Daniel Castaneda, mi papá, fue un ejemplo de revolucionario…
Doña María Cecilia de Quijano, doña Consuelo Acosta, y el veterano revolucionario Blas Escamilla
SAN SALVADOR, 5 de noviembre de 2006 (SIEP) Cada mañana al levantarse Consuelo Acosta desde su apartamento observa San Salvador, observa la Catedral y a lo lejos Guazapa; observa las calles y avenidas que caminaba su padre José Daniel Castaneda, organizando la resistencia del pueblo.
Daniel Castaneda vivió la mayor parte de su vida en la más rigurosa clandestinidad, ocultando su nombre y su rostro, evadiendo la persecución de las dictaduras, soñando con un nuevo amanecer para la patria sojuzgada, sacrificando su vocación de actor por la de militante revolucionario.
De origen santaneco, Daniel abrazo desde muy joven la causa revolucionaria. Nació el 30 de enero de 1897 y murió en San Salvador el 1 de mayo de 1997 a los 100 años y tres meses. Fueron 100 años de indoblegable compromiso con las luchas populares por la justicia social, la democracia y el socialismo. Fue conocido como Ponce y luego como Pío.
Daniel tuvo dos hijas Delfina y Consuelo y un hijo, Vladimiro. Su compañera de vida y de lucha se llamaba Benigna Acosta. “En 1987 nos catearon la casa y el Partido decidió que nos fuéramos para Cuba…regresamos hasta después de los Acuerdos de Paz. Recién venido de Cuba fue que se cayó y se rompió el fémur y ya no podía caminar.” Nos relata Consuelo Acosta que “me acuerdo cuando era pequeña que lo íbamos a ver actuar con mi mamá al Teatro de santa Ana. Era el primer actor de la Compañía Teatral.
Leopoldo Martínez, Segundo Ramírez, Daniel Castaneda, Roberto Castellanos Calvo y Oscar Oliva. En el patio principal de la Confederación General de Trabajadores de Guatemala, después de una reunión de emigrados el año 1953.
“Mi papá era muy reservado, bien prudente, tanto que por mucho tiempo no supe en lo que andaba. Solo lo veía salir y regresar. Alguien me dijo que él era del Partido. Del Partido Comunista. Era por protegerme. Y yo nunca le pregunte, así fui educada…eso le permitió sobrevivir… Yo siempre andaba viendo donde esconderlo…me consagre a mi papá, esa fue mi tarea…Tengo 79 años.”
Daniel Castaneda interviniendo en el Congreso Obrero de Guatemala el 16 de agosto de 1945.
A mediados de los años 20 Daniel forma parte ya del Sindicato de Sastres de la ciudad de Santa Ana y por lo tanto de la Federación Regional de Trabajadores Salvadoreños (FRTS). En 1933 se incorpora al Partido Comunista de El Salvador (PCS).
Jorge Arias Gómez, ya fallecido y quien fue un amigo cercano de Daniel, caracterizó esta incorporación al PCS escribiendo que “no es sino hasta después de la insurrección de enero de 1932, cuando el Partido Comunista de El Salvador, había sido literalmente liquidado a balazos, y en una etapa de difícil reconstrucción del mismo, que este nuestro centenario luchador social se incorpora a las escasas filas de los comunistas.”
El 11 de octubre de 1943, Daniel Castaneda y Virgilio Guerra, ambos del PCS, firman un Memorial dirigido a la Corte Suprema de Justicia denunciando al dictador Martínez. El 2 de abril de 1944 lo encuentra repartiendo armas al pueblo santaneco para la insurrección, la cual es derrotada, pero sirve de prólogo para el 8 de mayo, cuando una Huelga de Brazos Caídos obliga al dictador a renunciar. Daniel se traslada a San Salvador para promover la organización popular.
El 21 de octubre de 1944 se cierra este periodo con el golpe de estado del coronel Osmin Aguirre y salinas. Daniel sale al exilio para Guatemala. Y en Guatemala participa en la fundación de la Escuela Claridad, donde estudiaban los fundamentos del marxismo-leninismo. En 1948 participó en la formación de Vanguardia Democrática, que fue el núcleo del futuro Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT).
Luego del golpe de estado contra el Gral. Salvador Castaneda Castro, en diciembre del 48, Daniel regresa a El Salvador y asume sus responsabilidades partidarias, que lo condujeron a finales del año 50 a asumir la secretaría general, cargo que entregó a Salvador Cayetano Carpio hasta 1964 en el V Congreso del PCS. Daniel sustituyó al Dr. Julio Fausto Fernández, que fue expulsado de las filas del PCS en 1950 por aceptar cargos diplomáticos de la dictadura militar.
A principios de 1950 fue organizado por el PCS un Comité Salvadoreño por la Paz. Entre sus actividades estuvo una campaña de recolección de firmas para apoyar la lucha por la paz mundial. Muchos intelectuales como Francisco Gavidia, Salvador Cañas, y Francisco Moran acompañaron este esfuerzo. En 1952 representando este organismo viajaron a la Republica Popular China al Congreso Mundial por la Paz, Daniel junto con Jacinto Castellanos Rivas y Waldo Chávez Velasco.
Mientras estaban en China, el presidente Osorio desató el 26 de septiembre de 1952 una feroz y masiva represión contra el movimiento popular y en especial contra el PCS. Los tres regresaron hacia San José, Costa Rica. Y luego Daniel marcho a Guatemala. Allí le sorprende en junio de 1954 la invasión de Castillo Armas por lo que decide asilarse en la embajada salvadoreña, la cual lo regresa al país.
Los años sesenta y setenta fueron de intensa actividad política. Y pudo presenciar el conflicto armado y desde Cuba conocer de la firma de los Acuerdos de Paz en 1992. Una nueva generación de revolucionarios había tomado el estandarte roja que Daniel nos heredaba.