¿Significa algo el poder militar de Estados Unidos?
Alfredo Jalife Rahme
“En teoría Estados Unidos se reserva la opción de golpear primero, pero
en la práctica estaría buscando su autodestrucción si la emprende contra
cualquier poseedor nuclear, ya que, a diferencia de las guerras
convencionales, no existe un vencedor en la guerra nuclear”
ESTE ES EL TITULO provocativo de un artículo académico, de Shen Dingli,
vicedirector del Centro de Estudios Estadunidenses de la Universidad
Fuda, en Shangai, China (People’s Daily, 9/5/06), que seguramente está
siendo escudriñado con lupa en Irán y en EU.
SHEN DINGLI NO es ningún improvisado: doctor en física y profesor de no
proliferación y seguridad internacional. La síntesis de su filosofía
militar posmoderna la proporciona el rotativo chino: “A EU le será
negado el poder absoluto en la era nuclear, no importa la forma
frenética en que busque la hegemonía militar. Esto ha sido decidido por
la naturaleza de las armas nucleares. Mediante la expansión y el abuso
de su superpoder militar, EU no solamente fracasó en asegurar una
posición ‘sin amenaza nuclear’ en la etapa atómica, sino que
perjudicaría sus intereses de seguridad nacional a largo plazo, y
probablemente sea incapaz de sostenerla debido al agotamiento de su
fortaleza nacional tanto a mediano como a largo plazo”.
¿EMPEZO EL INVENTARIO de la decadencia de EU? En la tradición
estratégica de Sun-Tzu y su libro inigualable El arte de la guerra,
escrito cuatro siglos antes de Cristo, Dingli demuestra en forma
persuasiva la profunda paradoja del “poder militar sin precedente de
EU”, cuyas “armas nucleares han dejado vulnerable su superioridad militar”.
SERIA OCIOSO DISCUTIR la “superioridad militar de EU”, que alcanzó 500
mil millones de dólares por año (en realidad es casi el doble por los
gastos ocultados en otros rubros paramilitares, según SIPRI): “posee los
arsenales más poderosos del mundo tanto convencionales como nucleares,
fenómeno jamás visto en la historia”. Hasta cierto punto, porque Rusia
no canta mal las rancheras con su nueva generación de misiles balísticos
intercontinentales, mejor perfeccionados que los de EU.
TANTO MEJOR QUE Shen Dingli abulte el arsenal estadunidense para los
fines de su disquisición, que lleva a la conclusión de que las mejores
armas letales no se comen y acaban por perjudicar a su poseedor en la
era nuclear: “EU no tiene competidor con su fuerza militar en el mundo
de hoy” y “ha desarrollado un nuevo concepto armamentista que incluye
armas nucleares ‘prácticas’ y su lucha por el control del espacio con
armas de energía cinética e información digitalizada”. (Nota: la
Revolución en asuntos militares que fracasó en Irak frente a la
guerrilla asimétrica.)
DESMITIFICA TODA SU parafernalia bélica: “las ventajas militares de EU
permanecerán por un buen largo (sic) periodo de tiempo y su poder
militar afectará inevitablemente su política exterior, que otorgará
cierta influencia en las relaciones internacionales”, lo cual matiza con
dos preguntas cruciales: “¿Su supremacía militar le ha dado mayor
seguridad? ¿Ha intensificado su dominio en los asuntos internacionales?”
DESDE LUEGO QUE NO, porque el poder no es única y crudamente militar,
sino que siempre ha sido multidimensional, lo cual comporta otros
“poderes” (cultural, diplomático, económico, demográfico, científico,
territorial, etcétera).
ADUCE QUE UN “cambio revolucionario ocurrió en el concepto tradicional
de seguridad nacional desde que el género humano entró en la era
nuclear, hace seis décadas”, cuando también la “sociedad humana (sic)
entró a la era de la seguridad institucional representada por la ONU”,
lo cual arroja una doble paradoja: “un país con una no muy fuerte
defensa no necesariamente es inseguro bajo la protección de las
instituciones internacionales. Por el contrario, un país con enorme
gasto supermilitar (sic) podría no aportar una seguridad correspondiente
si perjudica o evita los mecanismos de seguridad internacional”. Este es
justamente el caso dramático de EU, que se aisló desde que optó por la
aventura unilateral en Irak. Sin decirlo, Shen Dingli se inclina por el
multilateralismo.
SU SEGUNDO AXIOMA se centra en que las “armas nucleares han dejado
vulnerable la superioridad militar de EU”. Abunda sobre los específicos
casos proliferativos de India, Irak, Irán y Corea del Norte, con quienes
EU ha operado con dos pesas y dos medidas (y eso que no cita a Israel ni
a Pakistán), lo cual hasta ahora ha sido contraproducente: “Puesto que
las medidas de EU chocan con sus objetivos antiproliferativos, la
proliferación difícilmente puede ser frenada en la realidad y se vivirá
una situación en la que la superioridad militar de EU no brinde la
suprema seguridad”.
EN ESTE TRAMO la sapiencia proliferativa de Dingli luce con intensidad y
se remonta hasta el uso que hizo EU en 1945 de bombas atómicas contra
Japón, única potencia nuclear en ese entonces: “sesenta años más tarde
EU no es más seguro”. Vienen las sutiles amenazas disuasivas, que
seguramente estarán sopesando los militares estadunidenses: “en el siglo
pasado los japoneses solamente pudieron alcanzar Hawai. ¿Pero qué tal
hoy? El territorio metropolitano de EU sufrió ya graves ataques de baja
tecnología (sic) como el ’11 de septiembre’, por lo que con certeza es
más vulnerable”. La disuasión preventiva sube de intensidad: “Rusia es
capaz de destruir (¡súper sic!) varias veces (¡súper sic!) a EU, aunque
no tenga intención de amenazarlo militarmente”. ¿Quién garantiza la
pusilanimidad de Rusia cuando el súper halconazo Richard Bruce Dick
Cheney fue a agredir a las puertas del Kremlin?
CUANDO EN EU el asunto de la seguridad se ha vuelto una obsesión
paranoide, Dingli descubre que en la “perspectiva global y regional
existen más factores que evitan que EU se sienta completamente a salvo”,
ya que no cuenta con el monopolio del conocimiento para “desarrollar
armas nucleares que pueden ser conseguidas por otras potencias
industriales o aun por algunos países en vías de desarrollo. Las
relaciones entre los países nuclearizados siguen la dirección de la
mutua disuasión. La superioridad militar de EU es vulnerable dado el
resultado inaceptable de cualquier uso de armas nucleares, pese al
profundo desequilibrio entre las armas convencionales y nucleares de los
poseedores de bombas atómicas”. Lo que menos desea EU en asuntos de
seguridad nacional es un golpe nuclear en su territorio o a sus bases
militares. Shen Dingli se expresa sin desparpajo: “La disuasión en la
era nuclear significa que una guerra nu-clear nunca será librada o
ganada. A diferencia de las guerras convencionales, no existe vencedor
en la guerra nuclear (…) En teoría, EU se reserva la opción de golpear
primero, pero en la práctica Washington estaría buscando su
autodestrucción (sic) si la emprende contra cualquier poseedor nuclear.
Por consiguiente tal posibilidad es muy remota (sic)”. Es cierto en
términos racionales, pero no con la irracionalidad imperante ahora en EU.
SU TERCER AXIOMA será desconsolador para los belicosos
estadunicentristas a ultranza: “la supremacía militar podría perjudicar
la seguridad nacional a largo plazo”. EU optó por “recurrir más a su
fuerza militar para conseguir sus objetivos de seguridad”; ni más ni
menos que el execrable unilateralismo que “perjudicará sus intereses de
seguridad a largo plazo, así como su influencia internacional y su poder
suave (soft-power)”.
COMENTA QUE EU ha perdido “su paciencia y confianza al sobrestimar su
propia fuerza y al subestimar los mecanismos de seguridad
internacional”, lo que “ha alimentado su tendencia de usar la fuerza en
forma fácil”, en particular en años recientes, cuando ha exhibido una
seria inclinación a abandonar a la ONU para organizar una “alianza de
voluntarios” con los “mismos objetivos de seguridad. El resultado para
la superpotencia estadunidense ha sido agotar con mayor celeridad tanto
su poder duro como su poder suave y reducirse a sí mismo a una debilidad
relativa”.
CUANDO INDIA AUN no ha convertido su divisa (no dice nada de China, que
tampoco posee una divisa convertible y en cuanto lo haga colocará los
últimos clavos en el féretro del dolarcentrismo), considera que las
“ventajas de la fuerza nacional y militar de EU han sido exageradas
(¡súper sic!), por lo que EU es incapaz de hacer lo que le plazca en los
asuntos internacionales, a pesar de su PIB, que representa más de la
cuarta parte mundial y sus gastos militares, que constituyen 45 por
ciento de los del globo”.
EL CONTENCIOSO DE Corea del Norte es una “prueba de que la capacidad de intervención de EU es de lejos (sic) menos fuerte el poder nacional que ostenta en las cifras”. Y si alguien detectó las debilidades nucleares de EU frente a Corea del Norte fue justamente China, que simplemente se frotó las manos como Confucio.