ASUNCION, PARAGUAY, 28 de junio de 2006 (SIEP) Coordinar esfuerzos para enfrentar el militarismo y los tratados de libre comercio fueron dos de las principales conclusiones del Movimiento Continental de Cristianos por la Paz con Justicia y Dignidad, reunidos en esta ciudad.
Los asistentes realizaron un acto devocional para iniciar el encuentro y reflexionaron sobre el texto del Apocalipsis 21,1: después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y también el mar.
El chileno Raúl Rosales, del Centro Ecuménico Diego de Medellín reflexionó que “ nosotros creemos en el Dios encarnado que se hace pueblo y se define como nuestro Dios y nosotros como su pueblo, y es desde este criterio que se construye la nueva iglesia que todos y todas estamos formando.”
Agregó que “hay que gritar y no callar las buenas nuevas de la liberación. Exigimos una nueva sociedad y un mercado justo en un proyecto que incluya la vida y rechace todo signo de muerte, como el plasmado en el militarismo.”
La colombiana Maritse Trigo, de la Coordinadora Ecuménica, dijo que “debemos de reflexionar desde la pluralidad de nuestros pueblos, desde la visión de género, desde el ecumenismo, desde la experiencia religiosa…que trasciende e ahombres y mujeres y abarca las opciones de vida en toda su plenitud. El ecumenismo es una experiencia vivida por convicción de fe, es ser diverso y uno.”
El salvadoreño Ricardo Cornejo, de las Comunidades de Fe y Vida, indicó que “la iglesia debe ser comunitaria, y de compromiso con los pobres y excluidos, y que hable desde la realidad que es donde se encuentra la verdad de Dios.”
Añadió que “no toda iglesia es comunitaria. No toda iglesia responde a los pobres y excluidos. Hay iglesias que responden a los ricos. Cuando los pobres y los excluidos puedan sentirse multitud al interior de la iglesia Dios se hará presente. Necesitamos fe y vida, fe y política, transformar toda situación de muerte en vida plena.”
El colombiano Omar Fernández, fraile franciscano, compartió que “debemos pronunciarnos por una iglesia circular y no por una piramidal. La responsabilidad y la experiencia de vivir constituyen como dice Jesús el camino y no puestos ni posiciones privilegiadas. Nos comprometemos a luchar porque en nuestra sociedad y en nuestra iglesia haya nadie debajo ni arriba de la mesa, sino que estemos todos y todas alrededor de la mesa porque allí esta Cristo.”
El paraguayo Carlos Rolon, de SERPAJ informó que “hay un incremento de la presencia militar norteamericana, lo cual es una violación a nuestra soberanía nacional. Las iglesias deben condenar esto porque significa muerte para nuestro pueblo.”