segunda guerra mundial, se ha operado un considerable desarrollo del sistema bancario. En 1950 había 5 bancos, entre ellos un extranjero (el entonces formado Banco de Londres y América del Sud, hoy Banco de Londres y Montreal) en 1963 el número de bancos se había elevado a nueve, conservándose solo un único extranjero, el mismo ya mencionado. En aquel año las agencias de estos bancos en el interior de la Republica se reducían a un número insignificante. Ahora existen 72 oficinas centrales, agencias, sucursales y corresponsales, diseminadas por casi todo el país. El monto de los depósitos bancarios en 1950 ascendía solamente a 55.2 millones de colones y en 1963 ya eran 269.2 millones. Los prestamos bancarios vigentes en 1950 sumaban 59.2 millones de colones y en 1963 habían llegado a 320.5 millones. La simple lectura de estas cifras permite el desarrollo del sistema bancario en este periodo, pero es conveniente que nos detengamos un poco a examinarlo y a extraer las correspondientes conclusiones.

Como el tema no ha sido antes examinado en el Partido y en el país o lo ha sido públicamente muy poco, es del caso que hagamos previamente algunas consideraciones teóricas que nos permitirán comprender mejor el problema.

El capital pasa por 3 fases en el proceso de la producción. Comienza su recorrido como una determinada suma de dinero, que se invierte por el capitalista en la compra de medios de producción y de fuerza de trabajo. Así se convierte en un conjunto de mercancías que se ponen en movimiento bajo la acción de la fuerza de trabajo, iniciándose la producción propiamente tal. Esta es la primera fase. En ella se pasa del capital monetario al capital productivo. Una vez concluido el proceso productivo, se tiene de nuevo un conjunto de mercancías formado por los medios de producción (maquinas, herramientas en general, edificios, etc.) y un grupo de nuevas mercancías elaboradas por los trabajadores con la materia prima. Este último grupo de mercancías es portador:

Del valor inicialmente comprendido en las materias primas;

De una parte del valor de las maquinas, edificios, herramientas

Del precio de la fuerza de trabajo empleada.

De un nuevo valor, agregado por el trabajo en el proceso productivo, y que el capitalista no ha desembolsado.

Esta es la segunda fase, en ella se pasa del capital productivo al capital mercantil.

El capitalista necesita vender las mercancías producidas para obtener ese nuevo valor que el no ha desembolsado y que forma la ganancia, su objetivo mas preciado y ultimo. Una vez que las mercancías han sido vendidas, de nuevo hay ganancia. El capital ha vuelto a su forma monetaria para iniciar un nuevo ciclo de la producción. Estas es la tercera fase. En ella el capital mercantil se convierte en capital monetario.

Estas tres fases del capital en el proceso productivo constituyen las premisas para sus 3 formas de existencia en el periodo pre-monopolista del capitalismo: capital monetario, capital productivo (industrial o agrícola) y capital mercantil. La existencia de esas 3 fases y formas de capital, crea las condiciones materiales para la existencia separada de 3 sectores de la burguesía: bancaria, industrial o agrícola y comercial, que manejan cada una de las correspondientes formas del capital.

Únicamente durante la producción se aumenta el valor de las mercancías, mediante la aplicación del trabajo de los obreros, que es la fuente única del valor.

El nuevo valor, agregado por el trabajo, se reparte entre los tres grupos de burguesía en la forma de interés, renta del suelo y ganancia agrícola, industrial y comercial.

La burguesía industrial (o agrícola) maneja el capital productivo y percibe su tajada en el reparto del nuevo valor creado por el trabajo y que ella no paga (o plusvalía) tomándola directamente al vender las mercancías producidas por su empresa, en la forma de ganancia industrial o agrícola.

La burguesía comercial maneja el capital mercantil. El comerciante evita al industrial o agricultor la necesidad de contar con un capital adicional para continuar la producción en un nuevo ciclo, mientras no se han vendido las mercancías producidas en el ciclo anterior. En virtud de este “servicio” prestado al otro sector de su clase, queda en la posibilidad de apropiarse de una parte del valor no pagado en la industria o en la agricultura, con la ayuda de otros trabajadores, cuyo trabajo no les es tampoco retribuido totalmente (los empleados de comercio). El comerciante se apropia su parte de la plusvalía en la forma de ganancia comercial.

La burguesía prestamista, cuya expresión moderna es la burguesía bancaria, maneja el capital monetario. En el conjunto de la producción capitalista, los ciclos de las distintas empresas y ramas de la producción no coinciden en su inicio, duración y terminación. Mientras en unas empresas se ha entrado en la primera fase, en otras se esta en la segunda o tercera. Mientras unos burgueses tienen capitales monetarios “libres”, otros están necesitando de ellos para iniciar nuevas empresas, ampliar las que ya poseen, efectuar transacciones comerciales, etc. Los banqueros concentran todos esos capitales monetarios mientras están libres, con el objeto de ponerlos a disposición de los capitalistas industriales, comerciantes, agricultores, etc., que los necesitan. A cambio de este servicio el capitalista que recibe el dinero que buscaba, se compromete a hacer participe al banquero en el reparto de la plusvalía, dándole una parte en forma de interés. Esa participación del banquero en el reparto de la plusvalía se presenta, pues, bajo la forma de interés bancario.

Pero antes de seguir adelante, conviene saber como y por que se forma la plusvalía que se reparten los distintos grupos de la burguesía. Veámoslo brevemente: dentro de cada empresa industrial o agrícola, una parte del capital esta invertido en medios de producción y otra en la compra de fuerza de trabajo. Una parte de los medios de producción (las maquinas, los edificios, las herramientas) transfieren su valor de manera gradual a las nuevas mercancías que se producen, en la misma medida de su desgaste. Otra parte de los medios de producción (las materias primas, los combustibles) pasan íntegramente su valor a las nuevas mercancías. Y la parte invertida en la compra de fuerza de trabajo, la parte que forman los salarios no solamente pasa de manera integra a las nuevas mercancías, sino que experimenta un aumento en el proceso de producción. De donde sale ese aumento? La respuesta a esa pregunta es la siguiente:

El hombre, en virtud del grado de dominio que ha alcanzado sobre la naturaleza, es capaz de producir muchas veces más bienes materiales de los que precisa para reponer las fuerzas físicas e intelectuales que gasta en su trabajo diariamente. El capitalista le paga un salario al obrero, que en la mayoría de casos ni siquiera es suficiente para comprar lo necesario a esa reposición de fuerzas y al mantenimiento de su prole, llamada a sustituirlo multiplicadamente en las filas de su clase. En cambio, se apropia por ser dueño de los medios de producción, del excedente que el trabajo humano produce por encima de las necesidades de la reposición de las energías físicas e intelectuales desgastadas. A esta parte que el capitalista no paga, es a la que se llama plusvalía. La idea de que el salario es la retribución del trabajo del obrero, no es más que una apariencia y un alegato de los capitalistas. La verdad es que el salario solamente representa, en el mejor de los casos, el valor de que el obrero necesita para reponer diariamente sus fuerzas y para mantener su familia, es decir para reponer el desgaste diario, y atender a su reproducción como clase social.

Volvamos ahora a los banqueros y a su actividad. Cuales son los capitalistas monetarios que concentran los bancos, de donde provienen? Como ya dijimos, los capitales monetarios libres son los que concentran los bancos y prestan. En verdad nunca están los capitales absolutamente libres. Se trata en los hechos de lo siguiente: el capital pasa de una forma a la otra, (de capital monetario a capital productivo, de este a capital mercantil y de mercantil a capital monetario) según sea la fase del ciclo en que se encuentre. Pero de una fase a la otra se pasa ininterrumpidamente, a menos que se encuentre el proceso en medio de una crisis. Se produce así una verdadera rotación, pero no cerrada o viciosa, sino progresiva. En virtud de este movimiento continuo, de esta rotación, en cada empresa industrial o agrícola considerada aisladamente, y mientras ella se encuentra en funcionamiento normal, el capital se encuentra de manera simultanea en sus tres formas y fases: mientras una parte se encuentra en forma de dinero para el pago de las planillas de salarios y la compra de materias primas, otra se encuentra en forma de mercancías sometidas al proceso productivo (materias primas, fuerza de trabajo, semillas, plantaciones) y otra se encuentra ya como capital mercantil en las mercancías elaboradas y puestas en venta, etc. Si se considera a la sociedad capitalista en su conjunto, la existencia simultanea de las tres formas y fases del capital, resulta más evidente.

Como vimos atrás, en cada empresa el capital se encuentra invertido en medios de producción y en salarios. Pues bien, de la manera como se comportan las dos partes del capital en la rotación, es que depende la existencia de capitales monetarios libres. Veamos como:

Cuando termina el ciclo productivo el capitalista tiene el dinero inicialmente más la plusvalía y cuenta con dos tipos de capitales monetarios libres. Una parte es momentáneamente libre: es la que invierte en la compra de materias primas (combustibles, transportes, lubricantes y salarios) cada semana cada quince días, o cada mes, que debe invertir en esos renglones y al mismo tiempo cada semana, quincena o mes (semestre o año para la agricultura), recupera la suma invertida al vender las mercancías. Pero al realizar esa venta se encuentra con una suma superior, por el incremento de valor que significa la plusvalía. Esa parte, le sobra respecto de sus necesidades inmediatas de inversión en materia prima, lubricantes, salarios, etc. De esa parte, es decir, de la ganancia, a su vez hay una porción de que debe disponer muy pronto, pasando el interés al prestamista o banquero, el arrendamiento de la tierra o el local en que esta su industria (para los que no son propietarios del sueldo), al terrateniente o casateniente y gastando para su sostenimiento personal o familiar, lo mismo que en sus recreaciones y vicios. Esta parte de la ganancia también esta pues, momentáneamente libre. La otra porción de la ganancia representa un excedente que se va acumulando, dando origen a nuevo capital. Mientras no amplíe su empresa el capitalista o invierta en nuevos negocios, esas sumas de dinero están libres a más largo plazo. Además, al realizar la venta de las mercancías que produce su empresa, el capitalista recupera una parte del valor de las mercancías, así como el capitalista recupera una parte del valor de las maquinas, edificios. La cual calcula dentro de producción como “amortización del capital”. Mientras no se le hace necesario comprar nuevas maquinas (ya sea por que las que tiene no se han desgastado hasta hacerse inútiles o porque no sea necesario desecharlas para admitir modelos de más elevado rendimiento) y mientras no se le hace necesario construir nuevos edificios, etc. Las sumas de dinero que representan las amortizaciones, quedan también libres a un plazo más largo.

En el comercio, el capital monetario se encuentra libre solamente de manera fugaz. El comerciante procura reinvertir su dinero inmediatamente que este quede libre, y hasta antes de eso haciendo uso del crédito bancario o del de las firmas comerciales para sus compras en el exterior o a los mayoristas. Para el comerciante la “regla de oro” es la siguiente: “se obtendrán más ganancias, cuantas veces más “vueltas” se logra dar en un año al capital monetario de que pueda disponerse. Debido a sus características, la actividad comercial absorbe una gran parte del volumen del crédito en un país.

En la agricultura, en cambio, el ritmo de los ciclos productivos es más lento por encontrarse sujeto a factores naturales. Los capitalistas agricultores disponen de capital monetario libre una vez que su cosechas han sido levantadas y vendidas, hasta el inicio de las labores de la nueva siembra, que es grandes agricultores, sin embargo, disponen permanentemente por lo general, de fuertes sumas de dinero depositadas en los bancos o invertidas en cédulas, bonos o acciones de empresas de distintas índole.

Pero, como ya vimos, mientras unos capitalistas están recuperando sus capitales inicialmente invertidos más la plusvalía arrancada a los obreros, otros se encuentran en el inicio del ciclo y necesitan de capitales monetarios para emprender la formación de nuevas empresas, para ampliar las ya existentes, etc. Los bancos concentran los capitales monetarios libres, tanto los que están libres momentáneamente cono los que lo están a largo plazo, para ponerlos a disposición de la parte de la clase burguesa que los precisa. Pagan a quien tiene esos capitales libres un interés y los entregan a quien los necesitan, a cambio de un interés más elevado. La diferencia, de la cual se deducen los sueldos de los empleados que hacen posible toda esa operación, es la parte que los banqueros se apropian de la plusvalía producida por los trabajadores en la industria o la agricultura. Los bancos concentran también los ahorros en dinero de las capas mejor remuneradas del proletariado y de los empleados. Los ahorros son depósitos duraderos generalmente.

Por todo esto los depósitos bancarios se clasifican en: depósito a la vista (o cuentas corrientes), depósitos a plazo y depósitos de ahorro. Los depósitos a la vista están formados por los capitales momentáneamente libres, son movilizados a un ritmo rápido mediante el uso de cheques y el banquero solamente puede disponer de una parte de ellos para dar préstamos. La velocidad del movimiento en las cuentas corrientes es lo que determina que parte puede tomar el banquero para otorgar préstamos. En las cuentas de depósito a plazo se encuentran los capitales libres de manera más duradera. El dueño del capital ha firmado un contrato con el banquero por medio del cual se compromete a no retirar sus fondos del banco durante un tiempo determinado, y el banquero se compromete, a pagarle, en cambio, un interés. De estos depósitos el banquero puede disponer mas ampliamente para otorgar prestamos. En las cuentas de ahorro se encuentran sumas de dinero depositadas por los empleados y obreros mejor remunerados, y por los capitalistas pequeños y medianos. También los capitalistas grandes utilizan las cuentas de ahorro cuando dentro de sus operaciones financieras les resulta más conveniente, por diversas razones, manejar de ese modo sus dineros libres a largo plazo. De los ahorros puede el banquero disponer holgada mente. En los ahorros los bancos pagan también un interés al dueño del dinero. Solamente en las cuentas corrientes no pagan interés alguno.

Toda esta disquisición teórica, relativamente larga, tiene por objeto ponernos en mejores condiciones para interpretar las cifras de los depósitos y créditos bancarios salvadoreños, su comportamiento en el ultimo periodo. Veamos esas cifras:

Depósitos en los Bancos Comerciales e Hipotecario. (1)

(Datos de fin de año, en millones de colones)

Depósitos en moneda nacional Depósitos en Divisas Total

A la vista A plazo Ahorro Total de

Plazo y

Ahorro

88.8 3.3 1.4 4.7 15.0 108.7

106.6 9.2 7.1 16.3 20.7 143.8

102.1 13.1 10.9 24.0 30.8 157.1

102.6 21.6 17.9 39.5 36.0 178.2

92.2 22.3 30.9 53.2 29.6 175.1

84.5 47.2 38.9 86.1 14.1 184.8

87.7 63.9 51.2 115.1 7.5 210.5

105.6 —- —- 150.3 (2) —- 255.9

El dato de 1963 corresponde al 13 de diciembre.

El proceso de crecimiento de los depósitos bancarios ha sido acompañado de un cambio radical en su composición. Mientras en 1955 los depósitos a la vista representaban un 82% del total, en 1963 solamente formaban el 41%. Los depósitos a plazo y ahorro constituían ya en 1963 casi el 60%.

Como hemos visto, los depósitos a plazo y los ahorros, representan las sumas de dinero libres durante más tiempo, es decir, las ganancias acumuladas, las amortizaciones y los ahorros propiamente tales. El cambio en la composición de los depósitos bancarios. Puede tenerse por eso como un indicativo del estado de desarrollo del capitalismo en el país, y da una idea de lo que ha sido arrancado a los trabajadores por la explotación burguesa. Además, ello permite prever un desarrollo mas amplio del capitalismo en el periodo que viene, ahora la clase capitalista dispone de una concentración de capitales monetarios de los que no disponía hace diez años, para la formación de nuevas empresas industriales, comerciales y agrícolas. Es esta masa de depósitos y su llamada composición de ahorros y a plazo uno de los termómetros que ha tenido ala vista sin duda el First National City Bank of New York para la instalación de una sucursal en San Salvador.

En el cuadro incluido se puede ver también que entre los años 1958 y 1962 se produjo una notable reducción de los depósitos a la vista. Estos depósitos, como vimos, están formados por los capitales monetarios “momentáneamente libres, es decir, por las sumas destinadas al pago de los salarios, materias primas, gastos personales de los capitalistas, ventas y compras del comercio, las cuentas corrientes reflejan por eso la intensidad del movimiento económico del país, y su reducción durante los años apuntados es el efecto de la crisis que se produjo a raíz de la caída de los precios internacionales del café a la que nos referiremos especialmente en otra parte de este informe.

A tono con el crecimiento de la masa de depósitos se elevo también el volumen del crédito. Las cifras hablan más concretamente.

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(1) Memoria del B.C.R. sobre ejercicio de 1962 y reportes monetarios mensuales del mismo.

Incluye los depósitos en divisas.

Préstamos Bancarios (1 Fuente: BCR))

(Bancos Comerciales e Hipotecario – en millones de ¢)

Año A largo plazo A corto plazo Total

1955 78 122 200

1957 102 182 264

1958 111 167 278

1959 118 181 299

1960 136 208 344

1961 141 171 307

1962 141 166 307

1963. (Dic. 13) Solamente el total………………………………………………332

Los préstamos a largo plazo están destinados por lo general a la llamada inversión básica en las empresas: edificios, maquinaria, obras de riego, etc., cuya amortización se extiende a lo largo de un período de varios años. Los préstamos a corto plazo están destinados generalmente a la actividad comercial, a la compra de materias primas, a los gastos agrícolas comprendidos dentro de una sola cosecha (semillas, araduras, abonos, planillas de salarios en temporada, etc.) etc. De ahí que la correlación entre el crédito largo y corto constituya un indicativo del desarrollo capitalista. Por lo que pueda apreciarse en el cuadro incluido, entre 1963 y el crédito a largo plazo casi se ha multiplicado por dos, mientras el ritmo de crecimiento de los préstamos a corto plazo ha sido inferior.

Llama la atención que entre 1958 y 1962 (ambos incluidos) se hayan producido altibajos considerables en el volumen de préstamos a corto plazo y una reducción y hasta un estancamiento en el crecimiento de los préstamos de plazo largo. Estos fenómenos son el reflejo de la crisis de esos años, que será analizada adelante. Durante la crisis los capitalistas trataron de compensar la reducción de sus negocios con préstamos bancarios y extrabancarios. Estos préstamos tenían principalmente destino a gastos rutinarios de la egresa y a las inversiones de ciclo corto de amortización. Las inversiones de largo alcance en la industria y obras básicas de la agricultura se estancaron casi completamente. Esa es la razón de sumas tan crecidas del crédito bancario total (crecida en relación a los años anteriores) en 1960-61-32. Al crearse una demanda tan grande de crédito, en las condiciones de un estancamiento en el volumen de los depósitos durante el período de la crisis, la suma total de préstamos tuvo que tender a bajar de nuevo. Tal es la razón de la declinación en los anos 1961-62 en comparación con 1960, que puede observarse en el cuadro de los préstamos bancarios. El nuevo crecimiento en 1963 tiene en cambio otra causa. Ese año entro la economía nacional en la culminación de la fase de la reanimación del ciclo y al aumento del volumen de prestamos correspondió un crecimiento importante del volumen de los depósitos (ver el cuadro correspondiente).

El control del sistema bancario equivale a la posesión de una verdadera llave de la economía nacional. No es, desde luego, lo principal de la economía, lo principal es la producción y la banca no produce nada. Pero dentro del sistema capitalista, el capital en su forma monetaria es la entrada y la salida de producción es la llave para adquirir los medios de producción y la fuerza de trabaja. Si el capitalista quiere estar en condiciones de obtener plusvalía, debe contar con capital monetario para comprar medios de producción y esa preciosa mercadería que es la fuerza de trabajo, que es capaz de crear, desgastándose, un valor mayor que el suyo. Por otra parte, el capitalista solo puede apropiarse de la plusvalía cuando las mercancías producidas en la industria y la agricultura han sido vendidas, es decir, convertidas en dinero. Para la burguesía comercial y bancaria, el capital monetario representa, todavía en mayor grado, la clave para entrar en el reparto de la masa general de plusvalía creada en la producción. De todo esto se desprende, repetimos, la importancia decisiva que tiene en el capitalismo el control de los bancos. Resulta por ello de una gran importancia responder a la pregunta siguiente: ¿Quiénes controlan los bancos en El Salvador?

Los bancos en nuestro país, con la excepción del ahora llamado de Londres y Montreal y de la sucursal del City Bank, fueron creados por la parte mas rica de la oligarquía terrateniente, exportadora de café e importadora de mercancías industriales. Apoyándose en el control del capital monetario, que de manera creciente le han permitido sus bancos, la oligarquía se ha ido adentrando a las demás ramas de la economía del país: en la industria, en el comercio, en nuevas ramas de la agricultura (algodón y azúcar), en la pesca, etc. Los llamados “14 grandes”, amos y señores de todo cuanto es gran negocio en el país, son también los amos del sistema bancario. Eso les permite una posición extremadamente privilegiada. Hay que hacer notar, que los “14 grandes” no solamente disponen del capital monetario concentrado por los bancos. También han creado en este período, compañías de seguros de diversa índole, que los permiten acopiar crecidas sumas de dinero y disponer de ellas para sus proyectos de inversión.

Llegados a este punto, en base, además, del nivel general alcanzado en el país por la inversión de monopolios yanquis, y contando con el respaldo del gobierno impuesto por la Misión Militar norteamericana en enero de 1961, los banqueros imperialistas han hecho su aparición en el país, disponiéndose primero a compartir y después a monopolizar esta rama decisiva de la economía nacional, con lo que ello significa para dar mayor empuje a su penetración y control en las otras ramas.

Para la oligarquía interna esas pretensiones del imperialismo son peligrosas, pues apuntan a su desplazamiento del puesto de comando de la economía nacional. Los recelos en ese sentido de los banqueros salvadoreños ha aflorado con toda claridad en los últimos meses, a propósitos del debate que motivó la instalación de la sucursal del City Bank. Nuestros “14” han estado y están dispuestos a asociarse de buena gana con los monopolios yanquis para la creación de empresas mixtas de todo tipo. Ven en ello la posibilidad de contar con un trato súper privilegiado de parte del Estado en cuanto a impuestos. También existe en ello una garantía política mayor, la seguridad de una defensa más firme del sistema contra la amenaza revolucionaria. Ser socios de los Rockefeller, de los Morgan, de los Dupont, etc., equivale para nuestros encopetados burgueses, “arrimarse al palo grueso”, a asegurarse la protección del gendarme. Están más a favor de una asociación así en las empresas mixtas industriales y comerciales. Tienen ya más recelos para abrir a los monopolios yanquis el camino hacia la agricultura que es para la oligarquía criolla la ponedora de los huevos de oro, su base de operaciones, su gran palanca, y los tienen con más ramas frente a la penetración imperialista en el sistema bancario. Eso equivale no a ganar preventas y protección sino a exponerse al desplazamiento. No es por tanto, nada extraño el que la oligarquía haya manifestado resistencia, aunque tibia y claudicante, ante la ofensiva del imperialismo para establecer una agencia bancaria en el país. Pero al mismo tiempo, demostró que en sus manos la independencia económica del país no esta segura y constituye también una mercancía con la cual está dispuesta a comerciar.

La plusvalía arrancada a los trabajadores salvadoreños servirá en la sucursal del City Bank, para dar crédito a los capitalistas norteamericanos en su carrera para monopolizar una tras otra las ramas de nuestra economía, para acrecentar sus ganancias en el país y para aumentar el torrente de utilidades que nos sacan rumbo a los EE.UU. Esto está en abierta pugna con el interés del proletariado, de los campesinos, de la pequeña y mediana burguesía, de capas medias en general, es decir, de la inmensa mayoría de la nación.

El sistema bancario nacional en manos de la oligarquía, no juega un papel en el desarrollo económico acorde con los intereses de la mayoría nacional, menos jugará ese papel en manos del imperialismo. Los créditos bancarios son orientados por los oligarcas en el sentido que más les favorece. Cuantiosos préstamos son concedidos a los intermediarios del algodón, a los exportadores de café y no directamente a los agricultores pequeños y medianos. De la mayor parte del crédito bancario disfrutan los grandes capitalistas y ante todo los “14 grandes”. Los medianos y pequeños deben incluso endeudarse con prestamistas usuarios que a menudo obtienen el dinero que dan en préstamo, de los bancos mismos. Aquellas ramas de la producción en las que la oligarquía no tiene interés no reciben el apoyo de las operaciones bancarias (los cereales y la ganadería por ejemplo). Todo ello resulta sumamente dañino para el desarrollo armónico e independiente de la economía nacional.

Para tener una idea concreta de esto que hemos dicho acerca de la relación de la actividad bancaria con los intereses del gran capital, insertamos a continuación un cuadro del destino de los créditos concedidos por los bancos entre 1959 y 1963:

DESTINO DEL CREDITO CONCEDIDO POR LOS BANCOS COMERCIALES

Saldos Vigentes a fin de año en miles de colones

(1) fuente: B.C.R. – créditos de corto y Largo Plazo. No incluye el crédito

DESTINO
1959
1960
1961
1962
1963

1) Agropecuarios…………………
68.695,00
84.125,00
65,002
64,590
67,927

Café
37,184
45,420
38,399
35,236
35,198

Algodón
21,878
29,493
15,883
18,807
22,590

Cereales
2,122
2,190
1,136
1,314
1,045

Caña
1,171
1,095
1,245
2,126
1,511

otros agrícolas
5,147
4,897
7,181
6,000
6,398

Ganadería
1,193
1,031
1,158
1,107
1,184

2) Industria y Transporte
22.439
30.539
27.243
26.071
33.842

Alimentos bebidas y tabaco
6.806
8.224
8.973
8.311
11.787

Textiles y vestuario
6.466
9.877
7.913
7.632
10.392

Cemento y derivados
865
974
1.149
663
439

Otros
7.285
9.401
7.114
8.024
10.301

Transporte
1.017
2.063
2.094
1.441
924

3) Comerciales y Financieros
79.711
85.503
70.218
79.264
104.577

Importaciones
24.455
31.690
24.528
24.760
34.946

Exportaciones
346
1.056
2.279
422
3.252

Comercio Interior y otros
54.910
52.757
43.411
54.082
66.379

4) Construcción
11.255
11.948
12.182
9.015
8.631

Residencial
3.042
3.450
3.819
1.633
1.981

Comercial
3.322
4.095
3.851
3.372
1.944

Otros
4.892
4.403
4.512
4.010
4.706

5) No clasificados
2.890.
3.030
2.234
1.941
1.356

TOTAL………………………………
184.990
215.145
176.879
180.881
216.332

Sin duda ninguna, la banca deberá ser nacionalizada por cualquier gobierno realmente patriótico y progresista, no digamos ya revolucionario. Mientras tal paso no se dé el desarrollo económico nacional seguirá en el puño de la oligarquía y del imperialismo.

Dejemos aquí nuestro examen del crecimiento del sistema bancario nacional desde el Cuarto Congreso. El análisis no ha sido completo ni suficientemente profundo, pero es bastante para los finales del informe que estamos presentando.

4 -Mercado Común e Integración Económica Centroamericana

Que son el mercado común y la integración y cual es su significación para el desarrollo económico de Centroamérica? La respuesta tiene que abarcar tanto la forma como el contenido para que se pueda comprender y juzgar. Empecemos por la forma:

Con el nombre de mercado común e integración económica centroamericanos se conoce un movimiento oficial iniciado formalmente en agosto de 1952, con la creación del Comité de Cooperación Económica Centroamericana. Desde entonces han sido firmados por los gobiernos de nuestros países más veinte tratados, convenios y protocolos sobre diversas materias económicas.

Esos documentos han establecido en resumen:

1- El libre comercio para la mayoría de productos elaborados en suelo centroamericano. Proveen además, la entrada automática en vigor de tasas de liberalización para todas las mercancías restantes, producidas en cualquiera de los países asociados, en plazos que culminan en 1965, año en el que se calcula quedara completo el régimen de libre comercio en la región.

Completando los convenios principales sobre liberalización y unificación de aranceles, se han firmado otros que unifican los reglamentos y señales viales y disponen un desarrollo coordinado de la red caminera; y otros que facilitan la convertibilidad de las distintas monedas y apuntan hacia su unificación anterior.

En conjunto, estos convenios forman el régimen legal que ha abierto paso a la formación del Mercado Común Centroamericano.

2- Un planeamiento coordinado del desarrollo de la producción eléctrica en los cinco países.

3- La unificación de las garantías y privilegios fiscales para la instalación de industrias, al mismo tiempo que un tratamiento especial a las llamadas Industrias de Integración.

Según el convenio sobre “Industrias de Integración”, las empresas que llenan los requisitos allí establecidos gozan del privilegio de exclusividad en toda el área Centroamericana. Los gobiernos se comprometen a no permitir en sus respectivos territorios la instalación de industrias similares. Esto, desde luego, es lo convenido. En la realidad las cosas se deciden según las prevenciones, sobornos y cabildeos que puedan desplegar los monopolios extranjeros interesados en establecer sus empresas en nuestros países. Ejemplo demostrativo de esto a sido la instalación de una fabrica de llantas de la firma norteamericana Firestone en costa rica, pese a que ya existe otra, declarada “ Industria de Integración” en Guatemala (la Ginsa) , de propiedad de capitalistas también norteamericanos, asociados con algunos guatemaltecos; y

· La creación de organismos centroamericanos de coordinación, financiamiento y promoción tecnológica, tales como el Consejo Económico Centroamericano, el Consejo Ejecutivo del Tratado General, la Secretaria Permanente del Tratado General de Integración Económica Centroamericana (SIECA), el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), el Instituto Centroamericano de Integración y Tecnología Industrial (ICAITI), etc.,

Después de diez años la resistencia a incluirse en este movimiento, Costa Rica finalmente dio su aprobación a los tratados fundamentales en 1962. Así quedaron abarcados los cinco países considerados tradicionalmente como Centroamérica, La posible incorporación de Panamá ha motivado resistencia de parte de los industriales y comerciantes del resto de países. Estos consideran, con razón, que por la puerta de Panamá ingresaría al Mercado Común un gran torrente de mercancías norteamericanas

Pasemos ahora a enjuiciar este movimiento en su contenido y significación

Se trata o no de una integración económica bien orientada, en interés del desarrollo racional y armónico de la economía centroamericana y al servicios de los intereses de sus pueblos? ¿Cuáles son los intereses predominantes en él? Cuáles son los principales conflictos y cuál es nuestra posición frente a ellos? Cuál es la significación de la integración y el mercomún para el futuro desarrollo de Centroamérica? Trataremos de dar respuestas, aunque brevemente, a estas interrogantes.

Todo desarrollo económico entraña una creciente división del trabajo entre distintas ramas de la producción en cada país y en escala internacional. La consecuencia de la división del trabajo es el intercambio de los productos de unas y otras ramas de la economía que conduce a la formación del mercado nacional e internacional. La formación y ampliación del mercado se convierte a su vez en factor de estimulo para el crecimiento de la producción. Hablamos aquí, se entiende, en los términos más generales posibles.

El desarrollo de la producción y del cambio trae el crecimiento y perfeccionamiento de los medios de trasporte y comunicaciones. La red caminera se hace más larga y compleja. Si establecen vínculos materiales crecientes entre la población de cada país, de regiones enteras y en escala mundial. La complementación económica, la integración de economías aisladas hasta cierto punto, se convierte así en una necesidad inevitable y, al producirse se vuelve hacia la producción apresurando su progreso. Los comunistas no podemos estar ni estamos, por tanto, en contra de la integración y el mercomún centroamericanos en si mismos.

Pero hay integración e integración. En la sociedad capitalista todo movimiento económico se encuentra regido por la ley de obtención de las ganancias y los más grandes capitalistas que controlan a las más grandes empresas monopolistas, se gobiernan por la obtención de las ganancias máxima. Los capitales van de una a otra rama de la producción, de una a otra región, en busca de los mayores beneficios y no de un desarrollo racional, armonioso, de todas las ramas de la economía y, mucho menos, de un mejoramiento para el nivel de vida de las masas del pueblo. La complementación de una rama de economía dentro de cada país y el terreno internacional, se efectúa en estas condiciones, a rastras de los intereses de los capitalistas, y entre ellos los más grandes. Los países subdesarrollados se van, de ese modo, configurados como apéndices de las economías de los países capitalistas más desarrollados. Los abastecen de materias primas, principalmente agrícolas, se constituyen en mercado de sus productos industriales y en campos de inversión de sus capitalistas que buscan siempre mano de obra barata, impuestos baratos, gobernantes baratos, etc., que buscan, en dos palabras, ganancias máximas.

Una integración económica racional ,que busque el desarrollo proporcional de las distintas ramas de la producción, que establezca una adecuada distribución del trabajo entre un grupo de países y finalmente entre todos los países que establezca una complementación internacional en el marco de un trato recíproco exento de privilegios y que persiga la sucesiva elevación del nivel de vida material y cultural de los pueblos, solamente puede alcanzarse si realiza sobre la base de la liquidación de la propiedad privada sobre los medios de producción ( la tierra, las fábricas, las minas, las plantas electrónicas, los transportes, etc.) y del establecimiento de la propiedad colectiva sobre ellos. Solamente de esta manera se puede dar fundamentos materiales el regimiento de un interés verdaderamente común y de un espíritu de cooperación general, de ayuda mutua en interés colectivo. Una integración económica internacional de esta clase únicamente puede ser el futuro del socialismo y el comunismo. Los países socialistas de Europa se encuentran aplicados precisamente a un plan de esta clase y lo realiza con éxito.

Sin embargo, ya antes de iniciarse la construcción del socialismo pueden obtenerse resultados beneficios para el crecimiento económico y la elevación del nivel de vida general en los países atrasados, si capital monopolistas extranjeros para desalojarlo y mantenerlo a raya. En estas condiciones la integración y el libre comercio entre un grupo de países subdesarrollados se puede convertir en una poderosa palanca para asegurarles una vía independiente de desarrollo.

Actualmente, El Salvador, por ejemplo, tiene una relación de precios profundamente desfavorable en su comercio exterior, del cuál son los EE. UU., el país que absorbe una parte mayor. Entre 1953 y 1962, los precios de cada kilogramo de sus importaciones han aumentado en un 4%, mientras que los precios por kilogramo de sus exportaciones han bajado en un 43% (+). Nuestro país ha perdido por ese motivo mil cincuenta y nueve millones de colones anualmente. Además, en razón de las ganancias que se llevan las compañías extranjeras y los intereses de la deuda externa (en su mayoría de los EE. UU.), el país perdió más de 30 millones de colones en 1962, según se deduce de los cálculos del Banco Central de Reserva. La integración y el mercomún centroamericanos podrían significar para nuestro país un poderoso auxiliar para sacudirse semejante saqueo, si fuera un movimiento orientado en sentido anti- imperialista, nacional liberador. Lo mismo significaría para los otros cuatro países, que hoy resisten la rapacidad de los monopolios extranjeros en un grado igual o mayor.

Un movimiento de integración económica y mercado común entre países que fueron apéndices de los países capitalistas desarrollados y en primer lugar de los EE. UU, como son los nuestros, tiene que estar, por tanto, o bien dominado por el signo de la máxima ganancia para los monopolios extranjeros, o en la ruta de la lucha por la independencia económica, bajo el signo del anti-imperialismo.

Tal como está orientado actualmente este movimiento que representa la formación de un mercado de once millones de consumidores, constituye un jugoso negocio para los monopolistas extranjeros por sobre todas las cosas. Bajo el ala protectora y cálida del mercado común, los monopolios que han estado abasteciendo a Centroamérica de mercancías industriales, han procedido, ya sea solos o en sociedades con los grandes capitalistas locales, al establecimiento de fabricas y plantas envasadoras, mezcladoras, ensambladoras o simplemente terminadoras de productos que han estado trayendo acabados de los EE.UU., Europa occidental o Japón. Así, los costos en mano de obra, impuestos y transportes reducen enormemente sus ganancias. Es característico de este proceso y un botón de muestra de la voracidad del capital extranjero, el hecho de que los precios de esos artículos continúan siendo los mismos que tenían cuando se los importaba y en casos hasta mayores.

El capital inversionista norteamericano es el que se encuentra en la mejor situación para levantar súper –ganancias en el mercomun y la integración. Por parte tiene a su favor el creciente control militar y político de los cinco estados, y por la otra, cuenta con un trato preferencial en materia de garantías en virtud de los convenios bilaterales firmados por los EE.UU. con estos gobiernos. En nuestro caso fue bajo la presidencia de Lemus que se firmo ese tratado. Así, los monopolios yanquis cuentan con una posición de enorme ventaja, no solo con respecto al capital nacional, sino también del capital extranjero de otra procedencia. Los grandes capitalistas centroamericanos tratan de contrarrestar esta desventaja haciéndose socios de los tiburones yanquis, y estos encuentran en tal asociación la manera de dar a sus negocios un punto de apoyo social y político mayor. Con todo, la desventaja de la gran burguesía local continua siendo grande respecto de sus aliados.

Sin embargo, haríamos un enfoque parcial y no objetivo si solamente viéramos en el mercado común el interés de los imperialistas norteamericanos y de capital extranjero y en general. Toda ampliación del mercado en cualesquiera condiciones, interesa a todo capitalista, grande, mediano o pequeño. La circulación mercantil, la compraventa, es de la esencia del capitalismo como sistema y todo burgués, de cualquier tamaño tiene un interés vital en ella. Tal es lo que ocurre en efecto. Pero los intereses de los industriales y comerciantes centroamericanos se ven limitados por los monopolios extranjeros. Esta situación de desventaja comienza a ser conciente en las filas de los capitalistas del istmo y ya se escuchan sus protestas y reclamos.

Es particularmente grave para el capital medio y pequeño centroamericano la formación de las llamadas “industrias de integración.” Se trata de grandes empresas que deben ser capaces de abastecer el consumo de toda Centroamérica en el renglón al que se dedica que por consiguiente, representan inversiones voluminosas, fuera del alcance de los medianos y pequeños, son empresas planeadas como monopolios y están a la medida solamente de la capacidad de inversión de los monopolios. En ellas pueden participar, a lo sumo los grandes oligarcas centroamericanos, señores tradicionales de la tierra y del jugoso negocio de la exportación, la importación y la banca. Pero su participación no desvanece si no aumenta la desventaja para el capital mediano y pequeño pues le da a los monopolios extranjeros unos aliados influyentes, que están permanentemente en el terreno, presionado por nuevos privilegios para esas empresas. Para el capital mediano y pequeño centroamericano, irán quedando las migajas poco apetitosas para los grandes en la integración y en el mercomun, de continuar estos bajo la orientación colonial que ahora tiene.

Dejemos hasta ahí las consideraciones generales y pasemos a echar un vistazo a los resultados prácticos que se han obtenido.

Según lo estima el balance realizado por la CEPAL para la octava reunión del comité de cooperación económica centroamericana ( San Salvador, Enero 1963), en los diez años transcurridos desde la creación del mismo en agosto de 1952, se ha completado todo lo relativo a la fase de concertación de tratados y convenios. Anuncia que en adelante se entraría de lleno a la fase de aplicación práctica. En cuanto a los resultados obtenidos hasta entonces admiten que la tasa de crecimiento económico de un cuatro por ciento ha sido apenas superior a la del crecimiento de la población (3.8% para El Salvador), y que las condiciones de vida se mantienen completamente intactos en su miserable nivel. Admite también que tales niveles solo podrán ser elevados, si al mismo tiempo que se pone en vigencia los tratados sobre libre comercio e integración, se reforman algunas estructuras. De lo contrario continua diciendo la CEPAL, se creara realmente un mercado común pera el nivel de vida continuara el mismo en cada país. En otras palabras, se habrán sumado simplemente 5 mercados, manteniendo sus condiciones miserables. Así, agregamos nosotros, los tiburones monopolistas extranjeros y locales comerán cinco veces más, pero los pueblos tendrán que apretarse cinco veces más el cinturón.

Lo que más ha crecido desde los primeros convenios es el comercio entre nuestros países. El crecimiento en este terreno es realmente notable, como puede verse por las cifras siguientes; la exportación con destino mutuo aumento de 8.6 millones de dólares en 1950, a 32.7 millones en 1960 y a 60 millones a aproximadamente en 1963.

Por lo que se refiere al comercio de El Salvador con los demás países del istmo, el cual va incluido a continuación nos muestra un panorama concreto.

COMERCIO DEL EL SALVADOR CON EL RESTO DE CENTROAMERICA

(en miles de colones)

País
1953
1957
1962
1963

Import- Export
Import- Export
Import – Export
Import – Export

Costa rica
63 – 385
928 – 1.065
3.025 – 4.368
5.180 – 5.880

Honduras
10.031 – 3.210
12.444 – 5.945
26.036 -15.085
26.930 , 21.190

Nicaragua
2.715 – 1.816
2.115 – 2.867
4.904 – 8.160
6.112 , 7.275

Guatemala
3.865 – 2.340
6.206 – 5.946
21.160 , 19.137
31.644 , 41.186

Totales
16.674- 7.751
21.693 -15.823
55.125 , 46.750
69.806 ,75.532

Al aumentar de esa manera el comercio en la región, ha crecido también el ritmo de las inversiones en la industria. Aunque no alcanza ese ritmo niveles adecuados al crecimiento de la población, se puede prever un aceleramiento en el periodo de auge coyuntural que ahora nos encontramos iniciando. Del desarrollo de la industria, pese a sus rumbos deformes del presente y a sus limitaciones respecto a la solución de los grandes problemas sociales, hará cada vez más insostenible el rezago feudal en el campo centroamericano. Las contradicciones entre el sector industrial de la burguesía local y los latifundistas han comenzado a perfilarse y se harán con seguridad gradualmente más claras y hostiles en el futuro. Los más grandes industriales son al mismo tiempo latifundistas casi en todo los países, pero a lado de ellos está formándose otro sector exclusivamente industrial y comercial, que tiene intereses objetivos en la elevación del poder comprador de las masas rurales, que ahora es y mantenido a un nivel miserable por la explotación semifeudal. Cuando la CEPAL afirma que son indispensables algunas reformas de estructura, tiene en cuenta ante todo la estructura agraria semi-feudal. Desde luego que la CEPAL y la burguesía solamente plantean una reforma agraria limitada al interés de vender más y no se colocan en el punto de vista de los intereses de las masas campesinas y de asalariado agrícolas. Abogan por reformas superficiales y no por una modificación profunda del régimen de propiedad en el campo. No están por la liquidación consecuente de los latifundios y menos por la creación de unidades socialmente avanzadas de producción, como las cooperativas y las granjas del Estado. Pero cualesquiera que sean los cambios en el campo de todos modos tienen que redundar en perjuicio de los latifundistas, y de los grandes capitalistas agrarios. Desde ese punto de vista, todas esas posiciones que presionan por cambios aun pequeños en la estructura agraria, refuerzan las posibilidades para la organización de las masas rurales y debilitan a los terratenientes y grandes capitalistas.

Aparte de los progresos en el comercio y la industrialización, también se han alcanzado otros en cuento a la construcción de la red caminera integrada y de la interconexión y desarrollo combinado de los sistemas eléctricos; en el planeamiento de un desarrollo combinado de los sistemas de comunicaciones telefónicas y telegráficas; en el impulso al desarrollo tecnológico; y en la creación de una variada y nutrida red de organismos de coordinación en casi todos los campos de la actividad económica y cultural.

Referencia aparte merece el incremento que, sobre la base de los progresos de este mercomún e integración económica penetrados por el imperialismo se ha producido en el terreno de la coordinación militar y policial bajo una indiscutible batuta yanqui. Se ha creado un Estado Mayor Centroamericano, al que por ciertas contradicciones con el resto no se ha adherido completamente el Ejército salvadoreño. Se han instituido frecuentes reuniones de consultas y coordinación entre los ministros del interior con el objeto públicamente declarado de coordinar “la lucha contra el comunismo”, que desde luego no se limita a nosotros sino a todo lo que es anti-imperialismo y posición democrática en nuestros países. A esas reuniones asisten con todo descaro un alto funcionario del gobierno de los EE. UU: De hecho se trata de reuniones de los ministros centroamericanos del interior con ese alto comisionado del gobierno yanqui, para alinearse con sus instrucciones o “recomendaciones”. De igual manera se realizan frecuentes reuniones de jefes policiales y de migración, con la directa supervisión de funcionarios de los EE.UU.

Frente a estas actividades nadie debe cerrar los ojos. Se trata del surgimiento de un verdadero embrión de gobierno colonial centroamericano so pretexto, de la lucha anti-comunista. Nosotros denunciamos ese ajetreo seudo centroamericanista como lo que realmente es: los preparativos para asegurar el futuro surgimiento de un gobierno centroamericano integrado, bajo el completo control del gobierno de los EE.UU., que se cubren con el pretexto de la lucha anti-comunista. De esa manera explotan el temor irracional al comunismo que la propaganda aturdidora del imperialismo ha plantado en la cabeza de mucha gente. Nosotros exhortamos a todas las fuerzas democráticas de nuestro país y del istmo a que, por encima de nuestras divergencias en el campo ideológico discutamos públicamente este problema y encontremos un enfoque común que permita reforzar la lucha por la independencia de nuestras naciones y de Centro América entera.

Ya podemos entrar en la tarea de elaborar un cuadro más o menos completo de las contradicciones en el seno del movimiento de integración y mercomún:

La contradicción principal en la etapa presente en el seno de ese movimiento, es la que existe entre los pueblos centroamericanos de una parte (clase obrera urbana y rural, campesinos, pequeña burguesía y burguesía, medio nacional), y el capital extranjero y las oligarquías locales de la otra (grandes terratenientes, grandes comerciantes, grandes banqueros, grandes industriales), que son aliadas y socias de aquel. El aspecto más importante de esta contradicción es el que se configura entre los pueblos centroamericanos por un lado y el imperialismo yanqui por el otro, que es el principal beneficiario del mercomún y la integración, que une a su saqueo económico la subordinación política de nuestros países, empuja la militarización de los gobiernos, el crecimiento del cuerpo policial y la deformación del desarrollo cultural.
Le sigue en importancia la contradicción entre las masa trabajadoras de la ciudad y del campo, principalmente las masas asalariadas, de una parte y los latifundistas y burgueses de todos los tamaños y nacionalidades, por otra, que mantiene un nivel miserable de salarios. El aspecto principal de esta contradicción radica en la existencia del monopolio privado de la tierra y de grandes empresas monopolistas industriales, comerciales, y de grandes masa de campesinos pobres, asalariados agrícolas y urbanos por la otra, ingresos inferiores al mínimo que es necesario para vivir.

El monopolio privado de la tierra y las empresas de capital altamente concentrado, condiciona la existencia permanente de una masa de desocupados parciales y totales, que forman una reserva abundante de mano de obra que ayuda a los capitalistas a mantener bajos los salarios. Esto ocurre en El Salvador, aunque no sea exactamente así en los países restantes.

La contradicción entre el capital centroamericano y el capital extranjero a causa de privilegios tributarios en la protección estatal para este ultimo. El aspecto más importante de esta contradicción radica en la oposición entre el capital centroamericano y los monopolios yanquis, que son los principales privilegiados. La situación en desventaja respecto al capital extranjero es particularmente dañina para el capital industrial medio y pequeño centroamericano. Pero incluso el gran capital oligárquico de estos países tienen motivos de conflicto con los monopolios extranjeros.

La contradicción entre capital medio y pequeño centroamericano en general y el gran capital oligárquico criollo. El aspecto principal de esta contradicción reside en la creciente contraposición de los intereses de la burguesía industrial y comercial media con los de los grandes terratenientes.

La contradicción de los capitalistas extranjeros entre sí y de las oligarquías centroamericanas entre si, disputándose las áreas de inversión y los privilegios integracionistas. Aún más, existen también contradicciones entre grupos de capitalistas y entre capitalistas individualmente considerados en el seno de cada país.

En la medida que se desarrollen los planes integracionistas y se desenvuelva el mercomún, todos estos conflictos tenderán a agudizarse, pero serán el primario y siguiéndole en importancia el segundo, los que determinarán la suerte de todo el proceso.

Pese a todo, la integración y mercomún actuales, no pueden menos que conducir a un desarrollo de las fuerzas productivas y a una transformación de la disposición de clases de la sociedad centroamericana. Un creciente proletariado industrial comienza a formarse, y, dentro de las limitaciones señaladas también se produce la formación de una burguesía media industrial, con interés anti-imperialistas y anti-feudales hasta cierto punto.

El capitalismo como modo de producción se desarrollará inevitablemente. Todo esto hace madurar las premisas materiales de una futura transformación revolucionaria más avanzada. Las fuerzas sociales de esa revolución, con el proletariado a la cabeza, tenderán a unir sus esfuerzos y a plantearse tareas en escala regional y no solamente en los límites de cada país.

Los comunistas salvadoreños estamos decididamente a favor de un movimiento integracionista y de libre comercio centroamericano anti-imperialista, nacional liberador, que ayude a nuestros pueblos a conquistar su independencia económica, que es el cimiento indispensable de su independencia política. Estamos a favor de la formación de un amplio frente democrático de lucha para alcanzar ese objetivo. Creemos que uniendo las fuerzas de las masas trabajadoras o americanas, las fuerzas de la pequeña burguesía y la burguesía media de los cinco países, se puede crear un brazo potente que tome el timón integracionista y corrija el rumbo colonial que ahora tiene.

La construcción de este frente común no es labor de ningún decreto o acuerdo repentino. Únicamente llegará a ser el resultado de las acciones persistentes a alcanzar los objetivos inmediatos que la vida misma va planteando. La luz mejorar los salarios y condiciones de vida de las masas trabajadora y por una legislación laboral y social avanzada, la lucha por abordar cual privilegio del capital extranjero y oligárquico, la lucha por Una legislación tributaria racional y favorable al capital nacional, mediano, pequeño. Por reorientar el crédito publico y privado hacia una mayor participación de la industria y la agricultura medianas y pequeñas, hacia la producción de alimentos, ahora aplastada por la agricultura de exportación; la lucha por la propiedad nacional sobre las grandes obras básicas (puertos, sistemas energéticos, etc.) son tareas concretas e inmediatas, comunes a los pueblos centroamericanos, que deben emprenderse y que alumbraran finalmente la nueva fuerza patriótica al servicio de la independencia y el progreso que será el frente único centroamericano de liberación nacional, autentico heredero de la causa de Morazán y los Barrios.

5- Crecimiento de la Penetración del Capital Imperialista Yanqui en Nuestro País.

Sobre este tema los datos exactos son difíciles, casi imposibles de precisar. Ya hemos tenido oportunidad de ir señalando en cada uno de los renglones de la economía nacional que hemos examinado, los datos que se poseen acerca del monto del capital norteamericano en ellos. Solamente resta atraer a cuenta tener un cuadro general y aproximado de lo que es hoy esa inversión. Intentaremos en los que sigue presentar ese cuadro.

En la Agricultura el capital norteamericano no tiene ingerencia directa, a diferencia de otros países centroamericanos en los que controla la parte principal. Y no ha hecho tampoco en este periodo grandes progresos. Prácticamente sigue fuera de ella. En estos últimos años, sin embargo, el capital imperialista norteamericano se ha acercado bastante a los linderos de la agricultura nacional y no puede decirse que no los traspasara en un futuro cercano.

El más sobresaliente progreso del capital monopolista norteamericano en esa dirección es su creciente participación en el financiamiento bancario del cultivo y el negocio algodonero en general. Ya dijimos antes que de 44 millones de colones a que se elevo el financiamiento bancario de la cosecha 1962-1963, 37 millones procedían del exterior, en su mayor el monto de los prestamos yanquis, pero no se disponen de datos precisos.

Por otra parte, en las ultimas semanas el Banco Central de Reserva ha estado insistiendo en abrir el paso al capital bancario de los EE.UU. para la financiación de otros reglones de la producción agropecuaria, llamando a solicitar prestamos a mediano y largo plazo en los bancos comerciales, que serán abastecidos por líneas abiertas para ese fin por el propio B.C.R. con dinero procedente del First National City Bank y otros bancos de los EE.UU.

Así pues, sin contar aun con un capital invertido en forma directa en la producción agropecuaria, los imperialistas norteamericanos están participando en el reparto de la plusvalía producida por los trabajadores agrícolas salvadoreños.

En el Comercio Exterior: por la vía de la relación que existe entre los precios que pagan por nuestros productos de la agricultura y pesca y los que hacen pagar sus mercancías industriales, se produce un recorte que va dar a los bolsillos de los multimillonarios norteamericanos y de otros países capitalistas. Ya tuvimos oportunidad de señalar que por la reducción de precios del café en nuestro país ha dejado de percibir en los últimos seis años 510 millones de colones. Si se considera el decenio 1953-1962 y las perdidas por la reducción de los precios de todos los productos nacionales de exportación, la suma perdida asciende a Mil Cincuenta y Nueve Millones de Colones.

No es únicamente que bajen los precios de nuestras materias primas, sino que al mismo tiempo suben los precios de las mercancías que importamos. A esta relación entre los precios a que exporta e importa se llama en el lenguaje técnico “los términos del intercambio”.

La Dirección General de Estadísticas, en el anuario de 1962 Vol. I, correspondiente al Comercio Exterior, ha publicado sus cálculos sobre los términos de intercambio para los años 1953 a 1962. Es bueno que les echemos una mirada:

Términos del intercambio 1953-1962 (1953 como 100)[1]

Año
Precio unitario de las exportaciones.

(Índice)
Precio unitario de las importaciones.

(Índice)
Términos del Intercambio

1953
100
100
100

1954
125
98
128

1955
109
97
112

1956
110
102
108

1957
109
102
107

1958
91
101
90

1959
74
95
78

1960
74
99
75

1961
71
101
70

1962
60
104
58

Puede verse por los cálculos transcritos, el enorme deterioro de los términos del intercambio para nuestro país. En general los índices de los precios unitarios de las importaciones aumentaron respecto a 1953, pero no de manera muy pronunciada. En 1962 era un 4% mayor que en 1953. El deterioro sobre todo resulta de la drástica reducción de los precios unitarios de nuestras exportaciones. Los índices de esos precios indican una reducción de un 40% respecto a 1953.

En el hecho de que no haya sido mayor el aumento de los precios de la importaciones, juega un papel decisivo el que en el último periodo se hayan incrementado las compras en Alemania, Holanda, Japón y los países Centroamericanos.

En la actualidad los EE.UU. continúa siendo quien monopoliza el mayor porcentaje de nuestro comercio exterior, aunque su participación se ha reducido bastante en comparación con los años de la segunda guerra y los primeros años de la post guerra. Ahora en nuestro comercio exterior las cosas se presentan si, en cuanto a los países con los que se realiza.

Participación de distintos países en nuestro comercio exterior durante 19622

EXPORTACIONES
IMPORTACIONES

País
Porciento del volumen
Porciento del valor
Porciento del volumen
Porciento del valor

EE.UU.
30.2 %
33.8 %
15.9 %
36.5 %

Alemania
16.6
25.9
7.9
9.5

Holanda
2.2
2.0
34.9
9.3

Japón
17.8
19.2
1.4
7.1

Honduras
10.5
4.4
12.4
8.3

Guatemala
4.6
5.7
8.2
6.8

Otros
18.1
9.0
19.3
22.5

Totales
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%

Así pues, los imperialistas norteamericanos, junto con los multimillonarios japoneses, alemanes y de otros países capitalistas de Europa, toman una jugosa tajada de la plusvalía producida por nuestros trabajadores por este conducto de los términos desfavorables del intercambio. En ese festín son los monopolios norteamericanos los que se llevan la parte del león.

Sin lugar a dudas, la principal forma de la explotación imperialista que soporta nuestro país es esta de los términos desfavorables del intercambio. Se trata de un verdadero saqueo, cuya magnitud salta a la vista si se tiene en cuenta por vía de ejemplo que los 1.059 millones de colones perdidos a causa de la reducción de los precios de las exportaciones durante el decenio 1953-62 es superior con mucho a la cifra de todos los préstamos y ayudas de cualquier forma recibidos por el país durante los 142 años desde la independencia de España.

3- En la industria, el comercio interno, los transportes y los servicios

Y solamente consideradas las inversiones dentro de sociedades anónimas, el monto del capital extranjero (casi todo yanqui) se elevó de 16 a 60 millones de colones entre 1953 y 1962, según anotamos más atrás. De acuerdo a los datos publicados por la Dirección General de Estadísticas, esas cifras se descomponen así en los años mencionados:

Inversiones extranjeras directas en El Salvador. 1953-1962

(En millones de colones)

Año
Producción primaria
Comercio
Servicios
Industria de transformación
Total

1953
1.2
1.6
7.1
6.2
16.1

1954
0.8
2.0
7.3
6.2
16.3

1955
0.9
3.5
7.5
8.1
20.0

1956
0.6
4.7
8.0
14.9
28.2

1957
1.2
4.8
8.1
15.5
29.6

1958
1.3
5.3
8.2
16.2
31.0

1959
1.3
6.7
10.3
17.7
36.0

1960
1.7
8.4
11.5
25.7
47.3

1961
1.7
12.9
10.1
37.6
62.3

1962
1.7
13.4
11.8
39.8
66.7

Los mayores crecimientos, como puede verse, se han operado en la industria de transformación y en el comercio. También en los servicios se ha producido un notable aumento. Así mismo puede verse por las cifras transcritas, que el incremento de las inversiones extranjeras directas tomó una mayor velocidad a partir de 1958. En eso han influido las leyes y convenios aprobados por el gobierno de Lemus y después por el directorio, concediendo privilegios tributarios y garantías de todo género a la inversión extranjera en general y particularmente a la norteamericana, lo mismo que la formación del mercado común y la integración económica centroamericanos.

En los últimos tres años, como parte del crecimiento de la inversión directa norteamericana en nuestro país, han sido establecidos almacenes para el comercio directo al público, compañías de transportes por carreteras, empresas industriales diversas, etc.

Un hecho particularmente sensible de la penetración del capital norteamericano, es la monopolización de las principales emisoras de radio y TV. por los consorcios más grandes de los EE.UU. en esta rama. Así, la propaganda pro-imperialista ha pasado a quedar enormemente reforzado. Desde esas emisoras se está desarrollando una sistemática labor de deformación ideológica en todos los sentidos y de adormecimiento frente a la dominación imperialista. Las pantallas de la TV. están ahora más ocupadas por historietuchas en las que se endosa ala policía y a su persecución fascista, en las que se adorna de mil maneras el modo de vida norteamericano. Los estrechos márgenes que la radio y la TV. permitían para una labor informativa objetiva, han quedado casi completamente estrangulados.

4- En la actividad bancaria se han producido igualmente una mayor penetración del capital norteamericano. Por una parte están los 37 millones de colones de financiamiento del algodón en 1962-63, suma que debe haber sido mayor para la cosecha 1963-64, y además está cierto número de préstamos directos de grandes bancos de los EE.UU. a clientes salvadoreños o a los bancos nacionales. El First Nacional City Bank, por ejemplo, en una publicación periodística bajo su firma, a propósito de la polémica en torno a la apertura aquí de una sucursal, dijo claramente que sus préstamos directos o a través de los bancos nacionales a clientes salvadoreños, ascendían en ese momento a 10 millones de dólares (25 millones de colones). Es sabido también que el Banco Salvadoreño contrajo una deuda crecida con el Bank of America de California. Y el Banco Central de Reserva, por boca de su presidente, dijo hace pocas semanas, que por su intermedio había disponibles líneas de crédito para préstamos a mediano y largo plazo por más de 30 millones de colones, procedentes de bancos norteamericanos.

Todo esto es solamente lo que se sabe. Pero en estas operaciones una parte importante no se conoce o no se la conoce exactamente. Puede decirse, sin embargo, que en la actividad bancaria el capital norteamericano no es inferior a 70 millones de colones.

5- En la deuda pública. Últimamente han sido publicadas las cifras de la deuda pública, y ellas muestran un enorme crecimiento, todo a cargo de la deuda externa, que es deuda con los EE.UU. en 1962 la deuda pública ascendía a 31.0 millones de colones, de los cuales el 21.0 formaban la deuda externa.[3] En 1961 la deuda pública total había subido a 285.9 millones de colones y la externa a 222.0 millones. En diez años la deuda externa se ha multiplicado, como puede verse, por más de 10 veces.

El Consejo de Planificación Económica se las ha arreglado para encontrar los malabarismos que le permitan presentar las cosas de la manera más conveniente al gobierno. Ha presentado las cifras de la deuda pública descompuesta en los reglones siguientes: Valor Contratado, Valor Utilizado, Valor Disponible, Valor Amortizado y Deuda Real. Luego ha pasado a hacer un razonamiento tinterillesco, así: la deuda real solamente está constituida por el valor realizado de los préstamos contratados, menos el valor amortizado. De esa manera la deuda externa queda reducida, según el Consejo de Planificación, a 91.3 millones de colones, al 31 de diciembre de 1963.

La grosera tergiversión de la realidad por este procedimiento queda de manifiesto con sólo dar una mirada detenida al cuatro que publicó esa oficina veamos algunos botones de muestra: El 18 de septiembre de 1963 fueron contraídos tres préstamos de la AID. para la ABC. y el Ministerio de Agricultura y Ganadería, por un valor total de 22.2 millones de colones; el mismo día fueron firmados dos préstamos más de la misma AID. para el INSAFI y para la construcción de edificios escolares por una suma total de 17.2 millones de colones; y el 1º de noviembre de 1963 se firmó uno del BIRF a la ANTEL por 23.7 millones de colones. pero como al 31 de diciembre no había sido retirado ni un centavo de esos fondos todavía, estas cantidades (63.1 millones en total) no aparecen como deuda, en las cuentas alegres del Consejo de Planificación; ya que, como se explicó, para esa oficina solamente constituye deuda, lo retirado menos lo amortizado. Tal criterio está reñido con la realidad, de una manera evidente. Sin buscarle “tres pies al gato”, la deuda contratada, es deuda y no otra cosa, y solamente con criterio de propagandistas mercenarios, se puede retorcer, de tal manera la realidad, para presentar a la opinión pública, una versión de la política oficial, que pudiera resumirse en esta frase: “Vean todos, somos entreguistas…pero no lo somos tanto”.

Un caso similar, a los ya mencionados, es el préstamo de la AID., para construcción de carreteras, por 20.0 millones de colones, firmado en 2 de noviembre de 1963, y del cual, solo se habían retirado, al 31 de diciembre 504 mil colones. De ese modo, 19.4 millones dejan de sumarse en la cifra global de la deuda externa. Y en la misma situación, están todas las sumas aún no utilizadas, de todos los demás préstamos contratados. Nosotros creemos que la deuda externa del país, al 31 de diciembre, está constituida por los valores contratados, menos las sumas amortizadas, es decir, por 222.0 millones de colones y no por 91.3 como alega el gobierno. Durante 1964 y los años siguientes, esta cifra crecerá aun más.

Hay quienes, como los editorialistas de la Prensa Gráfica, que han comentado a la vista de esas cifras que “no es tanto como se creía”, y que no “llega a los 900 millones que se pensaba, de parte de algunos”. De esas “juiciosas” observaciones, llegan a la conclusión de que “por tanto, estamos bien”. Huelgan los comentarios, sobre esta clase de opiniones.

En conjunto el monto del capital norteamericano, que opera dentro de nuestro país, en una u otra forma, puede calcularse en unos 350 millones de colones o más. En 1950 era quizás unas 8 veces menor. No se poseen datos suficientes, a la mayoría de renglones en ese año, y ese cálculo únicamente se basa, en el echo de que la inversión directa, era de unos 18 millones de colones (+), la deuda externa estaba por los 21 millones y en la banca no se reputaba de importancia.

Puede decirse que el capital norteamericano, en nuestro país, tiene casi completos todos sus miembros. Existe aquí, en la forma de capital comercial e industrial, con sus correspondientes empresas. Existe también en la forma de capital de préstamo, pero no cuenta con bancos y eso limita sus posibilidades. Por eso los esfuerzos por crear sucursales bancarias o por comprar bancos ya existentes se verán intensificados en el futuro inmediato. El paso más cercano dirección es la próxima apertura de la sucursal del First Nacional Bank New York. El capital yanqui necesita completar su instrumental para hacer profunda su instalación en el país, como uno de sus puntos de apoyo más importantes en Centroamérica para el control y la explotación creciente de toda persona. De allí que, aún siendo ya bastante abultado el monto de la inversión americana en El Salvador, sobre la base de ese nivel tendrá a producirse penetración más veloz y cuantiosa en el periodo próximo.

Lo que reporta a los monopolios extranjeros anualmente el saqueo económico de nuestro país constituye una cifra impresionante y reveladora por sí misma de cuales son las causas de nuestro tardío y aún lejano acceso al desarrollo económico pleno. Solamente por vía de los términos desfavorables del intercambio exterior se llevan alrededor de 100 millones de colones anuales y a ellos habría que agregar las utilidades e intereses de sus capitales invertidos directamente o en forma de préstamo, y por concepto de seguros de toda clase que pueden estimarse en más de 30 millones de colones para 1962, en base de los datos de Banco Central para la Balanza de Pagos de ese año, aunque no reflejan toda la realidad. Esta cifra se encuentra en un crecimiento rápido, en la medida en que crece loa inversión extranjera en el país. En este festín corresponde a los tiburones del capital imperialista yanqui casi toda la ración.

Estas cifras son realmente algo insignificantes para un país grande. Pero en nuestro caso representan un verdadero atraco que se realiza a costa de nuestro subdesarrollo y que soportan directamente las masas trabajadoras del campo y la ciudad. Contrariamente a lo que predican los propagandistas del imperialismo de todo nivel y género, lo que nuestro país necesita para desarrollarse no es abrir sus puestas, que por lo demás están ya de “par en par”, al capital monopolista, sino sacudirnos su extorsión, independizarnos de su vasallaje, liberar a la nación de su saqueo.

La lucha contra el imperialismo ha venido siendo vista por muchos sectores como un asunto de los comunistas, como una “consigna roja”. A esta opinión contribuía el bajo nivel que las inversiones yanquis tenían en nuestro país hace todavía diez años. Ahora esa opinión comienza a cambiar porque objetivamente está siendo demostrado que los cafetaleros no son rojos, pero que no obstante están siendo embestidos por la reducción de los precios, tampoco son comunistas los algodoneros que enfrentan la política de subsidios del gobierno ya que a sus exportadores, con sus consecuencias negativas en el nivel internacional del precio. No son ni puede ser comunistas los banqueros, y sin embargo se ven enfrentados al inminente peligro que entraña la llegada de los tiburones yanquis de la banca. Ni son rojos todos los que ahora se quejan de la indiferencia de la AID. o de la Alianza para el Progreso en la elaboración de nuestras leyes y en la conducción de la política económica y de la política tributaria en particular, que aplica este gobierno.

Nuestro Partido ha venido denunciando la penetración imperialista desde hace muchos años. Su voz muchas veces fue tildada de exagerada y bulliciosa ahora, cuando hasta los ciegos pueden ver los tentáculos del capital imperialista yanqui, ya no es sólo nuestro partido el que los denuncia. Han aparecido otras voces, aunque todavía débiles, inconsecuentes y poco firmes, que también condenan la creciente dominación económica que sufre nuestro país a manos de los monopolios norteamericanos. Nosotros aplaudimos a todas esas voces, las declaramos bienvenidas y las invitamos a unir nuestros esfuerzos para oponerlos a la colonización de nuestra patria. Los comunistas somos partidarios, lo repetimos de un amplísimo frente patriótico anti-imperialita.

El interés del imperialismo en nuestro país se encuentra condicionado por su peso económico en Centroamérica y por la importancia política de esta zona en la defensa de su sistema contra la creciente oleada revolucionaria de los pueblos del continente. No es que el imperialismo tenga interés solamente en El Salvador y no en el resto de Centroamérica. Pero este es un país que por desarrollo capitalista que ha alcanzado, posee una abundante y barata meno de obra que ya está acostumbrada a la disciplina del trabajo asalariado y tienen un determinado grado de dominio de la técnica, relativamente superior que en los demás; que cuenta con una red caminera proporcionalmente más desarrollada; que cuenta con una base energética proporcionalmente mayor también, que se encuentra, en fin, en el centro geográfico de la región, y que cuenta así mismo con un desarrollo policial y militarista también amplio. Todo ello hace atractivo a nuestro país en los proyectos imperialistas.

Pero si hay aquí semejantes condiciones favorables para hacer de éste un punto codiciado por el imperialismo, también existen aquí, en virtud de ese mismo desarrollo capitalista, de la proletarización que trae consigo, y de las contradicciones que la penetración del capital extranjero origina con las diversas clases sociales que constituyen mayoría nacional, condiciones para la formación de un fuerte frente único patriótico para enfrentársele. Nuestro partido no solamente esta a favor de la formación de ese frente, sino que toma sobre si la tarea de empeñar todo el esfuerzo de que es capaz para ayudar a construirlo. La historia demostrará que los comunistas somos los más consecuentes luchadores en contra de la colonización de nuestro país y por la independencia nacional, que los comunistas somos los más consecuentes anti – imperialistas, los más consecuentes patriotas.

6 – Amplia proletarización de las masas

Como consecuencia de los cambios económicos que han sido reseñados en este informe, como consecuencia del desarrollo que ha alcanzado el modo capitalista de producción en nuestro país, la composición social de la población ha sufrido grandes modificaciones. Debemos tener en cuenta esas modificaciones para toda nuestra línea y toda nuestra actuación práctica.

Las deficiencias de la estadística no permiten una determinación exacta de la composición de clase de la población. Sabemos, por ejemplo, que el proletariado industrial, de acuerdo a los cálculos que dejamos establecidos al hablar de la industria, puede estimarse en unos 100.000 trabajadores o más. Pero ese número solamente incluye a los ocupados efectivamente en la producción, y no a los miles de desocupados que permanentemente existen en e país. El Censo de población de 1961 estableció, para citar un caso en que puede verse lo que decimos, en 33.000 los asalariados de la construcción y el Censo Industrial y Comercial de ese mismo año, solamente registró 13.067 ocupados en esa actividad.

Ese fue un año de crisis y amplia desocupación, por lo que se explica la enorme diferencia entre el número que proporcionan ambos censos. No puede por tanto considerarse como permanente tal desproporción de desocupados, pero si en parte, ya que en el capitalismo existe siempre un contingente numeroso de parados aún en los periodos de auge. Es de la naturaleza del capitalismo el contar con un “ejército de reserva” de trabajadores.

Por lo que se refiere a la agricultura, tampoco puede contarse con datos que permitan definir bien a las clases rurales. De los asalariados, por ejemplo, la estadística proporciona el número global, sin distinguir entre empleados y trabajadores manuales, y sin proporcionar cifras de los obreros calificados.

Las estadísticas que mejor presentan un cuadro de conjunto de la composición social de la población, dentro de las deficiencias y limitaciones apuntadas, son las que se refiere a la población económicamente activa. Trataremos por eso, de hacer a continuación la presentación y un examen somero de esas estadísticas.

Algunas explicaciones previas son indispensables: Las estadísticas dividen la población de más de 10 años de edad en dos partes: “Población económicamente activa” y “Población económicamente inactiva”. En la primera se considera incluida a toda persona que desempeña un papel activo en el proceso económico, desde cualquiera posición y en cualquier rama de la economía. En la segunda estén todas las personas que no tienen ningún papel en el proceso económico, ya sea por una razón o por otra, ya por encontrarse estudiando, por tener una edad muy avanzada, por ser inválidos, por ser amas de casa sostenidas por el marido u otro familiar, o por que sencillamente no han podido ser absorbidos por el crecimiento económico. La relación entre la población económicamente activa y la inactiva, es por tanto, una de los elementos de juicio que permiten apreciar el desarrollo económico de un país y nos ayudará al hacer las conclusiones generales. Los países desarrollados tienen entre el 50 y el 55% de su población activa.

La estadística a su vez clasifica a la población económicamente activa según si están ocupados o no quienes la integran, según la posición desde la participan en el proceso económico, según la rama de la actividad en que nacen, según el sexo a que pertenecen, etc. El cuadro que insertaremos comprende la clasificación según la posición de clase desde la cual cada persona interviene, o según “la categoría de ocupación” como la llama el lenguaje estadístico. Esas categorías agrupadas por el censo son: patronos, trabajadores por cuenta propia, asalariados, familiares y otros. Por cada uno entiende el censo lo siguiente:

“Patrono: La persona que explota su propia empresa económica, o ejerce por su cuenta una profesión u oficio y que tiene uno o más trabajadores remunerados”.

“Trabajador por cuenta propia: La persona que explota su propia empresa económica o que ejerce por su propia cuenta una profesión u oficio; pero que no tiene ningún trabajador remunerado. Dichas personas pueden trabajar sola o asociadas”.

“Asalariado: La persona que trabaja para un empleador público o privado, y percibe remuneración por su trabajo, ya sea en forma de salario, sueldo, comisión, propina o pago en especie.”

“Familiares: La persona que ejerce una ocupación en una empresa económica explotada por un miembro de su familia, sin recibir remuneración por su trabajo.”

“Otros: Personas no clasificadas en las categorías precedentes; las que buscan trabajo por primera vez, las que no pueden asignarse a una determinada categoría y aquellas otras personas activas cuya categorías no ha sido debidamente indicada.”

Ahora veamos las cifras:

Comparación de la población económicamente activa por categoría de ocupación en los censos de población de 1950 y 1961

Año
Total
Patronos
Asalariados
Cuenta propia
familiares
Otros

1950
653.409 100%
18.299 2.8%
362.826 55.5%
167.694 25.6%
84.529 12.9%
20.061 3.0%

1961
806.590 100%
15.100 1.8%
540.080 66.9%
175.080 21.7%
64.090 7.9%
12.240 1.5%

Los números indican que el mayor crecimiento, tanto absoluto como relativo correspondió a los que viven de un salario, a os que o poseen más que su fuerza de trabajo para vender. Todos los demás sectores experimentaron una reducción relativa y absoluta, con la excepción de los “trabajadores por cuenta propia”, que aumentaron en términos absolutos pero se redujeron relativamente (aumentaron en poco más de 12.000 pero su participación en el total se redujo en casi 4%). El número de patronos y su porcentaje en el total, que ya eran minúsculos en 1950, se redujeron más todavía.

Hay que tomar en cuenta que una parte de los llamados “trabajadores por cuenta propia” con en realidad asalariados y que, la gran mayoría de los clasificados como “familiares”, sobre todo en lo que se refiere a los del campo también se suman a las huestes asalariadas durante las cosechas. Los trabajadores a domicilio, por ejemplo, son considerados como “Por cuenta propia” conociéndolo. El trabajador por cuenta propia verdaderamente tal es el campesino el dueño del taller trabajado por él mismo con materias primas también propias, el comerciante de pulperías, etc.

Lo que muestran las cifras es, pues, una tendencia general a la proletarización, el incremento del peso específico de los asalariados dentro de la población económicamente activa. Muchos de los que figuraban como trabajadores familiares en 1950, son ahora asalariados y también los son otros que entonces aparecían como “por cuenta propia”. Además, quienes en las condiciones que prevalecían en 1950 se habrían incorporado al proceso económico en cualquiera de esa dos denominaciones, en 1961 cuando sus familiares habían perdido su pequeños medios de producción, llegaron en cambio a las filas de los asalariados.

Desde 1961 el proceso de proletarización se ha intensificado más, principalmente en el campo. No otra cosa indica el crecimiento del área sembrada del algodón, que pasó de 80.985 manzanas en la cosecha 1960-61 (la existente ala época del Censo), a 170.125 manzanas en 1963-1964. El incremento de 90 mil manzanas ha exigido un número proporcionalmente mayor de nuevos asalariados.

Como existe en nuestro país una población económicamente inactiva relativamente grande (888.290 personas en 1961), de la cuál la inmensa mayoría son mujeres (724.290), existen las posibilidades para que cualquier incremento que se produzca en las necesidades de mano de obra asalariada en el período próximo, sean satisfechas. Dado el ritmo de crecimiento del algodón, y el que comienza a tomar la caña y la elaboración de azúcar, y contado con las posibilidades apuntadas para ampliar la mano de obra disponible, hay que prever para el futuro inmediato una mayor proletarización de las masas en nuestro campo. Por lo que se refiere a la ciudad, el proceso de industrialización, aun que lento, empujará también ese proceso mucho más.

Ya es el nuestro, y lo será todavía en mayor grado, por tanto, un país con una población predominantemente trabajadora, e la cual la masa asalariada es la parte mayoritaria, los dos tercios en 1961. En otros países del continente, forma aún la mayoría las masas campesinas y las masas de trabajadores no asalariados de las ciudades.

Una característica importante de señalar de nuestras masas asalariadas rurales es el hecho de que se encuentran vinculadas en su mayor parte a la gran producción capitalista, en los latifundios algodoneros y cañeros, lo mismo que en las grandes fincas cafetaleras. Aunque este fenómeno no es exactamente el mismo en la industria también allí la concentración es importante ya. Las grandes empresas en ella son aún poco numerosas, pero han comenzado a aparecer y ya concentran a miles de proletariados. En l industria textil hay ya una fábrica con casi dos mil obreros, una con más de 900 y otras con más de cien o más de doscientos. Hay una fábrica de cerveza, hielo y bebidas gaseosas con más de 600 obreros, dos empresas ferroviarias con más de tres mil; varias empresas de buses con varios cientos de trabajadores cada una; y en la fabricación de calzado, de aceites y margarina, de pan, de café soluble, de cemento, de refinación de azúcar y refinación de petróleo, de camisas, de materiales de construcción y otros renglones, hay numerosas empresas con cincuenta, 100, 200 y más trabajadores. El proletariado de la gran industria (es decir lo que la gran industria en nuestro país) aunque todavía pequeño está formado por no menos de 35.000 trabajadores, ya que en él habría que incluir al personal obrero de los ingenios, beneficios de algodón y café, flota pesquera y plantas de limpieza y refrigeración del camarón. Solamente lo beneficios cafetaleros ocupan más de 14.000 según el último censo industrial y comercial.

Resumiendo, puede decirse que tenemos un pueblo predominantemente formado por trabajadores, de los cuáles los asalariados forman las dos terceras partes y se encuentran encabezados por un proletariado de la gran industria ya relativamente numeroso y en crecimiento, al que sigue un numerosísimo proletariado agrícola, ligado a la gran producción.

Tenemos un pueblo con una composición social avanzada y eso abre perspectivas también avanzadas a su revolución democrática, antifeudal y antiimperialista.

7- La crisis de 1958 – 1962

De 1958 a 1962 nuestro país sufrió una crisis económica como consecuencia de la sobreproducción del café en el mundo capitalista. Es bueno que nos detengamos a examinar las causas, rasgos y cifras principales de esa crisis, a sí como los factores que permitieron comenzar a salir de ella a fines de 1962 y durante 1963. la entrada y la salida de esa crisis han tenido honda repercusiones en el proceso político nacional de los últimos años y las tiene en el momento presente. En gran parte el acierto del balance de la rica experiencia reciente y la justeza de la línea que ahora tracemos, para ser aplicada en el período que mediará entre éste y e próximo congreso de nuestro partido depende del análisis que hagamos de esa crisis.

Para hacer un análisis correcto de esa crisis, lo mismo que para dar a todo el balance y la línea del partido la fundación económica que les es indispensable, era necesario que ampliaremos todavía más la mirada a los cambios generales producidos en la economía nacional en el periodo anterior. Eso es lo que hemos hecho con las limitaciones que impone nuestro todavía escaso dominio de la ciencia económica y del conocimiento concreto de la realidad nacional. Entraremos ahora al examen de la crisis reciente.

Hemos dicho que la crisis de 1958-62 tuvo su causa inmediata en la sobre producción mundial de café. En qué consiste el fenómeno de la sobre producción. La crisis de cobre producción es inherente al capitalismo y consiste, a grandes rasgos, en que la producción de mercancías llega aun punto de su crecimiento en el que su volumen no puede ser absorbido por el mercado, porque no existe en él suficiente capacidad de compra (decimos capacidad de compra y no capacidad de consumir). Se acumula entonces un sobrante que no puede ser vendido iniciándose a causa de ello la caída de los precios y precipitándose la crisis.

Los capitalistas se ven obligados entonces a destruir una parte de las mercancías, a reducir la producción, a despedir trabajadores, etc., toso en busca de una mejoría de los precios y de la contención de la crisis, que lleva la quiebra a gran número de ellos. Pero los despidos no hacen otra cosa que mermar todavía más la capacidad de compra en el mercado y eso empuja más hondo la crisis. Por fin se llega a un punto en que la oferta de mercancías decide o se nivela con la demanda solvente y comienza la recuperación. Al principio es lenta, e incluso pareciera una prolongación de la crisis, pero paulatinamente va cobrando mayor velocidad, hasta entrar en un nuevo período de ge, que es la antesala de una crisis. Se describe así una curva descendente y ascendente, que refleje los altos y bajos de la economía capitalista que en conjunto asemejan un furioso oleaje que la estremece constantemente.

El periodo comprendido entre dos crisis de sobre producción se llama crisis y por ello la crisis de sobre producción se llama también crisis cíclica el ciclo se distinguen varias fases: de la crisis se pasa a la depresión y esta a la reanimación, de la reanimación al auge y de éste a una nueva crisis. El Manual de Economía de la Academia de Ciencias de la URSS; define así esas fases: “Se llama ciclo al período que media entre el comienzo de una crisis y el de la siguiente. El ciclo consta de cuatro fases: crisis, depresión, reanimación y auge. La fase fundamental del ciclo es la de la crisis, que sirve de punto de partida para un ciclo nuevo.”

“La crisis: es la fase del ciclo en que se manifiesta en forma tumultuariamente y destructora la contradicción entre el crecimiento de las posibilidades productivas y la reducción relativa de la demanda solvente.”Después de hacer una detallada caracterización de la crisis, continúa.

“La depresión es la fase del ciclo que sigue inmediatamente a la crisis. Caracterizan esta fase el estancamiento en la producción industrial, los bajos precios de las mercancías, la languidez del comercio y la abundancia del capital monetario libre. En el período de depresión, se sientan las premisas para la reanimación y el auge subsiguientes. Las reservas de mercancías acumuladas se destruyen en parte, y en parte se venden a bajo precio. Los capitalistas procuran poner fin al estancamiento de la producción haciendo disminuir sus gastos. Lo logran en primer lugar reforzando por todos los medios la explotación de lo obreros, rebajando los salarios y aumentando la intensidad del trabajo; en segundo lugar, reequipando las empresas, renovando el capital fijo, aplicando perfeccionamientos técnicos encaminados a hacer la producción rentable con los bajos precios establecidos a consecuencia de la crisis. La renovación del capital fijo impulsa el incremento de la producción en una serie de ramas. Las empresas que fabrican equipo industrial reciben pedidos y a su vez solicitan todas clases de materia primas y materiales. Se abre así la salida a la depresión y se pasa a la reanimación”

“La reanimación es la fase del ciclo durante el cual las empresas que han logrado mantenerse en pie después de la crisis y los capitalistas se recobran de la conmoción y comienza a producir más. La producción va volviendo poco a poco a su nivel anterior, se elevan los pecios y aumentan las ganancias. De la reanimación se pasa al auge.”

“El auge es la fase del ciclo durante la cual la producción sobrepasa el punto mas alto alcanzado en el ciclo precedente, en vísperas de la crisis. En los periodos de auge, se construyen nuevas empresas industriales, nuevos ferrocarriles, etc. Los precios suben y los comerciantes tratan de comprar la mayor cantidad posible de mercancías en previsión de nuevas alzas, empujando con ello a los industriales a ampliar todavía más la producción. Los bancos se muestran propicios a conceder préstamos a los industriales y comerciantes. Todo esto permite ampliar las proporciones de la producción y del comercio muy por encima de la demanda solvente. Van madurando así las condiciones para una nueva crisis de súper – producción.”

Todas las características de la crisis cíclica no se dan ni pueden darse, claro está, en un país dependiente. En un país así, como el nuestro, que tiene un alto grado de dependencia de la venta de sus materias primas a los países capitalistas desarrollados, basta con que se produzca una sobreproducción de estas materias primas, para que se vea envuelto en una crisis, cuya intensidad varia según una serie de factores concretos en cada caso. A un país dependiente la crisis le llega de afuera. Contribuye a crear as condiciones que la generan como participante que es en la producción de tal o cuáles materias primas pero en el caso de países pequeños esa producción suya no es determinante el fenómeno. En un país dependiente, por su desarrollo deforme, por los resabios feudales que pesan en su estructura económica, las repercusiones y consecuencias de las crisis, su características, se presentan también de una manera diversa, en muchos aspectos, de los que se observan en los países capitalistas desarrollados. Sin embargo se manifiestan en lo fundamental las mismas cuatro fases a que ya hemos hecho referencia.

Debe enseñarse igualmente, que en el caso de los países dependientes, la caída de los precios de sus materias primas y el mantenimiento de los mismos a baja altura, no están determinadas por la relación “natural” entre la oferta y la demanda solamente, sino también por las maniobras y especulaciones monopolistas de los grandes tiburones del capital imperialista.

Hechas estas consideraciones generales acerca de la naturaleza de la crisis cíclica, pasemos a mirar nuestro caso.

La producción mundial del café ha estado sujeta al proceso cíclico que es consustancial al capitalismo. Una breve relación de las vicisitudes del precio a que se vendió el café salvadoreño hasta la segunda guerra mundial, nos ilustrará sobre el particular:

Año
Precio promedio de venta

(en colones )[4]

1912
¢29.88 por quintal

1921
23.18 por quintal

1925
43.56 por quintal

1932
14.92 por quintal

1937
24.02 por quintal

Como puede apreciarse por los datos transcritos, después de la caída del precio motivada por la crisis mundial de 1927-32, no pudo ya recuperar el café sus niveles anteriores. Cuando eso iba a ocurrir, se inició la segunda guerra mundial interrumpiendo bruscamente el proceso alcista, sin que se hubiera logrado aún el precio de 1912, no digamos el de 1925. el período de reanimación no condujo pues al auge. La guerra impuso la ruptura de los nexos comerciales con Europa, que era nuestro mercado principalísimo de café y de la mayor parte del café mundial. El precio se precipitó en una nueva caída y en 1945 (año final de la guerra) solamente se había recuperado a ¢ 37.24 inferior aún que el nivel de 1925.

Como es sabido, durante la guerra nuestras exportaciones de café, igual que las del resto de países productores de este continente, se desplazaron de manera total hacia los EE.UU., país en el que predominaba el consumo de té. Al terminar el conflicto bélico, los EE.UU. eran ya un consumidor de café tan importante como lo había sido Europa, lo cual repercutió durante la inmediata post-guerra de una manera favorable para la elevación de sus precios.

Como el nivel de precios alcanzado en los años treinta fue tan pobre y tan pronto se vio de nuevo el café sujeto a adversidades en el mercado mundial, la producción continuó decayendo durante la guerra. En Brasil continuó incluso la destrucción de reservas.

Después de la guerra el mercado comenzó a ampliarse aceleradamente. En la medida que la economía europea se reanimaba y normalizaba, se restableció también la demanda de café de parte de los europeos. Por parte, ya entonces la población norteamericana consumía también grandes cantidades la demanda creció así a un ritmo muy superior al de los años treinta, después de la crisis. La CEPAL5 calcula en un 20% más alto el nivel del negocio cafetalero alcanzado en los años 1945 – 54, que el registrado en los años treinta, así, mientras la producción de café había caído en su volumen, en comparación con los años 1930-39, se producía un incremento rápido de su demanda, bajo los efectos de este fenómeno fue que se produjo la espectacular alza de los precios y tras ella, la demanda por encima de la producción había cesado transformándose en su contrario: el exceso de a producción, es decir de la oferta por encima de la demanda. Según la CEPAL, ya en 1957 la producción exportable era superior en cerca de un 20% a las importaciones mundiales. Podrían traerse a cuentas aquí las cifras concretas de las reservas de café acumuladas en Brasil, Colombia y otros países productores, pero eso no llevaría a ampliar todavía en mayor medida los límites de este informe. Por eso dejaremos el examen del fenómeno de la sobreproducción mundial. Que es la causa inmediata de la crisis de 1958-62, y pasaremos a mirar como se presento y como repercutió en nuestro país.

Igual que para el resto de países productores, para nuestro país se inició después de la segunda guerra mundial un periodo de alza en el precio del café, que se extendió a lo largo de diez años. En 1954 se alcanzó el punto más alto y desde entonces se entró, primero en una breve fase de inestabilidad y después en un periodo de franco descenso del precio, que todavía se sostenía en esa tendencia a finales de 1963. a diez años de curva alcista, siguieron pues, otros diez años de curva bajista.

Los precios altos del café tuvieron en nuestro país el efecto de aumentar su producción y el volumen de sus exportaciones y eso, a su vez inflo enormemente el volumen y valor de las importaciones, dando lugar a una gran acumulación de capital monetario que dio impulso al desarrollo del sistema bancario y sirvió de base al proceso de industrialización de que ya se habló. El incremento del producto nacional en los años del buen precio, corrió a cargo principalmente del aumento de la producción del café y del desarrollo, aunque comparativamente muy inferior, de otras ramas de la producción, también determinado por el buen precio del café. así mismo, los ingresos del Estado tuvieron un aumento considerable y su reflejo directo fue el crecimiento del presupuesto nacional, con el consiguiente crecimiento del personal empleado por el gobierno, del a inversión en carreteras otras obras públicas, y con el consiguiente abultamiento también del peculado y formación de nuevos ricos de origen fiscal.

Al entrar los precios en la curva descendente, el impacto ha tenido que sentirse también en el conjunto de la economía nacional. En unos renglones causó el efecto de la drástica reducción, en otros el de un estancamiento o merma de la velocidad con que venían creciendo.

Veamos algunas cifras que muestran escueta y concretamente lo que ya hemos dicho:

PRECIO DEL CAFÉ LAVADO

(Revista del B.C.R. agosto de 1959 y noviembre de 1963)

Subrayados los puntos bajos y altos.

Precio del café lavado por quintal (en dólares)
Año
Precio del café lavado por quintal (en dólares)

$ 14.09
1957
$59.01

14.65
1958
45.89

50.91
1959
40.56

54.69
1960
40.29

76.98
1961
38.01

58.80
1962
36.28

66.38
1963
35.74 Oct/63

BALANZA DE PAGOS 1955 – 1962

(Dirección General de Estadísticas)

CONCEPTO
1955
1957
1958
1959
1960
1961
1962

Transacciones corrientes
+2.852
+7.382
+4.429
-1.521
-69.051
-6.381
-4.465

Movimiento de capitales y otro monetario.
+ 454
+17.949
-15.416
-6.440
-75.292
+44.604
-160

Errores y omisiones
-2.398
+10.557
-19.845
-7.961
-6.241
-43.841
-5.821

Comparación + y – ([6])
+908
+35.888
-30.832
-12.880
-150.584
-5.619
-10.476

MEDIO CIRCULANTE 1947-1962

(Revista del BCR – Octubre de 1958 y noviembre de 1963)

En millones de colones

Año
Especies monetarias fuera de los bancos

1
Depósitos movilizables por cheque

2
Medio circulante total

3

1947

53.5

45.7
3 =2+1

99.3

1948
54.2
43.8
98.1

1949
59.9
51.2
111.1

1950
68.7
72.6
141.3

1951
79.9
92.3
172.2

1952
86.1
90.2
176.4

1953
91.7
109.9
201.7

1954
96.7
121.4
218.1

1955
95.2
147.0
242.2

1956
97.7
167.5
265.2

1957
102.8
198.5
301.3

1958
95.9
177.3
273.2

1959
90.1
145.3
235.5

1960
91.8
137.7
229.5

1961
89.7
114.1
203.8

1962
91.4
113.1
204.6

1963 (13 Dic.)
—-
—-
226.1

Reservas internacionales netas en el BCR y bancos comerciales e hipotecario. (Revista del B.C.R. agosto de 1959 – noviembre de 1963. memoria del BCR y reportes periodísticos semanales del B.C.R.)

Reservas internacionales netas, en millones de colones enero de cada año – subrayados los puntos bajos y altos.

Años
Reservas internacionales netas, en millones de colones enero de cada año – subrayados los puntos bajos y altos.

1955
143.0

1957
120.0

1959
119.0

1960
85.0

1961
36.9

1962
49.7

1963
60.0

1964
113.4

PRODUCTO TERRITORIAL BRUTO 1945-1962

(1945-57 Calculado por CEPAL – 1958-62 calculado por el B.C.R.)

En millones de colones

Año
P.T.B.

año
P.T.B.

1945
555.7

1957
1,218.2

1947
710.3

1958
1,247.7

1950
845.9

1959
1,195.3

1952
880.3

1960
1,227.1

1954
1,018.1

1961
1,279.0

1955
1,054.3

1962
1,389.1

1956
1,142.8

INGRESOS Y EGRESOS DEL ESTADO 1950-62

(Dirección General de Estadísticas)

En millones de colones

Subrayados los puntos bajos y altos

Año
Ingresos
Egresos

1950
88.4
56.0

1952
127.7
101.7

1954
172.6
157.7

1955
165.6
143.8

1956
170.9
152.0

1957
191.4
169.0

1958
168.6
169.8

1959
156.9
165.2

1960
170.9
161.1

1961
161.1
173.4

1962
171.6
173.8

Participación de la Industria en e Producto Territorial Bruto (manufactura, construcción, electricidad y Transportes) 1950, 1958, 1962. – 1950: cálculo de CEPAL – 1958-62: cálculo del BCR.

En millones de colones

Año
Millones de colones
Por ciento en el PTB

1950
150.0
17.7 %

1958
217.0
17.3

1959
221.0
18.4

1960
233.0
19.0

1961
248.0
19.4

1962
265.0
19.0

Sobre la desocupación no se dispone de cifras publicadas. El Ministerio de trabajo realiza algunos cálculos que tampoco da a conocer. Esos cálculos son además muy limitados. En diciembre de 1960 las cifras del Ministerio de Trabajo ascendían a 15,500 parados, solamente en el área metropolitana que no reflejan toda la realidad, son sin embargo indicativo de un nivel relativamente elevado de desocupación, pues la población económicamente activa de todo el departamento de San Salvador, según el Censo de población de 1961, era de 161,230 de los cuales unos 105,000 eran asalariados. De modo que los parados en la ciudad de San Salvador, mejicano, Villa Delgado y Soyapango (área metropolitana), ateniéndonos a esos datos representaban casi el 15% de todos los asalariados del Departamento. Otro dato indicativo del desempleo durante la crisis lo constituye la diferencia entre el número de trabajadores de construcción registrados por el Censo de Población en 1961 y el número de trabajadores ocupados en lamisca actividad, registrados en el Censo Industrial, del mismo año, a que ya nos referimos más de una vez.

De la simple lectura de estos números y de otros incluidos a lo largo del informe, se puede apreciar la influencia del ciclo del café en nuestra economía, tanto en el período alcista del os precios, como en el de la baja. Puede situarse en los años 1959-60-61 la mayor agudeza de la crisis. Fueron los años en que se registraron los más bajos niveles en el valor de las exportaciones de café, un saldo negativo en la Balanza Comercial y el peor déficit en la Balanza de Pagos, así como también los más bajos ingresos del Estado, los niveles más reducidos de depósitos bancarios a la vista, del medio circulante y de las reservas internacionales netas. En 1959 hubo algunos renglones que experimentaron una caída más profunda. Entre 1960 y 1961 mejoró la Balanza Comercial, de negativa en 14 millones a positiva en 25 millones de colones. Pero tal mejoría fue solamente aparente, pues resultó de una drástica reducción de las importaciones, de 306 a 271 millones de colones

Contribuyó a profundizar la crisis económica en esos años, el que se hubiera enlazado con la crisis política en el último semestre de 1960. ese enlace tuvo su reflejo en la huida masiva de capitales del país, tratando de eludir la acción de una supuesta victoria revolucionaria a corto plazo. La prolongación de la crisis política hasta finales de 1962, fue un factor que retardó, indudablemente, la reanimación del ciclo.

La fase de la depresión puede fijarse entre los meses últimos de 1962 y la mitad de 1963. el segundo semestre de 1963 fue ya de un inicio franco de la animación, fase en la que nos encontramos ahora con clara tendencia al auge. Esta tendencia al auge se perfila entre otras cosas, por una descomunal cosecha algodonera que está terminando de ser levantada, cuyo valor se estima en más de 110 millones de colones; por la mejoría, aunque leve, de los precios del café que prometen al menos una contención de su tendencia bajista; por los preparativos que incluyen la instalación de un central azucarero con una inversión de diez millones de colones; por el crecimiento de la producción en algunas ramas de la industria, la instalación de nuevas fábricas y vuelta al ritmo anterior de inversiones en esta rama; por la organización de la Bolsa de Valores; por el crecimiento de los depósitos bancarios y de las importaciones; por una relativa mejoría en el nivel de empleo; por el aumento de las ventas del comercio interno, y otras señales.

Después de recorrer las cifras y de comprobar el paso de la crisis a la depresión y a la reanimación, queda flotando una pregunta. Cómo ha podido superarse la crisis y hasta entrarse en la reanimación, si los precios del café, haya caído fue la causa de ello, se mantenían en la tendencia a la baja hasta finales de 1963? La respuesta nos lleva al campo del análisis de los factores que han permitido absorber y compensar el impacto de la sobre producción entera. Esos factores pueden resumirse de la forma siguiente y en orden de importancia:

Crecimiento de la producción algodonera.

Crecimiento de la deuda pública externa y de la inversión imperialista yanqui directa,

Crecimiento de las exportaciones de camarón y azúcar

Sobre todos esos renglones ya hemos hablado a lo largo del informe y nos remitimos a lo dicho. Aquí solamente señalamos el papel que han jugado en relación con la crisis.

En otras palabras, no hemos salido de la crisis resolviendo los problemas que acarrea producir materias primas agrícolas para los países capitalistas desarrollados, los problemas que acarrea el desarrollo unilateral de la agricultura y la dependencia del imperialismo yanqui, sino reforzando mucho más profundamente todos esos rasgos negativos de la economía nacional. Ahora ella depende en más alto grado del comercio internacional. Inclusive su incipiente industria depende del comercio exterior para su abastecimiento de materias primas.

Es cierto que ya el café no representa el 85% de las ventas en el exterior. En 1963, por el contrario, fue por primera vez durante el siglo presente inferior al 50% y eso nos permite prever que nuevas caídas de su precio no afectaran en las mismas proporciones que antes a la economía nacional. Pero ahora también estamos expuestos a los bandazos del precio del algodón y estaremos en el futuro próximo, asimismo expuestos a los bandazos del azúcar.

El auge de la economía ha quedado ligado así al auge en el ciclo del algodón y del azúcar y eso equivale a quedar amarrados a una crisis segura en un plazo que puede ser breve. Los precios internacionales del algodón están, en efecto, sujetos a perder su equilibrio bajo la presión de las reservas y el dumping del algodón yanqui. Los altos precios del azúcar, originados en el bloqueo norteamericano al azúcar cubana, han desatado un esfuerzo concentrado por aumentar la producción y la exportación en muchos países. Eso traerá, es completamente seguro, una súper-producción azucarera en poco tiempo y una caída de sus precios.

Entre tanto es esa la situación de los precios del algodón y del azúcar, la economía del país sigue vinculada en grado todavía decisivo, aunque menos a la suerte que corran los precios cafetaleros y esa es de las que pueden predecirse con certeza: los precios del café no recuperarán sus niveles del pasado durante muchos años. Ahora hay condiciones más difíciles para esa recuperación que durante los treinta, ya que el mercado mundial se encuentra partido en dos. A menos que rompamos las barreras que el imperialismo opone el libre comercio mundial la tardanza para recuperar los altos niveles en los precios puede resultar mucho mayor actualmente, de lo que se alargó la recuperación después de la crisis mundial iniciada en 1927. Además, los EE.UU. son ahora el principal consumidor de café en el mundo y está en condiciones de hacer lenta y hasta de frustrar con sus maniobras, cualquier alza de los precios. Eso ha podido verse con toda claridad en la conducta seguida por los monopolios yanquis frente a la leve mejoría del precio en enero.

La mejoría de los precios del café choca, pues, con el sabotaje imperialista norteamericano, que es doble: por una parte es obstrucción del libre comercio mundial, prohibición para comerciar con el mundo socialista integrado por más de mil millones de personas; y por el otro, es acción directa para frustrar cualquier alza del precio originada en el aumento de la demanda o la baja de la producción, en el mundo capitalista. Los cafetaleros salvadoreños están ahora aprendiendo una dura lección a manos de los monopolios norteamericanos. Es de esperarse que sepan sacar las conclusiones de manera consecuente. Algunos de ellos, sobre todo entre los medianos y pequeños, comenzando a dar muestras de claridad en ese sentido y afirman, con toda razón, que el país ha perdido mucho más por la caída del precio, que el montón de las migajas de la Alianza para el progreso. Además, agregamos nosotros lo que se recibe de la Alianza tendrá que ser pagado a costa de mayores sacrificios para nuestro pueblo y representa ya la cesión de nuestra soberanía nacional. Desde el punto de vista de lo que representan en pérdida de la independencia y en sacrificios tributarios para las masas, esos préstamos son verdaderos peñascos atados al cuello de la nación.

Los comunistas, luchando contra el imperialismo, llamamos a los cafetaleros medios y pequeños y aún los grandes, a adoptar una posición más resuelta en contra del bloqueo yanqui al comercio mundial y de sus maniobras para mantener a baja altura los precios. En el mismo bando encontrarán con toda seguridad a diversos sectores nacionales a los que la penetración y expoliación imperialista están afectando de manera creciente y nos encontrarán también a nosotros, cumpliendo con la mayor cuota de sacrificios el deber de liberal a la patria de la denominación neocolonial.

La crisis nos ha hecho, pues, más dependientes del comercio exterior, dejándonos más expuestos a las repercusiones del ciclo capitalismo mundial, que se ha hecho más corto en las condiciones de la tercera etapa de la crisis general del sistema. Además nos ha dejado una pesada y avasalladora carga: la carga de las deudas mayores con los EE.UU. y de las inversiones directas mayores de sus voraces monopolios. Hoy somos muchos más dependientes que ayer, no sólo políticamente si no también económicamente. Las diferencias que en este sentido nos distinguían del resto de Centroamérica, se van borrando rápidamente y casi han desaparecido en muchos renglones.

La crisis nos deja asimismo cambios en el contenido de clase del poder estatal. El golpe de cuartel del 25 de enero de 1961 significó el desplazamiento de la hegemonía del los “14 grandes” en la conducción de la tiranía militar y aseguró la hegemonía del imperialismo yanqui. Como resultado de ese desplazamiento, ahora están a la orden del día la militarización más profunda y los métodos policiales norteamericanos en nuestro país. Apresuradamente han sido enviados decenas de oficiales y clases del Ejército y la policía aprender toda suerte de mañas y procedimientos yanquis a Panamá, Puerto Rico y los EE.UU. Tales enseñanzas abarcan desde el uso diestro del garrote y la llamada “táctica rompe – motines”, hasta toda suerte de procedimientos despiadados de tortura y control policial y la táctica anti – guerrilla. El país ha ido tomando más y más el aspecto de un enorme cuartel policial, cruzado por toda suerte de automóviles u ostentosos de la guardia, la policía, la de hacienda etc.; y saturado de un incontable número de cuerpos secretos, supervisado por la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU., que ha formado además sus bandas propias en nuestro país. Cada fábrica que se abre, cada beneficio que entra en funcionamiento y cada hacienda importante algodonera, cañera, etc., incluye en su personal a policías adiestrados para hacer allí de confidentes del patrono contra sus compañeros, y para hacer allí de espías aún contra el patrono mismo al servicio, en último término, de la CIA y la Misión Militar norteamericana.

Como consecuencia de esos cambios en el contenido de clase del poder estatal, en el seno de la tiranía militar se reflejan ahora con toda fuerza las contradicciones entre las corrientes ultraderechistas, fascistas, que dominan en el Pentágono y las otras corrientes menos agresivas dentro del gobierno de los EE.UU. La amenaza de contragolpes militares de tendencias más furiosamente anti –comunistas y anti – democráticas en general, ha quedado así planteada como un peligro permanente, y los oficiales de la Fuerza Armada menos dóciles al mangoneo norteamericano, o con un sentido de mayor moderación y patriotismo, han quedado por eso mismo sujetos al desplazamiento.

El camino por el que estamos saliendo de la crisis no conduce, pues, a la solución de nuestros problemas sino que los agrava; no es un camino de liberación nacional, sino de sometimiento mayor al imperialismo; no es un camino de independencia, sino de coloniaje; no es el camino de la democratización, sino del entronizamiento más profundo de la tiranía militar, del florecimiento de la policía y de una latente amenaza de predominio de los procedimientos fascistas de conducción del Estado.

Para las condiciones de vida de las masas, la crisis y sus resultados han sido desastrosos. El hambre y la miseria han adquirido proporciones dantescas. Ahora estamos creciendo a un ritmo superior a las cien mil personas por año.

El consumo de carne y cereales es ahora inferior al período anterior a la crisis. La población que consume leche se ha reducido aún más. No es mejor la suerte de la educación. El número de profesores en funciones y de escuelas primarias fue inferior en 1963 que en 1961. El número de analfabetas entre los mayores de diez años continuaba siendo, según el Censo de 1961, superior al 50%.

El crecimiento económico, con todo y su importancia desde 1950, no absorbió todo el crecimiento de la población. La población económicamente activa fue en 1950 el 35% de la población total y en 1961 se había reducido al 32% (Censos de Población de ambos años). La diferencia del 3% representa a más de 75.000 personas que no fueron absorbidas y que pasaron a sumarse a la legión deficitaria que ya existía antes. El nivel de salario no solamente no creció, sino que se redujo para la gran mayoría y muchas decenas de miles de trabajadores tuvieron que enfrentar y aún enfrentan en parte el paro forzoso con su secuela de sufrimientos. En suma, las masas trabajadoras, que son las artífices verdaderas del incremento general de la producción que se haya operado en el período anterior tomado en globo, son más pobres que ayer y más explotados que ayer.

Sin embargo, a la par con toda esa procesión de calamidades, también se produjeron cambios que hacen madurar mas las condiciones objetivas del proceso revolucionario, acrecientan sus fuerzas sociales y abren la perspectiva para una rápida maduración de las condiciones subjetivas. Ya hemos tenido oportunidad, a lo largo de este informe, de señalar esos cambios favorables en las condiciones objetivas. Ahora nos tocará deducir las correspondientes conclusiones para trazar la línea del Partido, que permite con su aplicación poner las condiciones subjetivas a tono con el proceso objetivo.

CONCLUSIONES GENERALES

Además de las conclusiones que hemos venido concretando en cada capítulo, cabe destacar algunas de carácter general.

Como ya vimos, nuestro Partido nació del seno de la clase obrera y del proletariado rural, en la década del veinte. Esa clase obrera era la de los talleres manuales grandes y ese proletariado rural era el de las fincas cafetaleras en el occidente de la República. Pero, recién nacido, inmaduro y débil orgánicamente aún, sufrió la feroz embestida de la represión armada. Quedó así reducido a una expresión minúscula en cuanto a su número y acorralado por una permanente persecución, que originaron en su seno y sobre la base de su falta de experiencia y dominio de la teoría, posiciones sectarias y subjetivas. Las consecuencias de la masacre en la combatividad de las masas, la estrechez numérica del Partido, su debilidad teórica, el sectarismo y el subjetivismo, le impidieron desarrollarse durante tres decenios, aunque durante ellos alcanzó con su trabajo abnegado y heroico no pocas victorias y estuvo siempre presente en los combates del pueblo y de su clase.

Entre tanto, y particularmente después de la terminación de la segunda guerra mundial, el capitalismo se desarrolló como modo de producción hasta llegar a ser predominante, tanto en el campo como en la ciudad. Los talleres manuales grandes, que ya habían comenzado a entrar en liquidación bajo los golpes de la competencia de las mercancías extranjeras, han desaparecido en su mayoría, sustituidos por miles de pequeños tallercitos con menos de cinco trabajadores, bajo los efectos de una redoblada importación y del incipiente proceso de la industrialización. En el campo, el desarrollo del algodón, de la producción de azúcar, y la pesca, puso también en crisis profunda a la pequeña producción campesina, continuaron a un ritmo mayor de lo que había hecho el café, la transformación en asalariados libres de muchísimos miles de campesinos pobres y medios, dando origen a un proletariado agrícola que ha llegado a ser mayoritario. El nuevo proletariado agrícola está además vinculado a formas de producción más mecanizadas y avanzadas técnicamente en general, que el cultivo cafetero y se concentra en empresas muchas veces más grandes que el promedio de fincas del grano, que ocupan en algunos casos a más de diez mil asalariados.

Pero nuestro Partido trabado por la persecución y las debilidades ya mencionadas, siguió vinculado en lo fundamental a las formas viejas de la producción en la ciudad y desvinculado casi completamente del campo, así como también ligado a capas no proletarias de la población urbana. En otras palabras, nuestro Partido continuó vinculado al sector de la economía nacional sometido a liquidación por el proceso capitalista de desarrollo y a fuerzas sociales que, aunque importantísimas, no son las determinantes en el proceso histórico. Las limitaciones, la estrechez y la debilidad orgánica de nuestro Partido han sido el reflejo de su composición social y de la suerte que corren en la producción las fuerzas de clase en él representadas.

En la crisis política de fines de 1960 a fines de 1962, que se asentaba vimos en la crisis económica, nuestro Partido tuvo el acierto de impulsar formas de lucha y organización que correspondían con la situación y las posibilidades de las masas, desocupadas en una proporción grande, y eso le permitió crecer y acrecentar su influencia.

Ya se ha señalado atrás, en otra parte del informe del Comité Central, que ese acierto vino unido a numerosos errores, los cuales han sido sometidos a críticas y balance. Ya se ha señalado atrás, también, como fueron los aciertos anteriores a 1960 en nuestra línea política, desde el Pleno Ampliado del Comité Central en enero de 1959, y los progresos en el movimiento sindical de antes de esa fecha, los que sentaron las bases para la actuación del Partido y sus éxitos durante la lucha contra Lemus y después contra el Directorio Militar. También se han señalado las debilidades y errores de entonces. Pero hace falta decir que el descenso que vino después y dio en llamarse “bajón”, no tiene su causa únicamente en esos defectos y errores, sino que también es el reflejo del hecho fundamental de encontrarse nuestro Partido desligado en gran medida del torrente de los cambios económico sociales, de permanecer unido casi exclusivamente al sector de la clase obrera que lo alumbró y a las capas semi – proletarias y pequeño burguesas de la ciudad, sector que ahora está sufriendo las consecuencias de la crisis que afecta a la producción manual, ahora disgregada, atomizada en multitud de pequeños talleres así como también es el reflejo del cambio en la fase del ciclo económico, el reflejo del paso de la crisis a la depresión y de esta a la reanimación.

No pretendemos en manera alguna justificar o aminorar los errores cometidos, sino hacer más profundo el análisis de las causas, con el objeto de prepararnos a una cura real y completa de nuestros males. En nada contradice o sustituye, pues, este análisis, al balance que ha sido hecho en otra parte del presente informe.

No hay duda que la base material de la crisis política de los años 1960-1962 fue la crisis económica precipitada por la sobre – producción del café y que al alejarse ésta, también se han creado condiciones materiales que sirven de base a la salida de la crisis política no está sujeto solamente a un nuevo agravamiento de la crisis económica. Las tendencias ultraderechistas, también llamadas “gorilas”, en el seno del por sí derechista militarismo actualmente dominante en la América Latina, puede precipitar la crisis política de manera súbita, como lo enseña la experiencia abundante de los últimos tiempos. Hay otros factores de orden nacional e internacional, que pueden influir de manera muy fuerte en el curso de los acontecimientos políticos y llevarlo a nuevas encrucijadas criticas. Pero una cosa es evidente y tiene que estar clara: las mismas formas de organización y lucha que nuestro Partido adopta para vincularse con las masas y orientarlas; no pueden ser igualmente eficaces en el periodo de la crisis económica, cuando hay decenas de miles de parados, cuando todo el andamiaje económico social cruje y se estremece mostrando con toda claridad y crudeza sus lacras y la necesidad de un cambio profundo, de un cambio revolucionario, que cuando se ha entrado en la fase de la reanimación y se avecina el auge.

Si ayer supimos encontrar las formas orgánicas y de lucha, que nos permitieron ligarnos a las masas y crecer como nunca antes desde 1932, ahora tenemos que encontrar las nuevas formas de organización y de lucha, la nueva táctica adecuada a la nueva situación. Solamente así estaremos en condiciones de crecer y acrecentar nuestra influencia, solamente así podremos enfrentar las nuevas crisis políticas en condiciones de acercar mucho más el momento de la decisión revolucionaria, pues en nuestro país la necesidad de las transformaciones sociales está más que madura y las masas viven, por ello, como formando parte de un barril de pólvora.

Introducir los cambios que necesita nuestra táctica para que el Partido pueda unirse profundamente a las masas proletarias del campo y la ciudad, en primer lugar a las masas ligadas a la gran producción, al mismo tiempo que prepararse seria y concienzudamente para hacer uso de todas las vías que el proceso y la correlación de fuerzas en lo nacional e internacional, abran hacia el poder, tal es el quid de toda la misión que quedará encomendada por este Congreso al Comité Central que elija.

Pero al mismo tiempo que la clave de la dirección táctica concreta será enrumbar hacia el proletariado urbano y rural de la gran producción, será escalón decisivo para la acumulación de fuerzas en torno del proletariado, la formación de un amplio frente anti – imperialista, tan amplio como lo permitan las condiciones favorables que ha creado el nudo creciente de contradicciones con el imperialismo, de parte de todas las clases de la sociedad salvadoreña, que nos llega la crisis. El proletariado, aunque es numeroso y llegará muy pronto a pesar mucho en nuestro país, no puede ganar solo la batalla al imperialismo. Esa batalla se puede ganar mucho más fácilmente y a menor plazo, si se forma el frente unido anti – imperialista. Para alcanzar, esa meta, tendremos que sacar de raíz el sectarismo en nuestro Partido.

El sectarismo y el dogmatismo son hijos de un mismo padre, son hijos del subjetivismo y nietos de la debilidad teórica, engendros de la escasa proletarización de las filas del Partido. Proletarizar al Partido en cuanto a su composición e ideológicamente, tal es la clave para expulsar el sectarismo y el dogmatismo y abrir amplia vía a la maduración, al abandono de la infancia y a la victoria.

En la tarea de educar ideológicamente a nuestro Partido tendrá que jugar el papel principal el dominio de la teoría económica marxista y del conocimiento de la realidad nacional. Por aquí es donde ha estado nuestra mayor debilidad teórica. No somos un Partido fuerte teóricamente, ni mucho menos, somos débiles en todos los aspectos de la teoría, pero la falta de conocimiento de la ciencia económica marxista y de la realidad nacional concreta es la traba más importante para vencer la debilidad teórica general.

De todo esto se deducen las tareas y el rumbo de nuestra línea para el periodo que irá del V al VI Congreso.-

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[1] La fórmula usada para el cálculo de los términos del intercambio fue la siguiente T= e p / i p x 100. “T” es término del intercambio, “e p” es índice de precios unitarios de exportaciones, “i p” es índice de precio unitario de importación.

[2] Anuario Estadístico Vol. I – 1962

[3] Fuente: “Medidas, para fomentar el desarrollo económico de El Salvador” Dr. W.J. Feuerling, Jefe de la Misión de la Administración y asistencia de las Naciones Unidas. “Revista de Economía de El Salvador”, Tomo V – 16 (Enero – Diciembre de 1953). Ministerio de Economía.

[4] Fuente: Anuario Estadístico – 1962 – Hemos subrayado los puntos más bajos en las oscilaciones del precio.

[5] “El Desarrollo Económico de El Salvador” CEPAL – 1959

[6] Estas cifras precedidas por el signo + significan créditos y las precedidas por el signo – significan débitos.

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