San Salvador, 14 de marzo de 2011
Sr. Barack Obama
Presidente de los Estados Unidos de América
Presente
Sr. Presidente:
Dentro de pocos días Usted va a visitar nuestro país, la tierra de Monseñor Romero. Monseñor Romero fue un Obispo de la Iglesia Católica Romana que fue asesinado el 24 de marzo de 1980. El fue la voz de los sin voz. El Mártir y a la vez el Profeta de este pueblo. Y en su ejemplo y pensamiento nos inspiramos para compartirle las siguientes preocupaciones:
La guerra civil que vivimos el siglo pasado y luego un modelo de desarrollo depredador hizo que miles de salvadoreños viajaran a su país en busca de un techo para vivir y un empleo para trabajar. Y de esta forma ayudar a sus familiares que se quedaron. Esta historia ha unido a nuestros dos pueblos y hace que tres millones de salvadoreños vivan en las ciudades y campos de su gran nación.
Nos preocupa como Iglesia que miles de estos salvadoreños vivan en situaciones de angustia en comunidades de su país, por las persecuciones que realizan los cuerpos de migración. Ante los ojos de Dios nadie es ilegal. Oramos para que su Gobierno tome medidas para respetar los derechos de los migrantes indocumentados que son capturados y deportados, así como proporcione residencia permanente a aquellos que se han acogido al TPS.
Nos preocupa que en nuestro territorio, en Comalapa, exista una Base Militar de su país, que forma parte del sistema de seguridad militar de su nación. Su existencia es una amenaza para nuestro pacífico pueblo. Oramos para que su Gobierno tome medidas orientadas a devolverle a nuestro país su derecho a la soberanía sobre su suelo, como lo establece la Constitución de la Republica.
Nos preocupa que exista en nuestro suelo la Escuela Internacional de Policía, ILEA y que este sea un centro que sirva para adiestrar y fomentar prácticas represivas y violadoras de los derechos humanos en otros países latinoamericanos y en el nuestro. Oramos para que su Gobierno tome medidas dirigidas a trasladar esta institución a otro lugar.
Y nos preocupa nuestra relación comercial, y su marco regulatorio, el Tratado de Libre Comercio, TLC. Es un tratado internacional que nos fue impuesto de manera forzada, y que ha contribuido a profundizar la pobreza de nuestro pueblo. Oramos para que su Gobierno revise este tratado y elimine toda clausula atentatoria contra nuestros productores.
Finalmente, consideramos que es de beneficio mutuo construir una sociedad salvadoreña que no expulse a sus ciudadanos a otras naciones, para ganarse la vida. Por nuestra parte, con la lucha de nuestro pueblo, hacemos esfuerzos para cambiar esta situación y poder construir un El Salvador libre, independiente, democrático y próspero.
Que Dios le acompañe en esta visita que realiza a la tierra de Monseñor Romero.
Rev. Ricardo Cornejo Rev. Roberto Pineda