“El rock es una religión”
Luis López, el Monseñor del rock, y Chente Sibrián, un rockero especial.
Restaurante “Ruko Rock” en Los Planes de Renderos. Sábado por la noche. Va vestido con un saco negro adornado con lentejuelas, pelo largo y canoso. Pantalón de cuero oscuro y un cigarrillo. El hippie está listo para esta noche.
Su nombre: Luis López. Su banda de antaño, “Los Supersónicos”, permanece grabada en el recuerdo de los cariñosamente llamados “dinosaurios del rock” o “adultos contemporáneos”, que se dan cita en el restaurante de esta excéntrica santidad del rock salvadoreño.
Aquellos tiempos…
Luis López recuerda cómo a principio de la década de los 60 el rock aterriza en El Salvador desde los Estados Unidos y México. Es en este tiempo que el rock nacional empieza su etapa embrionaria. “Así fue como nosotros tomamos la iniciativa también de incursionar en el rock n´roll, más que todo por imitación”, comenta López.
El rockero cuenta que al principio pensaba que el rock iba a ser algo transitorio en su vida. “Podía ser un juego o un hobbie, pero se fue quedando aquello. Nos fuimos comprometiendo con el rock n´ roll y… hasta aquí”, confiesa entre sonrisas y humo.
En aquel tiempo, el rock era un ritmo jovial que hablaba de experiencias comunes. Un sentimiento que se convertiría en la bandera de un movimiento juvenil sin precedentes, que alcanzaría niveles globales. La “beatlemanía” alcanzaría El Salvador. En Inglaterra, el rock pierde su “roll”, con el surgimiento de grupos como The Rolling Stones.
El movimiento hippie (1966. High Ashbury, San Francisco) adoptó al rock como género musical propio. Lo psicodélico (viaje de la mente), el desarrollo de nuevas drogas (LSD) y otros factores sociales y culturales transportarían al rock a nuevas rutas experimentales y de nuevas dimensiones. La filosofía “paz, amor y libertad” impactó en aquel joven Luis López.
“El rock ha cambiado mi forma de ver el mundo”, afirma. Hablando de sus influencias manifiesta que admira a The Beatles. Para López, este conjunto llegó a revolucionar la música rock con mensajes “muy importantes para el cambio social que se dio en el mundo después de los sesentas para acá”.
Luis vivió una época especial. Los años 70´s son sinónimo de “lo salvaje, de libertad”. En el país sin embargo, el movimiento choca con otra realidad en gestación: la violencia que desembocaría en una guerra civil.
Cronología rockera
El Monseñor del Rock recuerda que uno de los primeros grupos conocidos en EL Salvador a comienzos de los años 60 eran Los Supertwister. Este grupo era conformado por jóvenes que estudiaban en el Externado de San José. López recuerda que había otros grupos populares como Los Satélites del Twist y los Holly Boys.
Luis López asegura que se realizaban los “Mano a Mano”, que organizaban las radios YSU, YSS y Femenina. Además señala que el rock nacional estará siempre en deuda con el disk jockey Tito Carías quien fue el primer gran impulsador del rock en el país.
Fue en 1965 cuando Luis López da sus primeros pasos como rockero. En ese año empieza a cantar con el grupo The fire fingers. El grupo tiene poca vida (hasta 1966). López comenta: “Fue de corta duración porque no teníamos el equipo suficiente para sonar profesionalmente”.
En 1966 Luis López llega a Los Supersónicos, banda que lo haría famoso. Sin proponérselo, el hippie conformaría la segunda generación de rockeros salvadoreños. Otro grupo popular en aquella época eran Los Beats. Desde ese año la producción de los grupos de rock se intensifica y los grupos empiezan a profesionalizarse.
En la escena rockera aparecen grupos como: Los Kiriaps, Los Vikings, Los Mustang y Los intocables. En Santa Ana se escuchan grupos como Los Cristians; y en San Miguel, Los Thunders.
Luis López dice que en esos tiempos había muchos grupos. “Había uno casi en cada colonia… fue un movimiento grande”. Para ese entonces ya se organizaban grandes eventos de rock, algo parecido a los actuales “Guana rock”, en los cuales participan diversas bandas.
Tito Carías organizaba los festivales. En esta época se dan los primeros “Festivales Centroamericanos de Rock”. Para que una banda pudiera competir se realizaban eliminatorias localmente para ver quién iría a medirse con otros grupos de rock de Centroamérica. El Salvador ganó el primer Festival Centroamericano en 1964 con la banda Los Supertwisters.
El Segundo Festival Centroamericano lo ganaron Los Supersónicos. Luis López cosechaba sus primeros triunfos.
En cuestiones de contenido, en aquella primera etapa del rock salvadoreño predominaban los “covers”, adaptaciones al español de la música producida por otros grupos famosos en el extranjero. Luis López fue uno de los pocos músicos privilegiados que pudo plasmar su talento en vinilo. Los Supersónicos llegaron a grabar un disco de larga duración con la compañía disquera RCA en México, el grupo se separó en el año 1970.
El rock, a pesar de todo
El caso de José Vicente Sibrián, más conocido como “Chente Sibrián”, es uno de los casos más excepcionales y que más respeto merece en la historia del rock salvadoreño.
Esta leyenda del rock, sufrió en su niñez la grave enfermedad de la poliomelitis. Este mal lo condenó a estar atado de por vida a una silla de ruedas. Sus limitaciones físicas son serias, pero eso no lo detuvo para que hiciera su carrera de rockero desde 1967 hasta 1996, año en que dejó los escenarios.
Actualmente, a sus 53 años, es profesor de música. Sin embargo el rock en El Salvador, no siempre es una carrera que de lo suficiente para vivir dignamente.
Sibrián recuerda que empezó su contacto con el rock en los años 50 escuchando músicos como Elvis Presley, Little Richard y Bill Halley and the Comets. En realidad, su primera experiencia con la música la tuvo con su padre que también fue músico, como lo habían sido sus abuelos. Con su padre escuchaba música clásica, rancheras y música cubana. Él le explicaba también cómo se ejecutaban esas canciones.
Con mucho esfuerzo logró dominar instrumentos como la armónica, la guitarra y el bajo. Estos instrumentos de cuerda los tuvo que conquistar de acuerdo a sus posibilidades. “Mi sueño siempre fue tocar la guitarra líder. Tuve que tocarla acostada, es un estilo que se parece a la llamada guitarra hawaina. Hubo muchas técnicas que no podía realizar… Fue algo muy difícil tirarme de lleno al rock en silla de ruedas. Hoy pienso que fue algo ilógico”, subraya Chente Sibrián con la mirada triste en la oscuridad de su pequeño apartamento.
Los grupos que le metieron el amor al rock en su cabeza fueron The Birds, los Rolling Stones, Bob Dylan, Roy Robbinson, Led Zepellin, Deep Purple, Jimmy Hendrix y grupos españoles como Los Ventura.
Sibrián empezó a tocar en el año 1967 con la banda Thorns (Espinas). Luego empieza con Bronco, con este grupo lograría grabar algún material discográfico. En este tiempo surgen otras bandas como La Nueva Generación, Los Pocomanes, Mente Cuerpo y Alma, Los Lobos, etc.
Lo que sonaba antes…
Sibrián cuenta que en los 60´s existían en El Salvador grupos como Sagitario, Macho, Compañía 10, Mostacho, Los Beats, Los Mustang, Los Supersónicos y Los Intocables. De ellos, los más populares eran Macho, Los Beats, Los Mustang y Los Supersónicos.
Muchos de estos grupos no lograron grabar su material, por lo que no se conserva un registro musical de ellos. Sibrián recuerda que estos grupos eran populares “a puras tocadas”, es decir, a puros conciertos.
Chente Sibrián confirma que la tendencia de aquella época era tocar covers de otros grupos. Algunos grupos como Los Kiriaps empezaron a tocar canciones originales.
Dos músicos, una pasión.
Tanto Luis López, como Chente Sibrián son ejemplo y testimonio de que el rock no es siempre una inquietud que desaparece con la misma fugacidad que la juventud.
“El rock se ha caracterizado por sus letras, por sus mensajes. He aprendido a conocer a los personas, he aprendido cómo poder llegarle al público a través de un sentimiento que se llama rock n´roll, pues el rock es y será la palabra de la juventud”, afirma López.
En estas dos generaciones de músicos, el rock experimentó cambios de fondo. López reconoce que el rock en sus comienzos hablaba de cosas livianas y cotidianas. “Cosas como: se fue mi chica con el otro”, explica.
Luis López habla de cómo se vivió la etapa del rock psicodélico. “Los mensajes cambiaron del amor a lo que se llamó la protesta y la denuncia. La juventud a través del rock n´roll empieza a expresar sus sentimientos. Señalaban cuáles eran sus formas de ver el mundo, cuáles eran las instituciones que les hacían daño. Se le llamaba “el antiestablishment”, (en contra de lo establecido).
Ambos músicos coinciden en que la música es la mejor forma de comunicación. “Con música se ha dicho lo que se ha querido sutilmente”.
Por otro lado, Chente Sibrián añade que una de las barreras más duras que tienen el rock nacional es la poca fe que tienen los jóvenes del país en la música original. “La mayoría de las personas prefieren escuchar rock importado… la gente siempre buscan que los grupos nacionales suenen como los extranjeros”.
A pesar de todo, Sibrián sentencia: “Siempre he creído que el rock es una cultura… es un estilo de vida, te metes de lleno. A medida que el rock va evolucionando, el cambio de impacta… es una religión. Te lo digo: Soy católico y a la par, soy rockero”.