Fuerza de la Revoluciòn cumple 10 años

En el Xmo. ANIVERSARIO de la
FUERZA DE LA REVOLUCION
(Palabras pronunciadas por Juan Gómez de la Dirección Nacional)

Compañera, Dra. Bertha Verdura
Ministro Consejero de la Embajada de Cuba,
Delegaciones de partidos hermanos,
Respetables personalidades,
Miembros, afiliados y amigos de la Fuerza de la Revolución.

Apreciados y queridísimos compañeros y compañeras;

¡Qué grato placer sentimos cuando les vemos corresponder, como lo han hecho, al acto mediante el que la Fuerza de la Revolución conmemora 10 años de su fundación e integración, y decenas de años de ininterrumpidas luchas de los partidos y grupos que la integraron, a saber: el Partido Comunista Dominicano (PCD), el Movimiento de liberación “12 de enero”, la Fuerza de la Resistencia y Liberación Popular y la Fuerza de Liberación Popular: 21 de julio.

¡Claro, también nos duele el que muchos de nuestros integrantes iniciales estén ausentes a razón de la desaparición física; y que otros, por inevitables diferencias, falta de humildad, inflexibilidad o intolerancia, no estén aquí para concelebrarlo, tal y como hicimos en los pasados 9 años de combativa existencia! Pero si algo permite esta hermosa ocasión al reunirnos, es confirmar, que lo que se inició como un Partido para la UNIDAD Y LA LUCHA POR LA REVOLUCION, permanece en lo fundamental “fuertemente unido y tomado férreamente de las manos”, y que, mientras haya, como abundantemente hay, tanta miseria, desigualdades y abusos contra la población, habrá FUERZA DE LA REVOLUCION .. POR BUEN RATO.

Hoy, como se ha dicho reiteradamente, conmemoramos además, 62 años de la constitución del primer partido y agrupamiento marxista-leninista-stalinista de la República Dominicana, en el que se destacaron verdaderos cíclopes del valor y la honestidad, como fueron: Justino del Orbe, Freddy Valdez, Mauricio Báez

También, en este 27 de febrero, los dominicanos asistimos a una celebración con otros motivos: los 162 años del 27 de febrero de 1844, día de la Independencia o Separación de la República Dominicana del gobierno haitiano de Boyer y luego de Herard.

Como se ve, tenemos suficientes motivos para estar juntos y juntas aquí. El pasado domingo, el Movimiento Popular Dominicano celebró por lo grande 50 años de heroica historia, en un acto con impactante asistencia y contenido altamente unitario y abierto para la exploración de la unidad de las fuerzas progresistas a profundidad. Por la cercanía de fechas, ojalá podamos en el 2007, celebrar juntos el 51 aniversario del MPD y el 11no de la Fuerza, para que racionalizando recursos y bajo la unidad de propósitos, el rojo y negro común en nuestras banderas, se enseñoree esplendorosamente ante semejante ocasión esta sugerencia es muy personal.

En los 10 años transcurridos, la FUERZA de la REVOLUCION ha intentando afanosamente participar en todas las luchas importantes del país, y lo hemos logrado de alguna manera; por igual, hemos expresado una acción u opinión ante cada situación nacional e internacional de interés para nuestros pueblos y los pueblos del planeta. A los llamados de unidad, solidaridad o colaboración de las organizaciones hermanas de la izquierda hemos acudido con presteza, y si no son más sólidos y contundentes hoy los niveles de relación o alianza, se debe en mucho, a situaciones objetivas, a desacumulados históricos que se arrastran en nosotros y las organizaciones, torpedeando tan nobles propósitos y no debido a la negativa de quienes entendimos, hace buen tiempo, que sin unidad no habrá victoria.

En el curso de los 10 años hemos verificado que la UNIDAD Y LOS PROCESOS DE INTEGRACION O FUSION son objetivamente factibles y pertinentes. Fijémonos, que ha sido al concluir la primera década cuando hemos sufrido un desgarro organizativo: significativo, pero no determinante; y el mismo no tiene que ver con cuestiones relativas a los partidos y sectores que integramos en el inicio esta organización, ya que la inmensa mayoría de la militancia de los grupos, decidió dar continuidad al objetivo de constituir un referente de izquierda, que unitariamente contribuya a la sintonización del movimiento consciente con las condiciones objetivas, a fin de apresurar el paso y avanzar a la conquista de las transformaciones revolucionarias de la sociedad.

Está concluyendo febrero, el llamado mes de la Patria, en un país que en vez de un mes, por su prolífica historia de luchas, podría declarar todos los años como años de la Patria: en enero, por la fundación del Movimiento Revolucionario 14 de junio, por la resistencia el día 12 de 1972 de Amaury y los Palmeros; este febrero repleto con sus conocidas fechas y epopeyas, Duarte, la Independencia, muerte de Caamaño; un marzo por las batallas del 19 y 30 de 1844, con Orlando Martínez, con el día 8 de lucha por los derechos de las mujeres; un abril con la revolución de 1965, con el abril de 1984; un mayo de la clase obrera, de la caída de Fernández Domínguez, Juan Miguel Román, Ilio Capocci, entre otros; un junio con Luperón de 1949 y la gesta de Constanza, Maimón y Estero Hondo de 1959, con la resistencia del 15 y 16 ante las tropas yankis en Ciudad Nueva en 1965; en julio 12, la salida de las tropas yankis en 1924, la muerte de Roberto Duvergé; un agosto restaurador: 1963-
1965, un septiembre con el martirologio de Otto, de Amín, del Chú; un octubre teñido de sangre joven en la calle Espaillat; el noviembre de las heroínas hermanas Mirabal y un diciembre que nos lleva a Manolo y sus compañeros de guerrilla, pero también a la batalla trascendente del Crnel. Caamaño en el hotel Matún de Santiago.

Con un pueblo con una hoja de servicios y lucha como el levemente descrito no es justificable que exhibamos tan débiles resultados como el que constituye nuestro actual acumulado. Y las razones no son, como intentan explicar algunos, de que nos aferramos al pensamiento marxista o guevarista, o de que ha predominado un tipo de seguidismo ideológico, porque como decía Mariátegui: “No es foránea ninguna doctrina que fructifique”, y está más que demostrado, que “el comunismo científico es la única doctrina social en la historia que indica una salida de este callejón sin salida político, económico y moral.”.

Ningún nacionalismo chauvinista ni sectario, ningún reduccionismo particularista, pueden arrojar luz a la lucha contra el complejo entramado del imperialismo y el capitalismo de hoy, a la globalización como modalidad de la dominación. Por ello, Fuerza de la Revolución se reitera como una organización del SOCIALISMO y del MARXISMO REVOLUCIONARIO, abierta a las experiencias progresivas de la historia y del pensamiento humano.

Estos años nos permiten constatar, que no nos basta un discurso teórico, que es necesario unir el pensamiento con la fuerza vital de las masas populares y en esa dirección, nos hemos propuesto dar un viraje hacia las masas, enfocando el grueso del trabajo hacia las mujeres con el planteo de la emancipación de género con impronta popular-revolucionaria; hacia la juventud (estudiantil o comunitaria) esperanza de la Patria y lógicamente, hacia los creadores de la riqueza, las y los trabajadores, aunque en un primer momento desde los barrios y las comunidades.

Los verdaderos procesos emancipatorios, los que golpean y hacen añiscos la estructura de la dominación explotadora tienen un tinte de clase que no puede ser diluído entre una multitud de sujetos participantes del proceso. Lo que no puede es imponerse mecánicamente una hegemonía y mucho menos una dominación despótica sobre el concierto de fuerzas que intervienen en la lucha por las transformaciones.

El nervio central del proceso de cambio continúa siendo el ataque a la base material sobre la que se sustenta la dominación del capitalismo, la que al final de cuentas es la propiedad de los medios de producción, su control del proceso de creación de riquezas y transformación de la naturaleza a fin de extraer ganancias.

Ahora bien, la profundidad y velocidad de los cambios al interior de las sociedades si tiene alta correspondencia con la acumulación de fuerza y el despliegue de las mismas, no dependen del ultraizquierdista deseo de radicalizar en teoría lo que no tiene fuerzas materiales para hacerse; y esto lo decimos frente a una crítica academicista en boga, que nunca entenderá que el movimiento real es diferente al mundo imaginario de una ‘intelectualidad arrogante’, que cree, que el mundo debe ser como ellos miopemente lo creen y no como realmente es.

Tampoco, la flexibilidad es una licencia para renegar de principios cardinales de los revolucionarios socialistas: como la radicalidad conceptual, la democracia popular, la autonomía clasista, la tolerancia de la diversidad popular.

En cuanto a los métodos y vías de lucha, sigue siendo para nosotros válido el derecho a intervenir en todos los escenarios que ameriten las circunstancias y que posibiliten nuestras capacidades, por lo que renegar de la lucha legal, parlamentaria, es un cretinismo ultraizquierdista; del mismo modo que es puro fariseísmo rehuir de la necesidad y el deber de aplicar la violencia revolucionaria para la autodefensa de las masas.

Lo que decimos, causa angustias y confusiones en muchos, porque dicen no entender nuestra posición, porque consideran que si participamos en los procesos electorales no podemos actuar bajo otras modalidades de lucha o acumulación; y viceversa, que si no participamos, entonces estamos en el deber de asumir la insurgencia. ¡Falso dilema!. Lo fundamental es acumular, y acumular tiene que ver con cantidad, con mucho, con más. Pero, es oportuno recordar, que tal acumulación tiene que tener el sentido de lo dicho por Juan Pablo Duarte: “Nada hacemos con estar excitando al pueblo y conformamos con esa disposición, sin hacerla servir para un fín positivo, práctico y trascendental.”

Estamos hablando entonces, de una acumulación de fuerzas que deben servir a un proyecto diferente de sociedad, de economía y de país. Lo que en el contexto actual, implica hablar de un modo de humanidad y sociedad diferentes a la que se sobreimpone a la población mundial con la globalización neoliberal.

Ante la crueldad del mundo actual, en que el imperio norteamericano conjuntamente con unos pocos países capitalistas arremete a sangre y fuego contra las naciones oprimidas y en proceso de superación, se hace una tarea de primer orden la coordinación de la lucha mundial desde la óptica e intereses de los pueblos. Y en el caso nacional debemos iniciarla o mejor aún, continuarla, con la SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO HAITIANO, CON PUERTO RICO Y CON LA REPUBLICA SOCIALISTA DE CUBA. Las consignas, objetivos y razones resaltan claramente: desocupación militar de Haití y apoyo a las fuerzas democráticas y populares haitianas. Independencia para Puerto Rico y cese de la agresión, el bloqueo y la provocación del imperialismo norteamericano contra Cuba.

Para la República Dominicana abogamos por una REVOLUCION DEMOCRATICA, PATRIOTICA Y POPULAR, el perfil, el sentido socialista de ese proceso le corresponde dárselo a las fuerzas de izquierda, y el mismo no dependerá de nuestros deseos, sino de la capacidad de fuerzas, de la audacia, la inteligencia y la firmeza de la dirección revolucionaria sabiamente conectada con el pueblo dominicano.

De aquí en adelante nos trazaremos metas tendentes a afiliar miles de ciudadanos y ciudadanas a la Fuerza de la Revolución, así como a crear las condiciones para la promoción de centenares de miembros, tras cumplir un proceso intenso de formación y educación.

Por igual, procederemos a organizar e integrarnos a las acciones del pueblo dominicano contra la insistencia del imperialismo por construir una cabeza de playa militar en nuestro territorio con el objetivo de agredir, obstruir y torpedear los procesos populares en marcha y para enfrentar al pueblo de nuestro país, cuando hastiado de tantos abusos y decepciones irrumpa impetuoso en el escenario nacional.

Con espíritu unitario, con arrojo y adecuada prudencia, echaremos adelante a nuestra organización, no tenemos duda de esto, su presencia así nos lo asegura.

Gracias,compañeros y compañeras.

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