El regreso de Manuel Zelaya el 28 de mayo a Honduras es el más importante avance realizado por los sectores populares centroamericanos desde junio de 2009, cuando la derecha hondureña nos sorprendió con un golpe de estado. La voluntad heroica del pueblo hondureño así como la firme determinación antigolpista de la mayoría de gobiernos de Nuestro Sur han permitido que se recupere la iniciativa por parte de la izquierda.
Mantener esa iniciativa va depender de la capacidad del FNRP de conservar sus niveles de unidad, alianzas, movilización y proyectarse como una poderosa fuerza política nacional. Es en Honduras donde se esta librando la batalla estratégica que definirá el rumbo del periodo. Pero la situación de la izquierda política y social en los demás países influirá en tal desenlace.
Así como influirá la estrategia de las derechas criollas y también de los Estados Unidos y sus aliados locales. Incluso de la Unión Europea. A continuación evaluaremos la próxima reunión de la OEA en San Salvador, las principales tendencias regionales, la situación en cada país, y las perspectivas populares.
La OEA llega a San Salvador.
El presidente Funes recibirá como regalo de cumpleaños, por el segundo aniversario de su gobierno, la realización de la XLVI Asamblea de la OEA. Así como la visita de Obama, esta reunión viene a fortalecer la imagen internacional de su administración.
La disputa en Centro América entre el proyecto histórico popular, liberador, de izquierda y el proyecto histórico, opresor, oligárquico y/o imperialista, de derecha, tendrá su expresión en este encuentro continental.
La misma OEA es un organismo político en disputa ya que en su interior coexisten diferentes visiones, y en los últimos años ha dejado de ser la orquesta sinfónica de Washington para convertirse en caja de resonancia de los avances de las fuerzas progresistas en Nuestra América. Estas diferencias permitieron expulsar a Honduras en el 2009 y readmitirla hoy en el 2011. Y estos gobiernos progresistas deben exigirle hoy al régimen de Lobo que se comprometa al respeto a los derechos humanos de los integrantes del FNRP.
El escenario político centroamericano
Los Estados Unidos van a tratar en la medida de lo posible, de conducir su estrategia regional de recuperación de su hegemonía, por los carriles de la diplomacia y la cooperación, mientras aseguran –por las dudas- la infraestructura militar que les permita actual, en caso que la situación se les salga de las manos. Y la OEA es el instrumento privilegiado para cumplir esta tarea, en esta era Obama.
Y la alternativa frente a la estrategia imperial se construye desde la Alianza Bolivariana de los Pueblos de América latina y el Caribe, ALBA; que constituye el instrumento mediante el cual los gobiernos progresistas y pueblos edifican mecanismos de cooperación y solidaridad pata terminar con la pobreza y la exclusión social.
Por otra parte, hace solo unos días se celebró en Managua otra reunión continental, esta vez del XVII Encuentro del Foro de Sao Paulo, que aglutina a las principales fuerzas de izquierda del continente, incluyendo al PCC, PSUV, FSLN, Frente Amplio, FMLN, Polo Democrático Alternativo, etc. En su declaración final se asegura que:
“Las victorias de la izquierda desde la elección del Comandante Hugo Chávez en 1998 hasta el triunfo del FMLN con Mauricio Funes en 2009 expresan nuestra fortaleza política, en parte como resultado del rechazo al neoliberalismo y a la política tradicional; pero sobre todo por la actividad política organizada de la izquierda que de este modo, ha alcanzado no solamente gobiernos nacionales, sino gobiernos locales, gobernaciones territoriales y espacios en los poderes legislativos. Desde estas nuevas posiciones de poder político nos hemos planteado como objetivo el desmontaje del modelo neoliberal y la construcción de una alternativa que responda a las demandas inmediatas e históricas de nuestros pueblos.”
Las principales tendencias regionales
La tendencia principal es hacia el fortalecimiento de los procesos de cambio impulsados por la vía electoral y de crecimiento de los movimientos populares, que se manifiesta en los casos de Nicaragua y El Salvador como gobiernos nacionales; y en Guatemala y Honduras como crecientes movimientos populares. En Costa Rica avanzan procesos de unidad de los sectores de izquierda.
Existe por otra parte, una peligrosa tendencia hacia el crecimiento de la presencia militar estadounidense que se refleja en el despliegue de la IV Flota, en la construcción de 7 Bases Militares en territorio colombiano, presencia militar en Costa Rica, bases militares en Honduras y El Salvador. Y frecuentes ejercicios militares de EEUU con los ejércitos locales.
Asimismo observamos el desarrollo de la presencia del crimen organizado transnacional (Los Zetas, Cartel de Sinaloa), que en algunos países (Guatemala, Honduras, El Salvador) adquiere ya rasgos preocupantes, ya que al vincularse al narcotráfico y las pandillas juveniles asume proporciones de amenaza regional.
Y por otro lado, los sectores de derecha se reacomodan y unifican recursos y estrategias para sortear esta compleja coyuntura, ya vivida en el pasado, de una administración imperial que les exige admitir cambios para sobrevivir y adecuarse a las realidades de un mundo dividido en bloques. Como izquierda debemos de aprovechar estas contradicciones, que aunque débiles y no antagónicas, colaboran al proceso de cambios.
Situación por país
Nicaragua es el único país que abiertamente se alinea con el ALBA. Y paga el precio de este alineamiento con la abierta hostilidad de Washington. Las elecciones del próximo definirán el afianzamiento del proceso o su reversión. La fortaleza del FSLN y de su líder histórico Daniel Ortega enfrenta a la oposición de derecha, con respaldo de EEUU. La pelea será el próximo noviembre y es decisiva en términos de la correlación de fuerzas regional.
El Salvador vive un proceso sui generis en el cual un gobierno de centro izquierda define como su proyecto estratégico el de avanzar, mediante el apoyo de Estados Unidos a través de la Asociación para el Crecimiento (anteriormente Alianza para el Progreso) y el Fondo del Milenio. Las elecciones legislativas de marzo de 2012 definirán el afianzamiento o estancamiento de este proyecto de modernización, en el que participa el poderoso FMLN.
En las Salvador las tareas democráticas y antiimperialistas son el requisito básico para el desmontaje del modelo neoliberal y comprenden entre otras las de reinstalar el colón sobre el dólar como moneda nacional; revisar el Tratado de Libre Comercio con EEUU; revisar las privatizaciones; cancelar la ILEA y la Base Militar de Comalapa por ser violatorias a nuestra soberanía; derogar la Ley de Amnistía; suscribirse al ALBA; y proclamar una Asamblea Constituyente que redacte y aprueba una nueva Constitución.
En Honduras el movimiento popular aglutinado en el FNPR, y conducido por el expresidente Manuel Zelaya, tiene el desafío de crecer en convocatoria popular y nacional, en un ambiente de represión selectiva, para poder así establecerse como una sólida fuerza política nacional, que acabe con el bipartidismo, castigue judicialmente a los golpistas y abra las puertas a una Asamblea Constituyente. Solo de esta manera el Acuerdo de Cartagena habrá valido la pena.
Las próximas elecciones son en el 2013 y hacia allá apunta la hoja de ruta popular. Es evidente que la derecha tratará por medio de la represión de evitar este desenlace. Pero la experiencia enseña que si existe una conducción adecuada, a mayor represión, mayor lucha.
En Guatemala, la proclamación de Rigoberta Menchu como candidata presidencial de la izquierda unida es una oportunidad para avanzar. Las elecciones presidenciales son en septiembre. Es el siguiente combate, luego de la llegada de Zelaya a Honduras. Luego sigue Nicaragua. La constitución del Frente Amplio de Izquierda (URNG, ANN, MNR y Winaq) es un solido logro histórico que le permitirá a la izquierda avanzar.
En Costa Rica, la presidente Laura Chinchilla, del PLN y electa en febrero de 2010, enfrenta las protestas de los trabajadores estatales aglutinados en la ANEP, que rechazan cargar con el peso de la crisis. El gobierno tico permitió la presencia de 76 buques de guerra estadounidenses bajo la excusa de combatir el narcotráfico. De esta manera Costa Rica se ha convertido en un país ocupado, donde las tareas de enfrentar al imperio adquieren suma relevancia. El Frente Amplio, fundado en el 2004, avanza como espacio unitario de izquierda, con vistas a las presidenciales del 2014.
Perspectivas populares
La lucha electoral parece ser en la región para el futuro próximo la forma principal de lucha. Los procesos sociales de mayor profundidad como son los de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua transcurren por esta vía. No obstante esto, la correlación de fuerzas a nivel internacional entre los pueblos y los imperios, podría alterar esta situación. Un desenlace victorioso para la OTAN en Libia podría desatar el apetito de la bestia imperial y hacerla que vuelva sus ojos hacia Cuba y Venezuela. En términos electorales la agenda es la siguiente: Guatemala y Nicaragua este año, El Salvador en el 2012, Honduras en el 2013 y Costa Rica y de nuevo El Salvador en el 2014.
Por otra parte, existe la necesidad objetiva de combinar la lucha electoral con la lucha popular antiimperialista y antioligárquica como caminos inevitables para superar la situación de dependencia de nuestros países. Es una ingenuidad fatal pensar que se puede avanzar exclusivamente por medio de elecciones o lo que es peor, de la mano del imperio hacia la independencia.
La solidaridad con Cuba y con Venezuela se convierte en tarea estratégica para los revolucionarios latinoamericanos ya que son los procesos sociales que por su profundidad y alcance desafían el orden mundial establecido y nos señalan que otro mundo socialista es posible y necesario.
Roberto Pineda
San Salvador, junio de 2011