Jesús frente a Cesar

En este texto clásico Jesús se enfrente con una clara situación política. Sus adversarios le presentan una moneda del imperio y le exigen que se defina. La respuesta de Jesús era muy esperada porque rebelaría su orientación ideológica de apoyo u oposición al imperio romano.

Este es un texto que ha sido ampliamente utilizado por los poderosos para legitimar una religión alienante que promueve la opresión y una iglesia que se coloca siempre al lado de los ricos, hasta que descubre que el mensaje de Jesús era diferente. Y no es fácil esta lectura liberadora porque por siglos se ha tergiversado la esencia del pensamiento revolucionario de Jesús de Nazaret.

Pero puede existir otra lectura. Debemos de leer la Biblia con los ojos del corazón. Y en esta orientación interpretar este texto como un claro rechazo a la dominación romana, como denuncia contra el imperio y afirmación de la esperanza frente al Cesar de la guerra.

En esa época se consideraba que los emperadores romanos eran dioses todopoderosos a los que debía de rendirsele culto. Y había judíos que renunciaban a su religión y abrazaban las religiones del imperio. Cambiaban al Yahvé, Dios de la liberación por el culto al Cesar romano que los dominaba.

La vida de Jesús, el desarrollo de su pensamiento y su práctica liberadora transcurrieron bajo el signo del imperio romano conducido por el Cesar. El enfrentamiento fundamental fue entre Jesús y Cesar. Dos proyectos históricos universales y dos visiones de mundo, de los oprimidos y de los opresores, todavía en pugna.

Frente a Cesar considerado como dios Jesús hace una declaración irreverente y subversiva. Expresa que Cesar únicamente tiene dominio sobre sus territorios pero que existe otra dimensión de la realidad, la de Dios de la cual esta privado. Eso significa dar al Cesar lo que es del Cesar y a Dios lo que es de Dios. ¡Semejante atrevimiento!

La historia de toda la humanidad -como justamente lo señala el Antiguo Testamento y el Manifiesto Comunista de Marx y Engels-es la historia de la lucha entre opresores y oprimidos, entre poderosos y humildes, entre imperios y resistencia popular, entre Jesús el rebelde y Cesar el soberbio.
Jesús heredero d e una larga tradición de lucha antiimperialista

Jesús fue heredero de una larga tradición de lucha antiimperialista. El Antiguo Testamento es la crónica, el diario de vida de estos esfuerzos populares de resistencia contra los imperios egipcio, asirio, babilónico, persa y helénico. Los héroes y heroínas populares surgen al calor de estas jornadas. Así encontramos a Josué, Moisés, los profetas Isaías, Jeremías, Amós, Ester, Judit, los hermanos Macabeos.

Cada momento de la vida del pueblo judío esta marcado por la resistencia a los imperios. El salmo 69 por ejemplo nos traslada a Babilonia y como los hebreos que habían sido llevados cautivos soñaban a la orilla de los ríos con regresar a la patria amada. Es el sueño de todos los exilados en todas las épocas. Es el sueño de nuestros hermanos en Washington, en Chicago, en Nueva York, en Los Ángeles. Fue el sueño de los argelinos en Paris.

Sobre el cautiverio en Babilonia es muy interesante que la liberación se logró a partir de la decisión de Ciro de permitirles que regresaran a su tierra, como resultado de las contradicciones entre los imperios. Ellos regresan a la patria y reconstruyen sus muros de independencia.

La resistencia de los hermanos Macabeos contra la dominación de los macedonios es otro capítulo impactante. El pueblo rechaza las imágenes de los invasores y se levanta en insurrección. Y luego fue la resistencia contra los romanos, que fue la que marcó a Jesús de Nazaret.

Cada pueblo adquiere su propia experiencia de resistencia en la vida de la lucha. Y cada persona recibe esas raíces al nacer, sea que lo descubramos o que muramos sin saberlo. Nuestros abuelos y abuelas llamaban a esta experiencia el conocimiento de nuestro nahual. Es una experiencia de lucha, de resistencia.

Una vez con Ricardo (el pastor Cornejo) desayunamos con Schafik Hándal, nos invitó a su casa y nos contó como sus abuelos enfrentaron la opresión en Palestina, en Belen, del imperio otomano, del imperio turco. Nos decía que los soldados llegaban cuando las familias estaban comiendo y las apartaban de las mesas y se sentaban a engullirse los alimentos. Eran rapaces, depredadores nos decía.

La invasión de los aztecas

En nuestra historia enfrentamos también imperios e invasiones, igual que los hebreos. Les voy a compartir una experiencia poco conocida. Antes de la invasión española hubo la invasión azteca. Tribus guerreras procedentes de lo que hoy es México invadieron en oleadas y desplazaron violentamente a los pobladores mayas en el occidente y lencas en el oriente que vivían en nuestro territorio. Nos globalizaron.

Impusieron su idioma, el nahuat, su religión panteista y su forma de gobierno autoritario. Los sufijos tepet (cerro) y apan (río) en la mayoría de nuestras poblaciones dan testimonio de esa huella colonial. Esto sucedió unos trescientos años antes de la llegada de los españoles. Hubo pueblos que resistieron y mantuvieron su independencia como Jayaque y Talnique, dos pueblos lencas en territorio pipil. Necesitamos investigar, saber más de estas luchas porque dejaron huella. La huella de la opresión y la huella de la resistencia.

Luego los españoles impusieron su dominio por trescientos años. Y perdimos el nahuat y adquirimos el español. Perdimos la visión panteísta y adquirimos el cristianismo. Una nueva globalización. Se modificó radicalmente nuestra identidad, nuestra visión de mundo.

Y hoy nos encontramos ante una nueva situación en la que el inglés surge como lingua franca de la globalización neoliberal. Y así como los hebreos vivían cautivos en Babilonia, y los cristianos vivían como esclavos en Roma así nuestra gente vive como indocumentados en Washington. La historia va mezclando las vidas de los pueblos.

Y así como Jesús enfrentó al imperio romano y rechazo arrodillarse frente a la efigie del Cesar, nos corresponde como iglesia mantener la herencia de dignidad de las comunidades primitivas y rechazar el consumismo y el militarismo promovido desde Washington. Identificarnos con los que luchan y sueñan. Hay un hilo de resistencia que recorre la historia que debemos de buscar y enlazar. En esa búsqueda nos jugamos la vida, como lo hizo Jesús. ¡Adelante!

*Predicación realizada por Rev. Roberto Pineda, pastor de la Iglesia Luterana Popular de El Salvador el 16 de octubre de 2005.

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