Juan el Bautista: una voz que grita en el imperio

Juan el Bautista: una voz que grita en el imperio
Reflexión sobre Juan 1: 6-9, 18-26

Nos vamos acercando a Navidad. Navidad es la fiesta de la alegrìa de la esperanza. Navidad es la certeza que la luz de la justicia en los corazones de los humildes prevalecerà sobre las tinieblas de la soberbia de los poderosos.

Adviento es Juan el Bautista. Su figura emblemàtica envuelve este tiempo de espectativas. Juan el Bautista vino para dar testimonio de la luz de la resistencia. El no era la luz pero anunciaba la luz. Su ejemplo de firmeza en la lucha sigue vigente entre nosotros y nosotras.

Los poderosos reaccionaron airados frente a este profeta y su claro mensaje de justicia y le enviaron a sacerdotes y levitas para cuestionar su predica de dignidad y verdad. Estos le dijeron encolerizados:
¿quien eres tu? ¿quien te envìa? ¿a quien representas? Negaban la legitimidad del mensajero y de su mensaje. La orden recibida era cuestionarlo y silenciarlo.

Juan les responde indignado por esta provocaciòn: Yo soy una voz que grita en el imperio: orrganizemonos y luchemos que es nuestra la victoria. Juan no permite ser humillado y no se deja amedrentar por los sirvientes de los poderosos. Responde con la verdad. Denuncia el pecado. Anuncia la esperanza del Reino. Y todavìa siguieron acusandolo de bautizar sin ser el Mesìas. Y al final lo mataron.

De la misma manera que a Juan el Bautista a Monseñor Romero los poderosos le cuestionaron por su denuncia radical de la injusticia. El gobierno, los militares, la Embajada USA, los medios de comunicaciòn y hasta sus propios colegas obispos lo acusaron de subversivo y le preguntaban: ¿quien eres? ¿què pretendes? ¿quièn te ha nombrado? . Y èl como Juan el Bautista les respondiò: yo soy la voz de los sin voz. Y continuò denunciando la represiòn. Y los oligarcas lo acusaban de promover la violencia. Y al final lo mataron.

De la misma manera que Juan el Bautista, hace como un mes, un grupo de estudiantes y trabajadores que se tomaron el campus de la Universidad de El Salvador fueron acusados por el gobierno, por las autoridades unviersitarias, por los medios de comunicaciòn y hasta por un diputado de izquierda de usar mètodos desfasados e irracionales. Los estudiantes respondieron: estamos en contra de la privatizaciòn de nuestra universidad y rechazamos la comercializaciòn de la educaciòn. Y las autoridades les negaban legitimidad, les decìan: ¿quienes son ustedes? Alegaban que no eran ni siquiera estudiantes. Al final la actitud decidida de los estudiantes derrotò la estrategia privatizadora de la UES.

De la misma manera que Juan el Bautista, hace unas dos semanas, 560 trabajadoras de la maquila Evergreen que esta en San Bartolo, al enterarse que los dueños estaban sacando la maqunaria de la empresa, y descubrir que estaban despedidas, deciden apostarse fuera de la fàbrica y no permitir que continùen llevandose la maquinaria.Las han despedido para no pagarle prestaciones en esta època de Navidad. Y los medios de comunicaciòn y los patrones les reclaman por su actitud. Les preguntan:
¿con que derecho hacen esto? ¿quienes son ustedes? ¿son del FMLN? ¿son de algun sindicato?Y ellas responden: Somos mujeres que defendemos el derecho a nuestro empleo y madres que luchamos por la comida de nuestros hijos e hijas.

De la misma forma que a Juan el Bautista han un sacerdote jesuita, que por cierto se encuentra grave en Guatemala, de nombre Jon Cortina, que se puso a buscar a los niños y niñas que fueron robados a sus padres por el ejèrcito durante la guerra. Y los poderosos de este paìs gritaron al unìsono: Jon Cortina esta abriendo de nuevo las heridas de la guerra. Y èl les respondiô: las heridas de la guerra siguen aùn abiertas mientras haya madres y padres que sufren por sus hijos e hijas. Sin verdad no puede haber paz ni reconciliaciòn. Y los siguieron insultando. Lo acusan de desestabilizar el paìs. Pero èl se mantiene firme.

A nosotros como Iglesia Luterana Popular nos reclaman que quien nos autorizò para convertirnos en iglesia. Nos preguntan: ¿quienes son ustedes? ¿por què usan ropa clerical? ¿por què acompañan a sindicatos en marchas y huelgas? Y nosotros respondemos: actuamos con la autoridad que nos da dedicar nuestras vidas a la proclamaciòn del Evangelio y al acompañamiento al movimiento popular en sus luchas por la paz y la justicia.

Debemos como Iglesia dar siempre testimonio de la luz de la justicia y estar vigilante contra aquellos que incluso y especialmente desde los pùlpitos divulgan las tinieblas de la opresiòn. Hay iglesias que se convierten en el crack de los pueblos. Toda su labor, es triste reconocerlo, se reduce a legitimar la opresiòn, a justificar la explotaciòn y con esto niegan en esencia al Crucificado que resucitò.

Debemos ser una voz que como la de Juan el Bautista o la de Vìctor Jara grite en el desierto del imperio, que denuncie esta arquitectura financiera del demonio, que alce la voz de protesta contra las agresiones militares del imperio en Afganistan e Irak, contra las amenazas a Iran y Corea del Norte. En solidaridad con Cuba y Venezuela.

Que nuestro Señor Jesùs que pronto nacera en Belèn nos de la fortaleza, la sabidurìa, la voluntad inqubrantable de luchar hasta vencer, de lograr con la acciòn de la oraciòn y el ayuno contruir esa tierra nueva y ese cielo nuevo en este mundo. Amèn.

  • Predicaciòn realizada por Rev. Roberto Pineda en Iglesia Luterana Popular de El Salvador el 11 de diciembre de 2005

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