Ruth o la amistad entre los pueblos

La solidaridad entre los pueblos que luchan contra el imperio es una de las manifestaciones ms profundas de la resistencia a los poderosos, y es por esta razn que a lo largo de la historia estos han tratado de ocultar o de distorsionar esta situacin y de promover la desconfianza, el odio y la discriminacin.

En la Biblia nos encontramos con distintas expresiones de este sentimiento de amistad entre los pueblos, que se convierte en solidaridad al vincularse a la lucha por la justicia y la liberacin. Las parteras egipcias Sifr y Pa, la prostituida Rahab y el testimonio de Ruth son parte de esta historia de resistencia.

La historia de Ruth es muy significativa. Es la historia de una mujer que decide integrarse a otro pueblo, y lo decide con todo el corazn, y su compromiso es firme, le da sentido y rumbo a su vida. La solidaridad con otros pueblos enriquece nuestra vida, fortalece nuestra esperanza que otro mundo es posible.

El comienzo de la historia de Ruth esta marcado por el hambre. El hambre, siempre presente en la vida de los pobres, obliga a una familia a huir de su tierra en busca del pan, en busca de la vida. Eran de Beln de Jud. El padre se llamaba Elimelec, la madre Noem y sus dos hijos, Majaln y Guilyn. Se fueron al norte buscando mejor fortuna. Se fueron mojados con sueos de comida y seguridad.

Al poco tiempo Elimelec muri de hambre. Fue sacrificado por los dioses del imperio que se cobran sus vctimas en el desierto de la necesidad. Elimelec muri combatiendo en la guerra por el pan y la alegra. Su mujer y su hijos continuaron la lucha. En la lucha surge la esperanza.

Noem le hizo frente al imperio. Construy su hogar en Moab, lejos de su tierra pero cerca de sus sueos. Los sueos son las races de nuestras vidas. Y mientras mantenemos nuestros sueos la victoria nos acompaa. La dignidad de la lucha acompaaba a Noem, a sus hijos y a sus nuevas hijas, Orfa y Ruth, esposas de estos. El hogar se haba ampliado y enriquecido.

El imperio es cruel. La vida es dura. La lucha es larga y sacrificada. Luego de diez aos tambin los hijos de Noem murieron emboscados por el hambre, el enemigo de los pueblos los acribill en un enfrentamiento. Haban resistido por diez aos, murieron luchando, murieron con dignidad.

Noem qued sin esposo y sin hijos, pero con familia y con muchos sueos. Estaba golpeada pero no fue derrotada. Estaba triste pero con decisin de vencer. Cuando se pierde la perspectiva de la lucha se pierde todo. En nuestras vidas y en la vida de nuestros pueblos sucede lo mismo.

Noem convoca a una reunin familiar y propone regresar a Beln de Jud. Era dar un viraje en sus vidas. Era una propuesta audaz. El tiempo haba pasado y era hora de regresar a casa. Todos debemos regresar a casa algun da. Casa y hogar son seales que nos marcan la vida. La casa es lo material, las paredes y los techos. El hogar es la comunidad de vida. No siempre coinciden. Noem iba de nuevo en busca del pan.

El hogar se construye desde la amistad y la confianza. Noem les plantea a Orfa y a Rut el proyecto de regresar a Beln de Jud. Les consulta. Les propone. Incluso les explica que para ellas lo mejor sera quedarse y buscar reconstruir sus vidas en su tierra.

Noem no les impone el rumbo de sus vidas. Orfa, dndole un beso, se fue a su casa.. Orfa la acompa un trecho del camino de su vida. Ruth, en cambio, se quedo con ella. Ambas decidieron con base en sus proyectos de vida. Ambas respuestas fueron vlidas.

La respuesta de Ruth nos interesa porque aborda el problema de la solidaridad entre los pueblos. Noem le pregunta a Ruth porque no se iba tambin “para que as regreses a tu casa y a tus dioses.” Era regresar a los dioses de la opresin, a los dioses del imperio.

Ruth da una respuesta que es paradigmtica. Es un ejemplo del compromiso internacional de los oprimidos en su lucha contra los imperios de todas las pocas y naciones. Le dice: No me obligues a dejarte, yndome lejos de ti, pues adonde tu vayas, ir yo; y donde tu vivas, vivir yo; tu pueblo ser mi pueblo y tu Dios ser mi Dios. Donde tu mueras, all tambin quiero morir yo y ser enterrada. Que el seor me castigue como es debido si no es la muerte la que nos separe.”

En la historia de todas las revoluciones que han hecho los pobres contra sus opresores encontramos a personas como Ruth. La ecuatoriana Manuela Saenz nos sale al encuentro en las guerras de independencia, las hermanas dominicanas Minerva, Patria y Mara Teresa Mirabal siguen desafiando a los tiranos, la puertorriquea Lolita Lebrn nos envuelve en su bandera de dignidad y Tania La Guerrillera nos comparte la alegra del compromiso.

Durante la guerra popular revolucionaria que vivimos en los aos ochenta, fueron decenas de internacionalistas dominicanos, colombianos, argentinos, chilenos, de todas partes de Amrica Latina y del Caribe, que en el espritu de Ruth regaron con su sangre generosa las montaas de nuestra patria.

El Espritu de Ruth que es el mismo espritu de Jess de Nazaret, sigue impulsando a centenares de combatientes internacionalistas, que en Irak resisten la intervencin militar norteamericana. El Espritu de Ruth es el espritu de Dios que nos convoca a la amistad y la solidaridad. Amn.

Rev. Roberto Pineda, Iglesia Luterana Popular de El Salvador

San Salvador, 20 de abril de 2005

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