La construcción de la transformación social en
Sudamérica
Debates y reflexiones
Paula Klachko*
- Lic. en Sociología UBA. Dra. en Historia UNLP. Profesora del Programa
Latinoamericano de Educación a Distancia del Centro Cultural de la Cooperación
La autora propone reflexionar de manera general, intentando huir
de la estrecha coyuntura muy delicada en algunos casos, acerca
de la caracterización de los procesos de cambio revolucionarios o
progresistas, sus tiempos y condiciones, los proyectos de sociedad
que están en juego, en transición y en pugna, en las propias
construcciones y en los debates que se originan al calor de este
intenso momento en Nuestra América. Revisa diversos aspectos
centrales que se discuten en documentos estratégicos que guían
los procesos sociopolíticos, así como las voces de algunos de sus
dirigentes, indagando en las tensiones que se originan entre las
intenciones programáticas y teóricas y las realidades tan complejas
en las que intentan ser aplicadas, mediadas también por los
aprendizajes históricos de las experiencias reformistas y revolucionarias.
El objetivo es aportar al debate sin cerrarse en conclusiones
sino elaborar disparadores que puedan servir para reformular
y/o abrir nuevas preguntas.
Palabras clave: Socialismo Bolivariano – Revoluciones democráticas – Poder Popular – Propiedad comunitaria
Paula Klachko*
Construction of social transformation in South America
The author proposes thinking, in a general manner and trying to take
distance from the narrow circumstances -which are very delicate in
some cases-, about the characterization of the revolutionary or progressive
change processes, its times and conditions, the social projects
which are at stake, in transition or in dispute, in the very constructions
and in the debates which originate to the heat of this
intense moment in Our America. Central aspects are revised, aspects
which are discussed in some strategic documents which guide sociopolitical
processes as well as the voices of some of its leaders, looking
into the tensions which originate between programmatic and theoretical
intentions and the very complex realities in which it is
attempted to apply them, mediated as well by the historic lessons of
reformist and revolutionary experiences. The aim is to contribute to
the debate without finalizing in conclusions but elaborating triggers
which could serve to reformulate and/or open up new questions.
Keywords: Bolivarian Socialism – Democratic revolutions – Popular Power – Communitary property
Fecha de recepción: octubre de 2014
Fecha de aceptación: marzo de 2015
36 realidad económica 290 16 de febrero/31 de marzo de 2015
Mapa político sudamericano
El mapa político sudamericano aparece hoy dividido en tres, con algunas
nebulosas: países moderados con proyectos nacionalistas, con
elementos antiimperialistas, de profundización democrática de las instituciones,
de las leyes y reconocimiento avanzado de derechos políticos,
culturales, de género y económicos, o, en otras palabras, de
ampliación de la ciudadanía aunque con importantes limitaciones y
algunos retrocesos. Distinto/as analistas los describen como reformismo
burgués (proyecto de país independiente y soberano con redistribución
de la riqueza dentro del capitalismo), o neodesarrollismos.
Por otra parte, proyectos que manifiestan intenciones de avanzar en
la senda del anticapitalismo ensayando caminos, con grandes avances
y retrocesos, con numerosos obstáculos internos y externos, pero
experimentando y debatiendo mejores caminos para la humanidad. La
importancia geopolítica de los primeros como colchón y sostén de los
segundos y de Cuba, queda plasmada frente al tercer y antagónico
grupo que expresa la derecha en los gobiernos y a la gran burguesía,
y las derechas que intentan rearmarse en las oposiciones y en el nivel
regional, que conforman la nueva ALCA: la Alianza del Pacífico.
En los dos primeros grupos de países, los gobiernos populares de distinto
signo emergieron como producto de la acumulación de fuerzas y
luchas de los pueblos durante el proceso de resistencia a los programas
y políticas de estado neoliberales de los ’90. Los gobiernos del giro
político latinoamericano de la primera década del nuevo milenio expresan
no solamente a esa fuerza social política (alianza de distintas fracciones
de distintas clases sociales) que se constituyó en ese ciclo de
las rebeliones populares1, sino también realizan sus metas que fundamentalmente
tuvieron un contenido democrático nacional y popular2.
Nuestra reflexión se centrará sobre los destacamentos más avanzados
que forman parte del segundo grupo de países mencionados, centralmente
Venezuela y Bolivia, desde una mirada que aborda problemáticas
generales y no las especificidades de cada experiencia en
particular, apuntando a generar nuevos debates y preguntas.
1 Klachko, Paula, 2007 “Las formas de organización emergentes del ciclo de la rebelión
popular de los ‘90 en la Argentina” Documento de Trabajo 66 publicado en
Documentos y Comunicaciones PIMSA 2007.
2 Iñigo Carrera, Nicolás y Cotarelo, María Celia, 2006 “Génesis y desarrollo de la insurrección
espontánea de diciembre de 2001 en Argentina”, en Caetano, Gerardo
(comp.) Sujetos sociales y nuevas formas de protesta en la historia reciente de
América latina (Buenos Aires: CLACSO).
Transformación social en Sudamérica 37
Venezuela se ha constituido como vanguardia en el giro político latinoamericano
de los 2000, en tanto el proceso político de reformas
comienza cuando asume la presidencia Hugo Chávez, hacia finales de
1998 (al menos 6 años antes de que en Bolivia asumiera el gobierno
popular y 7 antes que en Ecuador), y por la profundidad de los cambios
experimentados. En el año 1999 se sanciona la nueva Constitución
Bolivariana, en 2004 la Revolución Bolivariana proclama su carácter
antiimperialista y en 2006 se define como socialista. Para los análisis
que aquí emprendemos, nos hemos basado principalmente sobre los
documentos “Golpe de Timón” del comandante Chávez de 2012 y el
“Programa del Candidato de la Patria. Comandante Hugo Chávez” (que
se ha convertido en el “Plan de la Patria. Programa de Gobierno
Bolivariano 2013-2019”). Ambos abordan aquellos elementos que
deben transformarse en el movimiento orgánico de la sociedad venezolana
para la construcción del socialismo, y deja planteado cuáles pasos
deben realizarse para tornar irreversible el proceso.
De Bolivia hemos tomado varios de los discursos, entrevistas o publicaciones
del vicepresidente Álvaro García Linera, así como los documentos
“Manifiesto de la Isla del Sol. 10 mandatos para enfrentar al
capitalismo y construir la cultura de la vida”, de diciembre de 2012; y “13
pilares de la Bolivia digna y soberana. Agenda Patriótica del bicentenario
2025”.
De la mano de estos procesos retornan las mismas preguntas que se
reactualizan en cada oleada histórica de ascenso de las luchas populares.
Entre ellas la más abarcadora remite a si hay condiciones para
superar el capitalismo y profundizar el camino revolucionario o se debe
y puede reconstituir países independientes con desarrollo capitalista
inclusivo o redistributivo, un capitalismo renano, en el marco de una
fase en que el sistema a la vez que se ha trasnacionalizado completamente
ha entrado en su descomposición3, que no significa para nada su
inminente final.
3 El capitalismo, sistema que nos engloba y oprime planetariamente, se encuentra en su
fase de descomposición, no solamente porque el desarrollo de las fuerzas productivas
ha entrado en contradicción hace tiempo con las relaciones sociales de producción,
que de ser su palanca se convirtieron en su freno (en el sentido de la potencialidad
histórica que tienen de resolver los problemas de la humanidad y del planeta) o desarrollo
desquiciado, sino porque, como lo explica Nicolás Iñigo Carrera, en las últimas
décadas el capitalismo ha dado muestras de la incapacidad para garantizar la reproducción
de la vida de un volumen importante de la población, en condiciones consideradas
socialmente “normales”. De allí la caracterización del momento, más allá de
los intentos por frenar la tendencia y paliar sus efectos, como de descomposición capitalista.
La expansión del capitalismo es también su descomposición claramente manifiesta
en el crecimiento de una población sobrante para las necesidades del capital.
38 realidad económica 290 16 de febrero/31 de marzo de 2015
Ahora bien, para transitar la senda del anticapitalismo se necesita
avanzar sincrónicamente al menos en tres elementos fundamentales: 1.
en la construcción de ámbitos de poder popular; 2. en la superación de
las relaciones sociales de producción basadas sobre la propiedad privada
de los medios de producción; y 3. en la formación política y de conciencia
de las masas trabajadoras y populares. Tres aspectos dialécticamente
concatenados que se sustentan mutuamente.
La construcción de poder popular
En ambos casos nacionales que aquí tratamos se han logrado grados
de construcción de poder popular, de la mano de la entrada a la “lucha
desde arriba”4, al gobierno del estado y la disputa del poder, por parte
de esa fuerza social de protesta gestada contra las políticas de la oligarquía
financiera.
Debemos diferenciar la construcción de espacios de lucha y fuerza
social-política -tales como los que se desarrollaron en los ’90 y principios
de los 2000- de la construcción de poder popular, que tiene su fundamento
en el control de determinado territorio social, político, económico,
cultural y militar, y en la construcción de contrahegemonía.
Los grados de construcción de poder popular suponen grados de destrucción
del poder establecido cultural, económico, político y territorialmente.
Pero es un proceso y una relación de fuerzas, no de suma cero.
Es un movimiento dialéctico (no lineal) que implica constitución/dispersión,
construcción/destrucción, de fuerzas sociales (alianzas) que disputan
la conducción (y modelos) de la sociedad. La disputa por el poder
se manifiesta en el surgimiento de órganos y formas de poder revolucionario
en los niveles local y nacional, que coexisten en oposición con
el poder burgués. Y supone avances en su descomposición. Esos órganos
constituirían gérmenes o embriones de socialismo en estos territorios
en los que se libra la lucha de los pueblos “desde abajo” y “desde
arriba”.
Pero descomposición no es sinónimo de desaparición ni de caída: la descomposición
de una forma de organización social remite a la dificultad de su reproducción en las
relaciones que le son propias y puede durar siglos. En Iñigo Carrera, Nicolás 2010 “El
movimiento orgánico de la estructura de la sociedad argentina (1975-2007)”, en
López, Margarita; Figueroa, Carlos y Rajland, Beatriz (Editores) Temas y procesos de
la historia reciente de América latina, (Santiago de Chile: editorial ARCIS y Clacso). En
este texto se explica la descomposición capitalista tomando como caso a la Argentina.
4
Nos referimos al concepto de “lucha desde arriba” complementaria al de “lucha desde
abajo” que utilizó Lenin para el análisis de la revolución de 1905, en “Dos tácticas de
la social democracia en la revolución democrática”, Bs. As: Ed. Anteo, 1986.
Transformación social en Sudamérica 39
Sin profundizar en la demostración empírica al respecto, sólo mencionamos
la existencia y desarrollo en Venezuela de las gerencias comunitarias
de empresas de servicios públicos, los Consejos Comunales, la
Ley Orgánica de Comunas de base socialista, los Consejos Obreros en
varias de las fábricas y empresas nacionalizadas5. Por otra parte si bien
la estatización o nacionalización por sí sola no nos dicen nada sobre el
avance de la producción socialista y la modificación del trabajo alienado,
el avance del control del aparato del estado en manos del gobierno
popular queda plasmada en las propias estimaciones de la
Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), que representa
a los principales productores de Venezuela, acerca de que durante
los 13 años de gobierno de Chávez se expropiaron 1.440 empresas,
galpones y tierras6. En esa importante cantidad de expropiaciones se
encuentra una rica historia en cada caso, pero todas a su manera, directa
o indirectamente, son producto de la lucha aunque continúan presentando
graves dificultades. En el documento mencionado, “Golpe de
Timón”, Chávez criticaba con énfasis la falta de profundización y extensión
del poder popular. Es decir que ese proceso no llega todavía al
momento en el cual la cantidad se transforma en calidad, sino que aún
se encuentra en su fase de acumulación y transición.
Para García Linera la construcción de poder popular en el proceso boliviano
comienza desde lo que denomina, siguiendo a Gramsci, “empate
catastrófico” que se instalaría a partir de 2003, cuando los pueblos en
lucha logran presencia y disputa territorial de la autoridad política en
determinados territorios, el régimen de asambleas barriales, el régimen
de asambleas agrarias y comunitarias, en oposición al gobierno ocupado
por los cuadros políticos de la oligarquía financiera. Construcción
que se consolida con la entrada a la lucha desde arriba a partir de inicios
de 2006.
Propiedad privada o propiedad social.
Los caminos de la soberanía
Ahora bien, en Venezuela y en Bolivia los gobiernos han expresado, a
través de sus máximos representantes, que son conscientes de que
para trascender la lógica del capital es determinante el desarrollo de la
propiedad social sobre los factores y medios de producción básicos y
estratégicos7, o en otras palabras, que para pasar del posneoliberalismo
5 La necesidad estratégica de desarrollo y extensión de los gérmenes productivos socialistas
es expresada por el comandante en la idea de “punto y círculo”: un núcleo y su
onda expansiva.
6 Diario El Economista del 7 de marzo de 2013.
7 Chávez, Hugo, octubre 2012 “Golpe de timón” palabras en el I Consejo de Ministros
del nuevo ciclo de la Revolución Bolivariana.
40 realidad económica 290 16 de febrero/31 de marzo de 2015
que se comienza a transitar hacia un tipo de poscapitalismo se debe ir
a la conversión de la propiedad estatal en propiedad pública y de la propiedad
comunal local en propiedad comunal universal; según García
Linera, en ese esquema está anidado el potencial comunista, el potencial
socialista, el potencial poscapitalista de lo que hoy se viene haciendo
en América latina8.
Pero ese tránsito o desarrollo no supone que están dadas las condiciones
en Nuestra América para acabar con las relaciones capitalistas
de producción y propiedad. Así se reconoce en la Agenda Patriótica
boliviana para 2025, aunque plantean un desarrollo “sin la dictadura del
mercado capitalista”. En concreto se proponen avanzar sobre ellas con
otras relaciones, democratizar la economía en sus diversos medios y
factores de producción, mediante una fórmula de economía mixta, se
promueve la construcción de una economía plural articulando a los sectores
público, privado, cooperativo, comunitario y mixto9, y se proponen
nacionalizar y estatizar todos los recursos naturales y estratégicos para
ese año.
Como expresaba el Comandante Hugo Chávez, en el importante documento
“Golpe de Timón”, los venezolanos no quieren permanecer en el
ámbito del capitalismo, y se proponen construir y cimentar las bases del
socialismo bolivariano del siglo XXI “para desmontar el inhumano,
depredador y belicista sistema de acumulación capitalista”.
El avance del control estatal (con el gobierno del estado en manos de
una fuerza social-política de carácter popular) mediante nacionalizaciones,
estatizaciones, ocupaciones de empresas10 y expropiaciones (o
reapropiaciones) de recursos naturales y estratégicos en general, de
empresas de servicios públicos, así como la creación de nuevas empresas
estatales, constituyen la base material para la constitución de grados
de soberanía y autodeterminación que se van logrando.
Por otra parte, las conquistas populares en materia de derechos se
plasman en las nuevas constituciones, sobre todo de Bolivia y Ecuador
pero también en Venezuela, en las que se ha adoptado la concepción
del “Sumak Kawsay”. En ellas se legitima y legaliza el reconocimiento
8 García Linera, UPMPM, 2012.
9 13 pilares de la Bolivia digna y soberana. Agenda Patriótica del bicentenario 2025. P.
12. http://comunicacion.presidencia.gob.bo/docprensa/pdf/20130123-11-36-55.pdf, p.
16.
10 Respecto de la recuperación de empresas privadas por parte de los trabajadores en
Bolivia, al igual que en la Argentina, Uruguay y otros países, si bien no hay un impulso
especifico, contundente y declarado por parte de los gobiernos hacia las ocupaciones
(como sí lo hizo Chávez en Venezuela), hay un apoyo gubernamental concreto
una vez que los trabajadores avanzan en esa dirección.
Transformación social en Sudamérica 41
de la perspectiva de género, la recuperación del papel de la mujer en la
historia, de la historia de los de abajo, de las clases subordinadas y sus
luchas, así como el reconocimiento de los pueblos originarios en todos
sus derechos, y de los trabajadores y el pueblo en general y la incorporación
de nuestra madre tierra, nuestro planeta como sujeto de derecho.
Sin embargo dichos avances no exceden aún el marco capitalista.
Estas experiencias que plantean importantes reformas y que, aún
situadas dentro del capitalismo, se proponen construir la transición al
socialismo, adquieren características de una transición pacífica, gradual,
democrática, institucional, a través de elecciones, lo cual, junto
con las concretas correlaciones de fuerza en cada situación, dificultan
la inmediata y masiva expropiación tal como se ha dado en otros procesos
revolucionarios en la historia. Pero si bien no se atenta con la propiedad
privada en su conjunto, el avance en el control de los recursos
estratégicos y la construcción de ámbitos de poder popular, constituyen
pasos en dicha transición que sitúan a las naciones en mejores condiciones
y preparan mejor el terreno para salir del capitalismo. Lo que,
como ya reconocían los y las revolucionarias del pasado, sólo puede
darse trascendiendo las fronteras nacionales y atacando a los núcleos
del poder capitalista.
Cada uno de los aspectos que podamos analizar en relación con los
pasos concretos en dirección al socialismo estarán teñidos del omnipresente
problema siempre evocado de la real imposibilidad de construir
el “socialismo en un solo país”, es decir, la imposibilidad de construir
relaciones realmente libertarias bajo el acecho cultural, económico,
político y militar del capital.
Lo que cuenta, en todo caso, es cómo llegar mejor preparados a esa
batalla decisiva, teniendo en cuenta que el capitalismo como sistema
global se encuentra en su fase de descomposición en sentido histórico
y de largo plazo, y que la supervivencia de la humanidad depende de
que de esa descomposición pueda emerger el socialismo y no la barbarie.
En ese sentido ¿cómo se caracterizan estas experiencias?
¿Capitalismo de estado o socialismo de estado?
Varios autores de la academia y referentes de algunos movimientos
sociales o corrientes políticas de izquierda (algunas de las cuales están
incluso alineadas a los gobiernos) no consideran que esté en juego la
construcción del socialismo en ninguno de estos países. Es el caso, por
ejemplo, de Raúl Prada Alcoreza y Guillermo Almeyra respecto de
Bolivia, para quienes la tendencia al capitalismo de estado es lo que
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prima. En palabras de este último, lo que habría en Bolivia no es
un socialismo comunitario sino un régimen burgués sin burguesía que
lo respalde11. Un capitalismo de Estado, neodesarrollista y extractivista.
Álvaro García Linera en reiteradas ocasiones ha negado el carácter de
la transición boliviana como de capitalismo de estado, en tanto los excedentes
se utilizan para necesidades sociales, y por ello constituirían
valores de uso. Se trataría de centralizar los recursos provenientes de
las nacionalizaciones y de las empresas del Estado y de crear una base
industrial en el campo de los hidrocarburos, la minería, la agricultura y
la electricidad, de manera de generar una riqueza sostenida y de utilizar
los recursos del país para mejorar la calidad de vida de los trabajadores,
tanto en la ciudad como en el campo.
Aunque ello no atente contra todas las relaciones sociales de producción
basadas sobre la propiedad privada de los medios de producción y
la explotación del trabajo humano, constituye un paso en ese sentido,
ya que, como cita Marta Harnecker que señala Lenin, “el socialismo ‘no
es más que el monopolio capitalista de estado puesto al servicio de todo
el pueblo’ y por ello deja de ser monopolio capitalista”12.
El estado, continúa el vicepresidente boliviano, no se comporta como
un “capitalista colectivo” propio del capitalismo de estado, sino como un
redistribuidor de riquezas colectivas entre las clases trabajadoras y en
un potenciador de las capacidades materiales, técnicas y asociativas de
los modos de producción campesinos, comunitarios y artesanales urbanos.
“En esta expansión de lo comunitario agrario y urbano, depositamos
nuestra esperanza de transitar por el poscapitalismo, sabiendo que
también esa es una obra universal y no de un solo país” afirma García
Linera. Se podrían caracterizar, entonces, como procesos de transición
con socialismo de estado.
En estas transiciones se observan grados de avance en la cantidaden relación con el pasado inmediato del cual venimos pero todavía no
se transforman en calidad que pueda teñir al conjunto de la sociedad del
predominio concreto de otras relaciones sociales alternativas al capitalismo.
11 Véanse por ejemplo varios artículos de estos autores en www.rebelión.org y en particular
Almeyra, Guillermo 13-02-2012 “Gobierno, Estado, movimientos sociales y poder
dual en Bolivia” http://www.rebelion.org/noticia.php?id=144598
12 Lenin, “La catástrofe que nos amenaza y cómo combatirla” (10-14 sept. 1917), citado
en Harnecker, Marta “Cómo vio Lenin el socialismo en la URSS”, 6 de noviembre de
2000, http://www.rebelion.org/hemeroteca/harnecker/harnecker_lenin051100.htm
Transformación social en Sudamérica 43
Los modelos productivos
Esto lleva a la discusión en torno de los modelos productivos que Atilio
Borón ha resumido como el debate entre “pachamamismo vs. extractivismo”
13. Borón define al pachamamismo como una política radical de
conservación de la naturaleza, de su práctica intangibilidad, y como el
resurgimiento nostálgico de las potencialidades de una economía familiar/
campesina como opción ante las injusticias y depredaciones causadas
por el agronegocio. Sin embargo, plantea, este camino conduce a
nuestros países al fracaso y a un callejón sin salida frente a la presión
del crecimiento demográfico. La soberanía alimentaria en lo inmediato
no presenta otra alternativa que utilizar las más eficientes y productivas
tecnologías agrícolas que hoy están en manos de las transnacionales.
Incluso algunos directamente proponen la “desmaterialización” de la
economía y el “no desarrollo”, pero parecen no advertir los niveles de
hambre, desnutrición, enfermedades curables, analfabetismo, precariedad
habitacional, entre otros males que nos aquejan. Se pregunta
Borón ¿es compatible el “buen vivir” con la escasez y la privación?
¿tiene sentido construir un modelo sustentable ecológicamente pero
que congele las asimetrías internacionales creadas por el imperialismo
que condenan a las masas latinoamericanas a años luz de los niveles
de vida de los países que se beneficiaron por siglos de despojo colonial?
Luego afirma que el pachamamismo es inviable y el extractivismo
es insoslayable en el corto plazo, aunque es imprescindible neutralizar
sus desastrosos impactos mediante un fuerte control y fiscalización, al
tiempo que aplicar una adecuada política tributaria para captar una
parte creciente de esa renta, como medidas transitorias en la construcción
de una sociedad alternativa.
Justamente, una cosa es cuestionar el devenir destructor, depredador
y deformante del desarrollo capitalista, aún más en su fase de descomposición
-cualquier organismo puede seguir desarrollándose aún cuando
se está pudriendo-, y otra es el necesario desarrollo orientado a
mejorar la vida de los pueblos y revertir el arrasamiento capitalista, subsanar
sus horrores, sobre todo en los territorios dependientes y excolonias,
que pueden y deben continuar con la organización productiva
vigente durante un tiempo para no sumir en el desabastecimiento y el
hambre a los pueblos que protagonizan los cambios. Desabasteci-
13 Borón, Atilio, 2012 cap. 6: “Los bienes comunes en América latina: el debate ‘pachamamismo
vs. extractivismo’” y cap. 7: “El ‘buen vivir’ (sumak kawsay) y los dilemas de
los gobiernos de izquierda en América Latina”, en América latina en la geopolítica del
imperialismo (Bs. As.: Luxemburg).
44 realidad económica 290 16 de febrero/31 de marzo de 2015
miento que, por otra parte, el poder concentrado del capital ya pone en
práctica.
En cambio, desde los gobiernos populares se proponen conservar el
medioambiente pero también socializar los derechos del acceso al agua
potable, electricidad, sistema de transporte, de salud, escuelas y tecnologías
de comunicación e información. “¿Por qué se nos tiene que
prohibir eso?” se pregunta el vicepresidente boliviano, y continúa: “se
quiere congelar a los bolivianos como núcleos de comunidades protectoras
del medioambiente empobrecidas”. Plantea que es necesario un
tipo de producción que ya no se sustente sobre el extractivismo de las
materias primas, pero que para ello se necesita un período de transición
de unos años para abastecerse de esa capacidad productiva: “nos quieren
pedir a nosotros en seis años lo que el capitalismo no ha sido capaz
de construir en 500”. Afirma que esta creencia de que el buen vivir
tendría que significar el congelamiento y suspensión del desarrollo, es
una interpretación falsa, ingenua, romántica y encubridora de terribles
relaciones de dominación14.
La idea fundamental del concepto de vivir bien, explica G. Linera, es
que incorpora a las ideas clásicas de igualdad y justicia de los comunistas,
la noción de convivencia y preservación de la naturaleza, ya presente
en Marx, de humanizar a la naturaleza y naturalizar al ser humano.
No niega, sino que rescata la herencia de los pueblos indígenas, su
manera de entender el cosmos, la vida y la comunidad, pero sin negar
tampoco la necesidad de mejorar las condiciones de vida y adoptar tecnologías
necesarias para satisfacer básicas y nuevas necesidades, formas
de desarrollo y de producción de riqueza que hay que conquistar
para lograr ese vivir bien. Ello obliga a diseñar fuerzas productivas no
destructivas, aunque sólo puede cabalmente realizarse en escala planetaria.
Afirma Borón que, así como el “socialismo en un solo país” tenía un
carácter intrínsecamente contradictorio que lo condenaba al fracaso,
¿podrían países mucho más débiles como Bolivia y Ecuador por sí mismos
tener éxito en sus proyectos de refundación civilizatoria en un corto
período de años y en un ambiente tan desfavorable como el signado por
la agresiva decadencia del poder imperial? Es obvio que pueden darse
importantes pasos en lo inmediato, pero la cuestión es “calcular con
esperanzado realismo y sin abandonar para nada los ideales cuánto es
lo que se puede avanzar en la correlación de fuerzas que define los
marcos de lo posible para gobiernos como el de Bolivia y Ecuador”.
Aclara el autor que es imprescindible no confundir el realismo para dar
14 Entrevista a G. Linera realizada por Atilio Borón en 2011. Video disponible en el blog
http://www.atilioboron.com.ar/
Transformación social en Sudamérica 45
pasos firmes, con el posibilismo (derrotismo y resignación) y el utopismo.
Por otra parte, en el “Manifiesto de la Isla del Sol”, al igual que en
numerosas intervenciones de los dirigentes de los procesos revolucionarios,
se ha advertido que el discurso del pachamamismo puede
esconder al “capitalismo verde”. Incluso, agrega el vicepresidente boliviano,
las visiones radicalizadas de medioambientalistas en Bolivia que
pueden conducir a una parálisis económica, muestran un sesgo restaurador
y conservador, cómplice de las relaciones de dominación, es decir,
funcional a las fuerzas conservadoras que quieren que estos gobiernos
progresistas se estanquen, no generen riqueza, con lo cual se produzca
un malestar social como caldo de cultivo para el regreso de la derecha,
que, una vez en el gobierno, no tendrán problema para arrasar con
la naturaleza a su modo y a su servicio. Como cita el venezolano Javier
Biardeau del joven Marx, con una base técnica débil “sólo se socializa
la necesidad, y la penuria provocará necesariamente competencias por
los artículos necesarios que harán que se regrese al antiguo caos”15.
En la tensión entre la preservación de la naturaleza y las necesidades
humanas, no hay superación sino equilibrio, que debe constituirse
mediante mecanismos que aseguren la reproducción de la naturaleza,
recuperando viejas tradiciones e implementando nuevos conocimientos
científicos, señala García Linera y agrega que, ciertamente, en el extractivismo
se condensa toda una distribución territorial colonial de la división
del trabajo mundial.
De esta manera, el rol que el capitalismo como sistema de explotación
global le otorgó a la periferia creando las economías dependientes y, por
lo tanto, insuficientes para un desarrollo autónomo -en complicidad con
las elites locales que se enriquecían- constituye la realidad de la cual se
debe partir para generar los cambios en el patrón productivo que, a su
vez, generen las condiciones necesarias para salir del cuello de botella
en que nos entrampa esa dependencia. Dependencia que presenta
variados aspectos, entre ellos el tecnológico. Su ruptura depende del
grado de complementariedad que se logre constituir entre las economías
nuestroamericanas sobre proyectos alternativos de sociedades
y su integración. No puede salirse de la extracción de recursos en lo
inmediato como palanca de generación de riqueza, ni se puede salir del
trabajo alienado con hambre y miseria del pueblo, que implican alienación
física directa. No hay socialismo con hambre.
15 Biardeau, Javier 19/06/2013 “Avanzar en programas de investigación-acción sobre los
problemas de la transición al socialismo en Venezuela ¿Socialismo en un solo país?”
en http://www.aporrea.org/ideologia/a168394.html.
46 realidad económica 290 16 de febrero/31 de marzo de 2015
En Ecuador el “Plan Nacional para el Buen Vivir” propone una transición
desde una economía primario exportadora a otra basada sobre la
producción de servicios ecoturísticos y bioconocimiento “que se mide en
décadas”. Con lo cual habrá un período más o menos prolongado de
coexistencia de la vieja organización económica (que sustenta los recursos
de que dispone el Estado para su propio sostenimiento, y para financiar
el costoso y complicado proceso de transición hacia una nueva economía
y una nueva sociabilidad, congruente con las estipulaciones del
sumak kawsay) con el nuevo ordenamiento económico “posextractivista”
16.
Constituye el tema urgente de los gobiernos conducir los equilibrios
entre la necesidad de desarrollo y los cambios económicos, políticos y
sociales necesarios para la democratización y transformación social con
el imprescindible respeto y resguardo de nuestra casa, nuestro planeta.
La inversión extranjera
En el centro del debate sobre el modelo productivo y los caminos del
desarrollo se encuentra la cuestión de la inversión extranjera. Muchos
critican algunas medidas de estos gobiernos para incentivarla. Sin
embargo, hemos visto, ello es necesario para continuar o poner en marcha
ramas productivas con altos niveles tecnológicos y con histórica
dependencia. Y es necesario si se admite que hay que estar a la altura
del desarrollo de las fuerzas productivas en el nivel mundial. Al menos
intentarlo o generar productos para el intercambio, porque no se puede
volver para atrás la rueda de la historia y del desarrollo de los medios
de producción y de las fuerzas productivas. ¿Los pueblos quieren vivir
sin computadoras ni celulares? Para lo que se necesitan satélites. ¿O
sin autos o transporte público de calidad? para lo que se necesita explorar
e invertir en energía. Lo que no significa continuar con el desquicio
de producir e intentar vendernos un celular nuevo cada año con un
botoncito nuevo que no responde a ninguna nueva necesidad o que
haya más autos que individuos o kilómetros de carreteras en las ciudades.
El conocimiento científico y saber tecnológico es patrimonio de la
humanidad, su resultado es acumulación histórica de la humanidad en
sus 5 continentes. De sus luchas, contradicciones y treguas. De la competencia
interburguesa, sí. Pero de los/as millones de trabajadores/as
que han encarnado esos esfuerzos productivos. En ese sentido, no
podemos recluirnos en saberes ancestrales. Sobre el respeto a esos
saberes, debemos incorporar el conocimiento y tecnología y disputarlos
16 Plan Nacional para el Buen Vivir 2009-2013, Secretaría Nacional de Planificación y
Desarrollo, Ecuador.
Transformación social en Sudamérica 47
desde su construcción para el bienestar de los pueblos y no de la tasa
de ganancia como hasta ahora17. Pero siendo realistas, aunque muchos
desestimen eso. Los que hoy detentan esos saberes científicos y tecnológicos
y poseen los recursos de todo tipo para implementarlos, son
grandes empresas con apoyo de sus Estados nacionales, el entramado
complejo de los protagonistas monopólicos del imperio. Sin embargo,
sobre la base de sus propias contradicciones, competencias y necesidades
de permanente adquisición de ganancias pueden ser utilizadas
para nuestros proyectos, siempre y cuando el gobierno al mando de las
fuerzas populares retenga el control estratégico sobre el proceso productivo
en todas sus fases. En Cuba han reconocido esa necesidad
hace tiempo y se han volcado a la constitución de empresas mixtas en
las que el estado retiene el 51% de la propiedad y con ello se asegura
el control, aunque dicha iniciativa, paradójicamente, es muy reducida
debido al bloqueo que impide la entrada de capitales por parte del imperio.
Justamente la debilidad cubana no es política, sino el bajo desarrollo
de sus fuerzas productivas sumado al y profundizado por el bloqueo.
Ello ha generado la necesidad de dejar entrar y hacer reformas capitalistas
que traen divisas al país, porque esa dependencia tecnológica,
que al igual que en los otros casos, es el histórico cuello de botella de
los intentos de desarrollo nacional independiente que hemos ensayado
a lo largo de la poscolonialidad, es el gran obstáculo.
En Venezuela se implementó algo similar en las empresas petrolíferas
de la Faja del Orinoco con la creación de empresas mixtas con una participación
pública mínima del 60%. En Bolivia la cuestión es reconocida
y planteada como una meta de la “Agenda Patriótica” para el 2025. Para
ese entonces, se afirma que se contará “con mayor inversión extranjera
en el marco del fortalecimiento de su economía plural, habiendo
logrado que los inversores extranjeros sean socios y no patrones, respetando
nuestra soberanía, nuestra madre tierra e invirtiendo las
ganancias en nuestro territorio para fortalecer el vivir bien”18.
17 El documento Agenda Patriótica revela otro aspecto interesante del proceso boliviano
que es la incorporación y fusión de saberes ancestrales ligados a lo natural y orgánico
en combinación con nuevas tecnologías. Esta recuperación e incorporación de lo
natural, orgánico y espiritual no es menor ya que la moda posmoderna “new age” lo
tomó y levantó pero despojándolo de su contenido político y social, como una posibilidad
elitista de mejorar la calidad de vida, solo para unos pocos. Si bien no podemos
comprobar el grado de real aplicación de estas intenciones, ya constituye un avance
su reconocimiento oficial.
18 13 pilares de la Bolivia digna y soberana. Agenda Patriótica del bicentenario 2025. P.
12. http://comunicacion.presidencia.gob.bo/docprensa/pdf/20130123-11-36-55.pdf
48 realidad económica 290 16 de febrero/31 de marzo de 2015
Sumak kawsay, “Buen vivir”
Transformación social en Sudamérica 49
El estado y las formas polí ti c a s
Estos procesos que se autoconciben como una transición, conllevan
de esta manera una creciente presencia y fortalecimiento del Estado, lo
cual nos lleva a reflexionar acerca del sistema político que ha adoptado
una envoltura que no es la que se planteaban los teóricos clásicos
del socialismo y los líderes revolucionarios de las experiencias pasadas,
la dictadura democrática del proletariado, sino que adoptan la
envoltura de la democracia liberal (burguesa) y sus formas político-institucionales.
Éstas se constituyeron como un potencial que les permitió
acceder al gobierno del Estado basándose sobre la legitimidad de esas
formas en la base social de las distintas fuerzas, imponiendo la derrota
a la fuerza social-política enemiga con su aceptación a las reglas del
juego, y en ese sentido posibilitó la construcción de una hegemonía
nacional. Pero también se constituye en su potencial trampa, dado que
la permisividad que debe darse a la libre expresión del ataque permanente
cultural, ideológico, mediático, consumista, económico y, también
por momentos, militar genera permanentes frentes de batallas que en
ocasiones pone a la defensiva estos procesos, estancando o trabando
la posibilidad del desarrollo y profundización de los aspectos centrales
que mencionamos más arriba.
Así como las fuerzas populares accedieron a los gobiernos de los
Estados a través de elecciones, la inmediatez del escenario político
cambiante y permeable a las estocadas finamente elaboradas desde
las usinas del poder que tiene su centro en el norte del continente, nos
convierte en presa de la coyuntura. Es decir, del orden que, según
Gramsci, se constituye como el de los intereses mezquinos. Así como
se ganan elecciones se pueden perder si el golpe de efecto que genera
la derecha llega a ser eficaz, para lo que cuentan con demasiados
medios. Se generaría una interrupción de estos procesos políticos
luego de los cuales no vendría la izquierda sino las fuerzas sociales que
fueron desalojadas por estos mismos procesos. No es el caso actual
(octubre 2014) de Bolivia que cuenta con una estabilidad política y
económica que no se observa en Venezuela mucho más acechada por
una guerra económica y cierta dificultad de redespegue y necesaria
refundación del poder revolucionario a partir de la muerte del gran conductor.
De esta manera, estas relaciones estatales (en permanente pugna
con las viejas también presentes) genera mayor democratización de
todos los aspectos de la vida social, política y económica, es más permisivo,
incluso democratiza, en ocasiones, formas delictivas y corruptas
al ser un estado menos represivo, que arrastra espacios, cuadros
políticos y trabajadores viciados del viejo estilo que no logran ser reem50
realidad económica 290 16 de febrero/31 de marzo de 2015
plazados en su totalidad por nuevos cuadros políticos revolucionarios
dado el tiempo que requiere su formación y la alta cantidad de ellos que
se necesita. Esto constituye una debilidad que algunxs críticxs de adentro
y de fuera hacen notar, por ejemplo, en Venezuela.
Algunos/as también cuestionan la centralidad que toma el Estado en
estas experiencias de transformación social, en aparente contradicción
con lo que debería ser la profundización de los procesos autonómicos o
de poder popular paralelos. Las más radicalizadas de estas críticas nos
remiten a una reminiscencia autonomista de los discursos de contrapoder
y antipoder que tienen su auge en 2001/2002, que pierden lugar
frente al ascenso de gobiernos populares19, en tanto se tornan idealistas
en relación con la medición de fuerzas para una posible sustitución del
Estado nacional en medio de la disputa principal contra el imperialismo
y sus socios locales. Como si pudiera librarse una guerra -por más solapada
que se encuentre- sin un estado mayor conjunto, en este caso,
centrado sobre el gobierno del Estado. O como si pudieran construirse
nichos de libertad en medio de la guerra capitalista.
“El Estado afirma el Comandante Chávez debe ser diseñado de
manera que la administración de(l) ingreso nacional sirva a los objetivos
de apalancamiento de la nueva sociedad. Para garantizar una política
nacional, popular y revolucionaria, entonces, debemos poner la renta
petrolera al servicio del pueblo”. Al tiempo que se deben establecer
mecanismos para ejercer la nueva institucionalidad revolucionaria que
garantice la participación de los pequeños y medianos productores en
las decisiones en materia agropecuaria, a través de los consejos campesinos
y las redes de productores y productoras libres y asociados.
Encontramos importantes similitudes con el planteo estratégico de G.
Linera para Bolivia, donde se han planteado encontrar una vía democrática
a la construcción de un socialismo de raíces indígenas, lo que llaman
“socialismo comunitario”, en el que el rol del gobierno popular sería
el de apuntalar, fomentar, respaldar, empujar ello, pero la obra del socialismo
comunitario tendrá que ser de las propias comunidades urbanas
y rurales que asumen el control de la riqueza, de su producción y de su
consumo20. Aunque, nuevamente apelando al evocado problema, agre-
19 Este debate fue dado ampliamente por Borón contra las posiciones de Hardt y Negri,
a quienes rebatió, no solo la existencia e importancia estratégica del estado nación
para los capitales más concentrados y transnacionalizados, que los autores negaban
en una evaporación conceptual, sino la de la importancia estratégica de tomar el poder
del estado y su fortaleza para las luchas de los pueblos. Véase Borón, A. 2004, Imperio
& Imperialismo. Una lectura crítica de Michael Hardt y Antonio Negri (Buenos Aires:
CLACSO). Y Hardt, Michael y Negri, Antonio, 2000, Imperio (Bs. As.: Paidós).
20 Discurso de Alvaro García Linera en Facultad de Derecho de la Universidad de
Buenos Aires, 2010.
Transformación social en Sudamérica 51
ga que cualquier alternativa poscapitalista es imposible en el nivel local,
sino que tiene que ser una obra común, continental y planetaria.
Se trata, entonces, en Venezuela, de impulsar y consolidar una economía
productiva, redistributiva, posrentista, poscapitalista sobre la
base de un amplio sustento público, social y colectivo de la propiedad
sobre los medios de producción. Y en esta aparente tensión entre la
necesidad de la planificación y conducción estatal -para hacer que funcione
con continuidad ese núcleo central de la economía que es la producción
hidrocarburífera- con la democratización creciente de ese y
todos los ámbitos económicos y políticos, en los documentos se establece
la necesidad de sincronizar la planificación centralizada con la
socializada. Una dialéctica conscientemente impulsada para construir el
socialismo y que empalma con el objetivo de diferenciarse de algunas
experiencias socialistas del siglo XX, generando amplios espacios de
participación democrática socialista. En este sentido, Chávez adopta el
principio zapatista, al igual que Evo Morales, del “mandar obedeciendo”
como concepción del poder para el nuevo estado socialista, como una
construcción colectiva.
García Linera, afirma21 que las formas organizativas comunales, agrarias,
sindicales del movimiento indígena contemporáneo, con sus formas
de deliberación asambleística, de rotación tradicional de cargos, en
algunos casos, de control común de medios de producción, son hoy los
centros de decisión de la política y buena parte de la economía en
Bolivia. “Hoy, para influir en los presupuestos del Estado, para saber la
agenda gubernamental no sirve de nada codearse con altos funcionarios
del Fondo Monetario, del BID, de las embajadas de EUA o europeas.
Hoy los circuitos del poder estatal pasan por los debates y decisiones
de las asambleas indígenas, obreras y barriales”. Lo que considera
como “la mayor revolución social e igualitaria acontecida en Bolivia
desde su fundación. ‘Indios en el poder’, es la frase seca y despectiva
con la que las señoriales clases dominantes desplazadas anuncian la
hecatombe de estos 6 años”.
Estas transformaciones, sin duda, generaron grados de institucionalización
de la conflictividad social, de las luchas y de los movimientos
sociales, proceso lógico ante gobiernos que abren las puertas del aparato
estatal a esos movimientos y dan respuesta a numerosas demandas.
Lo que genera un reflujo en las dinámicas de luchas en relación
con la etapa anterior en que se oponían en su diversidad a los gobiernos
de la oligarquía financiera y sus políticas.
Además de los cauces y mecanismos legales y concretos que se da la
21 En una entrevista en el periódico La Jornada en febrero de 2012.
52 realidad económica 290 16 de febrero/31 de marzo de 2015
institucionalidad revolucionaria en Bolivia para canalizar las decisiones
comunitarias y plasmarlas en políticas de estado, y no reservarlas a
mero rol testimonial, hay hechos políticos trascendentes en la historia
reciente de nuestros países -antes sumisos a las ordenes de los funcionarios
de los centros de poder imperialistas- que ponen en evidencia la
escucha al pueblo, no sin presiones y luchas por parte de esas bases
populares, como fue el caso de las movilizaciones populares contra el
“gasolinazo” en diciembre de 2010, frente a las cuales el gobierno responde
de forma opuesta a los gobiernos neoliberales -cuya respuesta
era la represión y muerte-, dando marcha atrás con la política del
aumento del precio del combustible. O la detención del proyecto de
construcción de la carretera que pasaría por el Terriorio Indígena y
Parque Nacional Isiboro-Secure (TIPNIS).
Al igual que los otros aspectos, la necesaria construcción de un Estado
nuevo en medio del acecho capitalista y bajo las formas institucionales
adoptadas, aparece bastante dificultoso en una sola realidad nacional.
Algunos intelectuales bolivarianos y autocríticos consideran que en
Venezuela se ha producido cierto “sustitucionismo”22, que remite a la
obstinada persistencia del estado burocrático burgués corrupto, ineficiente
y muchas veces boicoteador de las mismas políticas estatales,
del cual son conscientes los dirigentes de la revolución e incentivan
desde el discurso la expansión y profundización de los ámbitos de poder
popular como único antídoto. Sin embargo, es difícil constatar la aplicación
efectiva y avance de ese poder popular en el marco de la crisis
económica y política que obliga a atender prioridades y pone al proceso
a la defensiva, tal como ha sucedido en numerosos procesos revolucionarios
en la historia, muchos de los cuales terminaron fracasando. En
tanto otros se mantienen gracias a la dureza de determinadas decisiones
políticas y económicas que incluyen la flexibilización o rectificación
de criterios en las diferentes coyunturas nacionales e internacionales.
Todos estos elementos forman parte de un camino pacífico de transformaciones,
aunque no se descuida el elemento militar en los programas.
Sería necesaria esta estrategia pacífica y gradual al menos hasta
que puedan desencadenarse procesos revolucionarios en el centro del
capitalismo mundial, en los países desarrollados que pongan en cuestión
real al sistema. Pero lo central de esta estrategia es extender e irradiar
experiencias socialistas e ir cercando al capitalismo. García Linera
afirma que los pueblos del mundo deben apoyarse entre sí y aislar las
22 Se estaría produciendo cierto “sustitucionismo” en tanto que el estado es ocupado por
quienes hablan “en nombre de” la transición al socialismo y en nombre del bloque
social de los explotados y oprimidos, pero no constituyen esa clase social, sino una
especie de burguesía de estado parasitaria. Biardeau, Javier, Op. Cit.
Transformación social en Sudamérica 53
estructuras políticas y económicas del capitalismo para alcanzar el
socialismo, que en cada país tomará una forma diferente. “La revolución
tiene que irradiarse, respetando las particularidades culturales de cada
pueblo. La única manera de aislar al capitalismo es irradiando, expandiendo,
apoyando todo proceso de lucha revolucionaria”. Pasar de
experiencias comunitarias, socialistas, solidarias aisladas o cercadas
por el mar de capitalismo, como decía Chávez en “Golpe de timón”, a
nudos capitalistas aislados y cercados por el tumultuoso mar de experiencias
socialistas. Pero sabemos por experiencia histórica que difícilmente
este proceso pueda darse “en paz”.
A diferencia de la táctica imperialista en oriente, en lo que consideran
su patio trasero, la existencia de una amplia legitimidad que han adquirido
los procesos democráticos luego de la salida a las dictaduras militares,
el propio discurso imperialista de las supuestas “libertades
democráticas” (las de la propiedad privada), y la artillería verbal que
disparan todos los días los medios de comunicación al servicio del
imperio, los vacunan a ellos mismos contra la posibilidad de reaccionar
mediante el ataque militar directo a los gobiernos populares. Por otra
parte, la relación de fuerzas favorables a estos últimos, cristalizadas en
el terreno electoral, no se los permite, aunque inyectan dosis de violencia
e incluso entrenan en técnicas de guerra (civil) de “baja intensidad”
a, por ejemplo, “estudiantes” de derecha en Venezuela, como señala
Modesto Guerrero23. Sabemos que no tienen reparos morales en avanzar
con lo que estimen necesario cuando así lo consideren. Es tan crucial
por ello el fortalecimiento de la conciencia y valoración de lo alcanzado,
de la necesidad de luchar por más, de ampliar la base popular de
los procesos revolucionarios y reformistas (y de aquellos que solo plantean
algunos frenos a la acumulación capitalista desenfrenada y ejecutan
planes de contención social, porque juegan un rol primordial como
dique de contención de un posible retorno de la derecha recalcitrante) y
de la necesidad de la defensa con todo lo que ello implica de estos
procesos, que necesitarán de toda la solidaridad de los pueblos latinoamericanos
y del mundo.
¿Ahora es cuando?
Parecería que en Venezuela, desde hace ya un tiempo, un amplio espectro político del campo popular y chavista, desde el ala izquierda del PSUV hasta el propio Hugo Chávez en variadas intervenciones y documentos, consideran que “ya es el tiempo” y que la correlación de
23 Guerrero, Modesto Emilio, 2014 “Quién mata y quién muere en Venezuela” en
http://www.aporrea.org/oposicion/a188018.html
54 realidad económica 290 16 de febrero/31 de marzo de 2015
fuerzas está dada para profundizar el camino al socialismo. Pero también
sabemos desde Marx, Engels, Lenin, etc., y por la experiencia y
demostración histórica con Allende y muchas otras, que las vías pacíficas
de transformación revolucionaria de la sociedad o de profundizaciones
democráticas tocan un techo infranqueable que marca el
comienzo de la guerra civil que opone el capital y sus personificaciones
militares, políticas y económicas contra estas experiencias, lo que ya
vienen intentando cada vez con más asiduidad en Venezuela.
¿Hasta cuándo nos dejarán ganar elecciones? y ¿hasta cuándo las ganaremos? Hemos vivido con nervios el ajustado triunfo chavista en las últimas elecciones presidenciales, luego mejoraron las perspectivas
en las municipales de diciembre de 2013, y hoy no se sabe muy bien
cuál sería el resultado si las hubiera. ¿Qué pasará con todos los avances
de la construcción socialista o reformista si perdemos las elecciones
a manos de la derecha? ¿Cómo defenderlos? Ya se ensaya la consolidación
de la contrarrevolución en América latina con la Alianza del
Pacífico (un nuevo ALCA) y con Colombia negociando su entrada a la
OTAN, o, por lo menos, firmando acuerdos de cooperación.
Chávez dice al respecto en el Programa de la Patria: “nosotros estamos
obligados a traspasar la barrera del no retorno, a hacer irreversible
el tránsito hacia el socialismo”. Lxs militantes, intelectuales, referentes y
dirigentes sociales y políticxs que en Venezuela afirman que “ahora es
cuando”, lo hacen en sintonía con un proceso pacífico. Es decir que no
apelan al camino cubano ni de otras revoluciones históricas, sino a la
transición pacífica, en desarrollo continuo pero gradual, sin prisa pero
sin pausa. Los elementos centrales a desarrollar para hacer irreversible
la transición al socialismo según Chávez son: desarrollar el Poder
Popular mediante la conformación de Consejos de Trabajadores y
Trabajadoras en las empresas de propiedad social indirecta y directa y
desarrollar instancias de coordinación entre ellos y los Consejos
Comunales, lo que apunta a incentivar la profundización de la participación
popular en todos los ámbitos como estratégica y única garantía de
irreversibilidad de los logros sociales conquistados. Tarea a desarrollar
tanto en las Misiones Sociales, Socialistas, como en los nuevos ámbitos
de producción socialistas, como en las milicias populares para la
defensa de la revolución, como en las organizaciones sociales y políticas
y en los diferentes ámbitos comunales con orientación socialista. Es
decir que plantea la restitución del poder, que tenía secuestrado la oligarquía,
al pueblo con un plan sistemático de desarrollo de institucionalidad
revolucionaria paralela, e insiste en la importancia también
estratégica de la concientización y formación política para el poder
popular.
Transformación social en Sudamérica 55
Pero, por un lado, se considera el momento adecuado para la profundización
y para dar el “golpe de timón” hacia el socialismo y, por otro, se
estuvo a punto de perder las elecciones. De manera que en parte nos
encontramos en el dilema de impedir que retomen la iniciativa las fuerzas
retrogradas, en un marco en el cual gozan de libertad para hacerlo
por la envoltura democrática liberal de estos procesos. Y eso aún más
para los países con procesos políticos moderados.
En términos de García Linera, podríamos decir que en Venezuela se
ha llegado a otro punto de bifurcación, a un momento de confrontación
desnuda o de medición de fuerzas, donde la política se define como un
hecho de fuerza. En términos de Gramsci, dicha experiencia se aproxima
al momento de las relaciones de fuerzas militares.
Si hasta ahora en América latina predominan las estrategias reformistas,
claramente en los países con gobiernos progresistas moderados,
pero también en Bolivia, Ecuador y Venezuela, con las revoluciones
democráticas, pacíficas y ciudadanas dentro del capitalismo, ¿hay, en el
caso de los países que adoptan el sendero del socialismo, una fuerza
social-política revolucionaria que respalde el pasaje a una lucha armada
para defender y profundizar la revolución si fuera necesario? ¿son
suficientes los grados de desarrollo existente de las fuerzas productivas
y los gérmenes de otras relaciones de producción para constituirse
como la base material de otro proyecto sistémico? Aunque esto último,
seguro que no puede darse en un solo país, y menos aún en los más
pobres, dado que las variadas formas de dependencia aún son muy
grandes. Si se toma en cuenta que se trata de países de capitalismo
rentístico o extractivista, poco diversificados aún y, por lo tanto, con
importantes grados de dependencia y atraso ¿podría haber otro tipo de
transición a otros tipos de formación social en la actual fase capitalista
de desarrollo con descomposición?
¿Hubo en Venezuela condiciones específicas que permitieron plantearse
en 2006 el pasaje al socialismo? ¿Cuáles fueron los determinantes?
Si hasta ahora se avanzó gradual y lentamente, luego de la muerte
de Chávez, hay quienes, desde adentro, plantean que están dadas
las condiciones para ir a la guerra contra el capital. Y viceversa: el capital
se plantea ir a la guerra total contra la revolución bolivariana. ¿Puede
la Venezuela bolivariana plantearse en soledad este camino de profundizar
la guerra contra el capital y construir en su interior relaciones
sociales no alienadas de trabajo y de vida?
Aunque esto puede verse dificultado por la delicada situación que
plantea la “rebelión de los ricos”, ya sea por la vía armada cuando
encuentra la oportunidad, o mediante la movilización callejera, o la
forma que toma más recientemente mediante la intensificación de la
56 realidad económica 290 16 de febrero/31 de marzo de 2015
guerra económica. Esta última ha generado sin duda un retroceso en la
calidad de vida alcanzado por el pueblo, lo que afecta la base de legitimidad
del proceso revolucionario. Sin embargo, existe conciencia popular
de que no son las condiciones de miseria en que estaba sumida la
mayoría de la población venezolana hasta fines de los 90.
Las fuerzas armadas
Por otra parte, nos preguntamos hasta qué punto las fuerzas armadas
actuales, aunque se subordinen a los presidentes, están dispuestas a
defender los procesos de cambio con las armas24 y no se van a pasar
del otro lado, teniendo en cuenta que no han cambiado de raíz su
estructura, incluso aunque algunos altos mandos se pronuncien como
antiimperialistas, anticolonialistas y hasta anticapitalistas.
En el Programa de la Patria, Chávez expresa de manera muy clara la
necesidad central de aceitar y fortalecer la defensa militar del proyecto.
Con una concepción muy firme nuestroamericana propone ampliar el
poderío militar para la defensa de la Patria, fortaleciendo la industria
militar venezolana, y profundizando la nueva doctrina militar bolivariana
de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, bajo los ideales Bolivarianos
de Integración, Soberanía, Independencia, partiendo del concepto de
guerra popular prolongada. Este último refiere históricamente a la estrategia
de preparar a la población para formas de lucha convencional y no
convencional para la defensa de la revolución. También Chávez propone
fortalecer e incrementar la incorporación de más compatriotas a la
Milicia Nacional Bolivariana y Milicia Territorial, y fomentar e incrementar
la creación de los Cuerpos Combatientes en todas las estructuras
del Estado Venezolano para garantizar la participación del pueblo que
asegure la lucha en cualquier circunstancia, por adversas que estas
sean. De todas formas constituyen tareas por hacer, y en todo caso,
debemos estudiar qué grado de realidad presentan hoy.
El eterno retorno del viejo dilema:¿socialismo en un solo país?
Aunque resulte repetitivo, retomamos en este apartado ese problema
siempre recurrente. Para comenzar, en cuanto a la propiedad social de
los medios de producción, si bien en los destacamentos más avanzados
de América latina se define la necesidad de avanzar en ese sentido, no
se proclama su inmediata expropiación. Sólo de aquellos considerados
24 Es importante recordar el estratégico apoyo de las fuerzas armadas al gobierno boliviano
frente a los intentos golpistas de la “media luna fértil” en 2008.
Transformación social en Sudamérica 57
estratégicos y básicos, sendero en el que Venezuela ha ido un poco
más allá avanzando en mayor cantidad de ramas productivas, seguido
por Bolivia. Pero que, en tanto aspecto central del pasaje a una formación
social anticapitalista, solo podrá alcanzarse con la multiplicación
planetaria de experiencias revolucionarias, sobre todo en los núcleos
duros de la producción capitalista.
Biardeau lo expresa con todas las letras: “Hay que decirlo alto y claro:
se avanza en la construcción de una transición poscapitalista paso a
paso, en la escala nacional, pero una radical socialización-democratización
del poder social, político, económico, cultural, ideológico y militar
se torna problemática si la situación regional y mundial permanece invariablemente
como contexto global capitalista”.
Es el retorno actualizado del dilema del socialismo en un solo país: “es
cierto que se avanza hacia regímenes políticos, sociales y económicos
con mayor democracia y justicia social, más igualitarios sin duda; se
avanza en mayor grado de independencia y autodeterminación en el
contexto de la construcción de Bloques Regionales de Poder, que pueden
llegar a afectar la geoestrategia imperial dominante, pero no hay
que perder de vista que una revolución socialista plenamente consolidada
sólo es viable en el marco de una transformación estructural de
alcance mundial” afirma el autor.
En las políticas venezolanas, que son vanguardia en el apuntalamiento
de la unidad de la Patria Grande Latinoamericana, se evidencia la
preocupación de la dirigencia gubernamental por esta cuestión. Un
entendimiento muy claro de que no se concretará el tránsito al socialismo
sin la extensión y multiplicación de la revolución. Así como dentro de
Venezuela el Comandante ponía de relevancia que no hay construcción
de socialismo con consejos comunales y fábricas socialistas aisladas
rodeadas por un mar de capitalismo, lo mismo comprende y expresa
para la totalidad de la Venezuela revolucionaria. Pero esa transición que
obedece a un modelo de revolución democrática y pacífica no pretende
la expropiación violenta de los medios de producción capitalista, sino
que propone una extensión geométrica en todos los ámbitos de la vida
de las relaciones socialistas (de producción, políticas, culturales, ecológicas,
recreativas) pero en convivencia con las relaciones capitalistas.
Arrinconarlas a fuerza de los hechos y la vida social que debe ir reemplazándola.
La propuesta de Chávez es avanzar en todos los frentes. La dialéctica
entre la política y la economía, entre la necesidad y la libertad. No hay
una sin la otra; no hay libertad sin resolución de la necesidad y no hay
necesidades resueltas de manera duradera, planificada, real, estable,
democrática, sin libertad de organización, expresión y poder popular. A
58 realidad económica 290 16 de febrero/31 de marzo de 2015
la vez que no hay tal democracia ni poder popular sin una férrea defensa
(política no exenta de la crítica, cultural, ideológica, militar) del proceso
de cambios.
Para Biardeau más que la construcción de una economía socialista, lo
que ocurre en una “fortaleza asediada” es la construcción de una economía
para soportar las condiciones de una guerra o un asedio internacional.
Es lo que ocurrió con Cuba durante años. Una fortaleza que ahora
cuenta con nuevos aliados. Por ello es preciso construir no sólo el
socialismo en una nación, sino un bloque regional de poder que permita
evitar el aislamiento económico, político, tecnológico y militar, aprovechando
siempre los insterticios que ofrecen las disputas de capitales
en el nivel internacional, como por ejemplo el establecimiento de alianzas
comerciales que deberían ser sumamente coyunturales con los
capitales chinos. Para este autor, sin embargo en Venezuela
“habrá quizá ‘gobierno popular y socialista’, pero transición anticapitalista,
por ahora no se ve ni se siente. En ese marasmo ideológico-político,
avanzan las fuerzas de la reacción”.
Otro camino sería, para Biardeau, el trayecto de las socialdemocracias
occidentales, lo cual implica negociar “los términos y alcances del
gobierno socialista” con los intereses del medio capitalista, intentando
construir formas de economía mixta de bienestar, sin romper con la lógica
del capital. Este último parecería ser el recorrido de los países más
moderados -que se plantean más bien un “capitalismo serio”, como el
caso de la Argentina- que, de todas formas, son estratégicos en su continuidad
(ya que si caen los que vendrán no estarán a la izquierda) dado
que son aliados y sostén internacional de los gobiernos más revolucionarios
de Venezuela, Bolivia y Ecuador (y también de Cuba), lo que se
ha comprobado al momento de los intentos fracasados de golpe en
aquellos países y los terribles éxitos de golpes institucionales en
Paraguay y Honduras.
Reformismo burgués
Si para algunas organizaciones o dirigentes sociales y políticos populares,
los gobiernos que ocupan Caracas, Quito y La Paz se convierten
en los enemigos a vencer, -como dice Borón: a menudo en estrecha
asociación con organizaciones abierta o veladamente instrumentales a
la política imperialista en la región- mucho más lo son los gobiernos
moderados a los que directamente consideran como la continuidad o
que son lo mismo que los neoliberales. Sin embargo, basta ver la virulencia
con que los atacan desde las oligarquías, desde los grupos de poder más concentrados, los monopolios de la comunicación y las derechas
políticas, para darse cuenta de que, al menos, no encarnan su proyecto,
y más bien los molestan y perjudican en sus cuotas de acumulación
y dominación ideológica, lo que es una buena noticia para los pueblos.
Con ello se plantea el dilema para aquellas organizaciones que se proponen
ir más allá de un reformismo burgués, acerca de si construir
“desde adentro” con todas las críticas y luchas que deban darse, o
desde afuera de las alianzas que sostienen a esos gobiernos más
moderados. Tal como se debatía en las experiencias nacionales y populares
de los años ’40 y ’50. El punto es cuál de las dos posturas favorece
a la acumulación de fuerza para el pueblo, y a la realización de sus
intereses aunque sean los más inmediatos. Es decir, cuáles alineamientos
propician el terreno para avanzar y afianzar las fuerzas populares
que permitan en algún momento -de claudicar estos gobiernos o
de sobrevenir la reacción- plantearse con realidad, es decir con fuerza
propia, o, mejor dicho, hegemonizando la fuerza social política popular,
el pasaje a la lucha anticapitalista. ¿Desde adentro de esa fuerza social
política que gobierna o desde afuera? Si fuese la segunda opción,
¿cuáles alineamientos se producen objetiva y subjetivamente?
¿Afianzan el poder de la clase obrera y del pueblo? ¿Qué fracciones
sociales acaudillan o dirigen esas fuerzas opositoras?
Reflexiones finales
Hemos revisado algunos elementos que remiten al pasaje de la lucha
por la liberación nacional a la de liberación social, aunque históricamente
se han dado de manera imbricada y ha habido elementos de las
dos, ha predominado uno u otro carácter. Actualmente se debate en
algunos territorios qué carácter debe predominar. Retornan las mismas
preguntas que se reactualizan en cada oleada histórica de ascenso de
las luchas populares: si hay condiciones para superar el capitalismo o
se debe y puede reconstituir países independientes con desarrollo capitalista
inclusivo o redistributivo.
Por ahora, el mapa político latinoamericano aparece dividido en esos
tres campos políticos que presentábamos al principio y en este gran
partido de disputa nuestroamericano la balanza parece inclinarse a
favor de los pueblos, aunque hemos perdido algunos jugadores e incluso
las clases dominantes, ofuscadas ante tanto pueblo protagónico,
libran sus luchas también en las calles. También las clases dominantes
han logrado grados de avance en la reconstitución de las representaciones
políticas de la oligarquía financiera que se expresa en mejores resultados electorales, algunos con chances de triunfar, de las derechas
políticas (como en Venezuela, en la Argentina y en Brasil).
Sin embargo, algunos elementos endógenos críticos hacen tambalear
los resultados en aquellos destacamentos más avanzados del campo
popular en América latina: la imposibilidad de avanzar en la expropiación
de los medios de producción, porque no lo permite la correlación
de fuerzas políticas internas y menos las internacionales, lo que conlleva
a la convivencia con el gran capital concentrado y monopólico al interior
de los procesos de transición al socialismo. Al mismo tiempo las
construcciones de estatalidad paralela popular conviven con el viejo
estado “corrupto y podrido”, y lo más delicado, el modo de elegir autoridades
gubernamentales que es un arma de doble filo, en tanto que permitió
la llegada de estas fuerzas social-políticas populares a los gobiernos
de los Estados, con amplias bases de legitimidad, desde adentro
del sistema institucional, pero que puede tornarse la vía de salida de los
mismos, si pesara la contrarrevolución ideológica en la batalla de ideas
que se libra.
Pero debemos rescatar con conciencia histórica que estamos en esa
batalla estratégica que libraba Cuba en soledad durante muchos años.
Durante la oscuridad neoliberal, sumidos en la tragedia de la historia, el
socialismo parecía una utopía pasada o lejana. Discutíamos como frenar
y sumar voluntades para impedir los despidos, las reducciones salariales,
como conseguir comida para las ollas populares, como zafar de
los planes restrictivos de “modernización” según el Banco Mundial para
las universidades, y la educación en general, cómo difundir la deslegitimidad
de la deuda externa, entre otras cosas. Hoy estamos discutiendo
cómo transitar al socialismo en importantes territorios de Nuestra
América, cómo construirlo, los desafíos y problemas concretos que aparecen,
cómo profundizar la unidad latinoamericana. Seamos conscientes
de ello. Como afirma García Linera: “nunca antes se había dado
esta sincronicidad de gobiernos progresistas, revolucionarios y sociedades
civiles despiertas. Algunos dirán ¿tiene sus límites esto? Unos
son más progresistas otros son más revolucionarios, pero no importa,
tienes un continente que se ha adelantado al mundo. Mientras en
Europa y en EUA estamos discutiendo cómo le ponemos parches a un
régimen neoliberal que se cae a pedazos y que está en su proceso de
degradación interna, acá estamos pensando cosas más allá. (…) En términos
intelectuales las ideas más sugerentes de cómo construir una
civilización que vaya más allá del capitalismo, están emergiendo de
América latina”.
En sí mismo es un gran avance conquistado por las luchas populares:
de las luchas contra el hambre, miseria y desocupación, y de un gran
Transformación social en Sudamérica 61
desamparo y abandono social, se pasa a discutir qué modelos de sociedad
y desarrollo queremos. No porque haya desaparecido el hambre,
pero se redujo en proporciones considerables25. En los ámbitos gubernamentales
de algunos de nuestros países se ha pasado de festejar el
fin de la historia con la absoluta frivolidad de la elite política, a debatir el
marxismo en los mismos palacios de gobierno, las estrategias de transición
al socialismo, el antiimperalismo. ¡A los/as más viejxs no deja de
asombrarnos!
Pero aquellas preguntas que se abren y reabren permanentemente
para quienes nos posicionamos desde los intereses populares, sólo
podrán ser contestadas por la alquimia de la praxis dialéctica de la historia:
es decir de la lucha de clases. Y sobre aquella acerca de cuándo
están dadas las condiciones para avanzar. Sabemos que no hay ni destinos
escritos, ni libros de recetas, sino la posibilidad y necesidad de lectura
de la historia e interpretación del presente. No contamos con un
observador suprahumano que nos diga en qué punto estamos parados
de esa serie infinita de paralelogramos de fuerzas que, explicaba
Engels, dan origen a una resultante: el hecho histórico. Ni sabemos
para dónde disparará el vector de la historia. Sino que, inventar y tal vez
errar, es la única opción habiendo estudiado, debatido y calculado
estratégicamente las posibilidades. No censuremos ni el estudio, ni el
conocimiento, ni el debate: profundicémoslo… porque el vector de la
historia, aunque no lo veamos, se mueve en alguna dirección fruto de
las luchas que se libran.
Bibliografía
Artículos publicados en internet,
artículos de libros y libros:
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25 Según Ignacio Ramonet (Página 12, domingo 9 de junio 2013) los gobiernos de
Venezuela, Brasil y la Argentina sacaron a 60.000.000 de personas de la pobreza.
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Planificación y Desarrollo, Ecuador.
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