Un pensamiento diáfano y una vida consecuente
Edgard Barberena
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Por el terror que le tenía a los maestros que durante los años 40 obligaban a los estudiantes a repetir de memoria las lecciones, no terminó la primaria, pero se volvió un extraordinario autodidacta entre la zapatería, el sindicalismo, entre ejercer como Secretario General del Partido Socialista Nicaragüense (PSN) y practicar el periodismo desde “Orientación Popular” hasta END, pasando por Barricada.
Este personaje es Onofre Guevara López, hijo de Onofre Guevara Pérez y de Paula López, quien nació en Nandaime el 11 de febrero de 1930.
Se vino a Managua en 1942 y aprendió a ser zapatero. A los 13 años ya estaba en el Sindicato de Zapateros, un año antes de que se fundara el Partido Socialista Nicaragüense, en 1944.
Ingresó al PSN en 1945 cuando era un chavalo, comenzó a vender periódicos, a distribuir hojas sueltas y a realizar una serie de tareas prácticas. Antes, en el sindicato, le ocurrió algo muy particular: “Ahí aprendí a escribir”, dice.
“Jovencito me nombraron Secretario de Actas del sindicato y eso me obligaba a redactar las actas. Hacer el acta de una asamblea es como hacer una crónica de un acto político”, comenta Onofre.
A inicio de los años 60 le piden permiso para utilizar su nombre como director del semanario “Orientación”, a lo que accedió. Esto lo llevó a problemas con el régimen somocista.
“Cuando la Policía quiso reprimir el periódico, me llamó Nicolás Valle Salinas para interrogarme, éste se alejó un poco del interrogatorio y me quedé con Agustín Fuentes, de La Prensa, y Alejandro H. del Palacio, de Novedades.
Ahí comienza otro interrogatorio con el periodista de La Prensa, que fue más fuerte que el que le hizo el guardia, tanto, que el redactor de Novedades le dijo: “¡Estás peor que el teniente!”
“Fuentitos” le hizo una mala jugada
Al siguiente día, al leer la crónica de Agustín Fuentes, acabándolo por un error en la pronunciación de una palabra, Onofre se dijo a sí mismo: “No me voy achantar”. Fuentes explotó la falta para ponerlo en ridículo. “Eso me tocó el amor propio y me empeñé en escribir mejor”, nos dijo.
Guevara, entonces, leía más de lo habitual, y practicaba escribiendo sobre cualquier cosa. Un día se encontró con Manuel Pérez Estrada, Secretario General del PSN, quien le preguntó qué tanto sabía de Sandino. “He leído algo”—le dije. “Le conté lo que había leído de un congreso internacional que tuvo lugar en un país europeo, y entonces me dice: hágase un artículo para el periódico. Ese fue mi primer trabajo, y lo publicaron en el semanario Orientación”, rememora.
Viaje a Cuba y “Orientación Popular”
En 1960, el PSN lo envió a Cuba al séptimo aniversario del asalto al Cuartel Moncada. La revolución estaba tierna, apenas tenía año y medio. A la isla Onofre llegó a dos congresos: al de las Juventudes Revolucionarias de América Latina y al del Partido Socialista Popular de Cuba como delegado.
Cuando regresa a Managua pasa a la dirección del partido con el cargo de Secretario Juvenil, con la misión de organizar a la juventud socialista, por lo que todo el año 1961 fue de actividades políticas-organizativas, y en noviembre de ese año llevaron a cabo el congreso constitutivo de la juventud.
Para esa ocasión, Onofre tenía 31 años. “Me quitaron la juventud y me hicieron editor del periódico que ya se llamaba Orientación Popular”, recuerda. Así editó el periódico hasta 1965. Ese año se fue a la Unión Soviética a estudiar al Instituto Internacional de Marxismo-Leninismo, de marzo de 1965 a octubre de 1966.
Al regresar al país vuelve a hacerse cargo de la edición del periódico, pero antes enfrentó lo que pasó todo aquel nicaragüense que viajó por esos años a países considerados comunistas: cayó preso en Managua y fue interrogado por agentes de la Oficina de Seguridad Nacional (OSN) de Somoza.
Varado en Bruselas
No hay personajes sin anécdotas, y Guevara lo sabe bien. A él le tocó pasar apuros en Berna, cuando venía de regreso a Nicaragua. “Es que mi pasaporte se venció. Cuando hice escala en Suiza me advirtieron que debía arreglar eso”, recordó. Una cónsul en ese país se negó a ayudarle, y no tenía fondos suficientes para pasar 15 días allá esperando una respuesta.
Del poco dinero que portaba decidió comprar un boleto a México. “Todo parecía marchar bien hasta pasar por Bélgica, la seguridad del aeropuerto me detuvo y perdí la conexión, con todo y maletas”, recuerda Guevara.
En Bruselas se quedó solamente con la ropa que llevaba puesta. Las autoridades migratorias le dieron un permiso de tres días, en un lugar donde no conocía a nadie. Lo primero que hizo fue irse a la calle y comenzar a preguntar dónde estaba el consulado de Nicaragua. “Ahí tuve el ejemplo de lo que debe ser el servicio diplomático”, comentó.
Ese ejemplo se lo dio el entonces cónsul de Nicaragua en Bruselas, un señor de apellido Rivas Novoa, hermano de Gabry Rivas. El diplomático le dijo no estar interesado en preguntarle ni de dónde venía, ni adónde iba, le bastaba saber que era nicaragüense. Ahí le actualizaron el pasaporte y así viajó a México para recuperar sus pertenencias.
La división del partido
En “Orientación Popular” Onofre trabajó hasta 1967, cuando se produjo la ruptura interna del PSN sobre los sucesos de la masacre del 22 de enero de ese año, y ahí terminó el periódico. Onofre siguió en el partido, y quedó en una fracción en la que eligieron Secretario General a Álvaro Ramírez González, en sustitución de Manuel Pérez Estrada, quien se quedó con el grupo de Elí Altamirano, los que después formaron el Partido Comunista.
En noviembre de 1967 renuncia Álvaro Ramírez, y en un pleno del partido eligen como secretario general a Onofre, e inmediatamente el partido le comunica que debe viajar a Moscú para informar sobre la situación del PSN. En 1968 se traslada a Costa Rica (entró por veredas) y allá le proporcionan un pasaporte costarricense.
Salió como costarricense del aeropuerto “Juan Santamaría”, y llegó a Moscú cuando celebraron los cincuenta años de la revolución soviética. De regreso enfrentó otra anécdota no muy agradable, pero simpática a la altura del tiempo.
Como portaba pasaporte costarricense, llegó a Holanda y se hospedó en un hotel económico mientras arreglaba su salida hacia México. La noche que llega a Ámsterdam le golpean la puerta a la media noche, y un conserje del hotel le dice que habían llegado unos costarricenses a saludarlo.
Supo que los ticos llegaron de París en tren, y habían planeado pasar con “el paisa” un fin de semana. “Yo no hallaba qué hacer porque no los conocía”, comparte Guevara. Salió a recibirlos. Todos estaban ebrios, y entre ellos estaba un hijo del embajador costarricense en París. “Estaban tan alegres, que ni cuenta se dieron de que yo era nicaragüense y de que mi nacionalidad sólo era una farsa. Salimos y quedamos en vernos a la mañana siguiente”, recuerda. A primera hora, Guevara escapó del hotel y se fue a pasar las horas a un parque cercano.
Al regresar a Managua por veredas desde Honduras, volvió a caer preso. Esa vez estuvo seis meses. Allá conoció a Daniel Ortega, a Jacinto Suárez y a Jacinto Baca Jerez. “De todos los presos, yo era el único que no pertenecía al Frente Sandinista”, recordó.
En la cárcel conoció que Ortega no es el hombre calmo que aparenta ser, porque en una ocasión tomó con violencia y autoritarismo un plato de comida, y se lo lanzó en la cara a Axel Somarriba, un muchacho que había desertado del FSLN. Esto ocurrió en 1968.
Caen dos de sus hijos
En 1969 —después de haber sufrido otra carceleada—renunció al partido, quedando Luis Sánchez en la Secretaría General.
En 1976 se reincorpora al PSN con la gente de Álvaro Ramírez, y le dan la responsabilidad de la educación popular clandestina. Comenzó a trabajar en el periódico con Federico López. Todo el 78 y el 79 imprimieron el periódico en forma clandestina. En 1978 cayó abatido su primer hijo en el asalto a la Policía de San Judas, y en mayo de 1979 fallece otro hijo suyo en un enfrentamiento con la Guardia también en San Judas.
En 1980, la tendencia del PSN de Álvaro Ramírez se integró al FSLN, por lo consiguiente a Onofre lo mandan al diario Barricada, donde comenzó como jefe de Redacción y corrector de originales, y donde enfrentó problemas con periodistas de escuelas que no admitían ser dirigidos por un periodista empírico.
Onofre es diputado
La verdad es que la pulcritud de la prosa de Onofre es para un periodismo exigente, y es hoy por hoy, con sus escritos de opinión y su columna, una notable simbiosis del buen escribir con la congruencia y la amenidad en la crítica política.
Onofre fue también diputado de Managua por el FSLN, y encargado del registro de actas, una especie de historia de la Asamblea Nacional.
Su vida ha transcurrido con la misma modestia con que habita en el barrio San Judas, y la misma firmeza de sus ideales por una sociedad justa e igualitaria, pero en libertad y democracia.
Aprendió a ser crítico
Guevara también relató en la entrevista otras anécdotas, entre ellas una del curso de preparación ideológica que hizo en la URSS. En la última etapa, llevaron a los estudiantes de varias naciones latinoamericanas a la República de Moldavia, y “nos decían que esa república tenía un desarrollo similar al de Nicaragua”.
Él fue el jefe del grupo de estudiantes enviados a Moldavia, y le tocó hacer el agradecimiento a sus autoridades. “Experimenté por primera vez mi compromiso con la crítica, y lo que hice fue señalar todo lo que me parecía criticable en Moldavia, y eso me ha servido para mi formación en el periodismo”, destacó.
“Desde ese momento me decidí a ser crítico, pero sucedió que en lo poco que sabía de ruso me di cuenta de que la traductora no dijo lo que yo había dicho, sino que convirtió en alabanza mis señalamientos, y eso también me sirvió para criticarla a ella (a la intérprete) cuando regresamos al Instituto en Moscú”, dijo Guevara, quien comparó la situación con lo que ocurría aquí con la Dirección Nacional del FSLN en los años 80.