Los talentos de la resistencia…
Reflexión sobre Mateo 25:14-30*
Hermanos y hermanas:
La semana pasada la lectura del Evangelio nos hablaba de 10 muchachas que esperaban al novio con sus lámparas, cinco prudentes y cinco imprudentes. Las prudentes guardaron aceite y recibieron al novio. Las imprudentes llegaron tarde y la puerta se cerró. Esta semana leemos acerca de un hombre que al partir a tierras lejanas llamo a tres servidores y les encargó sus pertenencias. A uno le entrego cinco talentos, a otro dos talentos y al último un talento.
Ambas lecturas nos estan preparando para Adviento, para la venida de nuestro Salvador. Para la Navidad. Y es por eso que estamos hablando del reino de Dios que él viene a inaugurar. Estas parábolas se vinculan al reino de Dios.
Los talentos eran una moneda del imperio romano que tenía un gran valor en oro. Posteriormente los talentos se identificaron con nuestras habilidades, capacidades y potencialidades. Cada persona reúne en su ser un conjunto de talentos.
A cada uno de nosotros y nosotras Dios nos otorga determinada cantidad de talentos, de fortalezas y debilidades, de virtudes y defectos, de llenos y vacíos. Esto hace la diversidad del género humano. Y esto hace también que cada ser humano sea una persona única, especial, digna, maravillosa, hecha a la imagen y semejanza de Dios.
Habemos algunos que somos inclinados a la musica, al canto. Y cuando la gente escucha nuestra voz se deleita. El canto es nuestro talento (risas). Hay otras personas que son simpaticas, cuando empiezan a hablar se hace un grupo a su alrededor y siempre llaman la atención, tienen carisma, tienen el talento de la simpatía. Otros son buenos para el análisis, para descifrar situaciones complejas. Unos son buenos para las matemáticas y otros para el deporte. Como decimos, cada quien tiene su gracia.
Esta parábola de los talentos trata sobre nuestra vida y como debemos de vivirla. Los Evangelios y la Biblia no hay que olvidarlo, hablan de la vida y también de la muerte. La vida es un gran misterio. Y todos los grandes filósofos solo han logrado aproximarse a lo que el griego Sócrates describió como “solo se que no se nada.” Nadie decide cuando va a nacer y donde va a nacer. Solo Dios. Nadie decide cuando va morir, donde va morir. Solo Dios.
La vida se vive de pie o de rodillas
Pero si podemos y debemos decidir como vamos a vivir nuestra vida, de pie o de rodillas. Cuando vivimos con dignidad, podemos morir con tranquilidad. Nuestra misión ha sido cumplida, porque cada uno de nosotros tenemos una misión, contribuir a la construcción del reino de Dios. Esta es la clave de la vida. Y para esto se nos entregan talentos.
Espartaco en la antigüedad la comprendió muy bien. Y los jóvenes en Francia lo estan comprendiendo muy bien. Y es para eso, para la lucha, para la resistencia, que recibimos los talentos. Los talentos son medios para lograr el fin que es la lucha por la justicia, la lucha por la salvación, la lucha contra la opresión. Y en cada época ha habido hombres y mujeres que entendieron este mensaje de Jesús.
Fueron los que lucharon contra la esclavitud, por la independencia, por tierra para quien la trabaja, por el sufragio de las mujeres, contra el sistema de castas, por la identidad cultural. Cada época y cultura determina el estilo de la lucha, la forma de su ramas y flores, pero las raíces son las mismas, raíces de justicia y de paz.
Esto permite una identidad de resistencia entre un dalit de Mumbai, India y un vendedor de cidis (CDs) de Santa Tecla, El Salvador. Ambos son excluidos por este sistema globalizante opresor. Y ambos pueden incorporarse la resistencia, en la medida que luchen y tengan espíritu de esperanza.
En esta parábola se nos habla de tres servidores. Y a cada uno de ellos se les entrega talentos de acuerdo a su capacidad. A uno cinco, a otro dos y a otro uno. De acuerdo a su capacidad. Dios conoce nuestras capacidades. Dios conoce nuestros límites. Y Dios no nos pide lo imposible. Unicamente nos pide que actuemos de acuerdo a lo que hemos recibido. Y la conducta de cada servidor es muy significativa.
El primer servidor se rebusca y consigue otros cinco talentos además del recibido. El segundo servidor también se afana y logro conseguir otros dos talentos. Pero el tercer servidor decide abrir un hoyo en la tierra y esconder el talento que le había sido confiado.
Eso pasa frecuentemente, muchos de nosotros escondemos nuestros talentos, no entendemos que han sido dados para fortalecer la comunidad. Son dones, que requieren un compromiso por parte nuestra. Y cada uno de nosotros tiene sus propios talentos para la construcción del Reino, para la lucha por la justicia. Pero muchos de nosotros nos volvemos soberbios y pensamos que nuestros talentos deben ser escondidos.
Y rechazamos el compromiso con nuestras comunidades. Y a veces hasta el compromiso con nosotros mismos, porque si no estamos bien con nosotros mismos, si no nos valoremos, si no nos cuidamos, si no nos damos tiempo para avanzar, para socializar, no vamos a estar bien con los demás. Entonces junto con nuestro talento vamos a estar metidos en un hoyo en la tierra.
La soberbia del imperio y del egoísmo
Somos nosotros los que decidimos como utilizar nuestros talentos. Ustedes han oido hablar de la soberbia, uno de los que llamaban pecados capitales. La soberbia es la madre y el padre de los pecados capitales ¿Por qué? Por que confunde nuestra identidad y nos hace pensar que somos dioses cuando nuestra naturaleza es de criaturas, creados, frágiles, de vida breve. La vida pasa como un soplo de viento.
La soberbia es la idea que somos superiores a Dios, que somos absolutos, autónomos. Y no lo somos. El ejemplo de Adán en el Paraíso se relaciona con la soberbia. Adán quiso ser como los dioses. Y se equivoco. No podemos ser como los dioses. Somos criaturas.
La soberbia en nuestros corazones se expresa de diferentes formas: como búsqueda absoluta de riqueza, poder, sabiduría, belleza, etc. La soberbia se expresa como deseo de dominar a los demás, de establecer relaciones de subordinación y no de cooperación, no de amistad, no de solidaridad. Es la ambición de controlar todo.
Cuando estudiaba primaria había un niño que a todos nos atemorizaba con su fuerza. Era muy alto y gordo. En los recreos se tomaba dos coca colas familiares y se comía diez pupusas. Era un espectáculo. Y estabamos atemorizados. Amenazaba con golpearnos. Este niño utilizaba su fuerza, el talento que Dios le había dado, para oprimir. Era soberbio. Y así hacen los imperios. Así hace los Estados Unidos en Irak. Así lo habían hecho en Vietnam, y en Corea, y antes en Puerto Rico.
La soberbia pude expresarse tambien como haraganería, como pereza. Hay personas en las comunidades que deciden no integrarse a las labores comunitarias. O que tratan de hacer el mínimo esfuerzo en todo lo que realizan. No viven una vida plena sino una vida a medias. Han escondido en un hoyo los talentos que Dios les ha dado.
Y existe otro pecado, el de la avaricia. El afán enfermizo de acumular riquezas en esta tierra por medio de la explotación. La absolutización de la riqueza que denunciaba Monseñor Romero. Yo me pregunto ¿cuantas camisas y pantalones podrá Alfredo Cristiani usar en un día? 200, 300¿Cuántas comidas podrá darse Ricardo Poma en un día?40, 80. No lo creo. ¿Cuántas vacaciones pudo tomarse en un año Archie Baldochie? No creo que muchas. Pasan y pasaron su vida contando monedas y temiendo que se las roben. Los ricos y famosos viven sus vidas con el temor del fracaso. Los que luchamos por la justicia somos vencedores en Cristo.
Siempre existen límites físicos, biológicos. Pero el afán de acumular riquezas es poderoso. El grupito de familias que posee este país ¿podra disfrutar de él? No lo creo, pasan su vida en residencias con sofisticados sistemas de seguridad y pasean con decenas de guardaespaldas. Es también una vida miserable, con todos sus lujos. Es la vida de la avaricia y la soberbia.
Y no hemos hablado de la pereza que es la tentación de esconder nuestros talentos. No hemos hablado de la lujuria que es el sexo irracional, egoísta. De la ira que acontece de repente y puede rompernos el balance de la vida, porque destroza todo. Y que debemos de diferenciarla de la indignación. De la gula que es rendirle culto al estomago. De la envidia que es un veneno que destruye la amistad y la comunidad. Todo esto tiene que ver con la manera de cómo nos relacionamos con el otro, y nuestro modelo es Jesús.
Los talentos de la resistencia
El sistema dominante nos empuja minuto a minuto, nos condiciona para volvernos soberbios y egoístas. Pero somos nosotros los que decidimos el rumbo de nuestras vidas. El llamado de Jesús y su acompañamiento esta siempre presente. A la par de estos pecados cardinales también se hablaba de las virtudes teologales, de las virtudes cardinales. Se hablaba de la fe, la esperanza y la caridad.
Cada uno de nosotros y nosotras recibe los talentos necesarios para emprender la lucha contra la opresión del imperio. A cada uno según su capacidad se le exige un compromiso. Los que más han recibido estan llamados a entregar más. Este es el compromiso político y de fe con la construcción del reino de Dios. La tarea esta planteada. Los desafíos son inmensos. Pero son también inmensos, inabarcables las energías, los talentos, las capacidades de lucha de los pueblos del mundo, de los hijos e hijas de nuestro Dios Liberador. Amén.
*Predicación realizada por Rev. Roberto Pineda, pastor de la Iglesia Luterana Popular, el 13 de noviembre de 2005