Capital tico se queda en casa

El Financiero

Capital tico se queda en casa

Grupos del resto de la región tienden más a invertir y crear sociedades con empresarios vecinos

Ana Cristina Camacho Sandoval

La presencia del capital costarricense en otros países sigue siendo tímida si se compara con la experiencia acumulada por otras naciones vecinos.

Tres grupos empresariales centroamericanos se unieron para desarrollar en La Cruz de Guanacaste un ambicioso proyecto hotelero y turístico. Se trata del Grupo Pellas de Nicaragua, Grupo Motta de Panamá y el empresario tico Francis Durman, presidente de Grupo Montecristo.

En el 2004, Rodolfo Jiménez Borbón, líder de un conjunto de empresas costarricenses, encabezadas por Florida Ice & Farm, y accionista de Grupo Nación, se vinculó con Jorge Castillo Love, dirigente a su vez de uno de los conglomerados más poderosos de Guatemala, con más de 80 empresas bajo su sombrilla.

Ambos se unieron para adquirir un 33% de participación en el Consorcio Cervecero Centroamericano (Coceca), de Nicaragua, capital que antes pertenecía a la compañía salvadoreña Agrisal.

Una década antes, ya Florida había comprado 33% de este consorcio nicaragüense, dueño de las marcas de cerveza Victoria y Toña.

A pesar de estas participaciones entre empresarios nacionales y sus homólogos del Istmo, la presencia del capital costarricense en otros países sigue siendo tímida si se compara con la experiencia acumulada por otras naciones vecinos.

La descripción de estos conglomerados regionales y sus tendencias forman parte de un estudio realizado por la Universidad de Oslo en Noruega y la Universidad Nacional de Costa Rica llamado “Patrones de transnacionalización de los grupos económicos centroamericanos”, de febrero del 2012.

Los investigadores entienden el concepto de transnacionalización como la inversión y formación de alianzas fuera del país de origen, pero también alianzas con empresas transnacionales en el contexto nacional.

Para ser incluidos, los grupos tenían que tener relevancia empresarial a escala nacional o regional, con participación en dos o más sectores y con presencia entre 1990 y el 2011. El documento no incluye montos de capital ni tamaño de activos de los grupos ni de las empresas estudiadas.

Tímidas conexiones

En el caso de los grandes grupos empresariales costarricenses, la presencia en el resto de la región ocurre más por vía de exportaciones que por la alianzas y conformación de redes empresariales.

Incluso, existen ejemplos de inversiones que fueron desarrolladas en el pasado pero que cerraron.

Grupo Nación, por ejemplo, adquirió acciones parciales en el diario Siglo XXI de Guatemala y creó en Panamá el semanario Capital Financiero pero años después desistió de los proyectos.

Corporación Cefa –inmersa en el sector de cuidado personal y salud– decidió cerrar sus operaciones en Honduras y El Salvador, y vendió el 50% de sus acciones al grupo farmacéutico chileno Socofar.

“Debido a esta decisión, vendimos los negocios no relacionados y nos focalizamos en fortalecer la operación de Cefa en Nicaragua, Costa Rica y las Farmacias Fischel, de la mano con nuestro socio Grupo Socofar”, relató Arnaldo Garnier, presidente de Grupo Garnier.

Luego de superar el proceso de ordenamiento, modernización y búsqueda de eficiencias que se planteó el grupo en el 2008, ahora espera reactivar el plan de expansión.

Para Garnier, la experiencia de regionalizarse fue muy dura, dado que las condiciones operativas y de competencia en los países centroamericanos son muy diferentes de las de Costa Rica.

En el negocio de la publicidad y mercadeo, Garnier trabaja desde hace 20 años de la mano con la firma internacional Omnicom Group, lo cual les ha permitido tener oficinas desde Estados Unidos hasta Argentina.

Más agresivos

Por el contrario, el arribo de empresas centroamericanas en Costa Rica está lejos de ser tímida. Veamos.

Aquí están presentes las salvadoreñas Agrisal, con Plaza Tempo y el hotel Holiday Inn San José; Grupo Poma, con el Hotel Intercontinental y Multiplaza, y Simán, con su tienda en Escazú.

De Honduras están Malouf, que desarrollará un centro comercial en Alajuela, y Carrión, con varias tiendas. De Guatemala, hay capital de Multi-inversiones, con la conocida cadena de restaurantes Campero y Pollo Rey, y Grupo Progreso, que adquirió Abonos Agro.

Del vecino Nicaragua, están el grupo Pellas, con el proyecto en La Cruz; las bancos Lafise y Promérica y, de Panamá, el Grupo Motta que también participa con el hotel en Guanacaste.

La radiografía del capital regional varía según el país de origen: unos son dominados por grupos familiares, otros suelen ser más diversificados y con fuerte expansión regional.

Algunos, como en los de Nicaragua, la expansión estuvo influenciada por conflictos político-militares –diáspora empresarial postsandinismo– hasta consolidarse en grupos fuertemente regionalizados y diversificados.

Hallazgos principales

Benedicte Bull, profesora de la Universidad de Oslo, y Aléxander López, director de la Escuela de Relaciones Internacionales de la UNA, detallan otras conclusiones del estudio.

Varios consorcios invierten fuera del ámbito centroamericano, por ejemplo, salen a Colombia, Dominicana, Estados Unidos y, en menor medida, a Brasil y China.

Y pocos tienen una estrategia integrada de regionalización; responden más bien a oportunidades de inversión o compra de empresas existentes.

La mayoría tiene algún grado de relación con firmas transnacionales, en distribución operador de franquicias o alianzas estratégicas.

En cuanto a estructura interna de los grupos, la mayoría sigue siendo familiares; otros –la minoría– son liderados por miembros claves de la familia que controlan empresas donde la familia es único propietario.

Hay tendencias de las familias en participar en gran cantidad de empresas que permiten crear redes de inversiones.

Ahora bien, ¿cómo enfrentan a la competencia de firmas transnacionales?

Bull y López estiman que una acción es la expansión regional así como la diversificación de los grupos.

“Se ve una tendencia de que los grupos más diversificados sectorialmente son los menos regionalizados o transnacionalizados”, dijo Bull.

Respecto a los sectores, el estudio explica que hay un fuerte giro por sectores de naturaleza interna como el comercio, el inmobiliario y los de construcción, servicios turísticos y energía.

Esteban Brenes, profesor y coordinador del Área de Estrategia y titular de la Cátedra Steve Aronson de Estrategia y Agronegocio del Incae Business School, agrega algunas características.

El Salvador, dijo, es un país pequeño, con una guerra cruenta en el pasado y, últimamente, por su bajo crecimiento económico, muestra más agresividad en regionalizarse, especializándose en servicios, sobre todo en lo inmobiliario y hotelería.

Guatemala, por su parte, tiene grupos familiares grandes con fuerte presencia en bancos pero algunos todavía con raíces en la agroindustria.

En estos dos países es notoria la presencia de grupos extranjeros que han tomado el control de algunas industrias.

En el caso de Honduras, detalló Brenes, las operaciones tienden a ser más nacionales con tendencias monopolísticas en muchos casos.

“Nicaragua ha sido la fuente de varios bancos que, además por las características propias de su país, tuvieron que buscar una expansión regional, lograda con éxito”, afirmó.

Panamá, por su parte, muestra poca regionalización posiblemente por no haber participado en el tratado de libre comercio del Istmo y por ser una economía basada en servicios.

Con sello tico

El estudio recopiló información de siete conglomerados costarricenses: Rodolfo Jiménez Borbón, Grupo Sama, Grupo Cuestamoras, Grupo Zeta, Grupo Numar, Corporación Garnier y Corporación Improsa.

Benedicte Bull reconoce que, en general, no fue un proceso sencillo debido a que son agrupaciones familiares, que no cotizan en la bolsa de valores y no son muy anuentes a dar datos.

Fuera de las fronteras tienen presencia, por ejemplo, Grupo Numar, Zeta, Fifco y Garnier.

Empero, ¿por qué Costa Rica muestra menor dinamismo en vincularse con sus pares del Istmo y en ser menos diversificados y regionalizados?

Brenes lo atribuye a varios factores: hay una mayor cantidad de empresarios pequeños y medianos y la existencia de un sector público más activo en sectores como el financiero, telecomunicaciones y energía.

También puede deberse a la estabilidad política.

De todas maneras, en los últimos años –según la opinión del experto–, se empieza a notar que algunos grupos se han venido regionalizando en busca de crecimiento.

A la lista del estudio, EF incluyó otros grupos económicos fuertes del país con presencia en el exterior, a saber, Montecristo, capitaneado por Francis Durman, que es dueño del Hospital Metropolitano, de Propark en El Coyol de Alajuela y el Parque Empresarial del Este.

Está también Grupo Britt, que comenzó como una empresa de café (producto terminado y de valor agregado) con exportaciones permanentes a varios mercados. Más tarde –en la década del 90– montó un negocio turístico con el coffee tour y siguió (en el 2001) con un agresivo plan de internacionalización que hoy cubre 92 tiendas y presencia en 15 aeropuertos internacionales.

Es un grupo pequeño, no tan diversificado como otros y enfocado en torno a negocios vinculados con café (café, tiendas y tour ). Sin embargo, la mitad de las ventas provienen del exterior y el 50% de su planilla está fuera de las fronteras nacionales, dijo su presidente, Pablo Vargas.

Grupo Purdy, liderado por la familia Quirós, está centrada en el negocio automotor desde hace 54 años.

Por su parte, Grupo Marta, cuyo presidente es Agustín Monge, está dedicado a la administración de hoteles y restaurantes, al desarrollo inmobiliario y a bienes raíces.

Se intentó conocer la opinión de otros empresarios pero no fue posible.

El análisis de Esteban Brenes, del Incae, es que en el Istmo está sucediendo algo interesante: empresas medianas e, incluso, algunas pequeñas, se están también regionalizando.

“Luego desarrollan estrategias de crecimiento y cuando sus países ya no son suficientes o desean diversificar su riesgo país, buscan arribar en otros países”, acotó.

Cuesta notarlo, concluyó Brenes, porque lo están haciendo poco a poco y país por país.

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