El Partido Comunista de Irán
El nacimiento del movimiento y las ideas comunistas en Irán, en un sentido literal, comenzó en Rusia, antes de la revolución de 1917 en los campos petrolíferos de Bakú. El régimen zarista empleaba a miles de trabajadores inmigrantes iraníes, en Rusia trabajaban junto a los trabajadores rusos, azeris y armenios, y allí entraron en contacto con la propaganda y agitación bolchevique. Estos trabajadores jugaron un papel significativo en el desarrollo del Partido Comunista de Irán. Casi el cincuenta por ciento de los trabajadores de los campos petrolíferos de Bakú eran iraníes, la mayoría estaban en contacto con los bolcheviques que trabajaban en los sindicatos de los trabajadores del petróleo. Las cifras oficiales demuestran que en 1911 llegaron a Rusia 190.000 trabajadores procedentes de Irán, y es mismo año regresaron a su hogar 160.000. Pero las cifras no oficiales dicen que cada año emigraban a Rusia más de 300.000 trabajadores. Estos trabajadores procedían principalmente de Azerbaiján y Gilan, pero también provenían de otras zonas de Irán. Los trabajadores iraníes también estaban influenciados por los bolcheviques que de vez en cuando regresaban a Irán, y con ellos llevaban la tradición e ideas de los marxistas rusos. Por primera vez en la historia de Irán coreaban la famosa consigna del Manifiesto Comunista: kargaran-e-Jahan Mottahad Shaweed (proletarios del mundo unios).
Los revolucionarios iraníes participaron desde el principio en las actividades del Partido Socialdemócrata Obrero Ruso. Cuando comenzó a publicarse Iskra (La chispa) en diciembre de 1900, los revolucionarios iraníes solían llevar copias a Bakú a través de Persia. A estos revolucionarios se les conocía como socialdemócratas. Krupskaya en cierta ocasión escribió a Torkhan para preguntarle si podría enviar Iskra a Rusia a través de Tabriz. En una carta a L. Y. Galperin, Lenin también escribía acerca de un nuevo envío a Persia vía Viena, según él se trataba de un experimento reciente, así que era “prematuro hablar de fracaso; y podría ser un éxito”. En la primavera de 1901, Galperin estaba a cargo del envío de Iskra a Bakú (por los socialdemócratas). Organizó el Comité de Bakú del PSDOR, la función de este comité era dirigir una imprenta secreta y transportar el material ilegal desde el extranjero, para su posterior distribución dentro de Rusia.
Muchos bolcheviques participaron en el movimiento Mashrutiat (constitucional) entre 1905 y 1911, y muchos perdieron la vida junto a los revolucionarios iraníes. Gartovk — el embajador del zar en Irán— , escribió al gobierno ruso el 2 de octubre de 1908, decía que el comandante de artillería Sattar Khan (el dirigente de la rebelión Tabriz) era un marinero del famoso acorazado Potemkin que había huido a Rumania, después regresó a Irán y allí se unió a los revolucionarios. El embajador decía además que los revolucionarios rusos enviaban la propaganda revolucionaria desde Tabriz.
En esa época se tradujeron algunos capítulos del Manifiesto Comunista al persa, cuando en 1909 un grupo de revolucionarios rusos encabezado por Sergo Orkonikidze llegó a Irán para llevar adelante la actividad revolucionaria. Su esposa describe esta época en su libro The path of the bolsheviks. El propio Lenin estaba en contacto con algunos bolcheviques transcaucasianos, que se encontraban en Irán durante el período de reacción que siguió a la derrota de la revolución de 1905. Los bolcheviques transcaucasianos jugaron un papel importante en la extensión de las ideas del marxismo en Irán, durante el movimiento Constitucional contra la dinastía qajar.
Al principio el movimiento socialdemócrata iraní estuvo dominado, no por el marxismo, sino por tendencias afines al narodismo ruso. Alan Woods en su libro Bolshevism, the road to revolution escribe lo siguiente: “Los narodniks estaban motivados por el voluntarismo revolucionario, pensaban que el éxito de la revolución estaría garantizado sólo con la voluntad de hierro y la determinación de un pequeño grupo de hombres y mujeres. El factor subjetivo es decisivo en la historia humana. Carlos Marx explicó que los hombres y las mujeres hacen su propia historia, pero añadió algo más, y es que no la hacen fuera del contexto social y de las relaciones económicas establecidas”.
El terrorismo es básicamente una tendencia pequeño burguesa, completamente ajena a la tradición de la clase obrera. El movimiento recurrió a estos métodos en sus primeros años de vida, y reflejaba que la lucha se encontraba en una fase subdesarrollada. Era el resultado directo del bajo nivel de desarrollo socioeconómico de Irán. El atraso y el lento desarrollo de las fuerzas productivas, se reflejaban en una estructura de clase poco desarrollada de la sociedad iraní, y en un momento en que la clase obrera todavía estaba en su infancia. Para los jóvenes estudiantes progresistas e intelectuales, parecía que la historia se encontraba en una situación de total estancamiento. Su impaciencia les llevó a pensar que no había otra salida a la crisis de la sociedad excepto con las bombas y las armas. Aunque esta idea era incorrecta, incluso en ese momento al menos era comprensible, porque el modo capitalista de producción estaba aún en su fase primitiva de desarrollo. Los estudiantes se basaban en el descontento del campesinado. Este último estaba realmente oprimido, era presa del latifundismo feudal y ocasionalmente lanzaba ataques desesperados contra los señores feudales y la nobleza. Pero el atraso de las masas campesinas, su ignorancia y analfabetismo, la dispersión y naturaleza desorganizada del campesinado, hacía que, por sí mismo, no pudiera ofrecer una salida.
Estos primeros revolucionarios eran valientes, honestos y se dedicaron a la causa de la libertad. Pensaban que con esos métodos podrían cambiar la sociedad y poner fin a la opresión y la explotación. Pero a pesar de su coraje, carecían de la comprensión teórica necesaria para dirigir la revolución. Gastaron mucho tiempo en discutir como asesinarían al Shah, a los odiados aristócratas y a los señores feudales. En una ocasión enviaron un paquete al gobernador de Marand en nombre de unos íntimos amigos que vivían en el campo. Cuando el gobernador abrió el regalo, la bomba explotó y murió asesinado. Pero lo normal es que no tuvieran éxito.
El objetivo de estos jóvenes era sobre todo los oficiales y los gobernantes despóticos. La mayor parte de su actividad organizativa giraba alrededor de actos de terrorismo individual contra los terratenientes feudales y miembros de la nobleza. Durante un tiempo consiguieron que los oficiales del gobierno vivieran en un constante estado de pánico. Entre los revolucionarios destacaba la figura de Hyder Khan Amougly, quien, cumpliendo órdenes del Consejo Revolucionario Central, intentó asesinar al rey Mohd Ali Shah. El 15 de febrero de 1908, después de fracasar en el primer intento, lo intentó una vez más, colocó una bomba debajo de la tribuna donde el rey y sus oficiales iban a sentarse. Pero el segundo intento tuvo la misma suerte que el primero.
Aunque lo hubieran conseguido, estos actos no conseguían debilitar al régimen, y menos aún derrocarlo. El gran error de los terroristas es imaginar que el estado se basa en individuos. Pero ese no es el caso. Un gobernador reaccionario es sustituido por otro, y el estado se refuerza con nuevas medidas y fuerzas represivas. A la monarquía iraní no se la podía derrocar con bombas, sino con el movimiento revolucionario de las masas. Los métodos primitivos del terrorismo individual — como ya hemos dicho— , correspondían a las relaciones de clase que existían en Irán en aquella época. Los revolucionarios consiguieron tener una base entre la juventud, el campesinado y entre las tribus débiles y oprimidas. Se dedicaban a la causa de los pobres, iban a los pueblos a trabajar con el campesinado, e intentaban atraerles a la lucha, pero — como les ocurrió antes que ellos a los Narodniks rusos— no consiguieron una respuesta seria. La falta de avances con frecuencia les hacía sentirse frustrados.
En la medida en que intentaban conseguir una base entre las masas, realmente no eran terroristas. En realidad, buscaban una salida al sistema mediante a través de medios revolucionarios. No se parecían a los terroristas de hoy en día que juegan un papel totalmente negativo en la lucha revolucionaria. Ahora, cuando el poder del proletariado es evidente para todos, y cuando nadie discute seriamente el papel dirigente de la clase obrera en la revolución, éstos intentan arrastrar al movimiento a su prehistoria, recurren al método del terrorismo individual que Lenin y todos los marxistas rusos condenaron. Estos métodos sólo crean confusión, debilitan el movimiento revolucionario y debilitan la conciencia del proletariado, mientras que fortalecen a la reacción y al aparato del estado contra el que pretenden luchar. Estos métodos no hacen avanzar la causa de la revolución socialista y la clase obrera, sino todo lo contrario, ayudan a los agentes y mercenarios de los imperialistas a prolongar su gobierno gracias al sabotaje de los movimientos de la clase obrera porque los apartan del verdadero camino de la lucha revolucionaria.
Estos métodos primitivos y anticuados de lucha eran sólo una fase transitoria que después se quedaron obsoletos, una vez que los trabajadores entraron en la arena política. Uno de los primeros ejemplos fue el movimiento de los tipógrafos y los trabajadores de la fábrica de cuero de Teherán, éstos lanzaron un ultimátum a los majilis, si no aceptaban sus reivindicaciones dejarían de trabajar. El gobierno reaccionó a esta amenaza con una campaña de represión contra los trabajadores, y estos respondieron con la huelga. Esta fue la primera huelga de trabajadores de la historia de Irán, y la primera huelga que consiguió reducir la jornada laboral de 14 a 10 horas diarias. Por primera experimentaron cómo se puede conseguir el poder con la acción conjunta de la clase obrera. El impacto de la huelga fue tan grande, que en todos los círculos revolucionarios los debates comenzaban con la discusión del papel y el potencial de los trabajadores. Esta huelga cambió la actitud de todos los revolucionarios serios. Según crecía la fortaleza y cohesión de la clase obrera, y en la medida que su papel social era cada vez más evidente, los viejos revolucionarios cambiaron sus antiguos métodos de lucha, y comenzaron a mirar seriamente a los trabajadores.
En este período aparecieron varios periódicos y se comenzó a publicar artículos sobre el marxismo. El estudiante soviético Ivanov, ha descubierto varias polémicas entre los revolucionarios iraníes con Kautsky y Plejanov. Según estos documentos, el 16 de octubre de 1908, se celebró una reunión en la que un grupo de socialdemócratas expresó la opinión de que Irán había alcanzado la etapa del capitalismo. En su opinión, los revolucionarios no deberían dar ningún apoyo a la burguesía, quien sólo quería explotar la situación en su propio beneficio, como ocurrió en la Revolución Francesa. La burguesía era incapaz de jugar un papel progresista, y sería un freno para el movimiento de la clase obrera y la revolución.
Existían muchas tendencias diferentes dentro del grupo Hemmat (“Ambición”), este grupo fue formado por exiliados iraníes en Bakú en 1904, coordinados con el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (PSODR). El grupo Hemmat participó activamente en el movimiento Mashrutiat (“constitucional”) en Irán. Este grupo sufrió muchas escisiones, y uno de los grupos escindidos formó el grupo Mujahideen (Luchador). Las principales reivindicaciones de este grupo eran la formación de un majilis (parlamento), el derecho al voto, libertad de prensa y distribución de la tierra. En 1916, comenzaron a colaborar con el Partido Bolchevique. Los viejos exiliados iraníes, junto con los Mujahideen formaron el Hezb-e-adalat (“Partido de la Justicia”), que se convertiría en la columba vertebral del futuro Partido Comunista de Irán. Un año después, ocurrió un acontecimiento que cambió todo el curso de la historia mundial.
La Revolución de Octubre de 1917 en Rusia fue una fuente de inspiración para Irán. Los revolucionarios iraníes cumplieron con su deber proletario internacional, lucharon en las filas de la clase obrera mundial contra las fuerzas contrarrevolucionarias durante la guerra civil en la Unión Soviética. Entre 1907 y 1915 el zar y el imperialismo británico firmaron dos pactos secretos, en ellos se recogía la división de Irán en dos esferas de influencia. La revolución de octubre publicó inmediatamente los tratados secretos y renunció a la política expansionista colonial del zar. Irán fue el primer ejemplo de la cruel política colonial que del zarismo ruso en colaboración con las “democracias occidentales”. La revolución de octubre se convirtió en un baluarte contra todo tipo de opresión nacional. Por primera vez en la historia moderna, las nacionalidades oprimidas encontraron un firme protector en el estado obrero dirigido por Lenin y Trotsky. Inspiradas por la revolución de octubre, las masas iraníes incluso compusieron canciones revolucionarias como khosh khabar badai nasim shomal keh bema mirasad zaman vesal (“Con el viento del norte nos llega una nueva alegría, y ésta nos alcanzará para formar una mezcla de dos corazones amables”).
La inspiración y la energía que las masas iraníes consiguieron con la revolución de octubre también encontró una expresión más práctica, en varias insurrecciones. Después de la guerra Irán era un estado muy inestable. En abril de 1920, los revolucionarios de Azerbaiján formaron su propio gobierno nacional; más tarde en Gilan y Khorasan estallaron insurrecciones contra el régimen débil, inestable y frágil de Teherán. Los insurgentes crearon sus propias repúblicas independientes. En las ciudades, la población, radicalizada por la experiencia de la ocupación extranjera y la victoria de la Revolución de 1917 en Rusia, también se encontraban en estado de fermento revolucionario. La clase obrera industrial, encabezó una nueva oleada de luchas en las principales ciudades. En 1921 los sindicatos sólo en la industria del petróleo contaban con 20.000 afiliados. En noviembre de 1921 el movimiento obrero había conseguido tanta fuerza que, con la ayuda del recién formado Partido Comunista de Irán, formaron el Consejo Central Sindical que se afilió a la Internacional Sindical Roja formada por la Internacional Comunista. En 1921, los impresores, los trabajadores de correos, profesores, trabajadores del petróleo y estibadores se declararon en huelga. A pesar del pequeño tamaño de la clase obrera el nivel de lucha era inmenso. Los huelguistas enviaron el siguiente mensaje revolucionario a Trotsky:
“El Consejo Revolucionario para la Guerra del Ejército Rojo persa, organizado por la decisión de los Consejos de Comisarios del Pueblo de Persia, envía sus saludos revolucionarios al Ejército Rojo y a la Armada Roja. Después de pasar grandes apuros, sufrimientos y todo tipo de privaciones, hemos conseguido aplastar nuestra contrarrevolución interna que era un agente del imperialismo. Por voluntad de las masas, se organizó el Ejército Rojo de Persia con el objetivo de poner fin a la esclavización del pueblo persa”.
El mensaje termina con la siguiente frase: “¡Larga vida a la fraternal unión del Ejército Rojo ruso y el joven Ejército Rojo persa!” El mensaje estaba firmado por el presidente del Consejo Revolucionario para la Guerra — Mirza Kuchk Khan— , el comandante de las fuerzas armadas — Ehsan Ullah— y el miembro del Consejo Revolucionario para la Guerra — Muzaffar Zadeh— . Trotsky al recibir este mensaje afirmó que el Ejército Rojo persa “ha llenado de regocijo nuestros corazones”.
Se formó el partido Adalat y comenzó a editar dos periódicos, Hormat (“Respeto” en persa), y Yoldash (“Compañero” en azerbaijano). A finales de 1919, algunos destacados revolucionarios de este grupo se unieron con otra organización revolucionaria, El tren del Oriente rojo, muy cercana a los bolcheviques y que luchaba contra la contrarrevolución en Asia Central. El Partido Comunista de Irán se formó en junio de 1920, al principio existían diferencias de opinión entre sus militantes. Algunos defendían la línea de los bolcheviques, mientras que otros defendían la línea de los viejos bolcheviques, las ideas anteriores a la Tesis de abril de Lenin. Otros, todavía mantenían una posición menchevique. Estas diferencias salieron a la superficie en el Congreso de los Pueblos de Oriente, celebrado en Bakú en 1920, en él participaron 204 delegados. La delegación iraní mantuvo varias reuniones para discutir los problemas de la revolución, pero no llegaron a una conclusión clara.
La derrota de la República Soviética de Gilan causó frustración y confusión, y empezaron a culparse mutuamente. Debido a las diferencias internas, el partido eligió dos comités centrales. Esta situación era insostenible. El 25 de enero de 1922, el Partido Comunista de Irán celebró una reunión con los representantes de la Comintern, probablemente debido a la insistencia de Lenin. Antes, el Comité Central del partido escribió muchas cartas a Lenin con relación a la situación en Irán y la postura del partido. Al final de la reunión, se rechazó la existencia de dos comités centrales en el partido, para mantener la unidad era necesario organizar un solo comité central unido, formado por veinte personas. Los antiguos comités locales y el comité central se disolvieron. Al final se decidió convocar el siguiente pleno del Comité Central para el 1 de mayo de 1922.
Sin embargo, en esta reunión no se solucionaron las diferencias en perspectivas y métodos. En esa época surgieron varios periódicos y revistas con diferentes opiniones políticas. Entre ellos se encontraban: Kommunist (“El comunista”), Enkelabee—Sorkh (“Revolución roja”), Haqeqat (“La verdad”), Kar (“El trabajo”), Reykan (“La flecha”), Khalq (“El pueblo”), Javagheh (“La chispa”), Peyak (“El embajador”), Nassihat (“El consejo”), Edalat (“Justicia”), Iran-e-Sorkh (“Irán rojo”), Eqhtesadeh Iran (“Economía iraní”), Peykar (“lucha”), Nohzat (“El movimiento”), Satareh Sorkh (“La estrella roja”), etc.,
El Partido Comunista de Irán en las décadas posteriores a su formación en junio de 1920, dio muchos giros políticos. Estas décadas estuvieron marcadas por los acontecimientos históricos más importantes en la historia de Irán: el ascenso y la caída de la República Soviética de Gilan, el colapso de la dinastía qajar y la formación de una nueva dinastía despótica — los pahalavi— , la militancia de las masas urbanas — sobre todo la clase obrera— , las oleadas huelguísticas etc., El Partido Comunista de Irán era muy activo; comenzó a trabajar entre las mujeres y formaron varias organizaciones, como la Sociedad para la evolución, El despertar de la mujer y Mujeres patrióticas. Estas organizaciones no sólo educaban a las mujeres, también les proporcionaba conocimiento técnico para las industrias artesanas. El partido también tenía una sección cultural que jugó un papel importante en hacer llegar de forma sencilla las ideas a las masas. Las comedias y los dramas ayudaron de forma importante al desarrollo de la organización entre amplias capas de las masas. Las más populares y famosas fueron Shah Abbas Darbaray Mobaraza, Enkalab-e-Murdom-e-Tabraiz y Nadir Shah Afshar.
En el sexto y séptimo congresos de la Comintern (febrero de 1926 y noviembre-diciembre de 1926), el secretario general del Partido Comunista de Irán pidió ayuda a la Comintern para tratar la crisis interna del partido iraní. En el pleno del Comité Ejecutivo de la Comintern — una reunión especial convocada para discutir los problemas del partido iraní y las perspectivas— se decidió que en el siguiente congreso (segundo), a convocar en septiembre de 1927, discutirían más la cuestión. En septiembre de 1927, se convocó en la clandestinidad el segundo congreso del Partido Comunista de Irán. Participaron veinte delegados, y en el orden del día estaba la situación internacional, la caracterización del régimen de Reza Khan, la cuestión nacional, los problemas organizativos, las constitución del Partido Comunista de Irán, la actividad del Komsomol y el trabajo en el frente de la mujer.
El tema más importante en el orden del día fue la caracterización de Reza Khan, proclamado rey el 12 de diciembre de 1925 con la recién establecida dinastía pahalavi. Esta cuestión se convertiría en el eje central de los conflictos en el partido, existían diferentes posiciones, algunos defendían que el golpe de estado de Reza Khan representaba la abolición del feudalismo y el dominio de la burguesía, mientras que otros sostenían que el golpe era una revolución palaciega y que no afectaba a las relaciones de propiedad. Otros defendían que para luchar contra el imperialismo, el partido debería aliarse con Reza Khan, mientras que otro sector le caracterizaban como un agente imperialista.
Una vez más el partido no llegó a una conclusión y las diferencias dentro de la organización continuaron. La verdadera situación es que después de la revolución de octubre en Rusia, la crisis de la dinastía qajar había alcanzo su punto crítico. Había una división por arriba entre la monarquía, la nobleza y el sector aristocrático de la burocracia, que era la columna vertebral del gobierno central. Eran maestros en el arte de la conspiración y la intriga ambos elementos inseparables de la política tribal. Por otro lado, el ejército estaba dividido, y estallaron insurrecciones de las nacionalidades oprimidas. Los trabajadores estaban enfurecidos por la presencia de tropas extranjeras y estaban influenciados por el impacto de la Revolución de Octubre.
Muhammad Reza Shah Pahalvi, en su autobiografía aporta información interesante sobre la situación de la época. En ella explica que los soldados no recibían regularmente sus salarios porque el gobierno era demasiado débil para recaudar impuestos. Un día, cuando el secretario de exteriores era el anfitrión en una cena para visitantes extranjeros, se encontró que no había fondos disponibles, y tuvo que comprar en el bazar y pedir prestado dinero para pagar el banquete. La desintegración social y económica minaba el tejido social. En Teherán, la población no podía salir por la noche por temor a los asaltos, las famosas carreteras de Irán estaban tan deterioradas que para ir desde Teherán a Meshad había que viajar a través de Rusia, y para viajar de Teherán a Khuzistán había que ir por Turquía e Irak.
Reza Khan, que era un oficial del ejército, maniobró entre diferentes unidades del ejército para conseguir apoyo, y por último, dio un golpe de estado el 21 de febrero de 1921. De una forma totalmente bonapartista para tomar el poder se balanceó entre las diferentes clases y entre los sectores en conflicto. Al principio, se apoyó en los bazaaris y les defendía frente a las mercancías extranjeras, también consiguió el apoyo de los nacionalistas y trabajadores. Pero según se consolidaba en el poder, lanzó un ataque contra los trabajadores y el Partido Comunista.
Después de 1928, los trabajadores participaron en una nueva oleada de lucha. El 4 de mayo de 1929 los trabajadores de las refinerías de petróleo se reunieron para decidir sus reivindicaciones económicas, y participaron en una manifestación contra la política del gobierno. Gritaron consignas contra el régimen y exigían la dimisión del gobierno. Otros trabajadores industriales se unieron a la manifestación con un entusiasmo revolucionario. El ejército atacó brutalmente con sus espadas a los trabajadores, éstos respondieron con palos y ladrillos. Arrestaron a muchos trabajadores y el movimiento se extendió a otras ciudades. En Abdan, se celebró una manifestación con 20.000 trabajadores para protestar contra el brutal ataque del ejército a los trabajadores. La situación duró tres meses. Más de trescientos trabajadores fueron arrestados, y al final el gobierno tuvo que ceder. En 1931 los trabajadores volvieron a protagonizar una gran huelga, en esta ocasión en Vatan, una fábrica textil de Isfahan donde los trabajadores obligaron a la dirección a subir el salario un 40% y aceptar la reducción de la jornada laboral de 12 a 9 horas diarias.
En ese período el Partido Comunista de Irán consiguió considerables progresos en varias regiones. Pero las diferencias políticas y los problemas ideológicos seguían sin resolver. Mientras tanto, los acontecimientos en Rusia dieron un giro brusco que afectó a todos los partidos comunistas del mundo. Para derrotar a Trotsky y a la Oposición de Izquierdas, Stalin se basó en la sección derechista del Partido Comunista Ruso. Esto llevó al ascenso de los kulaks (campesinos ricos) que en 1928 amenazaban al propio estado soviético. En su libro Rusia de la revolución a la contrarrevolución, Ted Grant explica como Stalin se quemó los dedos por su intento de basarse en los elementos capitalistas en Rusia (los kulaks y los nepistas). Esto también afectó a la política exterior y al trabajo de la Internacional Comunista. En China, el intento de conciliación con la burguesía nacional llevó a subordinar el Partido Comunista a Chiang Kai-Shek y el Kuomintang, con resultados catastróficos. En Gran Bretaña, el intento de conciliación con la burocracia sindical, llevó a la derrota de la huelga general y al hundimiento del Partido Comunista Británico. Después de todo esto, Stalin dio otro giro radical a la Comintern en la dirección contraria. Un viraje a la “izquierda” que rápidamente adoptaron todas las secciones de la Comintern, Ted Grant escribe lo siguiente:
“Violando los estatutos de la Internacional, no se había celebrado ningún congreso en cuatro años. Se convocó uno en 1928, que introdujo oficialmente el programa del socialismo en un solo país en el programa de la Internacional Comunista. También proclamó el fin de la estabilidad capitalista y el inicio de lo que se denominó el tercer período. A diferencia del período de levantamientos revolucionarios que siguió a 1917 (el primer período) y el de relativa estabilidad capitalista después de 1923 (el segundo período), este llamado tercer período supuestamente iba a anunciar el colapso del capitalismo mundial. Al mismo tiempo, la socialdemocracia, según la famosa teoría de Stalin (hoy muerta y enterrada), supuestamente se había transformado en socialfascismo”.
Este giro de la Internacional Comunista afectó directamente al partido iraní. En el sexto congreso de la Comintern, celebrado en julio y agosto de 1928 en Moscú, de nuevo surgieron las diferencias internas del Partido Comunista de Irán. Hasta ese período el partido había estaba dominado por la línea derechista, pero ahora de repente adoptaron una posición ultraizquierdista, en la línea de los últimos zigzag de sus maestros estalinistas en Moscú. Esto no ocurrió sólo con el Partido Comunista Iraní, sino en todo el mundo. Durante varios años, todos los partidos comunistas siguieron esta locura ultraizquierdista, que dividió a la poderosa clase obrera alemana, y llevó directamente a la victoria de Hitler en 1933.
De la noche a la mañana, el Partido Comunista de Irán pasó de una posición derechista que se concretaba en su apoyo a Reza Khan Pahalavi, a una postura ultraizquierdista. El Partido luchaba contra todas las fuerzas democráticas y decía que no había diferencia entre la democracia y el fascismo. Esto tuvo unos efectos desastrosos. El aumento de la militancia entre el movimiento obrero se cortó repentinamente debido al aventurerismo del PC. Los numerosos desatinos cometidos por el partido, fruto de esta política incorrecta, sentaron los bases para el régimen represivo del dictador reza Khan. El régimen consiguió fácilmente que los majilis el 1 de junio de 1931, aprobaran el Acta anticomunista. Prohibió el Partido Comunista y comenzó una campaña de ejecuciones dirigidas contra los trabajadores del partido y los activistas sindicales. Ejecutó a los mejores jóvenes y trabajadores, y a los mejores poetas revolucionarios. Arrestó a más de dos mil trabajadores.
Después de esta derrota y la represión, la base del partido estaba dominaba por la desesperación y la frustración. Muchos trabajadores abandonaron el partido, y éste una vez más se quedó aislado. El partido pasó a la clandestinidad y su base estaba formada principalmente por intelectuales y círculos estudiantiles. Comenzaron a publicar una nueva revista, Doniya (“Mundo”) y sus lectores se limitaban a estos círculos. El régimen prohibió la revista y arrestó a los militantes de este círculo y los sometió a juicio. Este juicio fue conocido popularmente como “el grupo de los cincuenta y tres”. Todos fueron condenados a quince años de cárcel, pero el líder del grupo, Taghi Arnai, fue asesinado en la cárcel en 1940.
Un año después de que Hitler llegara al poder en Alemania, Stalin ordenó a la Comintern dar otro salto mortal, un nuevo giro a la derecha hacia la política del frentepopulismo, es decir, la unidad con la burguesía “liberal” (a la que antes denunciaba como “radical fascista”) contra el fascismo. En 1939, Stalin dio otro giro, después de firmar el pacto con la Alemania nazi, abandonó rápidamente el frentepopulismo. Cuando Stalin firmó el pacto de no-agresión con Hitler, Trotsky manifestó que la firma del tratado con Hitler era una nueva prueba del grado de degeneración de la burocracia soviética y su desprecio por la clase obrera internacional, incluida la KOMINTERN.
Hasta el momento en Hitler atacó la URSS, el maestro del Kremlin imaginaba que su estrategia era superior. Creía que había garantizado su puerta trasera con la firma del Pacto Hitler–Stalin, y esperaba con ilusión el espectáculo de Alemania y Gran Bretaña peleándose, mientras él miraba desde la barrera. Como señaló Trotsky, Stalin actuó como el intendente militar de Hitler. Desde el estallido de la Segunda Guerra Mundial hasta el 22 de junio de 1941 — momento en que Hitler atacó Rusia— , las exportaciones de Alemania a la URSS aumentaron. Entre 1938 y 1940, las exportaciones alemanas pasaron de 85,9 millones a 736,5 millones de rublos, este dinero fue de una gran ayuda para los esfuerzos bélicos de Hitler. Después de haber abandonado cualquier atisbo de perspectiva revolucionaria o internacionalista, los estalinistas estaban borrachos de ilusiones, mientras Hitler se preparaba para asestarles un golpe mortal. Esta política es la que desarmó a la Unión Soviética frente a su enemigo más terrible. Todo esto acabó cuando en 1941 Hitler atacó la URSS. A principios de 1931, Trotsky había pronosticado que si Hitler llegaba al poder, Alemania declararía la guerra a la Unión Soviética, ahora esta perspectiva se había cumplido.
La situación política en Irán dio un viraje cuando Hitler atacó la Unión Soviética. Al ver el peligro de las actividades alemanas en Irán, el imperialismo británico y la Rusia estalinista de repente entraron en acción y remitieron un memorando al gobierno iraní en el que exigían:
La ruptura de relaciones diplomáticas con Alemania e Italia.
El gobierno iraní debía facilitar el transporte del material bélico aliado por carretera, ferrocarril y avión.
Teherán debería permitir el despliegue de las tropas aliadas en territorio iraní.
Reza Khan rechazó estas condiciones y abdicó en favor de su hijo. Mohammed Reza Khan — el obediente perro guardián del imperialismo— , que se convertiría en rey el 16 de septiembre de 1941. Su primera acción fue expulsar a todos los alemanes e italianos de Irán, después liberó a todos los prisioneros políticos, incluido el grupo de los cincuenta y tres (Doniya). La mayoría de ese grupo apoyó al nuevo régimen y proclamó su carácter “antifascista”. Con una increíble rapidez, el Partido Comunista dio un giro de ciento ochenta grados, ahora apoyaban a los Aliados contra Alemania. En estas condiciones, el cambio de política exterior rápidamente se reflejó en un giro brusco en política interior. Sin ninguna explicación, el Partido cambió su línea antibritánica por una política de apoyo total a los Aliados “democráticos” contra Alemania.
Siguiendo servilmente la línea de Moscú, el PC incluso decidió cambiar de nombre. Su primera prioridad era formar un frente “antifascista” y publicar un periódico, Mardom (“El pueblo”). El Hezb-e-Tudeh Iran (el Tudeh o partido de ‘masas’ de Irán) se formó el 2 de octubre de 1942 con la presencia de 120 delegados. Insistieron en la defensa de la Rusia soviética y decidieron dar su “apoyo crítico” al régimen de Reza Khan. Estos giros repentinos hundieron al partido en una crisis interna. Un sector de la izquierda “antibritánica” del partido se unió a las filas del fascismo alemán, otros formaron su propio “frente patriótico” y adoptaron una política de “ver y esperar”. Su base social se encontraba entre la pequeña burguesía, comerciantes y un pequeño sector de la burguesía. Ninguno de ellos tenían algo parecido a la postura de clase leninista.
En este período los trabajadores de muchas fábricas, refinerías de petróleo y ferrocarriles se declararon en huelga para protestar contra las duras condiciones laborales y las excesivas horas extras que imponía la guerra. Al mismo tiempo, el Partido Tudeh, comenzó una campaña de propaganda en la que pedía a los trabajadores que no participaran en las huelgas, y denunciaran como “fascistas” a todos aquellos que participaran en ellas. Su argumento era que como los trabajadores producían mercancías para las fuerzas aliadas, una huelga que perjudicaba la causa aliada, y por lo tanto, fortalecía a las fuerzas fascistas. Actuaron como los peores rompehuelgas.
Durante la guerra, la industria privada se expandió y los capitalitas iraníes consiguieron suculentos beneficios. Pero después de la guerra, las potencias imperialistas se negaron a entregar la ayuda prometida para el desarrollo y esto tuvo un efecto negativo en la economía. El final de la guerra marcó un nuevo período de insurrecciones en Irán. El 22 de enero de 1946, Azerbaiján y Kurdistán eligieron un gobierno autónomo, el número de huelgas superó las cien, comparada con las sesenta de 1944. Los centros industriales clave se unieron al movimiento, en Tabriz los trabajadores de dieciséis de las dieciocho mayores fábricas de la ciudad se unieron a la huelga.
Estallaron luchas militantes, en el sector del petróleo, textil y la construcción. En 1946, se produjeron dos grandes huelgas de masas, los trabajadores del petróleo de Khuzistán. Los sindicatos se desarrollaron rápidamente después de la Primera Guerra Mundial, después de la Segunda Guerra Mundial los sindicatos volvieron a resurgir pero con una fuerza mayor. Pero la Rusia estalinista no quería ningún cambio revolucionario en Irán. Stalin disolvió la Comintern a principios de 1943 para contentar a las potencias imperialistas. En lugar de apoyar el derrocamiento revolucionario del Shah, la burocracia de Stalin prefería mantener buenas relaciones con Reza Shah. A pesar de su política, el Partido Tudeh volvió a ganar terreno entre los trabajadores. En las elecciones a los 14 majilis (parlamentos) en el verano de 1943, el Partido Tudeh ganó en diez. En agosto de 1944 después de las elecciones, el partido convocó su primer congreso. En este congreso salieron a la superficie las diferencias existentes sobre la participación en las elecciones, la táctica del frente antifascita después de la Segunda Guerra Mundial y de nuevo sobre el régimen iraní. Debido a estas divisiones el partido entró en una seria crisis.
Después de la Segunda Guerra Mundial el movimiento huelguístico era tan grande que traspasó todas las fronteras, y demostró la tremenda solidaridad de clase de los trabajadores. Se formó una nueva federación sindical controlada por el Partido Tudeh, que contaba con 275.000 afiliados, en 1946 tenía 186 sindicatos afiliados con 355.000 militantes. En ese mismo año, 65.000 trabajadores del petróleo participaron en una huelga general de tres días, los trabajadores consiguieron sus reivindicaciones básicas: incrementos salariales y mejores condiciones sanitarias. En esa huelga participaron desde los trabajadores del petróleo de Khuzistán o los del textil, a en los sectores más remotos de la economía. El gobierno era débil y estaba continuamente presionado por los trabajadores, el Partido Tudeh en el parlamento propuso varias reformas reformistas para los trabajadores. Entre éstas se incluían derechos sindicales, supresión de las horas extras, jornada laboral de 48 horas semanales y un salario mínimo. Todos estas demandas fueron concedidas.
Los imperialistas británicos, como siempre, utilizaron la vieja táctica de divide y vencerás, comenzaron a apoyar a las tribus de Khuzistán, financiaron a los mullahs y a los terratenientes contra los trabajadores, sindicatos y el Partido Comunista de Irán. La Unión Soviética al principio apoyó a ambas repúblicas autónomas en Azerbaijan y Kurdistán, pero el ejército ruso abandonó Irán el 9 de mayo de 1946 y estas repúblicas fueron aplastadas entonces por el ejército del gobierno central. En este baño de sangre, miles de militantes y simpatizantes del Partido Tudeh fueron asesinados.
La retirada de las fuerzas aliadas afectó a muchos sectores de la industria que dependían de la producción de guerra. El desempleo afectó a la moral de los trabajadores y aminoró las actividades sindicales. El crecimiento de la militancia sindical se detuvo y después comenzó a declinar. Después de las derrotas de Azerbaijan y Kurdistán, el partido Tudeh comenzó a desmoralizarse y su militancia descendió abruptamente. Desde 1947 a 1949, el régimen lanzó una ofensiva contra los trabajadores, la actividad de la clase obrera alcanzó su nivel más bajo.
El 4 de febrero de 1947, el Sha asistía a la inauguración de la universidad de Teherán, cuando un periodista disparó contra él. El cuerpo del Sha sufrió leves rasguños, pero cuando se dirigió por radio a la nación desde el hospital, el Sha acusó al Partido Tudeh de ser el responsable del ataque. Esto era completamente falso pero proporcionó al régimen la excusa para declarar el estado de emergencia. Al día siguiente, la dirección Tudeh fue arrestada, el partido fue ilegalizado, y se expulsó a sus simpatizantes de los servicios estatales. Se crearon juzgados militares especiales para juzgar a los dirigentes comunistas, este juicio es conocido como el Juicio de los Catorce. El 15 de diciembre de 1950, con la ayuda del sector tudeh del ejército, escaparon de prisión diez dirigentes del partido y comenzaron de nuevo sus actividades clandestinas. Una vez más la política de colaboración con la “burguesía progresista” había llevado a una catástrofe.
Mossadeq
En este período el vacío fue ocupado por las tendencias nacionalistas y fundamentalistas. Después de la guerra se desarrolló un fuerte sentimiento antibritánico. El nacionalista Mossadeq formó un frente nacional de partidos, representando a los profesionales, bazaaris y algunos elementos religiosos. Mossadeq fue nombrado nuevo primer ministro el 28 de abril de 1951. Después de cerrar las refinerías petroleras británicas en abril, el imperialismo británico llevó el caso a las Naciones Unidas. Mientras, Mossadeq rompía relaciones diplomáticas con Gran Bretaña. Este proceso alcanzó su punto álgido cuando Mossadeq comenzó su política de nacionalizaciones, los majilis aprobaron una resolución a favor de la nacionalización de la Anglo Iranian Oil Company.
Ingenuamente, Mossadeq pensaba que EEUU ayudaría a Irán en esta crisis. Incluso viajó a EEUU en busca de ayuda económica, pero regresó con las manos vacías. Después de la Segunda Guerra Mundial el equilibrio de fuerzas entre los países capitalistas cambió a favor del imperialismo USA. Trotsky de la guerra pronosticó que EEUU emergería victoriosa de la futura guerra, pero tendría dinamita en sus cimientos. En medio de esta crisis, el 16 de julio de 1951, el Presidente Truman envió Teherán a su asesor de política exterior — Harriman— , su objetivo era aprovechar a situación en favor de los intereses estadounidenses. Cuando Harriman llegó a Teherán, el Partido Tudeh organizó una gran manifestación contra el imperialismo USA, la lucha entre los manifestantes y la policía a las afueras del majilis, arrojó un resultado de 20 muertos y cientos de heridos.
A diferencia de la burguesía nacional, los trabajadores demostraron que estaban dispuestos a luchar. Estallaron grandes huelgas en los campos petrolíferos, provocadas por los recortes salariales, las movilizaciones sindicales amentaron. En abril, 45.000 trabajadores fueron a la huelga. El gobierno declaró la ley marcial pero las huelgas se extendían como la pólvora. La empresa petrolera prometió restaurar los anteriores niveles salariales, y por el momento se desconvocaron las huelgas, pero sólo era una táctica dilatoria de la empresa. Una vez comenzaron las huelgas miles de trabajadores de otros centros industriales les apoyaron. La presión desde abajo obligó a Mossadeq a nacionalizar la Anglo-Irian Oil Company. Los militantes del Partido Tudeh jugaron un papel clave en el movimiento de los trabajadores desde 1951 a 1953, el número de huelga también aumentó y lo mismo ocurrió con la militancia sindical.
Las reivindicaciones sindicales incluían subidas salariales y derechos sindicales. Pero el movimiento se estrellaba con el estado. La solidaridad de clase se extendió a los trabajadores de diferentes capas y profesiones. El movimiento crecía rápidamente y cada vez tenía más fortaleza y un carácter político mayor. El gobierno cada vez estaba más presionado y tuvo que hacer más concesiones que en 1946. Gracias a esto la confianza de los trabajadores creció rápidamente. La cuestión del poder estaba en el orden del día.
El principal beneficiario de este movimiento fue el Partido Tudeh. Ahora tenían una posición fuerte entre la clase obrera. El ímpetu del movimiento era irresistible, e inevitablemente iba dirigido contra las instituciones monárquicas. Los políticos burgueses y pequeño burgueses estaban aterrorizados por la presión de la clase obrera.
El 2 de mayo de 1953, Mossadeq escribió una carta el Presidente Eisenhower, en ella expresaba su esperanza de que la nación iraní, con la ayuda del gobierno estadounidense, superaría los obstáculos existentes en el camino para la venta del petróleo iraní, y que si el gobierno estadounidense no era capaz de eliminar estos obstáculos, por lo menos concediera la ayuda económica que permitiera a Irán utilizar sus otros recursos económicos. En conclusión, buscaba la ayuda responsable y comprensiva de EEUU para la situación peligrosa de Irán y confiaba en que éstos accederían a sus súplicas, el final del mensaje era patético: “Por favor acepte señor Presidente, las garantía de mi más alta consideración”. Estas líneas revelan la naturaleza cobarde de la burguesía nacional iraní. Sin embargo, a pesar de su rivalidad con Gran Bretaña, los imperialistas estadounidenses no podían tolerar la nacionalización del petróleo en Irán, porque sería un precedente peligroso. En su respuesta a Mossadeq, los estadounidenses escribían que no darían ningún tipo de ayuda a Irán, hasta que no se resolviera el conflicto de la Anglo Iranian Oil Company. Además, Washington expresó sus serias preocupaciones por el grado de libertad que el gobierno iraní había concedido al Partido Tudeh.
El Secretario de Estado USA, John Foster Dulles, expresó sus preocupaciones públicamente por las actividades del Partido Comunita (Partido Tudeh) y acusaba al gobierno iraní de ser un mero espectador de estas actividades. Esta situación preocupaba seriamente a Whasginton e impedía que EEUU concediera ayuda a Irán. Incluso antes de esta declaración Dulles ya había amenazado (13 de julio de 1953) que no toleraría a Mossadeq mucho más tiempo. La CIA ordenó a Kernit Roosevelt — el nieto del ex presidente Roosevelt— , organizar un golpe contra Mossadeq. El general Zahedi y el coronel Nasire recibieron isntrucciones del Sha para que cooperaran con la CIA. Sin embargo, el intento de golpe del 16 de agosto de 1953 fracasó, y el coronel Nasire fue arrestado. La brutal actitud de los imperialistas provocaron una crisis en Irán y una profunda polarización a la derecha e izquierda. Comenzó una dura batalla por arriba en Teherán. Mossadeq pidió al Sha que se entregara y la guardia imperial fue disuelta. El Sha escribió en su autobiografía que Mossadeq había reducido el número de tanques que vigilaban el palacio Sabadab. Sólo quedaban cuatro tanques, claramente insuficientes para hacer frente a un ataque repentino del Partido Tudeh.
Irán se encontraba al borde de una situación prerrevolucionaria. Las masas se levantaron, en las tiendas de Teherán, cines y oficinas estatales aparecían las fotos del Sha rotas. Si Mossadeq hubiera hecho un llamamiento a las masas, se hubiera podido derrotar a la reacción, pero estos políticos burgueses temían mil veces más a las masas que a la reacción. En el momento de la verdad, Mossadeq fracasó y permitió que los conspiradores llegaran al poder. Noorudin Kianouri escribía: “Tenemos información de que unidades del ejército apoyan el golpe. Contactamos con Mossadeq por segunda vez, y respondió ‘todo el mundo me ha traicionado, ahora eres libre de llevar adelante tu responsabilidad de la forma en que desees’. Le pregunté otra vez por la emisión del mensaje, pero desgraciadamente en lugar de darme una respuesta, escuché la voz de alguien desconectando el teléfono”.
A pesar de todo, Mossadeq todavía miraba con desesperación al imperialismo USA en busca de una salvación. Por su parte, la burocracia de Moscú no estaba interesada en los acontecimientos revolucionarios en Irán. El resultado es que todo el movimiento fue un fracaso. El Sha pronto volvió a su pusto. Después comenzaron los arrestos y asesinatos. El Partido Tudeh de nuevo se dividió. Algunos de sus militantes decían que el Frente Nacional era una alianza progresista que representaba la lucha de la burguesía nacional contra el imperialismo británico. Otros sectores defendían que Mossadeq representaba a un sector de la burguesía ligada a los intereses occidentales. Iraj Eskandri, un dirigente del partido dijo: “Hemos cometido muchos errores, porque no hemos tenido suficientemente claro el papel y el carácter de la burguesía nacional”. También decía que durante la lucha por la nacionalización de la industria petrolera iraní, los dirigentes del Partido Tudeh no apoyaronn a Mossadeq, porque representaba los intereses de la burguesía nacional. El pensamiento del partido era el siguiente: Mossadeq está luchando por la nacionalización del petróleo iraní. Al mismo tiempo, los imperialistas estadounidenses apoyan este movimiento. Esto significa que lo están dirigiendo ellos. Así que el Partido sacó la conclusión incorrecta: los comunistas no deben apoyar la nacionalización. De esta forma el partido se separó de las masas, porque en esta cuestión apoyaban a la burguesía y no al partido.
E. A. Bayne dice que cuatro años después del golpe, la dirección del partido no podía adoptar todavía una política porque todavía no se habían resuelto los problemas serios, incluida la cuestión de la burguesía nacional. Por primera vez, esta cuestión surgió en el cuarto pleno del Comité Central, convocado en la clandestinidad (posiblemente en la República Democrática Alemana) el 17 de julio de 1957. El tercer pleno se había celebrado en 1948. Kianouri escribe: “Durante mi estancia en Irán intenté contactar con el Frente Nacional y otros grupos, incluidas algunas tribus del sur que decían apoyar a Mossadeq, pero nadie prestaba atención a la lucha contra el régimen del Sha. Incluso enviamos a los compañeros Roozbeh y Col Chalipa, como expertos militares para entrenar a las tribus que estaban dispuestas a emprender la lucha armada contra el Sha. Queríamos convocar una gran manifestación en Teherán, pero el Frente Nacional de Mossadeq (entonces dirigido por Moazami), se negó a cooperar con nosotros y de esta forma todo fracasó. Era un suicidio político. Después del golpe intentamos crear una base armada en el norte de Irán, pero los que estaban en la cárcel nos traiconaron. Denunciaron el plan a la policía. Después de este fracaso intentamos una vez más lanzar una lucha armada en 1961, pero fracasó debido a la falta de cooperación del Frente Nacional y los partidarios de Mossadeq”.
Noorudin Kianouri era el Secretario del partido durante la revolución de 1979. “El Quinto pleno en febrero de 1958, también analizó el golpe de estado de 1953. El partido declaró que el éxito de la reacción en el golpe de agosto de 1953, se debió a la ausencia de cooperación entre las fuerzas opositoras, el Partido Tudeh y la burguesía nacional. La desconfianza natural con la que la burguesía nacional miraba a la clase obrera, estaba agravada por el fracaso del partido a la hora de comprender la naturaleza de la burguesía nacional y su potencial antiimperialista. Esto llevó a que el partido adoptara tácticas equivocadas con relación al gobierno Mossadeq”.
La única conclusión que se puede sacar de todo esto, es que el Partido Tudeh esperaba una revolución democrático nacional antes de emprender la revolución socialista en Irán. Se basaron en una perspectiva falsa, y siempre subordinaron el movimiento de los trabajadores a los intereses de la burguesía nacional. Una y otra vez, corrían detrás de uno u otro sector de la burguesía para formar una “alianza para la revolución democrática”, siempre con consecuencias desastrosas. Los dirigentes del Partido Tudeh sacaron conclusiones equivocadas del movimiento revolucionario de 1953, que no sólo demostró el potencial de la clase obrera, sino que también expuso la naturaleza cobarde y limitada de la burguesía y su papel contrarrevolucionario.
Trostky explicó hace pucho tiempo, que la débil burguesía nacional era incapaz de sacar a la sociedad de su callejón sin salida. El desarrollo tardío de la llamada burguesía nacional la hacía estar atada de pies y manos a los intereses del imperialismo. La conducta de Mossadeq en 1953, demuestra este hecho. El potencial de la clase obrera de derrocar al régimen iraní se expresó gráficamente en el magnífico movimiento de masas y las acciones de solidaridad. Pero debido a la ausencia del factor subjetivo — el partido y dirección revolucionaria— , el movimiento cayó derrotado. El Partido Tudeh, con su política equivocada de las “dos etapas” tiró por la borda la oportunidad revolucionaria y pagó un precio elevado por su fracaso.
Durante todo el período de reinado del Sha, el Partido Tudeh “quedó anulado”. En 1963, no jugó ningún papel en el movimiento contra el Programa de la Revolución Blanca del Sha. Por eso el movimiento fue dirigido por Jomeini. El partido una vez más se comprometió con la monarquía, el Partido Tudeh no defendió una política independiente. Esto sólo se puede explicar por la política exterior de la burocracia rusa. Moscú no quería ningún conflicto con el imperialismo USA en Irán, debido a la enorme importancia de Irán como productor de petróleo. En realidad, la burocracia estalinista de la URSS hacía tiempo que había abandonado cualquier atisbo de política revolucionaria que hubiera amenazado los intereses vitales del imperialismo, sobre todo, de los principales poderes del imperialismo estadounidense. La política de la coexistencia pacífica era simplemente la expresión de la división del mundo en dos bloques antagónicos, en los cuales ambos bandos se dividían tácitamente las esferas de influencia.
Moscú no tenía ningún interés en empeorar las relaciones entre Rusia y EEUU algo que se produciría inevitablemente en caso de una revolución socialista en Irán. Al contrario, la burocracia rusa tenía interés para respaldar al Sha, con quién mantenían excelentes relaciones. La URSS estaba comprometida comercialmente con Irán, exportaba grandes cantidades de gas natural. Esta fue una de las razones principales para que el Partiod Tudeh se mantuviera pasivo con el Sha. Sólo cuando el Sha se vio sacudido por el movimiento de las masas, el Partido Tudeh dio un giro de ciento ochenta grados y pasó a defender la lucha armada en 1979. Pero la política del partido iba de mal en peor, y el 1 de enero de 1979 los dirigentes del partido apoyaron al ayatolá Jomeini.
¿Cómo pudo suceder esto? Después de la revolución de febrero en 1979, la dirección del Partido Tudeh decía que el carácter de la revolución iraní era antiimperialista, y por lo tanto debían aceptar que el régimen que llegara al poder después de febrero de 1979 tendría una naturaleza progresista. Por lo tanto, la primera tarea del pueblo iraní en esta situación no es “construir el socialismo”, sino “consolidar las conquistas antiimperialistas”, para que la sombra de la OTAN no eclipse de nuevo a Irán. “Respecto a esto”, explicaban, “es bastante obvio que las fuerzas antiimperialistas están activas bajo la dirección de Jomeini. Por eso las fuerzas de izquierda Tudeh de Irán y la organización iraní Fedaeen (mayoría) respaldan a Jomieni”.
La actitud del Partido Tudeh con la revolución iraní se explica por la completa ausencia de confianza en la clase obrera y el socialismo, y la completa subordinación del movimiento de los trabajadores a la burguesía y las llamadas fuerzas antiimperialistas — incluido Jomeini— . Esta iba en contra de todo lo que Lenin había defendido, Lenin siempre defendió una política de total independencia de clase y criticó profundamente y expuso el carácter contrarrevolucionario de los burgueses liberales en Rusia, incluso en el período de la revolución democrático burguesa. La postura del Partido Tudeh no era la de Lenin, sino la de los mencheviques rusos, que también defendían la subordinación del movimiento obrero a la burguesía liberal, alegando la necesidad de unir a todas las “fuerzas progresistas”.
El sexto pleno del Partido Tudeh, se celebró en febrero-marzo de 1980 en Irán, en él se declaró su apoyo a Jomeini, y defendieron los siguientes puntos:
“El deber principal del Partido en el terreno político es cooperar con las auténticas fuerzas revolucionarias, el Partido apoya claramente a aquellos que están detrás del Ayatolá Jomeini. El Partido también decidió tomar parte en las próximas elecciones a los majilis y en el referéndum.
El pleno también decidió convocar el largamente esperado Tercer Congreso del Partido e un futuro próximo” (El segundo congreso se había celebrado en 1948).
Al principio, cuando Irán fue declarada República Islámica el 1 de abril de 1979 con un referéndum, el Partido Tudeh lo apoyó, e hizo la siguiente declaración: “la política del Partido Tudeh es crear una unidad contra el imperialismo. Por lo tanto, el referéndum para nosotros significa el sepelio del régimen del Sha… porque queremos la unidad con el pueblo, apoyamos con entusiasmo el referéndum“26. (El subrayado es nuestro)
Después de la declaración de una República Islámica, las Cortes Islámicas, que ya funcionaban, castigaron a cientos de agentes Savak, y utilizaron el mismo pretexto para ejecutar a los militantes obreros. Los trabajadores se enfrentaban con la reacción más descarnada, a la represión y las ejecuciones. Y todavía el Partido Tudeh se burlaba de aquellos que calificaban de contrarrevolucionarias las “Cortes Islámicas” de Jomeini, e incluso les acusaron de ser agentes del Savak y la CIA.
Por su parte, las organizaciones Fedayeen y Mujahedin tenían una posición ultraizquierdista. Jugaron un papel negativo, como ocurrió con aquellas organizaciones respaldadas por las llamadas sectas trotskistas relacionadas con grupos de estudiantes en Irán. Por desgracia, los estudiantes revolucionarios de Irán no se orientaron a la clase obrera y no defendieron un programa de acción conjunto con la clase obrera. Todo lo contrario, asesorados por las sectas giraron hacia el terrorismo individual. Como siempre, las sectas consideraban a la clase obrera impotente, ignorante y completamente inútil para cambiar las relaciones de fuerzas existentes en Irán. Sus concepciones estaban reforzadas por el hecho de que la clase obrera estaba totalmente desorganizada.
Las perspectivas de los ultraizquierdistas estaban equivocadas de principio a fin. Comenzaron con una valoración pesimista de la situación previa a 1979. En realidad, descartaban a la clase obrera y negaban la posibilidad de una revolución en Irán. El argumento de las sectas y de todos aquellos que después giraron hacia el terrorismo individual, era que el Sha estaba industrializando el país y por lo tanto en sus manos tenía todas las cartas. El Sha había elevado el nivel de vida de la clase obrera, y según ellos había hecho grandes concesiones a los trabajadores y al campesinado. Esto — concluían— , proporcionará estabilidad al régimen. También decían que el Sha se podría mantener durante décadas debido a la “revolución blanca” y al desarrollo industrial. A propósito, esto también lo creían los imperialistas. Por ejemplo, la CIA publicó un informe a finales de septiembre de 1978, y en él se decía que el Sha tenía un régimen estable y que podría mantenerse en el poder durante los próximos diez o quince años.
La táctica del terrorismo individual, como siempre, fue desastrosa. Después de seis años de lucha armada contra las fuerzas gubernamentales, 600 guerrilleros fueron asesinados y otros 2.000 detenidos, frente a las 200 muertes entre el aparato del estado. El resultado de las actividades guerrilleras fue el fortalecimiento del estado con todo tipo de leyes y políticas represivas. La actitud desdeñosa de los terroristas hacia la clase obrera la expresaba con claridad Amir Parviz Pouyan, quien en su libro Zaroorat-e-Mobarzeh Mosalhanen (La necesidad de la lucha armada), escribía lo siguiente: “A través de nuestra experiencia podemos decir que la clase obrera está formada simplemente por lúmpenes. No tienen una conciencia de clase consciente y a menudo se dan el gusto de leer literatura revolucionaria”. Estas son las conclusiones pesimistas y reaccionarias de esta gente. No estaban preparados para hacer una autocrítica honrada y eso les llevó al fracaso, culpaban de todo a la clase obrera — la única clase auténticamente revolucionaria de la sociedad— , y la única clase — como explicó Marx hace tiempo— , que puede llevar adelante la transformación socialista de la sociedad