La primera etapa del partido comunista hondureño (1927-35) Josué Sevilla

Introducción: Este trabajo tiene como tentativa analizar la formación de la primera etapa del partido comunista de Honduras entre 1927-35. Algunas de las problemáticas a debatir en este ensayo tienen como proposición: 1. analizar la literatura nacional donde está implícita las actividades comunistas, 2. Examinar la dinámica del conflicto entre actores políticos y movimientos sociales. 3. Debatir sobre la fundación del primer partido comunista 4. Observar el desarrollo  de la decadencia a la que fueron mermados producto de la represión política en los inicios del Cariato.

¿Qué trabajos desde las ciencias sociales han abordado la historia del partido comunista de Honduras en su etapa fundacional? ¿Cómo llegan las ideas marxistas a nuestro país? ¿Qué tipos de actores sociales se anudan a sus actividades políticas en Honduras? ¿Qué coyuntura histórica predomino en Centroamérica a principios del siglo XX?

El cambio operado por las reformas liberales a partir de 1870 en Centroamérica, dio vida a una dinámica capitalista de despegue en la región y por ende, a nuevos sectores urbanos (subalternos). Al respecto nos dice un autor “Así, entre 1870 y 1930 Centroamérica fue testigo de la formación y transformación de las clases subalternas como entidades sociales subordinadas, ciertamente, pero activas de muy diversas maneras en el devenir del proyecto de los liberales (Acuña, 1994, pág. 255).

Es una etapa ascenso de la industria capitalista agroexportadora, de construcción de ferrocarriles, de migraciones internas, de cambios en la estructura social de las repúblicas Centroamérica. Sin embargo, el auge capitalista trajo simétricamente ideas opuestas a su ideario y construcción social. Dichas ideas recibieron el empuje mediático del triunfo de la revolución rusa en 1917.  

Durante el siglo XIX las ideas liberales determinaron las formas de pensar la sociedad como nos dice Graciela García refiriéndose a un antepasado suyo quien estuvo comprometido toda su vida con este imaginario social (Garcia, 1981). Empero, a principios del siglo XX, dicho predominio tendrá pequeños círculos competidores. Agitadores sociales, literatura, intelectuales, modernización capitalista, fueron algunos de los vehículos de las ideas marxistas en América Latina, Centroamérica y Honduras.  

Los trabajos de las ciencias sociales en Honduras y su relación con la historia del primer partido comunista (1927-35)

El trabajo biográfico de Rina Villars sobre la vida de Juan Pablo Wainwright es en la actualidad, una obra que nos presenta una lectura muy amena de este carismático personaje comunista, pero también del partido comunista de Honduras. Dicho personaje alimento (en forma de mito adulterado) a diversas generaciones de la izquierda decimonónica de nuestro país el siglo pasado.

Un mito que quedó plasmado en los escritos que nos legaron exquisitos intelectuales como Rafael Heliodoro Valle[1], Medardo Mejía, Ramón Oqueli[2], etc. Sin embargo, los oblicuos chispazos narrativos de dichos intelectuales se encargaron solo de alimentar una tradición de izquierdas sobre el actuar de ciertos personajes: Manuel Calix Herrera o Juan Pablo Wainwright a modo de ejemplo.  

Desde mi perspectiva, son los trabajos  realizados desde las ciencias sociales los que han trazado los fragmentos de la historia del partido comunista. Invito al lector a echar un vistazo. Graciela García –quien aparte de ser una agitadora social mantuvo una actividad intelectual continua– publico en el año de 1971 un trabajo muy importante para la historiografía hondureña y centroamericana conocido comoPáginas de lucha revolucionaria en Centroamérica.

Las razones que levantaron la animosidad de Graciela García fueron el desconocimiento que tenían sus camaradas mexicanos quienes “ignoran las heroicas luchas sostenidas por los trabajadores” de su patria Centroamérica (García, 1981). El destacado sociólogo Mario Posas por ejemplo (Posas, 1978) establece una línea investigativa sobre el origen de las sociedades artesanales y el movimiento obrero.

El lector que revise este trabajo de Posas sabrá que busca “corregir las imprecisiones” que detectó leyendo a Graciela García refiriéndose a las sociedades artesanales en Honduras. Mario Posas al explanarse en el análisis sobre la federación obrera hondureña (FOH) o la federación sindical hondureña (FSH) término demarcando líneas sobre la actividad de los comunistas hondureños.

Al respecto dicho autor nos dice “hacia finales de la década del 20 se produce una intensa actividad de los comunistas hondureños: publicando hojas mimeografiadas, distribuyéndolas, intentando organizar a los obreros de las instalaciones de las compañías bananeras. Además el profesor Posas nos comentara sobre la persecución a las que fueron sometidas los movimientos sociales urbanos, entre estos las minúsculas células de grupos marxistas en el año de 1930, posterior con el ascenso del Cariato (1933-49).

Las personas que han atendido el estudio de la izquierda como tal han formulado preguntas ¿Cómo llegaron las ideas marxistas a Honduras? El cientista social Víctor Meza nos ofrece en su trabajo Historia del movimiento obrero hondureñoun primer panorama posible al desarrollo de las ideologías exóticas venidas desde Europa.

Meza, rescata el ambiente ideológico que sostuvieron algunos intelectuales en la década del diez en Honduras discutiendo sobre al comunismo, al socialismo científico, y el anarquismo: Julián López Pineda, Salatiel Rosales, Enrique Nuila y el destacado periodista empírico Paulino Valladares (Meza, 1980, págs. 11-14).

A propósito nos dice este estudio “en una interesante polémica con el rector del seminario religioso de Tegucigalpa, José Nieborowsky, el maestro de Olanchito, Enrique Nuila, desarrollo ampliamente sus ideas en torno al anarquismo y llego a confesar haber escrito un pequeño libro (inédito) sobre el tema, bajo el titulo el cristianismo y anarquismo.”

En varias secciones del libro Meza –quien en realidad fijo sus intereses en la historia del movimiento obrero– podemos encontrar referencias sobre las labores que hizo el primer partido comunista, evidentemente hasta donde se extiende la temporalidad de esta narrativa.

Concerniente al primer partido comunista nos dice “las publicaciones de la época muestran evidencias claras que los militantes del recién fundado partido comunista (1927-28) desplegaban intensa actividad en la costa norte.”

Dos cosas antes de abandonar mi argumentación. Tanto Meza, como Mario Posas, tuvieron que incluir en sus estudios efímeros análisis sobre las actividades del primer partido comunista hondureño aunque ellos apuntaban en otras direcciones.

Segundo, sobre el desarrollo de las ideas marxistas en Honduras un destacado historiador[3] aconsejaba, partir de 1910 en adelante siendo el inicio de las discusiones sobre las ideas marxistas en Honduras. Desde mi perspectiva, redes intelectuales anti imperialistas, noticias internacionales de la época, redes comunistas como el Buro del Caribe con residencia en New York, circulación de literatura en librerías, agitadores sociales fueron los vehículos de ideas en Latinoamérica, Centroamérica y Honduras.

El segundo partido comunista de Honduras (1954-91) fue realmente incompetente para generarse una historia no solo sobre si mismos sino del primer partido comunista. Ramón Amaya Amador en suDestacamento rojo fue uno de los pocos interesados en escribir una historia del partido aun cuando esta fuera en forma novelada y particularmente del segundo Partido comunista hondureño.

Si seguimos los años de las publicaciones de los estudios antes citados tenemos lo siguiente: Graciela García (1971), Mario Posas (1978) y Víctor Meza (1980). Sin embargo, en agosto de 1991 Rina Villars pública Porque quiero seguir viviendo. Aquí la autora logra construir una interesantísima historia oral sobre las  experiencias de María Graciela Amaya Barrientos fundadora del primer partido comunista.

En sus relatos Graciela García no solo narra su historia personal, sino que rescata personajes icónicos del PCH, como su hermano Felipe Armando Amaya, María Luisa Medina, Maximiliano B. Ucles, Hermenegildo Briceño, con quienes mantuvo una relación política y de propaganda en el partido comunista hondureño.

La obra de Rina Villars es sumamente cautivadora puesto que al leer los episodios narrados por Graciela García te hace pensar en otra forma de ver la historia política hondureña. Graciela García mantuvo una relación con varios personajes de la historia política hondureña como Francisco Bertrand, Miguel Paz Barahona, Vicente Mejía Colindres, y Tiburcio Carias Andino quien la amenazo de acabar con las actividades políticas que ella representaba de llegar al poder.

Otro trabajo que también contribuyo a matizar en breves retazos la historia del primer PCH es el de Mario Argueta en su Historia de los sin historias publicado en Marzo de 1992. Argueta le interesa el sector laboral y las implicaciones que produjo el desarrollo de la industria capitalista de la primera mitad del siglo XX. No obstante, cuando Argueta centra la atención en los aspectos ideológicos y organizativos de las clases trabajadoras hondureñas tuvo que examinar la influencia de las ideas comunistas en Honduras.

A propósito nos dice “investigadores de la historia laboral han identificado dos tendencias ideológicas al interior de las organizaciones obreras hondureñas del periodo: aquella reflejada en las mutualistas y, por otra parte, las de un contenido clasista más marcado, que activan para la organización del obrerismo en sindicatos y, eventualmente, bajo la inspiración de la revolución rusa de 1917, la toma del poder por la clase obrera, conducida por el partido comunista.” En el trabajo de Mario Argueta se abordan las preocupaciones de la embajada de EUA sobre las actividades comunistas los cuales el interesado puede darse cuenta leyendo este pequeño pero excelentísimo trabajo.

Uno de los estudios desde las ciencias sociales en Honduras que más ha contribuido a tener un panorama más integral y más definido sobre la historia del primer partido comunista es el de Rina Villars. Es decir, la biografía de Juan Pablo Wainwright mencionado al comienzo de este apartado (que a mi juicio hubiera compartido el titulo con Manuel Calix Herrera pues la autora dedica todo un capitulo a este líder comunista).

Lealtad y Rebeldía publicado en 2010 tiene un contenido enriquecedor por el peso  de las metodologías empleadas y las fuentes a las que la autora tuvo acceso como ser: entrevistas a familiares directos de Juan Pablo Wainwright, documentos desclasificados de EUA de la década del veinte y treinta en Honduras, y la documentación compartida sobre los archivos rusos relacionados con la Comintern, los partidos comunistas de Centroamérica y por ende, informes sobre el PCH.  

Por ultimo me gustaría agregar en este análisis el trabajo de la historiadora Yesenia Martínez (Martinez, 2015) quien evaluando la evolución del sistema de seguridad social hondureño nos ofrece la incidencia que tuvieron los actores sociales en la configuración de las políticas públicas de seguridad social en Centroamérica con sus agendas sociales.

En su trabajo  La seguridad en Honduras publicado en 2015  nos brinda una lectura de contexto muy enriquecedora al incluir en su interpretación actores sociales, redes intelectuales, sectores obreros, protestas sociales y desde luego las organizaciones políticas comunistas en Centroamérica.

En el caso de Honduras nos dice “a finales de la década de 1920, varias demandas de los obreros hondureños estaban vinculadas a la agenda del partido comunista hondureño. Este vínculo se hizo sentir en la región” (Martínez, 2015,  71).”Algo que me resulta interesante de este trabajo es que, al evaluar el accionar y los vínculos existente entre los movimientos obreros y los partidos comunistas en Centroamérica, afirma que fue partido comunista de Costa Rica, el que más pujanza tuvo al hacer efectivas sus demandas sociales. En Honduras las consecuencias para esta efímera y débil organización comunista fueron perturbadoras.

La fundación del primer partido comunista: polémica o caso resuelto.

De lo que sigue aquí adelante es extraído del libro Lealtad y rebeldía de Rina Villars particularmente del capítulo II (Villars, 2010).

Todos los autores citados anteriormente se enfrascaron en la polémica ¿Cuando se fundó el primer partido comunista de Honduras? Graciela García afirmo en su momento que había sido en 1922. Longino Becerra en un artículo del periódico Patria (órgano de divulgación del segundo PCH) manifestó que fue 1924. Mario Posas nos dice que fue 1927 siguiendo un estudio de su época.

Un trabajo reciente del historiador José Manuel Cardona (Amaya, 2017) nos da como referencia el mismo año 1927. Víctor Meza con más sospecha y basado en una entrevista reproducida a un obrero de la época pone como punto de partida el año de 1928 (argumento también reproducido por Mario Argueta en su historia de los sin historia). El dilema no es nada fácil cuando la narrativa de algunos intelectuales nos legaron el mito revolucionario del gran dúo inseparable: Manuel Calix Herrera y Juan Pablo Wainwright[4].  

A partir del análisis de fuentes de primera mano, la lingüista Rina Villars (y por qué no historiadora) parece solucionar la polémica sobre la fundación del primer PCH. Para empezar el año de 1927 es desestimado por esta autora al evaluar las conexiones que hicieron los militantes comunistas hondureños con el pujante movimiento internacional comunista entre 1927-30.

La autora arguye que el año de 1927 fue más bien un proceso pre formativo que tuvo dos momentos cruciales. Primero,  es en 1927 que Manuel Calix Herrera fundo con otros colaboradores el partido socialista hondureño. Segundo, el 1 de Mayo de 1928, cuando sale a la luz una hoja con marcados tintes comunistas, que causo gran revuelo a los líderes de la federación obrera hondureña adjudicada a Manuel Calix Herrera.

El  grupo de izquierda proletaria comandada por el cacique de los bolcheviques fueron los artífices del manifiesto. Haciendo una lectura del manifiesto que hicieron el 24 de Octubre de 1927 del recién fundado partido socialista hondureño la autora nos dice lo siguiente “una lectura cuidadosa del manifiesto firmado por Cálix Herrera  y Montes de Oca, así como el seguimiento de la trayectoria de Cálix Herrera en efecto sugieren que la vida del partido socialista  no se extendió más allá de su manifiesto de fundación. En tal sentido, no podría afirmarse, como lo hacen algunos historiadores, que el partido comunista de Honduras fue fundado en 1927 con el nombre de partido socialista. Resulta más apropiado decir que el partido socialista Hondureño es un antecedente del partido comunista fundado posteriormente del cual Calix Herrera y Zoroastro Montes de Oca son figuras sobresalientes.”

De hecho, la visita de un representante de la III internacional, que visito Honduras en Mayo de 1930, después de evaluar el movimiento comunista hondureño rechazo la idea de que existiera un partido como tal en Honduras.

¿Cuándo fue fundado el partido comunista fidedignamente? Dejemos que uno de los informes cotejados por Rina Villar enviado a la Comintern por Ruiz Valdez (seudónimo Felipe Armando Amaya) en el año de 1930 nos devele el gran misterio: “el partido se fundó en el año de 1928 (Villars, 2010, págs. 123). Cuenta en la actualidad con 100 miembros. Tiene seis locales [seis locales] en: Tegucigalpa, San Pedro Sula, Progreso, Tela, La ceiba, Puerto Castilla.”

Lo cierto es que el libro de Rina Villars demuestra que el año de 1930 fue crucial para el partido comunista hondureño puesto que las relaciones  con las diferentes redes internacionales comunistas mantuvieron una dinámica de continuidad hasta la extinción del mismo en el año de 1935.

Dar consideraciones evaluando trabajos elaborados por años resulta sumamente injusto. Sin embargo, me gustaría dar mi opinión. El segundo partido comunista hondureño fue refundado el 10 de abril de 1954. Pero el mismo pasó por una etapa previa de configuración aglutinados en el partido democrático revolucionario hondureño (PDRH) hasta separarse de este en dicho año. El mismo estableció relaciones oficiales con la URSS hasta en 1957 (Cóello., 2005, pág. 33).

Consideraría injusto que las validaciones de fundación o refundación de los partidos comunistas hondureños estuvieran supeditados a la concreción de relaciones oficiales con la extinta URSS, o en su defecto, con las organizaciones subalternas del comunismo internacional como ser el buro del caribe, socorro rojo internacional (ISR), etc.

En conclusión, 1928 es el año de fundación local del primer partido comunista, y 1954 del segundo partido comunista de Honduras. No obstante, quienes aborden a posteriori estudios sobre estas organizaciones políticas debe de considerar que ambos transitaron por etapas formativas, lo cual es válido.

Actores políticos, movimientos sociales, y el partido comunista de Honduras (1927-35)

Hemos discutido como las ciencias sociales han contribuido a matizar la historia del primer PCH estudiando diferentes problemáticas sociales. Los trabajos más importantes son los de Rina Villars quien dedico especial atención a líderes comunistas como ser; Graciela García, Juan Pablo Wainwright y Manuel Cálix Herrera.

Igualmente hemos discutido sobre la fundación del primer partido comunista de Honduras. Quisiera hacer una breve lectura de las tensiones políticas en la que se verán involucrados actores políticos, movimientos sociales y el partido comunista en su afán de promover la lucha de clases en Honduras.

Analizar la dinámica de una perspectiva del conflicto, resulta enriquecedor pues se develan las formas empleados por los actores involucrados. Por un lado, unos en su afán de mantener las relaciones de poder, y los otros, por sostener una política de beligerancia. Aunque en la actualidad la sociología histórica (perspectivas como la elección racional, movilización de recursos) mantiene una reputación, su servidor mantiene una posición crítica.

Las ideas comunistas en nuestro país no fueron concebidas en las cátedras universitarias, ni por intelectuales destacados como José Ingenieros en Argentina o Mariátegui en Perú. Llegaron ligadas a la circulación de propaganda, libros, redes comunistas, y la pujanza de la primera ola revolucionaria entre 1917-19. Felipe Armando Amaya llega a Tegucigalpa a principios del veinte captado por la ideología marxista en su estadía en EUA (Villars, 1991, págs. 29-30).

Desde que los comunistas hondureños asumieron una posición organizativa y política comenzaron –como dicen los sociólogos racionalistas estadounidenses– a emplear una movilización de recursos para la contienda política se esforzaron por constituir algunas líneas de acción: prensa revolucionaria, introducción de organizativa clasista en el movimiento obrero, captación del movimiento obrero, agendas sociales, asistencia cultural, participación política orgánica, fundación del partido comunista hondureña.

La forma de llevar a cabo estos movimientos no se dieron de manera ordenada. Los comunistas antes de organizar su partido empezaron por mantener un grado de influencia en la primera forma organizativa obrera de nuestro país, es decir, la federación obrera hondureña (FOH).

Por ejemplo, cuando la COCA busco organizar un congreso constitutivo con miras a redactar la constitución obrera de la FOH en el año de 1926, dentro de los redactores encontramos a Montes de Oca fundador del partido socialista hondureño junto con Calix Herrera. La fundación del partido socialista estuvo acompañado de un órgano de difusión: El forjador.

Desde que los líderes comunistas manifestaron un plan acción contrario a la jerga tradicional liberal de la época, algunos actores iniciaron una campaña de hostigamiento. Entre estos tenemos: el estado, la iglesia, los representantes consulares de EUA,  las compañías bananeras, una parte del sector obrero organizado aglutinado en la federación obrera hondureña (FOH). 

El cuestionamiento de estos sectores –unos en pleno desarrollo de relaciones de hegemonía (influencia de EUA y sus compañías bananeras, elites políticas), otros de dependencia (subalternos) – hacia las ideas comunistas va generar uno de los fenómenos particulares de la sociedad hondureña en forma de antecedentes: la cultura política  anticomunista.

Las ideas liberales contribuyeron a la formación de al mito de la sociedad imaginada durante todo un siglo: el XIX. La elite política local, la iglesia vieron como un peligro el desarrollo de estas ideas en las clases subalternas. ¿Qué acciones llevaron los actores sociales contra los comunistas hondureños? La movilización de recursos del lado del poder consistió en: espionaje (tanto del estado, compañías bananeras, y la embajada de EUA), represión, seguimientos, estigmatización, sabotaje, etc.

Pasare a describir algunos ejemplos que me ayuden asentar lo dicho en líneas anteriores. El 1 de Mayo de 1928 Manuel Calix junto con otros comparsas lanzaron un manifiesto que resulto escandaloso para los directivos de la FOH. El mismo se adjudicó a un tal grupo denominado izquierda revolucionaria. Los directivos de la FOH, hicieron las correspondientes averiguaciones en el cual, Manuel Cálix Herrera aparece como el autor de dicho manifiesto.

En una memoria publicada por la FOH nos dice “el consejo no podía permanecer indiferente, pues era el primer brote comunista que se presentaba para la desorganización del obrerismo hondureño.” La FOH hizo mella de sus influencias y termino expulsando a Manuel Cálix Herrera. Considero que el trabajo de Mario Posas es el que mejor evaluó los altercados entre la FOH y los comunistas quienes en 1929 logran establecer la segunda organización obrera del país: federación sindical hondureña (FSH).

La iglesia también hizo su parte. En el año 1931, el controvertido  arzobispo Agustín Hombach lanzo acusaciones (Villars, 1991, págs. 62-64) contra la escuela nocturna “María Guadalupe Reyes de Carias” dirigida por la sociedad cultura femenina aludiendo que esta escuela era un “centro de propaganda comunista y antro de las ideas bolcheviques.” Graciela García también fue objeto de ataques a quien el arzobispo llamo “agente del soviet” y “comunista hasta la medula.” Estos acontecimientos surgieron en plena semana santa del año de 1931.

La prensa hondureña también contribuyo a estigmatizar a los comunistas. El diario sol –dirigido por Julián López Pineda– mantuvo en sus editoriales una línea dura contra los comunistas. No me es posible ilustrar en este ensayo. Sin embargo, me gustaría presentar en un cuadro los diarios que circulaban en la época, junto con los de los comunistas.

Diarios nacionales (1927-35)Diarios de los comunistas
Diario el Sol El cronista Orientación obrera El cuarto poder de SPS El constitucional El nacional de SPS La época Orientación obrera (órgano oficial de la FOH)El martillo 1929El trabajador hondureño 1929-30El forjador 1927Justicia 1932 Actividades de propaganda: Tela, Ceiba, SPS, Puerto Cortes, Tegucigalpa

Cuadro 1.1

La desventaja mediática es obvia, puesto que mientras la prensa nacional es legal y de compadrazgo con los gobiernos de turno, en algunos momentos la prensa comunistas fue clausurada, sus imprentas confiscadas, etc. Por ejemplo, cuando Manuel Cálix Herrera fundo el partido socialista hondureño en 1927 trabajo por comprar una imprenta y publicar el diario El Forjador.

Años más tarde el autor denunciara en El martillo que dicho semanario fue “matado de orden del presidente Barahona (Villars, 2010, págs. 64-66). En un informe enviado por Wainwright al buro del caribe (Villars, 2010, págs. 92) narra las dificultades que tuvieron para publicar El trabajador hondureño en 1930.

“De las siete (imprentas) que habían en SPS solamente una, que era propiedad del cónsul del Salvador que quiso imprimirlo. Se llevó el material de la imprenta para que se sacara mil copias del periódico, pero cuando las primeras páginas se habían impreso y las otras dos estaban a punto de imprimirse, la policía por órdenes del gobernador del departamento [Cortes] entro a la imprenta y se llevó el material que no había sido editado.”

Le he dado importancia a las actividades de propaganda mediática de la izquierda, no porque fue determinante en el adiestramiento de las masas sino por la persecución y el miedo imaginado que despertó a las autoridades consulares de EUA, las bananeras, y la prensa local que los veía con desdén al mantener un discurso diferencial al de ellos.

Sobre la movilización de recursos del estado, la embajada de EUA, y las bananeras, podría decir que trabajaron en conjunto en desmantelar el fantasma del comunismo en Honduras. Los presidentes que lidiaron con los comunistas fueron Miguel Paz Barahona (1925-29), Vicente Mejía Colindres (1929-32) y Tiburcio Carias Andino (1933-49).

Vicente Mejía tuvo dos episodios amargos para los comunistas pues entre Junio y Julio de 1930 desato lo que Wainwright denomino la cacería roja y su reacción frente a la huelga de 1932  donde radicalizo las medidas contra los comunistas, apresándolos, expulsando a los extranjeros, y esparciendo a los locales a diferentes partes del país. Invito al lector a observar en el siguiente en el cuadro 1.2 las veces en que estuvo preso Manuel Cálix Herrera siendo una de las caras más visibles.

Arrestos a Manuel Cálix Herrera entre 1927-32Sobrenombres o Alias
En 1927 en noviembre castigo ingresar como soldadoArrestado en puerto Cortes Agosto de 1928En 1929 Junio y Julio expulsado  de Tela y llevado a pie a Tegucigalpa 1930 llevado a Tegucigalpa de sps cacería roja1932 enviado a Roatán debido a la huelga de 1932.El muy bien conocido comunista  Cacique de los bolcheviques hondureños Fanático comunista

Cuadro 1.2

Las arbitrariedades a las que fueron sometidos los comunistas hondureños fue por predicar una ideología comunista (extraña y peligrosa para la decimonónica y liberal clase política hondureña), el miedo infundado que le causo el triunfo de la revolución de Octubre al mundo occidental y por mantener una agenda social que podríamos resumir en la propuesta de ley del trabajo presentada en 1930 a través de la federación sindical hondureña la cual nunca tuvo eco en el congreso nacional para ser discutida.

                         El ocaso de una generación (1932-35)        

Entre 1928-1935, el partido comunista causo tanto revuelo en nuestro país, cuando fríamente no represento nunca una amenaza para las los grupos de poder. Conto apenas con 100 miembros oficiales del partido, controlaba apenas 1000 personas de los obreros pertenecientes a FSH, y en las elecciones de 1932 no superó los 700 votos según el informe más pesimista y 1000 en el informe más positivo.

La guerra civil de 1932 y las consecuencias subsiguientes llevaron al poder a Tiburcio Carias Andino quien sometió a una represión a todo aquello que tuviera la etiqueta de organización. Al empezar el estudio de esta temática (el comunismo en Honduras) me impresiono como queda en la memoria de Graciela una amenaza que Carias Andino le hizo diciéndole lo siguiente “Yo no permitiré que en el país se propaguen ideas traídas de otros países, por ociosos castigare a los agitadores o los enviare a la cárcel o fuera de Honduras como me lo dijo en Zambrano.”

Carias Andino cumplió la amenaza hecha a Graciela García a quien hostigo junto con su esposo José García Lardizábal hasta su expulsión en 1944. La misma suerte corrieron otros comunistas. Felipe Fernando Amaya murió enfermo después de haber estado preso en la costa norte en el año de 1935. Manuel Calix reportaba al buro del Caribe en Febrero de 1934 lo siguiente:

“Yo compañeros, muy poco puedo hacer por mi enfermedad, y en estos días me iré a un lugar de clima frio, donde pueda vivir un poco. En Marzo del mismo año reportaba (Villars, 2010, págs. 158) que la enfermedad desarrollada era hepatización pulmonar, es decir tuberculosis y reportaba lo siguiente “quería decirles francamente, que aquí marchamos muy mal por falta de un dirigente. Yo lo único que hago es enviar alguna correspondencia a los núcleos en nombre del CC. Este CC no existe más que nominalmente; sino viene un compañero dirigente tendremos que estar algún tiempo en este estado de paralización. Si esto no cambia es seguro que lo único que puedo hacer es regar la literatura que el buró nos proporciona.”

Manuel Calix muere en Juticalpa a las siete de la mañana en una rancha regalada por su primo Felipe Cálix Turcios a quien Rina Villars entrevisto oportunamente. Al morir Felipe Amaya, Manuel Cálix la beligerancia del partido decayó totalmente. El ascenso que tuvo la izquierda entre 1928-32 en materia de organización a los obreros del enclave, de crecimiento numérico, de agitación social fue fundamental. Antropológicamente hablando los buenos agitadores sociales se caracterizan por mantener sus ideales abnegadamente.

En conclusión, he querido demostrar como los estudios desde las ciencias sociales en un primer momento (entre 1971-91) en Honduras trazaron algunos fragmentos de la historia del primer partido comunista de Honduras, estudiando ciertas problemáticas sociales como ser: sociedades artesanales, movimiento obrero, biografías, autografías, seguridad social, entre otros.

También he querido resaltar a Graciela García por introducir problemáticas en sus últimos años a la historiografía del istmo y de nuestro país. Su publicación de 1971 Páginas de lucha revolucionaria en Centroamérica (y otras) generaron un debate.

He querido destacar el valor metodológico y de fuentes que ha trabajado por años por Rina Villars: porque quiero seguir viviendo y lealtad y rebeldía. A pesar de ser ella una lingüista, sus trabajos no tienen nada que envidiarle a los de nuestros historiadores profesionales nacionales. Sin duda, algo en que debemos meditar las nuevas generaciones de historiadores.

También he tratado de hacer una lectura sobre los actores sociales que mantuvieron una posición crítica de los comunistas, utilizando el término de movilización de recursos con cierto sentido de sospecha. ¿En qué sentido? Porque, no comparto parte del anglo centrismo racionalista de esta perspectiva sociológica, muy en boga en los círculos académicos, que en muchas ocasiones parecen estar más preocupados por evidenciar el modus operandi de los movimientos sociales relativizando el otro lado del conflicto: el del poder. Espero mejorar este ensayo, pues mi novatez será notoria a los profesionales que lo lean. No obstante, como muchos espero estar atento de las críticas para poder superarme a mí mismo.

Referencias

Acuña, V. H. (1994). Historia general de Centroamerica: las republicas agroexportadoras. San Jose, Costa Rica: Flacso.

Amaya, J. M. (2017). Rojo: memoria de la lucha comunista en Honduras a partir de las ilustraciones del semanario Patria. Tegucigalpa, Honduras: Impresiones Padilla.

Argueta, M. R. (1992). Historia de los sin historia. Tegucigalpa, Honduras: Guaymuras.

Cóello., E. A. (2005). La izquierda hondureña en la década de los ochenta. Tegucigalpa, Honduras: Guardabarranco.

Garcia, G. (1981). En las trincheras por las luchas del socialismo. Tegucigalpa, Honduras: Guaymuras.

García, G. (1981). Páginas de lucha revolucionaria en Centroamerica . Honduras: Guaymuras.

Martinez, Y. (2015). La seguridad social en Honduras: actores sociopolíticos, institucionalidad y raíces historicas de su crisi. Tegucigalpa, Honduras: Guaymuras.

Meza, V. (1980). Historia del movimiento obrero hondureño. Tegucigalpa, Honduras: Guaymuras.

Posas, M. (1978). Las sociedades artesanales y los origenes del movimiento obrero. Tegucigalpa: ESP Honduras.

Posas, M. (1994). Historia general de Centroamerica: las republicas exportadoras. San Jose: Flacso.

Villars, R. (1991). Porque quiero seguir viviendo: habla Graciela García. Tegucigalpa, Honduras: Guaymuras.

Villars, R. (2010). Lealtad y rebeldía: la vida de Juan Pablo Wainwright. Tegucigalpa, Honduras: Guaymuras.


[1] Valle, Rafael Heliodoro, Heliodoro traza la silueta del líder comunista de Juan Pablo Wainwright. Revista Tegucigalpa. N. 300, serie 75, 9 de Octubre de 1932, p. 8.

[2] Oquelí, Ramón. Un señor Juan Pablo Wainwright. Revista Ariel, Tegucigalpa. Mayo- Junio 1974.

[3]  El Dr. Marvin Barahona quien ha escrito problemáticas relacionados con el partido comunista como ser: Memorias de un comunista, y El silencio quedo atrás para citar algunos trabajos.

[4]  Mejía, Medardo, Poema publicado en revista Ariel, Tegucigalpa, n° 255, Abril 1973, pp. 23-25.

Dejar una respuesta