Plática con Óscar Bonilla, presidente del Consejo Nacional de seguridad Pública
“Hago política pública, pero no tengo opción partidaria”
Preside una institución que para los ojos más críticos ha sido completamente ignorada por las últimas dos administraciones. Él, sin embargo, dice estar convencido de que la cosa ha cambiado y que se puede reducir la violencia desde la prevención.
Habla con más tranquilidad de su trabajo al frente del Consejo Nacional de Seguridad Pública que de su pasado en las filas de las Fuerzas Populares de Liberación, del suicidio de Cayetano Carpio y el asesinato de Mélida Anaya Montes.
17 años después de firmada la paz, asegura que nunca fue comunista y que desde la Asociación General de Estudiantes Universitarios (AGEUS) las FPL lograron quitarle al partido comunista el control de la Universidad de El Salvador. En 1987 se fue a Francia, regresó en 1991, perdió dinero en el fraude financiero nacional más notorio (FINSEPRO e INSEPRO), y ahora mueve sus contactos con diferentes instituciones gubernamentales y privadas para conseguir fondos que permitan borrar tatuajes y reinsertar a los pandilleros.
Daniel Valencia y Edith Portillo /Fotos: Gracia Rodríguez
cartas@elfaro.net
Publicada el 16 de abril – El Faro
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¿Cómo fue a parar al Consejo Nacional de Seguridad Pública?
Llegó al Comité de gestión que organizó Salvador Samayoa. Había cierta preocupación de cómo crear un organismo en donde hubiera ciertas personas que facilitaran los entendimientos políticos. Estaban dos personas muy simbólicas en la negociación de los acuerdos de paz que eran David Escobar Galindo y Salvador (Samayoa).
A mitad de los noventa.
En ese momento se había creado el viceministerio de de Seguridad Pública, que entra don Hugo Barrera, y se crea el consejo para ayudar al diseño de la nueva institución. A partir de la administración Flores se le da un nuevo mandato al Consejo y se le agrega la misión de ejecutar el proyecto especial de la prevención social de la violencia y la delincuencia. Creo que el presidente Flores fue visionario en establecer el mecanismo de prevención para que se estableciera una cultura, al interior del estado, dirigido a poner factores de protección a los factores de riesgo, dada la situación de victimización y la percepción de violencia en el país.
¿Hugo Barrera se inventó el Consejo?
No sé si él fue el de la idea. Fue una discusión entre varios miembros de Naciones Unidas y el equipo que estaba cercano a don Hugo. En el periodo del presidente Flores yo estaba en el Tribunal Supremo Electoral de gerente de promoción institucional. Yo abrí los espacios a los medios de comunicación. Los periodistas tenían acceso a todo, a todo. Era un proceso que necesitaba legitimarse a partir de que en el pasado había sido una de las fuentes que cultivaron el conflicto armadazo en el país.
De ahí lo llaman.
Estando ahí, a Salvador lo nombran presidente del Consejo y me dice que si lo puedo acompañar junto con otras personas, incluyendo la Chelona Rodríguez.
¿A Samayoa ya lo conocía?
A Salvador lo conocí en el 79, cuando se incorporó a la guerrilla. Yo era el presidente de AGEUS. Eso es público y consta en mi currículo. Después de eso trabajamos en la gestión internacional: él como miembro de la comisión político diplomática y yo como encargado de las relaciones internacionales de las FPL (Fuerzas Populares de Liberación).
Eran muy cercanos.
Éramos un equipo. Hicimos documentos en donde planteamos que estábamos en contra del terrorismo, sobre todo el terrorismo que veíamos en Europa, y eso molestaba un poco los oídos de la cúpula del FMLN. Nosotros mirábamos que en los supermercados de Francia y España había actos terroristas, era el momento del conflicto este-oeste, y nosotros teníamos un punto de vista muy particular.
¿Cómo fueron sus años en AGEUS?
Era un momento muy crítico en el país. Todo lo que tenía que ser la función del estudiante en el proceso revolucionario era muy difícil. Era muy difícil que alguien que estuviera en la izquierda fuera estudiante; y yo era estudiante y peleaba por la reivindicación estudiantil. Eso me permitía a mí hablar de la universidad, ver problemas del presupuesto, de las facultades, los procesos de graduación, los problemas de las plazas de docentes que estaban repartidas en la facultad de medicina.
¿Cómo ve a estos bichos que se toman la UES y presionan, y logran que no se apruebe un préstamo para mejorar la UES?
Lo primero es que no sé si son universitarios. Tampoco puedo juzgarlos, porque sería irresponsable, porque no estoy viendo nada de eso.
¿Cómo se involucró con las FPL? Ahí tuvo un cargo importante.
No sé si era importante, pero tenía la responsabilidad de dirigir todo el trabajo internacional. Esto fue por mi experiencia universitaria. Nosotros logramos quitarle al monopolio comunista el control de la universidad, y pasar a lo que fue la incidencia e influencia de la nueva izquierda. Una izquierda que no venía de la escuela de la internacional comunista (que eso es lo que hace la diferencia de fondo de la izquierda y ciñe el debate al interior de la izquierda en el país).
¿Qué significaba ser presidente de AGEUS en esa época?
Ser universitario, de la Universidad de El Salvador, era un símbolo y no cualquiera llegaba a ser presidente de AGEUS. Asumí la presidencia en el momento de una disputa muy severa al interior de la izquierda; y el UR-19 –que era la organización influida por las FPL- tenía el control de AGEUS.
Usted era presidente de AGEUS cuando Samayoa renunció al gobierno.
Estando ahí participo con las FPL en actividades políticas. Salvador Samayoa, después de ser el ministro de educación más joven en la historia del país, decide –después de ver el fracaso del golpe de 1979- incorporarse a la guerrilla. Y lo hace de una manera pública, en el auditorio de derecho de la universidad.
Usted estaba ahí.
Yo organicé la Asamblea en donde se incorporó Salvador. Obviamente, cuando Salvador se incorpora, yo ya no estaba ahí. Él llegó con su gente y yo me retiré. Esa fue la primera vez que lo vi. Pasan unos meses, después de la Asamblea, y lo capturan.
Imagino que montar una evento como ese, para ese año, era muy riesgoso. Tenía que prepararse una seguridad…
No. Yo convoqué una Asamblea General para informar cómo está la situación del presupuesto. Ellos aprovecharon que estaba la Asamblea y llegaron ahí. Eso sí, teníamos una gran capacidad de convocatoria porque nosotros sí atendíamos los problemas de los estudiantes.
Pero ese no fue su primer paso en la “política”, ¿verdad?
Entramos a este proceso porque trabajábamos con campesinos, alfabetizábamos gente sin tener ninguna noción de la política y de la ideología. Era el puro sentimiento de solidaridad hacia la gente que más necesitaba, y sobre todo los campesinos que venían desplazados de la guerra con Honduras. Lo hacíamos en el cantón Nancintepeque, departamento de Santa Ana. Martes, jueves, sábado y domingo alfabetizando.
¿Adónde estudiaba?
En el Instituto Nacional de Santa Ana, con mucho orgullo.
De ahí salió Ana Guadalupe Martínez…
También el presidente de la Corte Suprema de Justicia. Yo fui presidente de los tres bachilleratos: del académico, el industrial y el comercial.
Usted andaba con ganas de estar metido en asociaciones, pues.
No andaba con ganas, simplemente uno nace como nace y hace lo que tiene que hacer en el momento que le corresponde. Usted tiene cierta formación, conciencia y no es un problema de capricho, es un problema de conciencia.
¿Le han reclamado por trabajar con el gobierno y antes haber estado en la guerrilla?
Quien rompió el hielo ahí fue Salvador Samayoa. Yo llegué con Salvador y Salvador será mi amigo toda la vida. Aquí lo que estamos haciendo es el bien en un país de libertades públicas, acentuadas, que no teníamos. Si me ponen a mí la oportunidad de servir, de salvar vidas, a mejorar al país, a ponerlo en la ruta del desarrollo… ¿Por qué no lo voy a hacer? Yo no estaba en el país, yo me vine de Francia, no estaba en Nicaragua, no estaba en México. Estaba en Francia, ya insertado.
¿Por qué Francia?
Estaba de representante en Europa para el FDR/FMLN.
Hay gente en la izquierda que dice que su salida se debió a problemas con los fondos de la organización.
Que lo demuestren. Yo nunca, nunca manejé un cinco. Jamás gestioné. Puedo pasar libre en cualquier parte. Si eso hubiera sido, ¿qué es lo que le toca? (Con su mano derecha hace el mate de una pistola y se la coloca en la sien). Especulaciones, como así mataron a mucha gente.
¿Por qué se fue?
Me retiré de las FPL en 1987 porque no estaba convencido que hubiera triunfo armado. Y como no estaba convencido ni entré convencido, convencido me retiré. Así de sencillo.
¿Y por qué entró entonces?
Convicción de que teníamos que cambiar y que tenía que haber democracia.
¿Usted disparó un arma cuando estaba en las FPL?
Le puedo garantizar que no tomé las armas.
¿Cuáles eran sus funciones?
Era político y diplomático.
¿Cómo fue romper con las FPL? ¿Con quien habló?
Conmigo mismo y con mi señora. Vi que las cosas no iban por donde yo estaba convencido.
Usted vivió la guerrilla en los años en que la lucha interna por el poder, por el control, era fuerte.
Sí. Era radical, duro, me enseñaban las armas los otros. Era desproporcionado, no había razón. Ahí era la fuerza y nosotros dominábamos, éramos los más fuertes.
Lo mismo dicen todos
Noo, es que no es “lo mismo dicen todos”. ¿Y quién tenía el control pues? Nosotros.
Explíquenos.
Usted tenía las organizaciones más grandes, las organizaciones populares más fortalecidas, usted tenía un trabajo con sectores más progresistas, con Salvador Samayoa –que no tenía ninguna razón para meterse en eso porque era un hombre muy sensible-; gente que formó parte de los sectores más poderosos del país que formaron parte en eso, y murieron. Ahora, el tema es que eso no es suficiente para orientar… para tener en la actualidad… es otra cosa. En ese momento estaba claro lo que había que hacer.
¿Quiénes murieron?
Estaba Enrique Álvarez Córdova, el rector de la Universidad, que no era y se convirtió… a Salvador lo capturaron…
El pleito entre las fracciones era de…
Todos contra todos.
¿Por qué?
Porque había concepciones diferentes de lo que pasaba en el país. Eran orígenes diferentes… aunque las FPL venían de una escisión del partido comunista, sobre todo su secretario general. Pero no todos en las FPL eran comunistas. Yo no era comunista, Salvador no era comunista. Eso es lo que hace la diferencia. El país ha cambiado y los salvadoreños hemos cambiado pero otros vivimos en el pasado. Creo que ha evolucionado más la derecha que la izquierda.
Hay un punto crucial en esos años que se ilustra con la muerte de Cayetano Carpio y Mélida Anaya Montes… Usted estuvo ahí, ¿qué pasó?
Ahí hay mucha distorsión. Cayetano se suicidó. Todavía está muy reciente el país y pasaron cosas demasiado gruesas ahí. Hay gente que habla y dice que saben del tema pero… yo vi y todavía falta…
Cuéntenos su versión. Usted era muy cercano…
¿A quién?
A Cayetano Carpio.
También era cercano a Mélida. Es que cuando usted está convencido de algo no es de quién está usted cercano, usted tiene las ideas claras. Los conocía, los apreciaba. Cada uno agarró el rumbo y defendía las ideas que creía eran las correctas en ese momento. Creo que llegar ahí y morir en las condiciones en que murió esta señora son condiciones inaceptables. Creo que eso es lo que más me marca a mí para decir: así no se vale.
¿Pero cuál es su versión, qué sucedió?
Es que no sé… el tema ahí es… es la discusión si es la vía de la negociación o de continuar fortaleciendo la vía militar y en torno a esas dos ideas se presenta la dificultad. Y le adjudicaron a Mélida que estaba por la negociación y que Cayetano estaba por la negociación. Y eso generó una contradicción al interior que terminó con el asesinato de ella y el suicidó de él. Eso es lo fundamental, pero obviamente era una crisis de toda la izquierda. No se hallaba para dónde agarrar, estaba en franca debilidad, no sabía qué hacer con la guerra. Eran concepciones diferentes. El ERP focalizando su recursos y por eso impactaba más. Las FPL dispersaban más sus recursos y los otros
andaban ahí en medio de esas dos corrientes.
¿Cómo logra una organización tan diferente en lo interno mantener una guerra de 12 años?
Porque había un objetivo común. La diferencia era tan acentuada, pero el objetivo era común y estaba claro que la única posibilidad de salir adelante era hacerlo juntos. Pero cada uno tenía sus finanzas, estructura, logística. Algunas partes las compartía: finanzas, trabajo internacional.
Usted regresó a principios de los noventa. ¿A qué se debió su regreso?
Trabajé para que a El Salvador le condenaran la deuda de Francia, antes de los acuerdos de paz. En aquel momento yo sentía que se me caía el mundo. Vine en el 91. Algunos decían que yo tenía miedo pero entré en guerra al país. Y me andaban buscando para hablar conmigo. Gente que me conocía.
Para “hablar”
Sí. Sabían que aquí estaba, circulé. Claro, con protección del gobierno francés. Y decían que tenía miedo. Les demostré hasta eso.
¿Por qué tenía protección del gobierno francés?
Ahh porque había sido representante en el exterior del FMLN y aparecía en la lista de los escuadrones de la muerte, ¿qué me podía pasar en guerra en este país?
¿Antes de irse a Francia ya estaba en la lista?
Sí. Los que creíamos que podíamos dar la cara éramos poquitos, entonces éramos blancos. A mí rápido me distinguían. Era “el chele Bonilla”.
Nunca estivo en al clandestinidad.
Estuve en semiclandestinidad porque sólo yo sabía dónde pernoctaría.
¿Cuál era su seudónimo?
…
Jajaja
Es que ustedes todo lo sacan.
Hasta colorado se puso. ¿Cuál era?
De todas maneras a quien le pregunten se los va a decir: “Tano”.
¿Por qué?
Por un campesino que se llamaba Estanislao. Era el hombre más humilde que he conocido. Decía que no se sentía digno de ser amigo de uno. Vivía en unas condiciones paupérrimas. Lo atendimos como correspondía, y todo el dolor era que nunca fuimos a su ranchito, que era el ranchito más pobre del caserío (Los Llanitos, del cantón Nancintepeque).
¡Ay dios! ¿Y eso no quería contar?
Noo… lo que pasa es que son cuestiones… esto no es una cosa… no hay secretos, no hay nada oculto. Si yo circulo por donde quiera, soy libre, libre como donde nací, así voy a morir.
Cuando usted regresa a El Salvador lideró una protesta en contra de una institución financiera (FINSEPRO/INSEPRO)
La gente de la banca estaba sorprendida de cómo un “poquitero” tuviera a su cargo una reivindicación con un montón de gente que tenía mucho dinero. Y este ha sido el único país en donde se ha resuelto de esa manera. Ha sido el único movimiento reivindicativo exitoso a ese nivel. Y no era un problema de colores sino de intereses. No hay nada que esconder.
Tanto se resolvió que, después de varios años, los condenados salieron libres.
Se resolvió hasta donde se podía resolver. Y todas las fracciones apoyaban esto.
¿Y cómo llego a organizar a toda esa gente estafada?
Es que no los estaba organizando. Yo era un afectado igual que ellos. Tuvieron la mala suerte los que no sabían quién era yo. Y la gente sabía quién era yo y de dónde venía yo. La buena suerte es que todo mundo estuvo de acuerdo en lo que se planteaba.
¿Cuánto perdió usted?
Yo tenía más o menos 150 mil colones. Es normal.
¿Cuánto perdió?
Como 16 mil colones.
Recuperó casi todo.
Así era: el que tenía menos recuperaba más, el que tenía más recuperaba menos porque era proporcional.
¿Cómo le supo la salida de Mathies Hill de la cárcel?
A nada. No guardo rencor. Allá él tendrá que responderle no sé a quién porque ya pasó por la justicia. Otra cosa fuera que no haya pasado ni a… Ese es un ejemplo de que el país haya cambiado. Una persona prominente que fue enjuiciada y condenada. Eso no lo destacan, que se rompió el ciclo de la impunidad.
Bueno, hablemos del Consejo. En el 2005, usted decía que en el Consejo ustedes eran escuchados pero no implementados, ¿sigue pensando así?
No. Desde finales del año pasado tengo la convicción de que el presidente Saca, a partir de la reorientación del sector de seguridad pública, y con todo el trabajo de la comisión de seguridad pública, y la implementación de un plan nacional de prevención, estamos muy satisfechos. El enfoque ahora es integral, no es un enfoque policial.
Pero en ese giro hubo una tardanza.
Como todo en la vida. Hay un traslado de una cultura de cero tolerancia a nivel policial, que venía de la administración Flores, y continúa con esta administración. Ahora hay un enfoque diferente. Lo que ustedes tienen que darse cuenta es que hay una vuelca de tuerca en el Estado salvadoreño. Tenemos reuniones permanentes con la dirección de la policía para discutir la evolución del fenómeno de las pandillas, violencia juvenil, observamos qué está pasando con el accionar de la policía… implementamos un plan piloto para reducir el impacto de las armas de fuego en la violencia, en Ilopango y San Martín… eso no es sólo la parte preventiva. Agarramos un factor directo de la violencia, las armas de fuego, y demostramos que con sólo aplicar la actual normativa y coordinar la acción del estado en la parte policial y del CAM en la parte municipal, podíamos reducir el impacto de las armas de fuego en la violencia. Eso promovió que se modificara la legislación en cuanto a las armas de fuego. El tema no es si es más o menos importante lo que nosotros hacemos. La satisfacción nuestra es que logramos –en dos niveles- salvar vidas de niños, reintegrar el tejido de la familia e incidir en la parte con armas de fuego.
¿Salvar vidas de niños?
Esta es una institución que no tiene mucho dinero, por lo tanto los recursos están destinados para atender comunidades en riesgo. Para ponerte un ejemplo: aquí tenés la Concha Viuda de Escalón. Este es un lugar emblemático: ¿cuántos llegan ahí? ¿De dónde llegan? Nos fuimos con Salvador a hablar con Roberto Murray Meza y su equipo de educación para decirle: nosotros vamos a hacer esto en esta zona, peo requiere que todos nos involucremos. No solo en el centro escolar donde asisten todos estos niños, sino que también atendamos los factores que generan que estos jóvenes roben caseteras, vendan crack y marihuana.
¿Entonces el Consejo apuesta sólo a la prevención?
Creo que nos movemos en el nivel de la prevención, que parte de la prevención primaria; pero hay algo muy novedoso: el programa de rehabilitación. Yo he buscado si en alguna parte del mundo existe un internado de rehabilitación voluntario. No existe. Nosotros llevamos la tercera promoción. El primer grupo fueron 10 pandilleros de la 18 y 10 de la MS. Se dice rápido, pero romper el mito de que pueden estar juntos es de alta significancia.
¿Funcionó?
Funcionó. De esos 20 tenemos al menos 14 que están reinsertados. Yo los puedo rehabilitar, ¿pero si nadie les da reinserción? En la región somos los únicos que tenemos dos máquinas láser, que es mucho más doloroso, para quitar tatuajes.
Gente que ha trabajado en programas de rehabilitación con pandilleros señalan que es muy difícil que ellos se rehabiliten debido a la presión y las amenazas de su misma pandilla. Le exigen que regresen y si no lo hacen, hasta lo pueden matar.
Sí. Pero es que de todas maneras en la vida de las pandillas siempre corre riesgo. Si decide cambiar ya no estará preocupado de que cada día lo van a matar si no que tiene que saber que tiene que cambiar su comportamiento, su vida. Hay otros que se rehabilitan por la vía de la religión, que ahí no estoy muy de acuerdo. Creo que no es suficiente.
Ese apoyo que señala del presidente Saca se ve matizado por cosas, como por ejemplo que en el presupuesto de 2007 ARENA, en la Asamblea, apoye para dar más pisto a la reparación de la torre de San Vicente que al Consejo.
Yo no veo si me hacen falta o no las cosas para ejecutar un proyecto. Yo me convenzo de que tengo que realizar el proyecto y después obtengo los apoyos. No tengo problemas para decir: es que no tengo presupuesto. Con lo que tenemos, hagamos bien lo que tenemos que hacer.
Pero sin dinero, hay cosas que no podés hacer.
Lo que nos corresponde es que cada quien haga su trabajo. Obras Públicas que hagan las obras de mitigación, Educación trabajará en mejorar el nivel de retención escolar, la Policía hará su trabajo… lo que nos falta es concertar en un terreno focalizado la acción estatal. Pero lo que no nos hemos dado cuenta es que el país ha cambiado y que hemos traslado fondos del gobierno central a los gobiernos locales. Y mientras los gobiernos locales no asuman la responsabilidad de gobernar con proximidad al ciudadano…
Que el gobierno no promueva más presupuesto para el Consejo y sí para una torre en San Vicente, ¿no demuestra la poca importancia que se le da al tema?
No porque tenemos los apoyos. El presidente nos ha dado el apoyo para hacer las gestiones y cancillería, a través de su dirección de cooperación externa, busca esos apoyos. ¿Cómo montamos la granja? A partir del esfuerzo y el apoyo del Ministerio de Agricultura y Ganadería. La secretaría sacó fondos de su presupuesto y les da de comer a los jóvenes, la empresa privada nos da los pollos. ¿Qué estamos demostrando nosotros? Modelos exitosos y que haciendo esto se puede cambiar la situación. Nuestro aparato de ejecución es bien pequeño, lo nuestro es el efecto demostración. Lo que decimos es: si tú me decís que no se puede, nosotros vamos a ver si no se puede.
¿No le molesta que la gente que aún está en la izquierda lo mire con desconfianza?
No me preocupa porque hasta entre ellos mismos se tienen desconfianza, no me quita el sueño. El tema es hacer algo diferente de lo que los otros no hacen. Y lo veo en las alcaldías. Es una contradicción que, teniendo “una visión progresista”, los alcaldes con formación de izquierda no hagan nada o no hagan más por modificar las condiciones de vida con que gobiernan.
¿La crítica va principalmente a las del Frente? ¿O también de ARENA?
Lo que estoy planteando es que el modelo de los gobiernos locales hay que revisarlo. No es un caso de orientación política, pero en los casos que gente que criticaba la pobreza, que no tiene acceso, y que hoy tiene oportunidad para trabajar por esos pobres no lo hace.
Hay quienes dicen que el Consejo está infiltrado por la juventud de ARENA.
No es un problema de ideología, sí ahí hay de todo.
Sólo digo es que hay esa percepción.
Lo que hay que ver es qué dicen las comunidades. Y en las comunidades se trabaja para resolver los problemas que tiene que ver con la violencia. Y la violencia no tiene nada que ver ni con religión ni con partidos políticos. Y llegar a esa comprensión, que es lo que nos une, es lo difícil. Y por eso hemos logrado proyectos como municipios libres de armas, donde hay visión del FMLN y visión de ARENA, para demostrar que hay temas comunes que deberíamos abordarlos con otra visión: de política pública.
¿El consejo nació con el modelo de prevención?
Nació en un país donde nadie sabía que iba a pasar con la violencia. Al no atender los factores sicológicos, al no saber cómo quedaba la población después de un conflicto armado… nos dedicamos a fortalecer otras instituciones, pero la gente es la gente: aunque le hayan dado tierra, es gente que no tenía vocación productiva, y ahí tendríamos que haber atendido de mejor manera. Mucha de esa gente, que después se ha involucrado en robos, secuestros… no estaríamos en estos niveles.
¿Plantea que la violencia es consecuencia directa de este problema?
Lo que estoy diciendo es que tendríamos que haber atendido el impacto psicológico en la juventud, en los niños… ¿qué pasaba? Nos dedicamos a hacer lo que decía la cartilla: que la nueva policía, que la nueva Corte Suprema de Justicia, que el nuevo Tribunal Supremo Electoral… entramos a lo macro. Ahora, este es un país que debe sentarse, con tranquilidad, a analizar los problemas que hacen que este no sea un país más preparado para el desarrollo.
¿En qué momento cree que se le fue la seguridad de las manos al Estado?
No creo que se le haya ido la seguridad de las manos. Lo que observo es que hay un tipo de delito que golpea, sobre todo la parte de los homicidios. O que más preocupa: homicidios y extorsiones. Los homicidios es un tema que tiene que ver con las prisiones. La saturación de las prisiones ha generado que no tengamos las mejores condiciones para la readaptación de esta gente. La visión no debe ser meter a todo mundo en prisión sino a los que verdaderamente provocan la situación. Esa es la acción inteligente de la justicia penal.
La policía como que no entiende, ¿no? El discurso es hacer méritos de los miles de capturados en un sistema que no lo puede soportar.
Lo que hemos hecho es sobresaturar el sistema. Tendríamos que redistribuir el país. Si es que le problema no es sólo en las prisiones… si miran ustedes Soyapango. ¿Cuántos kilómetros cuadrados tiene Soyapango? 29. ¿Cuántos habitantes tiene? ¿Cuántos habitantes tenía en 1974? 40 mil. Ahora tiene más de 300 mil. Dos factores que inciden: desastres naturales y el conflicto armado. Eso nos lleva a tener las ciudades saturadas.
Y a los que están ahí detenerlos para que no corrompan la ciudad.
Lo que pasa es que este no es un tema sólo de El Salvador. Veamos lo que pasa en Francia, Brasil, México… nosotros creemos que sólo es en El Salvador. Pero no es cierto.
Oiga, pero Brasil, Francia no hay el mismo índice de homicidios. Le repregunto, ¿no se la ha ido al estado la seguridad de las manos?
No porque no es cierto que todo el país esté así. Uno no puede decir que porque este tipo de delitos se focaliza en la zona metropolitana, en La Libertad, en el occidente y en una parte de oriente se le fue la seguridad de las manos al gobierno.
Claro, “no en todo el país”… pero hay 10 muertos diarios pues.
Sí, no lo podemos ocultar, es cierto. El estado lo acepta, el gobierno lo acepta.
¿?
Lo que tiene que ver es que ya pasó del enfoque represivo, punitivo, a un enfoque de atención integral. ¿¡Y no es lo que todo mundo quería, pues!? ¿¡Y no le reclaman al gobierno que no lo hiciera!? Y hoy que lo está haciendo, que tiene un programa nacional de prevención que están coordinadas todas las instituciones, para poder cambiar la situación de la violencia… claro, no se hace de la noche a la mañana.
Recuerdo haber visto a un Salvador Samayoa, frente a las cámaras, criticando al primer mano dura de Flores, pero no recuerdo a un Óscar Bonilla haciendo lo mismo.
Lo que pasa es que siempre he tenido la convicción de que al final nos pondremos de acuerdo. ¿De qué me sirve salir criticando cuando estoy participando? De tener la inteligencia y poder esperar para ponernos de acuerdo y demostrar que podemos trabajar de forma integral, juntos. Yo estoy de acuerdo que la policía sea dura, no hay policía en el mundo que cause risa. La policía tiene que generarle confianza al ciudadano correcto y temor al delincuente, igual que el juez. Cuando logremos eso, que creo que estamos a punto de lograrlo, vamos a tener un control más firme de la delincuencia en el país.
¿Estamos a punto de lograrlo?
Creo que sí.
Vaya sorpresa.
Le voy a decir por qué (digo esto). Me estoy concentrando en un esfuerzo con la Corte Suprema de Justicia, con unos fiscales, con unos policías, que van a atender en unas zonas donde tengo la mayor incidencia de la violencia… lo que pasa es que no hay que saturarlos y poner a los jueces que resuelvan un caso por cinco dólares, sino que actúen en los casos que verdaderamente inciden. Estoy convencido de eso. ¿Sabe por qué?
¿Por qué?
Primero por que he visto cómo condenaron a los que perpetraron la masacre del Plan de la Laguna, porque veo los operativos en La Palmas, estoy convencido porque veo a los policías en un tiroteo muy firmes, estoy convencido porque la mayoría de los jefes policiales están bien. Hay que apoyar esa policía. Me puedo poner a criticar, pero bueno, Salvador es Salvador y yo soy yo.
¿Está metido en algún movimiento político?
Mientras uno está en la función pública y en la acción creo que uno hace política. Hago política pública, lo que no tengo es opción partidaria. Tengo ideas claras socialdemócratas.
¿Usted participó en el intento de Salvador Samayoa del movimiento Socialdemócrata?
No. Digo que la conocí en el pasado, la estudié, me gusta.
¿Ve viable a la socialdemocracia acá?
Por el momento no veo nada en el escenario que me diga que sí.
¿Usted se ve en el Consejo si el FMLN llega a gobierno?
Es más una pregunta para ellos. No sé, no sé que harán ellos. Sé que hay especulaciones, candidaturas, pero de eso a que vayan a llegar al propósito no estoy seguro.