La cultura “fashion” y del gimnasio-shopping
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Por Norberto Rodríguez (*)
No descubrimos nada al decir que vivimos inmersos en una sociedad sometida a profundos procesos de transformación cultural que colocan en crisis todas las esferas de la cotidianeidad. Ante esa realidad resulta aconsejable reflexionar y resignificar la actividad física y el valor que tiene para mejorar la calidad de vida de las personas.
La actividad física y el deporte adecuadamente orientados y controlados previenen enfermedades de variada naturaleza. Por el contrario, realizados sin la imprescindible prescripción y control se convierten en una bomba de tiempo de imprevisibles consecuencias. Adscribimos a la corriente que alerta sobre las groseras distorsiones que colocan en riesgo la salud y la vida de quienes encaran actividades físicas sin la debida información.
“LA ACTIVIDAD FÍSICA DEBE DARSE EN EL MARCO DE UN ESPÍRITU DE CONVIVENCIA Y ALIENTO A LA CREACIÓN DE COMUNIDAD”
La actividad física debe ser placentera y enmarcarse en el amplio concepto de la recreación. Es fundamental, en el esfuerzo diario de humanizar la convivencia, que se desarrolle en el marco de un espíritu que aliente la creación de comunidad. Es un vehículo formidable para promover los valores humanos esenciales, entre ellos el respeto y la solidaridad. Lejos están de la concepción original y permanente de la actividad física y el deporte, el individualismo, la soledad, el aislamiento o el narcisismo. Por el contrario, la actividad física y el deporte son gregarios y ayudan a descubrir otros intereses y vocaciones producto, generalmente, del hecho concreto y feliz de compartir con otros. Mucho más enfáticos debemos ser con esta afirmación si nos referimos a algunos segmentos etarios: niños, adolescentes y jóvenes, por ejemplo, o la familia.
Desafortunadamente, la cultura del “gimnasio”, probablemente de la mano de la globalización, entre cuyas características fundamentales se hallan la superficialidad, el hedonismo y la ausencia de una genuina solidaridad, nos arrastra a encerrarnos en nosotros mismos y concentrar nuestra atención en el espejo y en una ansiosa búsqueda de la estética individual que generalmente con el tiempo se transforma en frustración. Ésta no pocas veces tracciona la decisión de abandonar la actividad física.
Para el desarrollo de la actividad física y los deportes son necesarios las buenas instalaciones y el equipamiento, todo lo cual puede conseguirse con mayor o menor esfuerzo dependiendo de las circunstancias. Sin embargo, mucho más importante y decisivo es contar con instituciones que tengan una clara orientación hacia la promoción de los valores y un equipo de trabajo que se haga carne de ese espíritu, al tiempo que lo transmita y comparta con los miembros, afiliados o asociados. La actividad física y los deportes no excluyen, muy por el contrario debieran contemplarla, la promoción de una formación integral que incluya la vocación por la vida en contacto con la naturaleza, la vocación por la cultura, las artes y la reflexión sobre temas de interés que contribuyan a una permanente superación.
“LOS GIMNASIOS COMERCIALES…..HAN INTRODUCIDO EN EL “MERCADO” FORMAS METODOLÓGICAS GENERALMENTE BASADAS EN UN SUPUESTO MARKETING MODERNO”
En los últimos tiempos los gimnasios comerciales, los que llamativamente comenzaron a abundar, han introducido en el “mercado” formas metodológicas generalmente basadas en un supuesto marketing moderno que, a pesar del esfuerzo de imitación que llevan adelante, no pueden desconocer ni olvidar su origen. No es una crítica a estos emprendimientos, en tanto legítimas expresiones de la actividad comercial. Lo importante es evitar la confusión y comprender la diferencia de enfoques y por encima de ello la orientación y los fines que se persiguen. Comparativamente con las instituciones con reconocida trayectoria, expresan una categoría conceptual de muy distinta entidad.
Cosa diferente es hablar de los gimnasios que son parte de la oferta programática general en instituciones relevantes, que son muchas y de excelente jerarquía y nivel. En tales instituciones el gimnasio, así como toda otra instalación o actividad, se convierte en un valioso medio, una herramienta para un propósito más amplio e integral. Es decir, deja de ser un recinto inexpresivo y un fin en si mismo para transformarse en un espacio de convivencia y creatividad humanas. No es un dato menor que en estas mismas instituciones que por otra parte cuentan con gimnasios estupendamente equipados se enfatice la práctica de deportes no competitivos por cuanto contribuye a generar comunidad y solidaridad entre los participantes y a atenuar cierto autismo y el efecto narcisista que suele provocar la utilización de aparatos individuales. Históricamente, son también estas instituciones las que están a la cabeza en términos de investigación y oferta de nuevos servicios, siempre direccionados a aportar a la calidad de vida de sus miembros.
“UN PAÍS ORIENTADO A LA SANIDAD DEBE PROMOVER LA ACTIVIDAD FÍSICA DE SUS HABITANTES”
Un país orientado a la sanidad debe promover la actividad física de sus habitantes. Más y más se convertirá en un derecho humano que no podrá obviarse. Las estadísticas demuestran que una minoría porcentual es la que practica, regularmente, alguna actividad física, incluyendo algún deporte. Ese porcentaje disminuye todavía más cuando se mide cuántas de las personas que lo hacen acceden realmente a una adecuada orientación. La actividad física sin una evaluación previa, sin la adecuada prescripción y sin sistemáticos controles puede pasar de la categoría de benefactora a la de totalmente negativa para la salud. Hoy, complementariamente, es imprescindible incorporar el asesoramiento nutricional si se aspira, seriamente, a lograr resultados globales efectivos.
La actividad física requiere como condición ineludible e indispensable, un examen médico completo previo. No basta con un examen cuando alguien se incorpora sino que debe haber un seguimiento y control de su evolución. Esto requiere de una infraestructura compleja, tanto en recursos humanos como en equipamiento. Cada persona en tanto individuo debe acceder a su rutina, la que es diferente de la de otro por más que haya similitud de edades o procedencias. Esta rutina surge de una prescripción basada en la medición de sus cualidades físicas y no de una receta empírica. Es inaceptable la teoría de que estos procedimientos deben reservarse sólo para los deportistas de elite, ya que al hablar del deporte y de la actividad física nos estamos refiriendo a un concepto mucho más amplio: el de SALUD.
La experiencia nos dice que no adoptar estas precauciones es atentar, también, contra la esencia de la actividad física y negar que los accidentes, a veces fatales que cada año se producen, pueden y deben ser evitados.
“¿POR QUÉ UN ALTO PORCENTAJE DE LA POBLACIÓN NO PRACTICA CON REGULARIDAD ALGUNA ACTIVIDAD VINCULADA CON EL CUIDADO FÍSICO Y LA SALUD?”
Este interrogante puede disparar variadas respuestas: a) ausencia de una cultura más arraigada al respecto; b) insuficientes incentivos motivacionales; c) el empobrecimiento generalizado obliga a contemplar otras prioridades; d) la televisión; e) ahora Internet, y así tantas otras. Es probable que pueda haber razones combinadas. El riesgo es que una población que hoy no opta por la actividad física, entendida como dijéramos desde la óptica de la recreación, no promueve en las generaciones siguientes esa cultura que hace falta desarrollar. Es aquí donde intervienen, o debieran hacerlo, la escuela desde el preescolar y las instituciones de arraigado prestigio. Naturalmente, también hace falta el concurso del Estado en sus distintos estadios, fundamentalmente como facilitador del proceso.
Un número significativo de las instituciones que contemplan la actividad física y el deporte dentro de su orientación educativa, cumplen una función social adicional de enorme valía. En tal sentido, no pueden tener el mismo tratamiento que emprendimientos privados que, más allá de las objetivas limitaciones que arrastran, persiguen como fin último el lucro. Una futura ley general del deporte debiera contemplar estas diferencias de manera explícita y a todos los efectos. Las instituciones virtuosas por su historia son, junto con las entidades culturales, un complemento vital de la familia y la escuela. Articular este trípode puede ser un rasgo distintivo que produzca un cambio cualitativo en el tiempo.
“LA ACTIVIDAD FÍSICA Y EL DEPORTE DEBEN GENERAR HÁBITOS DE VIDA QUE ALEJEN LA TENTACIÓN DE TODA FORMA ARTIFICIAL QUE PRETENDA MEJORAR EL RENDIMIENTO O LA APARIENCIA FÍSICA”
La actividad física y el deporte, para ir concluyendo, deben generar hábitos de vida que alejen la tentación de toda forma artificial que pretenda mejorar el rendimiento o la apariencia estética, tan común a veces entre los jóvenes como producto de una publicidad engañosa o la recurrente y superficial cultura del “fashion” o del “gimnasio”. He allí, por ejemplo, otro enfrentamiento inevitable, siempre hablando en términos generales, entre instituciones con prestigio y trayectoria y emprendimientos que frecuentemente se enmascaran para parecer lo mismo.
Abril 2007.-
- Secretario General de la Asociación Cristiana de Jóvenes/YMCA