Las votaciones del 2015, mercado y poder
septiembre 01, 2014 Voces Comentar
Publicado en: Contracorriente – Dagoberto Gutiérrez, Nacionales, Política, Voces Ciudadanas
Con anticipación, con premura y con abundantes noticias, las empresas partidarias se preparan para las competencias del 2015, es como el juego que se entabla entre los guepardos y las gacelas en el desierto del Kalahari, ambas son a muerte, ambas tienen premura y también transcurren a pleno sol, claro que en ambas no son visibles los hilos determinantes de la cacería.
El 2015 se realizará una votación culminada porque la sociedad de Mercado Total que funciona en El Salvador puede desplegar a sus criaturas en la llanura. Veamos atentamente las piezas maestras de la maquinaria electoral: se trata de un juego, el juego llamado democracia en donde los jugadores ya no son ni ciudadanos ni electores, son apenas, muy apenas, votantes y esto quiere decir que son clientes de una serie reducida de empresas que participan en el mercado de los votos.
Estas empresas son partidos políticos previamente registrados pero no controlados, con autorización para participar en el negociado de los votos, estos clientes carecen de derechos porque el juego en el que ellos participan tienen reglas establecidas sin su participación, tampoco tienen derechos para controlar y mucho menos fiscalizar la gestión de los candidatos por los que ellos votan, es decir estos clientes son ciegos de nacimiento pero siempre siguen votando, una y otra vez.
En el 2015 las empresas partidarias llevan a los cargos públicos a sus jefes y propietarios, a una cabecera que garantice que el botín de la administración de la cosa pública funcione como una verdadera empresa con condiciones para hacer negocio, los mejores negocios en donde el mercado cuente con la subordinación de los aparatos estatales en beneficio de la ganancia y la utilidad, de eso se trata el acceso a un cargo público, es más en algunos casos los jefes no llegaran a ser ni funcionarios pero tendrán el cargo por si lo necesitan tanto para su seguridad como para las decisiones importantes.
En este momento han desaparecido todos los linderos y las fronteras ideológicas, porque todos y todas las empresas son eso, empresas y como nunca, en ningún momento anterior tuvimos ante nuestros ojos la evaporación de izquierdas y derechas, de centros o de liberales. Todos los participantes funcionan como mercaderes en un mercado gigantesco que ha sido convertido en sociedad y que ha alterado la relación por que antiguamente, el mercado era parte de la sociedad mientras que hoy es la sociedad la que busca acomodo en el mercado, es la sociedad la que es parte del mercado, las votaciones del 2015 son el escenario que presenta este drama muy real y muy amargo.
Entre uno y otro participante no funcionan linderos ideológicos como ya hemos dicho; pero tampoco funcionan alambradas programáticas, se trata de evitar, a toda costa, que la clientela aprenda a mirar las cosas que no se miran, a volver visible lo invisible, a entender lo que es oscuro, a distinguir entre los amigos y los enemigos, a descubrir además sus propios intereses y a pensarse como clase para sí, todo esto es lo que constituye el pensar político.
El trabajo de las empresas llamadas partidos políticos consiste en evitar justamente eso, el pensar político, porque se trata precisamente de impedir el acceso a la política y a la lucha política de millones de personas que no deben descubrir que serán fuertes cuando construyan su propia fuerza, por eso todo el mercado electoral debe permitir ahuyentar y desterrar todo olor y todo color a realidad, de tal manera que los clientes voten por colores, por sonidos, por rostros; pero no por caminos de salida a la crisis, mucho menos por proyectos que garanticen el trabajo digno, ni el pan, ni el agua, ni el futuro de nadie, se trata de una danza de candidatos y de votantes en un carrusel que no tiene principio ni fin.
Por supuesto que funciona una alianza entre partido político y aparatos ideológicos y esta alianza establece que la campaña debe empezar lo más pronto posible porque así y solamente así, aumentará el negocio para las televisoras, radios, diarios y revistas, y además rápidamente la cabeza de los clientes es amarrada y maniatada en el poste encebado de la publicidad y el carrusel de luces y colores embruja rápidamente a sus víctimas.
El botín es atractivo y jugoso, garantiza control y cartas de negociación, actualmente la clase dominante sigue siendo la burguesía oligárquica tradicional que controla los aparatos fundamentales, el judicial y el legislativo políticamente y el ejecutivo filosófica y políticamente, pero hay una burguesía en ascenso que es la que controla una parte del ejecutivo que busca negociar con esta cúpula, para participar en los mejores negocios; su control del aparato legislativo numéricamente y de los gobiernos locales es una carta negociadora fundamental y eso, precisamente eso es lo que se juega en el 2015, en otras palabras es el equilibrio entre la política y la economía.
Esta relación se mueve históricamente y en unos momentos predomina una y en otros momentos predomina otra, en uno la economía y en el otro la política, actualmente es, a nivel planetario la economía la que establece el juego y la regla, pero el problema es que teniendo poder para impedir el cambio de reglas resulta que el juego deja de funcionar eficientemente a partir de sus propias dolencias internas, eso ocurre en El Salvador donde resulta ser el Estado, ese poder oscuro, fáctico aunque no visible el que ya no expresa la realidad y las correlaciones que se mueven en la sociedad actual y el orden establecido ya no es el orden funcionante, a todo esto se le llama Crisis Histórica, pero las votaciones del 2015 no están en sintonía con la solución a este problema que es el problema fundamental del proceso político del país, es decir el problema del Estado, el problema del poder político real y la necesidad de una nueva democracia que supere a la electoral y camine por la vía de la participación.
Veremos cómo funciona la clientela el día de mercado.