El IX y último Congreso del PCS (agosto de 1995) * Roberto Pineda San salvador, 29 de octubre de 2015
Los comunistas salvadoreños en agosto de 1995 decidieron disolver el PCS para convertirse en una tendencia Comunista al interior del FMLN. Con esta decisión, luego de 65 años, el PCS dejo de existir para asegurar así el fortalecimiento de “un partido superior”. Esta fue una decisión que también afectó a las otras cuatro formaciones políticas que en octubre de 1980 integraron el FMLN; me refiero a las FPL, el ERP, la RN y el PRTC., cada una de estas cinco fuerzas, unas más otras menos, disolvieron sus estructuras internas y vaciaron sus cuadros al interior del FMLN.”
Fueron momentos de mucho dramatismo ya que la Guerra Popular Revolucionaria de 12 años fue peleada desde las filas de cada uno de los cinco ejércitos que componían el FMLN. Pero la nueva etapa abierta con los Acuerdos de Paz de 1992 exigían dar este trascendental paso de unidad revolucionaria.
Este documento del CC del PCS tiene un profundo carácter histórico. 423 delegados al IX Congreso, incluyendo al legendario Schafik Jorge Handal , fallecido en 2006, reunidos en el entonces edificio de FENASTRAS, al costado oriental del Mercado Cuartel, decidieron el 4 y el 5 de agosto de 1995 transformar al PCS “en parte de un partido superior” el FMLN. En este IX Congreso fueron aprobados dos documentos, el Informe del Comité Central y el documento La transformación del PCS en tendencia comunista al interior del FMLN, de los cuales realizamos una síntesis.
El Informe del Comité Central comprende tres partes. La primera trata sobre el VII Congreso y el Viraje hacia la lucha política. Plantea que este “definió dos grandes escenarios para la lucha revolucionaria: la lucha política electoral y la lucha social. En una carrera contra los tiempos políticos electorales, tuvimos que transformar nuestras estructuras en fuerza e influencia política.”
La segunda parte trata establece que “en nuestro país, sigue siendo vigente la transición hacia la consumación de la revolución democrática en la que se requiere garantizar los cambios derivados de los Acuerdos de Paz.”
Y la tercera parte evalúa que “los intentos de disminuir al FMLN, de romperlo desde su propio interior han sido vencidos, éste se reafirmó como parte y sujeto fundamental de este proceso y transita ahora hacia la reafirmación de su papel como principal agente de las transformaciones de nuestra sociedad.”
INFORME DEL COMITE CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE EL SALVADOR AL IX CONGRESO (Extraordinario)
Inicia explicando que “el Comité Central del Partido Comunista de El Salvador, Organización integrante del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, entrega al IX Congreso, con carácter Extraordinario, el Informe de su desempeño. Una característica especial, es el mismo contexto y razón del Congreso, en el cual una representación de nuestro partido, después de un extenso proceso asambleario tomará la decisión de transformar al PCS en parte de un partido superior, el FMLN, y decidirá, tal es la voluntad expresada en los debates, la conformación de una tendencia dentro del FMLN.”
Agrega que “el proceso de unificación, es una consecuencia lógica de la voluntad de lucha y espíritu de unidad entre revolucionarios que los miembros del PCS hemos venido sustentando en las últimas tres décadas en que visualizamos el destino de la revolución salvadoreña en la capacidad de unir todas las fuerzas sociales y políticas en pos del cambio progresista de la sociedad salvadoreña y en primer lugar de sus fuerzas revolucionarias.”
Evalúa que el período comprendido entre el VIII Congreso realizado en Marzo de 1993 y éste; estuvo saturado de un esfuerzo doble para garantizar por una parte la marcha de los procesos políticos, institucionales sociales derivados de los Acuerdos de Paz y por mantener al FMLN como fuerza determinante y contraparte del gobierno; lo que supuso librar a su interior dura lucha por la misma existencia del Frente, en contra de aquellos que se propusieron su autodestrucción, su desarticulación o la transformación de su carácter de fuerza revolucionaria, pluralista y democrática.”
Indica que “es este el lugar y momento preciso para rendir homenaje al compañero internacionalista Jaime Vélez, activo, destacado y entusiasta miembros del CC que el VIII Congreso eligió, quien falleciera a inicios de 1995. Igualmente rendimos homenaje a Miguel Mármol, miembro emérito del PCS quien tuvo el mérito de unir a varias generaciones de comunistas iniciada en los albores de este siglo y quien juramentó el 7 de marzo de 1993 al Comité Central electo. Rendimos homenaje a los miembros del PCS y FMLN que ofrendaron sus vidas en la lucha por la democracia y la justicia social en nuestro país.”
EL VIII CONGRESO Y EL VIRAJE HACIA LA LUCHA POLITICA
Considera que “la realización de VIII Congreso del PCS a escasos 15 meses de haberse firmado los acuerdos de Chapultepec, vino a ser un elemento dinamizador del proceso de transformación del FMLN en un partido político abierto y legal, lo que significaba transformar nuestro capital humano experimentado en lo militar y la clandestinidad en militantes y cuadros de un partido legal. El VIII Congreso definió dos grandes escenarios para la lucha revolucionaria: la lucha política electoral y la lucha social. En una carrera contra los tiempos políticos electorales, tuvimos que transformar nuestras estructuras en fuerza e influencia política.”
Agrega que “el sentido de lucha por el poder nos inclinó a una mayor atención y concentración de recursos humanos y materiales al terreno político electoral donde se desarrollaría el enfrentamiento político más trascendental; pocos fueron destinados a fortalecer o asistir al movimiento social. En el terreno orgánico partidario, nos abocamos a la estructuración de los organismos territoriales para cubrir las exigencias de la legalidad.”
Recuerda que “los enemigos del FMLN habían asegurado que éste al entregar el último fusil, desaparecería. Los sectores duros del ejército, ARENA y el resto de fuerzas de derecha afirmaban que el Frente era una fuerza políticamente débil debido a que su fuerza descansó en las armas únicamente. Efectivamente, después del largo proceso de guerra revolucionaria la tarea de forjar un nuevo partido no fue fácil, hubo que superar el muro del terror levantado porque la dictadura, con los 30 mil muertos después de la revolución de 1932, con la represión continua de 60 años, y recrudecida en la década de los años 80, en un desesperado intento por detener el avance de la lucha revolucionaria.”
Valora que “todo el proceso orgánico multiplicó por varias veces la cantidad de miembros en cada organización, decenas de nuevos cuadros intermedios se incorporaron a responsabilidades. Junto a la lucha por los acuerdos se hacía presente otro fenómeno, la reinserción de los cuadros y combatientes en la sociedad, en la vida económica y familiar. En la medida que la falta de recursos económicos fue acentuándose este fenómeno fue pesando más, y las decenas de cuadros que de la clandestinidad y de los frentes de guerra habían salido como funcionarios, comenzaron la dura pelea por asegurar su reinserción, en especial la económica. Este hecho ha sido más notorio en los cuadros que estuvieron más involucrados en la guerra pues casi llegaron a perder el total contacto con la sociedad y con sus familias.”
Estima que “sigue pendiente de cumplirse una orientación planteada en el VIII Congreso: construir y asentar sobre una poderosa organización social las raíces del FMLN, que lo vigoricen como partido político representativo de esos sectores. Esa exigencia hoy es más vigente pues el desgaste de los partidos políticos tradicionales continúa acentuándose, y si el Frente no le pone atención correría la misma suerte. El Comité Central electo en el VIII Congreso integrado por 45 propietarios y 10 suplentes, estructuró comisiones de trabajo consignadas en el Estatuto, eligió y renovó en dos ocasiones al Secretariado Ejecutivo, y adoptó la decisión de incorporar más suplentes a la Comisión Política.”
Añade que “el funcionamiento de esas Comisiones y Secretarías, salvo excepciones, fue deficiente, desprovistas en la mayoría de los casos de las condiciones materiales y financieras para su desempeño, y afectado por complicaciones personales derivadas de la reinserción en otros. El CC, en estos dos años y medio funcionó a base de plenarias ampliadas para analizar asuntos que requerían de una posición del PCS como organización del FMLN; en ese sentido se realizaron 30 plenarias que llevaron a decisiones y posiciones.”
Entre las que destacan las de “Organización de Secretarías y Comisiones Nacionales y designación de sus integrantes; Definición de Línea Electoral para proponerla e impulsarla como FMLN; Definiciones sobre candidaturas para participar en elecciones presidenciales, legislativas y municipales y la aprobación de pre candidaturas de miembros del PCS; Posición sobre problemas internos en relación a conducta de ERP, RN y sobre la manera de resolver esa crisis; y Definiciones sobre temas específicos vinculados a finanzas, género, ONG`s, organización, reconstrucción y reinserción, juventud, movimiento social y otros.”
II.- DEL VIII CONGRESO A LAS ELECCIONES GENERALES DE MARZO-ABRIL DE 1994
Considera que “la mayor parte de las tesis aprobadas en el VIII Congreso mantienen su vigencia. Conviene resaltar al respecto la posición frente al capitalismo como sistema que ha sido incapaz de resolver los problemas de la humanidad y lejos de eso los agrava. En nuestro país, sigue siendo vigente la transición hacia la consumación de la revolución democrática en la que se requiere garantizar los cambios derivados de los Acuerdos de Paz, cumpliendo dos tareas.”
La primera es la de ir “desmontando “hasta sus raíces la dictadura militar: la mentalidad intimidatoria y represiva, los hábitos de gobernar que ella engendró; sus estructuras orgánicas y funcionales, sus huellas expresas, tácitas o por omisión, en las leyes, sus secuelas corruptoras en la administración de justicia y en el ejercicio electoral.”
La segunda es la de ir “realizando los profundos cambios estructurales que hagan posible sobre los nuevos rieles de un desarrollo económico sostenido con justicia social. Ello requiere que se implanten y hundan raíces en el pensamiento, en las leyes y las instituciones una democracia participativa con estilo salvadoreño”.
Informa que “la lucha del PCS y de otros en el FMLN y fuera de él, por terminar con la impunidad de los “intocables” empezó a encontrar manifiestas dificultades dentro del FMLN no aparecidas hasta ese momento. Los principales dirigentes del entonces ERP se distanciaron del resto del FMLN, en cuanto a la aplicación de las medidas recomendadas por el Informe de la Comisión de la Verdad, y antes por la Comisión Ad-Hoc, en contra del grupo de militares señalados como responsables de violaciones a los derechos humanos.
Agrega que “a la lucha por la aplicación de los aspectos claves de los acuerdos, como la finalización del programa de transferencia de tierras y los programas de reinserción a los ex-combatientes del FMLN, el despliegue de la PNC y evitar los esfuerzos de los militares por controlarla desde dentro y desde afuera, distorsionando su naturaleza, la instalación del Foro para la Concertación Económica y Social, que no llegó a funcionar, se le sumó la necesaria lucha por la conservación de la unidad del FMLN, que se comenzó a ver debilitada dentro del mismo FMLN.”
Subraya que “en su Convención de septiembre de 1993, el FMLN había logrado definir las candidatura a presidente y vicepresidente de la República, la plataforma electoral y la coalición electoral con la cual se participaría en las elecciones de 1994. Así, el FMLN salía de su crisis y se puso políticamente a la ofensiva. Sin exageración se puede afirmar que la derecha en general y ARENA en particular fue impactada por los resultados de la Convención y por la gran vitalidad de fuerzas mostrada por el FMLN en esa ocasión.”
Establece que “el VIII Congreso definió que el FMLN debía apostarle a ganar como variante máxima el ejecutivo, la mayoría del legislativo y de las principales alcaldías de las cabeceras del país. Como variante mínima se planteaba obtener la mayoría del legislativo y de las alcaldías, de manera de seguir con la fuerza suficiente para frenar los intentos de revertir el cumplimiento de los acuerdos, “mantener en alto la lucha para consumar la revolución democrática y preparar la victoria de ésta más adelante”.
Asimismo “más en concreto el PCS se propuso como objetivos de la estrategia electoral asegurar que el FMLN se transformara en una fuerza política indispensable a tener en cuenta para las grandes decisiones nacionales; organizar y movilizar a la gente y vincular el Partido a ella; cimentar en las bases del FMLN la sicología de victoria; alcanzar cuotas importantes de poder; crear un bloque de oposición de izquierda; asegurar una segunda vuelta en las elecciones presidenciales.
III.- RESULTADOS ELECTORALES, LUCHA POR LA APLICACION DE LOS ACUERDOS PENDIENTES Y DEFENSA DE LA UNIDAD DEL FMLN.
Asegura que “el significado más importante de la lucha de este período y de los resultados electorales obtenidos por el FMLN se expresa en la imposibilidad del gobierno y la derecha toda, de revertir el proceso de cambios resultantes del Acuerdo de Paz. Es decir que sigue siendo válida la afirmación del VIII Congreso de que “el país ha iniciado el proceso de transición hacia la revolución democrática y que este proceso constituye la sustancia del período histórico en el cual nos encontramos”.
Plantea que “los intentos de disminuir al FMLN, de romperlo desde su propio interior han sido vencidos, éste se reafirmó como parte y sujeto fundamental de este proceso y transita ahora hacia la reafirmación de su papel como principal agente de las transformaciones de nuestra sociedad. En el presente, el autoritarismo busca imponerse como necesidad del neoliberalismo, una vez que en el actual gobierno los principales cargos son copados por miembros del COENA que responden a esa línea. Esta deformación es contraria a la democratización y a la tendencia mundial vigente de separar y diferenciar EL ESTADO Y EL PARTIDO DE GOBIERNO. Es un atentado a la democracia basada en la soberanía popular.”
Concluye que “ARENA, que ganó el gobierno, está desprovisto de la unidad y de la mayoría para gobernar porque su modelo favorece intereses de minorías y por eso genera rechazo de grandes y variados sectores sociales. Este contexto despierta la conciencia de diversos sectores acerca de las bondades de la concertación para la solución de problemas nacionales y sectoriales y mantiene por tanto el espacio para avanzar en la democratización del país. Lo anterior evidencia el papel transformador que en las actuales condiciones tiene la concertación y para que el FMLN aproveche su experiencia y su fuerza en este terreno necesita resueltamente niveles superiores de unificación. De allí que el motivo principal de este Congreso se justifica en las exigencias políticas que vive El Salvador ahora. ¡Por la Patria, la revolución Democrática y e Socialismo! ¿IX Congreso del PCS por un FMLN Unificado!
LA TRANSFORMACION DEL PCS EN TENDENCIA COMUNISTA AL INTERIOR DEL FMLN
Necesidad de la Transformación del FMLN en Partido de Tendencias
Considera que “durante 40 años el PCS fue un luchador solitario por el socialismo; dejó de ser el único sujeto político de la revolución cuando, en la década del 70, aparecieron otras organizaciones de izquierda que se proponían alcanzar el poder a través de la lucha armada. Por primera vez surgió la posibilidad del desarrollo de una vanguardia compartida.”
Pero “con el surgimiento de la izquierda armada reivindicando el papel revolucionario y la lucha por el socialismo, aparece también la necesidad de la unidad de la izquierda revolucionaria para alcanzar el poder. La enconada lucha ideológica de los años setenta no permitió mayores acercamientos hasta finales de esa década, cuando la lucha popular rebasaba los niveles de aquella vanguardia dispersa. Se llegó a la conclusión de que sin la unidad revolucionaria no lograríamos mayores avances en el camino hacia la revolución.”
Asimismo “el FMLN fue fundado en octubre de 1980, en vísperas del estallido pleno de la guerra revolucionaria. Desde entonces cada organización miembro fue transfiriendo al FMLN la función de formular línea general, estrategia y programa únicos para ser aplicada en común y darle eficacia a la lucha. Esta ha sido la sustancia o esencia cada vez más profunda del proceso de unificación del FMLN. Así, con línea general, estrategia y programa únicos llegamos al desenlace negociado de la guerra; los acuerdos de paz, su aplicación y hasta cierto punto a las elecciones generales de 1994.”
Sin embargo “a medida que se profundizaba este proceso, iba quedando en evidencia que la dispersión de la membresía del FMLN en 6 estructuras orgánicas las de las cinco organizaciones asociadas y las del propio FMLN) entorpecía la eficacia de la lucha y el avance mismo de la unificación. Tal es lo evidenciado durante las pasadas elecciones generales de 1994. Después de esas elecciones generales se puso en el orden del día transformar las estructuras de cada organización miembro, a fin de simplificarlas, democratizar el funcionamiento del FMLN y, unificar su línea general, su estrategia, su programa y, hacer su pensamiento político e ideológico, cada vez más coherentes. De no realizar esa transformación y mantener el estado actual de las estructuras, ellas se transformarían en impedimentos al avance de la lucha por la revolución.”
Por otra parte, “después de la firma de los acuerdos de paz la lucha ideológica recobró vigencia. En el FMLN se formaron dos bloques: los que creen que la Revolución Democrática ya fue consumada, y los que creemos que este es un proceso que espera su culminación para lo cual falta mucho por hacer. Partiendo de que estamos transitando hacia la consumación de la revolución democrática, asumimos que ello exige el cumplimiento de tareas que nos hagan más ágiles y eficientes. Sin duda este nuevo momento histórico hace necesaria una superior unidad de las fuerzas revolucionarias.”
También “el proyecto neoliberal trata de fortalecer el capitalismo dependiente del país, y de ésta manera alejar la posibilidad de la revolución. Para derrotar las pretensiones neoliberales, el FMLN debe consolidar su unidad interna, hacerse más fuerte y trazarse un proyecto que permita alianzas con sectores y fuerzas democráticas de diferente signo ideológico, político, religioso y social, a fin de obtener cambios suficientes en la correlación de fuerzas, que permitan el avance hacia los objetivos democráticos revolucionarios.”
A la vez “a diferencia del período de la guerra en que se generaron espacios territoriales para el protagonismo propio de los partidos, sin que ello llegara a ser tan contradictorio con el esfuerzo por el avance de la lucha armada, ahora que el FMLN es una institución política legal, con sus propias estructuras locales y nacionales, la distribución territorial de las estructuras de cada partido, paralelas a las del FMLN, ha entrado en conflicto con la necesidad de avanzar con eficacia. La repetición innecesaria de estructuras requiere inversión recursos humanos, materiales y económicos por parte de cada partido (comités municipales y departamentales, comisiones y secretarias nacionales de cada partido, paralelas a las del FMLN). Son esfuerzos paralelos que restan eficacia a la lucha.”
Por lo que concluye que “la consolidación del FMLN como partido o sujeto político de la revolución, constituye una necesidad fundamental y una condición indispensable para el logro de victorias y progresos sucesivos hasta la consumación del proyecto revolucionario. La Segunda Convención Nacional (ordinaria) del FMLN – diciembre de 1994- decidió, con este propósito, poner en marcha su transformación de partido de partidos “que es ahora, en un partido de tendencias”.
Por lo que la tarea estratégica inmediata que tenemos planteada es volcar nuestras energías en la lucha política, de modo que las próximas elecciones de 1997 – 1999 tengan un desenlace favorable a la revolución. El cumplimiento de esta tarea requiere que la transformación del FMLN en partido de tendencias esté resuelta antes de que entremos de lleno a la lucha pre electoral, es decir antes de 1996.”
Sostiene que “a diferencia de las experiencias del PRD, de México, y el PT, de Brasil, cuyos partidos y agrupamientos que los integran tienen orígenes distintos y su constitución como partido de tendencias es de naturaleza permanente, los partidos que integran el FMLN tienen un origen histórico común y su transformación en un partido de tendencias constituye una meta intermedia, una nueva modalidad de transición hacia la meta superior de hacer del FMLN un partido, política e ideológicamente, unificado.”
Evalúa que “teniendo en cuenta el origen histórico común de los partidos que ahora integran el FMLN y la cada vez más consolidada afinidad de pensamiento ideológico, político y programático que entre ellos existe, esas metas, objetivamente posibles de lograr, deben ser vistas más bien como partes de un proceso de reunificación de la izquierda revolucionaria de nuestro país, más fuerte y capaz, para darle continuidad histórica a la lucha librada durante este siglo que está por finalizar, por los objetivos de la democracia y el desarrollo con justicia social y en fin de cuentas por la consumación de la revolución democrática en rumbo al socialismo.”
Indica el documento que la “transformación en partido de tendencias y su consecuente transición hacia el partido unificado, hacen necesario resolver, entre otros, los problemas del hegemonismo que aún persisten en el seno del FMLN, el problema de los intereses económicos derivados de la gestión que cada cual ha venido haciendo y los problemas de pertenencia y de identidad que en cada uno de los partidos se dan entre sus miembros.”
Esbozo del Patrimonio Histórico del Partido Comunista de El Salvador
Considera que “en sus sesenta y cinco años de existencia, el Partido Comunista de El Salvador (PCS), ha acumulado un inapreciable patrimonio. Nos referimos a su patrimonio histórico. Este comprende, a grandes rasgos, sus experiencias positivas y negativas, sus aciertos, errores y debilidades como la posición adoptada ante la guerra entre El Salvador y Honduras en 1969 o la actitud conservadora ante la necesidad del viraje hacia la lucha armada que privó entre 1977 y 1979; abarca la presencia en la historia nacional, desde los primeros grupos comunistas de los años veinte, que prepararon las condiciones para la fundación del PCS (30 de marzo de 1930) hasta el propósito de hoy de transformarse el PCS en tendencia comunista dentro de Frente “Farabundo Martí para la Liberación Nacional” (FMLN).”
Expresa que “este lapso abarca acontecimientos cruciales de El Salvador en el Siglo XX, que han dejado profundas huellas como marcadas con fierro al rojo vivo. Entre esos acontecimientos, registramos los siguientes: La insurrección campesina obrera de 1932; El surgimiento y dominio, durante más de doce años de la dictadura del Gral. Maximiliano Hernández Martínez; Los acontecimientos de abril, mayo y diciembre de 1944, que produjeron el derrocamiento popular de Hernández Martínez, profundizaron la crisis política originada por el contragolpe restaurador encabezado por el Coronel Osmín Aguirre, superada con el “Golpe de los Mayores”, de diciembre de 1948, que marcó el inicio de un segundo modelo político de la dictadura militar; Los propósitos modernizadores del Estado, la sociedad y la economía propugnados por el Movimiento de los Mayores, una de cuyas realizaciones fue la aprobación de la Constitución Política de la República de El Salvador de 1950 que, en la práctica, ofició como enterradora de la “muy venerable Constitución liberal de 1886”.
Asimismo “los movimientos cívicos del pueblo salvadoreño incluyendo los destacados aportes de las mujeres, jóvenes, obreros e intelectuales comunistas, en pro de los derechos de los trabajadores de la reforma universitaria, de la vigencia y defensa de los derechos políticos, sociales y culturales y derechos humanos, en general, que dieran sustento a movimientos insurreccionales de oficiales democráticos del ejército, tales como el de abril, del 26 de octubre de 1960, el del 25 de marzo de 1972, y el del 15 de octubre de 1979; Once años de participación en jornadas electorales (1966- 1977) con programas democráticos antioligárquicos y antimperialistas, en las que el pueblo derrotó en dos ocasiones a la dictadura. Hay que destacar que con el PAR, el PCS fue el partido que levantó por primera vez la bandera de la Reforma Agraria en el país. La creación de la UNO (alianza del PCS/UDN, el PDC y el MNR) y su vigorosa y mayoritaria participación en dos elecciones presidenciales (1972-1977) desenmascararon la inexistencia de la democracia y el fraudulento sistema electoral y produjeron el viraje de extensos sectores populares hacia la lucha armada, que tenía expresiones organizadas desde 1970.”
Subraya que “este fue el proceso que originó las condiciones que hicieron posible: El surgimiento en 1970-73 de la lucha armada revolucionaria y en 1975-77 de grandes organizaciones populares (BPR-FAPU, Ligas Populares 28 de Febrero, etc.); y en 1979-80 la concertación de sucesivos acuerdos de unidad de las fuerzas revolucionarias político-militares, que culminaron con la creación del FMLN (10 de Octubre de 1980); la creación de la Coordinadora Revolucionaria de Masas (CRM, enero de 1980) y del Frente Democrático Revolucionario (FDR, marzo de 1980); El estallido y culminación de la guerra popular revolucionaria de doce años, (1980-81 a 1991) en la que participó el PCS con sus Fuerzas Armadas de Liberación (FAL) como miembro del FMLN; su desenlace negociado y el proceso de cambios principalmente políticos derivados de la aplicación de los acuerdos de paz y La inauguración del período de transición que ahora vivimos después de la firma del Acuerdo de Paz, el 16 de enero de 1992.”
Apunta que “en esta crisis histórica, que comenzó en la década de los años veinte y que trata de ser resuelta con el Acuerdo de Paz, firmado el 16 de enero de 1992, en Chapultepec, (México) largo período del cual solamente hemos enumerado algunos de los acontecimientos más relevantes el PCS estuvo siempre presente en las primeras filas de la lucha, al lado de otras fuerzas democráticas y revolucionarias del pueblo salvadoreño. Para la solución de esa larga crisis histórica, era inevitable la guerra popular revolucionaria, a la cual el PCS dio su valioso aporte, no solo proveyendo de combatientes a la lucha armada de sus gloriosas Fuerzas Armadas de Liberación (FAL), sino también como consecuente y permanente promotor y defensor de la unidad de las fuerzas empeñadas en vencer el militarismo e instaurar, en El Salvador, un régimen de plena y nueva democracia.”
Proclama “con orgullo revolucionario: El PCS es parte de la historia de El Salvador y, a la vez, el PCS tiene su propio patrimonio histórico. Este está constituido no únicamente por esa historia que aún no está escrita, y en la cual caben no sólo sus fundadores, sus héroes, sus mártires, sino también todos aquéllos que dedicaron sus vidas al Partido y que vivieron y morirán siendo comunistas.”
Asimismo “son parte de nuestra historia todos nuestros leales amigos y simpatizantes, quienes desde el anonimato, dieron su invaluable cuota de valentía en difíciles días de persecución, de prisión y destierro. Son parte de este patrimonio, sus archivos con documentos, el testimonio oral y escrito de sus viejos militantes, el cual debe ser recogido cuidadosamente y con esmero, como una tarea inaplazable. En ese patrimonio histórico inapreciable, poseemos algo que debemos proclamarlo en voz alta, defenderlo y seguir cultivándolo en las nuevas condiciones que se presentan.”
Añade que “ese patrimonio podemos enunciarlo de la forma siguiente: Los primeros grupos de comunistas, de los años 20, fueron los catalizadores que contribuyeron con su lucha tenaz, a la luz de nuevas ideas sociales, a que por primera vez en la historia de El Salvador la clase trabajadora se organizara como nuevo sujeto social con vocación política de poder…Cuando a estas alturas de la historia patria contemplamos esas luchas, que tienen todas las características de hazañas realmente heroicas, no podemos menos que rendir tributo de admiración y honda reverencia.”
Indica que “los comunistas siempre hemos estado en la primera fila de choque como defensores de los intereses nacionales, librando combate contra los violadores de los mismos, ya fueran éstos internos o externos. En tal sentido, el imperialismo y las fuerzas nativas aliadas a éste, siempre fueron objeto de nuestra acción en pro de la soberanía e independencia de nuestro país, lo cual corrobora nuestro real patriotismo. Los comunistas salvadoreños siempre hemos estado por la vigencia de derechos y garantías democráticas y, en general, porque se hagan realidad los derechos humanos, entre los cuales resaltamos los derechos políticos y la justicia social.”
Asimismo “es innegable nuestra lucha contra el militarismo, desde una concepción científica cuya médula consiste en que en El Salvador se ha venido sosteniendo, en forma rampante, que el ejército debe dominar sobre la sociedad civil, total y absolutamente, lo mismo que sobre los aparatos del Estado encarnados en los órganos ejecutivo, legislativo y judicial. Hemos considerado, asimismo, que esa convicción castrense no es exclusiva de los militares que la sustentan, sino que a ella se adhieren tenazmente, capas, sectores y hasta clases sociales enteras. Íntimamente ligada a nuestra lucha contra el militarismo ha estado siempre nuestra lucha contra la dictadura desde el 2 de diciembre de 1931. Pese al Acuerdo de Paz, suscrito en Chapultepec, no debemos bajar nuestra guardia ante las posibilidades de surgimiento y consolidación de un neo-militarismo.”
Por otra parte “a lo largo de sus 65 años de vida el PCS actuó reiteradamente con cabeza propia. He aquí algunos hechos históricos que así lo atestiguan: a) la decisión del PCS de ponerse al frente de la insurrección de 1932 fue cuestionada por la Internacional Comunista, de la cual el PCS era teóricamente miembro; b) la decisión de crear el Frente Unido de Acción Revolucionaria, FUAR, a principios de los años 60s, para hacer la lucha armada en el país aunque no llegó a realizarla tampoco contó con apoyo del movimiento comunista internacional, contrariamente fue condenada por varios partidos de Centro y Sur América, y calificada como una desviación pequeño burguesa, ultraizquierdista, debido a que la línea que predominaba entonces era la de la llamada “vía pacífica de la revolución”.”
A la vez “c) la creación de la coalición electoral Unión Nacional Opositora, UNO, en 1971, fue vista con recelo por diversos partidos del Movimiento Comunista Internacional porque era una alianza con el Partido Demócrata Cristiano. El PCS no tuvo que consultar a nadie para tomar esa decisión, que influyó grandemente en el curso histórico, político del país; d) La unidad de la izquierda revolucionaria fue criticada porque se consideraba que era tranzar con los ultraizquierdistas, etcétera.”
Asimismo “ e) Sobre la invasión a Checoslovaquia por la Unión Soviética en 1968, tuvimos una posición diferente a la mayoría de los Partidos Comunistas; no nos sumamos incondicionalmente a apoyarla; f) La participación del PCS en la guerra revolucionaria fue inicialmente criticada y al final apoyada, por el destacado papel del PCS en la misma, no por todos ni tampoco con agrado; g) Respecto a la Perestroika, en ocasión de la celebración en 1987, en Moscú, del 70º aniversario de la Gran Revolución Socialista, expresamos oportunamente nuestro desacuerdo con la apreciación de sus teóricos y líderes sobre los acontecimientos internacionales, y en particular criticamos la omisión que ellos hacían de los movimientos revolucionarios del Tercer Mundo, de los cuales querían desligar al PCUS, abandonar la política de solidaridad hacia los mismos.”
De la misma manera “subrayamos de todo este patrimonio, la incansable, sostenida y permanente lucha por la unidad de todas las fuerzas democráticas y revolucionarias. La lucha por la unidad, para la cual siempre empeñamos nuestras mejores virtudes la paciencia, entre otras, nos ha proveído de una experiencia invaluable. En nuestras alianzas de todo tipo, es destacable el hecho de que se hayan realizado siempre sobre la base de principios democráticos y una ética política rigurosa, sin que nosotros nos alejáramos jamás de nuestras propias concepciones relacionadas con nuestro ideal socialista; y sin que, de nuestra parte, exigiéramos a nuestros aliados que ellos cambiaran sus propias concepciones.”
Por otra parte “debemos consignar como parte del patrimonio histórico, el método cultivado por el PCS de involucrar a su militancia en la toma de las grandes decisiones, como, por ejemplo, la de participar en la guerra revolucionaria. En resumen, a lo largo de más de 65 años de existencia los comunistas hemos promovido y defendido las ideas del socialismo y hemos sido educadores de generaciones de revolucionarios, consecuentes luchadores contra la dictadura y por la democracia, la justicia social y los intereses populares, por la unidad de los revolucionarios salvadoreños y la alianza con las fuerzas democráticas. Hemos sido incansables organizadores de los trabajadores del campo y la ciudad para la conquista y defensa de sus intereses. Tal es el patrimonio histórico inapreciable que aportamos al FMLN al transformarnos dentro de él en Tendencia Comunista.”
Considera que “la transformación en tendencias, de cada uno de los partidos que integramos actualmente el FMLN, significa un paso de unidad superior a la actual; es un proceso de transformación y continuidad, no de desaparecimiento. Una vez unificado el FMLN tendrá éste su propia historia, de la cual serán parte integrante las historias particulares de cada uno de los partidos que se hayan extinguido; de tal manera que como efemelenistas tendremos una historia común y, por consiguiente, un patrimonio histórico común.”
Patrimonio Ideológico y Programático
Establece que “la tendencia comunista dentro del FMLN continuará siendo portadora de las definiciones ideológicas y programáticas del Partido Comunista de El Salvador, adoptadas en sus Congresos, particularmente en el Octavo (marzo-93), y continuará asimismo aportando en lo nacional e internacional al esfuerzo de elaboración teórica que tiene lugar desde la desaparición del campo socialista europeo y de la Unión Soviética. Los documentos “sobre la transición, formas de lucha, las alianzas y la unidad”, el “Programa de la Revolución Democrática” y los Estatutos del PCS aprobados por el Octavo Congreso recogieron las definiciones de los comunistas en el terreno del pensamiento y de las metas programáticas.
Señala que “los comunistas salvadoreños en el curso de la lucha política, social, ideológica, armada y no armada, legal e ilegal, abierta y secreta, que hemos realizado durante más de sesenta y cinco años, hemos abanderado principios, practicado y defendido valores, hemos partido de propósitos, buscado alcanzar objetivos y realizar ideales transformadores de justicia social y democracia. Ellos han sido nuestra inspiración y por ellos los comunistas, simpatizantes y seguidores nuestros sufrimos persecución, cárcel, torturas, mutilaciones físicas y muerte. Estos principios, valores, ideales, propósitos y objetivos constituyen los fundamentos de nuestra ideología y perfilan lo que nos esforzamos ser como personas y como reformadores de la sociedad, hacia un estadio cualitativamente superior de su desarrollo.”
Entre estos principios se encuentran los siguientes: “los comunistas somos revolucionarios, no somos conformistas. La revolución sigue siendo una necesidad del desarrollo social; las revoluciones “son las locomotoras de la historia”, como dijera Carlos Marx. La revolución es una ley objetiva de la historia, que no ha desaparecido por la desaparición del sistema del socialismo de Estado en Europa Oriental y de la Unión Soviética. Es una ley propia del movimiento social y se realiza por la actividad de las personas, mediante sus luchas. Los revolucionarios somos facilitadores y actores del progreso social y nuestra eficacia es mayor cuanto mayor es nuestro conocimiento, nuestra conciencia y dedicación a la lucha por la revolución y cuanto mayor es nuestra capacidad de agrupar y organizar, unir y orientar la acción de las fuerzas del cambio en cada momento de la historia.”
Pero también “los comunistas no somos los únicos revolucionarios, como ha quedado demostrado en nuestro país durante los últimos 25 años (desde 1970). En 1979-80 todos los revolucionarios nos unimos y creamos el FMLN. Mantener la unidad de los revolucionarios, fortalecer y desarrollar el carácter revolucionario, el poderío y la eficacia del FMLN es un compromiso primordial de todos los revolucionarios salvadoreños. Realizar la revolución democrática y el socialismo requiere la acción concertada de los revolucionarios socialistas y de las amplias fuerzas democráticas y progresistas. La historia del PCS nos enseñó de modo práctico estas verdades. Los comunistas somos activos y fervientes partidarios y promotores de la unidad de los revolucionarios y de su alianza con todos los demócratas y fuerzas del progreso.”
Asegura que “alcanzar el poder y ejercerlo en función de la transformación de la sociedad, en marcha hacia el socialismo, es el problema principal y decisivo de la revolución, en particular de la revolución democrática, cuya consumación continúa pendiente en El Salvador. Hacer todo lo necesario, dentro de las condiciones y formas de lucha adecuadas al momento actual de nuestra historia, para que las fuerzas revolucionarias y democráticas asciendan al poder del Estado, consumen la revolución democrática y abran la gradual y prolongada transición al socialismo, esa es nuestra tarea principal. Todo revolucionario, todo comunista, todo efemelenista, debe tener sentido de poder, orientar sus pasos en función del ascenso al poder del FMLN y las demás fuerzas democráticas y progresistas de nuestro país.”
Aclara que “Conviene por eso definir por cuál democracia hemos luchado y luchamos ahora: Se trata de una democracia de nuevo tipo: dará la libertad a quienes no la han tenido, al pueblo trabajador, sin despojar de ella a quienes la han tenido. No se trata por tanto de la llegada del pueblo a una democracia ya existente, de minorías, sino del establecimiento de una democracia nueva, de una democracia del pueblo. En correspondencia con su carácter popular, ha de ser una democracia participativa, no sólo representativa, que abrirá al pueblo trabajador el acceso a la toma de decisiones sobre los rumbos y contenidos del desarrollo económico, social y político y sobre la solución a los problemas cotidianos; lo mismo que asegurará su participación en la ejecución y control de esas decisiones, sobre la marcha y la conducta del gobierno en todas sus expresiones y niveles (ejecutivo, legislativo, judicial, municipal, ministerio público, etc.).”
A la vez “será una democracia política y a la vez una democracia social y económica, humana con justicia social. Será una democracia que combine y compagine la libertad e intereses colectivos e individuales en todos los órdenes de la vida social, económica y política. En ella el individuo tendrá espacio para su iniciativa su derecho a expresarse, su propiedad y demás derechos, no será aplastado por el colectivo y a la vez aprenderá a integrar sus ideas y coordinar armónicamente sus intereses con los del colectivo. El debate sin censuras o prohibiciones es instrumento imprescindible para lograr un ajuste positivo, creativo y libre entre individuo y colectivo.”
Establece que “los revolucionarios estamos profundamente comprometidos con la causa de la liberación de la mujer de su situación discriminada y sometida dentro de la sociedad. Esto implica nuestra voluntad decidida a superar entre nosotros mismos las prácticas discriminatorias y machistas hacia la mujer, en todos los órdenes de la vida política y social y, desde esa posición, realizar una sistemática acción concientizadora entre el pueblo y una lucha tenaz por emancipar e incorporar total e integralmente a la mujer en igualdad de condiciones y oportunidades en la sociedad.”
Asimismo “los comunistas salvadoreños continuamos siendo antiimperialistas. Consideramos que esta es la lógica e indispensable consecuencia de que somos revolucionarios en un país periférico, explotado y dominado por el sistema capitalista mundial, en particular del sistema de los Estados Unidos. Ser antiimperialista hoy exige reconocer y estudiar el capitalismo actual como capitalismo en proceso de globalización, como sistema mundial profundamente contradictorio, que mantiene centros desarrollados y ricos, en cuyo seno se configuran y ensanchan bolsones de pobreza y de atraso típicamente periféricos y con una periferia atrasada y pobre, cada vez más rezagada y distante de los niveles de desarrollo y riqueza de los países centrales del sistema, en cuyo seno sin embargo, se configuran bolsones de riqueza y desarrollo propios de los países centrales.”
Bases Organizativas y de Funcionamiento de las Tendencias en el FMLN
I.-Del Concepto de Tendencia
Plantea que “concebimos una tendencia como un agrupamiento de personas que coinciden, en general, en su pensamiento ideológico y político-social, así como en la caracterización de la actual etapa de la revolución, su rumbo y contenidos, y que se esfuerzan por desarrollar su pensamiento e impulsar sus objetivos políticos dentro del FMLN del cual forman parte junto con otras tendencias, de acuerdo a sus Estatutos y a las normas de su Reglamento para el funcionamiento de las mismas.”
II.-Objetivos de la Tendencia Comunista
Se consideran como objetivos los siguientes: “a) Impulsar la consolidación del carácter revolucionario y socialista del FMLN. b) Contribuir a niveles superiores de unidad de pensamiento y programa. c)Facilitar la simplificación orgánica del FMLN y aumentar la eficiencia de su lucha política y social.d)Consolidado el partido de tendencias, hacer de éste el medio para alcanzar un nuevo y superior nivel de unificación, es decir, la construcción del partido unificado, el cual será democrático, asegurará el derecho a la diversidad en el pensamiento revolucionario y la activa participación de sus miembros en la toma de decisiones y su ejecución y e)Incorporar a todos los miembros del PCS al FMLN.”
III.-De la Estructura de las Tendencias
Estima que “en el partido unificado de tendencias, sólo deberá existir una estructura orgánica formal. Todos los afiliados, independientemente de la tendencia a la que pertenezcan, o de que no adhieran a ninguna, militarán en los comités del FMLN, ya sean estos territoriales, sectoriales o de otro tipo, existiendo un único registro de afiliados del mismo. Lo anterior no excluye el que las tendencias puedan tener sus propios listados de miembros o adherentes, a nivel local o nacional, si así lo desearan; pero, el único registro valedero que dará fe de la pertenencia de las personas al FMLN y del cual se derivarán derechos y obligaciones, será su registro oficial.”
Concluye este documento indicando que “la estructura de la tendencia debe limitarse a las necesidades estrictamente mínimas, a definirse según las condiciones concretas y para funciones específicas (teóricas e ideológicas que definen a la tendencia). La Tendencia Comunista contará con un equipo de compañeras y compañeros que la representará y orientará. Ese equipo elaborará las indicaciones relativas a las formas orgánicas y de funcionamiento de nuestra Tendencia.”
*Con este artículo concluyo dos años de investigación sobre la actuación y principales posiciones políticas del Partido Comunista de El Salvador en sus 65 años de vida (1930-1995), esfuerzo que trataré de publicar el próximo año. Asimismo en 2016 iniciare un proyecto similar con respecto a las Fuerzas Populares de liberación (FPL) “Farabundo Martí” (1970-1995).