Los jaguares de Chalchuapa y la civilización maya
Federico Paredes Umaña
El Faro / Publicado el 15 de Abril de 2013
Los recientes hallazgos arqueológicos en Chalchuapa a cargo del Dr. Ito, el Lic. Shibata y el Lic. Alvarado aportan nuevos e interesantes datos al escaso conocimiento que tenemos sobre las sociedades prehispánicas que habitaron el occidente de El Salvador hace unos 23 siglos.
Los dos monumentos tallados en piedra reportados por dicho proyecto pertenecen a una tradición escultórica que llamaremos “Cabezas de Jaguar” y que según mis investigaciones se distribuye en los actuales departamentos de Ahuachapán, Sonsonate y Santa Ana.
Desde el año 2006 que inicié mis investigaciones sobre monumentos esculpidos de la época prehispánica del sureste de Mesoamérica, he podido registrar 50 esculturas de dicha tradición. Estos monumentos y sus creadores son el tema central del presente escrito. Parte de esta información la he difundido ya en trabajos académicos, así como en foros profesionales de arqueología en El Salvador, Guatemala, México, Canadá y Estados Unidos y forman parte de mi tesis doctoral por la universidad de Pennsylvania (2012). Recientemente he puesto a disposición del público general el sitio web www.cabezasdejaguar.com.
Contribuciones al surgimiento de la civilización maya
Sabemos que los antiguos pobladores de estas regiones crearon y usaron estos monumentos de piedra algunos cientos de años antes de la terrible erupción volcánica de Ilopango que se produjo entre los siglos IV y VI. Así lo demuestran los trabajos arqueológicos de Robert Sharer, realizados en Chalchuapa en los años 60´s. Mis propios trabajos al frente del Proyecto Arqueológico Ataco (2009-2011) demuestran que los primeros ejemplos de esta tradición están asociados al surgimiento de la civilización Maya en el sureste de Mesoamérica, y poco tienen que ver con el llamado horizonte Olmeca, por ser este mucho más antiguo (1200-400 AC). Mis investigaciones me permiten señalar que las cabezas de jaguar más antiguas reportadas a la fecha fueron talladas en el periodo Preclásico Tardío, es decir entre el 300 AC y el 250 DC. Sin embargo, la tradición bien puede ser mucho más longeva. De hecho los datos de mis investigaciones en Ataco señalan que hacia el año 1000 DC, tres de estos monumentos, originalmente tallados durante el periodo Preclásico fueron objeto de culto y veneración. A pesar de este dato bien documentado, la relación de las cabezas de jaguar con la arqueología de los grupos Nahuas en El Salvador es todavía difícil de establecer. Por lo antes expuesto, lo más adecuado es señalar que las cabezas de jaguar son una innovación local del sureste de Mesoamérica (actuales territorios del occidente de El Salvador) durante la gestación de la civilización Maya.
¿Que nos dicen los monumentos de piedra prehispánicos?
Los monumentos en piedra nos hablan de la historia y los procesos sociales que ocurrieron en los territorios del actual occidente salvadoreño muchos siglos antes de que existiera la república. Nos hablan de sociedades que alcanzaron desarrollos sofisticados y comparables con otras regiones del planeta tierra en donde la vida social tomó formas organizadas. La arqueología del occidente de El Salvador nos permite conocer los restos materiales de grupos humanos con clases sociales muy bien diferenciadas hacia el año 200 AC. En esta época, el poder de los gobernantes era retratado en piedra y a estos retratos se sumaban anotaciones calendáricas, escritura jeroglífica y retratos de los mismos gobernantes ya sea de pie durante un rito público o sentados sobre tronos. Así lo demuestran las estelas talladas con retratos de gobernantes en diferentes sitios arqueológicos de Mesoamérica. Dos monumentos de estas características han sido localizados al este del Río Paz, uno en Chalchuapa y otro en Ataco. En el caso de las cabezas de jaguar, sostengo que dichos monumentos son testimonio de las prácticas mágico religiosas de las sociedades que las crearon y que estas fueron usadas para apuntalar el poder de los gobernantes. Esta conclusión se deriva de que las cabezas de jaguar se usaron en asociación a las estelas talladas con los retratos de gobernantes. Las estelas talladas representan el retrato de gobernantes, un cargo de carácter hereditario que se confiere a los líderes políticos de diversos núcleos poblacionales en el sureste mesoamericano en los albores de la civilización maya.
Los monumentos de la tradición cabeza de jaguar se usaron en grupos de tres. Así lo demuestran los hallazgos en Ataco, Ahuachapán y en Tapalshucut, Izalco. El Museo Nacional de Antropología en San Salvador resguarda 15 de estos monumentos, el resto se encuentra en propiedades municipales y en colecciones particulares. Las condiciones de conservación de estas piezas varía dependiendo de muchos factores, pero ese tema amerita un artículo por separado.
El peso de un nombre
Estos monumentos fueron llamados “jaguares estilizados” a principios del siglo XX, particularmente en dos publicaciones de arqueólogos norteamericanos, uno en 1915 y otro en 1940, de estos escritos se desprende la asociación del jaguar con el estilo en cuestión. También hay que decir que durente aquellos años, muchos de los elementos zoomorfos del arte indígena de las Américas se interpretaban como felinos y particularmente como jaguares. El hecho histórico es que casi todas las referencias a estos monumentos en la literatura posterior fueron cimentando la idea de que se trataba de jaguares.
A pesar del peso del nombre, es necesario aclarar que este solo debe orientarnos para identificar el estilo como tal, y no debe pesar en la búsqueda del antiguo significado de los monumentos. También sugiero que las proporciones del rostro son semejantes al rostro humano, por lo tanto son representaciones zoo-antropomorfas que conjugan elementos de la anatomía humana con elementos de felinos, aves y reptiles entre otros. La posibilidad de que también incorporen atributos de mamíferos voladores, como lo han propuesto los investigadores japoneses resulta interesante.
El occidente de El Salvador y el sureste de Mesoamérica en el periodo Preclásico.
En la vertiente del Pacífico existen al menos 9 entidades políticas que cuentan con evidencia de estelas talladas durante el periodo Preclásico (400 AC-250 DC). Estas entidades son: Izapa, El Jobo, Takalik Abaj, Chocolá, El Baúl/Bilbao, Kaminaljuyú, El Portón, Chalchuapa y Ataco. Estos centros de gran importancia regional se pueden interpretar como ciudades estado, con influencia política sobre sus vecinos más pequeños y con niveles de autonomía y competencia entre ellos. En una escala más local, existen todavía muchas preguntas que formular y responder, por ejemplo una que atañe a la relación entre los gobernantes de Chalchuapa y los de Ataco. Si bien no tenemos suficientes elementos aun para contestar esta interrogante, podemos decir que ambos centros utilizaron estelas talladas y cabezas de jaguar como monumentos públicos. La naturaleza de sus relaciones políticas es un tema sumamente interesante, pero todavía difícil de conocer. Nuevas investigaciones dirigidas a esclarecer estos aspectos resultarían de gran utilidad.
Para referirme a lo relevante que es la arqueología del occidente salvadoreño en el estudio de las antiguas dinámicas regionales del sureste mesoamericano del periodo preclásico, he acuñado el término “zona nuclear de las cabezas de jaguar”. Con este calificativo me refiero a una región de unos 3000km2 localizada al este del Río Paz que incluye zonas costeras, montañas, volcanes y fértiles valles, y que se caracteriza por concentrar los hallazgos de monumentos de la tradición cabeza de jaguar en asociación con otros monumentos tallados en piedra, que son: a) Estelas Talladas b) Estelas Lisas y c) Barrigones.
A manera de cierre
La zona nuclear de las cabeza de jaguar en el sureste de Mesoamérica es una propuesta original que permite la exploración de símbolos locales y dinámicas regionales como procesos complementarios en la formación de sociedades complejas tempranas. El estudio de varias tradiciones escultóricas es usado para iluminar la vida social durante el Preclásico Tardío (ca. 300 ac-250 dc). La zona nuclear está definida por la distribución geográfica de una tradición monumental identificada por Francis Richardson en su artículo de 1940: Escultura Monumental No Maya de América Central.
La tradición escultórica cabeza de Jaguar consiste en rostros estilizados tallados en bulto, distribuidos principalmente en el actual territorio del occidente salvadoreño. Dicha región abarca un área de aproximadamente 3000 km2 al este del Río Paz. A la luz de nuevas evidencias, se propone como una representación de actividades de índole mágico religioso, descritas por muchos autores como chamanismo. Los datos considerados muestran que se asocia con la centralización del poder político en un escenario regional de estados teocráticos o estados arcaicos emergentes. Mi investigación pone de relieve las estrategias de los gobernantes para apuntalar su poder y describe cómo la escultura monumental fue parte de dichas estrategias. Junto al surgimiento de las capitales regionales en el Sureste de Mesoamérica ocurre la institucionalización de los sistemas de creencias. La zona nuclear de las cabezas de jaguar representa la oportunidad para documentar procesos locales de evolución sociopolítica en el sureste mesoamericano durante los inicios de la civilización Maya.
*El autor es arqueòlogo salvadoreño y Becario del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.