Género y nación en América Latina. Gioconda Herrera y Mercedes Prieto

Los debates en torno a la construcción de la nación han mostrado su carácter contingente y cambiante: las naciones se imaginan, se inventan y son recreadas por distintos grupos sociales, en diversos períodos y con distintos intereses. En América Latina, hoy en día, contamos con una copiosa y rica literatura que ha enfatizado tanto en las cambiantes representaciones de la nación mantenidas por las elites, sectores medios, populares y/o racialmente marcados, así como en las estrategias de los distintos grupos sociales para imponer o resistir dichas representaciones. Asimismo, nuevos estudios han puesto énfasis en la agencia de determinados grupos sociales para moldear formas alternativas de mirar y experimentar la nación.

En este sentido, muchos de estos esfuerzos analíticos se han inspirado en la sugerente propuesta de Partha Chaterjee (1993: 13) de tomar en cuenta tanto las representaciones hegemónicas del proyecto nacionalista de la modernidad como las diversas manifestaciones de resistencia a su programa normalizador.

Así, lo significativo es que lo nacional remite a un campo que pone en juego significados en disputa y que obliga a ser pensado más allá del estado y sus instituciones. Se trata de un producto de prácticas sociales y culturales que no son necesariamente consistentes con un proyecto nacional singular. La nación es, entonces, un concepto construido con múltiples voces.

Justamente, los artículos de este dossier parten de estas premisas y exploran -desde distintas regiones de América Latina, temporalidades y actorías sociales- la manera en que las relaciones de género, las mujeres, sus cuerpos y sus representaciones han formado parte y han disputado las narrativas sobre la nación.

Las articulaciones entre género y nación abren nuevas aristas para la comprensión de la nación. Mónica Quijada (2003) subraya que estos artefactos -las naciones- en Latinoamérica surgen de una paradoja: al tiempo que debían romper con el pasado inmediato y sus raíces coloniales, debían construir mitos compartidos y una genealogía de orígenes remotos para crear un sentido de existencia anterior y prolongada en el tiempo que alimentara un espíritu nacional.

Pensamos que uno de los procesos privilegiados en que se expresa esta paradoja de ruptura y continuidad es, precisamente, aquel de la articulación entre género y nación. En efecto, los íconos esencializados de las mujeres como significantes de estabilidad y reproducción cultural, los cuerpos femeninos como portadores de diferencias tanto nacionales como étnicas, o como encarnación de la familia o de la heteronormatividad, son imágenes recurrentes en los diversos períodos de construcción nacional (Franco 1989, Sommer 1990). Las mujeres y la familia aparecen como instituciones que permanecen en medio de las transformaciones sociales y políticas y se las imagina como espacios de refugio frente a las incertidumbres y embates de lo público, la ley y las instituciones. En este marco, las posibles rupturas a la domesticación de la mujer son intuidas como amenazas al orden deseado.

Pero no sólo las mujeres son imaginadas como personificación de la estabilidad y la integración de la nación. También sus cuerpos han sido centrales en la construcción de agendas y políticas nacionalistas, y los estados han ensayado diversas intervenciones orientadas a regular sus identidades y prácticas sexuales.

En estas múltiples estrategias las mujeres han sido elegidas como soportes de la tradición y trasmisoras de la cultura nacional, con especial referencia a sus identidades maternas (Yuval Davis y Anthias 1989, Guy 1990, Clark, 2001 [1995], Yuval- Davis 1997, Gotkowitz 2000, Gutiérrez-Chong 2007). Esta selección de las mujeres como objetos de políticas nacionales habla también de las suspicacias y potenciales amenazas que ellas representan sobre la nación.

Sin embargo, los mitos nacionales no son solamente recreados o imaginados por los estados, las elites o la mirada masculina. Las representaciones de las mujeres y las relaciones de género las disputan las propias mujeres en el terreno de las imágenes, de las prácticas sociales, tanto públicas como privadas, y en contextos en donde las excluyen (Sánchez-Blake 2001).

Huellas de autorepresentación y prácticas disidentes, que ya las encontramos en los períodos iniciales de la formación de lo nacional, se incrementan y revelan en toda su magnitud cuando el proyecto nacionalista entra en crisis a finales del siglo XX. Las mujeres, no obstante, no son monolíticas, de manera que estas disputas hablan también de su diversidad de clase, raza y opción sexual.

Los artículos de este dossier expresan estas distintas y a veces contradictorias representaciones y prácticas de las mujeres en relación con la nación, y lo hacen desde distintas disciplinas de las ciencias sociales: la crítica literaria, el análisis antropológico y sociológico y la historia.

Un primer conjunto de artículos se centra en el largo período de formación de las naciones latinoamericanas, comprendido entre finales del siglo XIX e inicios del XX. Estos textos trabajan, fundamentalmente, en torno a desmontar los íconos femeninos esencializadores sobre los que se erigen las naciones.

Las representaciones de la maternidad y del cuerpo de las mujeres en las políticas de salud (F. Rohen), de la familia nuclear y de sus “desviaciones” -la mujer soltera y sin hijos– (J. Andrade) o las múltiples figuras femeninas que analizan Luongo y Salomone en la literatura latinoamericana de comienzos del siglo XX, muestran el juego entre representaciones de sujetos femeninos pasivos, huellas de autorepresentación y figuras de exclusión de un orden nacional, culturalmente homogéneo, nuclear, heteronormativo y maternal.

El artículo de Fabiola Rohen sobre políticas de salud en el Brasil de los años 1930 y 1940 reitera la idea del estado como fabricante de la nación a través de sus intervenciones en la reproducción de la población, actos que otorgan centralidad a la maternidad. Lo interesante, como lo deja ver la autora, es que se trata de una maternidad con tintes clasistas: el estado la cuida y promueve entre las clases acomodadas al tiempo que la disuade entre la población indeseable. De esta manera, el estado emprende una misión civilizatoria de colonización de los cuerpos de las mujeres y de control poblacional como parte de sus políticas nacionalistas.

Jorge Andrade, por su parte, y desde la literatura ecuatoriana, enriquece las discusiones sobre la novela y la producción de la nación. De manera particular muestra el temor de las elites liberales al proyecto de emancipación de las mujeres, pues abre el camino al prostíbulo y al rechazo de la procreación, y pone en jaque la familia nuclear y la tan ansiada estabilidad. En este sentido, el autor enfatiza en el sentido de amenaza nacional que encarnan las mujeres.

Gilda Luongo y Alicia Salomone indagan a las escritoras mujeres de inicios del siglo veinte de cara a la crítica literaria de la cual son objetos. Esta crítica las construye como escritoras de segunda clase al tiempo que las normaliza como mujeres maternales y domésticas, escondiendo de esta manera la riqueza de las autorepresentaciones que estas escritoras elaboran de sí mis- mas, y que incluyen la negación a la maternidad y opciones homosexuales.

De esta manera, y a contracorriente de los discursos nacionalistas provenientes desde el estado, estas escritoras buscan construir un “alma americana” que provee un amplio marco de opciones a las mujeres. En este sentido, este texto actúa como bisagra con los restantes títulos de este dossier.

Un segundo conjunto de artículos se sitúan más bien en un momento de lo que podríamos denominar la búsqueda de homogenización de lo nacional a través de la idea de un “pueblo” y un “espíritu”. Esta etapa se sobrepone a la enunciada anteriormente aunque ahora se juegan de manera explícita las disputas en torno a la participación o exclusión de las mujeres de nuevos y viejos escenarios de convivencia social (como los concursos de belleza analizados por Ingrid Bolívar en Colombia o el de la comunidad de escritores analizado por Salomone y Luongo). En cualquier caso, lo que interesa señalar en este escenario de homogenización es que se crean espacios para la contestación pública que dan lugar a explicitar la multivocalidad y la agencia de las mujeres.

Por último, dos artículos, más contemporáneos, analizan una nueva relación entre género y nación cruzados por la globalización y la irrupción de las diferencias -étnicas, raciales y de género- como manifestaciones de la crisis del proyecto nacional homogenizador. María Moreno analiza las distintas articulaciones entre raza, etnicidad y cuerpos femeninos en el marco de los concursos de belleza en Ecuador y cómo estos eventos se convierten en espejos de una nación que tiene dificultad de mirarse a sí misma y que se representa en torno a íconos contradictorios moldeados por el neoliberalismo y la globalización.

Finalmente, el texto de Sergio Caggiano sobre las madres bolivianas que cruzan la frontera hacia la Argentina, expresa los lí-mites de un estado nacional construido en un andamiaje jurídico del siglo XIX, que hoy revela una atenta mirada vigilante sobre las fronteras, frente a una realidad económica y social trans-fronteriza. Al mismo tiempo, el autor nos muestra como esta situación crea representaciones excluyentes, pero también estrategias de inclusión por parte de las mujeres trashumantes.

En definitiva, una lectura desde las mujeres y el feminismo a la construcción de la nación permite mirar los lugares para el disciplinamiento y la ruptura, así como las complejas intersecciones entre las diferencias raciales, étnicas, de clase. Creemos, sin embargo, que se debe retomar el promisorio trabajo de Fiol-Matta (2002) ya que hace falta una mirada más atenta a aquellas rupturas enunciadas desde la crítica a la heteronormatividad.

Bibliografía

Anthias, Floya y Nira Yuval Davis, editores, 1989, Women-Nation-State, Macmillan, London. Chatterjee, Partha, 1993, The Nation and its Fragments, Princeton University Press, Princeton. Clark, Kim, 2001 [1995], “Género, raza y nación: la protección de la infancia en el Ecuador (1910-1945)”, en Gioconda Herrera, compiladora, Estudios de género. Antología, Flacso-Ecuador, ILDIS, Quito, p. 183-210.

Fiol-Matta, Licia, 2002, A Queer Mother for the Nation. The State and Gabriela Mistral, University of Minnesota Press, Minnesota.

Franco, Jean, 1989, Plotting Women. Gender and Representation in Mexico, Columbia University Press, Nueva York.

Gotkowitz, Laura, 2000, “Commemorating Heroínas: Gender and Civic Ritual in Early Twentieth Century Bolivia”, en Elizabeth Dore y Maxine Molyneux, editoras, Hidden Histories of Gender and the State in Latin America, Duke University Press, Durham, p. 215- 337.

Gutiérrez-Chong Natividad, 2007, “Types of Nationalisms and Women”, en Natividad Gutiérrez-Chong, editora, Women and Nationalisms in Latin America, Ashgate, London, p. 1-40.

Guy, Donna, 1990, Sex and Danger in Buenos Aires. Prostitution, Family and Nation in Argentina, Lincoln, University of Nebraska.

Quijada, Mónica, 2003, “¿Qué nación? Dinámicas y dicotomías de la nación en el imaginario hispanoamericano”, en Francois Xavier Guerra y Antonio Annino, editores, Inventando la nación, Fondo de Cultura Económica, México.

Sánchez-Blake, Elvira, 2001, “Cuerpo-Patria en la escritura de América”, en Otras Palabras, No. 9, p. 7-18.

Sommer, Doris, 1990, Foundational Fictions, University of California Press, Berkeley. Yula Davis, Nira, 1997, Gender and Nation, Sage, Thousand Oaks, CA.

(Iconos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 28, Quito, mayo 2007, pp. 31-34)

Dejar una respuesta