Lunes, 07 de Mayo de 2012 / 07:43 h
Dos marchas en un primero de mayo
Dagoberto Gutiérrez
Dos manifestaciones multicoloras expresaron significados encendidos durante el Primero de Mayo. En realidad, no se trató de manifestaciones divididas, porque durante largos años, desde el fin de la guerra, ha sido así. Al no partir, este fenómeno, de una unidad fraccionada y expresando, mas bien, dos fenómenos diferentes e independientes, hemos de concluir que ambas manifestaciones son dos maneras diferentes de ver el mundo y de entender la coyuntura política. Pasemos revista a los significantes y veremos la lógica de lo que estamos hablando.
Una marcha arranca de la Universidad de El Salvador, que es un centro de estudios de arraigada tradición de lucha popular. La otra marcha arranca de la plaza de El Salvador del Mundo, lugar de expectante presencia burguesa, diseñada y construida por burgueses y despojada de todo sentido popular.
Una marcha es política, con consignas políticas, entre ellas, la exigencia de un nuevo Estado; la otra marcha es partidaria y, en cierto modo, gubernamental. Una marcha es de trabajadores, preponderantemente, trabajadores del Estado; la otra marcha cuenta con presencia de funcionarios gubernamentales. Una marcha es de protestas y de propuestas, y ambas se expresan en las voces populares. La otra marcha tiene cuidados maternales ante el gobierno que dicen pertenecer. Ambas marchas ondean banderas al viento pero no tienen las mismas metas, y mientras una se dirige a la Plaza Libertad, otra se mueve hacia la Iglesia San Francisco. Una y otra no se encontraron y tomaron diferentes direcciones sobre las calles diferentes de la capital; mientras la mañana gris de ese martes primero de mayo miraba todo con sus grandes ojos de invierno.
Este Primero de Mayo constituyó una fina radiografía de la coyuntura política, porque la manifestación que salió de la Universidad, y que empezó siendo un pequeño hilito de gente, fue creciendo, sin embargo, en la medida en que las calles de la ciudad se ensanchaban para recibir a más pueblo. Y aquel hilito inicial se convirtió en un ensanchado torrente humano. Este fenómeno expresa el crecimiento y desarrollo de la conciencia de un movimiento popular que comprende a trabajadores de las empresas y del Estado, a hombres y mujeres, a estudiantes y obreros, a vendedoras y vendedores de la calle, profesionales, a desempleados y desocupados, y a gente de todas las condiciones sociales; pero unidos todos estos sectores con la conciencia y el interés creciente de constituirse y actuar como una fuerza social y política independiente de los partidos políticos tradicionales. Y este es un rasgo central de este Primero de Mayo de 2012.
Al mismo tiempo, encontramos el afán y la necesidad de construir los propios liderazgos que viniendo del pueblo mismo expresen los intereses de estos sectores. Aquí no se trata de la relación de representantes y representados, sino mas bien, de que quien hable de los intereses populares, lo haga desde esos intereses, sin pretender representarlos y, sobre todo, adoptarlos, defenderlos y lucharlos.
En el hecho de que las dos marchas, la partidaria y la política, no se tocaron ni confluyeron en ningún punto, está expresando que se trata no solo de gente ocupando la calle, sino de dos proyectos políticos diferentes, con sus propios motores y energías, su propia visión y disposición, metas y objetivos. Esto es, sin duda, la característica más importante de la coyuntura política.
Actualmente, el régimen político está basado en el control partidario de los aparatos estatales y no expresa ni representa los intereses sociales más extensos del país, pero sí expresa la búsqueda de una solución a la ausencia de una clase dominante determinada.
¿Qué significa esto? Durante la guerra, la clase dominante, basada en la oligarquía cafetalera, perdió el poder y la calidad de clase dominante, siendo sustituida por el capital financiero, basado en el poder de los banqueros. Estos diseñaron y montaron un país a su imagen y semejanza. Pero, rápidamente, la banca pasó a manos de la banca extranjera, y la riqueza local, a manos de transnacionales, para los que el país no es ni el centro ni el punto importante de sus actividades.
Sin embargo, los partidos políticos que en 1983 se hicieron con el control del aparato estatal, se han convertido en empresas que usufructúan ese control a favor de sus negocios. Y esto explica su confrontación con los debilitados sectores oligárquicos y también su confrontación con el pueblo. Aquí estamos ante el surgimiento de nuevos sectores burgueses que pueden estar llenando el vacío llenado por oligarquías venidas a menos.
Este Primero de Mayo, las dos marchas expresaron este proceso de definición de la independencia popular y la posición de trabajadores ante nuevas oligarquías emergentes. Se trata, en definitiva, de dos proyectos que no pueden marchar juntos ni pueden converger.