SARA DE UR Y LA SONRISA DE LA REBELDIA
Reflexión sobre Génesis 18.11-15
“Por eso Sara no pudo aguantar la risa…”
La risa de Sara nos saluda, nos convoca, nos estremece a través de los siglos. La risa de Sara de Ur rompe con la solemnidad de lo sagrado e inaugura la rebeldía de la subversión. Sara se atreve a reírse del discurso de los ángeles que le anuncia que va a ser madre, aunque después le da miedo.
Es una gran atrevida. Una gran subversiva. Y aunque después se pelee con Agar y muestre conductas autoritarias este gesto la justifica ante el porvenir. Sara le rompe los esquemas a los ángeles y llega hasta a burlarse del llamado celestial. Es una mujer que quiebra los protocolos y destroza el ceremonial. De ella nos viene la palabra sin temores. Es la madre de la denuncia.
El ángel se queja con Abram por la impertinencia de Sara. Le sorprende y le disgusta la audacia de Sara. El texto nos indica que los ángeles llegan y a tono con la cultura patriarcal dominante hablan y negocian con Abraham. Pero Sara los escucha detrás de Abraham.
Sara había acompañado a Abraham desde que salieron de Ur. Fue la compañera de su vida. No sabemos el nombre de su madre ni de su padre. Las genealogías están reservadas para los hombres. Después que Abram recibe el primer mandato divino (Génesis 12) salió de Harán y con él se llevó a su esposa Sarai. Lo más seguro Sara ni fue consultada, la decisión de irse la tomó el futuro patriarca Abram.
Luego se van a vivir a Egipto por una hambruna y Sarai aparece como una mujer hermosa que es presentada ante el Faraón como hermana y no como esposa de Abram. Y es por Sarai que el faraón trató muy bien a Abram. Hecho que posteriormente se repite con el rey cananeo Abimelec.
En el capítulo 16 del Génesis se explica que Sarai era estéril, no podía darle hijos a su esposo Abram. Y a Sarai se le ocurre utilizar el vientre de una esclava egipcia para ser madre. Y utiliza a Agar. Y luego se complica su relación y empieza Sarai a maltratarla hasta que Agar huye.
Luego Dios se aparece de nuevo a Abram y establece la circuncisión como señal del pacto divino. Las mujeres quedan fuera de esta señal del pacto. Y le manda a decir a Sarai por medio de Abram que de ahora en adelante se llamara Sara. Y también que la voy a bendecir y te daré un hijo por medio de ella. Ella será la madre de muchas naciones y sus descendientes serán reyes de pueblos. Y Abraham lo mismo que después Sara se ríe de esta promesa. (Gen 17:17) Pero Abraham no es regañado como lo fue Sara. Dios se la dejó pasar.
Lo que yo he dicho es que tu esposa Sara te dará un hijo y tu le pondrás por nombre Isaac, le aclara Dios. En otra aparición, en el bosque de encinas de Manbrè, llegan tres visitantes, mientras Abraham estaba sentado a la entrada de su tienda de campaña. Al saludarlos, Abraham entró en su tienda de campaña y le dijo a Sara: ¡Rápido! Toma unos veinte kilos de la mejor harina y haz unos panes. Mientras él se dedicó a atender a los visitantes.
Al terminar de comer los visitantes le preguntaron a Abraham: ¿Dónde esta tu esposa Sara? Respondió que en la tienda de campaña. Uno de los visitantes le dijo: el año próximo volveré a visitarte y para entonces tu esposa Sara tendrá un hijo. Mientras tanto Sara estaba escuchando toda la conversación a espaldas de Abraham, a la entrada de la tienda. Abraham y Sara ya eran muy ancianos, y Sara había dejado de tener sus periodos de menstruación.
Por eso Sara no pudo aguantar la risa. Pero Dios le dio a Abraham: ¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que pueda tener un hijo a pesar de su edad? Al escuchar esto Sara tuvo miedo y quiso negar. Por eso dijo: yo no me estaba riendo. Pero Dios es categórico: Yo sé que te reíste.
El humor como rebeldìa
Partimos de la tesis que el humor puede ser tanto un arma de crítica y resistencia social, como también un mecanismo de dominación y de control social. En este caso de Sara es definitivamente un mecanismo que reivindica el derecho humano a la duda por encima del criterio de obediencia.
Fue un momento de tensión entre la risa de la rebeldía y el llamado al orden. Sara desafía con su risa el orden patriarcal humano y divino. Es la risa de la Medusa, una risa que como nos lo enseña Helena Cixous, tiene la potencialidad de erosionar las más profundas raíces de la opresión de las mujeres.
Prudencia Ayala aprendió la lección de Sara
En nuestra rueda de la historia hay una mujer que supo ser digna heredera de Sara. Vivió a inicios del siglo pasado y se llamaba Prudencia Ayala. Y supo burlarse de las dictaduras militares y de la cultura patriarcal que han ensangrentado nuestros lagos y volcanes. La risa de Prudencia era la misma risa de Sara. La risa de la resistencia y de la rebeldía.
Prudencia tuvo el coraje de lanzarse en 1930 como candidata a la presidencia de la republica y no se lo permitieron pero con este gesto se burló del sistema. Las mujeres no podían votar ni optar por un cargo público. Nació el 28 de abril de 1885. Desde 1913 dio a conocer su visión feminista y centroamericanista. Denuncio la intervención yanqui en Nicaragua y luego se volvió sandinista, apoyando a Augusto Cesar Sandino. En 1919 es encarcelada en Atiquizaya por criticar al alcalde. En Guatemala es encarcelada por conspirar contra el dictador Estrada Cabrera. Muere el 11 de julio de 1936.
El espíritu de rebeldía de Sara es el mismo espíritu de rebeldía de la joven María de Nazaret. Es el mismo espíritu subversivo de Prudencia Ayala. El Dios de justicia en el que creemos es Madre y es Padre, es Hermano y Hermana, es Abuelo y Abuela, es camarada en la lucha por la vida. Amén.
Rev. Roberto Pineda
Iglesia Luterana Popular de El Salvador
San Salvador, 23 de julio de 2006