La odisea roja. Varias líneas al retrato político de Jorge Vivó d’Escoto***
Víctor Jeifets*
Universidad Estatal de San Petersburgo (SP, Rusia)
jeifets@gmail.com
Lazar Jeifets**
Universidad Estatal de San Petersburgo (SP, Rusia)
lazarjeifets@gmail.com
- Ph.D. en Historia, profesor de la Universidad Estatal de San Petersburgo (Facultad de Relaciones Internacionales) y de la Universidad de Instrumentación Aerospacial.
- Ph.D. en Historia, profesor de la Universidad Estatal de San Petersburgo (Facultad de Relaciones Internacionales), representante del Instituto de América Latina en San Petersburgo.
- Este artículo es producto del proyecto de investigación: “URSS, Rusia y la formación del sistema de partidos en América Latina” financiado por la Universidad Estatal de San Petersburgo. Este texto, con la excepción de la introducción que fue traducida por Vladimir Rouvinski, fue traducido al español por Yulia Ryzhikh, egresada de la Academia Médica Sechin de Moscú.
- Ph.D. en Historia, profesor de la Universidad Estatal de San Petersburgo (Facultad de Relaciones Internacionales), representante del Instituto de América Latina en San Petersburgo.
CS No. 14, 167–200, julio-diciembre 2014. Cali, Colombia
Resumen
La historia del comunismo internacional y de varios Partidos Comunistas (PC) sigue siendo una gran laguna historiográfica a pesar de la apertura parcial de los archivos de la Interna¬cional Comunista. Sobre todo, tiene que ver con la falta de información acerca de las activi¬dades de varios militantes y dirigentes de la izquierda. El único PC gobernante en América Latina, el de Cuba, tampoco logró evitar este problema. Los autores del artículo pretenden trazar las líneas principales de la vida y actividades políticas del “Secretario General olvida¬do” que dirigía el PCC a inicios de los años 1930s, Jorge A. Vivó d’Escoto.
Era, además, uno de los personajes claves del desarrollo de la izquierda centroamericana, colombiana y mexicana; y estos pormenores de su biografía también se revelan en el texto. El artículo se basa en la enorme cantidad de los materiales de archivos rusos y mexicanos.
Palabras clave: Comintern, Cuba, Colombia, México, Jorge Vivó.
Introducción
La historia de la Tercera Internacional (Komintern) y los vínculos que ha tenido con sus filiales en distintos países, sigue siendo uno de los vacíos de la historio¬grafía internacional. La situación es muy parecida a la historia de la izquierda mundial, especialmente en lo que se refiere a la historia de la izquierda latinoa¬mericana. A pesar de que las relaciones entre la Komintern y los comunistas la¬tinoamericanos han sido tema de investigaciones académicas durante décadas1, son pocos los trabajos que han utilizado fuentes primarias.
Lo anterior no nos debe sorprender puesto que los archivos de la Komintern, la mayoría de los cuales se encuentra en la ciudad de Moscú, y permanecieron inaccesibles para muchos de los investigadores, incluso para miembros destacados de los parti¬dos comunistas. Solo después de la desaparición del sistema soviético en 1991, se pudo levantar un poco esta cortina de hierro que rodeaba a los archivos.
Algunos documentos de la Tercera Internacional, así como otros materiales relacionados con las estructuras del partido comunista mundial, ya han sido publicados. Estos documentos consisten, en buena parte, en las memorias de los congresos de la organización, documentos que ilustran las actividades de liderazgo de la Komintern. A partir de estos documentos se puede especular –aunque de forma parcial– sobre el papel que han jugado los países de América Latina, en su conjunto, en la estrategia de la Komin¬tern, así como sobre algunas de las tendencias del desarrollo y evolución de la izquierda latinoamericana.
Sin embargo, una investigación que solo tiene en cuenta fuentes oficiales es insuficiente debido a varias razones. La primera es que este tipo de documentos rara vez asumen las controversias y discusiones acerca de las estrategias y las tácticas de la Tercera Interna¬cional. Otra preocupación sobre estas investigaciones reside en la falta de información acerca del mecanismo de toma de decisiones en el Partido Comunista Internacional. Adicionalmente, los documentos mencionados no prestan suficiente atención a las cuestiones relacionadas con el desarrollo de los partidos. Por fuera del record oficial quedaron directivas y ofertas que llegaban de Moscú y eran recibidas por miembros de la izquierda latinoamericana.
En cierta medida, la falta de conocimiento existente podría sopesar¬se con ayuda de memorias de activistas del partido comunista internacional y disidentes que abandonaron el partido. No obstante, no se puede confiar plenamente en dichos testimonios.
1 Véase, por ejemplo: Alexander R. J. Communism in Latin America. New Brunswick, 1957; Goldenberg B. Kommunismus in Lateinamerika. Stuttgart, Koln, Mainz:, 1971; Caballero M. La Internacional Comunista y la Revolución Lati¬noamericana 1919-1943. Caracas, 1987. Sin embargo, como reconoció uno de los autores de estas monografías, todas estas investigaciones poseían una falla: una parte considerable del análisis se basaba “en suposiciones y conjeturas”.
La combinación –de manera casi abierta y durante prácticamente toda la existencia de la organización– de actividades públicas y secretas, es una de las particularidades de la Tercera Internacional que impide la investigación de la historia de la izquierda nacional fuera del contexto de la historia de la Komintern, así como de las prácticas cotidianas de trabajo de su liderazgo y su personal. El partido comunista internacional se constituyó como un actor autoritario cuyas dependencias locales y centrales deberían funcionar como partes de un mismo organismo. Todas las secciones nacionales de la Tercera Internacional, especialmente las de los países latinoamericanos, se vieron su¬jetas a la fuerte presión ejercida por Moscú.
Otra dificultad académica a tener en cuenta frente al estudio de la Tercera Internacional, es que muchos de los documentos relevantes ya no existen. Algunos de estos documentos desaparecieron debido a la ilegalidad de algu¬nos partidos comunistas latinoamericanos, otros, como los archivos policia¬les, continúan inaccesibles. Desde esta perspectiva, el archivo histórico de la Komintern constituye una fuente clave para el estudio de la izquierda.
Hoy en día, el acervo documental del Archivo Ruso de Historia Socio- Política representa la colección más grande del mundo en cuanto a do-cumentos relevantes sobre las actividades de movimientos de izquierda bajo la sombra de la Komintern. Se trata de alrededor de 22.000 folios con varios millones de páginas en casi noventa idiomas. Entre estos folios se encuentran documentos originales de siete congresos, así como documen¬tos del Comité Ejecutivo (CE) de la Internacional Comunista y de más de sesenta organizaciones internacionales comunistas y socialistas.
En general, y contrario a la situación que se presenta con documentos de sindicatos, el archivo de la Komintern contiene pocos documentos internos de parti¬dos comunistas latinoamericanos, mientras que hay un número significativo de correspondencia entre la izquierda local/nacional y Moscú. Un análisis detallado de esta correspondencia puede facilitar la tarea de comprender mejor lo que estaban pensando los militantes comunistas, en particular, en relación al papel y lugar de su organización en el contexto político y socio-económico de su propio país.
A partir de este archivo y a través de las memorias personales de los activistas y militantes de izquierda, se puede estudiar, desde fuentes prima¬rias, el desarrollo y evolución de la izquierda. Lo anterior permite ilustrar de mejor manera la historia “extra oficial” que los documentos oficiales raramente dejan entrever. El contenido de las carpetas personales de varios comunistas permite no solo compendiar los hechos bibliográficos de los miembros de la Tercera Internacional sino también precisar las posibles opciones de desarrollo del movimiento revolucionario en el continente.
Los escritos, cuyos autores no pensaron que algún día serían publicados, contienen detalles que tienen un valor sobresaliente respecto a la historia de los partidos comunistas locales. Se puede considerar una paradoja el he¬cho de que en una organización tan burocrática como lo era la Komintern, no se hizo ningún intento sistemático de crear un archivo de datos biblio¬gráficos de militantes comunistas. La única excepción son los funcionarios del CE de la Komintern que tenían que llenar formularios, presentar hojas de vida, fotografías etc.
El archivo no cuenta con datos biográficos signi¬ficativos en relación con los personajes más sobresalientes de la izquierda latinoamericana, ni siquiera de aquellos que eran miembros del CE; líderes de estructuras regionales de la Tercera Internacional y de partidos y sin¬dicatos comunistas, como: Alejandro Barreiro y Julio Antonio Mella del Partido Comunista (PC) de Cuba, Tomás Uribe y Moisés Prieto (PC de Colombia), Isaías Hiriarte y Luis Emilio Recabarren (PC de Chile), José F. Penelón y Juan Greco (PC de Argentina), José Allen (PC Mexicano, Buró Latinoamericano de la III Internacional).
La información disponible no tiene carácter sistemático, depende en gran parte del carácter y las capacidades de cada militante, así como de sus deseos de contar, en detalle, su historia de vida. Las autobiografías de Jorge Vivó d’Escoto (PC de Cuba), de Georgiy Skalov (Sinani), Jefe del Lender Secretariado de Suramérica y América Central, y de Antonio Maciel Bon¬fim (Miranda, PC de Brasil), son ejemplos sobresalientes de este tipo de documentos. Al contrario, los documentos personales de Blas Roca (PC de Cuba), y de los hermanos Rodolfo y Orestes Ghioldi (PC de Argentina), no constituyen casos de estudio interesantes.
Desde una perspectiva general, el tesoro de los documentos que se en-cuentra en Moscú, facilita enormemente el estudio de la historia de la iz-quierda latinoamericana a través de un mejor entendimiento del papel que jugaron los partidos comunistas en el ambiente político y social de cada país. La pregunta sobre quienes deben ser caracterizados como sujetos históricos que contribuyeron al desarrollo de los movimientos comunistas y de izquierda en Latinoamérica, es una tarea metodológica significativa.
Tradicionalmente, muchos investigadores otorgan importancia al papel que jugó el liderazgo del partido; perspectiva institucional que demanda un estudio detallado del movimiento de izquierda bajo la lógica de su or-ganización, la lucha interna y la incidencia de los líderes del movimiento en eventos locales. Al mismo tiempo, no se debe olvidar que, para los co-munistas, los cambios en la cúpula de liderazgo del partido –y, en cuanto a lo internacional, en la cúpula de la Komintern– son el resultado de una lucha ideológica y política que con frecuencia construye las bases de los cambios posteriores de la estrategia del partido.
La historia completa de la Tercera Internacional muestra que los casos de contradicciones entre la política de los altos mandos del partido comunista mundial y la opinión de sus secciones nacionales, no fue una ocurrencia episódica. No obstante, la construcción de un mecanismo de toma de decisiones de abajo hacia arriba, o sea, desde el nivel local hasta el nivel de liderazgo internacional, solo puede caracterizarse como imposible.
De igual modo, es importante investigar los orígenes de las tendencias políticas y organizativas de la izquierda latinoamericana; puesto que, según Maurice Duverger, “todos los partidos se ven impactados fuertemente por su origen, de la misma manera en que las personas llevan toda su vida el sello de su niñez” (Duverger, 1951). De esto, el archivo de la Komintern contiene una cantidad asombrosa de documentos varios relacionados inter alia con la fundación de partidos comunistas y el papel que han jugado en este proceso las facciones locales y Moscú desde una perspectiva internacional.
El marco de análisis tradicionalista gramsciano2 hace mayor énfasis en la inte¬gración de la historia del partido en la historia de la sociedad3, que en la recons¬trucción de la vida interna de una organización política desde su nacimiento, y los debates ideológicos que resultaron en la formación de la ideología del mo¬vimiento. Desde una perspectiva similar, Perry Anderson propone vincular la evolución de los modelos nacionales del comunismo con la historia del “balance de poder nacional” de clases, partidos e instituciones estatales en cada sociedad particular. En otras palabras, aprender sobre la izquierda solo es posible teniendo en cuenta el contexto socioeconómico y político del hecho en cuestión.
Sin embargo, desde la perspectiva de los autores de este artículo, la propuesta analítica de Gramsci y Anderson, no cuenta con un poder ex-plicativo suficiente, ya que en la mayoría de países no europeos el naci-miento de movimientos de izquierda y comunistas no se debe a la anterior evolución del movimiento obrero.
De igual manera, no tiene mucho sentido buscar relaciones entre la evolución de la sociedad global y la izquierda nacional porque, durante varios años, la lógica de desarrollo del partido comunista y de la Komintern estipulaba una adaptación de las activida¬des de la izquierda a los estándares universales impuestos por la Tercera Internacional.
Debido a estas particularidades de la evolución de los mo¬vimientos de izquierda en América Latina, la investigación respecto a la vida de los actores políticos que implementaban la “línea de Moscú” –o a veces se oponían a ella–, tiene un valor especial para los investigadores. El estudio de la vida de dichos actores puede significar una cierta personali¬zación de los hechos históricos a costa de prestar una menor atención a la lógica de desarrollo de los grupos locales de izquierda. Por esta razón, el análisis de las biografías políticas de los representantes de las fuerzas de izquierda es una de las condiciones necesarias para comprender mejor, y en su totalidad, el movimiento de la izquierda. El reconocido activis¬ta de partidos comunistas de varios países latinoamericanos, Jorge Vivó d’Escoto, es uno de estos actores clave del campo político de la izquierda. Sin embargo, su biografía es prácticamente desconocida.
2 Una variedad del acercamiento formacionalista, con elementos de estructuralismo, sobre los estudios del movimiento de izquierda.
3 “Evidentemente será necesario tener en cuenta el grupo social del cual el partido en cuestión es la expresión y la parte más avanzada. La historia de un partido, en suma, no podrá ser menos que la historia de un determinado grupo social. Pero este grupo no está aislado; tiene amigos afines, adversarios, enemigos. Sólo del complejo cuadro de todo el conjunto social y estatal (y frecuentemente también con interferencias internacionales) resultará la historia de un determinado partido, por lo que se puede decir que escribe la historia general de un país”. A. Gramsci. Notas sobre Maquiavelo, sobre la política y sobre el Estado moderno. Madrid- Buenos Aires: Ediciones Nueva Visión, 1972-1980.176
El misterioso “Pablo” y su papel en las actividades de la Komintern en América Latina
Blas Roca, el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba, hablando de su vida en una entrevista en su aniversario 70, mencionó su elección como secretario general del Partido Comunista de Cuba (PCC) en el Segundo Congreso del año 1934, luego de que el puesto fuese ocupado por alguien llamado “Pablo”.
Blas Roca no mencionó el verdadero nombre de “Pablo” y no dio una descripción detallada de su personalidad ni de sus actividades. ¿Falló la memoria del veterano? o ¿por alguna razón –personal o política– no consideró adecuado revelar dicha información? Otro aspecto es aún más interesante: ¿por qué R. Martínez Villena, según la opinión de B. Roca, aplicando métodos autoritarios para dirigir el partido clandestino, es considerado una figura de culto en Cuba, pero el verdadero nombre de otro dirigente del PCC, que cometió errores similares, quedó en el olvido?
Blas Roca no pudo haber olvidado al hombre con quien trabajó hombro a hombro durante varios años en el Buró Político, y con el cual asistió al VII Congreso. Por consiguiente, él simplemente no quería hablar en detalle sobre el tema. Además, en la entrevista surgieron otras inexactitudes asociadas con la figura de «Pablo», parece ser que no era trabajador ni tenía procedencia de la clase obrera. Francisco Calderio (que en aquel momento tenía el apodo de «Julio Martínez», y más tarde se conocería como «Blas Roca»), secretario general del partido, miembro del Buró Político y Secretariado, jefe interino del Comité Militar del Comité Central, fue elegido en el Pleno del CC el 14 de noviem¬bre de 1933, sustituyendo al trabajador ferrocarrilero «Sampedro» (Isidro Figueroa)4, el cual por un corto período de tiempo había dirigido el partido.
4 Figueroa Botempo, Isidro («Sampedro»; «Edmundo Sampedro»; «San Pedro»; «Luis Granda»; «Grau»). Estudiante de la UP “José Martí”. Miembro del CC de la Liga de Jóvenes Comunistas y del PCC. Suplente del secretario general del PCC (1930-1933), en la misma época era miembro del Bureau Político del CC del PCC, encargado por los departamentos de organización y sindical del CC, dirigente del Comité del PCC en La Habana. Secretario General Interino del PCC en agosto-diciembre de 1933. Durante la revo¬ lución de agosto dirigía al PCC junto con Vivó y Ordoqui. En el Pleno del CC del PCC en diciembre del mismo año fue electo miembro del Bureau Político y del Bureau Ferrocarrillero del CC, también le eligieron secretario general del Comité del PCC en La Habana. Véanse más detalles en: Jeifets L., Jeifets V., Huber P. La Internacional Comunista y América Latina, 1919-1943. Ginebra: Instituto de Latinoamérica de la Academia de las Ciencias (Moscú), Institut pour l’histoire du communisme (Ginebra). 2004. pp. 110-111.
“Pablo”, uno de los secretarios “olvidados” del PCC, era Jorge Abilio Vivó d’Escoto, cuya biografía tratamos de representar en el presente, en aras de resta¬blecer la justicia histórica con respecto a este personaje pintoresco del movimien¬to revolucionario cubano y latinoamericano de los años 1920-1930. La revisión de su bibliografía también es un caso que permite vislumbrar las tensiones ideológi¬cas dentro de organizaciones comunistas locales, que muestran una historia para¬lela y extra oficial. Esta historia paralela, muestra el desarrollo de la izquierda bajo otros lentes :unos más alejados de las doctrinas de estudio tradicionales, pero que al mismo tiempo permiten apreciar el factor humano de las luchas internas que terminaban definiendo el accionar y las líneas políticas de los partidos comunistas.
Jorge Abilio Vivó d’Escoto nació en La Habana el 22 de febrero de 1906 en una familia semi-burguesa y estudió derecho y antropología. En la época en que Vivó estudiaba, la isla literalmente “hervía” debido a las tensiones políticas de la época. La corrupción y el nepotismo florecidos del Gobierno de Alfredo Zayas condujeron a su rechazo masivo, dando lugar a protestas regulares. Un factor igualmente importante fue el descontento frente a la dependencia de la “seudorepública” del vecino Estados Unidos, que influía activamente en la vida política y económica de Cuba. En la escena política aparecieron grupos de “minoristas”5: la Asociación Nacional de Veteranos y Patriotas, y la Federación Obrera de La Habana (FOH), entre otras. A principios de la década de 1920, en muchos países de América Latina se desarrollaba con rapidez el movimiento es¬tudiantil para la reforma universitaria. La Universidad de La Habana se convir¬tió en el núcleo de este movimiento en Cuba. Pronto fue fundada la Federación de Estudiantes Universitarios, que insistía en el despido de varios profesores y el establecimiento de la autonomía de la educación superior.
5 El núcleo del grupo fue formado por R. Martínez Villena, F. Lizaso, J. A. Fernández de Castro, E. Roig de Leuchsenring y otros. Cairo, Ana. El grupo minorista y su tiempo. La Habana: Ed. de Ciencias Sociales, 1978. p. 22.178
Mientras estudiaba derecho, Vivó también trabajaba como maestro, periodista, y empleado de la Unión Nacionalista, partido político que se opuso a la dictadura. En octubre de 1923, el activista de diecisiete años se convirtió en delegado del Primer Congreso Nacional de Estudiantes de Cuba, el cual decididamente exigió la reforma del sistema educativo de todo el país, y tomó la decisión de establecer la Universidad Popular José Martí (UP)6.
6 Rivero Caro, A. El Gobierno de Zayas (1921-1925). Cuba 100 Años Después. Recuperado en http:// www.contactomagazine.com/zayas100.htm179
Vivó se unió incondicionalmente al ala izquierda del Congre¬so (junto con A. Bernal, S. Pascual, D. M. Escalona, y L. Fernández Sán¬chez). Desde entonces, formó estrechos vínculos con Julio Antonio Mella. En 1923, Vivó ingresó a la Liga Anticlerical, fundada por este carismático líder del movimiento juvenil, y asumió el cargo de Secretario General y Vi¬ce-presidente, participó en la fundación de la UP, enseñó en ella, y en 1925 sustituyó a Mella en el puesto de Secretario General de la Universidad.
En la nueva UP se impartían cursos totalmente distintos, desde clases para iletrados, hasta conferencias sobre cuestiones generales de política. Entre los profesores se encontraban los líderes representantes de los minoristas, y los co¬nocidos sindicalistas Alfredo López y Antonio Penichet. Las aulas universitarias se ubicaban en las dependencias de uno de los sindicatos. En 1925, después de la llegada a la presidencia del General Gerardo Machado, la UP –al igual que el resto de organizaciones sindicales– enfrentaba nuevos retos. Profesores y estu¬diantes eran encarcelados por sus actividades de oposición.
Tras la detención de Mella en 1925, por cargos de conspiración y plani-ficación de atentados, y la declaración de huelga de hambre del líder estu-diantil y del secretario del CC del recién creado PCC, Vivó entró al Comité para su liberación. La campaña de apoyo al oposicionista tomó un carác¬ter internacional, pero el PCC se aíslo de esta lucha. Además, la dirección del partido reprochó a su carismático líder la “indisciplina y desobediencia frente a las decisiones del Comité Central Ejecutivo”. Los camaradas del partido consideraron la huelga de hambre de Mella un error, a pesar de que le llevó a la fama a él y al PCC, y lo sometieron al ostracismo político.
En el conflicto entre el PCC y Mella, los profesores de la UP, con pocas excepciones, tomaron el lado de su fundador. Las acciones de Vivó y sus otros compañeros fueron firmes e inflexibles. De la Universidad fueron despedidos A. Bernal del Riesgo y A. R. Ruiz Cortés, quienes apoyaron la decisión del tribunal del partido. Una posición similar fue adoptada por la sección cubana de la Organización Panamericana de la Liga Antiimperia-lista de las Américas.
Jorge Vivó también se convirtió en secretario de esta organización en enero de 1926 (Daily Worker, 1927). Es obvio que él fue el iniciador de esta línea de conducta que la primera conferencia del partido en 1926 describió como “mellismo comunista, irresponsable, sospechoso y malicioso, oportunista y amarillo, contra el PCC”.7 Uno de los ideólogos del “mellismo comunista” era Vivó, que en aquel momento no era miembro del PCC8.
7 El PCC a los miembros del CC del PCM, La Habana, 31.05.1926. (El Archivo Estatal Ruso de His¬toria Social y Política, RGASPI, por sus siglas rusas). Fond 495, opis’ 105, delo 2. Fs. 44-46. Más detalles sobre el “caso de Mella” véase: V.L.Jeifets y L.S.Jeifets. Obviniaetsia Julio Antonio Mella // Latinskaia Amerika. 1999. № 7-8. pp. 64-89.
8 J. Vivó formaba parte del Club Socialista de La Habana y desde el año de 1925 era su secretario general. Fundada en agosto de 1925.
¿Cuál era la posición de quien refleja¬ba los intereses concretos del movimiento revolucionario antiimperialista? Hoy es evidente: los líderes del PCC seguían la línea sectaria, mientras que los partidarios de Mella, y en primer lugar Vivó, insistieron en la unifica¬ción de diferentes fuerzas anti dictatoriales. Para la realización de este ob¬jetivo, Vivó no se conformó con su labor con los trabajadores en la UP y la liga, y se integró activamente al movimiento sindical: desde 1926 comenzó a trabajar en el FON, y después como Secretario auxiliar de la Confedera¬ción Nacional Obrera de Cuba (CNOC).
A Vivó, un marxista convencido y un seguidor fiel de las ideas de la III Internacional, no le convenía el papel de crítico imparcial de las políticas del PCC. En diciembre de 1926, solicitó afiliarse al PCC, a pesar de que seguía oponiéndose a las posiciones sectarias de sus dirigentes. Este deseo se realizó sólo después del reconocimiento del CC del PCC de su derrota en la confron¬tación con Mella, quien fue apoyado por los partidos comunistas de México, Estados Unidos y el personal del Komintern.
Después de la restauración a Mella de “todos los derechos y obligaciones de un miembro del Partido”9, en junio de 1927, fue admitido en el PCC un grupo de profesores de la UP, incluyendo a Vivó. Sin embargo, su actividad política no agradaba a las autori¬dades cubanas. 9 El CCE del PCC al CCE de la Internacional Comunista, La Habana, 29.05.1927. – RGASPI, fond 495, opis’ 105, delo 8. F. 13.180
En julio de 1927 Vivó d’Escoto fue detenido por el pleito (también Mella fue detenido por el mismo pleito y se le presentaron cargos de rebeldía). En el informe del jefe de la policía de La Habana para el gobierno de México se dijo que Mella y Vivó “no pertenecen a ningún partido políti¬co de Cuba, no son ni obreros ni trabajadores, no están perseguidos por el gobierno de Cuba, sino por la justicia” (Jeifets y Jeifets, 2004:333). Debido al peligro que enfrentaba su neófito, el PCC organizo la salida de Vivó del país.
Así comenzó la odisea de Vivó d’Escoto, diez años de servicio al movi-miento comunista internacional. El 6 de septiembre de 1927 llega a Nicaragua y pronto se muda a Costa Rica, se naturaliza como un nacional tico para evitar una deportación a Cuba. Por un tiempo trabaja como reportero en La Prensa y como funcionario de una oficina gubernamental. Posteriormente ingresó a la Universidad Popular de San José como profesor de economía política. Mientras aprendía marxismo con los artesanos, fundó grupos comunistas en Cartago, Limón, San José y Heredia, que en 1929 sirvieron de base para for¬mar el Partido Popular de orientación comunista.10
10 Pakkassvirta, J. ¿Un continente, una nación? Intelectuales latinoamericanos, comunidad política y las revistas culturales en Costa Rica y en el Perú (1919-1930). Helsinki: Academia Scientiarum Fennica, 1997. p. 137; Cerdas Cruz R. La hoz y el machete. La Internacional Comunista, América Latina y la Revolución en Centroamérica. San José: Editorial Universidad Estatal a Distancia, 1986. p. 318. El Partido Popular fue un partido antecesor del Par¬tido Comunista fundado en 1931, participó en varias campañas electorales durante la década de los treinta y logró algunos escaños en el parlamento nacional y municipios, asimismo formó una base importante de apoyo entre los trabajadores de la ciudad y de las plantaciones bananeras. Molina, I. y S. Palmer. Historia de Costa Rica. San José: Ed. UCR, 2009. p. 87.181
Las condiciones en Costa Rica diferían sustancialmente de las cubanas; las autoridades realizaban varias reformas sociales y los obreros organizados no eran perseguidos ferozmente. Los trabajadores disponían de clubs y periódi¬cos. Al mismo tiempo, el movimiento obrero nacional estaba alejado de los principales centros revolucionarios y no tenía contactos con la Komintern y la Internacional Sindical Roja.
Vivó asumió el reto de integrar los grupos obreros y sindicales de su nueva patria con el movimiento comunista interna¬cional. No debe de sorprender que fue percibido por el movimiento sindical internacional afiliado con la Komintern como un auténtico representante de los sindicatos costarricences y fue elegido como miembre suplente del Con-sejo Central de la ISR como representante tico en 1928.
Pero ni siquiera entera de su nuevo puesto. En febrero de 1928 se mudó a Panamá, donde estableció contactos con el Partido Laborista; sin embargo
se enfermó y se fue a Colombia, donde trabajó como obrero linotipista y desempeñó funciones en el diario de la Confederación Obrera Nacional, La Humanidad, el órgano no oficial del Partido Socialista Revolucionario en Cali, en los años 20 era uno de los periódicos más significativos del país (Núñez, 2006; Archila, 1985); además fue reportero de El Espectador y del Diario Na¬cional. Fue electo secretario general de la Asociación de Nuevos Emigrados Revolucionarios Cubanos en Colombia.11
11 La Asociación fue fundada en México en 1928 por Mella, quien fue el secretario general de su delegación central.
Al ingresar en marzo de 1928 al PSRC, el cubano era parte del comité del partido del Valle de Cauca y el centro de la “corriente antiputchista” (un grupo de comunistas disidentes que no apoyaban a los dirigentes decididos a formar una unión con los liberales para organizar la insurrección armada). La carrera de Vivó en el PSRC fue rápida y exitosa: desempeñaba funciones de secretario de la organización y fue elegido como delegado del PSR al VI Con¬greso de la Komintern.
Sin embargo, fue detenido y no pudo asistir al evento. Esas circunstancias disminuyeron el papel desempeñado por la delegación de los socialistas revolucionarios en el congreso. Los restantes delegados, J. Cárdenas y N. Arce, no eran comunistas convencidos y carecían de alguna base teórica marxista, ambos no participaron activamente en las discusiones.
Siendo presidente del II Congreso del PSR (Diciembre de 1928 a Enero de 1929) y miembro del CE del partido, participó activamente en la conforma¬ción de directivas para la huelga bananera y fue crítico feroz del dirigente de su comité de huelga, Raúl Mahecha, conductor de la “línea putchista”(Meschkat, 2009). Después del congreso, en enero de 1929, el cubano fue detenido y de¬portado a Panamá, de donde se mudó a Guatemala, durante un mes trabajó con los comunistas guatemaltecos.
En abril de 1929 fue a México e ingresó en el PCM; trabajó con la Confederación Sindical Unitaria de México y en el Ejecutivo de la sección mexicana del Socorro Rojo Internacional. Cuando Mella fue asesinado, Vivó lo sustituyó en el puesto de secretario general de la delegación mexicana de la ANERC; hizo contactos entre las secciones mexi¬cana y cubana de la Komintern, desempeñando el cargo de representante del PCC ante el Comité Central del Partido Comunista de México12. En 1929 termina sus estudios y recibe el título de abogado; entra a la Es¬cuela de Economía y se convierte en funcionario profesional del partido13.
12 Informe del representante del P.C. Vivó sobre el partido apócrifo de Cuba. México, D.F., a 28 de 182
13 Jorge Abilio Vivó Escoto. En Moscú – Marin. [Autobiografía]. RGASPI, fond 495, opis’ 230, delo 134, f. 41
En México ya no pudo combinar el trabajo en el partido con las ganancias extrapartidarias (como lo hacía en Cuba, Costa Rica y Colombia). En mayo de 1929, el PCC designó a Jorge Vivó y Sandalio Junco sus delegados a la Prime¬ra Conferencia Comunista Latinoamericana. Sin embargo, la CSUM y el SRI se expresaron en contra del viaje de Vivó, considerándo más importante que desempeñe sus labores en México. De tal manera, de nuevo ha sido incapaz de tomar parte en discusiones sobre los problemas del movimiento revolucio¬nario latinoamericano en el foro comunista internacional.
Junto a otros emigrados cubanos, M. A. Cotoño, R. Teurbe Tolón, S. Junco y A. Barreiro, Jorge Vivó participó activamente en la campaña contra el gobierno autoritario de G. Machado y preparó la edición del periódico Mella, en mayo de 1929. Las actividades del exilio revolucionario eran un factor de preocupación para Machado; la embajada cubana solicitó a las autoridades mexicanas no tole¬rar mítines en la tumba de Mella ni otros actos antimachadistas14.
14 Embajada de Cuba [a Secretaría de Gobernación de México?], a 30 de abril de 1929. – Archivo General de la Nación (AGN), Ramo Departamento de Investigaciones políticas y sociales (DIPS), vol. 33, exp. 41, f. 30.
El Departamento Confidencial de la Secretaría de Gobernación de Méxi¬co seguía de cerca las actividades de varios emigrados, no tanto por el deseo de ayudar a las autoridades cubanas sino por causas internas; muchos de ellos eran militantes de la izquierda mexicana. Vivó, según la estimación hecha por un agente de policía, era uno de los dirigentes del PCM15.
15 Informe de la agente núm. 20 del Departamento Confidencial de la Segob al Jefe del Departamento sobre las actividades de los elementos comunistas en México. México, D.F., a 29 de agosto de 1929. – Ibid., vol. 61, exp. 15. f. 124. El miembro de la Federación de Jóvenes Comunistas de México, Saturnino Ortega, detenido en 1929 fue interrogado varias veces sobre su participación en la adquisición de armas, los policías se interesaban también en averiguar cuál era el papel desempeñado por J. Vivó en los preparativos militares del PCM. – Declara¬ción de Saturnino Ortega, 20 años de edad, de la ciudad de México, soltero, con domicilio en la calzada Gorostiza No. 31 Interior 61, vive con su madre y sus hermanos, estos últimos con domicilio en Chizalpopeca 144. – Ibid., Ramo P. Ortiz Rubio, Año 1930, exp. 168А, foja s.n. Sin embargo, las autoridades no han logrado obtener alguna información precisa durante los interrogatorios de Ortega. Ya estaban enteradas sobre el exilio del cubano, mien¬tras los datos comunicados por el detenido respecto a la “simple militancia” de Vivó no eran ciertos.
La estalinización del partido comunista mundial, iniciada en otoño de 1928, y las purgas de los partidarios de la llamada corriente “reconciliado-ra”, cambiaron sustancialmente las relaciones entre Moscú y los partidos comunistas en países que se convertían en herramientas de las decisiones de Stalin, indiscutibles aunque no encajaran en las circunstancias internacio¬nales. La III Internacional fomentaba el radicalismo de la izquierda latinoa¬mericana, insistiendo en una ruptura con los socios que no correspondieran a la nueva ideología16. Muchos militantes del PCM, a su vez, estaban listos para enfrentar a las autoridades de su país.
16 Así, la Carta Abierta del Secretariado Latinoamericano del CEIC a los Partidos Comunistas de Améri¬ca Latina “Sobre el peligro de derecha” (publicada el 20 de septiembre de 1929 en La Correspondencia Sudameri¬cana) insistía: “la tolerancia pequeño-burguesa debe ser erradicada con toda la energía”. (Citado en: Kalmykov N. Komintern i kommunisticheskoie dvizheniie v Latinskoi Amerike // Istoriia Kommunisticheskogo Inter-natsionala. 1919-1943. Dokumentalnye ocherki. Moscú: Ed. Nauka, 2002. p.393).
Las pasiones izquierdistas –siempre fuertes en el PCM– se consolidaron tras el inicio de las represiones desatadas por el gobierno de E. Portes Gil en contra de los comunistas. La policía recopilaba información sobre los militantes de la III Internacional y buscaba a los de procedencia extranjera; muchos fueron deportados entre diciembre de 1929 y febrero de 193017. El único diputado comunista en el parlamento nacional, Hernán Laborde, fue desaforado.
17 Informe de la Agente núm. 20 al Jefe del Departamento Confidencial de la Secretaría de Gobernación sobre domicilios de los comunistas en México, D.F., 30 de septiembre de 1929. // AGN. DIPS. Vol. 61. Exp. 15. F. 128. В Los agentes de la policía secreta lograron averiguar el domicilio del miembro del CE del Secretariado del Caribe del SRI el peruano Jacobo Hurwitz y establecer el hecho de la estancia en México de M. Grollman (emisario de la Komintern); sin embargo, nunca pudieron esclarecer de quién exactamente se trataba, solo se referían a “un roso de nombre Pedro”. En diciembre de 1929 las autoridades encarcelaron al ruso Julio Rosovsky, rumanos Da¬vid Halperin, Faire Soloveichin y Frain Protot, los polacos Abraham Goldfeder y Chana Domovska, los cubanos Manuel Cotoño, Alejandro Barreiro, Fernando (Sandalio) Junco, argentine Luis Hipólito Echevere. – Relación de los Comunistas extranjeros que se ponen a disposición de la Secretaría de Gobernación para que sean expulsados del país. México, 27 de diciembre de 1929. // AGN. Ramo P. Ortiz Rubio. Año 1930. Exp. 168А.
Vivó fue deportado a los Estados Unidos en marzo de 1930 y El PCEU lo envió a trabajar en el Centro de Obreros de Habla Española, y lo promovió al Buró de la sección española del partido hasta ocupar la secretaria general en los últimos meses de estancia en tierra americana. Mientras tanto, en 1930, el PCM fue ilegalizado y renunció a su derecho de coordinar el trabajo de las estructuras regionales de varias organizaciones de filiación comunista. El Buró del Caribe del SRI también fue trasladado de México a Nueva York, y en febrero de 1930 Vivó fue designado su secretario general en reemplazo del italiano Vittorio Vidali; mientras era miembro suplente de la Komintern. El 16 de abril, el PCM lo designa representante ante el CC del PCEU18.
18 Informe sobre las últimas labores del Secretariado del Caribe del SRI, 23 de enero de 1930. RGASPI, fond 539, opis’ 3, delo 218, f. 23; Resolución del Comité Central del Partido Comunista de México sobre el SRI, 184
Trabajando en Nueva York, participa en la resolución de varios asuntos claves para los comunistas mexicanos, como la organización de ayuda a la CSUM (cuya actividad estaba casi paralizada por las represiones gubernamentales) y el “caso de Sandino” (conflicto emergido entre el PCM y el jefe de los rebel¬des nicaragüenses por la aceptación de la ayuda de las autoridades mexicanas).
Mientras vivía en Nueva York, el cubano colaboraba activamente con el periódico Vida Obrera del PCEU, en las líneas de clase contra clase y de lucha contra la oposición de izquierda trotskista. Bajo el seudónimo de R. Gómez atacó enérgicamente a la Oposición Comunista Internacional (como se denominaban los trotskistas) y a su sección mexicana por su actitud en la cuestión china (Vida Obrera, 1930).
Para Vivó, la campaña anti-trotskista tenía un significado adicional: su ex-camarada en el PCC y el PCM, Sandalio Junco, se unió a las filas de la Oposición Internacional. Los conflictos entre los comunistas y trotskistas en la isla del Caribe no tardaron en surgir. Vivó tuvo que encabezar una campaña de purgas en el PCC para expulsar a los trotskistas encabezados por Junco, quien a la sazón había regresado de Moscú19.
19 Sesión ampliada del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (sección de la I.C.) celebrada el 24 de septiembre de 1932. RGASPI, fond 495, opis’ 105, delo 50, fs. 10-21. Junco y M. García Villareal fueron expulsados del PCC por el Pleno Ampliado del CC del PCC (24 de septiembre de 1932) y después han fundado el Bureau de la Oposición Comunista transformado posteriormente en el Partido Bolchevique Leninista (PBL).
Siendo uno de los dirigentes del Buró del Caribe, participó plenamente en la campaña de crítica hacia un grupo de comunistas que encabezaba el Partido Revolucionario Venezolano, fundado en 1927 (Gustavo y Eduardo Machado y Salvador de la Plaza)20.
20 G. Machado a H. Laborde, París, 1 de junio de 1930. RGASPI, fond 495, opis’ 108, delo 134, f. 23.185
La III Internacional no apoyaba la idea de una expedición armada al territorio de Venezuela, propuesta por los co¬munistas venezolanos en el exilio mediada la década de los años 20. Obvia¬mente, una ironía del destino: un plan similar respecto a Cuba fue planteado por el amigo de Vivó, Julio Antonio Mella, dispuesto a colaborar con los representantes de la Unión Nacionalista. Mella era uno de los militantes del PRV y estaba convenciendo a Moscú de contribuir a la organización de la actividad armada en contra del régimen dictatorial de J. V. Gómez. Según Mella, en el caso de triunfar la expedición armada en Venezuela se formaría otro centro, aparte del mexicano, para desplegar la causa nacional antimpe¬rialista. Sin embargo, el joven dirigente cayó víctima de un atentado. La in¬fluencia de los líderes del PRV fue debilitada, sobre todo tras la derrota del “ataque a Curazao” realizado por el grupo de Gustavo Machado en 1929, a pesar de la falta de buen visto de la Komintern.
La III Internacional envió una carta a los militantes comunistas del PRV rechazando el derrocamiento de J. V. Gómez por las fuerzas de la expedi-ción armada desde afuera, y condenando la idea de sustituir la organización de la rebelión de masas por actos de “heroísmo individual”. Esa carta fue discutida en la reunión del CE del PCM con la resolución tomada de concentrarse en formar un Partido Comunista de Venezuela sobre la base de grupos de emigrados y del movimiento obrero dentro del país, y de con¬vertir la fracción comunista del PRV en una estructura consolidada capaz de llevar a cabo la línea de la Komintern.21
21 Resolución del Partido Comunista mexicano sobre la cuestión venezolana (a causa de la carta enviada por el Secretariado Latinoamericano de la I.C. a los comunistas venezolanos). México, 16 de abril de 1929. RGASPI, fond 495, opis’ 108, delo 102, fs. 1-2.
Solo después de esto, según las estimaciones de Moscú, era posible que la revolución social estallara en Venezuela. La Primera Conferencia Comunista Latinoamericana en Buenos Aires, en junio de 1929, confirmó este planteamiento. Vivó había conocido muy bien a los comunistas venezolanos del PRV desde la época de sus actividades en Cuba22, luego trabajó con ellos en el PCM y en LADLA.
22 Los hermanos Gustavo y Eduardo Machado y Salvador de la Plaza estaban en el exilio en Cuba en 1925, los tres formaban parte del Comité Pro Mella, daban clases en la UP y militaban en la Liga Antiimperialista.186
¿Por qué decidió condenar las ideas de sus amigos antiguos y de Mella que participaba activamente en la preparación de ex¬pediciones armadas a Venezuela y Cuba? ¿Traicionaba la memoria de Me¬lla y de sus ex-compañeros de lucha revolucionaria ante el cambio de los cálculos del Komintern? Nos parece que no era así. Obviamente, dejó de seguir de cerca al movimiento cubano durante su estancia en Costa Rica y Colombia, y no necesariamente se enteraba de los planes secretos de Mella y del PRV. Además, su experiencia colombiana le llevaba a rechazar este tipo de actividades.
Los venezolanos estaban molestos, y no tanto con la actitud de Moscú, sino con las actividades de Vivó. Según G. Machado y S. de la Plaza, no solamente eran un “acto poco amistoso” de parte del cubano, sino que podrían ser considerados una “traición”.23 El 29 de mayo de 1930, durante la preparación del II Congreso del PCC, todo el Secretariado de su Comité Central fue detenido por la policía cuba¬na24.
23 Secretario general del Bureau del Caribe del SRI Jorge A. Vivó a Salvador de la Plaza, Nueva York, a 27 de enero de 1931. Ibid., fond 495, opis’ 104, delo 55, f. 2; secretario general del CC del PC de Cuba L. Miranda al Comité Central del PC de América, a 29 de marzo de 1930. Ibid., opis’ 105, delo 33, f. 10
24 Secretario General del PCC J. Valdés (Gregorio Cortina), F. Grobart (Otto Modley), J. Rego, F. Ro¬dríguez Abascal, J. Wong (este último, dirigente del grupo chino del PCC, posteriormente fue asesinado por policías). – Represión fascista del Gobierno (últimos acontecimientos). – Ibid., delo 31, f. 55
El poco numeroso PCC se quedó sin dirigentes influyentes dentro del país: un año antes Mella había sido asesinado; Martínez Villena estaba en la URSS trabajando en la Komintern y recuperando su salud; el otro comunista prominente, Joaquín Ordoqui, estaba trabajando en la Internacional Sindical Roja en Moscú. Sandalio Junco y Ramón Nicolau también se encontraban en la URSS estudiando en la Escuela Leninista Internacional. El miembro suplente del CEIC, A. Barreiro trabajaba en el Subsecretariado del Caribe de la Confederación Sindical Latino Americana y L. Fernández Sánchez dirigía la edición de Vida Obrera en Nueva York.
La actividad del PCC fue efectivamente paralizada y urgía restablecer los enlaces destruidos. De hecho, había que reorganizar todo el trabajo del partido. El Buró del Caribe resolvió que Jorge Vivó era la mejor opción para realizar este plan y solicitó al CEIC liberarlo de sus cargos en el SRI y enviarlo a Cuba para “organizar el trabajo del nuevo CC del Partido Comunista de Cuba”25.
25 Suplente del Encargado por el Lender-Secretariado Latinoamericano del CEIC Sinani a Stasova (SRI). Ibid., delo 38, f. 7.187
Las causas de la elección de Vivó en este cargo son superficiales. En primer lugar, en el país las opciones eran limitadas y buscar a un nue¬vo dirigente del partido entre los emigrantes políticos del extranjero era necesario. En segundo lugar, a pesar de las aptitudes de los potenciales candidatos, ninguno reunía las cualidades de Vivó: experiencia de trabajo internacional y conocimiento de la organización del partido y de los en-laces con los Partidos Comunistas de EEUU y México, y en la oficina ca-ribeña del Komintern. En tercer lugar, desde Nueva York, donde él vivía y trabajaba, trasladarse a Cuba (de manera legal o ilegal) era más fácil que desde cualquier otro lugar.
Aunque la actividad de la sección cubana de la Komintern bajo el lideraz¬go de Vivó todavía requiere investigaciones profundas26, se puede pensar que en aquel período (y con el trabajo emprendido por el nuevo secretario gene¬ral) el PCC logró prepararse para las futuras luchas, la primera de las cuales se desató en 1933 y culminó con la caída de la dictadura de Machado. Vivó realizaba la estrategia propuesta por Mella: fundar numerosas organizaciones antiimperialistas, estudiantiles, intelectuales, sindicales, juveniles, etc., bajo la tutela del PCC; ampliando de esa manera la influencia comunista.
26 Ni siquiera el estudio pormenorizado sobre el “primer partido marxista leninista de Cuba”, escrito por Angelina Rojas Blaquier, nos abastece con detalles del desarrollo del PCC durante aquel período; además no presta atención al papel desempeñado por el secretario general del PCC, a pesar de que el capítulo dedicado a los años 1930-1933 (justo cuando J. Vivó lideraba a los comunistas cubanos) se titula “El PCC durante el alzamiento del movimiento popular”. Rojas Blaquier, A. Primer Partido Comunista de Cuba. La Habana: Ed. Ori¬ente, 2006. Op. cit. p. 117-198. La estudiosa cubana se refiere varias veces a Vivó, pero no lo identifica como “Pedraza”. Tampoco logra identificar a los emisarios de la ISR “Juan” y “Orestes”, aunque estos personajes ya habían sido investigados por historiadores que averiguaron que se trataba del polaco Witold Lovsky (M. Michrovsky) e italiano Ennio Gniudi (Jeifets y Jeifets, 2004:184, 332-334).
Jorge Vivó logró llevar el PCC, de ser un grupo de intelectuales y obreros de La Habana, a convertirse en una estructura nacional, que contaba con locales en diferentes regiones de Cuba. Para 1933, el PCC disponía de 2 mil militantes y al final de ese año logró ampliar sus filas aún más (entre 6 y 10 mil personas). La Liga de los Jóvenes Comunistas de Cuba también creció y contaba con 6 mil mili¬tantes. La CNOC alcanzó a tener 25 mil militantes27. El Ala Izquierda Estudiantil, dirigida por los comunistas, se convirtió en una fuerte organización.
27 El protocolo de la discusión sobre “el error del agosto” en el Lender-Secretariado de América del Sur y del Centro (1934). RGASPI, fond 495, opis’ 79, delo 196, f. 39; Kommunisticheskii Internatsional pered VII vsemirnym kongressom. (Materialy). Moscú: 1935. p. 413.188
Vivó, los dirigentes de la CNOC Joaquín Ordoqui y César Vilar, y el líder de la LJC Severo Aguirre, fueron detenidos por la policía en 1933; la campaña por su liberación fue uno de los motores de la lucha antidictatorial que logró transformarse en una huelga general en agosto de 1933. Las autoridades fue¬ron obligadas a empezar negociaciones con los sindicatos revolucionarios y el PCC. El dirigente informal del Partido Comunista, Rubén Martínez Villena, que a la sazón regresaba desde Moscú, planteó ante los miembros del CC del PCC la necesidad de llegar a un acuerdo con Machado tras el cumplimiento de reivindicaciones económicas de la huelga, la legalización de la CNOC, del PCC y otros grupos opositores, y el restablecimiento de derechos democráti¬cos. El argumento principal de Villena era: “Un Machado debilitado es mejor que la intervención” (Soto, 1979:376-379; Tenant, 2000:21).
Durante el punto culminante de la huelga general, cuando enormes masas de gente estaban en la calle y no querían regresar a las fábricas a pesar del cumpli¬miento de varias demandas, los comunistas cubanos recibieron, según palabras del emisario de la ISR “Juan” (Witold Lovsky), un telegrama de la Komintern que cancelaba “la venta final” (la continuación de la huelga). Todo eso sirvió de base para que Martínez Villena exigiera a los miembros del CC limitar las actividades obreras con las demandas económicas. No quería decir, sin embargo, que los co-munistas evitaban asumir las responsabilidades. Los partidarios de Rubén partían de la posibilidad de tomar el poder donde ya “estaba tirado en la calle”, a causa de la desaparición de gobernadores y presidentes municipales machadistas28.
28 El protócolo de la discusión sobre “el error del agosto” … fs. 45-46, f. 54.
Los acontecimientos cambiaban velozmente, cualquier decisión podría ser errónea. La mayoría del CC siguió los planteamientos de Martínez Villena, con¬siderándolos adecuados a las instrucciones de la Komintern. Paradójicamente, la táctica del partido comunista mundial, propuesta por Moscú en el caso cubano, estaba en absoluto desacuerdo con las posturas de los emisarios del PCEU, de la ISR y del Buró del Caribe que se encontraban en la isla del Caribe, convencidos de seguir presionando a la dictadura y no regresar a los lugares del trabajo.
Tras volver a Moscú, el emisario de la ISR, W. Lovsky, informó a sus su¬periores que Vivó había sido el único de los miembros del CC del PCC que había tenido “una línea correcta”: sin embargo, no la estaba defendiendo (…) Más o menos se orientaba en la situación y exigía continuar la huelga dándole carácter político29. Más tarde, cuando Jorge A. Vivó ya no era militante del PCC, su comportamiento durante la discusión de errores de agosto fue con¬siderado como una actitud indigna, porque “al no estar en contra de la línea del CC, negaba que estaba de acuerdo”.30
.
29 El protócolo de la discusión sobre “el error del agosto” … fs. 46-47.
30 G. Perez [C. Vilar]. Seudónimo Pablo. Nombre [verdadero] Jorge Vivó. – RGASPI, fond 495, opis’ 230, delo 134, f. 27 vuelta.189
El conflicto entre Martínez Villena y Vivó era un reflejo de la complicada situación en Cuba y las contradicciones contenidas en las instrucciones de la Komintern. Los emisarios de la III Internacional en Cuba no solamente observaban los acontecimientos revolucionarios, también participaban acti¬vamente en todo el proceso, llegaron a la conclusión de que Rubén era “uno de los mejores camaradas con que contaba la Komintern”; Vivó fue estimado como “un trabajador valioso que mantenía la línea cominternista” y pensaba que la revolución socialista estaba en la agenda cubana.31
31 El protócolo de la discusión sobre “el error del agosto” … fs. 57-58190
Hay que reconocer también que la revolución de agosto de 1933 contribu-yó muchísimo a la transformación del PCC, de ser un grupo sectario a la orga¬nización de masas, a una parte inalienable de la vida nacional política cubana capaz de influir muchos procesos. Al mismo tiempo, el Partido Comunista ya estaba preparado para esas metamorfosis, por su actividad en la fase anterior bajo el liderazgo de su Secretario General ‘camarada Pablo’ (“Pedraza”), y gracias a implementar varias ideas de J. A. Mella.
Originalmente, la Komintern consideraba que el principal culpable del “error de agosto” era R. Martínez Villena. Sin embargo, más tarde Vivó fue culpado de definir erróneamente la estrategia y la táctica del PCC, lo que no permitió aprovechar las posibilidades surgidas de la revolución antimachadista. Martínez Villena falleció en enero de 1934; el PCC necesitaba la experiencia de Vivó. Por eso siguió siendo miembro del Buró Político en el Comité Central reorga¬nizado, y dirigía su trabajo sindical (al tiempo que era secretario de la fracción comunista de la CNOC) y las labores del Buró Portuario del CC del PCC. Fue encargado de preparar el IV Congreso de la CNOC conocido como congreso de la unidad sindical en 1934, y presentó su informe sobre el trabajo sindical en el II Congreso del PCC (donde fue reelegido como miembro del CC).
Más tarde Vivó fue encargado por el Buró del Caribe de visitar Puerto Rico con el objeto de resolver una crisis dentro del recién fundado Partido Comu¬nista. Gracias a sus esfuerzos, la unidad del PCPR fue reestablecida, luego el partido fue admitido en el seno de la III Internacional. Tras cumplir su misión, en agosto de 1934, fue a Moscú para asistir al Séptimo congreso de la Komin¬tern, pero no logró asistir a la III Conferencia de los Partidos Comunistas de América del Sur y del Caribe.
Mientras el Lender-Secretariado de América del Sur y del Centro analizaba el “error de agosto” cometido por el PCC, el ex-líder del Partido Comunista fue objeto de una severa crítica. Sin embargo, esas críticas no excluían buenas estimaciones de otras actividades del suplente del dirigente del lender-secretariado ‘Sinani’ (Georgui Skalov). El cubano asistía a las reuniones del Lender-secretariado y recibió la encomienda de organizar un grupo para capacitación teórica de los delegados latinoamericanos al VII Congreso. Luego, por decisión del Lender-secretariado regresó a Cuba en di¬ciembre de 1935 para seguir trabajando en el Buró Político del PCC.
En 1937 Vivó fue excluido del Buró Político del Comité Central. Explicando a la dirección del CEIC esta decisión, sus antiguos compañeros de partido le atri¬buyeron todos los errores posibles, concebibles e inconcebibles. “Él llevó al par¬tido cierta corriente terrorista. Esta corriente se manifestó en un momento de descenso del movimiento, pero durante el cual se desarrollaban grandes luchas”. A Vivó le incriminaron la “Confianza en las promesas de M. Gómez que con¬ducían al partido en una línea “seguidista”. En la cuestión sindical, lo acusaron de que “concesiones a elementos reformistas y las ilusiones en la Secretaría del Trabajo llevaron prácticamente a la liquidación de la CNOC como organismo de masa”32. Para completar el cuadro de la caída ideológica, le incriminaron que “no estaba de acuerdo con la política de la URSS sobre España”.
32 La dirección del partido estimó en aquel momento la línea comenzada por el congreso “unión sindical” en 1934 y que terminó en 1939 con la creación de la Confederación de Trabajadores de Cuba, CTC, la asociación más poderosa de los trabajadores cubanos. La Komintern calificó los resultados del congreso contradictoriamente. Se consideró un éxito por su composición (2 mil delegados de 426 mil obreros que pertenecían a los sindicatos revolucionarios y reformistas). Además se notaba que “el Partido Comunista cometió un error de no usar el congreso para el establecimiento de una unión sindical eficaz en Cuba. El partido no desplegó suficiente trabajo dentro de los sindicatos existentes reformistas”. kommunisticheskii Internatsional pered VII vsemirnym kongressom (Materialy). Мoscú: 1935. P. 416. Pero esto fue una valoración de la actividad de todo el partido, y no solamente del dirigente sindical.
En el Lender -secretariado de América Central y América del Sur del IKKI, debían recordar bien el informe del mismo C. Vilar (1934) en el que se decía: “Para la dirección de la realización del 4to congreso de la Confederación el Comité Central del partido formó una comisión, en la cual ingresó el secretariado del partido por completo, los secretarios y los dirigentes de las facciones Comunistas de los sindicatos esenciales y las asociaciones. En el congreso de la Confederación fueron creadas las facciones Comunistas por las aso¬ciaciones profesionales provinciales, ya que había una cantidad considerable de miembros del partido en el congreso y no había posibilidad de crear una sola facción. A la cabeza de cada una de estas facciones en las provincias fueron puestos dirigentes. Todos estos dirigentes de las distintas facciones más los dirigentes del Comité Central, se reunían no sólo antes de cada sesión del congreso, sino que discutían cada tarde todas las cuestiones. El protocolo de la discusión sobre “el error del agosto”… f. 30.
Según Lovsky, durante el discurso en el foro sindical, B. Roca cometió un grave error “indicando la necesidad de que por cada obrero muerto caiga un soldado”. Tal posición podía llevar a una fuerte confrontación del movimiento de los trabajadores con las fuerzas armadas. Acta sobre la discusión “del error de agosto”… Ibid., fs. 31-32. 191
Vivó se negó a cumplir la decisión del Buró Político. Esto fue considerado una intensificación de su labor de calumnia y difamación contra la dirección del partido. El paso siguiente fue su expulsión del Comité Central y la deci¬sión de enviarlo a “un trabajo en la base”. Vivó manifestó su desacuerdo con este veredicto y expresó el deseo de salir al extranjero. El Buró Político le prohibió la salida, pero la decisión de “Pablo” era inalterable: “sin someterse a la disciplina salió para México, siendo separado del partido”. El PCC informó a los camaradas mexicanos y americanos sobre la situación.
Los comunistas cubanos advirtieron a los partidarios del extranjero que Vivó, “conserva pequeños remanentes burgueses”, y manifestaron que Vivó “cree que debe ser el Secretario General del partido. Le atormenta que otros tengan más personalidad que él ante el partido y ante las masas. Este es un compañero que puede hacer mucho daño; tiene gran capacidad de acción; por su trabajo en el SRI en México y los Estados Unidos tiene muchos contactos con elementos del Caribe. La permanencia de Trotski en México, la situación del partido Mexicano y Lombardo Toledano pueden contribuir a que pase a la contrarrevolución”33.
33 G. Pérez [C. Vilar]. Seudónimo Pablo… f. 27 vuelta. Se trataba sobre las tensiones surgidas entre los comunistas mexicanos y la Confederación de los Trabajadores de México (CTM), durante la pelea por los puestos directivos en esta central sindical.
Dos acusaciones de la larga lista parecen absurdas, por lo menos a primera vista. La primera, una corriente “terrorista” en la actividad del partido; y la segunda, una posible asociación al trotskismo. ¿Cómo era posible levantar tales acusa¬ciones a la persona que encabezaba “la corriente anti golpista” en el partido colombiano, que criticaba “la vía garibaldista” del PRV, que luchaba continua¬mente contra “los junquistas”, seguidores cubanos de Trotsky? En 1937, ya todo era posible.
Después de la derrota de la insurrección en Brasil, cuyas causas en Moscú atribuían a “una provocación”, y el inicio de los procesos en Moscú, crearon el ambiente para que cualquier acusación, por increíble que fuese, se tomara como verídica. No obstante, cuando se le informaba al Komintern sobre “el asunto de Vivó”, el representante del PCC se vio obligado a reconocer “que durante su estancia en el puesto de secretario general en el período de crecimien¬to del movimiento revolucionario, el partido tuvo un importante desarrollo y se convirtió en un partido arraigado por todo el país”34.
34 G. Pérez [C. Vilar]. Seudónimo Pablo… f. 27.192
Con la posibilidad de asistir al congreso del PCM en enero de 1937, Vivó trató de convencer a sus dirigentes y “al delegado fraternal” del PC de los EE.UU., James Ford, quien conocía muy bien los asuntos cubanos35, de que él tenía la razón, “comentando sobre los pasos en falso del Partido Comunista de Cuba y del camarada Blas Roca”. El americano, sin embargo, tomó la posición del PCC.
35 Ford fue miembro del Bureau Negro del Lender-Secretariado Oriental del CEIC y miembro suplente del CEIC. Participante en el congreso antiimperialista de Francfort. En 1932 y 1936 fue candidato a vicepresi¬dente del PC de los EE.UU. Delegado del PC americano y de los sindicatos revolucionarios de los EE.UU. en los funerales de R. Martínez Villena, y delegado en el Congreso de la unidad sindical (enero de 1934).
El motivo de su decisión es claro: en la disputa entre la dirección del partido, que se encontraba en auge, y su ex secretario general, los colegas del Komintern prefirieron irse con el PCC, sacrificando la extraordinaria persona de Jorge Vivó. Para él, el trato proveniente de sus antiguos camaradas fue una cruel lección que lo alejó para siempre de la participación en política.
El castigo por heterodoxia del ex secretario general del PCC, sometido al ostracismo, se extendió por años. El golpe fue inesperado, donde él menos lo esperaba, donde no había relación directa con la política. En marzo de 1939 Vivó se dirigió con una carta al Comité Ejecutivo del SRI solicitando ayuda en la reunificación con sus hijos Jorge y Aldo, que estudiaban en la ciudad de Ivanovo en el Horfanato Internacional36.
36 Vivó combinaba asombrosamente la actividad política con tempestuosas aventuras románticas. A los 16 años se casó con Silvia Laurent, quien dio a luz a su hijo Jorge antes del matrimonio. Con su primera esposa, la madre de sus tres niños, él tenía divergencias políticas. Al regresar a Cuba en 1931, trató de restablecer la familia; Silvia, que se encontraba bajo la influencia machadista de su padre, le puso una condición irrealizable: “con el comunismo o con ella”. En adelante Jorge Vivó sostendría firmemente sus principios ideológicos en las relaciones con las mujeres. Extremadamente franco, cuenta en su autobiografía escrita para el Departamento de Personal del CEIC que en Colombia tuvo una amiga miembro del PSR, María Pérez; en los EEUU, una miembro del Partido Comunista (no menciona su nombre, sólo que ella lo dejó). En Cuba, entre 1923 y 1934, vivía con una miembro del PCC, Carmen Blanco; en la URSS, con una miembro del komsomol, Vera Orlova. En su emigración a México, Vivó se casó con la ex esposa de I. Figueroa, Lola de la Torriente, posteriormente conocida activista política y es¬critora. Jorge Abilio Vivó Escoto. En Moscú – Marin. [Autobiografía]… ff. 36-47; L. de la Torriente. Testimonio desde dentro. La Habana: Editorial Letras Cubanas, 1985. p. 339-341. A pesar de su vida agitada, no olvidaba a sus hijos. De algún modo Vivó consiguió convencer a Silvia Laurent de dejar ir a sus hijos a estudiar en la URSS. El hijo menor llegó a Moscú con la delegación del Primero de Mayo de Cuba, en la cual se encontraba C. Vilar, secretario general de la CNOC, y Valdez Rodríguez, miembro del CE de la liga Antiimperialista. La prensa soviética escribió: “Con ellos llegó a la URSS el hijo del conocido revolucionario en los países de la América Latina Jorte [así en el texto] Vivó, el muchacho Aldo Vivó de 10 años. El ex secretario general del Partido Comunista de Cuba, camarada Vivó, se esconde de la policía. Su hijo Aldo se educará en el Horfanato Internacional en Ivánovo-Voznesensk”. Pravda de Leningrado, 27 de abril, 1934. El hijo mayor, Jorge, llegó en junio de 1935 en el barco “Reina del Pací¬fico” junto con el delegado del PCC al VII congreso del Komintern B. Roca. García Riveron, R. y J. Alonso Padilla. Ellos sintieron el deber de luchar. Granma, 27 diciembre de 1984. 193
Habiendo recibido “los permisos apropiados” del Comité Central del PCC y PCM, expresó lo siguiente: “Quie¬ro el regreso de mis hijos, ya que considero que los puestos ocupados por ellos [en el Horfanato Internacional] deben ser ocupados por otros niños, y ya que en el presente momento puedo cubrir sus gastos necesarios y, además, quiero que aprendan lo más rápidamente posible el idioma español”37.
37 Jorge A. Vivó al CE del SR de México, México, 29.03.1939. RGASPI, fond 495, opis’ 230, delo 134, f. 26.
Por lo visto, la oficina central del SRI nunca le respondió. El reencuentro con uno de sus hijos tuvo lugar años después. Convertidos en ciudadanos soviéticos, en miembros de la Unión Comunista de la Juventud (Komsomol en ruso), los hermanos Vivó ingresaron voluntariamente al ejérci¬to Rojo en los primeros días de la Gran Guerra Patria. El menor, Aldo, fue explorador de los marines en el Hocico de Neva, quien iba a la retaguardia del ejército hitleriano. Según una de las versiones, a finales de 1941 el grupo al cual pertenecía el voluntario cubano fue descubierto y ametrallado por un avión alemán. Aldo Vivó fue enterrado en el cementerio fraternal en Dubro¬vka de Neva (García y Padilla, 1984). Jorge pertenecía a un grupo especial del capitán Borodulin y combatía en las proximidades a Leningrado, fue grave¬mente herido y evacuado de la asediada ciudad.
Encontrándose en Asia Central (1942-1944), Jorge recibió a través del SRI un telegrama con la dirección de su padre, pero no podía comunicarse con él. Solamente hasta 1945, a través de la embajada en Moscú, se enteró de la posibilidad de viajar a México. La empleada del SRI, quien aclaraba preguntas relacionadas con la partida, le formuló una pregunta muy profunda: “¿Por qué quiere ir donde su padre?”, y recibió esta respuesta: Antes de la guerra su padre había solicitado su retorno y le había pedido gestionar el permiso para salir de la URSS, pero por ser menor de edad, no sabía cómo ni a través de quién gestionar dicho permiso. Quería irse entonces y quería irse ahora. Comprendiendo que el SRI no asignaría recursos para el viaje, declaró cate¬góricamente que quería recibir el permiso de salida y la visa, y que el dinero él lo encontraría38.
38 Informe sobre la plática con Jorge Vivó, 19.09.1945. RGASPI, fond 495, opis’ 230, delo 134, f. 10.194
En México, Jorge Vivó hijo, se hizo ingeniero y trabajó en la compañía petrolera estatal “Pemex”. En honor al aniversario 40 de la Vic¬toria, los hermanos Vivó y el tercer cubano que había participado en la Gran Guerra Patria, Enrique Vilar, fueron condecorados con órdenes soviéticas: a Jorge la Orden de la Guerra Patria de II grado; a Aldo y Enrique (póstu¬mamente), la Orden de la Guerra Patria de I grado. El Consejo Estatal de la República de Cuba condecoró póstumamente a Aldo Vivó y Enrique Vilar con la orden Ernesto Che Guevara en primer grado.
En México inició la nueva vida de Jorge Vivó d’Escoto. Fuera de la política, se sumergió en la ciencia con mucha pasión. Se hizo profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, UNAM (1939), y más tarde director del de¬partamento de geografía de la universidad. Vivó es uno de los fundadores de la Sociedad Mexicana de Antropología, y fue director (1936-1940) de los Anales del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnología. Desde 1938 trabajó como director de la biblioteca del Instituto Panamericano de Geografía e Histo¬ria de México, coordinando la actividad editorial del instituto. También dirigió la edición del Anuario Geográfico (1961-1979) y Los anales de la geografía (1975-1979). En 1951 el científico sustentó su tesis de maestría en etnología, La Integración de Chiapas en la nación mexicana; al año su tesis en geografía, La Geografía Económica y Demográfica de Chiapas, y en 1956 obtuvo el grado de doctor.
Bajo su pluma salieron a la luz numerosos trabajos, incluyendo: Las razas Indias y las lenguas de México (1941), la monografía La Geografía de México, que por mucho tiempo se consideró un clásico y fue publicada en la URSS39.
39 El Método Conexivo Dialéctico en la Investigación de la Antropogeografía, 1939; Razas y lenguas indígenas de México, 1941; Geomorfología de El Sumidero y la Región Central de Chiapas, 1971; La Depre¬sión Chapala-Acambay, México Oriental, 1972; El Terremoto del 23 de Diciembre de 1972 en la Ciudad de Managua, 1973; Geografía de América Latina, 1975; El Medio Físico y Recursos de Baja California, 1975; Tectónica y Morfología en el Centro y Sur de México, 1976; Currículum Vitae del Ing. Jorge L. Tamayo, 1978; Panorama de la Geografía 1950-1977, 1979. Jorge A. Vivó. Biografías y vidas. http://www.biografiasyvidas. com/biografia/v/vivo.htm; J. A. Vivó. Geografiia Meksiki. Moscú: ed. de literatura extranjera, 1951; Dr. Jorge A. Vivó Escoto. La Geografía en México: Aspectos Generales de su Evolución”, 1964.195
Según el criterio de sus alumnos, la geografía era para el Dr. Jorge A. Vivó “una ciencia mixta, un tipo de ciencia social acerca de la naturaleza; es decir, acerca de la naturaleza en relación con el hombre como ser social”. Para el cubano el alejamiento de la política no significó en lo absoluto el olvido de sus postulados ideológicos, a los cuales dedicó decena y media de sus años de vida, como sabían sus amigos, colegas y alumnos. Esto fue supremamente importante, pues la influencia del doctor Vivó en la geografía mexicana de comienzos de 1950 resultó bastante importante, contribuyendo a un serio aumento en la cantidad de investigaciones sobre cuestiones sociales en los
estudios geográficos.
La metodología de investigación geográfica propuesta por el cubano a la comunidad científica mexicana, fue dominante del IV al VII Congreso Nacional de Geografía, eventos organizados con su partici¬pación y bajo su influencia ideológica (Hernández Iriberri, 1984). Sus ideas fueron patrimonio de la comunidad científica internacional. El doctor Vivó representó a la escuela mexicana en los congresos mundiales de geografía, empezado por el XVII, que se efectúo en Washington (1952). En 1976 viajó a Moscú para participar en el XXIII congreso de geógrafos. Al profesor Vivó le pertenece el mérito de la transformación del Departamento de Geo¬grafía e Historia de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM a Colegio Geográfico, el cual cuenta con un sistema de tres niveles para la preparación de especialistas (licenciatura, maestría y doctorado).
Para el científico, la ruptura con el movimiento comunista fue comple¬ta e irreversible. No aceptó la revolución cubana de 1959. Recuerda su hija Xochitl que Jorge Vivó d’Escoto estaba seguro de que el papel principal en la victoria lo jugó el movimiento estudiantil, no la insurrección de Fidel Castro y menos los comunistas40.
40 Entrevista de Xochitl Vivó de la Torriente (hija de Jorge A. Vivó d’Escoto) a Víctor Jeifets, México, D.F., 15 de noviembre de 1998.196
El conocido investigador mexicano, Profesor Honoris Causa de la UNAM, Doctor en jurisprudencia y geografía, Maestro de antropología, lingüística, et¬nología, antiguo activista de algunos partidos de izquierda de América Latina, y secretario general “del primer partido marxista-leninista de Cuba”, entrega¬do al olvido por su partido, murió el 13 de julio de 1979 en México.
A manera de conclusión
“La mentira es la religión de los esclavos y los amos. La verdad es el Dios de una persona libre”. Esta frase del escritor proletario ruso Maxim Gorky podría ser el leitmotiv de cualquier investigación histórica. Es coherente, por ejemplo, con la historia de los partidos y los movimientos políticos. Los his¬toriadores de los partidos crean a menudo mitos e imágenes de los líderes, caballeros sin miedo ni reproche cuyo carácter recuerda a Don Quijote de La Mancha. Lo que no encaja en el esquema propuesto, es cortado o cambiado. Generalmente esto les sucede a personas que, debido a las circunstancias, están cerca de los jefes o incluso son jefes rechazados por el partido, o también a personas que abandonan la organización. Alrededor de un líder carismático no puede haber nadie que pueda quebrantar su autoridad.
Esto solo permite tener una versión de la historia, la escrita por los “ga-nadores”. Las historias paralelas de importantes líderes de los movimientos políticos, que han sido excluidos, quedan en las sombras. Estas historias pa¬ralelas de personajes fundamentales generalmente quedan en el olvido, así como detalles de suma importancia que permitan construir una historia más robusta sobre los hechos. El caso de la Tercera Internacional y su relación con los movimientos de izquierda latinoamericanos no escapa a esta dinámi¬ca.
El caso de Jorge Vivó d’Escoto es un claro ejemplo. El olvido sobre este ferviente militante comunista y pieza clave en el desarrollo y evolución de la izquierda en América Latina, es solo una muestra de una de las tantas historias ocultas que podrían servir para reconstruir de manera más precisa la historia de la izquierda en el continente, sin limitarse a los enfoques tradicionales o a las fuentes oficiales, que solo cuentan una parte de la historia.
Nadie sabe toda la verdad y nadie la sabrá nunca. Pero acercarse a ella es la tarea principal del historiador. Con este artículo sobre uno de los líderes olvi¬dados por el Partido Comunista de Cuba, Jorge Vivó d’Escoto, quien jugó un papel extraordinario en su proceso de formación, hemos tratado de aportar a la búsqueda de esta verdad.
Referencias
Fuentes no publicadas
Entrevista de Xochitl Vivó de la Torriente (hija de Jorge A. Vivó d’Escoto) a Víctor Jeifets, México, D.F., 15 de noviembre de 1998.
Archivo General de la Nación (AGN). México, D.F.
Declaración de Saturnino Ortega, 20 años de edad, de la ciudad de México, soltero, con domicilio en la calzada Gorostiza No. 31 Interior 61, vive con su madre y sus hermanos, estos últimos con domicilio en Chizalpopeca 144. – AGN. Ramo P. Ortiz Rubio, Año 1930, exp. 168A.197
Embajada de Cuba [a Secretaría de Gobernación de México?], a 30 de abril de 1929. – Archivo General de la Nación (AGN) (México, D,F.). Ramo Departamento de Investigaciones Políticas y Sociales (DIPS), vol. 33, exp. 41.
Informe de la agente núm. 20 del Departamento Confidencial de la Segob al Jefe del Departamento sobre las actividades de los elementos comunistas en México. México, D.F., a 29 de agosto de 1929. – AGN. Ramo DIPS. vol. 61, exp. 15.
Informe de la Agente núm. 20 al Jefe del Departamento Confidencial de la Secretaría de Gobernación sobre domicilios de los comunistas en México, D.F., 30 de septiembre de 1929. – AGN. Ramo DIPS. Vol. 61. Exp. 15.
Relación de los Comunistas extranjeros que se ponen a disposición de la Secretaría de Gobernación para que sean expulsados del país. México, 27 de diciembre de 1929. – AGN. Ramo P. Ortiz Rubio. Año 1930. Exp. 168А.
El Archivo Estatal Ruso de Historia Social y Política (RGASPI, por sus siglas rusas). Moscú.
El CCE del PCC al CCE de la Internacional Comunista, La Habana, 29.05.1927. – RGASPI, fond 495, opis’ 105, delo 8. F. 13.
G. Machado a H. Laborde, París, 1 de junio de 1930. – RGASPI, fond 495, opis’ 108, delo 134.
G. Pérez [C. Vilar]. Seudónimo Pablo. Nombre [verdadero] Jorge Vivó. – RGASPI, fond 495, opis’ 230, delo 13.
Informe del representante del P.C. Vivó sobre el partido apócrifo de Cuba. México, D.F., a 28 de Noviembre de 1929. – Ibid., fond 495, opis’ 105, delo 20.
Informe sobre la plática con Jorge Vivó, 19.09.1945. RGASPI, fond 495, opis’ 230, delo 134.
Informe sobre las últimas labores del Secretariado del Caribe del SRI, 23 de enero de 1930. – RGASPI, fond 539, opis’ 3, delo 218.
Hernán Laborde al CC del PC de los EE.UU, 16 de abril de 1930. – RGASPI, fond 495, opis’ 108, delo 133.
Jorge Abilio Vivó Escoto. En Moscú – Marin. [Autobiografía]. – RGASPI, fond 495, opis’ 230, delo 134, f. 41.
Jorge A. Vivó al CE del SR de México, México, 29.03.1939. RGASPI, fond 495, opis’ 230, delo 134.198