Buscando disimular el amo que le pagaba el salario, Bernardo Neustadt asegur hace aos que el nico imperialismo que existe es el de la estupidez. No. Existen los imperialismos yanqui, europeo, japons y ruso, que en nuestro pas pesan en ese orden con los yanquis como potencia dominante.
All est para ratificarlo la deuda externa. Segn los datos oficiales habra bajado muy levemente pero sigue por las nubes, con 126 mil millones de dlares. El FMI, aunque ha aceptado postergar algunos pagos, mantiene su pretensin de cobrar 5 mil millones este ao e imponer polticas domsticas como los tarifazos al calor del nuevo “acuerdo”.
El general Bantz Craddock, jefe del comando sur del Ejrcito norteamericano, estuvo en Buenos Aires donde se reuni con colegas de las Fuerzas Armadas y el ministro de Defensa. De esos cnclaves no puede salir nada favorable a la democracia ni a los intereses de nuestro pueblo.
El Departamento de Estado llev una propuesta intervencionista a la reunin de cancilleres de la OEA. Rafael Bielsa, en vez de rechazar esa “Comisin de Monitoreo”, busc frmulas de compromiso. Tuvo que salir Venezuela a rechazarla e incluso Brasil, mientras la delegacin argentina paseaba su tibieza indigna por Fort Lauderdale.
En sntesis, ante la resistencia enconada de los pueblos del mundo, las dificultades de su frente interno y la competencia interimperialista, etc, la administracin Bush sigue jugando sucio en nuestra regin. Todas las ilusiones en un comportamiento suyo “equilibrado” son basura. O ilusiones, en el mejor de los casos.
Qu hacer ante ese peligro? Segn la respuesta que se d, podramos alinear a las fuerzas polticas y sociales argentinas en tres bandos.
El bando proyanqui sostiene que Argentina debe crecer bajo el paragas de la Casa Blanca. El diario La Nacin, ABA, Sociedad Rural, y la alianza Lpez Murphy-Macri expresan crudamente esa poltica. Ellos sintonizan la onda de la embajada yanqui de Lino Gutirrez, Wall Street y el Comando Sur.
El bando antiyanqui est encarnado en sectores obreros, populares, de clases medias, etc, que tienen al FMI como uno de los grandes responsables del “crac” del pas, ven con simpata a las luchas continentales y a los gobiernos que expresan la rebelda antiimperialista, como los de Fidel Castro y Hugo Chvez. Este bloque popular existe, an cuando carece de articulacin poltica y orgnica, manifestndose mediante huelgas, escraches, cortes de rutas, expresiones culturales, etc. Sus integrantes saben que la lucha contra el imperialismo es de vida o muerte. Por caso, los estudiantes conocen que el presupuesto para los sueldos docentes y edificios dignos se dilapida en pagos de la deuda externa al imperialismo y en subsidios a pulpos como Techint y Repsol. La opcin es dramtica: Educacin o FMI.
Se dir que el campo antiimperialista no tiene la victoria cerca porque an carece de los instrumentos polticos y combativos para enfrentar al imperialismo. Es verdad. Nadie dijo que la victoria est a la vuelta de la esquina. Pero la agresividad de la superpotencia y los “lamebotas yanquis” no deja ms espacio que la resistencia. Y esto est ocurriendo no slo en las calles argentinas sino tambin en las de La Paz, Quito y otras ciudades latinoamericanas.
El tercer bando es el de los falsos antiimperialistas, que no son “ni fu ni fa”, que quieren quedar bien con Dios y con el Diablo. Son los eternos oportunistas como Kirchner, que hace algunos discursos contra el FMI pero paga como el que ms la deuda externa, habla de la unidad latinoamericana pero posterga por cuarta vez su viaje a Cuba, promete democratizar los medios pero renueva por diez aos las licencias de las grandes empresas de radio y televisin, se felicita por el fallo de la Corte Suprema revocando las leyes del perdn pero recibe con los brazos abiertos a Rumsfeld y Craddock pese a que el Pentgono y el Comando Sur parieron el “plan Cndor”, las dictaduras y la doctrina de la seguridad nacional.
De esta profunda crisis no se sale con una leve limitacin al ingreso de capitales golondrinas ni con un regateo con el FMI como hace el presidente de cara al “plebiscito” de octubre. Tampoco habr cambios profundos con un frente electoral de centroizquierda orientado por el titular de ABAPPRA y el Banco Credicoop.
La solucin es una poltica antiimperialista consecuente que Kirchner no puede concebir y menos aplicar debido a sus limitaciones personales y sobre todo todo polticas y de clase.
Los revolucionarios debemos unirnos y dar pasos hacia un Frente Antiimperialista y Antifascista que pelee por otro gobierno. Los que no vean esta necesidad en base a una reflexin propia tendrn que entenderlo en los prximos meses, si la “inquietud” de las Fuerzas Armadas por la prdida de la impunidad se convierte en “deliberaciones” y an en “planteos militares”. Unmonos ahora para estar en condiciones polticas y organizativas para intervenir en esa cuestin de los derechos humanos y en otras confrontaciones antiimperialistas y democrticas, como la pelea por el salario, el no pago de la deuda externa y la ruptura con el FMI.