A esta altura del partido en el país, no todo lo político es electoral, pero si todo lo electoral es político. Cada fuerza social y política rompe con la cultura del último minuto y se prepara con mucha anticipación – año y medio-para colocarse en los primeros lugares de la carrera electoral presidencial. Y en esta situación, es conveniente distinguir entre escenarios políticos y escenarios electorales.
En política, las percepciones se convierten en realidades. Si alguien es percibido como débil esa es la realidad. Si alguien es percibido como fuerte esa es la realidad. Es una realidad mediática que termina por imponerse y determinar la imagen, no obstante que es una realidad construida, inducida, facilitada, pero se vuelve real, objetiva, fáctica. Lo que no significa que no pueda modificarse. Es posible, así como es posible que una simple cascara en el camino haga deslizar y derribe a un gigante.
A continuación abordamos estos aspectos, desde una óptica de movimiento popular o sea de izquierda social. Lo hacemos desde varios niveles de análisis: desde el teórico, desde el fotográfico (la situación del momento) y desde la prospectiva (hacia futuro).
Lo político y la política del paisaje salvadoreño
Cuando nos referimos a lo político estamos hablando de ese amplio espectro que abarca una parte de la superestructura del edificio social y que se refleja en el aparato político-jurídico, que comprende el estado y su sistema político, incluyendo los partidos y las elecciones. La otra dimensión de lo superestructural es lo ideológico. Y la base del edificio social es la estructura económica, en este conocido esquema de análisis.
Mientras que cuando hablamos de la política nos referimos a las diversas expresiones de la lucha de clases, una de las cuales es precisamente la lucha política. Pero también está la lucha económica y la lucha ideológica. Lo político es el marco institucional legal, mientras que la política es el choque de intereses y visiones entre las diferentes fuerzas sociales que se disputan el control del estado.
Lo político es lo estable y continúo mientras que la política es el movimiento, el choque, la pelea entre fuerzas sociales con proyectos divergentes de país, que van originando las diversas correlaciones de fuerza, los distintos momentos y panoramas coyunturales.
El actual sistema político salvadoreño se establece en 1982, en el marco de un conflicto militar, y se fortalece en 1992 con la incorporación de la izquierda armada a la lucha política electoral. Y este sistema recibe en el 2009 un nuevo empuje, al verificarse la alternabilidad electoral sin ningún tipo de crisis significativa. El sistema comprobó por medio de la alternabilidad que podía asimilar cualquier opción política sin desmoronarse.
En lo político los niveles de consenso o disenso de las fuerzas sociales o políticas alrededor de las políticas de país, impactan profundamente en el funcionamiento de las instituciones del estado. En nuestro caso, la polarización ha sido la norma y no la excepción. Y lo seguirá siendo mientras no se modifique la actual correlación de fuerzas, que es de equilibrio, y viene así desde el conflicto armado.
Esta es una herencia de doce años de guerra que tuvo un desenlace negociado, por lo que el proyecto de país sigue sin definirse. Los cuatro gobiernos de ARENA no lograron romper este ciclo. Eso vuelve cada elección una batalla decisiva. Lo político – aunque cada vez menos- sigue vinculado a la disputa histórica por la continuidad o ruptura del sistema.
Lo político determina la política. Las líneas de los partidos y las acciones de los movimientos sociales, tanto empresariales como populares, así como la cotidianidad del ciudadano están atravesadas por las decisiones que desde lo político realizan los sectores gobernantes y que impactan en el ciudadano y en su economía, seguridad, costo de la vida, empleo, educación, salud, etc.
En la política impactan positiva y negativamente las políticas gubernamentales; las políticas municipales, las visiones y decisiones empresariales y de los sectores populares; la actitud de poderes fácticos que no van a elecciones, pero mandan, como son las Fuerzas Armadas, la Iglesia, los Medios de Comunicación, y los Estados Unidos, entre otros.
En la política existe una campaña electoral en curso, con un candidato débil con un programa fuerte; un candidato fuerte con un programa débil y la posibilidad de un candidato fuerte con un programa fuerte. Pero a la vez existen otras variables a considerar en este horizonte, son el aparato partidario y la estrategia electoral. Y la ultima pero quizás la más importante, una sólida y bien protegida alcancía, o sea las finanzas, el financiamiento de la campaña.
La fuerza política que logre combinar de manera adecuada estas cinco variables lograra despejar la incógnita de la ecuación, y por lo tanto, encontrar el tesoro de la victoria electoral. Y son por lo menos tres las fuerzas en disputa. Y se han lanzado ya dos toreros al ruedo…y falta uno.
Un presidente Funes que va de salida
Ya relativamente falta poco para que el presidente Funes termine de darse la vuelta en el caballito de la presidencia. Ya camina por el cuarto y penúltimo año. Y con un envidiable nivel de popularidad, seguramente se prepara para emprender el viaje de regreso hacia la civilidad. Pero es claro que regresara al hogar con un cargamento político muy valioso. Experiencia, popularidad, relaciones y quizás recursos. Claro, sin aparato partidario. Pero a veces, los aparatos partidarios son cargas pesadas que es mejor evitar.
En lo que le queda de mandatario, el presidente Funes necesita garantizar su presencia y herencia como símbolo del cambio, en las diversas y principales opciones electorales presidenciales. Necesita blindar su gobierno de críticas y patentar como propios los diversos programas de compensación social que ha ejecutado. En esta tarea le va corresponder legitimar o torpedear candidaturas. No tiene opción. A menos que se decida por el silencio, lo cual es poco probable. Ha empezado a hablar y lo seguirá haciendo…
Y parece ser que se prepara para cabalgar como un experimentado jinete, afianzado de las crines de dos caballos en contienda, con una pierna en la izquierda y otra en la derecha. La apuesta es garantizar la continuidad de su novedoso proyecto político socialdemócrata consistente en una alianza con EE.UU., el afianzamiento en el estado de un nuevo sector empresarial y los subsidios para sectores populares. Un coctel que seguramente va marcar el programa de los candidatos en contienda, hasta terminar entonando con voces diferentes una misma melodía.
Los tortuosos caminos de la ANEP
Es impresionante la capacidad del empresariado salvadoreño para mimetizarse y aparecer públicamente como abanderados de procesos de democratización, de lucha contra la corrupción y de abrirse a la construcción de alianzas que favorezcan la participación popular. Cosas veredes.
Y a la vez que se mantiene un discurso confrontativo, que pone en evidencia el dolor que causa haber sido desplazados de la conducción gubernamental, juega y coquetea con propuestas de exigir mayor transparencia en una gestión que ya no controlan.
Le correspondió a Jorge Daboub conducir el barco empresarial de la ANEP en esta tormenta que amenaza con hundirlos cada vez más en la irrelevancia. Y lo ha hecho ciñéndose al pie de la letra al papel asignado como gladiador frente al presidente Funes. Un triste papel que el anterior presidente de la ANEP, Carlos Araujo, se negó a desempeñar.
La nueva izquierda abraza la senda electoral
La decisión del partido Tendencia Revolucionaria de abrazar la senda electoral por medio del frente político Movimiento Nuevo País, MNP, constituye un nuevo desarrollo en las filas de la izquierda. Viene a sumarse a por lo menos tres esfuerzos anteriores de construir coaliciones y frentes de lucha popular. Entre estos podemos mencionar al MPJS (2008), a la CPC (2009) y al MDP (2011).
Es una decisión que viene a consolidar la tesis ya generalizada dentro de la izquierda y de la derecha, de la vía electoral como la única forma de acceder al poder. En este sentido, es un reconocimiento al sistema político establecido de democracia representativa, que niega o al menos debilita la opción de la lucha popular extraparlamentaria como vía al poder.
El que la TR sacrifique su antigua visión y estrategia de lucha popular a cambio de la participación en la lucha electoral, únicamente puede entenderse a la luz de la necesidad de crecer orgánicamente y convertirse en un significativo referente político municipal o legislativo, lo cual es posible pero no fácil.
Parece ser un retroceso en lo ideológico, pero un avance en lo político. La apuesta será seguramente recoger el descontento de sectores de izquierda al interior del FMLN y de los sectores populares. No será sencillo, hay una cultura de la organicidad que será difícil de romper.
La lucha por la unidad popular
La lucha popular se expresa en la actualidad en tres grandes vertientes que fluyen separadas, pero que pueden y deben unirse. La vertiente principal por su capacidad de convocatoria popular y de musculo organizativo es la vinculada al FMLN y que se manifiesta en dos grandes arroyos: CONPHAS y CIRAC. Son dos expresiones debido a los imperecederos ombligos históricos.
La otra gran vertiente de masas está vinculada a la labor social realizada por el gobierno Funes en el agro, con los excombatientes, con las mujeres y jóvenes, y con el movimiento sindical. Se expresa orgánicamente en la Unidad Nacional por la Defensa y Profundización de los Cambios. Hace unas semanas constituyó en el CIFCO el Movimiento Campesino Salvadoreño.
La tercera vertiente está relacionada con la TR. Se expresa en una serie de luchas, radios comunitarias y de redes sociales, en diversas partes del país, que incluye las importantes luchas contra la minería, por la defensa del agua, en contra de las presas, a favor de las luchas ambientalistas e indígenas.
La fuerza que desde la izquierda logre buscar entendimientos entre estas tres vertientes contribuirá de manera decisiva a la construcción de un poderoso instrumento de lucha popular, que rebase lo electoral y afiance la lucha popular antiimperialista como estrategia principal de los sectores revolucionarios y democráticos.
El Alcalde que sueña con ser presidente
Desde sus maromas provocadoras desde el 2008 en contra de la entonces alcaldesa Violeta Menjívar, Norman Quijano sabía que ganar San Salvador en el 2009 y luego en el 2012 lo convertiría al interior de su partido en el seguro candidato presidencial del 2014. Y efectivamente así sucedió.
Norman tiene como ventajas para garantizarle a ARENA la recuperación del ejecutivo las siguientes: capacidad ilimitada para prometer hasta lo imposible; la posibilidad de un relevo presidencial republicano en Estados Unidos, y la posibilidad de recursos y de la unidad del partido.
Las encuestas lo ubican como el próximo presidente, pero para que este sueño se convierta en realidad Quijano necesita resolver dentro de su partido líos pendientes con Cristiani, limar asperezas con los precandidatos derrotados, en especial con Doña Vilma; lograr que su popularidad en las bases areneras y en las encuestas haga el milagro de sacar las chequeras de los contribuyentes del partido; y finalmente, que desde su ya complicada alcaldía no surja una crisis que le amargue su dilatada marcha triunfal a saborear la guayaba de la presidencia.
El vicepresidente que sueña con ser presidente
Con la muerte de Schafik en el 2006, Salvador Sánchez Ceren aumentó significativamente su peso como uno de los líderes más respetados e influyentes en la dirección del FMLN. Destacado líder magisterial en la década de los setenta, y jefe máximo luego del suicido de Marcial, de las poderosas FPL. Fue un aliado estratégico de Schafik tanto durante el conflicto armado, durante el proceso de negociación y en la construcción del FMLN como fuerza político electoral.
La decisión de la dirección de FMLN de llevarlo como candidato obedece a la necesidad de evitar cometer el error de llevar a la presidencia a una persona que no refleje la línea partidaria, como pasa con el presidente Funes. Es un error que no volverán a cometer, aunque para ello necesiten sacrificar evidentes criterios electorales de potabilidad así como redoblar el esfuerzo por posicionarse en las urnas.
Pero como en política nada está escrito en piedra, la apuesta electoral del FMLN es a remontar las dificultades y lograr mediante una bien articulada estrategia de largo plazo entusiasmar a su militancia y enamorar al voto indeciso, el cual supuestamente tendrá la suficiente claridad para no caer víctima de la propaganda y defenderá las conquistas sociales logradas en este gobierno. En caso que esta sea una estrategia exitosa, el FMLN seguiría gobernando otros cinco años.
El expresidente que sueña con reengancharse
La sola mención de su nombre parece despertar vicios y pasiones olvidadas y temores incontrolables, y esto es ya un logro de su singular campaña mediática basada en la negativa y la incertidumbre. Lo real es que el expresidente Saca es un actor de ambiciosas pretensiones.
Y al convertirse en el tercero en discordia, estaría modificando profundamente el escenario de estas elecciones presidenciales. Tiene experiencia, carisma, relaciones y recursos. Y si cuenta con el aval del actual propietario residente de Casa Presidencial les cosas incluso se le facilitarían, ya que navegaría bajo la bandera del cambio.
Para la derecha arenera la candidatura del innombrable es una pesadilla porque saben que representa los intereses de un nuevo bloque histórico que pugna por establecerse y por desplazar definitivamente a la tradicional oligarquía. Pero también en la izquierda política resultan sospechosas las ya frecuentes concentraciones populares que se realizan sin su autorización y que hablan de “una tercera fuerza.”
Los candidatos Un ménage a trois o el bipartidismo tradicional
El FMLN se ve obligado a llevar un candidato histórico para garantizar la cohesión de su base interna y asegurar así el “voto duro.” Un voto duro que se paralizó en marzo pasado pero que se espera recuperar para el 2014.
La posibilidad de “una tercera fuerza” viene a modificar sustancialmente el esquema de polarización bipartidaria y puede afectar en diversos grados a los dos partidos grandes. Este menage a trois electoral puede tener resultados imprevisibles y alterar el balance de fuerzas existente hasta el momento. El alargamiento premeditado de Saca es parte integral de esta estrategia y de la emergencia de este peligrosos triangulo.
Los programas subsidios vs. inversiones
Los subsidios y las inversiones aparecen como los polos sobre los que gravitaran los debates y las ofertas. ARENA se presentara como la opción para salvar la economía “estancada” mediante el impulso de la inversión extranjera y así crear empleos y disminuir el costo de la vida. A nivel de seguridad se les complica la situación porque “la tregua de las pandillas” es una medida exitosa que difícilmente podrán atreverse a cuestionar.
El FMLN se presentara como los continuadores de los cambios, y van a reivindicar y con razón los uniformes, zapatos y útiles escolares, el vaso de leche, la reactivación del agro, y hasta el subsidio al transporte.
Los aparatos partidarios y los indecisos
Tanto ARENA como el FMLN han logrado dominar la técnica y el arte de la lucha electoral. Son maquinarias electorales. El enfrentamiento electoral es su elemento, su hábitat natural. Y esto hará a las elecciones presidenciales de 2014 especialmente reñidas.
Lo que es un hecho para ambas maquinarias electorales es que ningunos comicios podrán ganare exclusivamente con su voto duro. Necesitaran conquistar el voto de los sectores indecisos, que son muy variables y responden fuertemente a percepciones del momento.
Las estrategias electorales: coalición o partido
Cada partido diseña una estrategia electoral que le permita fortalecer y multiplicar sus fuerzas, neutralizar cualquier tipo de amenazas y aislar para luego derrotar a su adversario. En la experiencia del FMLN la única vez que ha logrado la victoria ha sido mediante una amplia y multifacética alianza electoral.
Para ARENA la última vez que ha logrado alcanzar la derrota ha sido mediante una alianza que incluyo al PCN, al PDC e incluso al Movimiento Renovador. ARENA en cuatro ocasiones ha ganado solo y el FMLN únicamente ha ganado acompañado.
Los escenarios de futuro (tendencias y perspectivas)
Se pueden presentar diversos escenarios. La tendencia principal en la actualidad, a año y medio del evento electoral, es hacia la restauración oligárquica. Esto se puede modificar. Ojala que se modifique. Pero un claro escenario de futuro es la victoria de ARENA en primera vuelta. Para esto necesita rebasar la votación segura de su “voto duro” con más de medio millón de votos.
Otro escenario es la posibilidad de una segunda vuelta., sea entre ARENA y el FMLN, o entre ARENA y GANA. Algunos confían en que el “bloque” de fuerzas legislativo FMLN, GANA, CN y PES se va traducir en una alianza formal o informal que permitirá derrotar a ARENA en segunda vuelta. ¿Votaría la base del FMLN por Saca? ¿Votaría la base de GANA por Sánchez Ceren?
Un último escenario es el de un segundo gobierno del FMLN. Para lograr esto el FMLN necesita asegurar un resultado electoral que sobrepase con más de medio millón de votos su techo electoral histórico, que anda por los 800, 000 votos. Esos votos debe obtenerlos por medio de una exitosa estrategia electoral o por medio de alianzas, o por ambos elementos.-