Realizan conversatorio en UES con poetisa Silvia Matus

SAN SALVADOR, Ciudad Universitaria, 7 de marzo de 2025 (SIEP) Su testimonio de vida, de lucha y de poesía fue compartido esta tarde en la UES por la escritora Silvia Matus, invitada por el Movimiento Cultural Prometeo Liberado.

La poetisa habló sobre su infancia en Nejapa, su familia, sus experiencias como estudiante universitaria de sociología en la UES, su militancia política en la izquierda, sus viajes a México y Costa Rica, su compromiso con el feminismo y su itinerario poético y como escritora de cuentos.

Compartió que recuerda el Nejapa de los años 50s, “las calles empedradas, el sabor dulce del agua diferente a la de San Salvador, los ríos San Antonio y Brujo, y que para ver televisión había que ir a la Alcaldía, por lo que mi papá compró un televisor para la casa y entonces llegaban montones de  niños, que tirados en el piso mirábamos los programas…”

“Mi papá trabajaba como técnico en el ingenio de azúcar, y mi mamá estaba en la casa, siempre cosiendo, haciéndonos ropa, cuidándonos, ella era la responsable de la disciplina…al terminar la primaria, me vengo interna un colegio de monjas para estudiar la secundaria…”

-Y la historia de la abuela que aparece en tu libro de cuentos, es autobiográfica? “No, el cuento Las hierbas de la abuela, lo elaboro a partir de relatos que me han confiado compañeras mujeres, y el trasfondo del cuento es el aborto y como se aborda esta problemática comunitariamente…”

Al terminar el bachillerato, del colegio de monjas paso a la UES, y ahí se da el cambio. Ahí surge mi militancia, primero estudiantil y luego política. Llegó a la UES en 1971 y el siguiente año se toman la Universidad. La abren hasta el 74, comienzo a estudiar en la facultad de Química y Farmacia…y me vuelvo también cinera, visitante frecuente del Vieytez, del Roxi, del Terraza…

Pero pronto descubro que no traía para la Química, y voy a Proyección y me hacen un test  y sale que soy buena para lo simbólico. Me dicen puede estudiar psicología para resolver problemas individuales o sociología para resolver problemas de la sociedad. Me decido por la sociología.

Y en la carrera teníamos maestros de lujo, entre estos los argentinos Daniel Slutsky, Jacobo Waiselfisz, el salvadoreño Juan Serarols, María Teresa Hernández y otros…y éramos una generación estudiantil muy crítica, diría libertaria, anti dogmatica, militante…

Me acuerdo de la marcha del 30 de julio de 1975,  cuando se da la represión, veo arriba del muro del seguro Social a Toni Martínez, y me grita: Chele, subite el muro… y lo hago y me tiró y caigo en los predios del Seguro Social, esto me salvó, tenía dos meses de embarazo…

Por esos años 70s hago dos viajes que también me ayudaron a comprender el mundo: viajo a México y a Costa Rica, y descubro que en esos países no existía el militarismo…

Del 76 hasta los acuerdos de paz en 1992, participo en la lucha contra la dictadura militar…a partir de 1992 asumo la lucha feminista, la lucha por los derechos de las mujeres, contra el patriarcado…

A los 13 años  escribo mis primeros versos, pero luego dejo de escribir…y es hasta después de 1992 que Caralva me publica unos poemas en el suplemento Tresmil del Colatino…hoy tengo cuatro libros de poemas ( por cierto agotados) y estoy preparando una antología poética, y además tengo un libro de cuentos…

Estuve cinco años en Nicaragua en los años ochenta, trabajando en Salpress  y luego en la Asociación de Trabajadores del Campo, ATC y asistía a eventos culturales, y pude presenciar el  auge cultural propiciado por la revolución sandinista, peñas, recitales de Michel Najlis, de Gioconda Belli, publicaciones..

Fue aquí que fui tomando conciencia de la opresión del patriarcado, y de la necesidad de nuestra lucha emancipadora, feminista…por cierto mañana es 8 de marzo, hay que ir a la marcha…

Mi mamá como mi tía me ayudaron a construir una mentalidad de independencia, a que tenía que estudiar y ganar mi propio dinero, una visión alternativa de la vida que me ayudo mucho…y veía en el Nejapa de los años cincuenta como había mujeres que trabajaban, ya sea limpiando granos de café, como profesores o vendedoras…sus enseñanzas me ayudaron mucho.  

Y hoy reflexiono que en la guerra  y en la militancia, éramos hombres, las mujeres para la cocina, para lo sanitario, siempre el patriarcado…Venimos todos de ser hombres, machos y machas…

En su presentación, recitó El espejo: ¿Soy yo?/¿O alguien que desde allí me mira?/Alguna vez me bautizaron Mujer/Y resumieron en mi nombre/olas/perfumes/huracanes/colores violentos/tonos pálidos./Otros me nombraron/soy conjuro/invocación/oración contrita/blasfemia

Uno de sus poemas es La inmensidad vacía: La inmensidad vacía, dedicado  A mi madre y a mi hermano Mario asesinado por la dictadura salvadoreña en 1980:  Vas marchitándote flor/que no alcanzan mis labios./Para vos/todo el almíbar del mundo/la alegría del agua/que corre monte abajo./¡Y sería poco!/Porque /¿Cómo se llena/la inmensidad vacía/ de tu postrer parto?

En LOS INTENSOS, concluye: Al atardecer todos llegan/
al “Boulevard de los sueños rotos “/y se toman un café, una cerveza/Y nos miran …/y nos retan…/a nosotros que administramos con cordura el sentimiento/a amar tanto,/tanto,/hasta que se nos rompa la piel/un día de estos.

Su obra poética comprende En la dimensión del tránsito (1996) Insumisa primavera (2002) y Partisana del amor (2011) Una plaquette, Fogatas y mieses, y el libro de cuentos Marinita la niña poseída y otros cuentos.

 

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