Cuba: la Teología de la Prosperidad, donde la fe lo puede todo

Cuba: la Teología de la Prosperidad, donde la fe lo puede todo.
Por: Mario Hechavarria Driggs.*
agosto 08, 2012

“Si usted tiene dificultades económicas, es que no está orando como debe…y si no ora bien, no puede tener la bendición de Dios”…así predicaba el pastor de la Iglesia del Nuevo Pacto, ubicada en la barbacoa de una vivienda en la Habana Vieja….., “para tener el refrigerador lleno de comida, hay que orar de noche y de día.”

La capital se está llenando de “casas culto” en las que se predica la llamada “Teología de la Prosperidad”, movimiento religioso surgido en los Estados Unidos, que asocia el éxito económico con el respaldo divino y tiene su fundamento en citas bíblicas sacadas de contextos…,”Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” Flp 4,13 “El Señor es mi Pastor nada me falta”, Sal 23, etc.

En el culto se canta efusivamente, la gente llora, le pide dinero a Jesucristo, un carro, una visa, se expulsan demonios, sanan enfermos, y se “empastan dientes y muelas” por la acción del espíritu. Todos buscan la bendición de Dios en forma material, la pobreza es diabólica.

Al final se recoge la ofrenda, para el “sostenimiento” del Pastor y se reparte un vasito de refresco instantáneo, los congregados sienten una sensación de poder… “Estamos en Victoria”.

En una sociedad marcada por la frustración, la miseria y el miedo, la “Teología de la Prosperidad”, viene siendo como la cocaína para el espíritu, muchos la buscan para huir de la realidad.

En los hospitales, “cristianos ungidos” han intentando desconectar los equipos de la unidad de terapia intensiva, para orar por los enfermos y sanarlos. Algunos dicen que los pacientes psiquiátricos están endemoniados, hay que expulsar a los demonios.

A continuación, el nombre de algunas “iglesias” habaneras, que predican la Teología de la Prosperidad: “La Familia de Dios”, “Lluvias de Gracias”, “El Shaddai”, “Hablando en Lenguas”, “Fuego Divino”, “Estrella de Belén”, “Los Mambises de Dios”, “Los Aleluyas”, “La Iglesia de las Casas”, “Cristo Viene”, “Cristo esta Aquí,” “Pan y Pescado” y los 666.

Las iglesias tradicionales, sostienen que estas casas culto atentan contra la unidad de los cristianos y la sana doctrina, por lo que no se deben permitir, sin embargo el gobierno las tolera: “Siempre que estén invocando a Dios o al diablo, no habrá problemas”.

*Periodista independiente cubano, radica en Ciudad de la Habana, Cuba y sus artículos pueden ser leídos en los sitios de Internet de temas cubanos.

El escandaloso modelo de negocios de la multinacional Wal-Mart

El escandaloso modelo de negocios de la multinacional Wal-Mart
Por María José Gaona / 17.12.2014

La cadena norteamericana de retail, financiamiento e inmobiliaria Wal- Mart, creada por Sam Walton, llegó a Chile en 2008 marcando un profundo quiebre en cómo se concebía el retail. Hasta ese momento, las grandes cadenas no tenían la presencia ni la relevancia en el PIB que hoy muestran. Por ejemplo, la Utilidad de Walmart Chile subió a un 27,6% en el segundo trimestre del 2014, a pesar de la desaceleración del consumo.

Con la llegada de la empresa más grande a nivel internacional, desembarcaron también las prácticas de un modelo que ofrece bajos precios a los consumidores, pero un alto costo para sus trabajadores. La historia de la empresa de Sam Walton es la historia de el avance mundial de la precarización del trabajo.
Sindicatos, enemigos del gigante azul

Manuel Díaz, presidente de la Federación Nacional del Trabajador Walmart asegura que tras 7 días de huelga general, “la compañía Walmart está mostrando su verdadera cara”. Según los trabajadores, la empresa está perdiendo 3.500 millones de pesos por día de movilización. Evidentemente las pérdidas económicas son mayores y críticas en un mes como diciembre, donde el consumo del retail se multiplica. La pérdida entonces, es doble. Sin embargo, y a pesar de que quizás el ahorro de la multinacional sería mucho mayor al llegar a un pronto acuerdo con sus empleados, mantienen una actitud reacia a la negociación.
Walmart es reconocida a nivel mundial por su intensas prácticas antisindicales. En Estados Unidos, la empresa es el empleador privado más grande de Estados Unidos, con más de un millón 300 mil trabajadores.
El uso de varias razones sociales para un mismo giro, más conocido como multirut y la subcontratación de personal son los principales mecanismos que tiene una empresa para evitar la organización sindical. Sin embargo, Walmart en Chile decidió disminuir la enorme cantidad de razones sociales, lo que decantó en una mayor capacidad de organización de sus trabajadores. El resultado: la primera huelga general en la historia de los supermercados Líder.
Alicia Gariazzo, autora de “La Industria del Retail en Chile y el Modelo Walmart”, explica en su documento que “para esta empresa la sindicalización es una conducta grave. Ha instruido a sus administradores no contratar trabajadores que alguna vez hayan pertenecido a algún sindicato, y despedir a los trabajadores que muestren indicios de “aptitud sindical”. Cuando un sindicato trata de organizar a un conjunto de tiendas de WalMart, expertos laborales viajan de inmediato desde Bentonville, su casa matriz, a deshacer lo realizado”.
Las amenazas, la creación de sindicatos pro empresa y el incentivo económico personal también son estrategias que los trabajadores de los supermercados Líder, Ekono y A Cuenta destacan durante el curso de esta movilización.
Paulina Andrade, periodista y co autora del libro “Los pasos del elefante. El Imperio de Herr Paulmann” (Ediciones Radio Universidad de Chile), asegura que “cuando llega Walmart, importa prácticas como la antisindicalización que antes en Chile no estaba tan marcado. Su llegada impacta para todos lados, a través del llamado efecto Walton”.
La investigadora señala que “de acuerdo a un informe de Human Rights Watch del año 2007, entrega instrucciones explícitas a sus gerentes para evitar la constitución de sindicatos. El manual recibe por nombre “Caja de herramientas gerenciales” y es básicamente una guía que explica “cómo permanecer libres de sindicatos en el caso de que los representantes sindicales elijan su establecimiento como el próximo blanco”.
Afuera de un supermercado Líder Express en Av. Rancagua con Seminario, Norma toca un tambor junto a sus compañeros y se pregunta: “¿Acaso el gerente no es una persona racional? Con lo que han perdido en estos días ya nos podrían haber pagado el reajuste”. Manuel Díaz señala que desde su visión, “no es un problema de plata para la compañía…a ellos no les interesa, yo creo que lo que es importante para la compañía hoy no son las lucas, es tratar de destruir las organizaciones sindicales que hoy operan de forma autónoma”.
De Precariedad Laboral a Esclavitud
Walmart-superJumbo. La empresa de la familia Walton se convirtió en 2002 en la corporación más grande del mundo, exhibiendo un capital similar o superior al de 161 economías nacionales. Su estrategia consiste básicamente en ofrecer bajos precios creando un efecto local bajando la calidad de los salarios, especialmente en las comunidades más pequeñas.
Un estudio del National Bureau of Economic Research concluyó que se habían reducido los salarios de todos los miembros de una comunidad en un 5%, en todas aquellos lugares donde Wal-Mart había operado por 30 años.
Manuel Díaz asegura que “es verdad que Walmart es una de las empresas que da más trabajo a nivel mundial, pero yo agregaría un adjetivo a eso: da harto trabajo pero precario en Chile y el resto del mundo”.
El agobio laboral es relatado por el dirigente como una práctica común, donde “se insultaba a los trabajadores, les hacen trabajar ocho horas, marcar la salida y después seguir trabajando, no te puedes ir si no terminas el trabajo. Por ejemplo, el Líder de Gran avenida llegó a tener 730 trabajadores y hoy hay 420 que trabajan el doble. Ejemplos como esos se dan en todo el país”.
Sin embargo, la precarización no solo se ve reflejada en sus propios trabajadores, sino en las estrategias para abaratar los costos desde los proveedores. El modo que ocuparon fue el de instalarse en pequeñas ciudades en crecimiento, multiplicándose y saturando los mercados locales, puesto que los comerciantes más pequeños no podían competir con sus precios. Así, domina el mercado de sus proveedores imponiéndoles bajos precios, la calidad de los productos y el espacio que les adjudicará en sus tiendas.
El abuso de la precarización de los trabajadores que proveen a Walmart es escandaloso. Según los antecedentes de la economista Alicia Gariazzo, la empresa opera campamentos de trabajo esclavo en el extranjero, a través de proveedores, e incluso en su nombre.
“Uno de los campos es la fábrica Daewoosa en Somoa, isla americana en el Pacífico donde 230 trabajadores, la mayoría mujeres jóvenes de China y Vietnam, trabajan en condiciones de servidumbre. Según se informa reciben salarios miserables, son golpeadas, hambreadas, acosadas sexualmente y amenazadas con la deportación si protestan.
En febrero de 2003, en una corte de Hawaii, el propietario de la fábrica, Kil Soo Lee, fue encontrado culpable de contratación bajo condiciones de servidumbre. La fábrica produce para Wal-Mart bajo la marca Beach Cabana de Wal-Mart”.
“Nosotros podríamos decir que el alto costo para los trabajadores termina en consecuencia de los bajos precios al consumidor. Al trabajador de Walmart se le está explotando para poder pagar menos y eso se reduce ni siquiera en los precios bajos, sino en las altas utilidades de esta compañía”, denuncia el presidente sindical, quien asegura que “Nosotros somos creadores de esa riqueza pero nos sacan la cresta, perdón que lo diga así. En otros países esto lamentablemente ocurre pero no vamos a permitir que en Chile ocurran, no señor”.

El Paradigma Neoapostólico Latinoamericano

EL PARADIGMA NEOAPOSTOLICO LATINOAMERICANO: UN DIALOGO HERMENEUTICO
George Reyes

El paradigma neoapostólico ha despertado inquietud dentro del contexto evangélico latinoamericano contemporáneo en general. Esta inquietud se extiende incluso a la comunidad hermenéutica que considera que el texto [1] sagrado es la revelación escrita de Dios la cual, aunque fijada en un horizonte cultural diferente al nuestro, continúa siendo palabra viva, autoritativa y relevante que, por ese mismo hecho, debe tener centralidad en la tarea hermenéutica y permitírsele hablar libremente en la misma. [2]

Como agentes del Reino, nos interesa sobremanera saber lo que Dios pueda estar haciendo hoy en nuestro alrededor, ya que El, como el Señor de la historia, puede obrar en ella según sus soberanos y bienhechores propósitos. [3] Por eso no podemos ni queremos relativizar ese señorío ni ese obrar; lo que sí podemos y queremos es seguir ejercitándonos en la interpretación de los signos de los tiempos, pero no sólo en sintonía con el Espíritu y en comunión con la iglesia, sino también en sujeción al texto sagrado. [4] Es que cualquier testimonio de ese obrar en la realidad sociohistórica contemporánea debe estar fundamentado en ese texto y no en ninguna agenda o percepción preferencial humana.
Es necesario y urgente que así sea, mucho más en un contexto como el nuestro evangélico actual donde otras prioridades suelen ocupar el lugar central que le corresponde a la exposición seria y contextualizada del texto, pero donde también el mismo suele ser violentado hermenéuticamente a la propia conveniencia. Así, pues, el fundamento hermenéutico-exegético ha de ser un parámetro con base al cual se pueda medir la legitimidad de cualquier testimonio de fe o movimiento religioso-doctrinal emergente.
La tarea que resta es, entonces, desafiante. Además de estudiar en el seno de la iglesia ese testimonio o movimiento, esta tarea consistirá en dialogar con ellos desde un ángulo hermenéutico-exegético. Y habrá que hacerlo sin generalizaciones, [5] cientificismo absolutizante ni, mucho menos, malicia para ninguno, pero sí con responsabilidad, discernimiento, posición teológica definida y, de ser necesario, con criterios hermenéuticos alternativos viables. Esto guía al propósito del ensayo.
El propósito del ensayo es triple: dos primarios y uno secundario de fondo. Aunque el aspecto constitutivo del paradigma neoapostólico latinoamericano pareciera ser, al igual que el de los movimientos neocarismáticos, línea evangélica dentro de la cual se inscribe, básicamente una experiencia, un propósito primario es discernir la tendencia hermenéutica bíblica global que subyace detrás de su modo de leer el texto bíblico; el otro primario es dialogar crítica y constructivamente con esa tendencia. Y el secundario, aunque no por eso menos importante, es proponer algunos criterios hermenéuticos filosóficos analógicos que considero hacen mayor justicia al texto y son abiertos críticamente al actuar de Dios en la realidad histórica contemporánea.
El ensayo consta de tres partes restantes. La primera hace una lectura descriptiva, breve y aproximada del paradigma en mención, a fin de ver su modo de leer el texto para así poder articular su tendencia hermenéutica global; la segunda, al tiempo que dialoga con esta tendencia, propone entretejidamente los criterios hermenéuticos antes señalados; y la tercera hace una conclusión general a modo de síntesis.
Debo subrayar, finalmente, algo que considero incide en la naturaleza y alcance del ensayo. Esto es que el paradigma neoapostólico es, además de multiforme, emergente y difuso, por lo menos en Latinoamérica. Esta emergencia y falta de definición pone al lector de este paradigma en mayor riesgo de proyectar su propia subjetividad, y permite a la vez que el ensayo sea provisional y limitado en todas sus partes y aspectos. [6]
Una limitación evidente es que aquí, por cuestión de espacio y tiempo, no realizo una lectura alternativa de los textos usados por la hermenéutica neoapostólica, aunque para más de alguno remito oportunamente a una bibliografía personal; tampoco realizo una lectura alternativa de la historia contemporánea. [7] De modo que este trabajo debe ser considerado como lo que en realidad es: un esfuerzo ensayístico limitado de diálogo hermenéutico y abierto al mismo, especialmente con aquellos que posean la misma pasión.
I. LECTURA DESCRIPTIVA DEL PARADIGMA NEOAPOSTOLICO LATINOAMERICANO Y SU HERMENEUTICA
El propósito primario de esta parte es hacer una lectura descriptiva, breve y aproximada del paradigma neoapostólico latinoamericano, especialmente de sus enseñanzas centrales. [8] El fin de esta lectura es ver el modo cómo este paradigma lee el texto bíblico para poder de aquí articular su tendencia hermenéutica global subyacente. Para entender algo del impacto que la realidad socio-cultural e ideológica contemporánea ejerce sobre la iglesia, es importante leer primero, aunque sea brevemente, el fenómeno de la globalización, especialmente su ideología en torno al poder.
El fenómeno de la globalización: Marco espacio-temporal cultural e ideológico contemporáneo
El mundo entero, incluyendo Latinoamérica, se globaliza. Aunque este proceso no es reciente, el consenso general es que habría comenzado con la caída del muro de Berlín (1989) y la posterior incorporación de la Europa del Este a las economías de mercado (Deiros 2006a:2). [9] Este proceso, que es en sí un fenómeno ambivalente e irreversible de unificación del mundo a partir del sistema económico neoliberal, se extiende paulatinamente a todos los continentes y rediseña sustancialmente nuestro marco espacio-temporal (Samuel 2002:9; Lot 2002:101-110). [10] Por eso, a la hora de leer este proceso es valedero hacerlo también usando la ideología del poder como clave hermenéutica, a fin de poner en evidencia uno de sus más oscuros vectores y lo que estaría ocurriendo hoy también en determinados círculos evangélicos posdenominacionales. [11]
El filósofo africano F. F. Lot (2002:105-110 cp. Touraine 2002:327-329; Padilla 2004:55) arguye que el proceso de globalización toca las campanas fúnebres para la diferencia cultural, [12] pero también para la libertad y dignidad individual, al promover el dominio de los unos (los que tienen el poder) y el sometimiento de los otros (los que carecen del poder). Es que este proceso es fruto del “progreso” tecnológico, de la ampliación de los mercados y del intercambio de los mismos; siendo así, prosigue Lot, está mediado, controlado y legitimado por el discurso ideológico capitalista neoliberal, que subraya esencialmente la libre competencia y la maximización de la rentabilidad, pese aún a la inestabilidad e incertidumbre financiera subyacentes en el proceso.
Ya que el énfasis es en una libre competencia mal orientada institucionalmente, la globalización, opina Lot, se presta a actitudes opresivas. Tal cosa es así, prosigue este autor, porque esta mala orientación permite no sólo el surgimiento de posiciones dominantes de poder y relaciones de fuerza, especialmente entre grupos de presión, sino también la evasión de la práctica y promoción de la justicia por parte de los mercados que tienden a remunerar el esfuerzo y la oportunidad. Es así cómo, según Lot, el proceso de globalización amenaza el equilibrio entre sus actores nacionales e internacionales. [13]
A lo anterior, habría que agregar otro poder que, al recurrir a discursos con saberes o verdades legitimadoras aliadas al poder económico, acrecienta el consumismo, la sensación de carencia y el deseo de acumular riqueza y dar culto a la persona o a su imagen. [14] Este es el de los medios masivos de comunicación que amenaza, además del equilibrio anterior y al igual que la propia globalización, la solidaridad y el respeto a la dignidad humana y la conciencia individual diferenciada, valores bíblicos fundamentales.
Así que, de una forma u otra, la globalización conlleva en sus entrañas el virus del poder “perverso”. No es de extrañar por qué los grupos de poder suelen recurrir no sólo a la persuasión de la imaginación por medio, por ejemplo, del discurso comercial televisivo que opera como verdad ―hace de lo trivial prioritario y del espectador el centro y protagonista del universo―, sino también a la corrupción y al chantaje directo y descarado. En palabras de Plutarco Bonilla (2006), quien resume bien este juego de poder y sus tácticas más comunes:
Vivimos, en efecto, en una América, que como el mundo todo, se globaliza, aunque para lograrlo, los poderosos usen no sólo la persuasión sino también el chantaje (probablemente más éste que aquella). En el proceso de globalización del que somos testigos, lo que prima no es la atención de los grupos humanos más necesitados… La prioridad la tiene la obtención del poder [“perverso”] (que dan la posesión de bienes materiales, de riquezas naturales…, de conocimiento, de instrumento de destrucción selectiva y masiva). Las ansias de poder, casi de cualquier naturaleza, permean la vida de nuestros países y de nuestras comunidades… lo que presenciamos actualmente es que la gente se corrompe para obtener poder o más poder. Y una vez obtenido el poder, la corrupción aumenta en forma exponencial. La relación entre poder y corrupción no es una ruta de una sola vía; es una relación dialéctica. No en vano el autor de la carta a los Colosenses llama “idolatría” a la avaricia… (El énfasis es suyo).

Hijos del marco espacio-temporal
El pueblo de Dios está llamado a surfear y a responder inteligentemente a las olas del cambio. La realidad, sin embargo, se ha empeñado en demostrar que este pueblo no siempre ha cumplido esa tarea, ya que no está inmune a las influencias del marco espacio-temporal dentro del cual se gesta y desarrolla su ministerio.
Dentro del protestantismo latinoamericano actual, especialmente en algunos sectores posdenominacionales o neoapostólicos, lo anterior es confirmado en el desarrollo y práctica de un nuevo estilo de liderazgo pastoral; por ser semejante a su homólogo secular, este nuevo estilo tiende tanto a subrayar la figura del ejecutivo empresarial y su “éxito” económico como a orientar el ministerio hacia la obtención, manejo y conservación del poder, sacrificando frecuentemente la ética del evangelio. Describiendo algunos modelos históricos de pastoral, Samuel Escobar (2004:282; cp. Reyes 2004:6-9) observa:
Al presente un nuevo desafío lo representan los modelos de pastoral que han ido desarrollándose en las iglesias carismáticas y las llamadas megaiglesias posdenominacionales o neoapostólicas. Por su insistencia en pastores con dones carismáticos especiales recibidos de alguna personalidad autodefinida como “apostólica”, presentan un modelo de ministerio que enfatiza la cura de almas, reduce la tarea de predicación y enseñanza y busca un estilo autoritario de liderazgo, sin un marco congregacional o denominacional al cual se rinda cuentas de la labor. Este nuevo modelo se acerca mucho más al modelo medieval y sacramental que ha persistido en el catolicismo. Por ello parece encontrar eco en países de tradición católica. Podría decirse que el nuevo modelo carismático conecta con el modelo clerical propio de la cultura católica que ha permanecido en el subconsciente de nuestro pueblo.
Escobar generaliza. Pero puntualiza y trae a la mesa de discusión un estilo de liderazgo pastoral que, al igual que el propio de la globalización, debe seguir siendo evaluado desde una sustentable perspectiva bíblico-hermenéutica. [15]
Síntesis
Actualmente, vivimos un proceso uniformador que se describe como globalización que nos interna en la era del mundo aldea y de la cultura planetaria. Por ser un proceso ambivalente, la globalización es movida por valores ideológicos que crean actitudes y mentalidades contrarias a lo que el Evangelio enseña. En nuestro contexto evangélico, esto es evidente en los nuevos estilos autoritarios de liderazgo pastoral que vienen desarrollándose y practicándose en algunos sectores neoapostólicos. Estos nuevos estilos deben seguir siendo evaluados desde una sustentable perspectiva bíblico-hermenéutica.
Del paradigma de la cristiandad al paradigma neoapostólico
Con el fenómeno de la globalización, incluso el mapa religioso latinoamericano ha venido experimentando una drástica mutación estructural (Bastian 1997:13-19 cp. Escobar 1999:14-18). [16] En el campo protestante, esta mutación, la cual se ha venido acelerando con los cambios de paradigmas en proceso dentro de la historia cristiana, es evidente especialmente en el área de la eclesiología (Deiros 1997:100-132; 2006a:9).
Es que, en el campo protestante, opina Deiros (2006a:12-15), desde finales del siglo anterior está rayando en el horizonte un nuevo paradigma, quizás el final de la historia: el neoapostólico. [17] Según esta perspectiva, éste estaría dando paso a una tercera y nueva manera de ser iglesia y de cumplir con la misión; en otras palabras, estaría propiciando una revolución misionológica, con base a dos elementos esenciales en el mismo: (a) una marcada expectativa escatológica —que permite leer el presente a la luz del futuro, esto es, del “todavía no” del reino— y (b) una restauración del don de apóstol y de profeta. [18]
Tal revolución, expectativa y restauración, opina Deiros (2006b:1-2, 5), se justifican por dos razones esenciales. Habiendo prometido una restauración de todas las cosas antes del retorno de su Hijo, la primera es que Dios quiere que su iglesia sea hoy como lo fue al principio: “llena del Espíritu Santo y dotada con todos los dones necesarios para completar en estos tiempos finales la misión que le fue encomendada, mientras con denuedo predica el evangelio acompañada de señales y milagros”.
Debido al propósito anterior, la segunda razón es que nunca fue la voluntad de Dios que el don de apóstol y de profeta sean erogados, aunque con el correr del tiempo y con argumentos arbitrarios se los haya eliminado o se les haya cambiado el significado de su función en el Nuevo Testamento. [19] De ahí que, concluye él, Dios esté restaurando hoy en la iglesia ambos dones.
Los textos que suelen ser usados para argumentar la restauración anterior son Efesios 4:11-13 y 1Corintios 12:28. [20] Con base a ellos, se implica: “los apóstoles forman parte de un pueblo apostólico y la iglesia es una asamblea apostólica bajo la dirección de los apóstoles…La iglesia es apostólica…también en el sentido de que cumple un ministerio apostólico bajo el liderazgo de los apóstoles” (Deiros 2006b:4). [21] En la página cinco de la misma fuente anterior, Deiros se pregunta: “¿Qué dice la experiencia?” Y él responde:
Muchos cristianos alrededor del mundo sienten que algo más grande que Pentecostés está a punto de ocurrir: se viene un mover de Dios que va a eclipsar a cualquier otro gran movimiento en la historia del testimonio cristiano. La restauración del ministerio apostólico en la iglesia y el ejercicio del don de apóstol es una indicación de este poderoso mover del Señor en estos tiempos finales. Conforme el Señor va derramando más del Espíritu Santo… tanto más se están reactivando el don y el ministerio apostólico, a fin de preparar a la iglesia para la gran cosecha final. (El énfasis es mío).
De modo que, según esta manera de pensar, durante este nuevo milenio sucederán cosas jamás vistas después del primer paradigma apostólico. Entre ellas están una explosión apostólica creciente —que sacudirá al mundo— y un disfrute por parte de la iglesia tanto de los primeros frutos de otro avivamiento masivo —el propio del fin de los tiempos o del “todavía no” del reino— como de ciertas experiencias que no habrían estado en actividad en el transcurso del paradigma de la cristiandad. Estas experiencias son la democratización de los dones (carismas), la decadencia del denominacionalismo y el desarrollo de nuevos modelos experimentales (Deiros 2006a:16-19; 1997:100-108).
La democratización de los dones tiene que ver con un hecho interpretado en clave hermenéutica escatológica: su devolución hoy a los miembros de la iglesia, después de haber sido por muchos siglos un privilegio exclusivo del clero “profesional”. Este hecho está permitiendo que, por ejemplo, el pueblo actual de Dios sea cada vez más semejante al apostólico novotestamentario, es decir, lleno del Espíritu Santo, repleto de carismas—a los cuales comienza a vérselos como herramientas de trabajo— y fiel a una proclama acompañada de señales. Se arguye que tal avivamiento contemporáneo y los otros frutos de esa llenura del Espíritu, fueron vislumbrados por las profecías antiguotestamentarias relacionadas con el fin de los tiempos como lo es la de Joel 2: 28-29.
Dentro del marco escatológico que envuelve la profecía de Joel en ese capítulo, hay promesas de abundancia y productividad contenidas, por ejemplo, en las dos lluvias: la de otoño y la de primavera (2:23) (Deiros 1997: 173). “Los pasajes bíblicos citados [Jl 2:23 y Dt 11:4]”, agrega Deiros (1997:182), “tienen un profundo significado profético, que haríamos bien no sólo en procurar entenderlo, sino también en aplicarlo a nuestras vidas individuales y a la vida de nuestra comunidad de fe”. (El énfasis es suyo). Puesto que, según esta perspectiva, el alcance de estas dos lluvias va más allá de un fenómeno meteorológico, físico y regional de Palestina en un momento dado, Deiros hace, en la misma página anterior, la siguiente declaración y salto hermenéutico:
En el Nuevo Testamento, la lluvia temprana y la lluvia tardía [de otoño y de primavera, según la Nueva Versión Internacional] están relacionadas con la promesa de la Segunda Venida de Cristo y el fin del presente siglo. Santiago enfatiza esto cuando escribe: “Pero ustedes, hermanos, tengan paciencia hasta que el Señor venga. El campesino que espera recoger la preciosa cosecha, tiene que aguardar con paciencia las temporadas de lluvia (“la lluvia temprana y la lluvia tardía, RVR). Ustedes tengan paciencia y manténganse firmes, porque muy pronto volverá el Señor (Santiago 5.7-8, V. P.).
Según esta hermenéutica, Santiago enseña que antes de que regrese el Señor es necesario que vengan esas dos lluvias refrescantes y nutrientes que no son sino tiempos de avivamiento espiritual, derramamiento del Espíritu y crecimiento numérico generalizado. “Muchos serios observadores del cristianismo contemporáneo”, concluye Deiros (1997:182), “creen que el desarrollo de la renovación pentecostal-carismática de nuestros días es parte del cumplimiento de estas promesas”. Si en todo lo anterior no hubiese consenso general, se afirma, hay algo más incuestionable en marcha que se podría calificar de auténtica revolución eclesiológica: la decadencia del paradigma de la cristiandad.
La intensidad de tal decadencia no sería igual en todas partes. Pero es evidente que varios de los elementos de ese paradigma como lo es el denominacionalismo y sus productos históricos están en crisis y viviendo así sus últimos días. [22] Por lo tanto, la superación de las barreras denominacionales y doctrinales separatistas está en marcha y dando paso a un proceso de homogenización teológica, misionológica y litúrgica, de tal modo que cada vez resulta más difícil hablar de doctrinas bautistas, metodistas o pentecostales; de esa cuenta, se impone la necesidad de un ecumenismo entre las diversas iglesias cristianas y de una conciencia de que ya no es posible reclamar el derecho exclusivo de la verdad doctrinal para cada tradición denominacional. Esa superación anterior en marcha está, además, dando paso a un surgimiento paulatino de nuevos modelos experimentales tanto eclesiales como organizativos. Estos modelos son evidentes en el modo cómo se lleva a cabo hoy la misión y la pastoral: a través de redes apostólicas. [23]
Tendencia hermenéutica neoapostólica global
Nuevamente, me gustaría pensar que la tendencia hermenéutica global del paradigma neoapostólico latinoamericano es, al igual que el paradigma en sí, multiforme. No obstante, pese a que mi lectura es limitada e interesada, me permito argüir lo siguiente.
La clave hermenéutica más predominante, con base a la cual el paradigma neoapostólico latinoamericano lee el texto bíblico, es, en suma, la experiencia personal. [24] Esto, que es el resultado lógico de la naturaleza misma, sistema de fe o cosmovisión de este fenómeno religioso, explica por qué lleva a cabo la lectura del texto sin la mediación, al menos consciente, [25] de dos marcos hermenéuticos fundamentales: a) uno metódico-exegético sustentable, y b) otro filosófico de fondo. [26]
Consecuentemente, la tendencia hermenéutica global del paradigma neoapostólico latinoamericano es subjetivista. ¿Qué significa que ella sea subjetivista? ¿Qué implicaciones tendría esta tendencia? ¿Cómo se podría dialogar crítica y constructivamente con ella? Es lo que procuraré a continuación.
II. DE LA LECTURA DESCRIPTIVA AL DIALOGO HERMENEUTICO
Con el fin de subrayar implícitamente la autoridad y centralidad que la Biblia debe tener en el acto hermenéutico, en esta parte procuraré brevemente tanto un diálogo crítico y constructivo con la tendencia hermenéutica global neoapostólica como algunos criterios hermenéuticos filosóficos alternativos. Teniendo en mente este doble propósito, comenzaré discutiendo en torno al subjetivismo, viéndolo como uno de los grandes problemas hermenéuticos, y, a partir de allí, señalar los riesgos que representa una hermenéutica subjetivista del texto para finalizar sugiriendo un recurso hermenéutico que nos puede ayudar a surfear inteligentemente ese problema y esos desafíos.
El subjetivismo: Un gran problema hermenéutico
A lo largo de la historia, y en el contexto evangélico, el texto bíblico ha sido leído con base a distintos y hasta divergentes marcos metodológicos, a fin de explorar su sentido o mensaje original. Sin embargo, aunque este cometido es legítimo, [27] pocas veces estos marcos han permitido hablar fluidamente al texto y estar consciente de que ese cometido es contrario a lo que pareciera: una tarea objetivista, pura y simplista. [28]
Pese a que es imposible concordar con todo lo que Gadamer (1991:400-458; cp Marlé 1973;Ricoeur 1978:263-277;Croatto 1984;Reyes 2001:66-71;2006b) pueda argumentar, él ha traído a la mesa del debate los grandes problemas ―planteados originalmente por quien iniciaría la reflexión hermenéutica: F. Schleiermacher (1768-1834)― que interfieren decididamente en el arte del comprender y dan cuenta de su naturaleza compleja.
Entre estos problemas recalco, destaco y simplifico uno decisivo y del cual pocas veces se ha estado y se está consciente en la tarea hermenéutica. Este problema es quien lee un texto histórico lo suele hacer desde una experiencia que le es significativa porque ésta ha producido un “efecto histórico” o, más claramente, una influencia significativa en su vida; en otras palabras, por estar condicionado históricamente, todo lector realiza su tarea hermenéutica desde su propio horizonte de vida. [29]
Consecuentemente, todo acto de lectura es no sólo subjetivista, sino también situado existencialmente y, por lo tanto, como diría Ricoeur, merecedor de la hermenéutica de la sospecha. [30]
Lo anterior es evidente en la hermenéutica neoapostólica. Por leer el texto usando como clave interpretativa la experiencia, es, al igual que las neocarismáticas (Deiros y Maida 199:185) y muchas de las posmodernas (Reyes 2006a:26-35), subjetivista, es decir, situada existencialmente. Ya que tiene serias implicaciones, esta tendencia hermenéutica, que debe vérsela también a la luz del giro cultural y epistemológico posmoderno, no se debe soslayar ni dejar de evaluar.
Entre estas implicaciones está, en primera instancia, el riesgo de hacer aquello que hiciera la hermenéutica liberacionista y hacen otras contemporáneas de esa misma línea como las “del genitivo” (feminista, indígena y otras) y las semiotistas que, haciendo un rodeo por las presuposiciones posmodernas del lenguaje, concluyen que la revelación normativa sigue abierta con un nuevo contenido (Croatto 1984;Richard 1996:55-59;Reyes Archila 1997:9-36).
Esto es privilegiar la experiencia, cultura, religión o la realidad sociohistórica —acontecimientos tales como el avivamiento espiritual generalizado el cual, según la percepción neoapostólica, es señal del “todavía no” del reino— como lugar teológico primero y fundamental y fuente de verdades con rango normativo. De modo que así esta hermenéutica corre otros riesgos: considerar al texto como lugar teológico secundario y dispersarse en el relativismo epistemológico posmoderno.
Si en la tendencia hermenéutica neoapostólica se aborda el texto desde una carga de sentido —el horizonte escatológico vivencial—, habría que agregar su práctica eisegética y sus implicaciones. Esto es así ya que, al ser releído en el texto normativo ese horizonte escatológico, con el cual se lo aborda, y al sobrepasarlo, corre el riesgo no sólo de anticipar un sentido a ese texto, sino también de “recrearle” o, más exactamente, imponerle uno que puede ser antojadizo [31] y de convertir la lectura en una excesivamente escatologicista y espiritualista en la cual el clamor de los sin voz de este subcontinente sea apenas audible.
Ciertamente, se debe reconocer, la hermenéutica, exégesis y teología protestante en general ha estado constantemente bajo la dictadura de marcos conceptuales y metodológicos racionales propios de la ciencia moderna. Tal dictadura no ha hecho sino que, en el contexto académico tanto liberal como fundamentalista y conservador, incluso “progresivo” y pentecostal, se practiquen lecturas del texto sagrado “clausuradoras” de sentido [32] y condicionadas por enfoques no sólo excesivamente racionales o intelectuales, sino también, por ende, concordistas, poco intuitivos y paradójicamente escepticistas.
En estas lecturas, de las cuales también se debe sospechar, se tiende tanto a olvidar que la tarea hermenéutica es objetiva y subjetiva a la vez (Reyes 2006b) [33] como a buscar coincidencias entre los eventos narrados en el texto y nuestras situaciones para, entonces, creer que Dios está manifestándose por medio del suceso arquetípico (Croatto 1984:13-14). De ahí que se tienda a limitar el actuar del Dios trino a situaciones que tienen su equivalente en la experiencia de Israel o de la iglesia primitiva, y, por lo tanto, a restar en la práctica su capacidad de manifestarse en otras maneras y en nuevas circunstancias como las actuales o en la vida de la iglesia y en la personal. [34]
Esto plantea la necesidad de articular una hermenéutica más aliada a la vida y menos a la razón instrumental. Así, el resultado sería una hermenéutica que, además de no idolatrar ingenuamente lo objetivo y absoluto, es abierta a otras racionalidades y capaz de leer el contexto con los ojos de la fe y a la luz del futuro, a fin de palpar allí la presencia activa del Dios trino y, consecuentemente, de prepararnos para una “praxis” congruente.
De este modo, se contribuiría a una ruptura hermenéutica en relación con los modos dominantes de leer el texto hasta la fecha. [35] Así también se contribuiría a una ruptura con por lo menos dos tendencias arraigadas en las presuposiciones epistemológicas modernas, que no han hecho sino proyectar un perfil indiferente, impersonal e incluso conceptualizado (enmarcado en el discurso teológico/ doctrinal racionalista y denominacional) del Dios trino y acrecentar, por ende, la desesperanza en un contexto como el latinoamericano donde impera la injusticia, pobreza y muerte. Estas tendencias son clausurar la manifestación de Dios en la historia bíblica y, con base a ello, como ya dije, apologizar que El se manifiesta necesariamente del mismo modo como en el pasado. [36]
Lo anterior, sin embargo, no debiera olvidar que la lectura del contexto debe ser mediada e iluminada por el texto normativo, a fin de que podamos discernir correctamente la presencia de Dios en el mismo y mantener viva la esperanza. Tampoco debiera olvidar que, para validar este discernimiento y procurar un balance epistemológico en la tarea hermenéutica, es necesario una actitud metodológica y filosófica, es decir, un consciente y valedero marco metodológico-exegético y filosófico pluralista, multidisciplinario y analógico. Pese a las dificultades, este marco ha de ser capaz de hacer mayor justicia al texto, respetando su propia objetividad o estrategias interpretativas (gramática, guía narrativa, poética y otras) y su derecho de hablar sin interferencias extrañas. [37]
Así, pues, el texto sagrado normativo estaría siendo privilegiado como lugar teológico prioritario y fundamental. Así también la tarea hermenéutica resultaría menos simplista ni podría fácilmente descontextuar el texto (pasar por alto su distancia histórica: entorno sociocultural y religioso original) ni irrespetar su alteridad discursiva que lo vuelva autónomo; así tampoco relativizaría la capacidad que éste tiene de hablar y leer la realidad con propósitos solidarios y transformadores ni haría del subjetivismo la norma para la fe ni clave hermenéutica única para la lectura del texto o de la realidad social y espiritual.
Espiral hermenéutica analógica
A la luz de todo lo anterior, y ya que la tarea hermenéutica es también subjetiva, me gustaría, finalmente, proponer, en primera instancia, una auto-aplicación de la sospecha a nuestras propias hermenéuticas, una validación de las mismas y consulta crítica de los aportes incluso del pasado. [38] En segunda instancia, también me gustaría proponer un recurso que considero sería de gran ayuda en la tarea interpretativa, pues, al tiempo que privilegia al texto sagrado como lugar teológico por excelencia, y no reniega de la lectura del contexto, lo establece como el parámetro con base al cual su lector puede evaluar y aún enmendar y desechar cualquier precomprensión (carga anticipada de sentido) errónea o lectura arbitraria o, en su defecto, light.
Este recurso es la espiral hermenéutica analógica en la que el texto (con sus estrategias interpretativas), su autor y lector, al tiempo que dialogan, se condicionan o influyen mutuamente. [39] Este proceso, que es interactivo, continuo y de desarrollo progresivo, [40] ayuda a evitar el objetivismo o el subjetivismo “perverso” y, consecuentemente, lecturas absolutistas-univocistas o relativistas-equivocistas.
Puesto que lo he trabajado, incluso gráficamente, en otro lugar (2001:68-73), aquí lo simplifico diciendo que esa evaluación o enmienda es posible si el intérprete permite que, después de su lectura inicial del texto, éste lo interrogue y le modifique cualquier precomprensión y comprensión que no le hiciera justicia. Posteriormente, desde su nueva precomprensión, el intérprete interroga otra vez al texto con este resultado: una nueva modificación de lo anterior, un mayor apego al texto y mejor comprensión del mismo. Y el resultado final es, por decir algo, una eclesiología más fiel al texto, contextual o relevante a la realidad sociohistórica dolorosa contemporánea.
Si tuviese que, finalmente, argumentar algo más, ésto sería lo siguiente: que la tendencia hermenéutica neoapostólica latinoamericana, y cualquier otra lectura cautiva de las precomprensiones “perversas”, tiene el desafío, en suma, de esforzarse por procurar un balance epistemológico analógico y medirse también con el texto. [41] Este esfuerzo es determinante, si quiere evitar que en ella el lector siga siendo la fuerza decisiva única, tal como lo es en algunas hermenéuticas posmodernas y lo señala el gráfico siguiente:
Hermenéuticas posmodernas
Hermenéutica neoapostólica
——————————►

Fuerza decisiva: Fuerza decisiva:
———— texto, autor y lector lector
◄———―————————
Hermenéutica metódica y espiral analógicas

CONCLUSION
La lectura del paradigma neoapostólico latinoamericano arroja lo siguiente. En sus estilos de liderazgo pastoral, algunos de los sectores neoapostólicos reflejan la ideología del poder global y, en su lectura del texto sagrado, una tendencia hermenéutica situada existencialmente. Estos estilos de liderazgo deben seguir siendo evaluados a la luz del texto y de una hermenéutica sustentable; por tener serias implicaciones, su tendencia hermenéutica no debe soslayarse ni dejar de evaluarse.
Entre las implicaciones está el de privilegiar la experiencia y la realidad sociohistórica como lugar teológico primario y fuente de toda verdad con un rango casi normativo. Es así como corre el riesgo de considerar al texto sagrado como lugar teológico secundario y de dispersarse en el relativismo posmoderno. Habría que agregar, además, su tendencia eisegética y sus riesgos: anticipar el sentido del texto, imponerle uno arbitrario y convertir su lectura en escatologicista en la cual el clamor de los más necesitados se perciba apenas.
Ya que la hermenéutica, exégesis y teología en el campo protestante en general han estado bajo la dictadura de marcos conceptuales y metodológicos racionalistas, la hermenéutica en este campo ha sido también excesivamente concordista y paradójicamente escepticista. De esa cuenta, urge una hermenéutica menos racionalista que, además de sospechar de sí misma, sea abierta a otras racionalidades y sea capaz de leer el contexto y de romper con tendencias arraigadas en las presuposiciones epistemológicas modernas.
La lectura del contexto debe, sin embargo, ser mediada por el texto normativo y llevada a cabo por medio de un consciente marco hermenéutico metodológico y filosófico en, suma, analógico. Puesto que la tarea interpretativa es objetiva y subjetiva a la vez, la espiral hermenéutica analógica es decisiva en ella para que pueda darse un “triálogo” e influjo mutuo entre el texto, su autor y lector, con base a lo cual se evitaría interpretaciones relativistas-equivocistas, y se obtendría una eclesiología más bíblica y relevante.
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[1] Aunque es obvio, a lo largo del ensayo el término “texto” significa un discurso fijado por escrito, es decir, un tejido literario no sólo en el que los elementos de la lengua (por ejemplo, palabras, frases y unidades literarias)
están organizados intencional y formalmente, sino que también es el objeto de la interpretación y la comprensión. De modo que aquí no me refiero a discursos orales ni a aquellos que van más allá de la palabra y el enunciado como, por ejemplo, los eventos, contextos o formas simbólicas sociales.
[2] Con ello, sin embargo, no quiero decir que la tarea hermenéutica sea simple, pues, como subrayaré más adelante, una de las grandes dificultades con las cuales hay que lidiar a la hora de leer el texto es el condicionamiento histórico suyo y de su intérprete.
[3] Por eso, como más adelante subrayaré, es legítimo considerar la realidad sociohistórica, la creación o el cosmos (“el libro de la vida”, según algunos autores) como un lugar teológico, pues también allí Dios habla, obra e interpela al ser humano. El problema es cuando se privilegia unilateralmente este lugar y se relega la Biblia a un segundo plano como si fuese un texto al cual ya no hace falta recurrir por ser mudo y carente de autoridad, relevancia y luz para iluminar una realidad histórica desconocida por sus autores humanos (el “adelante-del-texto”, según Croatto).
[4] Pues, como creyente viviendo en esperanza (1P 1:3; Ef. 4:4), también quiero, con esa sintonía, comunión y sujeción, mirar el presente a la luz del futuro y vislumbrar esa era de justicia, solidaridad y vida que añoramos los seres humanos de este subcontinente y aún la creación entera.
[5] Pues habría que recordar que ningún movimiento religioso suele ser monolítico, pero sí multiforme y difuso como es el caso de los emergentes.
[6] Siendo emergente y, además, narrativo ―como todo movimiento neocarismático―, es de suponer que su hermenéutica no habrá sido aún reflexionada, sistematizada ni puesta por escrito. Ahora bien, esta emergencia no sería la razón única para el riesgo antes mencionado, si de entrada se recuerda que toda lectura es interpretación y que siempre se lee desde una tradición cultural, ideológica, teológica o doctrinal— y el lector podría constatar tal cosa ya desde esta introducción En este sentido, ninguna lectura textual, o de aquella que va más allá de la palabra y el enunciado, es, quiérase o no, totalmente fría y desinteresada, sin que necesariamente esta realidad signifique licencia para abandonar la lucha por serlo aunque sea en algún grado y así evitar, entre otras cosas, perspectivas infundadas.
[7] Otra limitación es que, debido a la casi inexistente bibliografía neoapostólica del contexto, la lectura es realizada usando sólo fuentes del más destacado vocero del paradigma en Latinoamérica: P. Deiros. Aunque estas limitaciones, como observara mi amigo David Roldán, quien gentilmente leyera el manuscrito, puedan restar riqueza al ensayo, el esfuerzo está ahí y me reta a una futura lectura alternativa de los otros textos.
[8] Aquí, obviamente, describiré aquellas que han sido puestas por escrito y que revelan y difunden sus convicciones, aunque algunas de ellas, sobre todo las articuladas y escritas desde el contexto norteamericano, tienen el propósito de orientar a los líderes neoapostólicos incluso latinoamericanos.
Por eso hay quienes ven que este paradigma, al igual que el neopentecostalismo y muchas ideas tocante a la teología, la misión, la liturgia y el gobierno de la iglesia, es una novedad importada de Norteamérica, por lo menos en su versión original. Hace poco leí que, en una facultad estadounidense de teología, un profesor norteamericano dijo a sus estudiantes: “Si quieren problemas teológicos de respetable altura académica, escuchen o lean a Europa; si quieren ideas novedosas para el gran público, dirijan su antena a los Estados Unidos de Norteamérica, especialmente a la costa occidental”. Aunque la exageración es evidente, es una realidad que pocos negarían.
[9] Deiros cita aquí a Enrique González Pedrero, “La globalización y las soberanías nacionales”, en La globalización y las opciones nacionales: memoria. (México: Fondo de Cultura Económica, 2000) 79.
[10] Esto es así ya que la globalización, como nos recuerda A. Samuel 2002:9, incluye un proceso de internacionalización y de interacción rápida y funcional económica, cultural y religiosa, de bienes y servicios, de producción y consumo, por medio de aquello que constituyen sus símbolos: el internet, la expansión industrial neocolonialista de las transnacionales y la política-militar de integración; por ser un proceso ambivalente y aliado con la ideología deconstructivista posmoderna, la globalización promueve también antivalores tales como lo es la espiritualidad subjetivista la misma que va a ser decisiva incluso en las hermenéuticas contemporáneas, incluyendo la neoapostólica.
En lo que sigue, subrayé, sin embargo, otro de esos antivalores no porque considere que la globalización promueva sólo valores de esa clase o porque defienda ingenuamente —sabiendo que es un fenómeno irreversible— una postura antiglobalización y así quiera caricaturizar a ella y a los sectores posdenominacionales que reflejen ese valor; lo haré porque considero oportuno y urgente hoy desmitificar, de algún modo, en el contexto secular y cristiano, discursos y “verdades” producidos y sustentados por un poder autoritario, opresivo o neocolonialista que atenta contra no sólo la democracia— la que al parecer había triunfado con el derrumbe de los regímenes totalitarios, a finales del siglo xx—, sino también la solidaridad, la libertad y dignidad de la persona y el modelo pastoral bíblico.
[11] Aquí habría que incluirse, además, algunos sectores tradicionales que exhiben ciertas tendencias propias del posdenominacionalismo, o que poseen grupos de poder, control o cacicazgo.
[12] Diferencia que, de acuerdo con Lot, respeta al otro y su diferencia, algo que no hace y percibe la globalización sin rostro humano como la actual. Lot denuncia que, por causa de ella, “el jean y la camiseta han reemplazado, al menos en las grandes metrópolis africanas, al taparrabo, la coca cola reina en las mesas de todos los ‘maquis’ (cantinas) marfileñas” (p. 107). Más adelante (p. 108) arguye que este atropello contra la diferencia cultural se lleva a cabo también por medio de las series televisivas occidentales (como la brasileña que él mismo señala: “La Torre de Babel”) que cuestionan la moral tradicional.
“El poder y la seducción de la imagen”, agrega Lot, “ halla frente a sí la simple autoridad de los padres y de la tradición. Desde este momento, el pensamiento, el discurso no se imponen tanto por la luz que tienen sino por el poder que ejercen la técnica y el arte sobre la efectividad y la imaginación”.
[13] Esta amenaza se puede constatar en la desigualdad cada vez más profunda entre los actores más beneficiados del proceso de globalización (los individuos, organismos y naciones desarrolladas que poseen el poder económico y que, por lo tanto, pueden generar grandes monopolios empresariales y dictaminar las políticas económicas y de otra índole) y los menos beneficiados del mismo (los individuos y naciones pobres, que al no poseer el poder económico, político o militar, son explotados, sometidos u obligados a integrarse al sistema para no quedarse al margen).
En este sentido, el proceso de globalización es excluyente, generado y regulado sólo por quienes detentan esa clase de poder. De ahí que la amenaza actual tanto para el equilibrio anterior como para la democracia, la sobrevivencia de los más pobres y aún para el ecosistema sea el capitalismo neoliberal salvaje y sus aliados: los organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o tratados como el de Libre Comercio (TLC). No sería de extrañar, como muchos vislumbran, un estallido social revolucionario mundial en búsqueda de un sistema económico alternativo.
[14] Una de estas verdades legitimadoras (reglas con base a las cuales se distingue lo verdadero de lo falso y se liga a lo primero los efectos políticos de poder) es el mito de que la integración de las economías locales al sistema capitalista mundial abrirá las puertas al progreso o a la edad de oro incluso de los países “en vías de desarrollo” y de los consumidores; una deconstrucción de este mito occidental, que viene desde los centros de poder como Estados Unidos, es la de Hughes 2003:126-152. Razón tiene, entonces, Foucault (1978; 1993 cp Reyes 2006b) cuando propone que cada sociedad tiene su régimen o política general de verdad: tipos de discursos (como los televisivos) que acepta y hace operar como verdad, y que a partir de Edipo (obra a la cual le da una interpretación contraria al de la Grecia clásica y la sicoanalítica freudiana), lejos de escindirse, (como falsamente se ha creído y cree en Occidente), la verdad y el poder (que está en todas partes) se alían, conjugan y relacionan dialécticamente, produciendo represión, discursos y aún formas de saber. Es que especialmente esta clase de poder (que yo llamo “perverso” y del cual he venido hablando) necesita siempre de verdades que lo sostengan y legitimen.
[15] Ver, por ejemplo, la de Núñez (2001:77-98;2002:57-89) y Guerrero-Bonilla (2005), aunque esta última adolece no sólo de deficiencias y desinformación en casi todos los niveles, incluso en el hermenéutico-exegético, ortográfico y redaccional, sino también de generalizaciones. Hay que tomar en cuenta que, aunque en sus perspectivas tiende no sólo a la generalización, sino también a la idealización, Deiros (1997:106 cp. 2006a:68-69), por ejemplo, arguye que, “las estructuras organizativas” en este nuevo paradigma están, entre otras cosas, “menos orientadas hacia la obtención y conservación del poder”. Con todo, en la página 105 de esta misma obra él parece afirmar lo contrario.
[16] Esta mutación se la debe ver, al igual que el subjetivismo, a la luz de las tendencias sociales y culturales de la posmodernidad, específicamente desde la explosión de lo religioso, la misma que está conduciendo a un pluralismo y multiformismo en cuanto a la concepción de Dios; cp. Hong 2001:9-21, 92-94.
[17] El primer paradigma, según esta manera de pensar, fue el Apostólico, es decir, el primer modelo de iglesia que abarcó los tres primeros siglos de la era cristiana y se distinguió por su particular comprensión de la misión. El segundo es el de la cristiandad que corrió a partir de la controvertida conversión del emperador Constantino— a comienzos del siglo iv—, y se distinguió por una iglesia que comenzó a funcionar como parte y parcela del aparato del estado por lo cual ella, el mundo y el Imperio pasaron a ser una sola cosa; de esa cuenta, por ejemplo, la misión fue concentrada en un clero que habría de constituirse en el símbolo de lo sagrado, los mediadores y dispensadores del ministerio de la Palabra a un pueblo espiritualmente ignorante. Este paradigma habría de estar vigente hasta finales del siglo xx; Deiros 2006a:12-15; 1997:103, 167-192; para más detalles históricos tocante a este último paradigma, ver Bosch 2000, el capítulo cinco.
[18] Núñez (2002:60) señala que, en Apostles, Prophets, and the Coming Moves of God (Santa Rosa Beach, Florida, USA: Christian International, 1999: 53), Bill Hamon, unos de los líderes del neoapostolicismo estadounidense, arguye que el movimiento de restauración ha cubierto cinco décadas del siglo anterior: la década de los cincuenta fue la década de restauración del ministerio del evangelista; la de los sesenta la del ministerio del pastor; la de los setenta la del ministerio del maestro; la de los ochenta la del profeta; y la de los noventa fue la década de la restauración (plena, según otros) del ministerio de apóstol.
[19] Hay quienes son más precisos en esta argumentación y afirman que tal eliminación o cambio, que se llevó a cabo después de la muerte de los primeros apóstoles, fue por causa de la incredulidad y la tradición de la iglesia; cp. Núñez (2002:59), citando a John Eckhart, Moviéndose en lo apostólico: El plan de Dios para conducir a su iglesia a la victoria final (s..t. y l. ni c. e., 1999) 29-32. Así, pues, se sobreentiende, que la causa de esta cesación no fue otra cosa sino la apostasía y el papel del clero el cual, a lo largo del paradigma de la cristiandad, monopolizó y profesionalizó el ministerio pastoral; ver la nota 17 anterior.
[20] Efesios 4 suele usarse para subrayar también, entre otras cosas, un modelo pastoral corporativo y capacitador el cual, como se verá más adelante, se arguye es practicado en las iglesias neoapostólicas.
[21] Nótese aquí la preeminencia funcional dada sutilmente a los apóstoles en comparación incluso con los profetas, a pesar de que el ministerio de éstos antecede al del apóstol en la historia bíblica. ¿Será que esta preeminencia funcional obedece al hecho de que los apóstoles aparecen primero en la lista de Efesios 4:11, o porque están, según se arguye, dotados, además del privilegio de recibir revelación de parte de Dios (ya que son también profetas), de autoridad? No se puede dar una respuesta tajante, mucho más cuando, contrariamente a otros líderes que parecen otorgarles a los apóstoles una autoridad ilimitada y piramidal, Deiros, como ya dije (nota 14), opina que tal autoridad es fijada por el Señor y, por lo tanto, limitada.
[22] Entre estos productos están las misiones modernas, la escuela dominical y la educación teológica residencial y denominacional. Este ocaso se puede apreciar en el hecho de que, según esta manera de pensar, las viejas iglesias y denominaciones han venido decreciendo numéricamente y en su impacto en el contexto actual posmoderno; ver una descripción más detallada al respecto, en Reyes 2005:6-9.
[23] Según algunos defensores de este paradigma, estas redes estarían por reemplazar las estructuras denominacionales modernas y caducas; para más detalles tocante a este otro aspecto de la revolución eclesiológica y tocante a esta homogenización, ver Deiros1997:100-108; 112-116 cp. Reyes 2005:6-9. Ahora bien, según la opinión de algunos de los líderes neoapostólicos, este modo de llevar a cabo la misión y pastoral explica que el nuevo enfoque misionero de la iglesia actual (entiéndase neoapostólica) sea uno en el cual se da la integración, la relación y la participación mutua en una misión inconclusa que reconoce la prioridad del contexto sobre la estructura y las necesidades de sanidad, liberación (espiritual), prosperidad o de acompañamiento que afligen a las personas; de modo que esta iglesia no está preocupada tanto por su doctrina, sino por su unidad, praxis y testimonio, todo ello en conjunción con un énfasis en manifestaciones sobrenaturales que incluye la presencia y movimiento tangible tanto de Dios y de su Espíritu como de Satanás.
Es así como en este sector las iglesias están no sólo dejando de ser comunidades introvertidas y egocéntricas, sino también experimentando, además de un cambio de cosmovisión, antropología y epistemología, una renovación espiritual en todos los niveles y atestiguando un avivamiento incluso satánico generalizado. No es de extrañar, como opinan algunos de sus líderes, que la teología y pastoral de este restauracionismo esté remplazando a la teología y pastoral tradicional, que suelen presentar a Dios como un ser impersonal y distante.
Tampoco es de extrañar que en este restauracionismo se haga énfasis en nuevas revelaciones y en una guerra espiritual que, como bien señala Hong (2001:42), llega a convertirse en un eje, punto de partida para la sanidad, liberación y prosperidad, y en otra clave hermenéutica para la lectura de la Biblia; ver más detalles de esta revolución, en Deiros 1997:94-112; Reyes 2005:6-9; ver una crítica penetrante e interesante de la misma desde el ángulo filosófico-teológico, en Roldán 2006.
[24] Legítimamente, otras de las claves, con base a las cuales el neoapostolicismo contemporáneo lee también el contexto sociohistórico, son la intuición ―considerada por Ricoeur como “lectura ingenua” y la primera fase del proceso de comprensión; las otras dos restantes son la exégesis metódica y, por último, el saber comprehensivo; ya que es un proceso evidente de desarrollo, este hermeneuta, para explicarlo, usa la imagen del arco y no la del círculo hermenéutico― y la escatología o, más concretamente, las “señales” del esperado “todavía no” del reino. En ellas, sin embargo, estaría de por medio la clave de la experiencia personal, incluso la de otros, lo que hace que esta tendencia hermenéutica sea subjetivista.
[25] Considero que ésto es así, ya que en toda lectura hay implícito un marco hermenéutico metodológico y, de fondo, uno teórico filosófico que determinan incluso cuál marco metodológico se debe usar.
[26] Aquí, distinguiéndola de la exégesis (hermenéutica aplicada o utens) y de cualquier otro sentido contemporáneo, la hermenéutica bíblica significa tanto el conjunto teórico de principios (hermenéutica pura o docens) para desentrañar en primer lugar, aunque no exclusivamente (hay textos que van más allá de la palabra y del enunciado), la verdad del texto sagrado comunicada en las palabras de su autor como el método usado (parte integral de la hermenéutica aplicada o utens) con ese propósito.
Aunque el marco filosófico no lo agota, es parte de ese conjunto. De ahí que entienda la hermenéutica bíblica como ciencia, pero también como arte y técnica de la interpretación de la verdad del texto y de las condiciones y de los niveles en que se puede acceder a ella. De modo que la hermenéutica no ofrece simplemente principios o “trucos” que hay que aplicar mecánicamente, olvidando que existen de por medio serios problemas hermenéuticos, con los cuales se viene luchando desde la antigüedad griega a propósito de la interpretación de los mitos y tradiciones culturales como la homérica; cp. Marlé 1973:15-22.
De ahí que, también al tratarse con textos polisémicos, se haga necesario que la hermenéutica sea una tarea analógica, es decir, una en la que confluyen los tres elementos esenciales de la comunicación literaria: autor, texto y lector, y mantiene como resultado un equilibrio entre el objetivismo univocista positivista moderno y el subjetivismo equivocista relativista y anarquista posmoderno—propio de las tendencias hermenéuticas contemporáneas; de este modo, ella no se dispersa ni en lo uno ni en lo otro, preservando la verdad del texto, es decir, la verdad del autor fusionada con la verdad —significado—del lector); ver Reyes 2006a. Este equilibrio más puntual es, entre otras cosas, lo que diferencia mi propuesta de aquella de Beuchot (2005) que concede más al subjetivismo equivocista.
[27] Ciertamente, la tarea hermenéutica es complicada no sólo por el problema que de aquí en adelante recalcaré, sino también porque hay otros involucrados en ella como los siguientes: la palabra escrita pareciera asumir a veces vida propia, las palabras pueden poseer una mayor carga de sentido que la intentada por su autor y la tendencia suele ser prestar mayor atención a lo que sus palabras comunican al lector. Pero tampoco esto debiera impedir que el desentrañar y preservar el sentido literal, no psicológico, intentado y expresado por el autor original en sus palabras, use o no lenguaje figurado, sea el cometido legítimo de la hermenéutica analógica. De hecho, este es uno de los grandes aportes de esta hermenéutica; ver la nota 26 anterior.
[28] Ver los manuales tradicionales de hermenéutica y trabajos como los de Piccardo 2006, Stam 2006 y Guerrero-Bonilla 2005. Estos manuales y trabajos dan la impresión de que la tarea hermenéutico-exegética es, además de objetivista, pura y simplista, solamente filológica o, peor aún, etimológica, con lo cual se cae en la falacia de considerar que el sentido de un término es determinado por su raíz. Basta leer una crítica literaria “secular” para comprobar tal cosa también en este campo cultural.
[29] Gadamer, quien así se constituye, después de Schleiermacher, W. Dilthey y M. Heidegger y otros, en uno de los precursores más influyentes de la epistemología posmoderna, arguye que este condicionamiento histórico ―que para él es un elemento positivo y generador de significado― es también del texto.
Ya que ambos están condicionados (no poseen horizontes “objetivos” e “inmutables”) comprender es el acto por medio del cual el horizonte del texto se funde con el del lector en el momento en que ellos (los horizontes) dialogan mutua y enriquecedoramente; de esa cuenta, ya que comprender no es incorporar violentamente un horizonte dentro del otro, la hermenéutica no es una ciencia que exija método alguno para descubrir el asunto (Gadamer) o mundo (Ricoeur) del texto ni es una ciencia de dominación como cuando se interroga a éste para ver si tiene una respuesta a la pregunta que a mí me interesa responder; ver, en Croatto (1984:19-26), otros problemas que desembocan, entre otras cosas, en lo que se conoce como “autonomía” del texto, es decir, independencia del “lastre” de la intención de su autor/ redactor, de sus circunstancias históricas y de sus lectores originales, todo lo cual, según se afirma, otorga al texto una cualidad supratemporal y una riqueza semántica; cp. la nota 27 anterior; ver una crítica al respecto, en Reyes (2001:41-75).
[30] Por ser todo acto de lectura subjetivista se es incapaz de discernir la verdad total del texto, aunque esta incapacidad se debe también a otra cosa que complica aún más la tarea hermenéutica: el texto sagrado posee también un autor divino y, por lo tanto, una verdad supraliteral, es decir, una que supera al sentido intentado por el autor humano. Por eso y otras razones soy de la opinión que por medio de la narración bíblica del pasado Dios habla al presente y quiere que, pese a lo complicado de esta tarea, el lector halle en ella un sentido que supera las circunstancias locales en que fue escrita originalmente.
Opinar que El habla solamente a través de la historia es negar incluso este hecho y, por implicación, no sólo la profecía predictiva bíblica, sino también la capacidad que tiene el texto de hablar hoy y, como ya dije (nota 26), lo legítimo que es escudriñar su sentido; contra Croatto y otros quienes opinan que la meta interpretativa es producir sentido, no reproducir o repetir algún original, lo que justifica su afirmación de una revelación normativa abierta aún.
[31] Así, pues, aunque la hermenéutica neoapostólica no hace un rodeo consciente por las presuposiciones posmodernas del lenguaje, su tendencia eisegética la alinea con las hermenéuticas “específicas”, semiotistas y con otras posmodernas radicalmente antrópicas (por ejemplo, la denominada “Reacción del lector”) que, haciendo del lector el referente único y decisivo en la tarea interpretativa, también se ven, después de despojar al texto de la defensa paternal de su autor, con el derecho de “recrear” o “releer” (producir arbitrariamente) su sentido (ver Reyes 2006a: 26-35).
Para quienes hemos optado informadamente por la autoridad suprema del texto, cuatro riesgos más de estas hermenéuticas, incluyendo la neoapostólica, saltan a la vista: (1) hacer del intérprete otro autor del texto, (2) especular, (3) oscurecer la intención del autor, y (4) rechazar la inauguración definitiva del nuevo eón; así, pues, se corre otros riesgos más: enseñar cosas sin fundamento bíblico-teológico alguno, dar lugar a “nuevas” revelaciones doctrinales, que podrían colocarse por encima del consenso de la comunidad de fe o de la misma revelación definitiva en Cristo, y hacer de la inspiración bíblica un acto inconcluso. En sus “relecturas” de los textos, los autores bíblicos extendieron o recrearon el sentido de los mismos, pero esto no otorga al lector de hoy el derecho de hacer algo igual, con base a una particular iluminación; cp. Kirk 1974:47-58.
[32] Es decir, aquellas univocistas positivistas como las puramente histórico-críticas y muchas de las histórico-gramático-literal de ciertos círculos académicos conservadores que, suponiendo ser totalmente desinteresadas, creen haber agotado y fijado el sentido absoluto, puro u objetivo del texto ―incluso de aquellos oscuros o debatidos― que pareciera ya no quedar nada para otras posibles lecturas.
[33] En este ensayo intento una búsqueda de nueva racionalidad que, por ser analógica y dialogal, reconoce que lo objetivo y subjetivo coinciden y se relacionan dialécticamente en la tarea hermenéutica; así evita que esta tarea se alinee al objetivismo moderno o se disperse ingenuamente en el subjetivismo relativista posmoderno. El problema con hermenéuticas como la neoapostólica es que son excesiva y unilateralmente subjetivistas que hasta no parecieran reconocerlo ni ver los riesgos a que se exponen con ello.
[34] En el fondo de todo pareciera que, como subrayo más adelante, la tendencia en estos contextos es enmarcar dogmáticamente al Dios trino dentro de los esquemas teológicos denominacionales racionalistas. Por eso, pocas veces hemos sido entrenados no sólo a explorar otras posibilidades de comprensión del sentido del texto, sino también a interpretar o captar, por medio de la fe, las señales de los tiempos.
Así, es posible que hayamos calificado, en el mejor de los casos, de espejismos subjetivistas quizás hasta los auténticos indicadores de la presencia de Dios en nuevas circunstancias; así también es posible que hayamos mirado el futuro solamente desde el presente (cp. Mt 16:1-4; Lc 12:54-56). Con ello, lo que se ha promovido es un sistema de fe que raya en un escepticismo práctico, y un descuido hacia lo que todavía queda pendiente por explorarse en los círculos evangélicos conservadores: otras posibilidades de comprender el sentido del texto como producto del uso adecuado y crítico de la clave hermenéutica, por ejemplo, de la imaginación.
[35] Por ejemplo, aquellos que operan con base a presupuestos modernos diacrónico-ideológico-racionalistas que no sólo pretenden ser los “eruditos” y legítimos por excelencia (olvidando que existen otros como muchos de los literarios que pueden explicar mejor lo que ellos consideran incongruencias o interpolaciones tardías en ciertos textos; ver Reyes 1999:53-78), sino que también han traído serias consecuencias como aquellas señaladas por Reyes Archila 1997:31-33.
Sin embargo, ha de ser una ruptura crítica inteligente, que no deseche los presupuestos epistemológicos, filosóficos ni metodológicos valederos de estos y de otros modos de lectura como los sincrónico-literarios o semiotistas. Así, como lo dejo entrever más adelante, podría hacer de la hermenéutica una tarea pluralista y multidisciplinaria, y evitar “coquetear” con los presupuestos epistemológicos irracionalistas y antrópicos posmodernos; ver la nota 31 de este ensayo.
[36] Ver, sin embargo, lo argumentado en la nota 30 anterior. ¿Qué dice lo dicho arriba también contra esas tendencias que, sin una hermenéutica sustentable, consciente, entre otras cosas, de la naturaleza descriptiva y representacional del género narrativo, se empeñan en exigir de Dios milagros, señales y maravillas como si El estuviese en la obligación de estar a la orden hasta de nuestros caprichos?
[37] Para ver qué significa un marco de esa clase, consultar Reyes 2006a. Precisamente porque el texto no es solamente una realidad extralingüística o referencia al mundo histórico y porque la hermenéutica es una tarea objetiva y subjetiva ella, además de analógica, debe estar mediada y controlada por un marco metodológico en la cual, como ya dije, tanto el lector como el texto y su autor tengan un lugar prioritario; así habría mayor posibilidad de evitar no sólo quedarse, como lo hace la tendencia hermenéutica neoapostólica, en la fase primera del proceso interpretativo que Ricoeur (quien otorga valía al método, la exégesis y, semejante a Gadamer, a las precomprensiones) denomina, como ya dije (nota 24) “lectura ingenua” (intuitiva, subjetiva, existencial o sicológica, no científica) del texto, sino también falacias objetivistas-univocistas modernas o subjetivistas-equivocistas-relativistas posmodernas, y comprensiones erróneas o arbitrarias; así, además, con su ayuda se vería que, por ejemplo, la eclesiología paulina está lejos de ser jerárquica y hasta qué punto es posible argumentar a favor de una restauración del don de apóstol en los textos que se aluden; ver una crítica a esta restauración, en Núñez 2002:57-89 y Van Engen 2005:xix-xxiv; en Reyes 2004:79-97, ver una lectura literaria y sociológica de Santiago 5 (incluyendo los versículos7-9) que considero hace justicia al texto y su autor que aquella intuitiva-subjetiva de Deiros.
[38] Es que a través de toda la historia de la iglesia y de su tarea hermenéutico-teológica, el Espíritu ha estado activo proveyendo “cobertura” e iluminación. De ahí que el consenso interpretativo sea importante y pieza clave en la validación de nuestras interpretaciones; ver otros criterios en Klein y otros 1993:145-151. Por eso y por desconocer la naturaleza de la investigación académica creativa y del conocimiento humano es equivocada la perspectiva que ve como una forma de dependencia, represión de la creatividad y señal de poca erudición el consultar o apoyarse en los aportes valederos de otros autores. Considero que una consecuencia de esta manera de pensar son esas “obras” como aquella que aludo críticamente en la nota 15 de este ensayo.
[39] Nótese que lo que se da en esta racionalidad analógica (que por naturaleza es dialogal) es un “triálogo” que lleva finalmente a la fusión de esos tres horizontes (del texto, su autor y lector) y hace evidente que el proceso de lectura se da en una triple, no doble dirección como afirman muchos, incluso Gadamer y Ricoeur.
[40] De ahí que prefiera usar la imagen de la “espiral” y no la del célebre “círculo” hermenéutico.
[41] Y, desde luego, con sus autores humanos originales. Esto implica, entre otras cosas, que debe recordar lo ya argumentado: la tarea hermenéutica es no sólo subjetiva, sino también objetiva, por lo cual ella, con la ayuda de la espiral arriba señalada, ha de esforzarse por conseguir algún grado de objetividad a la hora de leer tanto el texto sagrado como la historia contemporánea.

La nueva religión estética

La nueva religión estética
Escrito por Dr. Diego Sánchez Meca
Publicado: 11 Abril 2016

Autor colaborador: Dr. Diego Sánchez Meca,
Catedrático de Historia de la Filosofía Contemporánea,
Universidad de Madrid (UNED), España

Una idea que dio mucho que hablar entre finales del siglo XVIII y comienzos del XIX fue la de que el arte podría armonizar la racionalidad y la sensibilidad humanas enfrentadas y en discordia en el individuo moderno. Este era un conflicto generado y profundizado por la represión de la instintividad y de la dimensión sentimental humana que se había producido paralela y concomitante al auge y al protagonismo casi exclusivo que alcanzaba por entonces ya el racionalismo de la ciencia, la técnica y la economía.

Por eso, algunos autores de este momento histórico reflexionaban, entre otras cosas, sobre la importancia de la imaginación, de la creatividad y de la experiencia estética como fuerzas capaces de reunir lo que la razón lógico-analítica separaba y disociaba. Y de ahí derivaban la capacidad del arte para abrir a una nueva manera de ver el mundo, inaccesible al pensamiento puramente lógico, instrumental y calculador.

Por otro lado, prosigue también a lo largo del siglo XIX la insistencia, continuamente reiterada, en la necesidad para la modernidad (ante el debilitamiento del importante papel político y social que desde la Edad Media había venido cumpliendo en Europa la religión cristiana) de recrear un marco institucional en el que nuevas fuerzas religadoras entre los individuos pudieran cumplir ahora la función que la fe cristiana con más o menos eficacia cumplía: fundamentar las normas morales de la convivencia, legitimar el poder político y ordenar, en definitiva, una sociedad mediante la solidaridad y la adhesión colectiva a unos principios, normas y valores supremos ampliamente compartidos.
Toda esta temática se concentra, por ejemplo en Friedrich Schiller y en los primeros pensadores románticos alemanes, en la discusión sobre si valdría la pena intentar poner en marcha en Europa una especie de nueva “religión estética” en analogía con la que tuvieron los antiguos griegos mucho antes de la irrupción del cristianismo.
Hoy, después de más de un siglo, cuando se releen los textos de estos autores sobre esta propuesta, es inevitable advertir cómo, en determinados aspectos importantes, ellos no podían prever aquello en lo que finalmente iba a llegar a convertirse esa religión estética. En relación a estos autores que trataron de promoverla tanto clasicistas como románticos, nuestra ventaja como hombres del siglo XXI es que nosotros sí podemos saber en qué ha venido a concretarse esa nueva religión, puesto que vivimos ya, en buena medida, en medio de su plena realización.
Qué duda cabe de que ahora tenemos, por fin, una religión “estética” que se ha convertido, quizás, en la única y universal, que por ello seguramente acabará con todas las demás si es que no lo ha hecho ya, y que cuenta con la adhesión apasionada (no racional) de todos los individuos. Es el capitalismo con su dios omnipotente, el dinero.
Pero, ¿por qué es esta una religión “estética”? Es claro que el capitalismo en cuanto religión, ya casi planetaria, avanza con rapidez en su imposición de nuevos valores comunes y de un sentir común. Su paradoja dialéctica consiste en reforzar, por un lado, el individualismo, es decir, ahondar en la atomización de los individuos, su separación y enfrentamiento social al fomentar el egoísmo particularista, el hedonismo y la competitividad, todas ellas actitudes y valores imprescindibles para aumentar la productividad, el consumo y la ganancia económica.
Mientras, por otra parte, cohesiona a esas masas de individuos atomizados inoculando en ellos el sentir común de la pasión por el dinero y la atracción irresistible por el lujo. De lo cual se encargan justamente el arte y la estética. Pues la nueva religión estética capitalista ha desplegado, y lo sigue haciendo, una enorme cantidad de recursos estético-artísticos cuyo fin no es otro que producir esa unificación y conjuntar a su manera a los individuos mediante la pasión por el consumo y el deseo de la riqueza.
La figuración de la salvación (que la religión cristiana representaba en su multisecular despliegue artístico e iconológico como la vida eterna ganada por el adepto mediante los méritos logrados en ésta) se lleva a cabo ahora en las nuevas obras de arte de la publicidad y de la exhibición del lujo, por ejemplo en los impresionantes rascacielos de los financial district de las grandes ciudades (los nuevos templos del gran dios), en cómo se decoran y envuelven los productos del consumo, en cómo se diseñan y embellecen las tiendas de las grandes marcas, en los performances de los desfiles de moda, en el encanto y apariencia de los supercoches, etc.
Los grandes ejecutivos, banqueros y empresarios, agentes económicos en general, siempre van lujosa y uniformemente vestidos como corresponde a su magisterio sagrado. Ellos son ahora los sumos sacerdotes que, con sus estrategias, rituales y actividades ofician cada día el culto al único dios omnipotente, el dinero y su absoluta glorificación. Es la religión que nos une en el sentir de que debemos vivir y sacrificar nuestras vidas a la mayor gloria de este omnipotente e indiscutido dios.

Aquella bella idea filosófica, pues, del arte como medio en el que el género humano podía formarse para la verdadera libertad política ha tenido así, en su desarrollo contemporáneo, una deriva determinante en la configuración de la ideología del capitalismo actual y de sus estrategias de consolidación y expansión. Este proceso de formación se refiere tanto a la vida colectiva de la gente como al individuo particular en cuanto integrante de ella.

Lo que, según los pensadores de hace un siglo, el arte tendría que transformar era la forma de vida que los individuos compartimos al vivir en sociedad. Porque el carácter público del arte implica, como su virtualidad propia, una fuerza fundadora de comunidad y creadora de solidaridad al promover y suscitar formas de percibir y sentimientos comunes compartidos. Se veía por ello en el arte y en la postulada religión estética el instrumento para producir el reino de la libertad, frente a la antigua religión cristiana o la antigua moral como reinos del miedo y la dependencia.

La idea, pues, de una religión estética era, por esta razón, la de una totalidad que aparentemente no reprime ningún impulso ni ningún sentimiento, sino que permite un desarrollo cada vez más armónico de la propia libertad y autorrealización. Como he dicho, este poder unificador de la belleza se comprendía todavía según el ejemplo de la antigua religión griega, una religión que penetró el espíritu y las costumbres de su sociedad, que estaba presente en las instituciones del Estado y en la praxis cotidiana, y que sensibilizaba la forma de pensar y las motivaciones éticas y morales de una forma estética, es decir, se las inculcaba a los individuos, no por la coacción, sino mediante la seducción que la belleza ejercía en su ánimo por sus realizaciones artísticas y sus procedimientos estéticos.

Se puede decir, por todo ello, que una de la funciones principales del arte y la estética hoy es, de hecho, la realización práctica del capitalismo contemporáneo al ofrecerse como instrumento esencial al servicio de la ilusión liberadora de lo bello proyectada en el ámbito del lujo, del disfrute y de la riqueza. En qué medida sea éste un empeño paradójico y contradictorio puesto que la belleza así presentada no puede introducir, en realidad, nada más que una libertad “ilusoria” y engañosa es algo sobre lo que no se ha pensado todavía tal vez lo suficiente.

Si la religión cristiana usaba el miedo a la condenación eterna y la coacción del pecado para dirigir a las masas e inducirlas a la obediencia y la estandarización de sus comportamientos, hoy la nueva religión estética del dinero y del consumo utiliza igualmente para lo mismo la coacción del miedo a no salvarse como miedo a no participar de esta fascinante utopía del lujo, del derroche y de la riqueza con cuyas imágenes estetizadas se nos seduce continuamente, se nos hechiza y se nos manipula psicológicamente.

En todo caso, el debate teórico mismo que conecta nuestra actualidad con la discusión de clasicistas y románticos contiene elementos que permiten desplegar una reflexión interesante por encima, o colateralmente, al uso mismo que de él ha hecho la contemporánea ideología del capitalismo. Destaca, por ejemplo, la importante idea de que la realización de la razón, la necesaria racionalización de la vida colectiva, sigue pasando por la resurrección en la contemporaneidad del destruido sentido comunitario a través de una educación estética.

Porque este orden no puede surgir ni de la sola espontaneidad autorreguladora de las tendencias naturales de los individuos ni del único impulso voluntarista de su libertad, sino que sólo puede ser fruto de un proceso de formación que tiene que atenuar tanto la contingencia de la naturaleza como la libertad de la voluntad. El medio de este proceso de formación no puede ser otro que el arte, porque suscita ese sentimiento de armonía en el que el ánimo no se ve forzado ni física ni moralmente, actuando, sin embargo, de ambas formas.

A la fragmentación e interna autoescisión del individuo sólo el arte puede proporcionar una conciliación, o sea, un carácter social amigable. Esta es una idea que aún no ha dado de sí todo el potencial que contiene. Porque esta utopía estética no tiene por qué tener necesariamente como única meta embellecer y estetizar la existencia, como enseña interesadamente para sus objetivos el capitalismo. Podría orientarse también, por ejemplo, a revolucionar la relación de entendimiento entre los sujetos, a poner armonía en la sociedad, o a crear ese Estado moral que, desde supuestos hoy revisables, proponía Kant.

Y de nuevo la pregunta, ¿por qué “nueva religión estética”? “Nueva religión” porque los lazos de vinculación interna entre los ciudadanos no puede anudarlos ya la religión cristiana, incompatible con la autonomía y la libertad individual conquistadas por la modernidad. Hay que pensar en una nueva “religación” en la que esa adhesión a los valores comunes, ese sumarse al propósito y a la causa final de todos no esté determinada por la coacción y el miedo, sino que sea voluntaria y libre.

Y “estética” porque lo que más profundamente unifica a los individuos no es nunca algo racional (contra Kant y otros pensadores ilustrados), sino algo afectivo, un sentir común, la adhesión apasionada a unos valores que se comparten. Sólo la educación estética, por tanto, es capaz de articular convicciones básicas de valor e instituir una especie de “unidad del sentir” y una “solidaridad de vida” entre los miembros de una sociedad moderna.

De ahí la importancia que adquiere, en este marco teórico, la idea de belleza en el uso publicitario y seductor que de ella hace, para sus fines de autoexpansión y consolidación, el sistema capitalista ya globalizado. Las obras de arte y las estrategias estetizantes se utilizan como símbolo utópico de una idealizada y fascinante realización de la libertad, en la que podemos ver intuitivamente encriptada una imagen de cómo podría ser nuestra vida si esa plenitud de la posesión de la riqueza, del lujo y del disfrute se realizara. Sólo podemos verlo de esta forma, a causa de que lo que la imaginación es capaz de proyectar, no puede explicarse racional y argumentativamente mediante el discurso de la razón lógico-analítica.

En todo caso, lo que subyace a todas estas reflexiones es, como he señalado al principio, un grave problema político: el Estado-máquina, la falta de legitimación, la disolución de los vínculos sociales, la fragmentación, el aislamiento, incomunicación y angustia del individuo moderno. El problema es que se aprovechan todas estas necesidades para generar la ilusión de un falso modo de superación. El uso de una nueva religión estética es, en este contexto, también él un programa político que para nada pretende salir al paso del carácter mecanicista inherente a la concepción analítica y racionalista de la interacción social.

La tradicional visión religiosa del mundo garantizaba la permanencia y constitución de una sociedad mediante la consagración de un determinado valor supremo. Es decir, remitía a la esfera de lo sagrado algo existente en la naturaleza o entre los hombres, y de ese modo quedaba fundamentado y justificado el orden social.

Fundamentar algo en sentido político no es remitirlo a su causa eficiente, sino referirlo a un valor indiscutible para los hombres de una determinada sociedad.
Nuestra realidad capitalista ha logrado establecer que, para los hombres de esta sociedad globalizada, lo único indiscutible, en sentido radical, sea lo que pasa por ser sagrado, todopoderoso, omnipresente, incontestable: el dinero. En virtud de la referencia a lo sagrado (creada simbólica o figurativamente por el arte y las estrategias de estetización), el valor, la actitud y el comportamiento quedan así fijados y justificados socialmente.

Por otra parte, otra de las principales características de la nueva religión estética del capitalismo es su capacidad comunicativa, su poder de conseguir el acuerdo entre los individuos por encima de su nacionalidad, sus creencias o sus historias pasadas. De este modo, por su capacidad de aunar voluntades y lograr el acuerdo intersubjetivo, la seducción de sus valores justifican, a su vez, la adopción generalizada de determinados modos de vida a nivel planetario dentro de instituciones sociales tendencialmente equiparables.

Smile or Die: How Positive Thinking Fooled America and the World

Smile or Die: How Positive Thinking Fooled America and the World by Barbara Ehrenreich
Jenni Murray
Sunday 10 January 2010

Every so often a book appears that so chimes with your own thinking, yet flies so spectacularly in the face of fashionable philosophy, that it comes as a profoundly reassuring relief. After reading Barbara Ehrenreich’s Smile or Die: How Positive Thinking Fooled America and the World, I feel as if I can wallow in grief, gloom, disappointment or whatever negative emotion comes naturally without worrying that I’ve become that frightful stereotype, the curmudgeonly, grumpy old woman.
Instead, I can be merely human: someone who doesn’t have to convince herself that every rejection or disaster is a golden opportunity to “move on” in an upbeat manner.

Ehrenreich came to her critique of the multi-billion-dollar positive-thinking industry – a swamp of books, DVDs, life coaches, executive coaches and motivational speakers – in similar misery-making circumstances to those I experienced. She was diagnosed with breast cancer and, like me, found herself increasingly disturbed by the martial parlance and “pink” culture that has come to surround the disease.
My response when confronted with the “positive attitude will help you battle and survive this experience” brigade was to rail against the use of militaristic vocabulary and ask how miserable the optimism of the “survivor” would make the poor woman who was dying from her breast cancer. It seemed to me that an “invasion” of cancer cells was a pure lottery. No one knows the cause.
As Ehrenreich says: “I had no known risk factors, there was no breast cancer in the family, I’d had my babies relatively young and nursed them both. I ate right, drank sparingly, worked out, and, besides, my breasts were so small that I figured a lump or two would improve my figure.” (Mercifully, she hasn’t lost her sense of humour.)
I had long suspected that improved survival rates for women who had breast cancer had absolutely nothing to do with the “power” of positive thinking. For women diagnosed between 2001 and 2006, 82% were expected to survive for five years, compared with only 52% diagnosed 30 years earlier.
The figures can be directly related to improved detection, better surgical techniques, a greater understanding of the different types of breast cancer and the development of targeted treatments. Ehrenreich presents the evidence of numerous studies demonstrating that positive thinking has no effect on survival rates and she provides the sad testimonies of women who have been devastated by what one researcher has called “an additional burden to an already devastated patient”.
Pity, for example, the woman who wrote to the mind/body medical guru Deepak Chopra: “Even though I follow the treatments, have come a long way in unburdening myself of toxic feelings, have forgiven everyone, changed my lifestyle to include meditation, prayer, proper diet, exercise and supplements, the cancer keeps coming back. Am I missing a lesson here that it keeps re-occurring? I am positive I am going to beat it, yet it does get harder with each diagnosis to keep a positive attitude.”
As Ehrenreich goes on to explain, exhortations to think positively – to see the glass as half-full even when it lies shattered on the floor – are not restricted to the pink-ribbon culture of breast cancer. She roots America’s susceptibility to the philosophy of positive thinking in the country’s Calvinist past and demonstrates how, in its early days, a puritanical “demand for perpetual effort and self-examination to the point of self-loathing” terrified small children and reduced “formerly healthy adults to a condition of morbid withdrawal, usually marked by physical maladies as well as inner terror”.
It was only in the early 19th century that the clouds of Calvinist gloom began to break and a new movement began to grow that would take as fervent a hold as the old one had. It was the joining of two thinkers, Phineas Parkhurst Quimby and Mary Baker Eddy, in the 1860s that brought about the formalisation of a post-Calvinist world-view, known as the New Thought Movement. A new type of God was envisaged who was no longer hostile and indifferent, but an all-powerful spirit whom humans had merely to access to take control of the physical world.
Middle-class women found this new style of thinking, which came to be known as the “laws of attraction”, particularly beneficial. They had spent their days shut out from any role other than reclining on a chaise longue, denied any opportunity to strive in the world, but the New Thought approach and its “talking therapy” developed by Quimby opened up exciting new possibilities.
Mary Baker Eddy, a beneficiary of the cure, went on to found Christian Science. Ehrenreich notes that although this new style of positive thinking did apparently help invalidism or neurasthenia, it had no effect whatsoever on diseases such as diphtheria, scarlet fever, typhus, tuberculosis and cholera – just as, today, it will not cure cancer.
Thus it was that positive thinking, the assumption that one only has to think a thing or desire it to make it happen, began its rapid rise to influence. Today, as Ehrenreich shows, it has a massive impact on business, religion and the world’s economy. She describes visits to motivational speaker conferences where workers who have recently been made redundant and forced to join the short-term contract culture are taught that a “good team player” is by definition “a positive person” who “smiles frequently, does not complain, is not overly critical and gratefully submits to whatever the boss demands”.
These are people who have less and less power to chart their own futures, but who are given, thanks to positive thinking, “a world-view – a belief system, almost a religion – that claimed they were, in fact, infinitely powerful, if only they could master their own minds.”
And none was more susceptible to the lure of this philosophy than those self-styled “masters of the universe”, the Wall Street bankers. Those of us raised to believe that saving up, having a deposit and living within one’s means were the way to proceed and who wondered how on earth the credit crunch and the subprime disasters could have happened need look no further than the culture that argued that positive thinking would enable anyone to realise their desires. (Or as one of Ehrenreich’s chapter headings has it, “God wants you to be rich”.)
Ehrenreich’s work explains where the cult of individualism began and what a devastating impact it has had on the need for collective responsibility. We must, she says, shake off our capacity for self-absorption and take action against the threats that face us, whether climate change, conflict, feeding the hungry, funding scientific inquiry or education that fosters critical thinking. She is anxious to emphasize that she does “not write in a spirit of sourness or personal disappointment, nor do I have any romantic attachment to suffering as a source of insight or virtue. On the contrary, I would like to see more smiles, more laughter, more hugs, more happiness… and the first step is to recover from the mass delusion that is positive thinking”.
Her book, it seems to me, is a call for the return of common sense and, I’m afraid, in what purports to be a work of criticism, I can find only positive things to say about it. Damn!

Megachurches, Megabusinesses

Megachurches, Megabusinesses

Luisa Kroll, Forbes Staff
9/17/2003

Maybe churches aren’t so different from corporations. World Changers Ministries, for instance, operates a music studio, publishing house, computer graphic design suite and owns its own record label. The Potter’s House also has a record label as well as a daily talk show, a prison satellite network that broadcasts in 260 prisons and a twice-a-week Webcast. New Birth Missionary Baptist Church has a chief operating officer and a special effects 3-D Web site that offers videos-on-demand.

It publishes a magazine and holds Cashflow 101 Game Nights. And Lakewood Church, which recently leased the Compaq Center, former home of the NBA’s Houston Rockets, has a four-record deal and spends $12 million annually on television airtime.
Welcome to the megabusiness of megachurches, where pastors often act as chief executives and use business tactics to grow their congregations. This entrepreneurial approach has contributed to the explosive growth of megachurches–defined as non-Catholic churches with at least 2,000 members–in the U.S.

Indeed, Lakewood, New Birth, The Potter’s House and World Changers, four of the biggest, have all experienced membership gains of late. Of course, growth for them has a higher purpose: to spread their faith to as many people as they can. “In our society growth equals success,” says Scott Thumma. Scott Thumma , faculty associate at the Hartford Institute for Religion Research. “And religious growth not only equals success but also God’s blessing on the ministry.”

In 1970, there were just ten such churches, according to John Vaughn John Vaughn , founder of Church Growth Today, which tracks megachurches. In 1990, 250 fit that description. Today, there are 740. The most common trait that these churches share is their size; average number of worshippers is 3,646, up 4% from last year, according to Vaughn.

But they also demonstrate business savvy, with many holding conferences (47%) and using radio (44%) and television (38%), according to a 1999 survey conducted by the Hartford Institute for Religion Research. The average net income of megachurches was estimated at $4.8 million by that same survey.

Churches are exempt from income taxes. But in some cases they do pay an unrelated business income tax on activities not substantially related to the church’s religious, educational or charitable purposes. (Churches do pay payroll, sales and, often, property taxes.)

*Catholic churches are not tracked for this study. This is all 2003 attendance data and represents total weekend attendance for each congregation. Source: Dr. John N. Vaughan, Church Growth Today

Church Attendance* City, State Pastor
Lakewood Church 25,060 Houston, Tex. Joel Osteen
World Changers 23,093 College Park, Ga. Rev. Creflo Dollar
Calvary Chapel of Costa Mesa 20,000 Santa Ana, Calif. Pastor Chuck Smith
The Potter’s House 18,500 Dallas, Tex. Bishop T.D. Jakes
Second Baptist Church 18,000 Houston, Tex. Dr. H. Edwin Young
Southeast Christian Church 17,863 Louisville, Ky. Bob Russell
First Assembly of God 17,532 Phoenix, Ariz. Dr. Tommy J. Barnett
Willow Creek Community Church 17,115 S. Barrington, Ill. Bill Hybels
Calvary Chapel of Ft. Lauderdale 17,000 Fort Lauderdale, Fla. Pastor Bob Coy
Saddleback Valley Community Church 15,030 Lake Forest, Calif. Dr. Rick Warren
Technology also plays a large role in helping these giant churches communicate with members and keep track of them. Many provide a transcript of the weekly sermons and an events calendar on the Web site as well as sell products, such as books and CDs. They also allow members to post prayers and donate online. Almost all (99%) have Web sites. “Cell phones, e-mail, complex phone systems and the Internet all enhance the way megachurches work,” says Thumma, faculty associate at the Hartford Institute.
Helping churches grow is a business in itself. There is even a publicly traded company, Kingdom Ventures , whose sole mission is to help faith-based organizations get bigger. In its latest 10Q, the company did disclose that it’s received a subpoena from the Securities And Exchange Commission relating to its stock and transactions.
Founded in 1999, the tiny company operates 12 subsidiaries and claims to work with 10,000 churches on everything from fundraising to event planning (it provides speakers and artists for events) to upgrading technology by helping sell new audio and visual equipment and sound systems. “One of the reasons megachurches are as big as they are is because they use the technology of today,” says Kingdom Chief Executive Gene Jackson Gene Jackson , “We can help smaller churches become big with technology.”
If that doesn’t help, they may steer folks to a new book they are about to publish: PastorPreneur, which is hitting Christian book stores this month. The book teaches pastors to think like entrepreneurs; for instance, encouraging them to set up strategic partnerships with nonchurch groups and to use event marketing to draw in new members.
For a lesson in marketing, religious leaders would do well to study the success of Bill Hybels. Bill Hybels and his Great Barrington, Ill.-based Willow Creek Community Church. In 1975, he and members of his student ministry went door to door asking residents what kept them away from church. Hybels then crafted his services to address their concerns, becoming one of the first pastors to use video, drama and contemporary music in church and encouraging a more casual dress code.
“Hybels really showed that churches can use marketing principles and still be authentic,” says Michael Emerson , a Rice University sociology professor who has studied megachurches. Willow Creek, which has a staff of 500 full and part-time employees, is renowned for its conferences and seminars that teach other churches how to market themselves as well as for its “buzz” events, featuring well-known personalities such as country singer Randy Travis. Randy Travis , NASCAR Champion owner and former Washington Redskins coach Joe Gibbs. Joe Gibbs and Lisa Beamer. Lisa Beamer , widow of Sept. 11, 2001, hero Todd Beamer. Todd Beamer –all intended to attract nonchurch goers.
Media has helped spread the message, particularly for Lakewood Church, the largest megachurch in the U.S. In 1981, Joel Osteen Joel Osteen , son of then-pastor Joe Osteen Joe Osteen , quit college to set up his father’s television ministry. The services eventually aired in 140 countries. He also advertised Lakewood on local television and on billboards throughout Houston where the church is located. After his father passed away in 1999, Osteen became pastor and expanded the church’s media strategy.
Like most churches, Lakewood’s broadcasts had been relegated to the very early Sunday morning shows. Lakewood instead decided to target the top 25 markets in the nation and negotiate for timeslots on the four top networks between 8 A.M. and 10 A.M., rather than working with just one network. It also agreed to increase its budget for airtime to $12 million from $6 million. Its program now can be seen in 92% of the nation’s households.
Never satisfied, the church analyzes its media strategy each quarter.
As for the services themselves, Lakewood makes sure to put on a grand show. It has a 12-piece stage band, a lighting designer to set the mood and three large projection screens. The technology will be even more spectacular when it moves into its new home in the former Houston Rockets’ stadium “We really want it to feel like a concert,” says Duncan Dodds. Duncan Dodds , Lakewood’s executive director. Something is working: Church attendance has grown from 6,000 in 1999 when Osteen became pastor to 25,060 today.
Pastor Rick Warren, who founded Saddleback Church in Lake Forest, Calif., in 1980, has deftly used technology as well as marketing to spread his message. His Pastors.com, which reaches 100,000 pastors worldwide each week, has e-mail forums, archives of all of his sermons from the past 22 years and a place to post prayer requests. He also sends a free weekly newsletter, Rick Warren’s Ministry Toolbox, to pastors.
When it came time to launch his book, The Purpose Driven Life, last year, Warren used Pastors.com to invite churches to participate in a “40 Days of Purpose” event (to correspond with the book’s 40 chapters). The 40-day-long event attracted 1,562 churches and was kicked off with a simulcast broadcast to all those churches. Some 267 radio stations ran a “40 days campaign” during the same time period. And a CD of “Songs for a Purpose Driven Life” featuring well-known Christian artists was also released.
From the start, the books and CDs were distributed in mass-market retailers such as Wal-Mart , Costco Wholesale , Barnes & Noble and Borders Group . It quickly became a New York Times bestseller and has already sold 5.8 million copies, outselling Billy Graham, and making it one of the most successful book promotions in Christian publishing history.
No doubt, churches have learned some valuable lessons from corporations. Now maybe they can teach businesses a thing or two. Companies would certainly appreciate having the armies of nonpaid, loyal volunteers. “The business world would love to have that kind of fellowship,” says Vaughn.

The Truth about the Word of Faith

Ex-Word of Faith Preacher tells “THE TRUTH ABOUT THE WORD OF FAITH”
THE TRUTH ABOUT THE WORD OF FAITH
exwordoffaith.blogspot.com
Damon Whitsell | February 24, 2009
I used to wonder why Shepherding reappeared in the Charismatic churches considering that the founders pretty much shut it down around 1990, and publicly repented. It didn’t make sense why it not only lingered, but began thriving again. I have lately found out why it reappeared. It snuck in through the teachings of the Word of Faith, one of the most influential movements since the Azusa Street Revival of 1906. The Word of Faith may be influential, but it is also an apostasy, and carries Shepherding clinging to it like a leech.
I was a follower of the Word of Faith doctrine from 1990 until 2005. Even when I began to break with the Word of Faith over the extremes of the Prosperity Gospel, I still maintained connections with them. I was a licensed minister through a Word of Faith church from 2004 through 2007, and my wife worked for Kenneth Copeland Ministries from 2003 until late 2007.
During that time, I noticed more and more spiritual abuse, things that reminded me of Shepherding. I began to wonder, “Is the Word of Faith in general, and Kenneth Copeland Ministries in particular, Shepherdist, or merely spiritually abusive, or am I nuts?”
Early this year (2008), I found out that I am not nuts!
In his book A Different Gospel, D.R. McConnell points out the origins of the Word of Faith. This is not a rant by a Fundamentalist preacher. This book began as McConnell’s master’s thesis when he was a student at Oral Roberts University. He is a Charismatic pastor, so this is an insider’s look at something he finds disturbing.
McConnell says that today’s Word of Faith preachers (Kenneth Copeland, John Avanzini, Creflo Dollar, etc.) base their doctrine on the works and teachings of Kenneth Hagin. We knew that. McConnell then says that Hagin based (some say plagiarized) his doctrines on the works of E.W. Kenyon. We knew that, too.
But then McConnell drops a 2,000 megaton bombshell, ripping through my views of the Word of Faith like a lawnmower through Bermuda grass. He states that Kenyon based his teachings and beliefs on what he was taught in college, at the hands of teachers who were Gnostic and Christian Scientist.
Whoa! That makes the whole doctrine pretty much suspect from the beginning!
Kenyon attended the Emerson School of Oratory in 1892. There, he was under the influence of Charles Emerson, a Christian Scientist; R.W. Trine, a Gnostic who wrote one of the major books on New Thought; and M.J. Savage, a Unitarian whose church Kenyon attended.
Let’s look at those beliefs and see how the Word of Faith dovetails into them.
Gnosticism is a complex system of beliefs hammered together from earlier ones. It has existed as far back as before the time of Christ and was a real problem to the Church as early as the time of John and Peter. To summarize Gnosticism, it believes that salvation is through knowledge of mysteries (gained through intuition), that all matter is evil and that only spirit is good (a belief called Dualism), that Jesus could not have been purely good because He was in a human body, that Jesus was a mere man, that God created lesser gods, and that only Gnostics, “people who knew,” were guaranteed salvation.
They also believe that God could only be reached through gnosis, through the divine revelation of mysterious knowledge. Gnostics also believe that God is a hermaphrodite; half male, half female. Gnostics believed in a divine formula, that once understood, would destroy the power of evil.
Gnosticism’s more modern offshoot, New Thought, states that Spirit is the ultimate reality, the true human self is divine, divinely attuned thought is a positive force for good, most disease is mental in origin, and that right thinking has a healing effect. While that may sound Biblical, it is actually a form of early Humanism, and was founded on pantheism, occultism, spiritualism, and the basics of Gnosticism.
Christian Science is founded on the teachings of Mary Baker Eddy. This system believes a lot of things that are Biblical, but some of the things that they believe that aren’t include “mind over matter,” the idea that all things are spiritual and the material world is an illusion, and the denial of physical ailments. Please note that Christian Science is not Scientology.
Hmmm … I see parallels already. Let’s review some of them.
The Word of Faith believes:
— Divine Revelation: well, I believe in it, too, but all divine revelation has to mesh perfectly with the Bible. Word of Faith preachers teach that they are the dispensers of this revelation, and imply that only they are capable of giving it. They will rely more on what “God told them” than on what was written in the Bible, despite their insistence that we, the congregation, must find three scripture verses to support what we want to do. This is not unlike the Gnostic belief in mysterious knowledge.
— They put God in a box: Word of Faith preachers deny God’s sovereignty and actually mock the concept. They make God a slave to “spiritual laws” that even He can’t break. They teach that we can twist God’s arm to get what we want, enabling us to write our own ticket with Him (Kenneth Hagin’s term), or turn God into a vending machine (Richard Roberts’ term). The concept of spiritual laws and the idea that God is at our beck and call is definitely Gnostic.
— Jesus died spiritually: while the idea that Jesus went to Hell is as old as the Church, the Nicene and Apostles’ Creeds do NOT say that Jesus died spiritually and had to be born again. If Jesus did die spiritually, then Jesus was a mere man, and not God incarnate. Again, this is a Gnostic belief — that Jesus was a mere man.
— Spiritual laws: Word of Faith is founded on the concept that there are spiritual laws in the Bible, that even God is bound to obey. These spiritual laws include things like reciprocity, sowing and reaping, the law of sin and death, the law of the tongue, etc. Once these laws are understood and worked with, then Satan has no more power over the Christian. That may be true, and I’m not saying that it is, but it sounds an awful lot like the Gnostic belief in divine formulas.
— God is as much female as He is male: I don’t know where they get this from Biblically, but more than one Word of Faith has said this. They also teach that Adam was both male and female at the same time, and God removed Adam’s female half, not just a rib. If this were true, then the pronoun for God in the Bible would be either “it” or “s/he,” not “he.” A hermaphroditic view of God is pure Gnosticism.
— Man is equal with Jesus and God: the idea that we are made in God’s image is Biblical, but the Word of Faith teaching that we are little gods, or that we are made in God’s class is not. Being equal with God is Gnostic at best, Lucifer’s rant at worst.
— Our words can change time, space and matter: this is known as “Name It and Claim It.” Sure, our words can change attitudes and maybe our bodies, but not to the extent that we are the “prophets of our own lives.” This is Christian Scientist “mind over matter,” retooled for modern times.
— Emphasis on Dominion over the Earth instead of forgiveness of sins and the need to love others: Most Word of Faith theology is rooted in having dominion over the Earth, and that Adam was the god of this planet. Do I have to go into that? Gnostics believed that they were gods.
— The reality of sickness and sin is denied: The Word of Faith says that they do not deny sickness and sin, but deny sickness and sin’s place in their bodies. It’s the same thing. Christian Science denies sickness, often to the point of dying instead of taking medicine. Word of Faith preachers do the same thing, often mocking doctors and medicine, despite having them on their daily television shows.
— Prayer is replaced by confession: Prayer connects us with God. Confession connects us with us. In other words, confession, whether it is what we desire or a Bible verse, is a Gnostic practice of mumbling chants and spells, replacing God with our own minds, because we have the knowledge it takes to save ourselves.
— God can only be pleased by faith: This is based on a verse in Hebrews. The implication is that if we are not standing on three scriptures from the Bible, believing we receive, and holding God to the spiritual laws, then God is not pleased with us. This is very similar to the Gnostic concept that the only way to God is through gnosis (in this case, the only way to God is through the strict definition of faith that the preacher uses). This totally rules out the concept that the way to God is through Jesus Christ.
— Dualism: The Word of Faith stresses that everything is spiritual, and that the physical is not important. They mock education and creatitivy and the five human senses. They hate sex (Kenneth Copeland said that we were supposed to speak our children into existence, Gloria Copeland said that sex was a product of the fall of Adam, and Benny Hinn said that women were originally supposed to give birth from their armpits). Despite their obsession with healing, they hate the human body, calling it an “earth suit.” Dualism is a Gnostic belief. Sure, you find the same teaching in the works of St. Augustine, but remember, he was a Gnostic before becoming a Christian.
I should have seen all this from the beginning, but I didn’t. I fell for the teaching that I could get rich quick and that I didn’t have to be sick a day in my life. There is a sucker born every minute! The reason the Word of Faith fooled me, and millions of other Christians, is that there is a lot of Biblical truth in it. Much of what Word of Faith preachers teach is sound. But what they teach that is sound is nothing more than the truths found in the Pentecostal movement of 1906 and the Charismatic Renewal of 1967. It’s the rest that’s poisoned; the part that originated with Kenyon, was modified by Hagin and has been perpetuated by Copeland.
Another reason the Word of Faith fooled me, and millions of others, is that the preachers are genuinely sincere Christians who love Jesus! Kenyon, Hagin, Copeland, Dollar and others have helped millions of people know Christ better. They really believe that what they preach is totally Biblical. Unfortunately, it isn’t. Kenyon fought against the metaphysical religions of Christian Science and New Thought, denying their more obvious unbiblical teachings. Yet, he ended up embracing enough of these unbiblical teachings to turn the Word of Faith from what should have been a new branch of the Pentecostal/Charismatic movement into a genuine cult.
I know, I know … there are Word of Faith apologetics that refute every one of these observations. The thing for me is this — I was an insider and saw this firsthand. I saw the abuses, and the apostasies, and people running around chanting their mantras, and I had enough. McConnell’s claims make sense to me. They explain what I saw. You have to decide for yourself.
This does not make the Word of Faith a heresy. Heresy is a rebellion against the doctrines of an established church. The Word of Faith is its own denomination, so it has nothing to rebel against. It is instead, an apostasy! An apostasy is nothing less than a rebellion against God Himself.
It gets worse. There is a direct link between the Word of Faith and Shepherding.
Tricia Tillin, in her online testimony, shows this direct link. She lives in Great Britain, and was involved with KCM and the Word of Faith during the latter part of the 20th Century. In her blog, she writes that in 1985, she visited the UK headquarters for KCM and had a conversation with the worker there. During this conversation, Mrs. Tillin brought up how she was relieved that Kenneth Copeland was so opposed to Shepherding. Mrs. Tillin expected the worker to agree with her.
Instead, Mrs. Tillin writes “She was evasive, would not condemn Shepherding doctrines, and then said that there had been a change of heart and the Copeland ministry would now be working more closely with the Shepherding leadership, and we should be praying for unity between them. This was devastating! Formerly they agreed Shepherding was in error, but now they’d changed their minds, and were going to work alongside each other!”
Then there is Stephen Parson’s book Ungodly Fear. Parson writes that in 1985 (the same year that Mrs. Tillin visited the KCM headquarters in Great Britain), at a convention of the Network of Christian Ministries, Kenneth Copeland said the Word of Faith and the Shepherding doctrines ought to be merged.
So, two different sources identify that the Word of Faith and Shepherding married each other. This does, at least to me, explains what I saw during my tenure with KCM and the Word of Faith. If the Word of Faith was so far from the truth to begin with, then it’s easy to understand how it could so easily embrace another apostasy like Shepherding.
And it also explains how Shepherding has made so many inroads into the Charismatic churches and ministries. Kenneth Copeland is a highly respected and influential teacher among many Charismatics. They are simply doing what they see his ministry and church do.
http://exwordoffaith.blogspot.com/2008/02/truth-about-word-of-faith.html

Predicas de Vladimir Rivas

Predicas de Vladimir Rivas
USA LO QUE TIENES PARA SER BENDECIDO”
Reflexión: “Usa Lo Que Tienes Para Ser Bendecido”
Escrita por: Dr. Vladimir Rivas
Cita Bíblica: Jueces 6:12
“…Ve con esta tu fuerza y salvarás a Israel de la mano de los madianitas…”
Dios no te va dar más cuando sabe que tienes fuerza para reclamar y juzgar.

Otro caso. Un día Jesús dijo a sus discípulos que dieran de comer a la multitud que estaba con Él. Ellos empezaron a ver lo que no poseían, le respondieron que no tenían dinero y le preguntaron si conseguían 200 denarios para darles de comer. Entonces, el Señor les preguntó que tenían. Uno de ellos dijo que un niño tenía cinco panes y dos peces. Entonces Jesús les envió llevárselos para bendecidlos y éstos se multiplicaron. Alcanzó para darle de comer a toda la gente y también sobro. (Marcos 6:34-44) Los discípulos de Jesús no estaban enfocados en lo que debían hacer. Su mente estaba en otro lado. Y el Señor los desafió preguntándoles que tenían. ¿Por qué no miras lo que tienes y empiezas a bendecidlo para que produzcas algo más? El secreto no está en hacer cosas grandes, esta convertir algo pequeño en grande. Pídele al Señor que te ayude en convertir lo pequeño que posees en algo grande.
En Marcos 8:17 dice: ¿Qué discutís, porque no tenéis pan? El Señor se les acercó y les dijo: ¿Acaso no se recuerdan cuando solo tenía 5 panes y 2 peces, no nos sobro después de haber lo multiplicado? No entienden que con algo pequeño se puede lograr algo grande un día. Duros de corazón no lo hacen porque no lo creen. Con algo pequeño se puede hacer algo muy grande.
“…La diferencia es que hay gente sentada esperando que Dios haga algo, y otros están haciendo algo para Dios…”
Moisés tenía un palo, pero se aferró a ese palo y lo convirtió en una vara milagrosa. David una honda, un instrumento artesanal para conseguir frutas. Es sus manos se convirtió en una arma mortal. Noé, no era ingeniero, no poseía una maestría en navegación, no era un constructor y construyo el barco más grande e indestructible de la humanidad. El titanic es recordado por su fracaso, el arca es sinónimo de vida 4,500 años después, y no lo hicieron profesionales. Eliseo poseía un trapo, pero se aferro a él como señal de su compromiso ante el padre, su manto era su fuerza. Todos los anteriores que menciono creían que Dios estaba con ellos. Estas personas tenían menos que nosotros y lo lograron. El éxito consiste en tomar aquello que aún no tienes y se te está ofreciendo, para hacerlo grande. ¿Cuánto vale una pelota en manos de Jordán? ¿Cuánto vale un piano en manos de Marcos Witt? ¿Cuánto vale una guitarra en manos de Santana? ¿Cuánto vale un micrófono en manos de Luís Miguel?
¡Quién tiene una palabra lo tiene todo!
http://iglesiacompaz.blogspot.com/2008/03/usa-lo-que-tienes-para-ser-bendecido.html

The Gospel According To The Faith Movement

The Gospel According To The Faith Movement: What The “Prosperity Gospel” Names And Claims

by Rev Rafael D. Martinez, Spiritwatch Ministries
It’s impossible to miss a certain irrepressible influence in Charismatic and Pentecostal circles today for it extends far beyond them into the deepest parts of Christian culture globally. Their leaders are unmistakable figures, almost forces, as they enthrall tens of thousands with their tongues of fire as televised from vast megachurch settings. Glitzy ads selling the DVD’s of their services and tickets for evenings at their mass meetings held in a sports arena somewhere fill their air time. The message of their vibrant and folksy preaching is wonderfully uplifting and encouraging, so positive and yet practical and it seems to uncannily “read your mail,” touching you just where you are.
Their disciples are your coworkers, your aunt, or your neighbor who will tell all around them how to get off antidepressants or how not to speak negatively, lest a curse fall upon on oneself. They range from the rich black sales executive tooling his Lexus SUV with the fish sticker on his bumper through a New York rush hour to the poor white single mom living in a battered trailer in the backwoods of Louisiana. There are few more distinctive people in Pentecost today than these believers who, in their zeal to live out a practical Christian life, uphold this global force’s message as the “uncompromised Word of God,” and who unhesitatingly base their lives and faith around it.
This influence is known by many popular designations, but the most obvious title calls it the Word of Faith Movement, an exceedingly popular school of thought found throughout Christian circles of primarily Pentecostal or Charismatic persuasion literally around the world.
This movement takes many organizational and cultural forms but is probably more accurately described as a closely knit subculture in Christianity that advances a body of teachings referred to generically as the “divine wealth,” “prosperity,” or “faith message.” It has attracted tens of millions of Pentecostals and Charismatics who are captivated by the alluring claims of Faith teachings that promise so much unimaginable blessing that can be tailor made to one’s own circumstances and desires.
The focus on practical Christian faith that they take is so deep that many movement members call themselves “faith people.” A certain translation of Mark 11:23 is the basis for this teaching, and it has mainstreamed into society today with an appealing, simple and compelling message that attracts millions: “According to the Bible, it’s God’s Will for you to be healthy and wealthy!”
This message is expanded enthusiastically upon by many of the “faith people”: there are divine laws that God himself interacts with to bestow these blessings upon all who will unquestioningly accept them as Gospel truth. It further teaches that a good God loves His people so well that His Son Jesus was sent not only to die for their sins, but to deliver them from pain, pestilence and poverty. Words with creative power can be confessed to bring this level of victorious Christian life to all true believers in Christ.
The present galaxy of luminaries within the Faith movement features many of the most popular preachers of our day among them. They include it’s late “founding father” Kenneth (aka “Dad”) Hagin, the legendary Oral Roberts and Kenneth and Gloria Copeland.
Perhaps the most well known figures of the Faith movement today who expound with and fully identify with its’ guiding principles are Joyce Meyer, Benny Hinn and the “smiling preacher” Joel Osteen, whose father John Osteen was a contemporary of Roberts and Hagin. Other equally well known Faith leaders are Marilyn Hickey, Rod Parsley, Creflo Dollar, Frederick Price, and Charles Capps whose teachings, crusades and miracle campaigns – all aired over the bully media pulpits such as the Trinity Broadcasting Network, the Daystar and SkyAngel channels and innumerable other satellite and cable systems (1).
Following hard on their footsteps are a seemingly endless legion of Faith clergy who, after 50 years of germination and explosive growth, have created a vast and almost seamless movement of established Bible colleges, megachurches and ministerial fellowships as well as burgeoning business networks. Spanning the globe with alliances based on shared participation in religion, merchandise and self-improvement concepts, many in the Faith movement came from non-Pentecostal backgrounds or the Charismatic movements.
In an effort to find solidarity and a heritage behind which they achieve personal perspective, they often readily identify with and embrace the storied history of pioneering Pentecostal days. The sacrificial lives of the first Pentecostals who endured privation and persecution decades before the Charismatic movement even existed are upheld as examples of a spirituality they seek to dig roots deeply into.
And they and their own disciples, fanning out with innumerable church plants and parachurch innovations have gone on to cultivate a degree of political, spiritual and economic strength that would have astonished many a Pentecostal pioneer who came from the “wrong side of the tracks,” a potential not lost upon the business world. Faith ministers, driven by an aggressively entrepreneurial vision to penetrate the world with the Faith movement message, have developed churches and outreaches with a dynamism and passion that defies the religious status quo – wielding a social and cultural influence unthinkable by Pentecostals only a generation or so ago.
What Does “Prosperity” Name And Claim? A Summary
It is the promise of a healthy, wealthy and blessed life as the birthright of all Christians that attracts so many to the Faith movement. “Faith churches” are almost always Charismatic or Pentecostal in spirit and are usually marked by a vibrant, enthusiastic and genuinely appealing congregational life led by equally lively ministers who may call themselves “five fold” pastors, teachers, apostles, prophets or evangelists.
They can be found in virtually every socio-economic layer of Christian culture under the sun. You can find Faith doctrine thriving in the megachurch with tens of thousands of members as well as in the storefront hovel attended by three or four families. The heart of the Faith movement’s teaching can be summarized as follows:
First of all, Faith teachings claim that God has always dealt with mankind through the usage of covenants and that he is legally bound by the New Covenant of New Testament Christianity to bestow blessings upon all Christians since it was sealed through the shed blood of Christ. Faith teachings then go on to say that, under this covenant agreement with God, spiritual laws have been revealed for believers to enjoy their legal birthrights as children of God, rights that mandate the Christian to enjoy a life of rulership over sin, sickness and poverty.
We are literally a New Creation, a new breed of people supposedly destined to an abundant, triumphal life lacking nothing. And finally, the Faith movement teaches that the key to a successful Christian life is the development of a personal and positive confession that uses “words of faith” to release powerful spiritual forces that will spiritually materialize literal blessings – be they for healing, direction, or prosperity.
With divine authority, Christians can speak “victory” that forestalls defeat of any kind and “life” into situations where the powers of death seem imminent. These “words of faith” are empowered by spiritual forces, governed by spiritual laws so all powerful that even God Himself must exercise faith in them to accomplish His will.
The lifestyle of the Spirit-filled believer, then, need not be a powerless and fruitless exile in a dreary world where enemies lie in wait to overturn one’s faith. The New Creation’s realities, so it is said, have restored to the Church manifold blessings through the supernatural power of God meant to enable it to rise to a level of glorified victory over all earthly problems. This level of blessing is a foreordained heritage unknown to a powerless church, it is believed, because of clinging to the deadening traditions of men that have blinded it to these “lost” truths (click to hear a Faith “revelation” by Real Audio).
It is no wonder then that the Faith movement champions the concept of receiving these special truths from God by a spiritual illumination popularly known as “revelation knowledge.” This spiritual faculty supplies “rhema words” of direction and revelation as needed to the Body of Christ, and the principle source for them comes through the “five-fold ministry,” the clergy of the Faith movement. These fresh and new insights into Scripture are part of the New Creation’s authority for complete victory over all of life’s conflicts.
For those in need of a fresh touch from God, “holy laughter” and many other extraordinary signs and wonders are at the disposal of the redeemed who know how to walk in faith. “Generational curses”, demonic oppression, the bondage of poverty over families and nations can be broken through this Gospel of the “Anointing,” which was the “cornerstone message of the church”, “the message of the early church” as renowned Faith teacher Kenneth Copeland would have us believe (2)
So therefore, if these “named claims” are Biblical truths, than according to the very titles of their well known publications, Faith teachers are indeed showing us the way to a better Christian life. Why wouldn’t anyone want such a lifestyle? It is just this kind of exhilaratingly triumphal living that the titles of many a Faith author assure is the birthright of all Christian believers. Jerry Savelle’s “Victory And Success Are Yours” is one such book while a Kenneth Hagin tract edifies us with an discussion of “How To Write Your Own Ticket With God.” Marilyn Hickey shows us how to “Make Your Faith Effectual,” while Robert Tilton encourages us to “Decide, Decree, Declare” that victory will be ours.
When Charles Capps reveals that key to such blessings are through “The Tongue, a Creative Force,” then we need to be listening. As surely as Gloria Copeland has categorically declared that “God’s Will Is Prosperity,” it would seem then that far too many of God’s children are living beneath their privileges since so many of them (as the Faith teachers would tolerantly remind us) seem to do so.
Why should we want to struggle through life in such miserable states of lack, sickness, infirmity and struggle when, according to the Faith movement, we only need to speak to the mountain with words of faith and have it cast into the sea out of our way? The traditions of religion have for too long clouded our perceptions, and we need to make a clean break with them, so as to claim the inheritance of the King’s Kids. We should boldly “name it and claim it” – we should triumphantly make a confession that brings possession.
The Big Question : Is It In The Bible?
How does the movement support such a startling position as “divine health and wealth” from Scripture? All honest and thinking Christians, who are confronted with the apparently Biblical evidences that Faith teachers present to support their claims, however, must face the serious questions such claims raise: Has God truly given us such authority? Does the Word of God give us such power?
Most importantly, is the message of the Faith movement preserving the authentic Gospel of Jesus Christ? These articles are simply one Pentecostal’s perspective on these questions, an earnest attempt to supply a balanced and Biblical examination of the Word of Faith movement that won’t demonize but will discern, one that won’t scandalize but will be searching.
Let me take pains to emphasize none too strongly that this is not an attempt to attack or slander any Faith teacher whatsoever, but it is rather an examination of Faith teaching itself. The Word of God commands us in 2 Corinthians 13:5 and 1 Thessalonians 5:21 to continually “examine yourselves to see whether you are in the faith,” to “test everything” and to “hold on to the good.” Christians are all to “submit to one another out of reverence for Christ,” as Ephesians 5:21 exhorts us, and, in this spirit, we wish to humbly offer this assessment.
And once the Bible is opened up to examine it, honest examination will find that the “prosperity gospel” version of the Gospel has been Biblically weighed and found seriously wanting. The seriously fouled taproot of error within the Faith movement has been discerned in the clear light of God’s Word as being not only questionable but dangerously heretical.
There are three major errors of Faith teaching that are evident in its’ doctrine and practice as just summarized, although they are by no means the only ones. This contention is disturbing and saddening but Biblical tests show this to be true. For those whose convictions are centered around the Faith movement’s claims, this is not a popular or even desired observation but for the sake of Biblical truth, I cannot do anything else but uphold it.
So the following set of articles will seek to detail the contradictions and fabrications that are being mistaken as sound teaching in the Word of Faith movement which must be exposed for what they are. The spiritual survival and destiny of many Christians depend on their grappling with this critical question.
I know many Pentecostal and Charismatic believers who share similar concerns and disagreements with Faith teaching as I do. Our email inbox receives these almost daily and some of these have been posted on our website here. Ample evidence exists that many, many others within the Pentecostal/Charismatic movement (if not a silent majority) have seen the same fatal flaws – many of them ministers themselves.
Many have gone on record taking firm stands for an orthodox and balanced understanding of how faith should apply to Christian living. Yet far too many others keep these views to themselves in an all too quiet privacy of fear. It is the fear of the indignation of their Faith brethren, or even a fear that they might be found to be attacking the “apple of God’s eye” in full violation of the unwritten rule and Holy Ghost straw man that Christians must “touch not Mine anointed and do my prophets no harm” that silences them. Ultimately, it is the fear of man that pulls whatever conviction and spine out of many Christians when being faced with the choice of standing for what they know is true, and what they see all around them is popular.
But such an illusion of fear that one might “grieve” or “blaspheme the Spirit” and bring “disunity within the Body” only helps to perpetuate and cloak the real evil: the truly grievous blasphemy and division that Faith teaching itself has inflicted upon the Body of Christ. As has been mentioned in this and other articles, there has been a deafening silence of Pentecostal and Charismatic leaders who are aware of and are “personally opposed” to the practical errors of Faith teaching. Their silence alone, however, has directly contributed to not only the grief millions of Bible believing Christians, but to the infinitely greater degree of anguish that I believe Jesus feels when He beholds how it has impacted His Body over whom He is Lord.
Therefore, in regards to the Faith movement, I feel that I must speak compassionately, yet uncompromisingly. We are not dealing with a heretical cult group outside the pale of Christian orthodoxy. Instead, we are looking deeply within the Body of Christ to examine the teachings of fellow brothers and sisters who are, to their shame and the abject horror of Bible believers everywhere, energetically spreading a heresy no less twisted or unbiblical than the Mormon doctrine of godhood or the Boston movement’s abusive “shepherding” practice. We see added to this tragic situation an extraordinary tendency of many of these same Christians to debate defensively rather than dialogue deliberately with one another when personalities and positions become targets of scrutiny (3).
Usually, we will always find an explosive mixture of knee-jerk reaction, rather than thoughtful response. These same Christians will cry aloud “stop causing strife and judging everyone! You’re dividing the Body of Christ!” Yet, to remain shamefacedly silent when error is being called truth only contributes to the actual division of Christ’s Body – I cannot allow such a travesty of Christian faith go unchallenged and unopposed (and such was the situation that Ezekiel prophesied against in the opening Scripture text we’ve quoted).
The heart cry of Paul the pastor found in Acts 20:26-31 voices so well the inner passion of any true shepherd concerning the subtle deceptions from within that confront the Body of Christ. I cannot remain silent, either. No Christian filled with the love of God will fail to stand for the truth of God also. And it is long overdue for those voices calling for discernment to speak up and be heard.
The overall principle of Scripture that most compels me, however, to persevere in such an examination is a Biblical mandate that no one can ignore: test everything and hold fast to the good (1 Th. 5:21). Therefore, this Pentecostal’s perspective on the subject endeavors to assess the Word of Faith movement’s claims in the light of such an absolute. Not every Pentecostal or Charismatic will agree with this assessment, and I have no illusions that they will. The pastoral concerns that stir me when considering how Faith teachings confuse, amaze and overthrow the faith of many Christians haunt me to this day, and are also part of the motivation the Holy Spirit uses to spur me on in this investigation.
Case in point:

In October, 1987, I was returning to Lee College after a fall break “invasion” of evangelistic work with some fellow college students. No sooner had we gotten out of the rickety old van that we had driven half the day from Florida back to Tennessee than I found myself almost knocked over by a young girl, a friend, who we’ll call Sarah who had been waiting nearby for the van to arrive. She was in tears, and it was clear that she’d been crying for a good while. Her embrace was that of a drowning woman desperately looking for a hand of rescue, and her trembling fairly shook her whole body. It took me a few minutes to calm her down enough to understand the torrent of frenzied questions she was hurling at me.

Sarah had been a stroke victim – even though a young woman of around 23. Her subsequent physical and speech therapy had only helped minimally. She walked with a distinctive limp and had some slurred speech, although mentally she was completely unaffected by the stroke. We had become friends at Lee after having met in the chapel services. That weekend, while I had been away, she had gone to a local restaurant and had been noticed by two students there who were from the New Life Bible College, a local Word of Faith school founded by a Kenneth Hagin associate named Norvel Hayes.

Convinced that the Spirit was leading them, they hailed her at her table and began to insist that if she had enough faith, they could lead her in prayer and deliver her of her physical infirmity. The subsequent impromptu prayer session that they forced upon her became loud enough for the restaurant manager to notice, and who insisted that they leave if they were to continue to pray. After helping Sarah out to her car, they continued to pray for a time with her, then left her with the parting observation that a besetting demon of sickness was inflicting her and that if she was ever to be delivered, she needed for it to be cast out. This happened on a Saturday night, and for the remainder of that night and all day Sunday and Monday, she had lived in utter horror at the thought that a demon could be possessing her body.

I will never forget that wild gleam of sheer terror that blazed out of her stricken, reddened eyes when she gazed at me through the hot new flood of tears that she shed as she told me this story and begged me over and over, “oh Rafael, is it true? Is it true there’s a demon in me? oh, is it true?” The torment this brought her was truly fearful to behold – and the knowledge that such an edifying observation came from two “spiritual” young Charismatic Faith students filled me with a bewildered rage that someone so “learned” could so casually inflict spiritual abuse such as this in the name of God’s deliverance.

As my ministry has proceeded these past 25 years, I could relate so many other examples, but this one so well illustrated the human cost that must be borne by those who are forcibly confronted by the deceptive and destructive “truths” of Faith teaching and why it must be confronted vigorously.
The Unhidden Agenda: The “Kenyon Connection” And The Faith Movement
To understand where you are in life and where you might be going, you need to consider where you’ve come from. The rest of this article and the last portion of the second one will address how the Faith movement’s “prosperity gospel” arrived on the scene of Christendom in recent history. It did not come about overnight. Understanding the spiritual, social and cultural influences that brought it about will be vital before thinking about answering its claims.
While the teaching influences of Kenneth Hagin and Oral Roberts are the most well known, there is a third figure whose shadow towers over the Word of Faith movement and eclipses the other two. It is surprising to realize that most within this subculture of the Pentecostal and Charismatic worlds have never heard of E.W. Kenyon but are intimately familiar with his core teachings.
The impact of Kenyon upon the Faith movement was largely unrecognized until the early 1970’s when Faith teachers began to actively endorse his work as supplements to their own teaching. Hagin himself was profoundly influenced by Kenyon’s writings and along with Oral Roberts’ “seed faith” theology, the three men laid down the essential direction for the Faith movement itself. Tens of thousands of those who attended Hagin’s Rhema Bible School, such as Ray McCauley and Keith Butler, were thereafter introduced to his doctrine. For it is no secret that Kenyon’s books are routinely used as textbooks, devotionals and library holdings in Charismatic and Pentecostal institutions of learning around the world – they are still in wide circulation through Kenyon’s publishing ministry that to this day still preserves his work. The powerful sway of Kenyon is so widespread and so seemingly mundane that it continues unabated and hidden in plain sight.
Kenyon had been a young Free Will Baptist preacher and student at several schools in New York where he was born in 1867. In 1892, at the age of 25, he attended the Emerson School of Oratory in Boston and it was then that his doctrinal formation took the radical turn that it apparently did.
New England in the 1800’s was where much of the American development of what came to be called “New Thought” philosophy took place. During the early part of the 1800’s, a New Hampshire spiritualist named Phineas Parkhurst Quimby (who is sometimes cited as the “father of the New Thought movement”) (4) became convinced that mistaken beliefs were the basis of illness and that the discovery of “truth” led to cures.
Claiming these healing methods were used by Jesus, he counted as one of his disciples a young Mary Baker Eddy, who would go on to found the Christian Science movement in Boston. For a brief time, these concepts – also described as “Transcendentalism” – captured the imaginations of tens of thousands of converts across the United States, particularly in the New England and Californian regions with a revivalism almost as fervent and influential as that of the Evangelical movement. And it was during the height of its national popularity that Kenyon enrolled in a school where many of the faculty there were known advocates of the metaphysical positions of New Thought.
One of them was Ralph Waldo Trine, a New Thought writer and former classmate and contemporary of Kenyon who published his most well known inspirational work In Tune With The Infinite while Kenyon was his student. Trine was a faculty member of the college, and it is certain that Kenyon came into contact with him and his teaching during his studies there. Key concepts that were asserted so eloquently in Trine’s book (and certainly his teaching) were that existence was composed of two realms, the spiritual, which was causal and creative, and the material, which was the realm of effect and manifestation, fundamental truths to all New Thought proponents. The world of the spirit directly controlled the natural order by usage of the same laws that even Jesus “lived in harmony with” (5). “Thought forces” that bestow blessings or curses are part of a daily spiritual broadcast each human being emanates (p.91).
He also taught that humans have a spark of divinity within them that must be realized to raise their consciousness to higher and therefore happier planes of positive living, a realization that Jesus also made to “teach .. the Christ within.” (7). Such lofty words captured the imaginations of many people seeking a faith that “accentuated the positive” and downplayed uncomfortable thoughts like eternal judgment, repentance from sin and the acknowledgement of personal spiritual depravity.
Christian Science, the Unity School of Christianity and other religious “mind science” sects enthusiastically embraced writings like Trine’s and his book was a runaway best seller and is still considered today a metaphysical classic text. With his social presence and popularity at the Emerson school firmly established (8) and by his position as Kenyon’s teacher that he held, the seed thoughts of Trine’s New Thought teaching would eventually become evident in his later work (9).
Kenyon’s book New Creation Realities is a good representation of his essential thought and how he translated his New Thought indoctrination into Christian “doctrine.” He wrote that there are two kinds of Christians in the world, those who were bound by natural limitation and those transformed through the new birth into a literally new creation, a new race of spiritual supermen destined for absolute dominion as sons of God and masters of nations.
These of the “new creation” are filled with the “’zoe’ – the Nature of the Father that Jesus brought” through the resurrection – are enabled to imitate God through the use of His words to create enduements of power, blessing and healing. Being a “faith God”, a Deity that uses faith to “do things”, he has supplied to those who walk as part of the “New Creation” the same ability to use words as creative forces (10).
Through a proper understanding of the spiritual nature behind the work of redemption, no Christian need ever again have to suffer limitation and lack. Those who do are carnal believers, he went on to explain, whose lack of the Holy Spirit’s presence in their lives reaps for them a weak, powerless existence in the “realm of darkness where men walk by the senses” (11). Right thinking and right belief are vital to avoiding such a trap, with sickness and other forms of affliction being seen as fundamentally spiritual problems that betray unbelief and sin.
Another example Kenyon left for many contemporary Faith teachers was to freely paraphrase various Scripture passages as well as various Bible translations to support his doctrinal teachings and make many unwarranted doctrinal assumptions based upon them. Some of his paraphrases were highly suspect, yet became the foundation for much of his teaching on the “deeper life” of the “New Creation.” It also helped reinforce the concept of relying upon free usage of Bible paraphrases as authoritative sources for explaining “hidden” meanings in Scripture – not actual Bible translations themselves.(12)
Kenyon’s teaching would have remained outside the Pentecostal-Charismatic culture, overlooked and unseen, if had not been for the advent of Kenneth Hagin, who at the age of 20 became licensed with the Assemblies of God in 1937, when Kenyon was 70 years old.
In 1937, Kenyon’s devotional books were in wide circulation and his pioneering radio program “Kenyon’s Church of the Air,” broadcast from KJR in Seattle, were within reach of the Pentecostal communities of the prairies of Oklahoma and Texas of whom Hagin was a part. It is highly likely that this was how he came under Kenyon’s teachings: his claims of not having even heard of Kenyon until two years after his death in 1948 seem more like an attempt to evade closer scrutiny of his early ministerial influences. The similarities of Hagin’s work with Kenyon’s teaching are simply too close to be coincidental. They are also too important to be ignored or dismissed, for Kenyon’s interpretations became the backbone for Hagin’s doctrine and generations of Faith teachers who he would go on to influence.
Hagin’s prolific writings, magazines and tape ministries have spread vast amounts of his Faith teaching for many years, yet it seems that some of them weren’t actually inspired by direct revelation from the Spirit of God as he often likes to claim. Christian researcher and pastor D.R. McConnell has conclusively demonstrated that Hagin was not above plagiarizing the writings of others. His book entitled The Believer’s Authority was, in it’s original form an almost word-for-word copy of a Christian Missionary Alliance minister’s writings (there would not have been a new version of Hagin’s book in 1984 had an Alliance official not confronted Hagin with the plagiarization that same year) (13). This is most significant: without pausing to discuss the ethical implications these suggest in themselves, they do offer further clear evidence that Hagin’s doctrinal formation involved absorbing whatever popular sources he found around him. They also effectively call into question the divine inspiration that Hagin supposedly was operating under when these “revelations” came to him, and furthermore make suspect his subsequent declarations of prophetic teaching ministry.
If Hagin borrowed from a variety of teaching sources that included Kenyon’s work and then subsequently characterized it as part of a divine commission from God to “teach my people faith,” (documented in his biographical information printed in his tracts and books) then his labor is based upon occultic speculations passed off by Kenyon as cutting edge Christianity, as “revelation knowledge” straight from the throne of God. Hagin’s claim of breaking from worldly religious tradition is completely unfounded, and his reputation as a respected prophet-teacher within the Faith movement went on to assure a vast audience for the propagation of his retreads of Kenyon’s theology with most, if not all, of the participants being entirely unaware of it.
These affinities that Kenyon made with New Thought and which he apparently believed could be reconciled with orthodox Christian doctrine and practice are what McConnell calls the “Kenyon Connection,” a link that would extend deeply into the Word of Faith movement to unite it with the New Thought movement itself of the 1880’s. It is diabolically ironic that at the same time the Pentecostal movement was beginning to form, the occultic New Thought movement (complete with its own dynamic healers and preachers) was establishing itself firmly into the American religious topography, as if preparing for the eventual conflict to come. This conflict has been fiercely waged ever since by those within the Charismatic and Pentecostal movements who recognized it’s errors and empty promises and who have sought to uphold sound doctrine in the face of those who demand the shallow and the sham.
The Revival Of New Thought Gnosticism In Last Days Faith Teaching
We have observed that E.W. Kenyon’s teachings are a cross-breeding of Evangelical perfectionist piety and New Thought metaphysical teaching which have a connection with ancient Gnosticism, a mystical pagan tradition encountered by the early church. While Kenyon was not a Pentecostal, his writings often sound quite familiar to within Pentecostal and Charismatic circles, for their own doctrinal roots in the Christian holiness movement held to a distinctively Methodist theology of perfectionism, a theology that Kenyon would have been conversant with during his time. Having come from a Methodistic and Free Will Baptist background, he apparently adapted these Biblical concepts that were most familiar to him and reassigned to them new interpretations that were deeply colored with New Thought dogma. When considered carefully, Kenyon’s synthesis of Christian perfectionism with Gnosticism has less to do with “cutting edge Christian revelation” and more in common with a nineteenth century revival of that ancient pagan spirituality than anything else. There is no easy or diplomatic way to assert this, so the facts should be squarely considered. The Faith movement essentially upholds a modernized form of Gnosticism, an ancient Near Eastern spiritual movement that many in the pagan world earnestly sought hope within and it is E.W. Kenyon who became an earnest evangelist of error.
Gnosticism was perhaps one of the Church’s greatest threats from its earliest of days, overthrowing by perversion of the faith of many early Christians for it twisted the Gospel of Christ freely to clothe Gnosticism’s occultic worldview in the guise of Christian doctrine. It was centered around recovery of a lost revelation of sophia (the Greek word for “wisdom”) through the gnosis, an initiation into an expanded awareness of the world of the spirit and one’s exalted place within it.
This lost wisdom was a revelation of the universe as composed of both natural and spiritual worlds, of an occult worldview in which an unknowable God is manifest in spiritual “emanations” such as Christ and sophia. The spiritual world was the highest reality, and the world of the flesh smothered one’s spiritual faculties with a crushing and blinding weight that prevented humanity from redemption of its ignorance of the spiritual. (14)
While Gnosticism had various schools of thought on this it was generally believed that the uninitiated were “dead” due to their ignorance and in need of being “resurrected.” Those who did not possess the hidden sophia stood in dire need of being released from the bondage of physical corruption. It was of paramount importance that the soul be “awakened from the sleep of death” in the tomb of the physical body before it could be ultimately and fully liberated after the death of the body.
Having achieved this resuscitation, the Gnostic initiate was then spiritually lifted into what was called the pleroma, or “fullness” (a realm where ultimate reality – the spiritual plane where God reigned) and was assured by their Gnostic masters that they alone were the spiritually pure who understood all things for what they really were.
The allure of receiving special revelation for spiritual insight was what was so attractive to both pagans and Christians. The Christian concept of redemption by the revelation of Christ was foreshadowed in Gnosticism’s emphasis on spiritual deliverance and cunningly reinterpreted by many false teachers who wandered from church to church in the ancient world. Since the Gnostic “resurrection” was simply a spiritual experience of expanded insight and awareness, it made works of the flesh beneath any great concern.
Being “pure,” therefore, moral or ethical concerns were of no consequence to the “spiritual” Gnostic. These implications were not lost on the the various Gnostic sects in the ancient world such as the Borborite Gnostics (who committed sexual abominations beyond belief) and the Archontic Gnostics (whose ascetic excesses, according to the early church leader Epiphanius, “ruin(ed) their bodies”). (15)
Gnostically-influenced Christians who would not bow to these immoral excesses, however, were not above a self-exalting pursuit of new revelations of spiritual power and insight and not above creating divisive factions within the Church to achieve them. Paul’s struggles with Christians wholly preoccupied with such fantastic self-delusions are seen in many of his New Testament epistles (16).
Many Bible scholars have concluded that some of the references to “the spiritual” who withstood apostolic authority in 1 Corinthians were Paul’s own responses to Gnostic influence among the overzealous in Corinth. It has also been suggested that the explicit references to the Incarnation of Christ in the New Testament epistles were also written to directly counter the seductions of Gnostically-influenced oral traditions among the early church that denied His physical nature, historical existence and full deity.
While Gnosticism was driven underground with the rise of the Church’s temporal power in the third and fourth centuries, it was never fully eradicated. It survived among an occultic elite across time that included the Rosicrucians and other practitioners of metaphysical philosophy.
It’s fundamental principles were revived by the advocates of the New Thought movement and differed from its first century form in one important form: unlike the first century version of Gnosticism, which was filled with fluid pagan thought and mysticism, the New Thought revival attempted to incorporate a well-established and highly developed Christian worldview into its belief system. The high moral and ethical ideals of the then dominant Christian culture in America were woven into a supremely subtle New Thought counterfeit that, in effect, undercut and reinterpreted Christianity itself. The targets of this deceptive work were a new generation of spiritual seekers in Western civilization whose diligent inquiry took place long before the Pentecostal movement began.
The parallels between Gnosticism and New Thought are well documented and the worldview they share is echoed in Kenyon’s teaching, which directly shaped the Word of Faith movement’s doctrine and practice. Both advocate a mystical approach to inner spiritual illumination through a process of initiation involving acquiring knowledge of spiritual laws. Both present a dualistic worldview sharply distinguishing the inferiority of the natural world to the power of the spiritual world, where good and evil are equally powerful, eternally at odds with one other. Both systems declare that with the right kind of thinking and speech, spiritual objectives such as salvation, revelation and self-transformation are within the full grasp of the initiate after mastery of those same spiritual laws.
So by taking its cues from the Pentecostal passion for direct action, the movers and shakers of early Faith teaching readily adopted a proactive position in which they would seek the hand of God. But along their individual spiritual journeys, sober consideration of the Biblical mandates regarding the true relationship between faith and practice was ultimately subordinated to Pentecostal pragmatism. Spirituality that “works” has always been a prized emphasis of the seeker in any religious community, especially in Evangelical circles where Pentecostal and Charismatic impulses are embedded. Tragically, the neglect of careful Biblical study by Christian leaders that might provide an appropriate check in questionable or extremist doctrinal and practical formation is too readily apparent in church history. I assert that it again occurred here.
The desire to perpetuate popularity and notoriety at the expense of truth is a historic weakness of the Church when quick solutions are demanded of it. With such potent impulses for spiritual innovation in Western spirituality at work, we can see how these neo-Gnostic principles as set forth by the American New Thought movement became enthusiastically combined with Pentecostal Christian spirituality to birth the Word of Faith dogma. It is just how this errant doctrine has leavened the Faith movement that we will explore in our next article as well as how the principles of the occultic New Thought movement have been foisted off by “anointed” preachers as cutting edge “present truth.”

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ENDNOTES
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(1) The consolidation of mass media power as wielded by the Trinity Broadcasting Network today, as pioneered by the work of Jim Bakker’s PTL Club and Pat Robertson’s CBN television networking, is a fascinating story in itself that goes way beyond the scope of our work here. An interesting master’s thesis authored in 2006 posted online explores the concept of TBN as being a microcosm of the Faith movement itself and can be accessed in PDF file format here.
(2) Copeland, Kenneth. “Now, That’s Good News.” Believer’s Voice Of Victory, April 1995, p. 3.
(3) One sad example of many I could cite involved a young woman I’ll call Angela. She attended a well known Faith church here in Cleveland and had come out of an aberrant cultic movement and had become a devoted student of Faith teaching. Having mutual interests (the “full gospel” Christian life and reaching cult members for Christ), our fellowship was sweet but short lived. When she asked me my honest opinion on the Faith teaching of another popular Faith minister in town, and I responded that I had serious issues with his doctrine as well as his practice, her face fell and she became very quiet.
She then began to tearfully and earnestly voice a passionate concern that I had just “spake curses” on a man of God and that it deeply upset her that I would pass judgment on another Christian’s ministry. By simply questioning the quality of the teaching, Angela felt that I had committed an unspeakably mean spirited sin against this teacher. Shaken, she left our home and we never saw her again. It is this kind of emotion-laden reaction against anything remotely sounding like criticism as expressed by legions of sincere Faith Christians in defense of Faith clergy that guarantees the Faith movement much its invulnerability to real discernment. We will discuss this point more fully in our next article.
(4) An excellent Christian overview of how the New Thought movement factored into a larger general revival of metaphysical spirituality that swept Western civilization was published in Todd Ehrenborg’s study book entitled “Mind Sciences” (Zondervan, 1995) which can be purchased here. Click here to find a collection of links about the present state of the New Thought’s spiritual legacy, that being the religious and mind science movements still active today.
(5) Trine, Ralph Waldo. In Tune With The Infinite, (Dodd Mead, 1921), p. 167
(6) ibid, p. 91
(7) ibid, p. 90. Here we see yet another subtle redefinition of Christian truth in the redefinition of the term “Christ.” The Biblical definition of “the Christ” is a direct reference to Jesus, God the Son Himself as the “anointed one” ( ), the exclusive Chosen One and Savior of mankind whose prophetically foretold death, burial and resurrection would provide a very real and very literal salvation to those who would believe upon Him and His work. However, Trine – like many false teachers – freely rejects the Biblical truth and historical fact of Christ’s revealed identity to redefine it in terms much more comfortable to New Thought ears as “the immanence of our Father-God in humanity; the fact that individual men are separate items in a vast solidarity in which Infinite Mind is expressing Himself. Jesus has shown us what the ideal is to which that principle will lead . . . . The mystic Christ will win us here or hereafter. To find him within us now, to let him conquer us now, to recognise him as Emmanuel, God with us, God for us, God in us, is the secret and the soul of spiritual progress.’ It was the divinity of man that the Master revealed — the true reality of man — in distinction from the degradation of man. This it was that he realised in himself, and that he pleaded with all men to realise in themselves.” (emphasis mine – quote taken from an online version of Trine’s book The Man Who Knew accessible here). The claim that this “divinity of man” is what it means to have the “Christ within” is a long standing one adopted by syncretic New Age teachings for many years. So Trine’s lofty exaltation of human nature as essentially divine is typical of many New Thought suppositions that deny Christian truths, such as those which assert just the opposite, that man is essentially depraved.
This painfully misguided assumption that he reinforces underlies such erroneous belief systems from Hinduism to Mormonism to the New Age movement and is a restatement of the central Lie of Satanic origin first recorded in the garden of Eden at man’s fall : “For God doth know that in the day ye eat thereof, then your eyes shall be opened, and ye shall be as gods, knowing good and evil,” (Genesis 3:5).
With this kind of deception introduced into the mind of man, that secret knowledge once attained will elevate him to the same exalted plane as God Himself, it was only a matter of time before it would be restated throughout depraved mankind throughout the history of religion. Trine’s reflection leaves little doubt where his doctrine comes from: “I sometimes hear a person say, ‘I don’t see any good in him.’ No? Then you are no seer. Look deeper and you will find the very God in every human soul. But remember it takes a God to recognize a God. Christ always spoke to the highest, the truest, and the best of men. He knew and he recognized the God in each because he had first realized it in himself. .. What a privilege and how enjoyable it would be to live and walk in a world where we meet only Gods. In such a world you can live. In such a world I can live.” (p. 92-93) As we shall see in the following articles, this blasphemous teaching has found enough fertile ground to survive today in the Pentecostal and Charismatic movements in some form, although by no means is it the only circle of “Christendom” where its deceptive lie can be found.
(8) In an irreverent 1900 essay published by the “Philistine,” a periodical of the literary Society of the Philistines, Trine’s popularity around the social circles of the Emerson School of Oratory was noteworthy enough to be a subject of no little attention. An excerpt of this essay with information on Trine can be found here.
(9) In his seminal work A Different Gospel, (Hendrickson, 1995 – updated version), D.R. McConnell has done an outstanding job in demonstrating how fully dedicated to the New Thought cause that Emerson College’s mission and faculty were. He also recounted an incident in the life of Kenyon in his later years – as recollected by another ministerial acquaintance Ern Baxter – that gave great insight into how well Emerson College fulfilled it’s mission. While on a visit to his home, Baxter recalled finding Kenyon
sitting at a reading spot in my living room where I had some miscellaneous books in a shelf, one of which was Mary Baker Eddy’s Key To The Scriptures, which I kept there for reference purposes, being vigorously opposed to her whole position from just about every standpoint. But I found him reading it, and I smiled as I passed by, not wanting to disturb him. I came back 30 or 40 minutes later and he was still reading it. .. I made a comment and he responded very positively that there was a lot that could be gotten from Mary Baker Eddy. That alerted me. I can’t say it surprised me, but it alerted me to the fact that he probably wasn’t formulating his faith positions entirely from sola Scriptura, and that he was influenced by the metaphysicians. (emphasis in original) (p. 26)
A young minister, John Kennington, who looked upon Kenyon as a mentor, had conversations with him in which he could “remember him saying ‘All that Christian Science lacks is the blood of Jesus Christ.’ .. He admitted that he freely drew the water of his thinking from this well” (emphasis in original) (p. 25)
(10) Kenyon, E.W. New Creation Realities (1945)
(11) ibid,
(12) ibid,
(13) McConnell, ibid, p. 67-69.
(14) Rudolph, Kurt. Gnosis (Harper, 1983), p. 190. An absorbing perspective by the late Travers Van Der Merwe on how Gnosticism has impacted the church can be found in his book he coauthored with his wife Jewel entitled Strange Fire: The Rise Of Gnosticism In The Church (Conscience Press, 1995) and can be found online here.
(15) ibid, p. 257
(16) 1 Corinthians 1:22-29, 3:18-21, 2 Corinthians 11:1-4, Galatians 4:8-11, Ephesians 5:8-17, Colossians 2:20-23, 2 Timothy 3:1-9 are just a few of these New Testament references to divisive spiritual challenges whose practical and doctrinal affinities scholars feel are references to Gnosticism and the ancient mystery religions of Greco-Roman influence in the ancient world.
http://www.spiritwatch.org/firefaith1.htm

Predicas del pastor Tobi Junior

Predicas del pastor Tobi Junior
¿Y A TI QUIÉN TE CALIFICA?
Primer año de gobierno de Salvador Sánchez Cerén.
Publicado el 31 Mayo 2015
A un año de gobierno del actual Presidente Salvador Sánchez Cerén, parece que olvidaron que el maestro es él y no nosotros, los medios de comunicación escritos, los analistas, los politólogos y nosotros los todólogos también aprovechamos el momento para esbozar opinión en el tema del rumbo del país el cual conformamos todos; la gran mayoría arremetió en contra de su gestión con encuestas, reportajes, trabajos de investigación donde la mayoría son realizadas por empresas de derecha quienes publican lo que les gusta y no siempre la realidad.

La nota está abajo de cinco en base a diez, asusta ver la realidad actual del país en el que vivimos, las pandillas nos tienen de rodillas a unos orando y a otros por el dominio territorial, la tasa de desempleo juvenil es alarmante, la falta de inversión es notoria, la poca o nula seguridad ha llegado a oídos del mundo en general. Los salvadoreños estamos cansados de promesas vacías; pero asusta más ver lo que nos espera si esto no cambia para bien en un plazo determinado, no esperemos un cambio si no enmendamos nuestros hábitos.

Lo normal en El Salvador es pedir mordida (soborno) para cada proyecto asignado, lo normal en El Salvador es el nepotismo, lo normal en El Salvador son los favores entre partidos políticos y amigos que están en lugares claves, lo normal en El Salvador es que los ricos van al hospital y los pobres a la cárcel, lo normal en El Salvador es frenar la investigaciones importantes por reconocer quien se robo una gallina, lo normal en El Salvador es hablar del gris para que nadie note tu negro; es esto lo que debe parar, algo debe cambiar y alguien debe liderar este cambio.

No pretendas culpar a un hombre de 70 años quien lleva 365 días en la silla más difícil del país por tus problemas personales, que sumados llamaremos problemas de país, analiza cómo está tu actitud ante la necesidad de otros, analiza el calibre de tus palabras ante la problemática nacional, qué culpa tiene el presidente de tu manera desmedida de gastar, qué culpa tiene el actual presidente de la manera como tú y yo educamos a nuestros hijos, me puede criticar o satanizar pero eso no cambia tu realidad ni tus valores; es tiempo que cada uno de nosotros hagamos lo que nos corresponde y de manera inmediata.

¿Y a ti quién te califica? Somos prontos para hablar y tardos para escuchar, somos buenos para criticar y malos para generar cambios ¿Qué nota te pondrías tú si fueras tú el evaluado? ¿Estás seguro que llegarías al 5? si tu respuesta es sí felicidades, pero si tienes duda te recomiendo que hagamos tú y yo lo que nos corresponde para que los que están también gobernando hagan lo que a ellos les corresponde y así todos sumando esfuerzo tendremos un mejor país en los próximos 365 días.
Abandonemos la crítica y pongámonos a trabajar, no más confrontación y más acción, termino preguntando ¿y a ti quién te califica?
SANTO MONSEÑOR, SANTOS TODOS
Publicado el 23 Mayo 2015 / Escrito por Pastor Toby Jr.
Perfecto y libre de toda culpa (Santo) es todo aquel que ha nacido de nuevo por medio de nuestro Señor Jesucristo así lo enseña la Biblia, Santo Monseñor, Santos todos, no es el hombre quien eleva su condición ante los hombres es Dios quien eleva la calificación del hombre ante su presencia por medio del derramamiento de la sangre de su hijo en la cruz del calvario.
Romanos 3:24: siendo JUSTIFICADOS gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, VRV 1960.
Santos (< latín (sanctus); griego αγίος (hagios), hebreo (kadosh) [‘elegido por Dios’ o bien ‘diferenciado’, distinguido’ según el pensamiento contemporáneo hebreo) tomado de http://es.wikipedia.org/wiki/Santo son hombres o mujeres destacados en las diversas tradiciones religiosas por sus atribuidas relaciones especiales con las divinidades o por una particular elevación ética; este segundo sentido se preserva en tradiciones espirituales.
Efesios 1:4 según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos SANTOS y sin mancha delante de él,
Tu Santificación y Adopción a la familia de Dios es por medio de la fe y exclusivamente por medio de la fe en Jesús quien nos da el privilegio de ser llamados Santos ante los ojos de Dios, el primer paso es la justificación de tus faltas o pecados; esa se logra con la confesión de los mismos al Padre (DIOS) y no a un simple mortal, nadie que no haya derramado sangre tiene la potestad de perdonar pecados sino solo aquel que es Santo y Puro aquel a quien las escrituras le llama el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo Jesús.
1 Corintios 6:11: Y esto erais algunos; más ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido JUSTIFICADOS en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
Santo Monseñor, Santos todos aquellos que confiesen con su boca que Jesús es el Señor y que creyeron es su corazón que Dios le levantó de los muertos, esta fiesta es para todos, no para algunos pocos esta fiesta es la celebración que Dios en su gracia decidió darnos una segunda oportunidad; nos dejó un camino para llegar al Padre que es Jesucristo. 1 Juan 1:9: SI CONFESAMOS nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
No te equivoques la Biblia revela la perfecta y correcta voluntad de Dios y ella nos enseña las palabras de Jesús que hoy nos recuerdan en Juan 14:6 Jesús le dijo: YO SOY EL CAMINO y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Santo Monseñor, Santos todos.

¡MONSEÑOR NO ES DEL FRENTE!
Publicado el 29 Marzo 2015 / Escrito por Pastor Toby Jr.
Todo el que predica el evangelio de Jesús termina pagando un precio, por ello la base de mi tesis la encuentro en Jesús de Nazaret quien por dar libertad a sus escogidos pago el supremo precio entregando su vida por nosotros los pecadores; Monseñor Romero no es del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) Monseñor Romero es de El Salvador.
Su mensaje de libertad impactó a diferentes generaciones y sus acciones siempre respaldaron sus mensaje, te preguntarás ¿Qué hace un pastor evangélico escribiendo sobre este tema que todos quieren politizar?, pues es para mí un honor tener un ejemplo a quien seguir en muchas de sus acciones y enseñanzas pero sobre todo en el carácter de siervo que todo líder religioso necesita.
Su personalidad no es como muchos la pintan, según puedo hoy investigar la humildad fue su tarjeta de presentación y esa sencillez aprendida de su máximo líder Jesucristo, que la reflejó hasta el último momento de su vida, y en especial cuando hasta su vida corría peligro por cada del Evangelio que predicaba.
Su legado no se puede ocultar con un sol tan grande llamado orgullo, ni los ricos, ni los pobres pueden negar que sus palabras siguen vivas en cada corazón que ha tenido el privilegio de escuchar sus mensajes; sus enemigos hoy sufren por el motivo de su beatificación lo cual es entendible ya que no que comparten ni compartirán sus enseñanzas por el amor desmedido al dinero y comodidad.
Su muerte permitió visibilizar a nuestro País en el mundo entero, ahora el mundo entero conoce de un País que lleva un precioso nombre “El Salvador”. Donde las injusticias están llegando a su final aun con el precio más alto a pagar que es la misma muerte de un Mártir como lo es Monseñor Romero.
Tu reto ahora es no permitir que esta historia se repita, no podemos matar a nuestros pastores y pretender que todo sigue igual, los responsables de este tipo de acciones deben comparecer ante la justicia Humana ya que ante Dios ya están condenados por sus acciones y decisiones, no te quedes en silencio abre tu boca por el mundo y pregona esta verdad.
Monseñor no es del frente, Monseñor es de El Salvador.
Publicado el 2 Febrero 2015 / Escrito por Pastor Toby Jr. ← Previous Post Next Post→
¿CÓMO VIVIR COMO UN GANADOR?
Publicado el 2 Febrero 2015 /
Seamos honestos no conozco a nadie que le guste perder, todos competimos no por participar competimos para ganar. Una marca de motocicletas Europea tiene como principio publicitario una frase que dice: “Competimos para ganar, no por participar”. Ese tipo de pensamiento me motiva a compartir contigo hoy: ¿Cómo vivir como un ganador? No toda guerra se gana, pero de toda guerra se aprende, es por ello que hoy te motivo a no enfocarte en la batalla perdida como tal, sino en la experiencia ganada en todo lo que duró dicho combate; la pérdida de la motivación tiene mucho que ver con la manera de cómo enfocas tu mirada; ya que a pesar de haber llegado a la meta primero, estas más cerca que ayer.
Focaliza tus esfuerzos, no podemos seguir como buenos todólogos; será necesario priorizar y enfocarnos en esas metas ya trazadas para este período de tiempo, no te detengas por la crítica, inseguridad, temor, o incertidumbre, corre esta carrera con los ojos puestos en tus metas prioritarias y no en las generales. Cree tu primero en lo que pretendes alcanzar en tu proyecto, no puedes desarrollar algo en otros, algo que tu no sientes primero; dedica tiempo a familiarizarte con tu motivación, desarrolla por ella esa pasión que a todos motiva y recuerda que el virus de la actitud es algo contagioso, si tú estás animado todos aquellos que te rodean o acompañan estarán en el mismo canal de buenos sentimientos.
Alimenta la visión a diario, en otras palabras analiza y celebra lo ya alcanzado para evitar entrar en etapa de frustración, analiza ¿Cuánto has avanzado? celebra las etapas ya conquistadas, felicita a aquellos que te acompañan en tu lucha diaria; para ellos entrega el reconocimiento necesario no por medio de otros sino con tus propias palabras o detalles como: Tarjetas, regalos etc.
No olvides sonreír, quien dijo: Si te gustaría no volver a trabajar en la vida, “Escoge hacer algo que te apasiona”. En otras palabras no olvides disfrutar cada etapa de la carrera, sea buena o mala, la ganes o la pierdas, el éxito consiste en disfrutar lo que haces no importando si eres el mejor o el peor si lo gozas será el reflejo de tu satisfacción personal como también será la motivación para aquellos que se quedaron en el camino al éxito.
Para vivir como ganadores necesitamos rodear nuestras vidas de personas que hablen nuestro mismo idioma, ¡El idioma de la fe!
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¡EL CAMINO DE LAS EXCUSAS!
Publicado el 12 Junio 2017 /
Ninguna mujer u hombre de éxito vive de excusas, los hombres y mujeres de éxito se sacrifican y fracasan cuantas veces sea necesario, es por ello que inicio diciendo que el éxito no es para todos; el éxito es para los que luchan por ello. No seas uno de tantos que viven lamentando lo que la vida te dio o sirvió en el plato, lucha por tus metas y sacrifica lo que sea necesario para alcanzar tus sueños sin olvidar que no hay mayor éxito en la vida que ser honesto, trasparente y alegre con todo lo que Dios te permite tener o alcanzar.
Esta semana encontré a un amigo taxista que conozco por mas 25 años, su edad oscilara por los 53 a 55 años; pero lo curioso no es su profesión o edad, lo curioso es que estaba estacionado al lado de otro amigo en común lo cual me puso en qué pensar ya que nuestro amigo en común tiene 45 años de edad y todos nosotros nos iniciamos en el cristianismo en las mismas fechas ó sea en los años 80’s en plena guerra civil de El Salvador.
Mi amigo taxista trabajó para mi padre en su empresa COPERMEC S.A. y mi otro amigo trabajó para mi padre en una empresa llamada TARSIS esta última dejó de existir en el año 2000. Ambos de una condición no muy privilegiada en aquella época, pero los dos aprendieron del mismo jefe, lo curioso es que uno de ellos optó por trabajar de sol a sol, y el otro optó por volver a la bebida y malas amistades; amigos los resultados no se hicieron esperar.
Han pasado más de 20 años y el que no estudió ni se preparó está en el lugar donde lo conocí, a diferencia del otro que se esforzó en sus proyectos y su misma ambición por prosperidad lo desarrolló de una manera ordenada y justa. Lo interesante de la historia es que cuando vi a mi amigo, el que no se esforzó, eran las 5:30 de la mañana y él estaba estacionado en las afueras de la casa de mi otro amigo quien tiene ahora una propiedad que está pagando al banco valorada en varios miles de dólares.
Este amigo en mención, el no esforzado, estaba con un vaso desechable de café, sin familia, sin casa propia, sin esperanza de obtener o llegar a tener éxito en este periodo de su vida por el simple motivo de no haber hecho un mayor esfuerzo para alcanzar sus metas o sueños, por lo contrario basó su vida en la crítica para aquellos que si se esforzaron y lucharon por sus sueños; ¿Será este nuestro caso hoy? ¿Estamos nosotros en esa misma ruta de excusas y remordimiento acompañado de un poco de envidia?
Mi invitación el día de hoy es a que dejemos la zona de la comodidad y pongamos a trabajar nuestra mente, alma y cuerpo por alcanzar nuestras metas personales sin olvidar que el éxito es un Don de Dios para sus hijos, con esto no pretendo que seas parte de la iglesia evangélica local. Lo que pretendo es que desarrolles una amistad para con Dios por medio de Jesús; que entiendas que es imposible hacer cosas grandes honestas y duraderas sin la ayuda del Creador de todas las cosas, toma tiempo para reflexionar y averiguar qué esté limitando el éxito en tu vida.
Te garantizo que no es la vida, no es Dios, es nuestra falta de oportunidades, es la comodidad disfrazada de falta de suerte; toma hoy mi consejo y permite que sea Dios quien te guíe a la bendición. No tengas temor de salir hoy del camino de las excusas.